El
celebre ilusionista francés Jean Eugène Robert-Houdin hizo famoso el truco de
hacer crecer a un pequeño naranjo en unos pocos segundos, como lo ilustra el
siguiente video:
Pero también existen anécdotas sobre personas que realmente podían acelerar el crecimiento de las plantas, y a continuación les pongo
varios ejemplos de ello:
1) El conocedor de magia africana, Miad Hoyora Korahon, relató
lo siguiente:
« Por el año 1860 vivió en las Indias Occidentales un hombre
conocido como “Kongo Brown” quien fue uno de los practicantes de la magia Obeah
más destacados que se hayan conocido en esa región.
En una ocasión el Sr. Kongo Brown
dio una fiesta en su casa y para entretener a sus invitados les dijo que les
mostraría algo sorprendente. Primero mandó que le trajeran una pequeña planta
de plátano de unos cuarenta y cinco centímetros de largo.
Luego cavó un agujero en una esquina
del piso de arcilla de su casa, y allí sembró esa planta que luego cubrió con
una sábana. Se puso de pie, agitó las manos sobre la planta y le habló en un
idioma que sus invitados no entendieron.
Después de eso, el Sr. brown se puso a hacer otras actividades, y dos horas después volvió a centrar su
atención en la planta que, al quitarle la sabana se
observó que había crecido y que ahora tenía el doble de altura.
El Sr. Brown volvió a poner la sábana encima y
mantuvo las manos sobre ella durante algún rato, ocasionalmente murmurando
algunas palabras en ese idioma desconocido, y otros momentos charlaba con los
invitados.
Finalmente quitó la sabana y allí
estaba un árbol de plátano maduro, con un racimo grande y bien desarrollado de
plátanos. Y estos fueron debidamente cortados y comidos por los invitados.
Y las personas que me informaron de
este suceso fueron dos ancianos que estuvieron entre los invitados. »
(Theosophist, abril de
1891, p.412-415)
2) El investigador P.J.G. escribió
lo siguiente:
« Un viajero occidental del siglo XVII vio un fenómeno
parecido en el patio de una fábrica en Broach.
Menciona que un hechicero plantó una
estaca de madera en el suelo y se ofreció a convertirla en un árbol. Luego
improvisó una especie de tienda de campaña con una camisa sobre el perchero, y
entrando en ella, comenzó sus encantamientos.
De vez en cuando se quitaba la camiseta
y mostraba a los trabajadores que se había producido un árbol joven que estaba
creciendo rápidamente.
Esto continuó hasta que los
espectadores vieron ante ellos un árbol de varios pies de altura y cargado de
frutos.
Durante la operación uno de los
espectadores, al observar un desgarro en la camiseta, miró hacia adentro y vio
al hechicero cortarse el brazo y humedecer la clavija con su sangre.
Otros fenómenos fueron interceptados
por el capellán de la fábrica, quien expresó enérgicamente su desaprobación de
que los cristianos presenciaran y alentaran tales actuaciones, y habiendo
amenazado con negar la comunión a quienes persistieran en permanecer ahí, el
proceso llegó a su fin. »
(Theosophist,
diciembre de 1892, p.160)
3)
El periodista José María Íñigo Gómez tuvo varios programas en la televisión española donde
presentó a personajes enigmáticos, y cuando un entrevistador le preguntó quién
le había sorprendido más, él respondió lo siguiente:
« Me
sorprendió mucho un tal Matthew Hennings que traje de Inglaterra y que decía
poder hacer crecer las plantas con solo su fuerza de voluntad y efectivamente así lo hizo.
Nosotros
compramos un par de plantas que él no vio ni que tampoco tocó, y que estuvieron
guardadas dentro de un camerino todo el tiempo hasta que fue el momento de
sacarlas al estudio, y en ese momento unas edecanes las recogieron y las
llevaron al centro del estudio.
Entonces
el señor Hennings se acercó un par de metros, pero no tuvo ningún contacto con las
plantas, él se concentró y vimos como las plantas subían y subían. No crecieron desmesuradamente pero si vimos como las
plantas aumentaron su tamaño a la vista de todos.
Y
bueno, esto nos dejó muy asombrados porque la gente que no estuvo presente puede pensar que hubo algún truco, pero nosotros que si estuvimos ahí, para nosotros eso es
imposible porque fuimos nosotros mismos quienes compramos las plantas y el tipo no
tuvo ningún contacto con ellas y solo las vio en el último momento. »
(www.youtube.com/watch?v=rvi8NSAZdYI)
Isabelle Olcott
Mitchell fue la hermana del coronel Olcott, y sobre este tema ella comentó:
« Para quien tienen fe en el Ocultismo, en el Poder
Psíquico y en la Magia, me parece bastante fácil creer en los impresionantes
poderes de esta maravillosa mujer; pero confiar incluso en lo que el ojo y el
oído dictan al cerebro no siempre es fácil para alguien que ha sido educado en
una total incredulidad acerca de lo sobrenatural.
Durante nueve meses [entre 1876 y
1878] ocupé un apartamento en el mismo edificio que Madame Blavatsky (la
"Lamasería" situada en Nueva York) y por el contacto diario y la
asociación estoy quizás bastante capacitada para expresar mi opinión sobre esta
mujer.
Trucos
de los que los prestidigitadores se enorgullecen como plantar una semilla en
una maceta de tierra arenosa y hacer crecer una planta, como por ejemplo un
rosal en plena floración, le resultaban a Blavatsky tan fáciles hacer como a
ellos. »
(Word, enero de 1905,
p.182-187)
En
1884, Blavatsky y varios de sus colaboradores fueron invitados por la familia
Adhemar a pasar un tiempo en su mansión ubicada cerca de Paris, y William Judge
relató lo siguiente:
« Cuando fuimos al jardín arranqué un pequeño capullo de
rosa y lo puse en el borde del vaso entre yo y la hermana de la condesa que
estaba a mi izquierda, HPB estaba sentada a mi derecha. Esta dama comenzó a
hablar de fenómenos preguntándose si HPB podría hacer lo mismo que los fakires
indios [que hacen crecer muy rápidamente una planta].
Le respondí que
ella podía hacerlo si quería, pero no le solicité a HPB hacerlo, y añadí que HPB
podría hacer florecer incluso ese pequeño capullo de rosa de una sola vez.
En ese momento
HPB extendió su mano hacia la rosa, sin tocarla, y no dijo nada, continuando al
mismo tiempo su conversación y la cena.
Observamos el
capullo hasta el final de la comida y vimos que creció en ese espacio de tiempo
mucho más grande y se convirtió en una rosa casi completamente desarrollada. »
(HPB: en memoria de Helena Petrovna
Blavatsky, p.52-55)
OBSERVACIONES
A
nivel esotérico existen dos métodos para lograr esta hazaña:
El
primer método consiste en hechizar los sentidos de los espectadores para
hacerles creer que ellos están viendo crecer rápidamente una planta, cuando en
realidad eso no está sucediendo.
Y
Blavatsky explicó que esa era la principal técnica que utilizaban los faquires indios
en los tiempos antiguos para efectuar “el truco del mangifera” en donde hacían crecer rápidamente un árbol de mango. Aunque en
la actualidad ese conocimiento ya se encuentra perdido y los faquires
contemporáneos recurren a los trucos empleados por los ilusionistas.
Y
el segundo método utilizado (el cual es indicado en los casos de arriba)
consiste en acelerar realmente el crecimiento de la planta con la ayuda de los
espíritus de la naturaleza que se ocupan
del desarrollo de los vegetales.