APARICIONES Y DESAPARICIONES ASOMBROSAS DEL MAESTRO KUTHUMI

 

 

Los maestros transhimaláyicos y sus discípulos avanzados tienen la capacidad de proyectar su doble sutil y materializarlo ante las personas, y en este capítulo les voy a ir recopilando por orden cronológico los testimonios que voy encontrando de las personas que vieron aparecerse y desaparecer al maestro Kuthumi frente a sus ojos (nota: todas las siguientes apariciones se efectuaron en la India).
 
 
 
APARICIÓN EN 1880 EN BOMBAY
 
La primera aparición que se conozca del maestro Kuthumi fue en la noche del 25 de marzo de 1880 en una calzada de la ciudad de Bombay conocida como Worli Bridge (el puente de Worli), y los testigos fueron Blavatsky, Olcott y Damodar. Y sobre ese evento el coronel Olcott relató lo siguiente:
 
« En la noche del 25, H.P.B., Damodar y yo tuvimos una experiencia muy sorprendente que he contado de memoria en otros lugares, pero que ahora debe ser repetida en su lugar apropiado según mis notas escritas en mi diario la misma velada.
 
Los tres nos dirigíamos en el abierto faetón que Damodar le había regalado a H.P.B. hasta el punto más alejado de la calzada conocida como Worli Bridge para disfrutar de la fresca brisa del mar.
 
Estallaba una magnífica tormenta eléctrica, pero sin lluvia, con relámpagos tan vívidos que iluminaban los alrededores como si fuera de día. H.P.B. y yo fumábamos y todos hablábamos acerca de esto y de aquello, cuando escuchamos el sonido de muchas voces viniendo de la orilla del mar a nuestra derecha, de un búngalo situado en una calle transversal no lejos de la esquina donde estábamos sentados.
 
Entonces aparecieron un par de hindúes bien vestidos, riendo y conversando, nos pasaron y subieron a sus coches colocados en línea en la calle Worli, y se dirigieron hacia la ciudad.
 
Al verlos, Damodar quien estaba sentado con su espalda hacia el río, se paró y miró desde el coche. Mientras el grupo de los sociables amigos venía por el costado de nuestro vehículo, silenciosamente Damodar tocó mi hombro y con la cabeza me indicó que mirara en esa dirección.
 
Me levanté y vi detrás del último grupo una figura humana que se aproximaba sola. Como las otras también estaba vestida de blanco, pero el blanco de su traje hacía parecer gris el blanco de los otros individuos, como la luz eléctrica hace parecer opaca y amarilla a la más brillante luz de gas.
 
La figura de ese otro caballero era una cabeza más alta que el grupo que le precedía, y su paso era el mismísimo ideal de la graciosa dignidad.
 
Cuando se acercó a la distancia a la cercanía de nuestro caballo, se desvió del camino en nuestra dirección y ambos vimos que se trataba de un Mahatma.
 
Su blanco turbante y vestidura, la masa de cabello negro cayendo de sus hombros y su barba espesa, nos hizo pensar que se trataba de el Sahib [el maestro Morya] pero cuando llegó al costado del coche y se detuvo a no más de una yarda de nuestros rostros, y puso su mano sobre el brazo izquierdo de Blavatsky que lo descansaba en el costado del vehículo y nos miró a los ojos y respondió a nuestros reverenciales saludos, vimos entonces que no era Sahib sino otro Maestro cuyo retrato llevaba Blavatsky más tarde en un gran medallón de oro y que muchos han visto.
 
No dijo una palabra sino que silenciosamente se movió hacia la calzada, no poniendo atención, ni al parecer siendo notado por ninguno de los huéspedes hindúes mientras seguían en sus carruajes hacia la ciudad.
 
Los resplandores recurrentes de luz eléctrica lo iluminaron mientras estaba junto a nosotros, y su alta forma se mostraba contra el horizonte y la negra tierra de la calzada, y yo también advertí que una lámpara del último de los coches lo iluminó en altorrelieve cuando estaba a unos cincuenta pies de nosotros y en la calzada.
 
No había árbol ni arbusto que lo ocultara de nosotros, y podéis creer, lo mirábamos con intensa concentración. Un instante lo vimos, pero al siguiente se había marchado, desaparecido, como una de las luces de los relámpagos.
 
Bajo la presión de la excitación salté fuera del coche, corrí al lugar donde le vimos por última vez, pero no vi nada salvo la calle vacía y la parte trasera del coche que acababa de partir. »
(Las Hojas de un Viejo Diario II, capítulo 9)
 
 
 
 
 
 
APARICIÓN EN 1881 EN BOMBAY
 
Nueve personas vieron al maestro Kuthumi aparecer y desaparecer el 13 de julio de 1881 en la sede central de la Sociedad Teosófica que en ese entonces se encontraba en Bombay, y lo certificaron con la siguiente carta:
 
« Señor,
 
Permita amablemente que los miembros abajo firmantes de la Sociedad Teosófica digan algunas palabras acerca de la existencia y el estatuto de los Grandes Hermanos de nuestra organización, de los cuales nos enaltece estar asociados a su causa y de quienes siempre estaremos muy orgullosos de admirar.
 
Y aunque a usted y a sus corresponsales les gusta ignorar con vehemencia la existencia de esos Adeptos, o en el mejor de los casos pasarla por alto con un desprecio burlón. Apenas está justificado como usted lo hizo en su revista afirmar que el Coronel Olcott es el único testigo que apoya a Blavatsky sobre la existencia de dichos Adeptos, porque tal afirmación, tan ingenuamente hecha, no debe quedar sin respuesta.
 
Nosotros también hemos visto a los Hermanos y sabemos algo sobre ellos, pero lo poco que sabemos es más de lo que podemos revelar. Sin embargo podemos asegurar que los Adeptos no son "espíritus incorpóreos" como usted lo pretende, ya que nuestra experiencia personal nos ha permitido percibir que ellos también son humanos de carne y hueso como nosotros.
 
La diferencia es el sacrificio que ellos han hecho por la humanidad, así como la devoción a las aspiraciones más elevadas y puras, y un entrenamiento psíquico completo.
 
Todo esto les ha permitido elevarse por encima de las condiciones normales de los humanos comunes y rodearse de ellos mismos con sus propias condiciones elegidas para realizar lo que son denominados popularmente como "milagros", o lo que ustedes los espiritistas llaman "fenómenos espirituales".
 
Uno de nosotros, Moorad Alee Bey, ha conocido a los Hermanos desde incluso antes de unirse a la Sociedad Teosófica. Él los ha visto y ha conversado con ellos y ha tenido otras relaciones con ellos antes y después de su integración en la Sociedad Teosófica, pero al igual que todos aquellos que se vuelven sus discípulos, él no está en libertad de decirlo públicamente.
 
Y el Sr. Damodar K. Mavalankar también los ha visto y ha conversado con ellos en repetidas ocasiones, incluso cuando Madame Blavatsky se encontraba muy lejos en el norte de la India, mientras que él permanecía en el cuartel general en Bombay. E incluso él ha estado en la residencia de algunos de ellos, y en otra ocasión en compañía de Madame Blavatsky y el Coronel Olcott. Y ambos, Moorad Alee Bey y el Sr. Damodar Mavalankar conocen personalmente al maestro Kuthumi.
 
Y el resto de nosotros también hemos visto a este y a otros maestros en varias ocasiones y declaramos que esto que decimos es verdad.
 
Más allá de eso, aquellos de nosotros que sabemos y nos estamos preparando para una mayor iniciación, después de haber dedicado nuestras vidas a ese objetivo supremo, no tenemos la libertad de detallar más acerca de nuestra relación con esos maestros.
 
Los espiritistas pueden dogmatizar tanto como ellos quieran a los Adeptos, pero nosotros, los hindúes, los parsis y los mahomedanos de la India, al igual que nuestros antepasados desde hace mucho tiempo atrás, sabemos de la existencia de esos grandes iniciados que no son ni yoguis ni médiums, y quienes a pesar de las negaciones de los escépticos, residen principalmente en el Himalaya y más allá.
 
 
Atentamente.
 
R. Moorad Alee Bey
Presidente de la Sociedad Teosófica de Saorashtr en Bhaunagar.
 
Damodar K. Mavalankar
Secretario de la Sociedad Teosófica Central.
 
Martaudrow Babajee Nagnath
Tesorero de la Sociedad Teosófica de Bombay.
 
Bhavanishankar Ganesh Mullapoorcar
Miembro de la Sociedad Teosófica.
 
Sohrab Jamasp Padshah
Subsecretario de la Sociedad Teosófica Central.
 
Bombay, 13 de julio de 1881.
 
Postdata: cuando estábamos leyendo esta carta antes de enviárselas, un Hermano se apareció frente a nosotros y el señor y la señora Coulomb (esta última siendo la ayudante adjunta de la Sociedad Teosófica Central) lo han visto y declararan que:
 
 - “Nosotros aseguramos que lo relatado arriba es cierto.”
 
E. Coulomb, F.T.S.
As. Coulomb, F.T.S. »
(Revista Spiritualist del 19 de agosto de 1881, p.88-89)
 
(Nota: arriba puse nueve testigos porque aparte de las siete personas que firmaron este documento, también estuvieron presentes Blavatsky y su ayudante, el joven Babula.)
 
 
 
 
 
 
APARICIÓN EN 1882 EN ALLAHABAD
 
El testigo fue Bhavani Shankar quien fue un discípulo del maestro Kuthumi:
 
« En el mes de marzo de 1882, mientras me detuve en la casa del Sr. Sinnett en Allahabad, ocurrieron algunos fenómenos ocultos independientes de Madame Blavatsky quien en ese momento se encontraba en Bombay.
 
Una noche el Sr. Sinnett me dio una nota dirigida al Maestro Kuthumi la cual llevé a mi habitación y la guardé cerca de mi almohada. Tomé todas las precauciones para cerrar todas las puertas y ventanas de la habitación donde estaba mi cama. Coloqué una lámpara junto a mi cama y comencé a leer el artículo "Elixir de la Vida". Pero no pude dedicar mi atención al estudio del artículo en cuestión ya que mi curiosidad se dirigió completamente a la carta dirigida al Mahatma.
 
Fue entre las 10 y las 11 p.m. que esta carta desapareció y vi a mi Maestro mientras salía de la habitación con la carta que estaba cerca de mi almohada. Las puertas de la habitación estaban bien cerradas, y una luz ardía junto a mi cama y no había nadie más en la habitación. Cuando me levanté la mañana del día siguiente, encontré una respuesta de mi Maestro dirigida al Sr. Sinnett debajo de mi almohada y se la di.
 
Durante mi corta estadía en Allahabad con el Sr. Sinnett, yo tuve una comunicación independiente con mi Maestro, mientras que Madame Blavatsky estaba en otra parte de la India.
. . .
Durante mis viajes al norte de la India recibí comunicaciones de mi Maestro de manera directa e independiente de cualquier otra persona y he visto a los Mahatmas en su "doble". »
(Informe de la investigación de 1885, p.94-95)
 
 
 
 
 
 
APARICIÓN EN 1882 EN EL BARCO VEGA
 
El testigo fue William Eglinton quien fue un médium inglés que viajó a la India para investigar sobre la teosofía, y después de un tiempo de permanecer allá, cuando estaba regresando a Inglaterra, el maestro Kuthumi se le apareció en el barco en el que viajaba, y sobre este evento el Sr. Eglinton escribió lo siguiente:
 
« El 22 de marzo de 1882, yo estaba en el mar a bordo del S.S. Vega, habiendo dejado la ciudad de Colombo en Ceilán alrededor de las 6 p.m. ese mismo día.
 
Ocupé un camarote que se encontraba en la cubierta bajo el puente, y cerca de las diez de la noche me estaba desvistiendo preparándome para dormir y me encontraba de espaldas a la puerta abierta. Cuando al darme la vuelta vi una persona que a primera vista consideré que se trataba de un khitmaghur o sea un mayordomo nativo.
 
Pensando que me había traído algún telegrama, esperé a que hablara, pero como no lo hizo y consideré su actitud muy insolente por no haberme primero solicitado que lo dejara entrar y también por no haberme hecho el saludo referencial usual hacia los europeos, le dije airadamente que se fuera.
 
Después de lo cual él se acercó, me agarró de la mano derecha y me dio el saludo de un maestro masón.
 
Antes de que me hubiera recuperado lo suficiente del inmenso asombro que eso me provocó, le pedí que me dijera quién era y por qué se encontraba en frente de mí.
 
A lo cual él me respondió hablando en un perfecto inglés que él era "Koot Hoomi Lal Singh", y en ese momento en que pude por fin verlo de más cerca, me quedé muy profundamente asombrado por su apariencia general, su conocimiento de la masonería, y la afirmación de que realmente él era esa persona mística, ese Adepto de quien tanto había escuchado durante mi estancia en la India, por lo que sin dudarlo acepté su afirmación como verdadera.
 
Luego entablamos una conversación de cierta extensión, sin ninguna importancia particular para nadie más que para mí, pero en ella él me demostró que estaba íntimamente familiarizado con los movimientos espiritualistas y teosóficos, así como también con mis amigos de la India.
 
En todos los aspectos él era un hombre inteligente, perfectamente formado y en cualquier caso, diferente en apariencia de los miles de nativos que se ven en el Oriente. Y tampoco fue una alucinación porque yo me encontraba en plena posesión de todas mis facultades; y lo que me convenció que no se trataba de una visión subjetiva fue el agarre de su mano y la materialidad muy evidente de su figura.
 
Al final una pequeña cosa me distrajo por un momento y cuando volví a girar la cabeza, ¡él se había ido! Salí rápido fuera de la cabina donde tuve la ventaja de escanear tanto la cubierta delantera como la trasera, pero no pude observar a nadie y ningún ser vivo pudo haber escapado del alcance de mi visión.
 
Al día siguiente busqué en el barco, incluso bajé por el túnel del pozo para encontrar a una persona que se parecía al hombre que había visto la noche anterior, pero sin obtener la más mínima pista de su presencia, y aunque mi mente estaba pensando en el posibilidad de que un hombre haya sido comisionado para subir a bordo en Ceilán con el propósito de engañarme, pero cuanto más reflexionaba el asunto, más difícil me resultaba aceptar tal teoría. »
(Revista Light de Londres del 30 de enero de 1886, p.50-51)
 
 
 
 
 
 
APARICIÓN EN 1883 EN MYLAPORE
 
El testigo fue Rao Sahib Soobiah Chetty quien fue uno de los primeros miembros que se unió a la Sociedad Teosófica cuando esta se instaló en la India, y el relató lo siguiente:
 
« En 1883 el maestro Kuthumi se apareció en mi casa en Mylapore, temprano a la mañana siguiente cuando conocí a Madame Blavatsky.
 
Y posteriormente cuando estuve en la sede central de la Sociedad Teosófica en Adyar y le conté a Blavatsky lo sucedido, ella me dijo que ese mismo Maestro se le había aparecido a ella casi al mismo tiempo y que él le había regalado las rosas amarillas que ella me mostró.
 
Y permítanme decir que las rosas amarillas eran muy raras en ese tiempo, y de hecho, imposibles de obtener en Madrás. »
(Theosophist de mayo de 1924, p.244-245)
 
 
 
 
 
 
APARICIÓN EN 1884 EN ADYAR
 
Los testigos fueron Blavatsky, Damodar y Mohini (quienes fueron discípulos del maestro Kuthumi), y Mohini relató lo siguiente:
 
« El encuentro ocurrió a principios de 1884, justo antes de que me fuera de la India hacia Europa. Estábamos sentados en el salón en el primer piso de la casa de la Sede Central de Sociedad Teosófica, que para ese entonces ya se encontraba en Adyar, Madras. Y eran como las once de la noche, y debo precisar que la ventana del salón da hacia una terraza o balcón.
 
Entonces en un rincón de la habitación apareció una fina sustancia de vapor de un brillante color blanco, y la cual poco a poco tomó forma, y se hicieron visibles algunas manchas sobre ella, y después de un corto tiempo fue tomando la forma del cuerpo de un hombre, aparentemente tan sólido como un cuerpo humano ordinario.
 
Esta figura pasó y volvió a pasar varias veces, acercándose a una distancia de uno o dos metros de donde nosotros nos encontrábamos parados cerca de la ventana. En el balcón brillaba la luz de la luna, y la figura llegó a una distancia tan corta que la luz que salía por la ventana, irradiaba sobre ella
 
Y luego se acercó tan cerca que pienso que si hubiera extendido la mano podría haberla tocado. Y esta figura era del Maestro Kuthumi.
 
Y después de conversar un poco con él, le dije al Maestro Kuthumi que como no iba a verlo por mucho tiempo debido a mi viaje a Europa, le rogué que dejara una marca tangible de su visita.
 
Entonces la figura levantó las manos y pareció arrojarnos algo. Y al momento siguiente, encontramos una lluvia de rosas cayendo sobre nosotros en la habitación, y eran rosas de un tipo que no podrían haber sido adquiridas en ese lugar de la India.
 
Y antes de que el maestro se fuera, le solicitamos que desapareciera de ese lado del balcón donde no había salida, ya que había un árbol del otro lado, y para evitar sospechas de que podría haber subido por el árbol, o algo por el estilo, le pedimos que desapareciera del lado donde no había salida.
 
Entonces la figura del maestro se dirigió hacia ese lugar que le indicamos y luego desapareció. Él pasó lentamente hasta llegar al borde del balcón, y luego ya no se volvió a ver. La desaparición fue repentina.
 
La altura del balcón era de 5 a 6 metros, y además, había gente abajo y por toda la casa, por lo que hubiera sido imposible que una persona hubiera saltado sin ser percibida.
 
Además justo debajo del balcón hay un jardín abierto y había varias personas mirando en ese momento, y mi propia idea es que habría sido imposible que una persona hubiera saltado, porque hay un pequeño tramo de escalones justo debajo del balcón, y si un hombre hubiera saltado del balcón, se habría caído sobre los escalones y se hubiera roto las piernas.
 
Por otra parte, cuando la figura pasó y volvió a pasar, no escuchamos nada de pasos. Y a parte de mí, también estaban en ese momento en la habitación Damodar y Madame Blavatsky. »
(Interrogatorio que la SPR le hizo a Mohini en junio de 1884)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario