Guy Ballard, con la complicidad de su
esposa, les robó a varias personas grandes cantidades de dinero prometiéndoles enormes
ganancias a través de sus proyectos de minas de oro pero que solo fueron
estafas. Y sobre este asunto, Gerald B. Bryan quien fue un antiguo miembro del
culto “Yo Soy” comentó lo siguiente:
Se le entrega una citación a Guy Ballard
Parece que a la
oficina del alguacil le gustó especialmente este asunto y pensó que era
demasiado bueno para guardárselo para ellos. Así que una noche, poco después
del “¿Y qué?” de la señora Ballard. En respuesta a esta pregunta, un alguacil
debidamente designado invadió la paz del cielo “YO SOY” de Chicago y entregó
públicamente a Ballard una citación para comparecer ante el tribunal para
responder a ciertos cargos.
A la mañana
siguiente, los diarios de Chicago publicaron grandes titulares en primera plana
sobre la demanda.
El Chicago
Herald & Examiner, en la mañana del 14 de octubre de 1938, publicó un gran
titular de cinco centímetros que decía:
UNA SEÑORA DEMANDA AL 'GRAN YO SOY'
Debajo había
una fotografía grande de Ballard recibiendo la citación, y no había nada más en
la portada con la excepción de una descripción de esta demanda.
La fotografía
muestra a Ballard sentado en un escritorio en el vestíbulo ocupado con su
pasatiempo favorito de autografiar libros (recién vendidos entre 2 y 3 dólares
por copia), mientras sus sorprendidos seguidores se levantaban y gesticulaban
frenéticamente a su alrededor en sus esfuerzos por impedir que el alguacil
lleve a cabo su deber de entregar el citatorio.
Debajo de la
fotografía se afirma que al “Mensajero Acreditado” [o sea Guy Ballard] le fue
“entregada la citación a pesar del caos entre los seguidores”.
Luego, en la
página tres, estaba la historia de la cual citamos una parte:
“En una escena
tormentosa en el vestíbulo de la Casa de la Opera, Guy W. Ballard, 'Mensajero
Acreditado' de la 'Gran Presencia YO SOY', recibió anoche una citación por una
demanda de 10’906,55 dólares.
Ballard estaba
rodeado por una docena o más de sus seguidores en el vestíbulo de la la Casa de
la Opera cuando el alguacil leyó la citación.
Hombres y
mujeres gritaron e intentaron empujar al alguacil fuera del vestíbulo. Otros
agarraron a Ballard del brazo y trataron de alejarlo. Pero en voz alta el alguacil
leyó la citación.”
Imaginen la
escena. Ahí estaba Guy Ballard quien había declarado públicamente: “Mi
peregrinación terrestre ha terminado. . . Estoy aquí en esta estructura atómica
durante un tiempo prolongado. . . Nada de lo que esta forma humana pueda hacer
puede quedar registrado en mi corriente de vida”.
Y sin embargo ahí
estaba él, en su propio cielo “YO SOY”, con su propio registro leído y
registrado, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Y tampoco sus
seguidores que se agolpaban a su alrededor decretando y gesticulando
frenéticamente.
¿De qué se le acusó a Guy Ballard?
El expediente en
parte dice lo siguiente, según la demanda que fue presentada ante el Tribunal
Superior:
“Algún tiempo
antes y alrededor de los años 1923 o 1924, el demandante conoció al demandado,
Guy W. Ballard quien obtuvo la confianza del demandante y aprovechándose de
dicha confianza solicitó al demandante y obtuvo de ella anticipos de grandes
sumas de dinero bajo diversos pretextos y motivos, como préstamos personales
para gastos corrientes, etc."
Prácticamente
todos los periódicos de Chicago esa mañana publicaron titulares e historias
sobre esta demanda contra el “Poderoso YO SOY” (que es el nombre con el que
apodaron a Ballard).
El Chicago
Tribune tituló su artículo: “El gran YO SOY choca con un místico cínico”.
El Chicago
Daily News subtituló su artículo: “El alguacil mundano invade el reino místico
para atrapar al hombre”.
El Chicago
Daily Times tituló el suyo: "'Gran YO SOY' cara a cara con una demanda
legal".
El Chicago
American dijo: “Una mujer demanda al líder de 'YO SOY' por 10’000 dólares”.
Citamos en
parte un artículo de Chicago American:
“La señora_____,
una mujer pequeña, de cabello gris, de unos 60 años, trabaja como ama de
llaves. Y los ahorros de toda su vida, obtenidos de su trabajo como sirvienta
para algunas de las familias de la sociedad más conocidas de Chicago, fueron
entregados a Ballard para que los invirtiera en lo que él llamó 'The Cottonwood
Trust' para explotar 'El Lago de Oro' en California que supuestamente es un
proyecto minero.
La pérdida de
los 6’775 dólares que la señora le confió al 'Poderoso YO SOY' antes de que él
abandonara la ciudad, le impidió iniciar un proceso penal en ese momento.
Ella visitó la
oficina del fiscal del estado pero le dijeron que le pedirían que enviara algo
de dinero si enviaban a un policía tras el 'Poderoso YO SOY'.
Ella explicó: 'Pero
él se había llevado todo mi dinero y ya no me queda nada que aportar para poder
arrestarlo'.
Ella también
dijo que los Ballard eran muy conocidos en la costa norte hasta Milwaukee, pero
más en las habitaciones de servicio que en los salones.
Ella explicó: 'Tenía
un gran número de seguidores entre los sirvientes de North Shore cuando operaba
como El Maestro y muchos sirvientes
lo siguieron'.”
Las mentiras de Guy Ballard con sus falsas
minas de oro
A la mañana
siguiente siguieron más revelaciones sobre el “Lago de Oro” de Ballard. Citamos
al Chicago Herald & Examiner del 15 de octubre en un artículo titulado “Estafa
buscando oro; Líder de secta ruega fe”:
“Se sabía que
muchas otras personas habían invertido dinero. Las autoridades dijeron que
estos inversores perdieron 200’000 dólares, algunas estimaciones llegan hasta
500’000 dólares.
Un investigador
enviado a examinar la propiedad de la empresa en California informó que el
título de propiedad del terreno era dudoso y que nunca se habían gastado allí
más de 5’000 dólares. Dijo que había una construcción de tablas en bruto, pero
no había evidencia de maquinaria minera.”
Los Ballard le hicieron
creer a la gente que todo lo que se necesitaba era drenar el lago y sacar los
metales preciosos con palas.
Este proyecto del
“Lago de Oro” en California que Guy Ballard y sus asociados vendieron a gente
crédula, fue un acontecimiento de hace una docena de años o más y fue
precedido, como hemos visto, por sus aventuras en busca de oro en las cimas de
las montañas.
Pero en
realidad todo esto fue sólo el comienzo de la sensacional carrera de Ballard en
las minas de oro: una mera escaramuza preliminar, por así decirlo, antes de la
verdadera campaña.
Desde entonces se
ha vuelto realmente competente en la fabricación de falsas minas de oro, y las
hace cada vez más grandes. Por lo tanto, no es sorprendente descubrir que unos
años más tarde el solitario “Lago de Oro” de California se convirtió en tres
maravillosas “Minas de Oro” de Colorado. Y en el libro de Ballard el gran Saint
Germain habla de ellas.
“Este yacimiento de mineral”, dijo el gran
Maestro, refiriéndose a la segunda de las minas, “contiene más de veinte
millones de dólares en oro”. (p.40, MP)
Pero desafortunadamente
para el reclamo de oro “patentado” de Saint Germain y las “escrituras” de
Ballard puestas en sus manos, el Comisionado de Minas del Estado de Colorado se
muestra bastante escéptico sobre el asunto, como se descubrirá en la siguiente
carta recibida del propio Comisionado de fecha 15 de marzo de 1937, en Denver:
“No conozco
ninguna mina maravillosa en Colorado propiedad de un tal Daniel Rayborn, y no
sé nada del señor Guy Ballard. Con frecuencia oímos hablar de minas 'Místicas'
en Colorado y otros estados, y la gente ha pasado años y años buscándolas, pero
nunca he oído hablar de ninguna que haya sido encontrada. Las considero falsas,
y de hecho sé que es pura mentira”.
Las tres
maravillosas, aunque hipotéticas, minas de oro cumplieron su propósito
particular de atraer compradores para su libro, los Ballard centraron su
atención en fabricar de la nada un nuevo tipo de mina de oro. Ni siquiera el
genio de Aladino y su maravillosa lámpara podría haber pensado en ello.
Ésta es la
forma de hacerlo. Durante años, los Ballard han estado hablando a sus
audiencias sobre los peligrosos "cinturones de gas" que se supone que
se encuentran debajo de algunas de nuestras ciudades más pobladas, y que según
dicen, son la causa de los terremotos.
Muchos crédulos
de estas ciudades se pusieron extremadamente nerviosos por los “cinturones de
gas” bajo sus pies y se unieron al culto para protegerse porque (según Ballard)
sólo sus “decretos” podrían salvar a estas ciudades de la destrucción total.
Por supuesto
que esto estaba muy en línea con el procedimiento habitual de la secta de
psicologizar a su gente a través del miedo, pero en este caso fueron un paso
más allá y combinaron otro motivo principal de la acción humana.
Fue a la señora
Ballard, cocreadora y principal impulsora del culto, a quien se le ocurrió la
brillante idea de cambiar todos estos inquietos “cinturones de gas” en “oro
metálico puro”.
Fue un golpe de
genialidad que naturalmente no quedó sin recompensa, porque ¿quién no querría
unirse a un movimiento que garantizaría transformar el gas de alcantarillado
ordinario, en oro metálico puro?
Ser “salvado” y
“rico” al mismo tiempo es motivo suficiente para cualquiera. Así que la señora
Ballard redactó un decreto para la convertir el gas en oro, y los estudiantes del
culto YO SOY lo gritaron de costa a costa en sus heroicos esfuerzos por “salvar
a Estados Unidos”.
Pero hasta la
fecha, las últimas noticias del frente decretador indican que los YO SOY no han
tenido éxito en lograr su gran hazaña alquímica, pues su alto mando, la señora Ballard
todavía habla del peligro de terremoto. Y por lo tanto la amenaza del “gas” todavía
está entre nosotros, una preocupación siempre presente en el turbulento mundo
de los YO SOY.
El atractivo de
Ballard por medio del metal amarillo brillante todavía continúa, pero siempre
es la nueva "mina de oro" y no la vieja sobre la que se llama la
atención.
Guy Ballard
poco después de que sus antiguas actividades de venta de acciones en su
proyecto “Lago de Oro” surgieran en Chicago, declaró a su audiencia de Los
Ángeles:
“En la India
hay cinco grandes picos montañosos”, y refiriéndose a uno de esos picos,
añadió: “Hay oro suficiente en ese pico para pagar cien veces las deudas del
mundo. Sé que esto es verdad”. (p.28, marzo de 1939, V.)
Pero a pesar de
todas sus garantías de oro para pagar la deuda en la India, los periódicos de
Chicago no dejaron en paz al viejo “Lago de Oro” de Ballard en California.
Guy Ballard hizo
todo lo posible para desviar la mente de la gente hacia su montaña imaginaria en
la lejana India, pero este fabuloso "Lago Dorado" que había
reaparecido repentinamente de su pasado era un poco más real para las decenas
de personas que habían perdido sus ahorros en él.
Los Ballard evitan Chicago
Los Ballard se
alejaron de Chicago para evitar la prensa de esa ciudad, los Ballard habían
tenido a sus agentes trabajando en Chicago intentando que se retiraran las dos
acusaciones. Se había puesto en contacto con los dos firmantes en un esfuerzo
por lograr que retiraran los cargos; y parece que tuvieron éxito en hacerlo ya
que las acusaciones no se procesaron en julio de 1938.
Y por lo tanto los
Ballard se sentían seguros de regresar en octubre, momento en el cual, debido
al estatuto de prescripción de Illinois, parecían ya tener el asunto resuelto.
Meses antes,
cuando estaban en la cercana Detroit a principios de mayo de 1938, los Ballard
esperaban con ansias poder volver ir a Chicago. Pero mientras tanto, cientos de
estudiantes de Chicago habían ido a Detroit para escuchar a los Mensajeros,
puesto que estos Mensajeros no podían ir a Chicago por los problemas legales.
Noten lo que
les dijeron los Ballard a estos estudiantes de Chicago:
“Los felicito
amados de Chicago”, dijo la Diosa de la Libertad (!), “por tener el Poder y la
Acción de la Luz ... que los atrajo aquí siendo tan numerosos. (Aplausos) ¡Sean
pacientes, amados míos, el tiempo está cerca en que el Poder de la Luz barrerá
Chicago! (Aplausos) ¡La humanidad debe comprender la importancia de permitir
que la Sabiduría de Estos Grandes, Quienes han venido, regule y gobierne lo que
hacen los Mensajeros y adónde irán!” (p.9, junio de 1938, V.)
¿Cómo terminó este asunto?
Once días antes
del comienzo del juicio ocurrió un hecho que haría para siempre imposible que
Guy Ballard, demandado, pudiera satisfacer al demandante en este pleito.
Guy Ballard
falleció (el 29 de diciembre de 1939).
(Libro Dictadura
Psíquica en América, capítulos 20 y 21)
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