El siguiente texto supuestamente es
un mensaje que el Tibetano le dictó a Alice Bailey en 1943, y el cual
posteriormente se publicó en el apéndice del libro “Autobiografía inconclusa”, y en morado añadí mis comentarios:
MI TRABAJO
Por El Tibetano
En
el mes de noviembre de 1919 me puse en contacto con Alice A. Bailey y le pedí
que escribiera y publicara algunos libros que debían aparecer con el fin de
impartir la verdad en forma correlativa. Ella al inicio rehusó argumentando que
no simpatizaba con la denominada literatura ocultista difundida entre el
público por los diversos grupos de esa índole, y que nunca había escrito para
el público, y además que le desagradaba profundamente toda clase de trabajos y
escritos psíquicos. Pero ella cambió de parecer cuando le expliqué que la
relación telepática era algo ya comprobado y un asunto de interés científico, y
que ella no era clarividente ni clariaudiente, y que nunca lo sería, y sobre
todo, que la prueba de la verdad es la verdad misma.
Le
dije que si aceptaba escribir durante un mes, el material trascrito le
demostraría contener la verdad, pues enfocaba reconocimiento y comprensión
intuitiva y abarcaba cuanto fuera de valor para la nueva e inminente era
espiritual. Esto contribuyó a superar su aversión a tal tipo de trabajo, como
también a las diversas e imperantes presentaciones ocultistas de la verdad;
entonces ella estipuló que los escritos debían ser publicados sin pretensiones
de ninguna especie, y que las enseñanzas demostrarían o no su valor, de acuerdo
a sus propios méritos.
(Yo ya verifiqué el material que supuestamente el Tibetano le
dictó telepáticamente a Alice Bailey y está lleno de errores y falsedades.)
Los Libros
El
primer libro publicado fue Iniciación
Humana y Solar, resultado de su primer esfuerzo en este tipo de
trabajo, y es la base de los demás libros. Ella escribió para mí durante
veinticinco años y los libros se publicaron de acuerdo a un propósito profundo
y subyacente que quizás ustedes deseen conocer, y han tenido amplia aceptación
mundial.
En
el primer libro Iniciación
Humana y Solar se trató de dar a conocer la realidad de la
existencia de la Jerarquía, que H.P.B. ya había difundido mediante
insinuaciones y enunciados, pero no en forma ordenada. La Sociedad Teosófica
había enseñado la existencia de los Maestros, a pesar de que H.P.B. manifestara
a la Sección Esotérica que lamentaba profundamente haberlo hecho. Estas
enseñanzas fueron erróneamente interpretadas por los posteriores dirigentes
teosóficos quienes cometieron varios errores fundamentales.
La
descripción que daban de los Maestros se caracterizaba por una imposible
infalibilidad, olvidando que ellos también evolucionan. La enseñanza impartida
fomentó un creciente interés por el autodesarrollo y un intenso enfoque sobre
la liberación y el desenvolvimiento personales, pues las personas consideradas
como iniciados y discípulos avanzados eran mediocres y sin mayor influencia
fuera de la Sociedad Teosófica, exigiendo total devoción hacia los Maestros y a
sus personalidades.
(A los maestros no les gusta que los idolatren y esa solicitud
de tener una total devoción la inventaron Annie Besant y Charles Leadbeater para
así poder manipular aún más a sus seguidores.)
Decían
que estos Maestros interferían en la organización de esos grupos esotéricos que
afirmaban trabajar bajo su dirección, y se les hacía responsables de los
errores cometidos por los dirigentes de los grupos, los cuales se escudaban
detrás de las siguientes declaraciones: “el Maestro me dio instrucciones para
que dijera”, “el Maestro desea que se haga el siguiente trabajo”, o “el Maestro
quiere que los miembros hagan esto o aquello”.
Quienes
obedecían eran considerados buenos, y los que no se interesaban ni obedecían se
los consideraba como renegados. Se infringía constantemente la libertad
individual y se justificaban las debilidades y ambiciones de los dirigentes.
A.A.B.,
en conocimiento de esto rehusó tomar parte en tales actividades, pues esta es
la historia de la generalidad de todos los grupos esotéricos que atraen al
público. Y aunque yo hubiera querido trabajar en esas condiciones —algo que
ningún miembro de la Jerarquía hace— ella no habría colaborado conmigo.
(Yo comprendo que Alice Bailey no haya querido seguir en la
Sociedad Teosófica debido a que en esa época era controlada de manera
dictatorial por Annie Besant, pero esa no es una escusa para que luego Bailey
inventara todas las charlatanerías que posteriormente dijo.)
Luego
escribió Cartas sobre
Meditación Ocultista. Estas cartas proporcionaron, en cierta medida
un nuevo acercamiento a la meditación, basada en el reconocimiento del alma en
cada persona y no en la devoción hacia los Maestros. A este libro siguió Tratado sobre Fuego Cósmico.
Este libro constituye una ampliación (ampliación esperada) de las enseñanzas
difundidas en el libro La
Doctrina Secreta sobre los tres fuegos —fuego eléctrico, fuego
solar y fuego por fricción; y también presenta la clave sicológica de La Doctrina Secreta y
deberá ser estudiado por los discípulos e iniciados al finalizar este siglo y
comenzar el próximo, hasta el año 2025.
(Eso es una asquerosa mentira porque el 80% del libro Tratado sobre Fuego Cósmico son puras falsedades, al igual que el resto de sus libros.)
Después
A.A.B. pensó que sería de valor para mí y el trabajo que había que efectuar,
escribir libros útiles para los estudiantes además de la trascripción de mis escritos
y apuntes en el idioma original inglés, e ideamos hacerlo juntos, lo cual me
instó a pensar y trasmitir ideas que era mi deber hacer públicas.
El
promedio general de los psíquicos y médium no poseen mayormente un alto grado
de inteligencia, por lo que A.A.B. deseaba demostrar para ayudar al trabajo del
futuro que puede hacerse un trabajo netamente psíquico e inteligente al mismo
tiempo. Y por esa razón escribió cuatro libros que son el producto de su propio
esfuerzo:
·
La
Conciencia del Átomo
·
El
Alma y su Mecanismo
·
Del
Intelecto a la Intuición
·
De
Belén al Calvario
Y
también escribió con mi colaboración un libro titulado La Luz del Alma, donde doy
una paráfrasis en inglés de los Aforismos sánscritos del yoga de Patanjali,
colaborando ella en los comentarios y consultándome ocasionalmente para estar
segura del significado.
A
este siguió Tratado sobre
Magia Blanca, escrito hace unos años, que en forma de capítulos
enviaba a los estudiantes avanzados de la Escuela Arcana, únicamente como
material de lectura. Es el primer libro publicado que trata del entrenamiento y
el control del cuerpo astral o emocional. Se han escrito muchos libros
ocultistas sobre el tema del cuerpo físico y su purificación; y también sobre
el vehículo etérico o vital, y la mayoría es recopilación de otros libros
antiguos y modernos. En este libro se intenta entrenar, al aspirante moderno
para que obtenga el control de su cuerpo astral con ayuda de la mente a medida
que es iluminada por el alma.
El
siguiente fue Tratado sobre
los Siete Rayos; es un libro muy extenso. Los tomos I y II tratan
sobre los siete rayos y sus siete tipos psicológicos, poniendo los cimientos
para la nueva psicología, pues la psicología moderna, por más que sea
materialista, ha establecido bases sólidas. El tomo III está íntegramente
dedicado al tema de la astrología esotérica y constituye en sí una unidad
completa. Está destinado a difundir la nueva astrología, basada en el alma, no
en la personalidad.
El
horóscopo confeccionado por la astrología ortodoxa predice la suerte y el
destino de la personalidad, y cuando dicha personalidad está poco evolucionada
o medianamente desarrollada, puede ser y con frecuencia es asombrosamente
correcto. Sin embargo en los casos de personas muy evolucionadas, aspirantes,
discípulos e iniciados que comienzan a controlar sus estrellas y por
consiguiente sus acciones, no resulta tan exacto. Los sucesos y acontecimientos
de sus vidas son impredecibles.
Por
consiguiente la nueva y futura astrología se esfuerza por dar la clave del
horóscopo del alma, condicionado por el rayo del alma y no por el rayo de la
personalidad.
He
impartido bastante como para capacitar a los astrólogos que tengan interés y
posean una nueva inclinación, a predecir el futuro desde el ángulo de este
nuevo acercamiento. La astrología es una ciencia fundamental y necesaria.
A.A.B.
no es versada en ello ni sabe confeccionar un horóscopo, tampoco conoce los
nombres de los planetas ni las casas que rigen. Por lo tanto, soy absolutamente
responsable de lo que aparece en él y en todos mis libros, excepto, como ya he
explicado, en el libro La
Luz del Alma.
(Aquellos que saben de astrología han indicado que las
explicaciones que dio el Tibetano son muy erróneas, y para demostrárselos, lean
el análisis que hizo Richard Robb: link)
El
tomo IV versa sobre el tema de la curación y la construcción del puente, el
antakarana, que elimina la separatividad existente entre la mónada y la
personalidad. Y también se dan las Catorce Reglas que deben dominar quienes se
preparan para la iniciación.
El
tomo V de Tratado sobre los Siete Rayos. Quisiera llamar la atención acerca de
este último tema, recordándoles que A.A.B. nunca hizo la menor alusión, pública
o privada, de que es una iniciada. Ella sabe que ello es contrario a la Ley, y
oyó a muchas personas de escasa luz espiritual o capacidad intelectual hacer
tal afirmación, y produciendo el consiguiente daño, menoscabando la idea de la
Jerarquía y la naturaleza del adepto ante los ojos del público observador.
Soy
absolutamente responsable de las Catorce Reglas y de su elucidación y
aplicación. A.A.B. nunca pretendió ser más que una discípula activa ocupada en el
trabajo mundial (lo cual no se puede negar), y ella ha reiterado constantemente
que la legítima palabra “discípulo” no admite controversia, así como también es
la más exacta para ser aplicada a las distintas categorías de los trabajadores
de la Jerarquía, desde el discípulo probacionista, apenas afiliado a algunos
discípulos de la Jerarquía, hasta la influencia misma del Cristo, el Maestro de
Maestros e Instructor de ángeles y hombres.
(El “Cristo” que menciona el Tibetano es un personaje ficticio
que inventó Charles Leadbeater como se los demuestro en este otro capítulo: link)
Constantemente
ella se opone, con mi total aprobación, a la malsana curiosidad respecto a los
títulos y categorías, lo cual constituye una plaga en muchos grupos esotéricos
y conduce hacia la competencia desmedida, envidias, críticas y pretensiones que
caracterizan a la generalidad de esos grupos ocultistas, inutilizando la
mayoría de sus publicaciones e impidiendo al público recibir las enseñanzas en
toda su pureza y sencillez.
Estado
y título, categoría y posición, todo eso nada significan. Lo que vale es la
enseñanza, es decir, su verdad y su llamado intuitivo. Esto debe tenerse
constantemente presente. Los discípulos aceptados reconocen al Maestro
internamente —lo cual puede ser corroborado por sus discípulos y utilizado por
el Maestro como condición real—, lo conocen, aceptan sus enseñanzas y es
considerado por ellos como su Maestro, pero no lo hacen con el
mundo externo.
Mis
libros han sido publicados constantemente durante años, y cuando haya terminado
el Tratado sobre los Siete Rayos y
editado un pequeño libro titulado Espejismo
(Glamour) y también El Discipulado en la
Nueva Era, A.A.B. habrá terminado su trabajo en colaboración conmigo y
entonces ella podrá reasumir su tarea como discípula en el Ashram de su propio
Maestro.
(Alice Bailey afirmaba que su Maestro era Kuthumi, pero esa es
una vil mentira como se los demuestro en este otro capítulo: link)
La Escuela
La
siguiente fase del trabajo que procuraré ver realizado, funciona ordenadamente.
Mi deseo (como también el de muchos que están asociados con la Jerarquía) fue
establecer una escuela esotérica cuyos miembros tuvieran libertad, no se vieran
obligados a hacer juramentos ni a contraer compromisos, se les proporcionara
meditación, estudios y enseñanza esotérica, dándoles libertad para hacer sus
propios ajustes e interpretar la verdad de acuerdo a su capacidad;
presentándoles diversos puntos de vista y al mismo tiempo transmitirles esas
verdades esotéricas más profundas que podrían reconocer, si en ellos despertara
la idea de los misterios; y aunque leyeran u oyeran algo acerca de los mismos,
no los perjudicara aunque carecieran de percepción para reconocer la verdad tal
como es.
Dicha
escuela fue establecida en 1923 por Alice A. Bailey, con ayuda de Foster Bailey
[su marido] y de algunos estudiantes con comprensión y visión espirituales. A.A.B.
estableció como condición que yo no interviniera en la Escuela Arcana ni
controlara sus planes y programas de estudio. En esto A.A.B. actuó en forma
inteligente y correcta y apruebo plenamente su actitud.
Tampoco
fueron usados mis libros como texto. Sólo, durante los últimos años, uno de
ellos, Tratado sobre Magia Blanca,
fue adoptado como texto de estudio, ante los continuos requerimientos de muchos
estudiantes. Y también fue utilizada durante dos años, en una sección del
cuarto grado, la enseñanza sobre el antakarana (que aparecerá en el tomo V del Tratado sobre los Siete Rayos). Además
se dio en otra sección como material de lectura, enseñanza sobre Espejismo (glamour).
En
la Escuela Arcana no se exige obediencia a nadie, ni tampoco “obediencia al
Maestro”, pues ningún Maestro dirige la Escuela. En cambio se recalca la
existencia del Maestro en el corazón, el alma, que es el verdadero hombre
espiritual dentro de cada ser humano; tampoco se enseña teología ni se obliga
al estudiante aceptar determinada interpretación o presentación de la verdad;
un miembro de la Escuela puede aceptar o rechazar la existencia de los
Maestros, de la Jerarquía, de la reencarnación o del alma y continuar siendo
miembro de la misma.
No
se exige ni se pide lealtad a la Escuela ni a A.A.B. Los estudiantes pueden
trabajar en cualquier grupo ortodoxo, ocultista, esotérico, metafísico o
iglesia y ser no obstante miembro de la Escuela Arcana. Sólo se les pide considerar
dichas actividades como campo de servicio donde puedan proporcionar ayuda
espiritual obtenida a través de los estudios de la Escuela.
Los
dirigentes y colaboradores avanzados de muchos grupos esotéricos, también
trabajan en la Escuela Arcana y, sin embargo, son totalmente libres para poder
dedicar su tiempo, lealtad y servicio a sus propios grupos.
Después
de veinte años, la Escuela Arcana entra ahora en un nuevo ciclo de crecimiento
y utilidad —juntamente con toda la humanidad—, para lo cual se están haciendo
los debidos preparativos. El principio fundamental es servicio basado en el
amor a la humanidad. El trabajo de meditación está equilibrado y va paralelo al
estudio y al esfuerzo de enseñar a los estudiantes a prestar servicio.
(A pesar del profundo charlatanismo de Alice Bailey, la Escuela
Arcana tiene algunas cosas buenas, pero también es una tristeza constatar que enseña
muchas falsedades. Alice Bailey en su repudio de la “escuela esotérica” de
Annie Besant, creo su propia escuela que es aún más tergiversada.)
El Nuevo
Grupo de Servidores del Mundo
Otro
aspecto de mi trabajo se concretó hace más de diez años cuando comencé a
escribir ciertos folletos para el público en los cuales llamaba la atención
sobre la situación mundial y el nuevo grupo de servidores del mundo. Traté de
introducir en la Tierra —si puedo utilizar tal expresión— una exteriorización o
símbolo del trabajo de la Jerarquía. Esto constituyó un esfuerzo para unir
hasta donde fuera posible, subjetiva y objetivamente a todas las personas de
propósitos espirituales y de profundo amor por la humanidad, o a quienes
trabajaban activamente en muchas naciones, ya sea en organizaciones o
individualmente.
Éstos
son legión. Unos pocos son conocidos por los trabajadores de la Escuela, por A.A.B.
y F.B. Conozco a miles de éstos, pero ellos no los conocen. Todos trabajan bajo
la inspiración de la Jerarquía y, consciente o inconscientemente, cumplen con
sus funciones como agentes de los Maestros.
Forman
un grupo íntimamente unido en el aspecto interno, por la intención y el amor
espirituales. Algunos son ocultistas que trabajan en diferentes grupos
esotéricos; otros son místicos que trabajan con visión y amor; muchos
pertenecen a religiones ortodoxas, y otros aún no reconocen en absoluto a
ninguno de los llamados grupos espiritualistas. Sin embargo a todos les anima
el sentido de responsabilidad por el bienestar humano y se han comprometido
internamente a ayudar a sus semejantes. Este grupo es actualmente el Salvador
del mundo y salvará al mundo e inaugurará la nueva era después de la guerra.
Los
folletos que he escrito (el primero de los cuales se titula Los Próximos Tres años, editado en 1932
con el titulo de El Nuevo Grupo de
Servidores del Mundo) explican sus planes y propósitos y sugieren los modos
y métodos para colaborar con dicho grupo ya existente y activo en muchos
campos.
Quienes
son influidos por el nuevo grupo de servidores del mundo y tratan de trabajar
con él, como agentes del mismo, se denominan hombres y mujeres de buena voluntad.
En
1936 hice un gran esfuerzo para ponerme en contacto con tales personas, cuando
aún había una pequeña posibilidad de evitar la guerra. Muchos recordaron esta
campaña y su relativo éxito. La palabra escrita y hablada a través de la radio
llegó a millones de personas, pero no hubo un número suficiente que se
interesara espiritualmente por dar los pasos necesarios y detener el odio, el
mal y la agresión que amenazaban envolver al mundo. Por lo tanto la guerra
estalló en 1939, a pesar de todos los esfuerzos de la Jerarquía y sus
trabajadores.
(Esto es falso, la jerarquía trata de reducir el dolor que
provocan las malas energías que emiten los humanos, pero no las detiene porque
sabe que las consecuencias serían peores, ver link)
La
guerra paralizó el trabajo de buena voluntad. Esa parte del trabajo en la que
habían tratado de servir los miembros de la Escuela Arcana y que trajo como
resultado la formación de diecinueve centros de servicio en diversas naciones,
fue temporalmente abandonada — pero sólo temporalmente hermanos míos porque la
buena voluntad y la expresión de la voluntad al bien es la “fuerza salvadora”
que anima al nuevo grupo de servidores del mundo.
Quisiera
puntualizar el hecho de que la tarea de introducir al nuevo grupo de servidores
del mundo y organizar el trabajo de buena voluntad, no tiene en absoluto nada
que ver con la Escuela Arcana, excepto en lo que se refiere a la oportunidad
que se les dio a los miembros de esa Escuela para ayudar en ese movimiento. Se
les otorgó plena libertad de hacerlo o no. Y un sinnúmero de ellos no hizo
esfuerzo alguno demostrando así que se valieron de la libertad que se les
otorgó y enseñó.
Cuando
estalló la guerra y el mundo estuvo envuelto en el consiguiente caos, horror,
desastre, muerte y agonía, numerosas personas, espiritualmente orientadas,
optaron por permanecer alejadas de la lucha. No era la mayoría, pero si una
poderosa y ruidosa minoría. Consideraban cualquier actitud partidaria como una
violación a la ley de fraternidad, y estaban dispuestas a sacrificar el bien de
toda la humanidad por el sentimental anhelo de amar a la humanidad en forma tal
que no implicaba acción ni decisión de su parte. En vez de decir “defenderé a
mi patria, tenga razón o no”, decían “defenderé a la humanidad, tenga o no razón.
Cuando
escribí el folleto titulado La Actual
Crisis Mundial y sucesivamente artículos sobre la situación del mundo,
expresé que la Jerarquía apoyaba la actitud y los objetivos de las naciones
aliadas, que luchaban por la liberación de toda la humanidad y por el alivio de
los pueblos sufrientes. Esto, lógicamente, obligó a la Jerarquía a no apoyar en
forma alguna al Eje adverso.
(Esto es falso porque los maestros no tienen favoritos en las
guerras, y la concepción que tuvo Alice Bailey, alias “el Tibetano”, con la
bomba atómica es enfermiza, ver link)
Muchos
de los colaboradores en el trabajo de buena voluntad y algunos miembros de la
Escuela interpretaron tal declaración como de carácter político y creyeron que
la absoluta neutralidad en lo que concierne al bien y al mal era la actitud que
debían mantener las personas con inclinaciones espirituales.
Ellos
no pensaron con claridad, y confundieron el amor fraternal con el hecho de
abstenerse de tomar partido a favor de uno de los bandos, olvidando las
palabras de Cristo: “El que no está conmigo, está contra mí”.
(Yo dudo mucho que el verdadero Cristo haya dicho esa frase y
pienso que más bien es otra manipulación que le hicieron a la Biblia.)
Repetiré
lo que he dicho con frecuencia: La Jerarquía y sus miembros, incluyéndome a mí,
aman a la humanidad pero no desean apoyar el mal, la agresión, la crueldad y el
aprisionamiento del alma humana. Con el fin de que todos avancen en el camino
hacia la luz, defienden la libertad, la oportunidad, el bienestar del género
humano, y sin discriminación, la bondad y el derecho de pensar, hablar y
trabajar libremente, que cada hombre posee. Por lo tanto no pueden apoyar a las
naciones o a los habitantes de cualquier nación que vaya en contra de la
libertad y la felicidad humanas.
Saben
que en su amor y comprensión de las circunstancias, en una vida o en vidas
posteriores, la mayoría de quienes ahora son enemigos de la libertad humana,
serán a su vez libres y hollarán el Camino Iluminado. Mientras tanto, toda la
fuerza de la Jerarquía está de parte de las naciones que luchan por liberar a
la humanidad y de aquellos que en cualquier nación trabajan en ese sentido, Si
fuera en detrimento de los valores espirituales el estar a favor del bien y de
la libertad, entonces la Jerarquía trabajaría para cambiar la actitud de los
pueblos respecto a lo que es espiritual.
(Esto es falso porque para los maestros, en las guerras no hay
un bando bueno y un bando malo, sino dos grupos de hombres que todavía están
sumergidos dentro de la barbarie.)
Por
ser responsable Alice A. Bailey de transcribir los folletos, y F.B. de su publicación
y distribución, se ha encontrado ante la difícil posición de ser el blanco de
la crítica y ataques. Sin embargo ella sabe que el tiempo reajusta todas las
cosas, y que el trabajo realizado, si está correctamente motivado, oportunamente
probará su propio valor.
Por
consiguiente me he interesado en tres aspectos del trabajo: los libros, la
Escuela Arcana y el nuevo grupo de servidores del mundo. Y los impactos mundiales
hechos por estos tres aspectos del trabajo fueron efectivos y útiles. La parte
útil del trabajo realizado es lo que interesa, no la crítica e incomprensión de
quienes pertenecen al viejo orden y a la era pisceana, pues ellos son incapaces
de ver el surgimiento de las nuevas formas de vida y los nuevos acercamientos a
la verdad.
Todo
este tiempo he permanecido detrás de la escena. Soy responsable de los libros y
folletos que llevan la autoridad de la verdad —si la verdad existe en ellos—,
pero no la autoridad de mi nombre, ni la categoría que puedan adjudicarme o que
me otorgan los curiosos, los investigadores y los devotos.
(Yo puedo asegurar que hay muy poca verdad en esos libros y
folletos porque están llenos de mentiras.)
No
he dictado ninguno de los programas de la Escuela Arcana ni he interferido en
sus planes de estudio, y de ellos es responsable A.A.B. Mis libros y folletos
fueron puestos a disposición de los estudiantes de la Escuela y del público.
He
tratado de ayudar en el trabajo de buena voluntad, del cual es responsable
Foster Bailey, sugiriendo e indicando cuál es la tarea que el nuevo grupo de servidores
del mundo está tratando de realizar, pero no lo he hecho en forma autoritaria,
ni jamás lo haré.
Los
resultados de estas actividades fueron buenos; ha habido poca incomprensión
pues ella es inherente a las facultades y actitudes personales de quienes
critican. La crítica es sana mientras no se torne destructiva.
(A pesar del inmenso charlatanismo de sus fundadores, los
servidores del mundo dirigidos por Lucis Trust han hecho un trabajo beneficioso
a nivel vibratorio, pero es desconcertante ver que siguen esperando la llegada
del personaje ficticio inventado por Leadbeater.)
El
Entrenamiento Personal
Paralelamente
a estas principales actividades, desde el año 1931 he estado entrenando a un
grupo de hombres y mujeres, dispersos por todo el mundo, en la técnica del
discipulado aceptado, entendido académicamente.
De
entre un grupo de muchos y posibles neófitos, señalé aproximadamente a 45
personas —algunas conocidas personalmente por A.A.B. y otras totalmente desconocidas—
que habían demostrado disposición para el entrenamiento, y su aptitud podía ser
probada para el trabajo grupal del nuevo discipulado.
Estas
personas recibieron directamente mis instrucciones personales y ciertas enseñanzas
generales, aunque basadas lógicamente en las antiguas reglas, que involucraban
el nuevo acercamiento a la Jerarquía y a la vida espiritual.
Estas
instrucciones estarán en breve a disposición del público, pero no se darán indicaciones
acerca de las personas así entrenadas, ni se impartirá información al respecto;
nombres, fechas y lugares serán cambiados, aunque las instrucciones permanecerán
tal como fueron dadas.
Estas
personas comprobarán mi identidad por haber mantenido contacto directo conmigo.
Saben quien soy desde hace años, pero han conservado mi anonimato con gran
cuidado y verdaderas dificultades, debido a que centenares de personas en el
mundo han hecho conjeturas respecto a mi identidad y algunas han acertado quien
soy.
(Alice Bailey aseveró que el Tibetano era el antiguo discípulo
del maestro Kuthumi, Djwal Khul, pero eso es falso como se los demuestro en
este otro capítulo: link)
Actualmente,
y a pesar de todo lo que A.A.B. y mis discípulos hicieron, se admite
generalmente que soy un Maestro, y a tal efecto se me ha dado un nombre. Lo
afirmé a mi grupo de aspirantes especialmente elegidos, cuando lo descubrieron
internamente por sí mismos. Hubiera sido torpe e inútil no hacerlo, y al
comunicarme con ellos y escribir instrucciones sobre el nuevo discipulado,
ocupó lógicamente el lugar que me correspondía.
Algunas
de estas instrucciones fueron consideradas por mí y A.A.B. como apropiadas y
útiles para un uso más general, y luego incorporadas en una serie de escritos
intitulados: Etapas del Discipulado, editados
bajo mi nombre en la revista The Beacon.
Fueron cuidadosamente revisados antes de su publicación, excepto uno en el que A.A.B.
bajo la presión del excesivo trabajo, omitió la supresión de un párrafo en el
cual se refería a mí como Maestro. Este párrafo apareció en The Beacon en julio de 1943 y le produjo
un gran disgusto. Cometió ese descuido después de tantos años de ocultar mi
identidad como Maestro, quedando así públicamente reconocida.
(Eso no fue un descuido, intencionalmente Alice Bailey hizo esa
asociación para engatusar aún más a sus seguidores)
En
relación con esto hay tres puntos sobre los cuales deseo llamar la atención.
1)
Hace años manifesté en el Tratado sobre Magia
Blanca que yo era un iniciado de cierta categoría, pero que se debía mantener
mi anonimato. Años más tarde, debido a aquel error de A.A.B., aparentemente me
vi en la posición de contradecirme, y por lo tanto cambiar mi actitud, pero en
realidad no hice tal cosa debido a que la difusión de las enseñanzas alteran
las circunstancias, y las necesidades de la demanda humana exigen a veces un
cambio en el acercamiento. No hay nada estático en la evolución de la verdad. Desde
hace tiempo intento hacer lo necesario para presentar al público, en forma más definida
y atrayente, la existencia de la Jerarquía y sus miembros.
Manifesté
claramente a A.A.B. hace unos años (como lo hizo su propio Maestro), que su
deber principal como discípula era familiarizar al público con la verdadera
naturaleza de los Maestros de Sabiduría para así contrarrestar la impresión
errónea que el público había recibido. Ella lo logró hasta cierto grado, pero
no en la amplitud esperada.
(Al contrario, las distorsiones que Alice Bailey hizo sobre los
maestros contribuyeron a la creación de los “Maestros Ascendidos” que es una
deformación completamente fantasiosa de lo que son los verdaderos Maestros de Sabiduría.)
A.A.B.
se sintió cohibida ante esta tarea por el desprestigio en que había caído el
tema debido a las falsas presentaciones de los diferentes instructores y grupos
ocultistas, además de las ridículas explicaciones que daban los ignorantes
acerca de nuestra identidad.
H.
P. B., su predecesora, manifestó en ciertas instrucciones enviadas a la sección
esotérica de la Sociedad Teosófica, que lamentaba amargamente haber mencionado
a los Maestros, dando sus nombres y sus funciones.
(Blavatsky no dio sus funciones, eso lo inventó Leadbeater.)
La
misma opinión sostuvo A.A.B. Los Maestros, tal como son presentados por la Sociedad
Teosófica, tienen una vaga semejanza con la realidad. Ha traído mucho bien ese
testimonio de su existencia, pero hicieron gran daño los torpes detalles a
veces impartidos. Ellos no son como se les describe: no dan órdenes a sus
seguidores (o mejor dicho devotos) para hacer esto o aquello o para formar ésta
u otra organización; y tampoco señalan a
nadie como la encarnación de un personaje de suprema importancia, pues saben
muy bien que los discípulos, iniciados y Maestros, son conocidos por su
trabajo, sus obras y actos y no por sus palabras, y tienen que demostrar su
categoría por el trabajo realizado.
(Eso también lo inventó Leadbeater.)
Los
Maestros trabajan en muchas organizaciones por medio de sus discípulos; pero no
exigen, por su intermedio, la total obediencia de los miembros de determinada
organización, ni excluyen de las enseñanzas a quienes están en desacuerdo con
las actividades de la organización o las interpretaciones de sus dirigentes. No
son separatistas ni antagonizan con los grupos que trabajan bajo la dirección
de distintos discípulos o Maestros.
Cualquier
organización por la que ellos se interesen será incluyente y no excluyente.
Tampoco promueven cuestiones respecto a las personalidades, apoyando a una y
rechazando a otra, simplemente porque las opiniones de un líder sean o no
apoyadas. No son personas extravagantes ni maleducadas, tal como las describen
los dirigentes mediocres de muchos grupos; tampoco eligen como discípulos
consagrados y trabajadores prominentes a hombres y mujeres de evidente
inferioridad, desde el punto de vista mundano, ocupados en reivindicaciones y
en el arte de atraer la atención sobre sí mismos.
(Es obvio que Alice Bailey y su marido Foster Bailey quedaron
muy resentidos con Annie Besant porque ella no los valoró como ellos
consideraban que si lo merecían en la Sociedad Teosófica.)
El
discípulo en probación podrá ser un devoto, pero debe poner el énfasis sobre la
purificación y la adquisición de una comprensión inteligente respecto a la fraternidad
y necesidad humana.
Para
ser un discípulo aceptado que actúe directamente bajo la dirección de un Maestro
y esté activo en el trabajo mundial, ejerciendo una creciente influencia, se
requiere polarización mental, desarrollo del corazón y sentido de los
verdaderos valores.
(Aquí Alice y Foster están siendo son muy hipócritas porque
ellos fueron muy mentirosos y manipuladores.)
Los
Maestros presentados al público por algunos movimientos como el “Yo soy”,
constituyen una tergiversación de la realidad. Los distintos movimientos teosóficos
(desde la época de H.P.B.) no han demostrado inteligencia ni buen criterio en
la elección de quienes la organización proclama como iniciados o importantes
miembros de la Jerarquía.
Habiendo
conocido todo lo dicho y observado los malos efectos causados por la enseñanza
impartida acerca de los Maestros, A.A.B. extremó sus esfuerzos a fin de
presentar la verdadera naturaleza de la Jerarquía, sus metas y sus miembros; y procuró
poner el énfasis —como lo hace la Jerarquía— sobre la humanidad y el servicio
prestado al mundo, y no sobre un grupo de instructores que aunque trascendieron
los habituales problemas y experiencias de la personalidad en los tres mundos, ellos
están aún en proceso de entrenamiento, preparándose (bajo la dirección de
Cristo) para hollar “el Sendero de la Evolución Superior”, tal como se lo
denomina.
El
nombre con que nos conocen algunos discípulos en el Tíbet, da un indicio de
nuestra etapa de realización. Denominan a la Jerarquía la “sociedad de mentes
iluminadas y organizadas” —iluminadas por el amor y la comprensión, por una
profunda compasión e inclusividad, por el conocimiento del plan, a fin de
captar el propósito, sacrificando su propio progreso inmediato para ayudar a la
humanidad. Eso es un Maestro.
2)
El segundo punto a tratar, lo expondrá en forma interrogativa: ¿Qué daño puede
ocasionar el hecho de señalar con el dedo a un Maestro y reconocerlo como tal, siempre
y cuando su comportamiento corrobore esta declaración y su influencia sea
mundial?
¿Ha
producido algún daño este inadvertido descuido de A.A.B. evidenciándome como
Maestro?
(A mí si me hizo daño porque me hizo perder mucho tiempo y
dinero estudiando libros que son pura basura porque están llenos de errores y
falsedades.)
Mis
libros, portadores de mi influencia, han llegado a los más lejanos lugares de
la tierra.
El
trabajo de buena voluntad que he sugerido, y que F.B. está llevando a cabo voluntariamente,
ha llegado literalmente a millares de personas por medio de folletos, la radio,
el uso de la Invocación, los Triángulos, y mediante la palabra y el ejemplo de
los hombres y mujeres de buena voluntad.
Durante
los veinticinco años que A.A.B. trabajó conmigo en el campo esotérico, nunca
trató de beneficiarse por el hecho de que yo soy uno de los numerosos Maestros,
reconocido hoy por millares de personas. Ella no se ha respaldado en mí, ni en
su propio Maestro; no nos ha hecho responsables por lo que ella ha realizado; y
tampoco inició ni emprendió su trabajo sobre la base de que el Maestro “lo
ordenó”.
Ella
sabe que la tarea del Maestro consiste en poner al discípulo en contacto con el
Plan, y que por propia iniciativa y cierta medida de sabiduría y de amor, el
discípulo se esfuerza inteligentemente para hacerse cargo de la parte que le
corresponde en la materialización del Plan.
Comete
errores, y aunque no presenta quejas al Maestro, paga el precio aprendiendo la
lección. Cuando tiene éxito no acude al Maestro para que la alabe, pues sabe
que no lo hará. Lucha contra la mala salud, la envidia y el antagonismo de
quienes tienen menos éxito o temen la competencia, y no acude al Maestro para
recibir fuerza a fin de mantenerse firme. Trata de caminar a la luz de su
propia alma y permanecer fuerte en su propio Ser espiritual, y así aprende a
ser Maestro, aprendiendo.
(Yo lo que veo es que Alice Bailey vivió muy bien, al igual que
lo hacen muchos otros embusteros, pretendiendo ser “la mensajera de los
Maestros”.)
3)
El tercer punto sobre el que quisiera llamar la atención es que el nuevo ciclo
que vendrá al finalizar la guerra —la realidad de la existencia de la Jerarquía
y el trabajo de los Maestros por intermedio de sus discípulos—, debe ser llevado
a conocimiento del público.
Los
discípulos de todas partes presentarán al mundo acrecentadamente el plan
jerárquico para lograr la fraternidad, la vida y la inclusividad espirituales.
Esto no lo realizarán apoyándose en las frases (tan prevalecientes entre los
tontos), “el Maestro me ha elegido a mí”, o “el Maestro apoya mis esfuerzos”, o
“yo soy el representante de la Jerarquía”, etc.
Sino
mediante una vida de servicio, recalcando que los Maestros existen y que son
conocidos por muchas personas; que el Plan consiste en el desarrollo evolutivo
y el progreso educativo hacia una meta espiritual inteligente; que la humanidad
no está sola y que la Jerarquía existe; que Cristo está con su pueblo; que el
mundo está lleno de discípulos ignorados, debido a que trabajan silenciosamente;
que existe el nuevo grupo de servidores del mundo; que los hombres y mujeres de
buena voluntad se hallan en todas partes; que a los Maestros no les interesa
absolutamente las personalidades, sino que utilizan a hombres y mujeres
pertenecientes a todas las tendencias, creencias y nacionalidades, siempre que
los aliente el amor, sean inteligentes, tengan mentes entrenadas y posean
además influencia magnética y radiante, lo cual atraerá a las personas hacia la
verdad y la bondad, pero no hacia el individuo, ya sea Maestro o discípulo.
Los
Maestros no se preocupan en absoluto por la lealtad personal; ellos están
exclusivamente dedicados a aliviar el sufrimiento, a promover la evolución de
la humanidad y a indicar los objetivos espirituales. Ellos no esperan el
reconocimiento de su trabajo ni la alabanza de sus contemporáneos, sino sólo el
acrecentamiento de la luz en el mundo y el desenvolvimiento de la conciencia
humana.
(Esto último es cierto, pero todo lo demás que dijo el “Tibetano”
esta lleno de mentiras como se los he demostrado.)
Agosto
de 1943.
OBSERVACIÓN
Este es un ejemplo
más del enorme charlatanismo de Alice Bailey porque NO tiene ningún sentido que
un elevado Lama que vivía en el Tíbet pusiera en sus libros todas las
falsedades que inventó un embustero occidental llamado Charles Leadbeater, y en
cambio tiene mucho más sentido considerar que Alice Bailey para darse más
prestigio, ella inventó que sus libros le fueron dictados por un Maestro
Tibetano.