Sobre
este asunto Charles Leadbeater en su libro “La Vida Interna II” explicó lo
siguiente (y en paréntesis añadí mis comentarios):
LOS
INTERVALOS ENTRE LAS VIDAS
Los
estudiantes tienen ciertas ideas falsas sobre el promedio del intervalo
transcurrido entre dos encarnaciones. Es probable que en la primera época de la
Sociedad Teosófica no comprendiéramos bien la enseñanza dada sobre este punto y
que las afirmaciones que entonces se expusieron se hayan copiado sin analizarlo
en alguna de las obras teosóficas posteriores.
La
mayoría de los estudiantes más adelantados con toda seguridad ya conocen más o
menos las circunstancias de este caso, pero no creo que se haya publicado
todavía nada parecido a una tabla o cuadro de promedios para las diversas
clases de egos.
En
la excelente obra del señor Sinnett El
Buddhismo Esotérico al final del capítulo correspondiente al mundo celeste
(que entonces llamábamos Devachan) se afirma que el período entre la muerte y
el nacimiento físico siguiente varía notablemente según el individuo, pero que
es casi imposible renacer antes de los 1500 años, mientras que la estancia en
el Devachan como recompensa a un buenísimo karma se prolonga a veces durante
enormes períodos.
Esta
afirmación se basa en pasajes de las mismas cartas que sirven de fundamento a
tan interesante libro, y no cabe duda de que el señor Sinnett transcribió
exactamente las enseñanzas recibidas.
(Contrario
a lo que afirma Leadbeater, Sinnett si cometió errores en la transcripción que
él hizo de las enseñanzas recibidas, y uno de esos errores fue asegurar que es casi imposible
renacer antes de los 1500 años; y es por eso que posteriormente Blavatsky y
William Judge corrigieron ese error explicando que los 1500 años solo es el
promedio general, pero que hay quienes reencarnan pocos años después de haber
fallecido y hay quienes tardan varios milenios.)
La
misma idea la expuso Blavatsky en La
Doctrina Secreta cuando dice: “Recordemos que excepto en los casos de niños
pequeños que fallecen prematuramente y de individuos muertos por un accidente
violento, ninguna entidad espiritual puede reencarnar antes de transcurridos
algunos siglos.” (II. 303)
(Blavatsky
señaló dos excepciones, pero hay más, como por ejemplo: los suicidas, los desalmados,
la gente muy mala o extremadamente materialista, los dementes, etc.)
En
aquella primera época tomábamos los 1500 años como término medio para toda la
humanidad; pero las últimas investigaciones nos han demostrado claramente que eso
no era exactamente así, pues para conciliar la afirmación con los hechos
observados, es preciso restringir o ampliar considerablemente dicho período,
aunque si lo constreñimos a un pequeño grupo de los individuos más adelantados
de la raza humana resulta casi exacto, lo mismo que si además de incluir a toda
la humanidad lo extendiéramos hasta las numerosas huestes del reino dévico.
(El
reino dévico no encarna ya que no dispone de un cuerpo físico y Leadbeater está
repudiando la enseñanza aportada por los maestros en base a sus
“investigaciones clarividentes” las cuales resultaron ser muy erróneas.)
En
el citado pasaje de La Doctrina Secreta,
la expresión “entidades espirituales” puede tomarse en el sentido de que
Blavatsky se refería tan sólo a los individuos muy adelantados; pero en El Buddhismo Esotérico se dan los 1500 años
como intervalo mínimo.
(Como
se los precisé, Sinnett se equivocó, y Blavatsky se está refiriendo a los
humanos en general ya que en La Clave de
la Teosofía ella escribió: “el termino entre dos renacimientos se extiende
de diez a quince siglos, p.132.)
Tenemos
entendido que las cartas que sirvieron de fundamento al Buddhismo Esotérico fueron escritas por varios discípulos bajo la
dirección general de sus Maestros, y que si bien hubo un amplio espacio para
que se deslizaran inexactitudes –como sabemos que se deslizaron– no cabe
imaginar que los autores de las cartas desconocieran hechos fácilmente
accesibles a quienquiera que observe el proceso de la reencarnación.
Hemos
de recordar que las cartas no iban dirigidas al mundo en general, sino al señor
Sinnett en particular, con la intención, tal vez, de que se las leyera a unos
cuantos que por aquel entonces estudiaban con él. En este caso, la afirmación
del promedio de 1500 años para ellos sería lógicamente el promedio, y tal vez
fuese éste el propósito; pero con toda seguridad hoy día no podemos admitirlo
como promedio para toda la raza humana.
(Y
aquí Leadbeater ya está deformando la enseñanza original, pero William Judge
también precisó que el promedio es alrededor de 1500 años, y en la carta 14 de
las Cartas Mahatma, el maestro Kuthumi dio unas cifras que dan un promedio de
1200 años, solo que ahí él estuvo abarcando un periodo más amplio de la cuarta
ronda.)
Desde
luego es imposible determinar un promedio exacto, porque para esto sería
necesario saber, aunque fuera aproximadamente, el número de cada clase de
mónadas.
(Si
consideramos lo que dijo el maestro Kuthumi y sus verdaderos discípulos, el
promedio actual es alrededor de 1200 a 1500 años.)
Puede
facilitarse algo así como el cómputo de las clases principales aunque, incluso
así, conviene tener presente que necesariamente tienen que existir amplias
variaciones individuales entre cada uno de sus aspectos. Hay que tener en cuenta
tres factores principales: la clase a la que pertenece un ego, el modo en que
se ha individualizado, y la índole y duración de su última vida.
Por
lo tanto consideremos las diferentes clases de humanidad por su orden, con
arreglo a la nomenclatura de la señora Besant.
Señores de la Luna
Encabezan
la lista los Señores de la Luna, o sea los que alcanzaron el nivel de arhat en
un período cualquiera de la evolución de la cadena lunar. Para esta humanidad,
como para todas las demás, se abrieron siete senderos al llegar al nivel
asignado a su cadena, y en el caso de la cadena lunar, uno de estos senderos
trajo algunos Señores de la Luna a la cadena terrestre con el objetivo de
dirigir las primeras etapas de su evolución. Sin embargo hace larguísimo tiempo
que todos ellos alcanzaron el adeptado y por eso no hemos de tenerlos en cuenta
en el presente tema.
Hombres lunares del primer
orden
Es
el primer orden de hombres lunares, tan numeroso y variado que será necesario
estudiarlo en las diversas subdivisiones expuestas al tratar de las mónadas de
la Luna.
1ª
y 2ª clase. La primera clase, según ya dijimos, incluye los que en la cadena
lunar ya habían entrado en el Sendero; y la segunda clase comprende a los que
se individualizaron en la cuarta ronda de la cadena lunar.
Para
nuestro estudio podemos prescindir ahora de ambas clases, puesto que sus
miembros han conseguido ya el adeptado, y por consiguiente no les atañe más la
cuestión de las encarnaciones ni la del intervalo entre éstas.
(Los
adeptos siguen reencarnando así que si les atañe, la diferencia es que ellos
tienen cada vez un mayor control de ese proceso y mantienen su conciencia.)
3ª
clase. Son los individualizados en la quinta ronda de la cadena lunar.
Aquellos
de entre éstos que ya están en el Sendero, reencarnan generalmente en una
sucesión continua de vidas, por lo cual no les concierne la cuestión del
intervalo.
Sin
embargo si por algún motivo no emprenden la serie especial de vidas que sigue a
la iniciación, entonces los intervalos son muy largos, por lo menos de mil quinientos,
dos mil o más años. Esto pasa así algunas veces, aunque no es tan corriente
como la serie de encarnaciones rápidas.
(Es
falso que los humanos que ya se encuentran en el sendero iniciático efectúen
una serie de rápidas reencarnaciones, William Judge explicó que pueden omitir
un periodo en el Devachan y de esta forma reencarnar rápidamente, pero eso
puede ser perjudicial y solo lo hacen excepcionalmente cuando las
circunstancias lo requieren.)
Entre
los casos que conocemos de quienes transpusieron la primera iniciación hace ya
mucho tiempo, un ego ha estado encarnando sucesivamente desde entonces, apenas
sin interrupción, mientras que otro ha estado alejado de la vida física durante
dos mil trescientos años; y a pesar de esto, el resultado por lo que respecta
al progreso en el Sendero, parece haber sido exactamente el mismo.
(Esto
no es cierto ya que para poder seguir desarrollándote, necesitas seguir
reencarnado.)
La
proporcionalidad de las diferentes etapas de un intervalo tan largo como éste
varía considerablemente según los casos. La estancia en el plano astral es
corta y el ego aun puede pasar por allí rápida e inconscientemente.
La
mayor parte del tiempo reside en el nivel superior del mundo celeste, y
finalizada esa existencia celestial precede a la reencarnación cierto período
de vida consciente en el cuerpo causal. La permanencia del ego en su propio
plano en esa etapa evolutiva es la décima parte del intervalo total entre las
vidas terrestres.
(Esto
es falso, Leadbeater deformó mucho la explicación que dieron los maestros.)
Pero
tampoco en esto hay dos casos iguales. En aquellos que están cerca del Sendero,
el intervalo general no excede de mil doscientos años si el ego se
individualizó por desarrollo intelectual y pasa por sus beatíficas experiencias
en el transcurso ordinario. Pero en cambio el intervalo es sólo de setecientos
años si el ego se individualiza súbitamente por un arrebato de emoción o por un
tremendo esfuerzo de voluntad y su vida celeste es más concentrada.
(Esto
lo está inventando)
Ambos
tipos permanecen poco tiempo en el plano astral y probablemente cinco años son
para ellos un buen promedio de vida astral.
(Los
maestros explicaron que los humanos permanecen en el plano astral hasta que
termine lo que habría sido normalmente su periodo de vida en la Tierra, por
ejemplo si alguien tenía destinado vivir hasta los 90 años, pero tuvo un
accidente que lo mató a los 60 años, entonces permanecerá en el plano astral 30
años.)
Cuando
termina su permanencia en el mundo celeste, el ego suele pasar un período de
vida consciente en su propio plano, que no excede, como máximo, de medio siglo.
(Esto
lo dice Leadbeater, mientras que en cambio Gottfried de Purucker dice que el ego
superior hace un viaje a través de los planetas sagrados del sistema solar.
Pero la realidad es que todavía no se nos ha revelado esa información de lo que
sucede con el ego superior, y yo soy muy desconfiado con estas explicaciones
que dieron esos individuos, sobre todo de Leadbeater porque ese tipo fue extremadamente
mentiroso.)
Hemos
observado que los individuos cuyo intervalo es de 1200 años han encarnado
sucesivamente en distintas razas durante sus más recientes vidas. Y frecuentemente,
los vemos recorrer dos veces el mismo grupo de sub-razas, primero en cuerpos
masculinos y después en femeninos, o viceversa.
(No
veo como Leadbeater pudo haber observado eso ya que su clarividencia fue nula y
este es un ejemplo más de sus mentiras debido a que el maestro Kuthumi
especificó que la elección de género es en gran medida un asunto de azar.)
El
destino o el hado de los individuos difieren muchísimo. Algunos prosiguen, vida
tras vida, sin que les ocurra nada de particular, mientras que otros están en
continua tribulación, choque tras choque; y sin embargo ambos marchan hacia
adelante por el camino que mejor les conviene.
Suele
suceder que si una persona muere joven renace en la misma sub-raza, y cuando
recorre dos veces las sub-razas toma sexo contrario la segunda vez.
(Vuelve
a repetir esa mentira.)
En
general, los hindúes representan la primera sub-raza de la raza-raíz aria, los
árabes la segunda, los parsis la tercera, los latinos la cuarta y los teutones
la quinta.
(Aquí
Leadbeater comete el error de asociar las sub-razas con una raza étnica específica, cuando
en realidad una sub-raza es un conjunto de una población geográfica, por ejemplo
Blavastky especificó que los Estados Unidos es la semilla de la futura sexta sub-raza,
y en ese país hay una gran variedad de razas étnicas.)
El
hombre nacido en Francia no necesita renacer en Italia o España, y lo mismo
puede decirse entre Alemania e Inglaterra.
Aquellos
cuyo intervalo es de setecientos años parecen más inclinados a encariñarse con
una sub-raza y a renacer en ella siempre que pueden sin encarnar en otras, más
que ocasionalmente, con objeto de desenvolver determinadas cualidades.
Por
regla general, las sucesivas encarnaciones en la misma sub-raza intensifican
sus características, y el equilibrio proviene de encarnar en varias sub-razas,
o viajar por tierras extrañas o convivir con diferentes pueblos. Respecto a
esta cuestión, las idiosincrasias del ego influyen poderosamente.
Ya
expliqué cómo la arraigada idea que los judíos tienen de que son un pueblo
especial y elegido, los inclina a renacer en su misma raza, y así ocurre
generalmente en todos los individuos poseídos por el orgullo de su raza.
Incluso
el orgullo de familia no deja de producir también sus efectos y he conocido
varios casos en donde un ego que se desarrolló anormalmente, encarnó dos o tres
veces en la línea de sus
descendientes directos antes de liberarse.
En
un principio se nos dijo que por regla general, el ego ha de pasar al menos
tres encarnaciones y no más de siete en un sexo antes de encarnar en el otro; y
aunque la mayor parte de las investigaciones realizadas desde entonces
confirman esta regla general, también nos han mostrado gran número de
excepciones porque algunos individuos encarnan muchas veces en un sexo antes de
pasar al otro, mientras los hay que durante algún tiempo encarnan
alternativamente en cuerpos masculinos y femeninos.
La
mayor parte de éstos eran egos más adelantados respecto a la generalidad y por
lo tanto es fácil que estuvieran recibiendo tratamiento especial. Pero
evidentemente no se vacila en modificar la regla general para amoldarla a casos
particulares cuando así conviene por alguna razón.
(Aquí
Leadbeater sigue con esa mentira y a continuación les transcribo lo que dijo
exactamente el maestro Kuthumi para que vean que Leadbeater está equivocado.
“El
sexo con que el nace la persona usualmente
es una obra del azar, guiada sin embargo por el karma individual, por las
aptitudes morales y por las características y acciones de su nacimiento
anterior.” CM 17, p.117.
Y esta es una prueba más que Leadbeater
no fue discípulo del maestro Kuthumi ya que él dice cosas contrarias a lo que enseñó Kuthumi.)
Aunque
las leyes de la reencarnación actúan mecánicamente en la gran mayoría de los egos
no desarrollados, de los casos vistos parece deducirse claramente que tan
pronto como un ego adelanta algo en cualquier sentido y puede ser útil desde el
punto de vista de la evolución, sus reencarnaciones se disponen con mayor
flexibilidad, y dentro de ciertos limites determinados, nace en la raza, sexo y
condiciones más a propósito para proporcionarle la ocasión de fortalecer los
puntos débiles de su carácter.
En
aquellos que se han distinguido sobresaliendo en el arte, la ciencia o la religión,
el intervalo es casi el mismo, aunque difiere ligeramente la proporcionalidad
de sus etapas. La tendencia general es prolongar la vida astral y acortar la
causal, especialmente en los casos del religioso y del artista. Los grandes
filósofos suelen prolongar enormemente su vida celeste, y recuerdo que
Blavatsky dijo en alguna parte que Platón permanecería, probablemente, por lo
menos diez mil años alejado de la tierra, aunque me parece que este caso es de
todo punto excepcional.
(Seguramente
esto también Leadbeater lo está inventando.)
4ª
clase. Son los individualizados en la sexta ronda de la cadena lunar, de los
que son ejemplos típicos los hidalgos campesinos y los hombres de carrera.
Sus
intervalos fluctúan entre seiscientos y mil años, de los cuales unos veinte o
veinticinco permanecen en el plano astral y el resto en diversas etapas del mundo
celeste. Probablemente hay tan sólo un toque del ego en su propio plano.
(Esto
es falso, así como todo lo demás que dice abajo, y las razones de por qué es
falso se las voy a explicar al final.)
5ª
clase. Son los individualizados en la séptima ronda de la cadena lunar, o sea,
las personas superiores de la clase media social. Esta clase tiene un intervalo
de unos quinientos años, de los cuales pasan veinticinco en el plano astral y el
resto en el mundo celeste sin conciencia en el cuerpo causal, aunque al igual
que los demás seres humanos, tengan el vislumbre de memoria y presencia concedido
siempre a todo ego en cuando toca su propio plano entre dos encarnaciones
físicas.
Hombres lunares del segundo
orden
Pertenece
a este orden la masa general de la clase media de la sociedad, su intervalo
entre vidas es normalmente de doscientos a trescientos años, de los cuales
pasan unos cuarenta en el plano astral y el resto en los niveles inferiores del
mundo celeste.
En
éste, como en todos los demás tipos, la individualización puede haberse logrado
por medio de la inteligencia o la emoción, y habrá una diferencia
correspondiente en el promedio de los intervalos entre las sucesivas
encarnaciones, aunque en estas clases inferiores la diferencia derivada del
modo de individualizarse es proporcionalmente mucho menor que en las clases
altas.
Hombres animales
lunares
Pertenecen
a ellos los adelantados de la primera ronda de la cadena terrestre, hoy día son
representados por los artesanos hábiles del mundo. Tienen corrientemente un
intervalo entre vidas que varía de cien a doscientos años, de los cuales pasan
cuarenta en el nivel medio del plano astral y el resto en un sub-plano inferior
del mundo celeste.
Animales lunares de
la primera clase
Hoy
día son los obreros de escasa habilidad en su oficio. Su intervalo entre vidas
varía de sesenta a cien años, de los cuales pasan unos cuarenta en los sub-planos
inferiores del astral y el resto en el sub-plano inferior del mundo celeste.
Animales lunares de
la segunda clase
Son
los beodos y los vagos. Por lo general, están ausentes del mundo unos cuarenta
o cincuenta años que pasan en el sexto sub-plano del astral.
Animales lunares de
la tercera clase
La
escoria de la humanidad. Su intervalo entre vidas suele ser de unos cinco años
que pasan en el séptimo sub-plano del astral, a menos que como ocurre
frecuentemente, queden ligados a la tierra por un crimen.
- - -
(Yo
soy muy desconfiado con esta clasificación de "las diferentes clases de hombres" que puso Leadbeater, la cual
sospecho es un invento más de ese individuo.
Es
incorrecto asociar las monadas lunares con los diferentes estratos sociales y
morales que hay en nuestra sociedad porque son miles de reencarnaciones las que
han sucedido desde entonces y por consiguiente no tiene sentido hacer eso.
Para
darles una analogía es como si Leadbeater hubiera dicho que el niño que acabó
con las mejores notas en el primer año de primaria va a ser un gran empresario,
mientras que el niño que acabó con las peores notas va ser un delincuente.
Y
como ustedes mismos lo pueden constatar, no tiene sentido decir eso porque
falta muchísimo para que esos niños se conviertan en adultos y hay numerosos
otros factores que también intervienen.
Y
también es falso que mientras más elevado se encuentre una persona en la escala social,
más tiempo va a tardar para volver a reencarnar, e inversamente. Y esto es falso
porque el maestro Kuthumi explicó que los dos factores principales que intervienen en la
duración del Devachan son la cantidad del karma positivo y los impulsos psíquicos generados durante la vida física.
O
sea que mientras más hagas el bien, y más experimentes, y más te desarrolles, y más adquieras
conocimientos; más vas a acumular ese tipo de energía y más vas a permanecer en
el Devachan antes de volver a reencarnar.
Y
esto se opone a lo que dice Leadbeater porque por ejemplo, un director de banco
pero que se pasó toda su vida trabajando de manera monótona y sin prestar
atención a la vida, ese individuo va a acumular una pequeña cantidad de esa
energía.
En
cambio una persona pobre pero que se pasó estudiando en la biblioteca pública, o que
buscó desarrollarse espiritualmente, o que le puso interés a vivir la vida; esa
persona va a generar mucho más esa energía y por consiguiente permanecerá por
mucho más tiempo en el Devachan que el promedio general de los 1500 años, debido
a que su alma requerirá de mucho más tiempo para integrar toda esa energía de
experiencias, desarrollo y conocimiento que acumuló durante su vida física.
Y algo similar podemos decir entre un rico malo y un pobre bueno.)
_ _ _
Y
Leadbeater terminó diciendo:
En
todos los casos que hemos mencionado, según dijimos, se observa alguna
diferencia dimanante del modo de individualización; pero esta diferencia es mucho
menor en las clases inferiores. Los individualizados por medio del intelecto
generalmente tienden a tomar el más largo de los dos intervalos posibles para
ellos, mientras que los individualizados de otro modo se inclinan a tomar el
más corto.
Un
tercer factor de mucha influencia es la índole y duración de la vida personal.
Evidentemente un ego que desecha su cuerpo físico en la niñez no ha tenido
ocasión de generar por medio de este cuerpo, la suficiente energía espiritual
para mantenerse en los planos superiores el tiempo normal de los de su tipo.
Por
lo general, el hombre que muere joven tendrá un intervalo más corto entre vidas
que el que de su mismo tipo llegue a viejo. El hombre que muere joven tendrá
generalmente una vida astral más larga porque la mayor parte de las fuertes
emociones que se extinguen en la vida astral se generan en la primera época de
la existencia física, mientras que la energía espiritual, cuyo resultado se
halla en la vida celeste, subsiste hasta cerca del término del período pasado
en la tierra.
(Esto
es falso, la persona que muere joven usualmente permanecerá más tiempo en el plano
astral porque su cuerpo energético seguirá existiendo por más tiempo.)
El
carácter del hombre durante su vida terrestre es una consideración de suma
importancia. Algunos viven largos años sin apenas dar señales de
espiritualidad, por lo que naturalmente el intervalo entre vidas tiende a
acortarse hasta un punto muy por debajo del que corresponde a su clase. Además,
es muy probable que en ese caso pasen en el plano astral una parte excesiva de
dicho intervalo.
Por
consiguiente los promedios apuntados son únicamente promedios y se comprende
fácilmente que pueden admitir un amplio margen de aumento o disminución, de
modo que las diversas clases pueden sobreponerse considerablemente unas a
otras.
Hasta
hace poco no hemos comprendido la importancia que sobre el particular tiene el
profundo afecto mutuo. De nuestro estudio de vidas pasadas deducimos claramente
que los egos están íntimamente asociados en familias o grupos, y que esta
relación tiende a igualar en general los intervalos entre vidas de los miembros
de cada grupo.
Evidentemente
se considera necesario que se preparen para actuar juntos en el porvenir, por
medio de su constante asociación mientras evolucionan, y así resulta que los
intervalos que de otra manera serían cortos o largos, se acomodan de modo que
todo el grupo encarne simultáneamente, no una, sino muchas veces.
Esto
implica, indudablemente un aumento o disminución del módulo de consumo de la
energía espiritual, y desde luego las autoridades encargadas de la evolución
han de regularlo cuidadosamente. Aunque todavía no hayamos descubierto la
exacta ley reguladora del consumo de energía en el mundo celeste, no hay duda
de que, cuando la descubramos, veremos que actúa automáticamente, de manera que
pueda obtenerse el resultado máximo sin injusticia para nadie.
Parece
que hay una clase de estudiantes siempre anhelosos de descubrir injusticias en
el funcionamiento del mecanismo evolutivo; pero aquellos que han pasado muchos
años investigando la naturaleza saben, cada vez con mayor certeza, que la injusticia
es imposible y que si en alguna ocasión creemos descubrirla, es por la imperfección
de nuestro conocimiento.
Aquellos
que han sondeado más profundamente los misterios de la naturaleza son,
precisamente, los que han adquirido la absoluta convicción de que Quien hace
todas las cosas lo hace todo bien.
(Sección 7)
OBSERVACIÓN
Este es un ejemplo
más de como Leadbeater tergiversó la enseñanza original y le añadió muchas
falsedades a su neo-teosofía.
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