En
el pequeño glosario que se encuentra al final de su libro “Iniciación Humana y Solar”, Alice Bailey puso la siguiente
definición sobre los átomos permanentes:
« Átomos
permanentes son los cinco átomos más la unidad mental, un átomo en cada uno de
los cinco planos de la evolución humana (la unidad mental se halla también en
el plano mental), de los cuales la mónada se apropia para manifestarse. Forman
un centro estable y son relativamente permanentes. Alrededor de ellos se construyen
los cuerpos o envolturas. Literalmente son pequeños centros de fuerza »
Y
en su libro “Tratado sobre el Fuego
Cósmico”, ella dio una explicación más detallada al respecto:
«
LA NATURALEZA DE LOS
ÁTOMOS PERMANENTES
Índice
1.
Su propósito
a. Distribuir fuerza
b. Conservar las facultades
c. Asimilar y trasmutar
d. Ser vehículos de la memoria
2.
Su lugar en el Cuerpo Egoico
a. El átomo permanente
b. El triangulo atómico
3.
Las Espirillas y el Rayo del Ego
a. La composición de los átomos permanentes
b. Los planos y la energía ígnea
c. Los tres fuegos
4.
Resumen
1. El propósito de
los átomos permanentes
Los tres átomos
permanentes constituyen en sí mismos centros de fuerza o esos aspectos de la
personalidad que mantienen ocultos los fuegos de la sustancia o de la objetividad;
cabe aquí hacer la enfática observación cuando al considerar al triple hombre
en los tres mundos, nos referimos a la sustancia (en relación con la
manifestación cósmica) considerada como el físico denso. La envoltura causal circunda
a estos tres átomos y su finalidad es la siguiente: (ver D.S. 2:225 y 5:138)
Separar una unidad de
conciencia egoica de otra aunque, sin embargo, constituye cada una por si misma
una parte del cuerpo gaseoso (quinto sub-plano físico cósmico) en el cuerpo físico
del Logos planetario, vida central de un determinado grupo de Mónadas. Muy poco
se ha apreciado este hecho, y merece ser estudiado cuidadosamente. En la
capacidad inherente de responder a la vibración superior se hallan ocultas
potencialidades espirituales: desde el momento de la individualización, hasta
ser desechada durante la iniciación, la vida interna desarrolla constantemente
dichas potencialidades y logra ciertos resultados definidos utilizando los tres
átomos permanentes. Los vivifica y despierta gradualmente hasta que, en los
tres planos, la vida central ha establecido un punto adecuado de contacto,
capaz de originar la vibración necesaria en la materia de ese plano.
Los átomos permanentes
de cada plano tienen una cuádruple finalidad respecto a la vida central o
egoica:
·
Distribuir
cierto tipo de fuerza.
·
Conservar
la facultad o capacidad de responder a una vibración dada.
·
Asimilar
experiencia y transmutarla en cualidad. Resultado directo del trabajo del Rayo
del Ego al actuar sobre el átomo.
·
Ocultar
la memoria de la unidad de conciencia. Cuando vibran en toda su plenitud
constituyen la razón de ser de la continuidad de conciencia del hombre que
actúa en el cuerpo causal. Se ha de establecer cuidadosamente esta diferencia.
Cuando se estudian
temas tan difíciles debe recordarse siempre que nos ocupamos del cuerpo físico
denso logoico, y que:
- la unidad mental se
halla en la materia gaseosa logoica,
- el átomo astral
permanente en la materia líquida logoica,
- el átomo físico
permanente en la sustancia física densa.
Por lo tanto tienen
su lugar en la materia de los tres sub-planos inferiores del cuerpo físico del Logos.
Por consiguiente, durante el proceso evolutivo y a través de la iniciación
cuando el hombre alcanza la conciencia de la Tríada espiritual y transfiere su
centralización a los tres átomos permanentes de la tríada, puede, con toda
facilidad, actuar conscientemente en el cuerpo etérico de su particular Logos
planetario. Establezcan la analogía en el desarrollo microcósmico al observar
que el hombre, a fin de actuar conscientemente en su cuerpo etérico individual,
tiene que abrirse paso quemando lo que llamamos la trama etérica, y estudien cómo
los fuegos de la iniciación hacen algo parecido en el cuerpo etérico planetario
y oportunamente en el etérico cósmico. A medida que cada unidad de conciencia,
por medio del esfuerzo auto-inducido, llega a la meta y atraviesa “el suelo
ardiente”, sólo una porción microscópica de la trama etérica del cuerpo etérico
planetario es consumida por el fuego; esto redunda en un definido beneficio
para esa gran Entidad, el Logos planetario, debido a la liberación, sin
importancia aparentemente, de la fuerza de una de las células de Su cuerpo. Cuando
todas las unidades o células de Su cuerpo hayan logrado la realización, también
El se liberará de la manifestación densa y muere físicamente. A esta etapa de
existencia etérica le sigue otra comparativamente más breve (que abarca el periodo
de oscuración planetaria), entonces ya no encarna mas.
Si observamos este
proceso desde el punto de vista del Logos, el aspecto Brahma desaparece o la
vida se retira del átomo físico permanente, abandonando también otras etapas posteriores
en niveles cósmicos, de los cuales no nos ocuparemos. Dichas etapas abarcan el retiro
de la vida logoica de los otros dos aspectos. En un sistema solar la
encarnación física del Logos, el aspecto Brahma es aparentemente el más
importante, pues constituye su medio de expresión; sin embargo, tiene mayor
importancia el aspecto subjetivo o la vida de deseos del Logos; concierne a lo
que Él realiza en esos niveles superiores y planos cósmicos, más allá del
conocimiento del Chohan más elevado.
Podría ser de valor
indicarles que el Rayo egoico del ente humano que nos preocupa, se manifiesta,
respecto a cada uno de los rayos, en forma similar a la manifestación logoica.
Cada uno de los siete Rayos, observados en conexión con el cuerpo causal del hombre
se manifiesta como unidad en el primer sub-plano, como triplicidad en el
segundo y como septuplicidad en el tercero, formando así los cuarenta y nueve
grupos que más atañen al hombre en evolución. Según el punto de vista esta
enumeración de los grupos puede aumentar o disminuir, pero para estudiar los
aspectos de la mente es suficiente la enumeración anterior. Durante el
transcurso de sus innumerables vidas septenarias y a medida que los cíclicos
siete pasan sobre él, el hombre queda bajo la influencia de los siete subrayes
de su propio Rayo. Luego comienza a sintetizar y a fusionar los siete en los
tres sub-rayos mayores, volviendo así a la unidad de su propio Rayo egoico.
Primero.
La etapa septenaria rige el lapso que transcurre entre la individualización y su
entrada en el sendero.
Segundo.
La etapa ternaria rige el lapso que transcurre hasta la tercera Iniciación.
Tercero.
Logra la unidad de su Rayo en la quinta Iniciación, luego conscientemente forma
parte del cuerpo del Hombre celestial.
La misma idea puede
aplicarse en conexión con el despertar de las fuerzas vitales dentro de los
átomos permanentes, considerando cada átomo como el séptimo principio de cada
uno de los tres aspectos de la personalidad.
2. El lugar que
ocupan los átomos permanentes en el cuerpo egoico
A) La importancia que
tiene el átomo astral permanente
Existe un hecho que
se debe captar y recalcar en relación con el lugar que ocupa el átomo
permanente dentro de la periferia causal y su evolución: el átomo astral
permanente constituye en este sistema solar el receptor de cierta influencia de
fuerza o energía, siendo estimulado y energizado en mayor grado que los otros
átomos, lo cual se debe a las razones siguientes:
Primero. El centro de
polarización del cuarto reino o humano, se halla en la conciencia astral,
considerando a este reino como una unidad expresada. Inevitablemente, la mayoría
de los hombres dirigen y controlan el vehículo físico desde el astral y a
través de su naturaleza de deseos. El cuerpo astral se halla en línea directa
con la fuerza que proviene de los niveles monádicos 2-4-6 a través del búdico.
Segundo. La meta de
la humanidad consiste en llegar a ser Maestro de Sabiduría, o entes conscientes
dentro del Cuerpo del Dragón de Sabiduría o de Amor. El hombre lo logra cuando
puede actuar conscientemente en el vehículo búdico o cuando el átomo astral permanente
es reemplazado por el átomo búdico permanente.
Tercero. El segundo
aspecto del Logos (el amor o manifestación de la naturaleza amor del Logos por
intermedio del Hijo) se manifiesta en este sistema, el cual
a. es un Hijo de la
necesidad o del deseo.
b. vibra a la técnica
del Rayo cósmico de Amor,
c. constituye la forma a
través de la cual este rayo de Amor cósmico (observado en la interrelación del
Yo y el no-yo en la dualidad) se expresa.
d. está regido por la
Ley cósmica de Atracción. Las mónadas de amor constituyen la cualidad
predominante. (He elegido especialmente la palabra “cualidad”.)
Cuarto. El centro
cardiaco se halla en el cuerpo cósmico de aquel sobre quien nada puede decirse,
y nuestro Logos solar personifica Su fuerza. Aquí reside una de las claves del
misterio de la electricidad. Los planetas sagrados y ciertas esferas etéricas similares
que se hallan dentro del “círculo no se pasa” forman parte del centro cardíaco
y constituyen los “pétalos del Loto” o del centro cardíaco de esa gran
Existencia ignota que constituye para el Logos solar lo que Ella a su vez
constituye para los Hombres celestiales y especialmente para Su particular
Hombre Celestial, quien personifica la fuerza del centro cardiaco logoico. Por
lo tanto, el estudiante serio observará que toda fuerza, energía y cualidad de
su vida constituirá lo que denominamos (me veo obligado a emplear una palabra inapropiada
y capciosa) AMOR. Esto explicará el hecho de que la fuerza que actúa a través
de ese centro cardíaco cósmico llegará a ser la fuerza predominante de la
manifestación de un Logos solar y de un Hombre celestial; similarmente
producirá su analogía microcósmica y sus reacciones reflejas; de allí la
importancia relativa del átomo astral permanente dentro de la periferia causal,
el cual está en línea directa con la fuerza activa que emana de la existencia cósmica,
penetrando cada vez en menor grado por intermedio del Logos solar de Su sistema
de amor y del Logos planetario dentro de un esquema, el Dragón de
Amor-Sabiduría.
Cuando esta fuerza
está bien controlada y correctamente dirigida constituye un gran agente
transmutador que oportunamente convertirá al ente humano en un Maestro de Sabiduría,
un Señor de Amor, un Dragón de Sabiduría de grado inferior.
Finalmente, este
sistema solar, manifestación física objetiva del Logos, es compenetrado por Su
cuerpo astral tal como sucede en la manifestación humana. A medida que el Logos
se polariza en Su envoltura astral cósmica y cuando aún no ha logrado la polarización
mental cósmica, Su fuerza o naturaleza de deseo constituye el principal
incentivo de Su vida, o las vidas subjetivas que subyacen en la forma.
Si el estudiante
reflexiona cuidadosamente sobre estos cinco hechos, obtendrá la clave del
problema de la existencia tal como la comprendemos, la clave de las causas que
producen el calor en el sistema solar, del método de la Ley cósmica de
Atracción y Repulsión que rige todas las formas atómicas y de la cuestión del
SEXO que se evidencia en todos los reinos de la naturaleza. También le darán la
clave de la constitución del divino Hermafrodita.
Por lo tanto, no se
ha de olvidar la importancia relativa que tiene el átomo permanente del segundo
aspecto de la personalidad dentro de la periferia causal; también debe
recordarse que la fuerza que afluye a través de ese átomo, fuerza animadora del
cuerpo astral, sigue la línea de menor resistencia y puede considerarse que
ejerce una influencia dos veces más fuerte sobre la manifestación física que la
que le llega a través de las otras dos. El Logos ahora se expresa a Sí Mismo a
través del Rayo divino, Su segundo aspecto, y este Rayo es la suma total de la
radiación de los Señores de Sabiduría, los Hombres celestiales, los Dragones, la
Unidad y el Amor. Dicha fuerza fluye a través de Ellos, que a su vez se
revisten con la forma, como lo expresa H.P.B., “El Rayo primordial se convierte
en el “vahan” para el Rayo divino”: (ver D.S. 1:125,425) Sus vidas animan a los
átomos de la sustancia cuando la forma es construida con ellos, constituyendo
la suma total del magnetismo logoico, o la gran naturaleza de deseo del Logos
que va en busca del no-yo, produciendo así el Matrimonio cósmico; es la manifestación
cósmica de la atracción sexual, la búsqueda de Su polo opuesto y su Unión mística.
Este proceso es
repetido por el microcosmos siguiendo la línea de su ser, y análogamente lo
lleva a la encarnación o a la unión mística con la forma.
B) El triángulo
atómico
Para el vidente la
envoltura causal es una esfera de sustancia vibrante y viviente; dentro de ella
pueden verse tres puntos ígneos. En el corazón de la esfera hay una llamarada
de luz central que emite rayos; estos son siete y actúan sobre dichos puntos o
círculos (análogos a los electrones de los átomos de la ciencia) produciendo en
esta etapa un gran efecto sobre el átomo astral permanente. El átomo físico
permanente está situado relativamente cerca del centro positivo; a través de él
actúa la fuerza que pasa al átomo astral permanente, formando cinco rayos de
luz semicoloreada que al mezclarse con el tono intenso y vívido del átomo
astral permanente aumenta su intensidad, hasta que la llamarada es tan fuerte
que los dos puntos o electrones parecen fusionarse, produciendo tal intensidad
de luz que aparentan disolverse. La unidad mental, que ocupa dentro del cuerpo
causal un lugar análogo al del planeta más apartado del sol, comienza a vibrar
en forma similar, y los otros dos puntos (considerados ahora uno) inician una
interacción con la unidad mental, en la que se origina y continúa aplicando un
proceso similar hasta que los dos puntos —circulando alrededor de su centro
positivo— también se acercan, mezclan, fusionan y disuelven. El centro positivo
de vida reúne o sintetiza los tres puntos, así los tres fuegos de la
personalidad repiten en pequeña escala el procedimiento microcósmico observado
en la síntesis del fuego eléctrico, del fuego solar y del fuego por fricción,
quedando únicamente una unidad flamígera, la cual, por medio del calor
combinado de su ser, consume el cuerpo causal y se escapa y regresa a los
planos de la abstracción. De esta manera el hombre es el Sendero mismo y el
peregrino en el Sendero, así se quema, constituyendo también el suelo ardiente.
Esta analogía es
aplicable al caso del microcosmos, observado desde niveles monádicos cuando se
manifiesta como Mónada, Ego y personalidad; el mismo proceso se lleva a cabo en
lo que atañe al Hombre celestial y también a un Logos solar. Si el cerebro pudiera
captar el concepto, percibiría que es el mismo proceso utilizado en los niveles
cósmicos respecto a existencias tan elevadas como los siete Rishis de la Osa
Mayor y ese Ser aún más elevado, aquel sobre quien nada puede decirse.
3. Las espirillas y
el rayo del ego
Ahora nos abocaremos
al tema de las espirillas, que se hallan dentro del átomo permanente, y
observaremos en qué forma son afectadas por el rayo egoico, recordando siempre
que las consideramos como:
Primero, la economía
interna del germen de la vida en los tres planos concernientes al hombre en los
tres mundos; segundo, los siete principios de cada una de las tres envolturas: tercero,
el núcleo positivo de la fuerza que mantiene unida la materia de las tres envolturas.
Por
lo tanto, estudiaremos dos cosas:
- La composición del
átomo permanente.
- La diferencia que
existe entre la unidad mental y los átomos permanentes astral y físico.
Y a fin de esclarecer
esto y de extraer algún concepto definido de esas oscuras regiones de la
abstracción, hagamos la siguiente clasificación:
A) La composición del
átomo permanente
El átomo permanente
de los planos astral y físico es una esfera de sustancia astral o física,
compuesta de materia atómica y caracterizada por las cualidades siguientes:
Respuesta. Es el inherente poder de responder a la
vibración de cualquiera de los Hombres celestiales y se transmite por
intermedio del aspecto Brahma o dévico de Su triple naturaleza. El átomo
permanente encuentra su lugar dentro de la esfera de influencia de uno de los
grandes devas, los Señores Rajas de un plano.
El poder de construir formas. Estos devas pronuncian
dos letras de la palabra microcósmica, y cada una constituye (en su propio
plano) el agente coherente que reúne la sustancia produce la forma y atrae
materia con el propósito de objetivarla. El sonido astral produce al
microcósmico “Hijo de la necesidad”, y cuando reverbera en el plano físico produce
la encarnación y la repentina aparición de los siete centros en los niveles
etéricos. La construcción del físico denso es el resultado de la consiguiente
acción automática de la esencia dévica, pues no debe olvidarse que el hombre es
esencialmente (respecto al plano físico) un ser etérico y que su cuerpo físico
denso es considerado esotéricamente como que se halla “debajo del umbral” y no
constituye un principio.
Permanencia relativa. En el séptimo principio de todas las
entidades que se manifiestan se van acumulando y desarrollando las facultades
los dones y la memoria atómica, en otras palabras, la herencia del Pensador,
desde el punto de vista físico y emocional. Las envolturas no son permanentes;
están construidas en formas provisorias y son desintegradas cuando el Pensador
ha agotado todas sus posibilidades pero el séptimo principio de cada una de las
envolturas recoge para sí las cualidades adquiridas y las acopia (bajo la Ley del
Karma) para ser desarrolladas nuevamente, expresándolas como impulso del plano
en cada nuevo ciclo de manifestación. Dicha permanencia es también relativa,
pues cuando el fuego Interno del átomo arde con mayor fuerza y los fuegos
externos del ego o fuego solar, hacen impacto sobre el átomo con acrecentada
intensidad, entonces el átomo a su debido tiempo es consumido y la llamarada
interna llega a ser tan poderosa que destruye el muro que la encierra.
Calor. Aquí se encuentra la diferencia que existe entre los
átomos de todos los planos y la materia atómica de la cual forman parte. No es
fácil dilucidar esta diferencia, ni tampoco es conveniente hacerlo en esta
época: los hechos reales constituyen uno de los secretos de la iniciación pero
la diferencia que existe entre el átomo permanente y la materia atómica podría más
o menos llegar a comprenderse si decimos que:
El átomo permanente
es aquel del cual se ha apropiado una se las vidas que forman los centros del
cuerpo de un Señor solar, mientras que la materia atómica en sí se emplea para formar
otras partes de Su gran cuerpo de luz.
El átomo permanente
es aquel que ha quedado bajo el poder atractivo del segundo aspecto, en cambio
la materia atómica misma es vitalizada por la vida del tercer aspecto.
El átomo permanente
sigue la línea de fuerza de menor resistencia y va quedando fuera del control
del Señor de los Devas y entra bajo el control de la vida positiva. Esto concierne
a la evolución de la conciencia de la sustancia.
El átomo permanente
queda bajo el control directo de los tres grupos inferiores de los Señores
Lipikas y constituye el agente a través del cual Ellos imponen el karma correspondiente
a un ente determinado que pudiera estar empleándolo. Trabajan directamente con los
átomos permanentes de los hombres y logran resultados mediante la forma, hasta
agotar la capacidad vibratoria de un átomo determinado: cuando esto ocurre el
átomo entra en una etapa de oscuración, como lo hace el séptimo principio de
cualquier envoltura. Queda así bajo la influencia del primer aspecto que se
manifiesta como el Destructor.
Recuerden que al
hacer estas afirmaciones nos referimos al microcosmos y a los átomos
permanentes relacionados con el mismo respecto al Logos solar manifestado en el
sistema, nos ocupamos de uno de los átomos permanentes. siendo Su átomo físico
permanente. Resultará evidente que en el átomo físico permanente del Logos
solar se halla oculta la facultad de responder conscientemente a las
vibraciones de todos los planos, el secreto del propósito kármico de Su
encarnación y también el misterio de Su actividad funcional: pero no podemos
desentrañar todavía el secreto de Sus tres átomos permanentes inferiores al funcionar
como una unidad dentro de Su vehículo causal. Hasta que no logremos esto es
inútil hacer conjeturas respecto a su Ser fundamental.
La diferencia que existe entre ellos. La unidad mental tiene,
respecto al hombre, una posición peculiar y única, la de Pensador en el cuerpo
causal. Esto lo estudiaremos luego, por ahora sólo diré que el misterio de la
unidad mental se halla oculto en la naturaleza de los Hombres celestiales. La
siguiente analogía contiene la clave de este misterio, pero sólo puede insinuarse,
dejando que el estudiante descubra la verdad por si mismo. En los tres planos
de la manifestación logoica -los tres superiores- se manifiestan los tres
aspectos: en el plano búdico, el cuarto éter cósmico, se manifiestan los
centros logoicos etéricos, o sea esos vórtices de fuerza que animan a los tres
planos inferiores de la manifestación físico densa. En conexión con los Hombres
celestiales tenemos también una manifestación secundaria, y en el plano búdico
se halla Su tercer aspecto, dejando el plano cósmico gaseoso o manásico para la
expresión principal de Su fuerza: Ellos constituyen esencialmente los
Pensadores divinos, los Manasaputras. Por lo tanto, en conexión con el
microcosmos, considerado como parte de un centro del cuerpo de un Hombre
celestial, hay un descenso menor dentro de la manifestación gaseosa o ígnea de
un Señor solar. Esto atañe a los tres sub-planos superiores, que podrían considerarse
como la manifestación de los tres aspectos superiores del Hombre en materia mental,
mientras que en el cuarto sub-plano tenemos los centros mentales del hombre
dentro de la periferia de su cuerpo mental del cual la unidad mental constituye
el factor unificador. Como ya se ha dicho anteriormente, éste es un profundo
misterio y no puede dilucidarse más extensamente.
B) Los planos y la
energía ígnea
Seria bueno
considerar aquí las analogías de cada plano con sus siete sub-planos,
recordando al estudiante que estamos hablando de los planos no sólo como el
campo para el desarrollo del hombre, sino como el campo de evolución de un
Logos solar. En el sistema solar tenemos:
Primero, los tres
planos superiores, correctamente denominados los planos de los tres aspectos;
segundo, el séptimo principio logoico que se halla en el primer plano y puede considerarse
como el impulso de la materia física que produjo Su cuerpo objetivo.
En el segundo plano
se hallan los siete Hombres celestiales que constituyen Sus centros principales
de fuerza. Existen otros pero de Ellos no nos ocuparemos, porque han logrado ya
una meta determinada, y personifican los centros que ahora se hallan en estado pasivo
o fuera de manifestación, pues el kundalini logoico ha dirigido su atención
hacia otra parte. Según otra clasificación, constituirían los diez que corresponden
a la vida esotérica, pudiendo también clasificarse como doce, formando así el
Loto de doce pétalos o centro cardíaco del Cuerpo de aquel sobre quien nada
puede decirse.
En el cuarto éter
cósmico, el plano búdico, se encuentran los centros etéricos del Logos. Allí
están también los planetas esotéricos y el Sol, considerados como el centro de
los principios búdicos; desde allí el Logos anima a Su manifestación física
densa.
Finalmente, en los
tres planos inferiores tenemos Sus cuerpos o envolturas gaseosa, líquida y
densa, que peculiarmente forman en conjunto una unidad; constituyen un todo coherente,
así como los tres planos superiores forman análogamente la triple expresión unificada
de las tres personas de la Trinidad.
Existe una analogía
similar en los sub-planos de cada plano del sistema, y ésta se hará más
evidente a medida que el hombre vaya adquiriendo una visión más clara y pueda conscientemente
comprobar por si mismo la verdad respecto a la vida subjetiva. Nos ocuparemos
brevemente de estos planos y estudiaremos la vida o manifestación de fuerza en
cada uno dándole más importancia a los cuatro inferiores por ser los planos que
conciernen más de cerca al hombre.
El Plano Logoico. Los sub-planos primero, segundo y tercero
del primer éter cósmico responden específicamente a la vibración de uno de los
tres aspectos o a esas Entidades cósmicas cuya influencia llega desde más allá
del sistema hasta la materia de los planos. En el cuarto sub-plano se obtiene
una mezcla elemental de las tres Vidas ígneas que produce, en forma
arquetípica, esa manifestación de fuerza de la electricidad que oportunamente
hace surgir, en el plano siguiente, a los Hijos de la Luz. En esta connotación
eléctrica tenemos los tres planos superiores personificando siempre al triple
aspecto Espíritu; los tres inferiores personificando al triple aspecto
sustancia, el plano de unificación donde se logra un acercamiento que, en el
Sendero de Retorno, señala el momento de la realización y del triunfo. A esto
le sigue un período de oscuración. De allí que en todos los pIanos del sistema solar
exista un cuarto plano donde se lucha por obtener la iluminación perfecta, lográndose
en consecuencia la liberación, el campo de batalla, el Kurukshetra. Aunque para
el hombre, el cuarto plano o búdico, es el lugar de triunfo y la meta de sus
esfuerzos, para el Hombre celestial constituye el campo de batalla y para el
Logos solar el suelo ardiente.
La diferenciación de
los sub-planos de los planos del sistema en tres superiores, tres inferiores y
un plano central de armonía, ocurre únicamente desde el punto de vista del fenómeno
eléctrico y no del Espíritu puro, o sustancia pura, considerado separadamente. Esto
concierne al misterio de la electricidad y a la producción de la luz. Los tres
planos superiores tienen que ver con las Fuerzas o Vidas centrales, los tres
inferiores conciernen a las Fuerzas o Vidas inferiores. Esto debemos tenerlo
muy presente, recordando que, para el ocultista, no existe tal cosa como
sustancia, sino únicamente Fuerza en distintos grados, Energía de cualidad
diferenciada, Vidas que emanan de diferentes fuentes, cada una distinta y separada,
y Conciencia que produce un efecto inteligente por intermedio del espacio.
Les indicaré que en
el sub-plano atómico de cada plano el Señor Agni manifiesta Su ardiente vida;
se demuestra como fuego solar en el segundo, tercero y cuarto, y como “fuego por
fricción” en el quinto, sexto y séptimo. Desde el punto de vista del microcosmos,
la Chispa en la Llama, el hombre, se manifiesta como fuego eléctrico en el
segundo plano o segundo éter cósmico; como fuego solar en los planos tercero y
cuarto y en los tres sub-planos superiores del quinto; como fuego por fricción
en los sub-planos inferiores del quinto, sexto y séptimo.
C) Los planos y los
tres fuegos
Hablando
en forma relativa, en cada plano tenemos:
a. Fuego eléctrico
manifestándose como el estado primitivo de los tres superiores.
b. Fuego por fricción
como el factor más significativo de los tres inferiores.
c. Fuego solar que surge
como llamarada producida por la unión en el plano central.
Esto puede observarse
en el sistema solar en conexión con un Hombre celestial en el plano búdico,
donde dichos Fuegos surgen como llamaradas a través de Sus centros etéricos. Relacionada
con el hombre en el plano mental, existe una condición similar: los tres sub-planos
superiores conciernen al aspecto Espíritu del cuerpo causal y los tres
inferiores conciernen principalmente a la envoltura mental o fuego por
fricción; en el cuarto sub-plano se hallan los centros de fuerza del cuerpo
mental. Lo mismo sucede en el plano físico respecto al hombre — sus centros
etéricos se hallan ubicados en la materia del cuarto éter.
Cada una de las tres
Personas de la Trinidad se manifiesta igual que el hombre, Espíritu, Alma o Ego
y Sustancia. Relacionándolo con Brahma tenemos el aspecto Espíritu o primer
aspecto, animando a los tres sub-planos superiores de cada plano. Su aspecto
alma se halla en el cuarto sub-plano de cada plano donde están situados los
centros etéricos de todos los entes manifestados. En los tres sub-planos
inferiores es donde primeramente hace contacto con Su aspecto sustancia. De
allí que existan cuarenta y nueve fuegos de materia o lo siete fuegos de cada
plano; la unión de los tres superiores y los tres inferiores producen esa llamarada
que denominamos ruedas de fuego o centros, en el cuarto sub-plano de cada
plano.
