Cuando le preguntaron
al maestro Pastor:
¿Cómo
vivir motivado por la luz del alma, a pesar de que uno no la percibe y que al no
percibirla, la inercia es la más fuerte?
El maestro respondió:
« El problema no es vivir a pesar de la falta de
percepción, sino que el esfuerzo a realizar es justamente en desarrollar esa
percepción, porque alguien que quiere tratar de vivir siendo motivado por la
luz, pero con la desventaja de no sentirla, o de la poca convicción de que esa
persona pueda tener. Eso es efectuar un esfuerzo que puede llevar a esa persona
al desánimo y a la neurosis. Entonces ustedes no deberían buscar vivir de esa
manera.
Tienen que tomar cada problema en su
base y simplemente vivir cada cosa a su debido tiempo. Todos quieren con gran
entusiasmo vivir la luz divina y servir a la luz divina, ser un guía para los
demás, o vivir en relación con un maestro o un iniciado. Y eso está muy bien,
pero ustedes tienen que efectuar las cosas en su momento correcto, y ese es el
secreto del éxito.
Debido a que no es suficiente con
querer recibir la luz para que la luz ya descienda sobre ustedes. No. Esa forma
de proceder es un acto inútil. Y por consiguiente no se culpen por no sentir la
luz divina. Eso es normal y requiere de un proceso que los llevará a ir
despertando vuestros sentidos espirituales cada vez más.
Así es que no se desesperen, y
tampoco mezclen lo emocional con el esfuerzo del discípulo, y simplemente
trabajen en desarrollar los medios para ser cada vez más espirituales, para así
paulatinamente ir percibiendo cada vez más esa luz.
Ustedes por ejemplo quieren que ya haya
paz en el mundo, debido a que hemos hablado de esto anteriormente, pero ustedes
no saben exactamente lo que es la paz. Y hasta que ustedes no lo sepan, no
pueden trabajar realmente por la paz. Así que antes de querer desarrollar la
paz en los demás, primero trabajen en desarrollar esa paz en ustedes mismos.
Sientan lo que es la paz en vuestro interior, y así ustedes podrán mejor trabajar
para que la paz exista también en los demás.
Y de la misma manera, si ustedes desean
trabajar por el amor, no se arrojen de lleno en actos de servicio, ya sea en el
voluntariado o en otra cosa, y de esta forma aguantando ser martirizados por
personas egoístas mientras que ustedes piensan que vuestro sacrificio es en
nombre del amor.
“Mira Jesús como me martirizo a mí mismo.”
o
“Mira maestro como me olvido de mi persona.”
NO
No hagan eso, sino más bien, cuestiónense
sobre las nociones de lo que es el amor, la grandeza que permite que exista el
amor, la alquimia energética que hay detrás del amor. Y al reflexionar sobre esas
nociones, ustedes desarrollarán el discernimiento. Porque para ir hacia la luz,
para colaborar con la luz y vivir la luz, es necesario primero poder
discernirla.
Cuando un marinero está en el océano
y quiere ir a un lugar, él debe saber leer el camino a través de las estrellas.
Pero si hay neblina, entonces el marinero se perderá por completo y en la
primera tormenta se hundirá.
Y es así como muchas personas de
buena voluntad, pero que aún no tienen suficiente experiencia con la luz, en el
primer escollo, en el primer obstáculo, o simplemente cuando se les ha agotado
su coraje y su buena voluntad; se derrumban, y en ese momento, incluso si
apareciera el maestro en persona, esos humanos se negarían a continuar porque
ya no podrían ver que quien está en frente de ellos es un maestro real.
Entonces, lo primero que necesitan hacer
es asegurarse de que ustedes pueden ver bien. Así que ya no sean ciegos. Y para
no ser ciegos, deben de tener un poco de discernimiento, conocer ciertas leyes.
Entonces, como lo he dicho mil veces, antes de querer avanzar por el sendero
iniciático, primero infórmense y aprendan.
Muchas personas llegan con una gran
nube de ignorancia, y justamente a causa de su ignorancia, ellas cometen muchos
errores. Así es que sepan que la ignorancia priva de la comunicación con la
luz, porque el individuo no sabe elegir, no sabe qué es lo que debe de hacer
para entrar en comunicación, para vivir una experiencia trascendental.
Entonces, antes que nada, instrúyanse,
ya sea uniéndose a grupos esotéricos o leyendo las obras de los maestros.
Edúquense ustedes mismos. Y tomen esa instrucción, no como un mapa que les
muestre lo que ustedes deben de hacer, sino más bien como una sustancia de
sabiduría que ustedes deben digerir y que les permitirá crear en ustedes
mismos, algunos clics de comprensión.
¿Qué es el entendimiento?
El entendimiento es un conocimiento
que se vuelve espontáneo. Es decir que ustedes aprenden los principios de
ciertas leyes, ciertas técnicas. Entonces aprenden algo que es muy esquemático
a propósito de las leyes y las energías cósmicas. Ese es el esqueleto del
conocimiento, pero lo que emerge después, de ese esqueleto por medio de la madurez
y la experiencia, esa es la esencia.
Lo que hace que incluso habiendo
aprendido poco, siempre y cuando sean las cosas principales y primordiales, posteriormente
cuando ustedes se enfrenten a un evento, se enfrenten a una elección, se
enfrenten a un cuestionamiento, habrá esa esencia que creará la respuesta. Y
ese es el entendimiento.
Entonces, primera reacción es ya no
ser más ciego, para así permitir tomar la decisión correcta y apreciar las
cosas a su justo valor. Y para eso ustedes tienen que instruirse y desarrollar
el discernimiento y el entendimiento, porque esa es vuestra brújula.
Y en segundo lugar, ustedes tienen
que purificarse. Porque tener conocimientos y desencadenar una comprensión
sobre las cosas superiores, eso no significa que ustedes ya hayan alcanzado la
purificación. Y purificarse es alinearse con la voluntad del plan, es realmente
integrar el papel cósmico que el Padre creador ha previsto para esta raza que se
llama humanidad.
Y cuando un humano comprende eso, él
puede ir a todas partes porque él sabe en ese momento lo que él tiene que
hacer. Y esto no significa que se convierta en un esclavo del plan y que no
pueda hacer otra cosa que no sea lo que el plan requiere. Absolutamente no. Y
ustedes comprenderán mejor esto cuando comiencen a percibir la luz divina.
Hay cosas de las que realmente no se
puede hablar porque es más una cuestión de la naturaleza intima que hay en ellas,
que de tratar de explicarlas, y es por eso que nunca podremos demasiado explicar
una naturaleza, porque para comprenderla ustedes deben sobre todo sentirla (como
por ejemplo explicar lo que es estar enamorado, es difícil, pero cuando ustedes
lo experimentan, lo comprenden inmediatamente.)
Pero créanme cuando les digo de que hacer
la voluntad de Dios no implica que el hombre sea un esclavo del cielo. Sino que
por el contrario, ya que ahí es donde el humano realmente se convierte en un Rey,
y esto sucede cuando el humano se vuelve consciente de su posición en la
Creación.
Desafortunadamente cuando le decimos
esto a una persona:
- “Sabes, hay una voluntad divina que
hay que escuchar, y también hay un plan de evolución que hay que efectuar, y tú
tienes que hacer tu parte del trabajo.”
Entonces la persona mira al maestro
y le dice:
- “No, pero eso no está bien, yo no
voy a comenzar a trabajar de acuerdo con las directivas de Dios, yo quiero
hacer lo que a mi me plazca en la Tierra, quiero hacer absolutamente de acuerdo
con mi idea, de acuerdo con mi propio plan.”
Y esto a menudo es lo que sucede,
incluso con algunas personas que han adquirido un elevado grado de iniciación.
Pero lo que el humano no comprende es que cuando él reconoce la posición que le
es reservada para él, entonces se convierte en un Rey.
El humano cree erróneamente que al
hacer la voluntad del plan, se convierte en un esclavo. Pero es todo lo
contrario lo que sucede. Y todos los mensajes envidados por supuestos
“instructores” que consideran al hombre como un esclavo de la voluntad divina,
no provienen de la luz, sino de la mente de individuos que ven las cosas de una
manera muy distorsionada.
E incluso entre los iniciados,
todavía hay algunos que tienen un ego muy grande y que aunque reconocen la
necesidad de servir al plan, lo hacen prácticamente crucificándose. Entonces se
exclaman a sí mismos:
- "¡Soy un esclavo de Dios!"
Y le hacen creer a los humanos que
la humanidad debe ser esclava de la voluntad divina. Pero eso es un error,
porque la realidad es muy diferente.
La vida es simple. Imaginen muy
esquemáticamente que hay Dios, los ángeles, la creación y el hombre, y cada uno
tiene un puesto y una función para que todo el sistema funcione correctamente.
Y es el hecho mismo de ocupar su
puesto y de utilizar las herramientas reservadas para ese puesto y de hacer el
trabajo para el cual el humano fue creado y que solo él puede hacer con
grandeza, que el humano se convierte en un Rey.
Y a ese humano que ha comprendido su
rol, ustedes lo llaman un Maestro
¿Y alguna vez
han oído a un Maestro decir que Dios es un tirano que esclaviza a los seres?
NO
Un Maestro no dice eso, un Maestro
dice todo lo contrario, un Maestro dice que Dios es amor, que Dios es perdón,
que Dios es luz y abundancia.
Entonces, cada vez que ustedes encuentren
a un instructor que habla de ser un esclavo de Dios, ustedes deben de saber que
a pesar del nivel iniciático que pueda tener esa persona, ese individuo aún no
era perfecto y su orgullo era todavía muy grande.
Y es que ustedes deben de saber que
ser un iniciado, no es todavía ser un Maestro, y que el iniciado aún no
representa el pináculo de la espiritualidad. Y para que lo comprendan mejor, compárenlo
con la universidad.
En la universidad, alguien que está
en el primer año de estudios aún no es un médico, y tampoco lo es en el segundo
año, y ni siquiera en el último año. Él debe haber obtenido su diploma y en ese
momento es cuando él se convierte en un médico.
Y lo mismo sucede con el desarrollo
espiritual, que no es más que el aprendizaje de la energía de la voluntad. Y es
por eso que para que comprendan lo qué es un hombre, primero tienen que saber lo
qué es la energía espiritual.
El hombre debe desarrollar en él la
voluntad espiritual, y es por eso que es tan difícil, tan problemático y tan
peligroso el desarrollo del poder. Porque lo que ustedes despiertan durante vuestra
evolución, los orientales lo llaman kundalini, aunque tiene diferentes nombres ya
que los ocultistas occidentales lo llaman el fuego sagrado y los cristianos lo
llaman el espíritu santo. Pero en realidad es la voluntad espiritual, es el
rayo uno, es el padre que ustedes despiertan en vuestro interior.
En cambio el hijo, o sea el rayo
dos, eso ustedes ya lo tienen despierto, puesto que es vuestra alma, es la
tonalidad y la naturaleza misma de vuestra alma. Y el simple hecho de que necesiten
el amor, de que necesiten el calor, de que necesiten amigos, esa es la
manifestación del rayo dos.
Pero lo que ahora ustedes tienen que
desarrollar, porque aún no lo son, es el rayo uno, el cual es un atributo de
vuestra naturaleza atmica, y esa es la voluntad espiritual. Y eso es lo que es
ser el Rey de la Creación, es ser la voluntad espiritual, y por lo tanto ser
ese fuego cósmico, esa energía universal que gobierna a la Creación.
Y cuando han despertado el rayo uno,
y por lo tanto la voluntad espiritual, o sea el fuego cósmico, este se funde
con vuestra alma, que es el segundo rayo, que es el Cristo que hay en ustedes, y
en ese momento nace el tercer elemento que es el niño cósmico. Y ahí es cuando
comienza vuestra aventura cósmica. Las iniciaciones terrenales han sido completadas
y comienzan las iniciaciones superiores, las iniciaciones solares.
Entonces, actualmente solo están en
el estado de ser un pequeño Cristo, porque el alma siempre tiene el tono
crístico en su naturaleza profunda.
¿Por qué?
Debido a que las fusiones del Cosmos
en sí son de naturaleza amor-sabiduría, es decir, el segundo rayo. Y esto se
debe porque el acto creativo es un acto de amor. Y es por eso que el guardián
de la Creación es también el maestro de este rayo dos, y ese es el Cristo.
Pero Cristo no puede hacer nada sin
el Padre, o sea el rayo uno, porque el quien mantiene la vida del rayo dos es
precisamente el rayo uno. El fuego que está en la vida, y ese es el Padre, y
eso es lo que ustedes deben ir a buscar en el fondo de ustedes mismos, en el
fondo de vuestra materia y también de vuestro cuerpo etérico, es el Padre. Y
cuando éste comienza a irradiar, ustedes saben lo poderoso que es.
Y a nivel de los humanos es
precisamente este fuego que se llama kundalini, y que en realidad se encuentra
en varios planos. Porque la gente confunde mucho acerca de la naturaleza de
kundalini, debido a que la mayoría de las personas, cuando hablan de kundalini,
ellas solo lo sitúan a un nivel etérico, pero eso no es su mejor
representación. El kundalini del que yo les hablo está situado en el plano
atmico, y solo considera el resplandor del alma, es decir, el poder del alma.
En conclusión, existe la naturaleza del
alma que es el rayo dos (amor sabiduría), y luego está el poder del alma, o sea
la voluntad que es el rayo uno (el poder voluntad), y estas dos se fusionan por
la experiencia adquirida en la materia que desencadena los entendimientos, y
que también desencadena la vida de los chakras.
Ya que deben de saber que los
chakras están allí solo para despertar gradualmente el poder del hombre (la
voluntad espiritual). Los chakras son solamente atributos de esa kundalini del
plano atmico del que les estoy hablando, o sea la kundalini del alma.
Y para que me lo comprendan mejor,
hagan una analogía con la Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). De
estas tres naturalezas divinas nacieron los siete rayos, las siete notas, las siete
vibraciones, los siete colores, que mantienen y crean toda la vida que hay en
el Universo.
Y en el humano también existe esta
trinidad, que por proyección crea siete centros de fuerza, a saber, los siete
chakras. Y cuando el humano poco a poco toma el control de estas siete fuerzas
diferentes, entonces desencadena una síntesis, y ahí es donde surge el
verdadero nacimiento del niño cósmico. »
(Conferencia
del 24.07.87)
