SERAPIS REPARÓ
FENOMÉNICAMENTE UNA CARTA
El maestro Kuthumi mencionó que en una ocasión el se distrajo y una cabra aprovechó
para mordisquear una carta que el periodista Alfred Sinnett le había enviado, y
entonces Kuthumi se encontró en una situación muy embarazosa porque los maestros
transhimaláyicos tienen prohibido utilizar sus
poderes si no es para algo realmente importante, y reparar una carta no es algo
importante.
Pero entonces su Chohan [su jefe] se
le apareció y para no infligir esa regla el propio Serapis rematerializó esa
carta en su estado original, e incluso la dejó como nueva.
Y
posteriormente Kuthumi le relató este evento a Sinnett
escribiéndole lo siguiente:
«
No puedo terminar esta carta sin hablarte de un incidente que, si bien es
cómico, ha conducido a algo esperanzador, por lo que le agradezco a mis
estrellas y pienso que a ti también te agradará.
Recibí
tu carta en la que habías adjuntado la de C.C. Massey, cuando me encontraba en el monasterio de un amigo, cerca de la ciudad tibetana de Phari-Dzong, y estaba muy ocupado en ese momento atendiendo asuntos
importantes, por lo que no disponía de tiempo para leer el
contenido.
Así
que después de abrir mecánicamente el abultado paquete, meramente le di un
vistazo y lo puse (según yo pensé) en el morral de viaje que llevo atravesado
sobre el hombro. Pero en realidad el paquete había caído al suelo, y puesto que
había abierto el sobre y lo había vaciado de su contenido, este se dispersó al
caer.
No
había nadie cerca de mí en ese momento y mi atención estaba completamente
absorta en la conversación, cuando oí la voz de un joven monje gritando desde
una ventana y reprendiendo a alguien a la distancia.
Cuando
voltee mi cabeza, de inmediato comprendí la situación, pues vi a una vieja
cabra convertir las cartas en su comida matutina. La criatura ya había devorado
parte de la carta de C.C. Massey, y estaba preparándose para dar otro mordiscón
a la tuya, más suave y más fácil de masticar con sus viejos dientes.
Solo
me tomó un instante para salvar lo que quedaba de ellas, no obstante el
disgusto y oposición del animal.
¡Pero ya quedaba muy
poco!
El
sobre con tu membrete casi había desaparecido y el contenido de las cartas
había quedado ilegible. En pocas palabras, me encontraba perplejo al ver el
desastre. Y tú sabes por qué me sentía en un aprieto, debido a que yo no tengo
derecho a utilizar mis poderes para restaurar las cartas provenientes de
ustedes.
¿Qué podía entonces hacer
yo para restaurar las partes perdidas?
Ya
había resuelto pedir humildemente permiso al Chohan para que se me concediera
un privilegio especial en esta deplorable ocasión, cuando su santa faz se
apareció frente a mí, con sus ojos destellando de una manera no habitual, y oí
su voz decirme:
-
“¿Para qué quebrantar la regla? Lo haré yo mismo.”
Y
él mismo restauró las partes perdidas y lo ha hecho tan diestramente que
incluso transformó un sobre arrugado, roto y muy estropeado, en uno nuevo, con
membretes y todo.
¡Y vaya si yo sé qué
gran poder hubo que ser utilizado para efectuar tal restauración!
Esas
simples palabras: Kam mi ts’har (“Yo
lo haré”) contienen todo un mundo de expectativa para mí, porque me lleva a tener la
esperanza de que uno de estos días se mitigue la severidad. Por lo tanto, para
agradecer a la cabra, le consolidé lo que le quedaba de dientes en su boca,
asentando con firmeza los dilapidados restos de sus alvéolos, de forma que
pudiera masticar alimentos más duros que esas cartas inglesas por muchos años
más. »
(CM 54, p.320-321)
(CM 54, p.320-321)
Si no quieren que me coma las cartas de los Maestros,
pues beeee, entonces deeenmeee de comer algo más sabroooso.
SERAPIS
CURÓ A MILES DE ENFERMOS
El coronel Olcott ya tenía de manera
natural desarrollada en cierta medida esa capacidad de sanar por medio del mesmerismo,
pero con la ayuda energética que le proporcionó el Chohan Serapis (la cual fue
canalizada por medio de un bucle de su cabello que Serapis le envió a Olcott) el
poder de sanación del coronel Olcott se incrementó impresionantemente.
Por ejemplo el Sr. Nivaran Chandra
Mukeji quien acompañó a Olcott como su secretario en la gira que este efectuó
en 1883, publicó en el suplemento de la revista The Theosophist de junio
de 1883, un reporte con estadísticas de la actividad que el coronel Olcott
efectuó durante ese año.
El Sr. Mukeji señala que en la gira
de cincuenta y ciete días, fueron a veinte diferentes lugares de la India, en
donde el coronel Olcott curó a más de 2’800 personas. Y no sólo sanó pequeños
dolores de cabeza, sino que también efectuó muchas curaciones increíbles (como
las que narran los Evangelios cristianos) pero con la diferencia de que en el
caso de Olcott además de ser un simple “mortal común y corriente”, el número de
curaciones que efectuó asciende a cientos de personas.
Hizo que muchos ciegos volvieran a
recobrar la vista, que muchos sordos recuperaran el oído, que muchos
paralíticos volvieran a caminar, y curó muchos otros tipos de enfermedades. Por
lo que a cada lugar al que él llegaba, miles de personas se agolpaban a su
puerta.
Y las cifras anteriores sólo
corresponden a su gira por Bengala. Pero también efectuó muchas curaciones
durante su gira en Ceilán y en otras partes de la India, las cuales en total
suman más de 8’000 personas.
Y se sabe que el coronel Olcott
efectuó todas esas curaciones con la ayuda de un mechón del cabello de Serapis
porque en el periódico The Indian Mirror
de Calcuta que se publicó el 1ro de marzo de 1883 aparece un artículo
informando de las curaciones milagrosas efectuadas por el coronel Olcott, y en
el tomo que compró Blavatsky, el maestro Kuthumi precipitó el siguiente
mensaje:
« Todo esto es realizado a través de un bucle de cabello que
nuestro amado Chohan le envió a Olcott. »
Para más detalles sobre estas
curaciones, lean los libros Las Hojas de
un Viejo Diario, tomo II, págs. 438-439 y tomo III, pág. 23. Y un evento que muestra que fue el Chohan
Serapis quien curó a través del coronel Olcott es la siguiente anécdota.
En su diario el coronel Olcott narra
que el 21 de abril de 1883, cuando él le estaba aplicando un tratamiento
mesmérico en los ojos del Babu Badrinath, éste comenzó a ver al Chohan Serapis:
« El paciente comenzó de pronto a describir a un hombre
resplandeciente que lo miraba benévolamente, y esto aunque el paciente tuviera
los parpados cerrados.
El motivo de esto se debió porque el
paciente había llegado a despertar temporalmente su vista clarividente, y a
partir de la detallada descripción que él me dio, yo reconocí el retrato de uno
de nuestros Maestros más venerados.
El paciente me describió a un
individuo de ojos azules, de pelo claro suelto, barba clara, y facciones y tez
europeas.
Su descripción correspondía con
exactitud a la de un Adepto que es real, y quien es el MAESTRO de nuestros
Maestros.
En la India a alguien así se le
llama un Paramagurú (que significa un
guía espiritual superior), Y lo reconocí porque él me dio un pequeño boceto a
colores de él mismo, cuando estaba en Nueva York, y antes de que Blavatsky y yo
nos embarcáramos para Bombay. »
(Las Hojas de un Viejo
Diario II, p.430-431)
SERAPIS
TIENE MUY DESARROLLADA SU CLARIVIDENCIA
Y
Serapis no solamente tiene muy desarrollados sus poderes ocultos, sino que también él
tiene muy desarrolladas sus facultades paranormales.
Y
un ejemplo de ello es que mientras que para los humanos comunes es muy difícil ver
el futuro, y para la mayoría de los maestros
transhimaláyicos sigue siendo difícil.
En
cambio el maestro Kuthumi señaló que para el Chohan
Serapis ver el futuro es como “ver un libro abierto” (cuando encuentre la
referencia la pongo).
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