Vinculada al segundo
aspecto existe una condición similar. En el segundo plano el fuego solar surge
en su aspecto eléctrico, haciéndolo también en el tercero y cuarto planos, pero
su manifestación central se efectúa en los niveles manásicos brillando a través
del vehículo causal de los grupos egoicos. Sólo quedan dos planos y medio donde
puede manifestarse el aspecto fuego por fricción, dieciocho sub-planos en total
que conciernen al tercer aspecto de la segunda Persona de la Trinidad logoica.
Para el hombre, el
microcosmos, es posible establecer una diferenciación similar; su
Mónada y su aspecto
egoico pueden estudiarse en sus triples esencias y en sus propios planos; el
aspecto Brahma del Ego se halla dentro de los átomos permanentes. Por lo tanto
debería estudiarse con cuidado lo siguiente:
1. Los Planos. Manifestación de Brahma,
aspecto sustancia o tercer aspecto, debería aplicarse a esta Entidad la misma
constitución triple que se evidencia en las otras dos. Deben estudiarse
detenidamente los planos del fuego eléctrico, los de su naturaleza inferior y
el punto donde surge como llamarada o, para él, conflagración (los centros
etéricos). Brahma es la vida positiva de la materia, la revelación de la
sustancia y la llamarada que puede percibirse.
2. La Vibración. Manifestación del segundo
aspecto. Las vibraciones de la conciencia constituyen los tres mundos mayores,
suma total de la vida egoica, los tres menores que rigen el tercer aspecto del
Ego y el acorde de unificación que emite su sonido actualmente.
Los tres aspectos del
Espíritu, tal como pueden ser percibidos, sólo es posible expresarlos en
nuestro sistema solar, en términos de los otros dos, y en lo que respecta a su naturaleza,
foránea al sistema, nada puede decirse que resulte de valor en esta etapa del
conocimiento.
Las ideas anteriores
respecto a los planos y a las nueve naturalezas de todo lo que existe, nos
conduce a regiones que todavía se hallan muy lejos de la comprensión del
hombre; sin embargo, el científico se aproximará a la verdad y comprenderá la
naturaleza de los fenómenos eléctricos, sólo cuando estudie la triple naturaleza
del aspecto sustancia; únicamente entonces la electricidad será dominada y
utilizada por el hombre como unidad, no sólo en uno de sus aspectos como lo ha
hecho hasta ahora; lo único que se ha logrado extraer hasta hoy, para fines
comerciales, es la electricidad negativa del planeta. Debe recordarse que aquí
se emplea el término negativo en relación con la electricidad solar. Cuando el
hombre haya descubierto la forma de extraer y utilizar la electricidad positiva
combinada con la electricidad planetaria negativa, se producirá una situación muy
peligrosa, constituyendo uno de los factores que oportunamente provocará la
destrucción, mediante el fuego, de la quinta raza raíz. En ese grandioso
cataclismo “los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo
serán deshechos”, como dice la Biblia (Pedro, II. 3:10). Esto sucederá, aún en
mayor grado, en la próxima ronda, y mediante el fuego serán destruidas las
formas de aquellos hombres que han fracasado, lo cual liberará en gran escala
las vidas, quedando así la Tierra “purificada” momentáneamente de elementos que
tiendan a obstaculizar el proceso evolutivo. A medida que pasan los ciclos se
logrará gradualmente el equilibrio de estas corrientes ígneas, produciéndose
una condición planetaria armónica y una cualidad esotérica que proporcionará un
ambiente ideal para el hombre armonioso.
Solo cuando los
sicólogos estudien la triple naturaleza esencial del aspecto forma se revelará
el misterio de la conciencia, y la naturaleza de los tres grupos magnéticos,
sus distintas subdivisiones y la consiguiente radiación efectiva se convertirán
en un factor de la vida diaria. Esto tiene que ver con el desarrollo definitivo
de la siquis de acuerdo a la ley la expansión científica de la conciencia, produciendo
oportunamente esas condiciones en que el trabajo preliminar a la primera
iniciación, no formará parte de un proceso esotérico sino que será
estrictamente exotérico. A su debido tiempo se hallará que los esfuerzos auto-inducidos
por los cuales el hombre prepara conscientemente sus centros para que le sea
aplicado el Cetro de la Iniciación, en la primera Iniciación, serán tratados en
los libros y conferencias y formarán parte del pensamiento común de las masas.
También esto conducirá a que se separen los dos grupos a mediados de la quinta
ronda. Debe recordarse que dicha separación formará parte de un proceso natural
y no será una drástica medida impuesta contra la voluntad de los pueblos. Los
CONOCEDORES y los estudiantes del Conocimiento -impulsados por la conciencia de
grupo y actuando conscientemente- reunidos en grupos, se apartarán de aquellos
que no poseen conocimiento ni se preocupan por poseerlo. Dicha separación será auto-inducida
y constituirá un desarrollo lógico de la vida grupal; tendrá en sí mismo un carácter
temporario, porque el objetivo fundamental consistirá en lograr oportunamente
una fusión más estrecha: se establecerá primordialmente la línea de demarcación
entre los cuatro Rayos inferiores y los tres superiores. Este misterio también
se halla oculto en la relación existente entre los cuatro Kumaras exotéricos y
los tres esotéricos, y desde el punto de vista del hombre, separa a quienes
están desarrollando la conciencia de la Tríada de aquellos que aún viven la
vida del Cuaternario.
Involucra a los que
responden a los Señores solares, distinguiéndolos de los que todavía sólo
reconocen el control de los Señores lunares. Lo expondré en términos de Fuego: a
quienes calienta el fuego por fricción y no responden al fuego solar permanecen
dentro de la caverna y viven en la oscuridad, mientras que aquellos sobre cuyo
ser irradia el Sol de la Sabiduría y se exponen a los rayos del calor solar,
viven en la luz, gozan de una libertad cada vez mayor y llevan una existencia
vital.
El verdadero significado
de los tres aspectos del Espíritu recién comienza a percibirlo el iniciado de
alto grado, no pudiendo ser expresado en palabras ni captado por el hombre hasta
no haber pasado del reino humano al espiritual. Por lo tanto, es innecesario
detenernos para elucidarlo más extensamente.
Podríamos resumir
esta cuestión, que tan frecuentemente citaba H.P. Blavatsky (ver D.S. 1:158 y
3:111,113,146) en los términos del Antiguo Comentario:
“Los Benditos Seres
ocultan Su triple naturaleza, pero revelan Su triple esencia por medio de los
tres grandes grupos de átomos. Tres son los átomos, triple su radiación. El
interno núcleo de fuego se oculta a sí mismo y sólo es conocido a través de lo
que irradia y por aquello que irradia. El fuego puede conocerse sólo cuando
desaparece la llama y ya no se siente el calor.”
Ahora podemos
reasumir nuestro estudio del misterio de la unidad mental y observar en qué
difiere de los demás átomos permanentes; entonces podríamos condensar
brevemente el cúmulo de información esotérica respecto a los átomos permanentes,
lo cual será suficiente durante muchos años como base de investigación para los
estudiantes de ocultismo. Los átomos permanentes y su economía interna
continuarán siendo un misterio durante mucho tiempo, sólo podrán darse aquí
unas pocas indicaciones generales.
La diferencia
fundamental existente entre la unidad mental y los otros dos átomos permanentes
consiste en que aquélla sólo contiene cuatro espirillas en lugar de siete. Esto
ocurre debido al hecho mismo de la evolución, pues la unidad mental es el
primer aspecto de la triada, de la personalidad o del hombre, al actuar en el reino
humano en los tres planos inferiores. Cuando el hombre pasa al reino espiritual,
estos tres aspectos (los cuerpos mental, astral y físico) se sintetizan en el
superior mediante un proceso dual:
1. Cambia su
polarización, pasando de los tres átomos inferiores a los de la Tríada.
2. La fuerza que estos
átomos generan y personifican se mezcla y fusiona en los puntos superiores de
fuerza.
Átomo permanente es
el núcleo positivo o sustancia germen de la envoltura donde éste se encuentra.
Es aquello que constituye la base para la construcción de formas y, textualmente,
es un punto vibrante de fuerza que emana del segundo aspecto de la Mónada y acumula
en sí el aspecto negativo o tercero, con el cual construye la forma. Debe
recordarse que este segundo aspecto es dual y que al considerar los átomos
permanentes tratamos del aspecto femenino de la segunda Persona. En
consecuencia, las espirillas no son más que corrientes de fuerza, o el segundo
aspecto vital que circula geométricamente dentro del muro que circunda a la
sustancia, compuesto de la fuerza o sustancia del tercer aspecto. Lo que se ha
dicho de la objetividad o del átomo cósmico también puede decirse del átomo
permanente del hombre, el microcosmos:
“El rayo primordial
es el vehículo del Rayo divino.” (ver D.S. 2:126) La fuerza negativa constituye
un receptáculo para la fuerza positiva. Los átomos son centros de fuerza, y los
centros, tal como los conocemos, el conjunto de puntos de fuerza que han
alcanzado un grado específico en la evolución y responden, en cierta medida al
primer gran aspecto o fuego eléctrico.
Debe reflexionarse
detenidamente sobre este concepto pues oculta mucha información para el
estudiante, y cuando sea captado debidamente, se vertirá sobre el problema de
la manifestación, la luz del conocimiento El lugar que ocupan y la parte que
desempeñan los diferentes reinos de la naturaleza dentro del cuerpo logoico,
concierne al secreto de la posición, pues todo depende del tipo de fuerza
animadora, de la interacción de esa fuerza en la sustancia, del aspecto dual,
triple o unificado de la fuerza, y de la manifestación septenaria en la
construcción de formas.
Cada átomo es un punto
focal de fuerza, fuerza de la sustancia misma, vida o vitalidad del tercer
aspecto, la vida de esa Entidad cósmica que constituye para el Logos el aspecto
negativo de la electricidad.
Cada forma* y
conglomerado de átomos son simplemente centros generados por la acción de la
fuerza positiva y su interacción con la energía negativa. La vitalidad del
segundo aspecto, actuando conjuntamente con el tercero, produce -en tiempo y
espacio- esa ilusión o maya que surge momentáneamente y atrae la atención,
creando la impresión de que la materia es algo concreto. En realidad no existe
nada concreto; sólo existen distintas clases de fuerza y el efecto producido en
la conciencia mediante su interacción.
Detrás de toda forma
y sustancia (poco conocidas y comprendidas aún) se encuentra un tercer tipo de
fuerza, que utiliza los otros dos factores para producir armonía eventual, y en
su propio plano constituye la suma total del segundo. Podría llamársele:
a.
Vida
sintetizadora
b.
Fuego
eléctrico
c.
Punto
de equilibrio
d.
Unidad
o armonía
e.
Espíritu
puro
f.
Voluntad
dinámica
g.
Existencia
Fuerza que actúa por
medio de la doble manifestación de la fuerza diferenciada, mediante la energía
de la materia y la coherencia de las formas, por intermedio de los centros y
los puntos de fuerza, siendo la triple manifestación de FOHAT, del cual la
última o tercera manifestación es aún desconocida o inconcebible.
Esto me lleva a
considerar el hecho citado anteriormente de que la unidad mental sólo posee
cuatro de las corrientes de fuerza. Cada corriente de fuerza de los átomos
permanentes vibra de acuerdo a la nota de un determinado sub-plano, y sirve
como medio para vitalizar la materia del sub-plano, con la cual se construye
cualquier cuerpo alrededor de un átomo permanente. Constituye la fuerza del
Hombre celestial cuando anima las células de Su forma y las mantiene en
coherencia como una unidad. Se ha de recordar, desde el punto de vista del microcosmos,
que el aspecto del Espíritu puro o Fuego eléctrico permanece en este sistema solar
como una abstracción. Un hombre puede lograr conciencia grupal: vibrar de
acuerdo a la nota del Hombre celestial de cuyo cuerpo es una célula; manifestar
con relativa perfección el fuego por fricción y el fuego solar, pero
corresponde a un mahamanvántara posterior la revelación de la verdadera
naturaleza del Espíritu. Por lo tanto, en lo que respecta al hombre que actúa
en la familia humana, es evidente este hecho y su analogía. Hasta que no se
retira de los tres mundos y se convierte en un Maestro de Sabiduría, la verdad
sobre estos tres aspectos se halla oculta para él. El mental no es un átomo
permanente septenario, sino que responde a cuatro tipos de fuerza y no a toda
la gama de vibraciones. Aquí tenemos la razón de la tolerancia. Hasta que el
hombre no comience conscientemente a ser controlado por el Ego y empiece a
percibir la vibración del átomo manásico permanente, es inútil esperar que responda
a ciertos ideales o capte ciertos aspectos de la verdad.
La unidad mental
cubre sus necesidades y no existe un puente entre ésta y el átomo
manásico permanente.
Dos planos y medio
del cuarto reino se dedican a la evolución de cada hombre, quien sólo comienza
a trascenderlos cuando se acerca y recorre el Sendero. Desde el ángulo del hombre
común en encarnación física, la conciencia egoica, dentro de la periferia
causal, es tan abstracta como lo es el Logos cuando lo vemos como el Morador
dentro del sistema. Estos dos planos y medio son de especial interés para el
Logos porque personifican:
Aquello que para Él se halla debajo del
umbral de la conciencia.
Aquellos centros desde los cuales el
kundalini logoico retorna.
Aquello que no es considerado un principio.
Aquello que gradualmente entra en la
oscuración.
No
es posible explayarse más sobre este misterio.
*
Formas:
1.
La Divina ideación pasa de lo abstracto a lo concreto o forma visible.
a. Lo objetivo
constituye la emanación de lo subjetivo. D.S. 2:86-87.
b. El impulso es la
energía del espíritu que causa la objetividad. D.S. 2:38-39, 316.
c. El Logos objetiva un
pensamiento que se halla oculto. D.S. 3:39.
2.
Tres cosas se requieren antes de que cualquier forma de energía pueda
objetivizarse. D.S. 1:113.
a.
Privación
Separación. Impulso inicial, Energía. Voluntad.
b.
Forma
Cualidad o figura. Naturaleza. Amor.
c.
Materia
Esfera objetiva. Actividad inteligente. D.S. 6:194-195.
3.
La Vida precede a La forma. D.S. 1:242.
a. El Pensador siempre
permanece. D.S. 3:39.
b. La transformación del
pensamiento del Logos en energía, constituye la fuerza de la vida. D.S. 5:168.
4.
El Espíritu evoluciona a través de, y fuera de la forma. D.S. 2:314.
a.
El
Espíritu debe adquirir plena autoconciencia. D.S. 1:219.
b.
La
forma aprisiona al espíritu. D.S. 4:290.
c.
La
forma constituye el principio limitador. D.S. 6:194-195.
d.
El
espíritu da forma a todas las envolturas. D.S. 2:305 nota.
e.
El
Espíritu pasa por el ciclo del Ser. D.S. 1:173.
5.
Los devas son el origen de La forma. D.S. 2:154. Existen en dos grandes grupos:
a.
Los
Ah-hi son el vehículo del pensamiento divino. D.S. 1:97.
b.
La
Hueste de la Voz. D.S. 1:140.
Constituyen
la suma total de la sustancia de los cuatro planos superiores y de los tres
inferiores.
6.
Existe una forma que contiene todas las formas. D.S. 1:102, 137. Esta Forma es
la suma total de todo lo manifestado o de toda la esfera solar o sistema.
Contiene:
a.
Los
diez esquemas planetarios y su contenido.
b.
Todos
los cuerpos interplanetarios menores.
c.
Las
evoluciones humanas y dévicas.
d.
Todos
los reinos de la naturaleza.
e.
Los
Dioses involutivos y evolutivos.
f.
Los
átomos de la sustancia en todos los planos.
7.
Todas las formas son destruidas periódicamente.
Léase
cuidadosamente La Doctrina Secreta, 2:78-82.
4. Resumen
Antes
de continuar, sería conveniente resumir algunos de los hechos respecto a las espirillas
y al átomo, y luego encarar el tema del cuerpo causal y del hombre, el
individuo.
1.
Las cuatro espirillas inferiores están definidamente influenciadas por el Rayo
de la personalidad.
2.
Las espirillas quinta y sexta están más específicamente influenciadas por el Rayo
del ego, cualquiera sea ese Rayo.
3.
La quinta espirilla tiene un valor peculiar porque sintetiza las cuatro
inferiores. Constituye la tercera cuando enumeramos las corrientes de fuerza
espiral desde el ángulo del polo atómico. Vibra de acuerdo a cinco tipos de
fuerza.
4.
Textualmente, las espirillas son diez, tres mayores y siete menores, pero desde
el punto de vista de la unidad, constituyen las cuatro y las tres mayores; las
tres restantes se cuentan como una, conjuntamente con sus mayores, pues
constituyen reflejos directos.
5.
Los átomos permanentes no tienen forma de corazón, según los ilustran ciertos libros.
Una cantidad de átomos son de ese tipo, pero no constituyen átomos permanentes,
los cuales son más definidamente esferoidales, ligeramente aplanados en la
parte superior, y análogamente aplanados en la parte inferior, encontrándose en
ello la analogía de la depresión polar.
6.
El orden de las espirillas, dentro de los átomos permanentes, varía en cada
plano, y las que con más frecuencia se mencionan son las espirillas del plano
físico. El orden de estos minúsculos vórtices de fuerza y su economía interna
en cada plano constituye uno de los secretos de la iniciación y no puede ser
revelado. Sólo es posible hacer una sugerencia para guiar al estudiante: El
átomo astral permanente posee corrientes internas de fuerza, ordenadas de tal
modo que las espinillas se asemejan a la figura del corazón, pero sin terminar
en punta. El átomo búdico permanente contiene espirillas ordenadas que forman
aproximadamente el número ocho, con una corriente central que secciona la doble
espiral.
7.
Cuanto más se acercan a la realidad, más sencillo se hallará el ordenamiento de
las espinillas. Estas corrientes de fuerza evidencian un ordenamiento
septenario en los tres átomos permanentes inferiores del hombre, mientras que
los tres superiores contienen sólo tres espirillas — las tres mayores.
8.
Debe observarse que existen únicamente seis átomos permanentes vinculados a la evolución
humana, mientras que el Hombre celestial posee cinco, y uno de ellos se halla
en el sistema solar. (Aún no ha sido revelado el misterio de un planeta y su vida
central, que está vinculado a otra manifestación de la cual nada sabemos.)
9.
Se ha de recordar que estamos tratando de la encarnación física de estas
grandes Entidades y que Sus átomos permanentes, excepto el físico, están fuera
del sistema.
10.
El cuerpo causal del Hombre celestial se halla en el tercer sub-plano del plano
cósmico mental, mientras que el del Logos solar y el de las tres Personas de la
Trinidad logoica están en el primer sub-plano.
11.
Los átomos permanentes de los hombres se hallan en el sub-plano atómico de cada
plano, excepto en el mental; los de los animales en el segundo sub-plano; los
de los vegetales en el tercer sub-plano, y los de los minerales en el cuarto
sub-plano. Existe, por lo tanto, una estrecha analogía entre estos puntos
focales de fuerza del grupo sea o no humano (de una cadena, un globo, una
ronda) debidamente aplicado llega el esclarecimiento. La suma total de los
átomos permanentes de cualquier reino determinado forman las corrientes de
fuerza o espirillas de los grandes átomos que pertenecen a las entidades solares
o lunares, mientras que la suma total de los átomos permanentes del hombre en
el reine espiritual (los tres átomos de la tríada, atma-budi-manas) forman las
corrientes espirales de fuerza dentro de ciertos centros.
12.
A medida que los átomos permanentes llegan a ser radiactivos, durante la evolución,
producen dentro del centro un notable acrecentamiento de la vibración.
13.
Los átomos permanentes tienen que con los entes solares cuando se hallan en, o por
encima de la superior. Conciernen a los entes lunares del mental inferior, en los
planos astral y físico.
14.
Se ha de observar que en el sistema solar los entes enumerados a continuación
se manifiestan a través de:
I. Un átomo permanente: el físico.
1.
Un
Logos solar.
2.
Los
tres Rayos mayores o Señores de Aspecto.
3.
Los
siete Hombres celestiales.
4.
Los
cuarenta y nueve Regentes de las cadenas planetarias.
II. Por intermedio de dos átomos permanentes:
el físico y el astral.
1.
Los
siete Señores que pertenecen a los globos de cada cadena.
2.
Los
cuarenta y nueve Manu-Raíces.
3.
Los
setenta y siete formadores de las formas -grupos de Señores solares que se
dedican a construir formas, trabajando principalmente en el primer Rayo.
4.
Algunos
Avatares, elegidos por el Logos a fin de contener cierto tipo de fuerza en
determinados intervalos y así acrecentar la evolución de la siquis.
III.
Por intermedio de tres átomos permanentes: físico, astral y mental.
1.
Los
Señores del tercer reino, el reino animal. Son siete Entidades cuyos cuerpos están
formados por almas animales; así como los Hombres celestiales personifican para
el hombre el principio búdico, análogamente esos Señores personifican para el
reino animal el principio manásico que constituye para dicho reino la meta del
proceso evolutivo.
2.
Ciertas
grandes Entidades que personifican toda una serie de existencias en cinco
planetas, de los cuales la Tierra no forma parte, pero con el tiempo se
comprobará que ejercen un poderoso efecto sobre el hombre en la Tierra,
mediante los tres Budas de Actividad. Un indicio sobre esta influencia
esotérica le llega al hombre debido al estrecho vínculo que existe entre la
Tierra y Mercurio. No es posible extenderme más por ahora.
3.
Las
entidades que son la suma total de esas almas grupales que contienen tríadas
permanentes definidas. Nueve tríadas constituyen el cuerpo de una de estas
entidades.
IV. Por intermedio de cuatro átomos
permanentes: físico, astral, mental y búdico.
1. Ocho grupos de
Entidades solares que constituyen la vida subjetiva de los siete centros en el
cuerpo de Brahma, considerado como una Entidad cósmica separada, disociado de
Sus dos hermanos. Son los siete Hijos de Fohat, incluyendo el octavo Hijo, y la
diferenciación final de los cuarenta y nueve fuegos, anteriores a Su unión con
el fuego de Eros. Así lo expresa H.P.B. (ver D.S. 1:159-160)
2. Esa Entidad que actúa
por intermedio de la FORMA de una Jerarquía planetaria oculta, empleándola como
Su cuerpo de manifestación y considerándola como el centro por intermedio del
cual Su fuerza puede fluir. Debe recordarse que dichos grupos constituyen, en
cada planeta, un vehículo mediante el cual se expresa la vida de un gran
Individuo, quien da a esa Jerarquía su coloración característica y su nota
clave particular.
3. Un número de Deidades
solares que irradian el magnetismo solar y constituyen la vida de la forma.
4. Un grupo peculiar de
Seres conectados con cierta constelación y el Dragón menor; quienes tienen su
morada en Neptuno y trabajan con el sexto principio del sistema solar. Toman
forma física, están animados por el deseo puro y controlado por la mente, e
imparten amor-sabiduría en ciertas “Aulas de Sabiduría” en los diversos
planetas. Las palabras “Aulas de Sabiduría” en su significado esotérico no
describen un lugar sino una etapa de conciencia.
V.
Por intermedio de cinco átomos permanentes: físico, astral, mental, búdico y átmico.
1.
Los
Señores de ciertos subplanos que trabajan dirigidos por el Señor Raja de un
plano y constituyen en si vibración y actividad.
2.
Los
Hombres celestiales menores en el nivel búdico, que reflejan a Sus prototipos superiores
en el segundo piano del sistema.
3.
Las
entidades que constituyen la suma total de la conciencia grupal en niveles
egoicos; se ha de recordar que estos grupos están diferenciados, compuestos y
agrupados en siete, hasta formar cuarenta y nueve grupos de siete vehículos
egoicos, formando a su vez un grupo que constituye el cuerpos de esta Deidad
solar menor. Existe una multiplicidad de estos grupos de cuarenta y nueve
unidades. Esto ya fue mencionado anteriormente cuando se anunció que un Maestro
y Su conjunto particular de discípulos e iniciados forman un grupo o centro de fuerza.
Estos grupos tienen sus átomos permanentes como lo tienen todas las vidas que intentan
expresarse objetivamente
4.
Las
entidades que constituyen la suma total del reino vegetales en sus diversas manifestaciones
en los diferentes globos, cadenas y esquemas.
VI.
Por intermedio de seis átomos permanentes: físico, astral, dos mentales, búdico
y átmico.
El
Hombre
Todo lo que aquí se
enuncia es una ampliación de los informes dados sobre “La Hueste de la Voz” (ver
D.S. 1:140) en un esfuerzo por demostrar que muchas vidas distintas (personificando
todas las vidas menores, o que se hallan personificadas en vidas mayores) se encuentran
dentro de los diferentes esquemas. Sólo nos ocupamos de esas vidas superhumanas
o humanas, las cuales han sido o son hombres.
No hemos tratado las
vidas subhumanas, los señores lunares o pitris menores, pues su día no ha
llegado aún, progresando inconsciente y no autocientemente a medida que avanza el
progreso evolutivo. Ya han sido consideradas estas entidades y sus átomos
permanentes en relación a su manifestación en un sistema solar; no nos hemos extendido
más allá del “círculo no se pasa” solar.
Todos los átomos
permanentes se relacionan con la materia física y la manifestación. El átomo
permanente superior del hombre, el átmico, después de todo es un átomo del
tercer éter cósmico, y esto debe ser estudiado y meditado. También fueron
comentadas las distintas personalidades (la palabra “personalidad” se aplica
deliberadamente, pues ¿qué son Ellas, sino personalidades o Seres en
encarnación física?), en primer lugar desde Su punto de fuerza inferior. Hemos
considerado al átomo permanente como el punto donde se establece contacto con
la fuerza de un plano, de un planeta, de una cadena, de un esquema o de un
sistema. Esto debe tenerse siempre presente.
Se ha de tener en
cuenta que gran parte de lo antedicho podrá parecer incomprensible, pero lo que
aquí se expone se esclarecerá cuando los científicos lleguen a comprender y a regular
la fuerza, entonces se verá que hemos tratado con la fuerza positiva de todas
as formas negativas que se hallan por encima del reino humano e incluyendo a
éste »
(Este texto se
encuentra en la sección C-II de la segunda parte del libro.)
OBSERVACIONES
Como
lo pueden constatar, Alice Bailey escribió mucho acerca de los átomos
permanentes, y la persona que no sabe de esoterismo va a considerar que es muy
profundo e interesante lo que ella dijo. Pero el gran problema que hay en toda
esta disertación que ella puso, es que resulta que los átomos permanentes no existen debido a que
son una mentira inventada por Charles Leadbeater y Annie Besant, como se los
demuestro en este otro capítulo (ver link).
Y
desafortunadamente Alice Bailey, como de costumbre, les creyó esa mentira que
inventaron esos dos individuos, pero además ella le añadió todavía muchas más falsedades a esa mentira
creando todo el rollo que les puse arriba.
Y
esto se debe porque Alice Bailey para esconder su ignorancia, ella llenaba sus
libros con muchos discursos presuntuosos para aparentar que ella sabía mucho sobre
los temas esotéricos, cuando en realidad ella no sabía prácticamente nada.
Sin
embargo lo que a mí más me molesta es esa manía que tenía Alice Bailey de estar
constantemente poniendo referencias a La Doctrina Secreta para hacerle creer a
sus lectores que Blavatsky y los Maestros respaldan lo que ella está diciendo.
Pero
si ustedes investigan esas referencias, se van a dar cuenta que Alice Bailey
distorsiona las explicaciones que da La Doctrina Secreta, y si ustedes se dan
la pena de estudiar esa obra, ustedes van a descubrir que en ninguna parte de La
Doctrina Secreta se habla de los “átomos
permanentes”, y la razón de esto se debe porque no existen ya que son una
mentira inventada por dos embusteros a quienes Alice Bailey copió ciegamente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario