Los
humanos siendo muy ávidos de sensacionalismos, de todos los tiempos los
Maestros han tenido que efectuar milagros y fenómenos para atraer la atención
de la gente a su enseñanza, sin embargo son reticentes a realizarlos. El
Mahatma Kuthumi en una carta a Sinnett explica las razones:
«
Estimado Hermano y Amigo,
Precisamente
porque la prueba del periódico de Londres [que tú propones] les cerraría la
boca a los escépticos – es inconcebible. De cualquier manera que lo veas, el
mundo se encuentra todavía en su primera etapa de emancipación, si no es que de
desarrollo, y por lo tanto, no está aun preparado [para abordar los aspectos
ocultos de la naturaleza].
Es
muy cierto que nosotros [los Adeptos] trabajamos utilizando los medios y las
leyes naturales, no sobrenaturales [aunque todavía desconocidas por la ciencia
moderna]. Pero, dado que por un lado la Ciencia (en su estado actual) sería
incapaz de explicar las maravillas que se produjeran, y por el otro lado las
masas ignorantes todavía considerarían el fenómeno bajo el aspecto de milagro.
Ello produciría un desequilibrio para todos aquellos que fueran testigos de ese
fenómeno y las consecuencias serían deplorables. Créeme, eso sería así.
[Los
psicólogos saben muy bien que si una persona es confrontada de forma
irremisible a algo que rebasa su entendimiento, su cognición es profundamente
perturbada, pudiendo en los casos más extremos llegar a perder la razón (se
vuelve loca). Es por eso que la Jerarquía que guía el desarrollo de la
humanidad va muy progresivamente introduciéndola en esos aspectos ocultos de la
Naturaleza y del Universo.]
.
. .
¡Insensatos
son aquellos que, especulando sólo acerca del presente, cierran sus ojos intencionalmente
al pasado, habiéndose ya hecho naturalmente ciegos al futuro! Yo sería incapaz de incluirte entre estos
últimos, por lo tanto trataré de explicarme. Si consintiéramos en acceder a tus
deseos [de efectuar fenómenos públicamente]. ¿Sabes realmente cuáles serían las
consecuencias que vendrían detrás del éxito?
La
sombra inexorable que sigue a todas las innovaciones humanas avanza, pero pocos
son los que alguna vez están conscientes de su aproximación y peligros. ¿Qué podrían esperar entonces aquellos que
ofrecieran al mundo una innovación que, debido a la ignorancia humana, si fuese
creída, sería atribuida seguramente a esas entidades tenebrosas en las que todavía
creen y a aún temen las dos terceras partes de la humanidad?
Dices
que la mitad de Londres se convertiría si les pudieras entregar, en el mismo
día de su publicación, un ejemplar del Pioneer [periódico en el que trabajaba
Sinnett]. Permíteme decirte que si la gente llegara a creer que el fenómeno era
real, te matarían en menos tiempo del que tardarías en darle la vuelta a Hyde
Park; si no lo creyeran, lo menos que podría pasarte sería la pérdida de tu
reputación y buen nombre, por haber propagado tales ideas.
El
éxito de una tentativa como la que propones, debe estar planeado y basado en el
perfecto conocimiento de las personas que te rodean. Depende por completo de
las condiciones sociales y morales de la gente y de su disposición hacia las
cuestiones que pueden agitar la mente humana por ser las más profundas y
misteriosas – es decir, los poderes divinos en el ser humano y las posibilidades
contenidas en la naturaleza.
¿Cuántos habrá entre
aquellos que te rodean, incluso entre tus mejores amigos, que se interesen más
que superficialmente, por estos problemas abstrusos?
Podría
contarlos con los dedos de tu mano derecha. Tu raza [europea] se vanagloria de
haber liberado en su siglo al espíritu del conocimiento, de la sabiduría y del
libre pensamiento, de haberlo liberado de la estrecha vasija del dogmatismo y
de la intolerancia en donde por tanto tiempo estuvo aprisionado. Dice que el
prejuicio de la ignorancia y el fanatismo religioso, embotellados como el malvado
Genio de antaño y encerrados herméticamente por los Salomones [sabios] de la
ciencia, descansan en el fondo del océano y nunca más podrán escaparse de nuevo
a la superficie, para reinar sobre el mundo como lo hicieron en el pasado. En
resumen, que la mente humana se encuentra completamente libre y está dispuesta a
aceptar cualquier verdad demostrada.
¡Ay!, pero ¿es esto realmente
así, mi respetado amigo?
El
conocimiento experimental [la ciencia] no data solamente de 1662, fecha en que el
“Colegio Invisible” de Bacon, Robert Boyle y el Obispo de Rochester fue transformaron
por decreto real en una Sociedad para el fomento de la ciencia experimental [antes
tenían que investigar en secreto para no ser acusados por la iglesia de heréticos].
Muchísimas
edades antes de que la Sociedad Real llegase a ser una realidad según el plan
del “Esquema Profético”, un anhelo innato por el conocimiento, un amor
apasionado por la naturaleza y por su estudio, llevó a los hombres en cada generación
a investigar y sondear sus secretos cada vez más profundamente de lo que lo
habían hecho sus antecesores.
Roma ante Romulum
fuit.
“Roma ya existía antes de Rómulo” (quien fue uno de sus fundadores) es un
axioma que se nos enseñó en tus escuelas inglesas. Las investigaciones
abstractas de los problemas más intrincados no nacieron espontáneamente en el
cerebro de Arquímedes como un tema espontaneo que no había sido tratado hasta
entonces, sino más bien como un reflejo de investigaciones anteriores realizadas
en la misma dirección por hombres alejados de su época por un período tan largo
o mucho más, del que te separa del gran siracusano. (ver las civilizaciones también “reencarnan”)
.
. .
¿Cómo
puede esperar la Ciencia explicar semejantes fenómenos sin el conocimiento a
fondo del Akasha [la substancia primordial del universo] de sus combinaciones
y sus propiedades?
No
dudamos de que los científicos estén abiertos y puedan ser persuadidos; sin
embargo, primero se les deben demostrar los hechos, y para ello deben hacerlos
de su propiedad, o sea que puedan ellos mismos investigarlos, antes de que los
encuentres dispuestos a aceptarlos como hechos.
[El
problema es que los Maestros precisan que para poder investigar esos aspectos
ocultos de la naturaleza se necesita haber desarrollado los sentidos ocultos
que por el momento se encuentran atrofiados en los humanos. Es como pedirle al
hombre primitivo que estudiara científicamente la naturaleza cuando todavía era
incapaz de hablar. Por ello la adquisición del conocimiento oculto va en acorde
con el desarrollo de la humanidad.]
.
. .
En
cuanto a la naturaleza humana en general, ella es la misma ahora como lo fue
hace un millón de años: Prejuicios basados en el egoísmo y una renuencia
general a abandonar un orden establecido de las cosas, en favor de nuevos modos
de vida y de pensamiento. Ahora bien el estudio oculto requiere todo esto y mucho
más.
.
. .
¿Cuáles serían
entonces los resultados de fenómenos tan asombrosos, suponiendo que
consintiéramos a que se produjeran?
Aun
suponiendo que tuviésemos éxito en convencerlos. El peligro aumentaría en
proporción al éxito conseguido. Pronto no quedaría otra alternativa más que
seguir adelante, siempre en aumento, o caer en esta incesante lucha contra el
prejuicio y la ignorancia, muertos por tus propias armas. La gente exigiría una
prueba tras otra y se les tendría que proporcionar, y estarían esperando que
cada fenómeno siguiente fuese más maravilloso que el anterior.
A
tu constante remarcación de que no se puede esperar de que uno crea, a menos
que lo haya visto con sus propios ojos, te respondo:
¿Bastaría toda la
vida de un hombre para satisfacer la curiosidad de todos los escépticos?
Puede
que resulte fácil aumentar la cantidad de creyentes hasta llegar a centenares y
miles. Pero, ¿qué hay de los cientos de millones que no habrán podido ser
testigos oculares?
Los
ignorantes incapaces de comprender la labor de los iniciados podrían algún día descargar
su ira contra ellos. En cuanto a las clases “elevadas y educadas”, seguirían dudando
y negando como siempre.
Al
igual que muchos otros, nos censuras por nuestro gran silencio. Pero éste se
debe porque nosotros conocemos bastante de la naturaleza humana que nos lo ha
enseñado la experiencia de muchos siglos (sí, incluso de milenios). Y, sabemos
que mientras le quede a la ciencia algo por aprender, y mientras subsista una
sombra de dogmatismo en el corazón de las multitudes, los prejuicios del mundo deberán
ser vencidos paso a paso, y no de golpe.
[Incluso
los propios científicos pueden caer en el prejuicio y la intolerancia]. Y así
como la remota antigüedad tuvo más de un Sócrates, el opaco Futuro dará
nacimiento a más de un mártir.
- La ciencia supuestamente ya “emancipada” le dio la espalda despectivamente a las ideas de Copérnico, que renovaba las teorías de Aristarco de Samos quien afirmaba que “la Tierra se mueve en circularmente alrededor de su propio centro”, años antes de que la iglesia tratara de sacrificar a Galileo en nombre de la Biblia.
- Robert Recordé, el matemático más talentoso de la Corte de Eduardo VI, fue dejado morir de hambre en prisión por sus colegas que se burlaron de su libro Castillo del Conocimiento, declarando que sus descubrimientos eran “vanas fantasías”.
- William Gilbert de Colchester, médico de la reina Isabel, murió envenenado, solo porque este auténtico fundador de la ciencia experimental en Inglaterra, había tenido la osadía de anticiparse a Galileo. …
- La enorme erudición de los Paracelsos, de los Agrippas y de los Dees, siempre se puso en duda.
- Fue la ciencia la que destruyó la gran obra “De Magnete” y “La Virgen Blanca Celestial” (que tratan del Akasha)
- Y fue el ilustre Lord Bacon de Verulam, llamado por sus colegas científicos “Canciller de Inglaterra y de la Naturaleza” quien después de ganarse el nombre de Padre de la Filosofía Inductiva, se permitió de despreciar a hombres tales como los arriba, llamándolos “Alquimistas de la filosofía de fantasía”
Pensaras que todo esto es historia pasada, sin embargo, las crónicas de nuestra época no difieren, en esencia, de sus predecesoras. Simplemente hay que recordar las recientes persecuciones de médiums en Inglaterra, la quema de supuestas brujas y hechiceros en América del Sur, en Rusia y en las fronteras de España – para convencernos de que la única salvación de los genuinos versados en las ciencias ocultas, se encuentra en el escepticismo del público, debido a que los charlatanes y los prestidigitadores son el escudo natural que protege a los Adeptos.
Y
por el otro lado, la seguridad pública está únicamente garantizada en que
nosotros mantengamos en secreto las terribles armas que, de otra forma podrían
ser usadas en contra de los humanos, y las cuales, como ya se te ha dicho, se hicieron
mortíferas en manos de los malvados y los egoístas.
[La ciencia no aceptará las explicaciones esotéricas de los "milagros" hasta que se pueda apropiar de ese conocimiento. El segundo problema es que el
conocimiento aporta poder, y éste es ambicionado por la gente sin ética para dominar y someter a los demás. Así, cuando se
descubrió la energía nuclear, los gobiernos se apresuraron en desarrollar armas
de destrucción masiva. ¿Imagínense lo destructivas que serían las nuevas armas
desarrolladas con el conocimiento oculto?] »
(Carta Mahatma 1, p1-4)
La primera vez que leí la carta pensé que el Mahatma exageraba y que estando en el alba del XXI siglo, la época de las supersticiones y de la cacería de brujas ya había pasado. Pero pensándolo bien, todavía hay mucha ignorancia entre las masas. Si tuviera ya desarrollado en mí, los poderes ocultos, no me arriesgaría a realizar fenómenos en alguno de esos tantos pueblos que existen en el mundo donde todavía hay tantas creencias tan cerradas. Primero se postrarían ante mí pidiéndome toda clase de favores pensando que soy un “ser divino” y como no se los podría cumplir, acabarían linchándome concluyendo que en realidad era un “ser maligno”.
También
a pesar de los increíbles avances tecnológicos que se han efectuado desde que
la carta se escribió (por el 15 de octubre de 1880), la ciencia todavía es incapaz
de explicar cómo se producen los fenómenos, y es porque se utilizan fuerzas y
aspectos de la naturalezas que todavía se desconocen y se seguirán
desconociendo hasta que los humanos despierten su sensibilidad oculta o si
prefieren su percepción trans-sensorial. Pero hacer eso sin que antes tengan un
gran control de sus emociones y de sus pensamientos sería abrir por completo
las puertas que protegen a la humanidad de las malas influencias del bajo astral lo que
sería sumamente nefasto. Como ven la progresión tiene que ir muy paulatinamente, mano a mano con el desarrollo espiritual de los humanos.
Valorar
a un Maestro en función de los fenómenos que produce no es una buena opción. Quien
es escéptico, lo seguirá siendo, ya que siempre quedará la duda de si se usó
algún truco. Igual con el creyente, y si no me creen, pregúnteles a los
cristianos fervientes si ¿dejarían de creer en Jesús en caso que se demostrara
que no hizo los milagros que se le asignan?
¿Entonces, qué hacer?
En lo personal, me
quedo con las palabras del Mahatma:
“Te toca a ti decidir
qué es lo que deseas: la filosofía más elevada [y el encuentro con lo divino] o
simples exhibiciones de poderes ocultos.”
(CM6, p24)
Ver
también: