Gerard Croiset fue un psíquico holandés muy destacado,
quien diseñó un experimento conocido como “el
test de la silla” en el que intentaba describir cómo sería la persona que
se sentaría en cierto lugar elegido al azar con motivo de un próximo evento
público, sin saber nada acerca de esa persona.
Y en una ocasión, Croiset dijo que la persona que se
ubicaría en el asiento señalado sería un hombre de 1.76 metros de alto, quien
se peinaba el cabello moreno hacia atrás, tenía un diente dorado en su
mandíbula inferior, una cicatriz en el dedo pulgar de un pie, trabajaba en la
ciencia y la industria, y a veces se manchaba el delantal del laboratorio con un
químico verdoso.
Dos semanas más tarde, el encuentro tuvo lugar en Denver,
Colorado (EEUU), y la persona que ocupó la locación referida era un hombre que
se ajustaba a la descripción de Croiset en todo aspecto salvo en uno: en lugar
de tener 1.75 metros de altura, tenía 1 cm más de medida. (1)
(Aunque para algunos les podrá sorprender mucho que la
predicción de Croiset haya correspondido con la realidad, desde un punto de
vista esotérico, eso no tiene nada de extraordinario, ya que si el experimento
fue real y no manipulado, eso significaría que el señor Croiset tiene más
despierta la facultad oculta de la premonición, lo que le permite ver sucesos
que se van a producir en el futuro.)
Croiset llevó a cabo el “experimento de la silla” durante 25 años con un notable éxito y tal
experimento plantea la pregunta de:
¿Cuán libres somos realmente?
Existen tres posiciones básicas que podemos adoptar sobre
la cuestión del libre albedrío:
a)
considerar que tenemos total libertad,
b)
considerar que no tenemos nada de libre albedrío, o
c)
considerar que disponemos en cierta medida del libre
albedrío.
¿Somos totalmente
libres?
La idea de que tenemos un absoluto libre albedrío es
claramente exagerada debido a que hay obvias restricciones en nuestra libertad,
ya que por ejemplo no somos libres de poder hacer cosas en las que estamos
físicamente incapacitados. Por ejemplo: no podemos vivir
bajo el agua como lo hacen los peces, o volar en el aire como lo hacen las
aves, o cambiar el pasado, etc.
Y además de esas limitaciones físicas, también hay
impedimentos psicológicos en nuestra libertad y algunos ejemplos de ello son: el
condicionamiento mental que nos creamos, así como los numerosos hábitos e
instintos que tenemos, y todo ello juega un gran papel al determinar nuestras
acciones.
El determinismo duro
Es por ello que algunos investigadores piensan que todas
esas restricciones son tan poderosas que no tenemos control sobre ellas y por lo tanto en realidad no tenemos libre albedrío. Y esta
posición extrema se le conoce como “fatalismo”, “predeterminismo” o
“determinismo duro”.
Y los que piensan así dicen que no podemos escoger entre
alternativas para hacer algo (excepto lo que elegimos hacer en la práctica) ya
que todo lo que hacemos está predestinado y nuestro sentimiento de ser libres
es sólo una ilusión.
El fatalismo es imposible de verificar porque también es
imposible de refutar, debido a que un fatalista argumentaría que cualquier cosa
que dijéramos o hiciéramos para intentar desacreditar el fatalismo ¡eso también
se encuentra determinado por el destino!
El determinismo moderado
Y ciertamente es imposible negar que a veces perdemos
control de nosotros mismos y sucumbimos a impulsos irresistibles, y que a veces
somos compelidos por motivos y deseos de los cuales incluso no estábamos
conscientes. Pero muchos de nosotros sentimos que realmente elegimos libremente
nuestras propias decisiones (al menos en ciertas ocasiones) y que por ejemplo podemos
resistir a algunos de nuestros impulsos si realmente focalizamos nuestra
consciencia en ellos.
Y esta idea de que nuestras acciones están determinadas
parcialmente por fuerzas que están más allá de nuestro control (y en parte por
nuestro libre albedrío) se le llama a veces “determinismo moderado”.
La explicación científica
El libre albedrío implica que nuestras mentes
autoconscientes pueden ejercer control sobre nuestro cerebro y nuestro
comportamiento. Y los experimentos han demostrado que justo antes de llevar a
cabo un acto voluntario, se activan ciertas regiones del cerebro, pero
¿Qué es lo que hace que se activen?
De acuerdo a la teoría científica ortodoxa de la mente,
los estados mentales son idénticos a los estados cerebrales (es decir que la
mente es el cerebro) pero esto significaría que:
-
o una parte de nuestro cerebro, activa otra
parte del cerebro (con lo cual se estimula otra zona, etc.)
-
o que una región particular del cerebro se
activa espontáneamente sin ninguna causa.
Y es difícil entender cómo ambas alternativas podrían dar
una base para la existencia de un “yo” consciente que disponga del libre
albedrío, y es por ello que esta teoría ortodoxa de la mente tiene sus
oponentes siendo uno de ellos: Sir John
Eccles, quien es un distinguido neuro-científico y ganador del Premio
Nobel y el cual rechaza la visión oficial calificándola de: “una
superstición sostenida por materialistas dogmáticos”.
Eccles denomina “interaccionismo
dual” a la teoría alternativa que él propone y afirma que en realidad los humanos
tenemos una mente no física que actúa en nuestro cerebro material y determina
nuestras acciones al hacer que se activen ciertas células cerebrales. (2)
Y el biólogo Rupert
Sheldrake va aún más lejos, ya que en su teoría considera que nuestra constitución está formada por varios niveles no materiales:
- Nuestros cuerpos físicos están organizados por campos morfo-genéticos,
- Nuestros hábitos por campos conducto-mórficos, y
- Nuestros pensamientos por campos mental-mórficos,
Y sugiere que nuestro yo consciente puede estar incluso
un nivel más arriba, el cual interactúa con los campos más bajos (y a través de
ellos) con el cerebro físico y el cuerpo. (3)
Y esta idea de que somos seres multinivel tiene eco en
las tradiciones místicas y religiosas del mundo. Por ejemplo, el cristianismo
místico habla del “cuerpo, alma y espíritu”. El Vedanta hindú enseña que existen “cinco koshas” (o capas de consciencia). Y la Teosofía habla de “siete principios”. Claro que la cantidad de niveles que queramos distinguir es de
importancia secundaria. El punto crucial a considerar aquí es que no somos
nuestros cuerpos físicos, sino que poseemos un cuerpo físico, que es nuestro vehículo o instrumento mediante el cual nosotros (el yo interno) adquiere experiencia
en el mundo terrestre.
En realidad tenemos dos tipos de
voluntad
Una voluntad pasiva (o automática) asociada con nuestros hábitos e
instintos, y una voluntad activa que es nuestro libre albedrío.
Muchas de nuestras funciones corporales (tales como la
respiración, el latido cardíaco, la digestión, el crecimiento y otras) normalmente
son controladas inconscientemente por nuestro sistema nervioso autónomo, o sea en
otras palabras por nuestra voluntad pasiva, la cual también juega un rol
importante en la determinación de nuestras acciones, en especial cuando
actuamos instintivamente y sin pensar.
Pero por otra parte, nuestro libre albedrío nos permite
llevar a cabo acciones intencionales y deliberadas y esta es una forma de autodeterminación
autoconsciente que conlleva por ende responsabilidad moral.
Claramente, nuestras elecciones y decisiones están muy
influenciadas por los patrones habituales de pensamiento, sentimiento y
comportamiento que vienen del pasado. Y desde el momento en que nacemos,
comenzamos a mostrar ciertos rasgos distintivos de carácter, los cuales se
desarrollan o modifican en el curso de nuestras vidas a medida que reaccionamos
a las circunstancias e interactuamos con la gente a nuestro alrededor (de forma
pasiva e instintiva por una parte, y activa y conscientemente también por otra
parte).
Pero,
¿De dónde viene nuestro carácter básico?
Hay tres posibles respuestas a esta pregunta:
1) Los materialistas
dicen que nuestro carácter básico está determinado por los genes que heredamos
de nuestros padres, y que esos genes a su vez se activan en nuestros cuerpos. Y
cuando se les pregunta a estos materialistas:
¿Por qué nos tocaron los padres que tenemos
y qué es lo que determina que haya genes activos y recesivos?
Ellos responden:
"es el azar".
Pero invocar el azar no soluciona nada, porque implica
que no hay explicación y que las cosas sólo pasan por pura casualidad. Por lo tanto
las teorías que reducen las maravillas de la vida y la mente a simples
interacciones físico-químicas azarosas son muy inadecuadas e insatisfactorias.
2) Una segunda
posibilidad es que haya una Inteligencia Superior que crea una nueva alma
humana para cada niño recién nacido. Y si Dios nos da nuestras características
y decide las circunstancias de nuestro nacimiento, Él también tendría una gran
responsabilidad por todos los sucesos de nuestras vidas. Lo que equivaldría a
decir que la gente sufre porque esa es la voluntad de Dios. Y un ser capaz de
tal crueldad e injusticia sería más parecido a un demonio insensible que a un Ser
Divino.
Y una versión extrema de esta posición se puede encontrar
en la Confesión Presbiteriana de Fe, que declara:
-
“Por
decreto de Dios, por la manifestación de Su Gloria, algunos hombres y ángeles
son predestinados a la vida eterna y otros son condenados a la muerte eterna.”
(4)
¡Lo que francamente es
una doctrina muy poco inspiradora!
3) Y una tercera
posibilidad (y la más razonable) es la reencarnación. Y de acuerdo a esta
postura, nuestras almas renacen en la Tierra una y otra vez, y en cada vida
cosechamos lo que sembramos en vidas previas, y plantamos las “semillas” que
cosecharemos en vidas futuras.
Por lo tanto los eventos no se producen nada más por “azar”, sino
que también hay toda una red de causas y efectos (Karma) en donde las consecuencias de todos nuestros pensamientos,
obras y actos recaen en nosotros mismos, ya sea en esta vida o en una futura.
Y cuando un alma vuelve a encarnarse, ella es dirigida
por afinidad hacia los padres que pueden proveerle de un cuerpo y el
medioambiente que se ajuste mejor a las tendencias que ella ya posee. Y así en
lugar de heredar las características de nuestra personalidad directamente de
nuestros padres, en realidad las estamos heredamos mediante ellos y por
consecuencia de nuestro propio pasado.
(Y esto es lo que
enseña la teosofía y el esoterismo en general.)
Las innumerables causas que hemos puesto en movimiento en
vidas pasadas nos empujan inexorablemente hacia un futuro determinado, lo que
limita nuestra libertad actual. Y eso explica por qué mucho de lo que hacemos
es bastante predecible, y por qué a veces es posible tener visiones del futuro
como en el “experimento de la silla”.
Se estima que entre un 10 a 15% de la población ha tenido
una o más experiencias psíquicas. Y cerca del 60% de ellas ocurren durante los
sueños, 30% se manifiesta como intuiciones o presentimientos, y el resto son
alucinaciones o apariciones.
Más de la mitad de todas las experiencias psíquicas son
precognitivas (es decir que transmiten información sobre un evento que aún no ha
tenido lugar). Y una encuesta hecha sobre ese tipo de experiencias determinó que
en cerca de dos tercios de los casos no hubo ningún intento para prevenir el
suceso, ya sea porque la experiencia se olvidó, o porque el sujeto temió el
ridículo en caso que la premonición resultara falsa, o por alguna otra razón.
En el 70% de los casos en que se hizo un esfuerzo para
evitar lo que había sido pronosticado, la intervención resultó ser al menos
parcialmente exitosa, y en los otros casos mostró ser infructuosa. Esto usualmente
porque la información transmitida en la experiencia no era suficiente para
permitir que se tomaran las medidas adecuadas. Y en algunos casos, las personas
que trataron de intervenir, al final sintieron que su intervención contribuyó
para que el evento que querían evitar sucediera. (5)
Algunos ejemplos
1) La siguiente historia (la cual probablemente es
ficticia) cuenta acerca del poeta trágico griego Esquilo, quien luego de descubrir en las profecías de los astros que él moriría por
un objeto que caería sobre su cabeza, huyó al desierto con la intención de
permanecer ahí hasta que hubiera pasado el fatal momento.
Ubicándose en un amplio espacio abierto con nada
más que el cielo azul sobre él, Esquilo
se sentía razonablemente seguro. Sin embargo, un gran águila volaba llevando
una tortuga en su pico, y confundiendo la calvicie del poeta con una roca, dejó
caer el animal en él para romper la caparazón, matando de esa forma a Esquilo y cumpliéndose la predicción.
2) Otra historia trágica, pero verdadera, concierne a la
actriz francesa Irene Muza, que una
vez tomaba parte de un experimento en el que ella era hipnotizaba y se le
preguntaba si podía ver su futuro. Y ella dijo:
-
“Mi
carrera será corta y no me atrevo a decir cómo será mi final, pero ¡será
terrible!”
Los experimentadores estaban desconcertados y
decidieron no contarle a la actriz lo que había sucedido. En lugar de eso, le efectuaron una sugestión post-hipnótica para que olvidara todo lo que había
dicho. Pero pocos meses más tarde su peluquero accidentalmente esparció
gasolina blanca en un horno encendido, causando que el cabello de la actriz y su ropa
se quemaran. Y en cuestión de segundos ella estaba cubierta en llamas y murió
en el hospital unas pocas horas después. (6)
3) También existen 19 casos documentados de personas que
tuvieron premoniciones sobre el hundimiento del Titanic en su viaje inaugural
de 1912. Y esas 19 personas incluían varios pasajeros, algunos de los cuales
prestaron atención a sus premoniciones y sobrevivieron, mientras que otros las
ignoraron y perecieron.
(Bromeo :)
La determinación del
futuro
Si consideramos que el karma existe, entonces será lógico
que el pasado de cada individuo genere ciertos futuros más probables que otros.
Y sobre este tema, el físico David Bohm
una vez comentó:
« Cuando la gente tiene sueños certeros
de accidentes y los evita porque no tomó el avión o el barco, eso significa que
no era el futuro real lo que ellos percibieron, sino que era simplemente algo que en el presente estaba involucrado y que por lo tanto se trasladaba hacia la elaboración de
ese futuro. Y de hecho, el futuro que
vieron difería del real porque ellos lo alteraron. Entonces pienso que si estos fenómenos
existen, es porque hay una anticipación del futuro a partir de los eventos
implicados en el presente, o como solían decir los ancestros: los sucesos
venideros proyectan sus sombras en el presente. » (7)
Hay que precisar que por “los eventos implicados en el presente”
Bohm no se refiere únicamente a los eventos físicos, sino también a un nivel
más profundo y no manifestado de la realidad, la cual en algunos sentidos corresponde
a lo que en la tradición teosófica se le conoce como “el plano astral” o “la luz
astral” y que consiste en una sustancia energética sutil difuminada a
través del espacio.
Los Maestros transhimaláyicos explican que es en la luz
astral donde se preserva el registro de todos los eventos pasados y también es
ahí en donde se gestan los sucesos futuros. Y es por eso que Helena Blavatsky
dijo que el nacimiento y destino de cada niño están “ya trazados en la luz
astral, pero no de manera fatalista, sino sólo porque el futuro, como el pasado,
están siempre vivos en el presente”. (8)
(El esoterismo explica que cuando los humanos perciben
eventos que van a suceder en el futuro, ellos están percibiendo las imágenes que
se generan previamente en la luz astral antes de que esos eventos se
manifiesten en el mundo físico, y mientras que todavía no se hayan materializados
esos eventos, estos pueden modificarse si se generan nuevas energías que los alteren.)
Podemos pensar en el futuro como en algo fluido que se encuentra en
proceso de cristalización, y mientras más cercano se encuentre, más se
solidifica. Y los hechos más determinantes del mundo probablemente se estén
cristalizando con mayor anticipación, junto con las vivencias más importantes
en nuestras vidas, tales como matrimonios, accidentes graves o la muerte.
La Teosofía enseña que cuando morimos, tenemos una visión
panorámica en la que todos los eventos de nuestra vida pasada “desfilan” ante
nosotros, y nos vemos a nosotros mismos tal como somos “sin los adornos de la
adulación o el autoengaño”, y entendemos la justicia perfecta de todo lo que
nos ha pasado.
Y cuando el periodo de descanso post-mortem se termina y
es tiempo de retornar a la vida en la Tierra, el alma reencarnante tiene otra
visión, pero esta vez de la nueva vida que va a experimentar (y las causas que la
han llevado hacia ella) pero solamente se nos da el panorama general y nosotros somos libres
de completarla en los detalles.
(E incluso de transformarla, ya que las nuevas acciones
que efectuemos en esta nueva vida van a influir en el panorama general que ya se
encuentra predeterminado –pero no fijado– por nuestras acciones pasadas.
Entonces nuevas acciones positivas pueden modificar un destino que ya se
encontraba previamente determinado como negativo.)
Y así de esta manera, todas las innumerables y pequeñas elecciones que
hemos hecho vida tras vida, se combinan para crear una corriente kármica
particular, la cual nos lleva en una cierta dirección. Y este es nuestro
destino, pero deben de comprender que es un destino creado por nosotros mismos, formado por nuestros
deseos y forjado por nuestra voluntad. Y es por eso que se dice que somos los
arquitectos de nuestro destino, ya que no existe tal cosa como el destino en el
sentido de que nuestras vidas son gobernadas por fuerzas externas con las que no
hemos tenido parte alguna en su origen.
Cada vez que pensamos, hablamos o actuamos, estamos
generando causas de felicidad o infelicidad futuras para nosotros mismos. Cada
pensamiento o acto mezquino o egoísta retarda nuestra evolución, y cada
pensamiento noble o acto altruista nos permite avanzar.
Si cedemos a cada
impulso o deseo que se cruza en nuestra mente (y no importa en qué medida)
entonces no estamos demostrando libertad, sino esclavitud. Y puede ser un
ejercicio útil hacer una retrospección y observar nuestras reacciones en
diferentes situaciones y preguntarnos honestamente qué parte de nosotros
estaba realmente controlando nuestros actos: la parte pensante o la parte
reactiva.
Sin embargo, los hábitos son fuertes y no se pueden eliminar
de un día para otro, por lo que la modificación de nuestro comportamiento debe
de ser un proceso gradual. Y básicamente a nosotros nos corresponde elegir entre
controlar nuestra naturaleza inferior e irla transformando en algo más elevado, o permitir que seamos controlados por ella.
La autoconsciencia significa literalmente “consciencia de
nuestro propio yo” como opuesto al “no-yo” es decir al mundo exterior (incluyendo
los otros “yoes” de las demás personas). Y en el estado actual de nuestro desarrollo, la gente tiende a creer que estamos completamente separados y
somos distintos los unos de los otros. Y esta separatividad es la que da origen al
egoísmo y es la causa raíz de muchos de los problemas mundiales porque conduce nuestro libre albedrío hacia el egoísmo y la ignorancia. Pero los
Maestros explican que la separatividad es una ilusión y que energéticamente estamos
unidos.
Realmente somos como vórtices o remolinos en un río, y cada
uno de esos vórtices es único pero inseparable del flujo general de la naturaleza. Y tal
y como los átomos físicos pasan constantemente de cuerpo en cuerpo, también
nuestros pensamientos e ideas pasan de mente en mente, tejiéndonos a todos en un
conjunto interdependiente, ya que somos esencialmente una Humanidad.
Por lo tanto se concluye que debiéramos intentar usar nuestra
libertad para vivir en armonía con la naturaleza y de una forma que también beneficie a los demás. Y mientras más cultivemos nuestra voluntad espiritual, así como nuestras
cualidades más nobles y altruistas, más nos convertiremos en maestros de
nuestro destino.
Y el siguiente poema de Ella Wheeler Wilcox (9) describe muy bien el
funcionamiento del karma y nuestra responsabilidad de configurar nuestras propias
vidas y nuestro destino.
La Ley
El sol puede estar
cubierto de nubes y aún así
continuará su curso
hasta que termine el ciclo.
Y cuando los sistemas
se confundan en el caos,
nuevamente el
Constructor rediseñará un nuevo mundo.
Y de la misma manera tu camino puede estar
nublado y tu meta incierta,
pero continúa porque la
órbita es fija para tu alma.
Y aunque pueda
conducir a la oscuridad de la noche,
la antorcha del
Constructor dará una nueva luz.
Fuiste y serás, recuerda esto mientras seas.
Tu espíritu ha
viajado mucho y muy lejos.
Viene de la Fuente a
la que retorna,
y la chispa que se
encendió, brilla eternamente.
Dormía en la piedra,
se movió en las olas,
vagó por el bosque,
se levantó de la tumba,
se vistió con
extraños ropajes por largos eones,
y ahora reaparece
como tu propia alma.
De cuerpo en cuerpo
tu espíritu se forja.
Busca una nueva forma
cuando la vieja se haya ido,
y la cobertura que
encuentra es el tejido que hilaste
en el telar de la
mente con la fibra del pensamiento.
Como el rocío cae de
lo alto, descendiendo con la lluvia,
tus pensamientos van
a la deriva y se mezclan con el destino.
No puedes escapar de
ellos por pequeños o grandes,
malos o nobles que
sean, ya que modelan tu destino.
En alguna parte, en
algún planeta, alguna vez y de algún modo,
tu vida reflejará
todos los pensamientos de tu presente.
Porque la ley es infalible y
ninguna sangre puede expiarla,
y la vida que
construyes debes vivirla solo.
De ciclo en ciclo, a
través del tiempo y el espacio,
tus vidas y sus
anhelos conservarán sus pasos.
Y todas tus dudas y
todos tus deseos,
deberán venir a tus
mandatos, como la llama a la vela.
Eres tu propio
demonio y eres tu propio Dios.
Tú labraste los
caminos en los que has transitado,
y nadie puede
salvarte del error o del pecado,
hasta que prestes
atención al espíritu interior.
Inclínate a esa voz y
terminará todo el tumulto.
Así tu vida es la
del Uno Infinito,
y en la carrera apresurada
estás consciente del intervalo,
con amor por el
propósito y por la causa.
REFERENCIAS
- Michael Talbot, The Holographic Universe, HarperPerennial, 1991, p. 207.
- Ver John Eccles on mind and brain, http://davidpratt.info/eccles.htm.
- Ver Rupert Sheldrake: a theosophical appraisal, http://davidpratt.info/sheld.htm.
- Citado en H.P. Blavatsky, La Clave de la Teosofía, TUP, 1972 (1889), p. 213.
- Richard S. Broughton, Parapsychology: The Controversial Science, Ballantine Books, 1991, pp. 18-21.
- The Holographic Universe, p. 210.
- Citado en The Holographic Universe, p. 212.
- La Doctrina Secreta, TUP, 1977 (1888), 1:105.
- Citado en A.J. Fisichella, Metaphysics: The Science of Life, Llewellyn, 1986, p. 124; http://www.ellawheelerwilcox.org/pindex.htm.
OBSERVACIÓN
Este texto es la traducción del artículo en inglés que
publicó el investigador David Pratt (link)
y le agradezco mucho a Nicolás por haberlo traducido, ya que me permite darles
un resumen de las diversas teorías que hay sobre ese asunto. Y para más
información sobre el tema de la libertad y el destino, les recomiendo que
también lean: