Blavatsky tenía la capacidad
de proyectar su doble astral y materializarlo ante las personas, y en este
capítulo les voy a ir recopilando por orden cronológico los testimonios que voy
encontrando de las personas que vieron aparecerse y desaparecer a Blavatsky frente a sus ojos:
APARICIÓN
EN 1875 EN NUEVA YORK
Esta es la primera aparición y desaparición
que conocemos de Blavatsky, y el testigo fue el coronel Olcott quien comentó lo
siguiente:
« Yo
tuve un encuentro con el cuerpo astral de Blavatsky en una calle de Nueva York
mientras que su cuerpo físico se hallaba en Filadelfia. »
(Las Hojas de un Viejo
Diario I, capítulo 24)
DESAPARICIONES
EN 1879 EN KARLI
Karli (o Karla) es una pequeña
ciudad que se encuentra ubicada al sureste de Bombay y que es famosa por sus cuevas que
fueron transformadas en templos.
Blavatsky, Olcott y Mulji (quien fue
uno de los primeros miembros de la Sociedad Teosófica en la India) fueron a
visitar esas cuevas en abril de 1879, y Blavatsky le jugó una broma a Mulji
desapareciendo súbitamente.
El
coronel Olcott lo narró de la siguiente manera:
« Pasamos
ese día explorando las cavernas de Karli, y a las 4:30 p.m. regresamos a la
casa de descanso de Khandala. Pero mientras aún estábamos en la gran caverna,
H.P.B. me pasó una orden, recibida telepáticamente, ella dijo, del Adepto, en
la que nos conminaba para ir a Rajputana, en el Punjab.
Después
de cenar nos volvimos a sentar en el césped glorificado por la luna del
bungalow de los viajeros, esta vez en compañía de otros dos viajeros anglo-indios
quienes se retiraron temprano, dejándonos solos.
Mis dos
compañeros se pasearon conversando juntos y desaparecieron detrás de la casa, pero Mulji regresó rápidamente mostrando un estado de confusión
diciendo que ella [Blavatsky] había desaparecido ante sus propios ojos mientras
él estaba de pie hablándole en la plena luz de la luna.
Mulji parecía estar a punto de tener
un ataque de histeria, tanto temblaba.
Le pedí que se sentara y se quedara
quieto, y no hiciera el ridículo, pues simplemente había sido sujeto de un
hechizo, lo que era un asunto muy inofensivo, como el que cualquier
hipnotizador puede hace con su sujeto sensitivo.
Pronto ella reapareció y volvió a sentarse y continuó
nuestra conversación. »
(Las Hojas de un Viejo
Diario II, capítulo 4)
Aparte de proyectar su doble astral,
Blavatsky también podía hipnotizar a la gente, pero tengo entendido que hacer
eso está prohibido para los discípulos de los maestros, por lo que no sé si
ella hechizó la visión de Mulji para que él ya no la pudiera ver.
Y Blavatsky también en ese viaje se le
desapareció al coronel Olcott, y éste contó cómo sucedió:
« H.P.B. y yo nos sentamos en el pórtico fumando y conversando,
hasta que ella me pidió que me quedara donde estaba por unos minutos y no
mirara alrededor hasta que ella no me dijera. Entonces ella entró en la cueva, yo
pensé que para ir a tomar una siesta sobre el bloque tallado en la roca que
sirvió de cama para el antiguo monje.
Yo seguí fumando y mirando al amplio
paisaje que se ofrecía ante mí como un gran mapa cuando, de súbito, desde
dentro de la cueva, escuché un sonido como el portazo de una puerta pesada y un
estallido de risa mordaz.
Naturalmente, volví la cabeza, pero
H.P.B. había desaparecido. No estaba en ninguna de las celdas, las cuales
examiné en detalle, ni pude, buscando minuciosamente en cada pulgada de la
superficie rocosa de sus paredes, encontrar la menor hendedura u otro signo de
puerta; no había nada palpable al ojo o al tacto sino pura roca.
Pero yo había tenido tantas y tan
variadas experiencias de las excentricidades psicológicas de H.P.B. que pronto
cesé de molestarme con este misterio y regresé al pórtico y a mi pipa, en
plácida disposición para esperar por lo que fuera a ocurrir.
Ya había transcurrido media hora de
su desaparición, cuando escuché pasos justo detrás de mí y H.P.B. en persona se
dirigió a mí, en un tono natural, como si nada hubiera ocurrido fuera de lo
común.
En respuesta a mi pregunta sobre
donde había estado, simplemente ella me contestó que había tenido asuntos con
(mencionando al Adepto) y había ido a verlo en sus cámaras secretas.
Muy curiosamente, sostenía en su
mano un viejo y oxidado puñal de forma extraña, el cual dijo que había recogido
en uno de los pasadizos camuflados y lo había traído a propósito. No me dejó
guardarlo, sino que lo lanzó al aire con toda su fuerza, y lo vi caer lejos en
un matorral de la ladera de la colina.
No les explico el acontecimiento
anterior, dejando a cada lector que haga lo que entienda con estos hechos. Sin
embargo para anticipar lo que indudablemente le sucederá a muchas mentes
prejuiciadas, puedo decir que salvo el mohoso cuchillo, todo se explica por la
teoría de la sugestión hipnótica.
El sonido de la puerta de roca dando
un portazo y el estallido de risa, la aparente desaparición de H.P.B. y la subsecuente
aparición súbita, todos pueden explicarse por una ilusión hipnótica lanzada
sobre mí por ella.
Ella pudo haber atravesado el
pórtico pasando por mi lado, haber ido a cualquier lugar y regresar ante mis
propios ojos sin que yo la viera. Esta es una explicación, que será muy endeble
para cualquiera que haya tenido que ver, en el estado de pupilaje, con un
adepto real de la magia oriental. »
(Las Hojas de un Viejo
Diario II, capítulo 4)
El coronel Olcott piensa que
Blavatsky le hechizó su mente para desaparecer de su vista, pero yo me inclino
más a considerar que efectivamente ella entró por un pasadizo secreto que ha de
haber dentro de esa cueva.
APARICIÓN
EN 1884 EN UN BARCO
Laura
Carter Holloway fue una teósofa estadunidense que fue a Inglaterra cuando
Blavatsky estuvo ahí en junio de 1884, y ella narró lo siguiente:
« Me despedí de Blavatsky en Londres [para iniciar mi viaje
de regreso a Nueva York].
Y una vez a bordo del barco a vapor,
al atardecer me retiré a mi camarote, y más tarde mientras leía en silencio, la
habitación se llenó de una luz incandescente que incluso me inundó.
Entonces dos Maestros aparecieron en
medio de esa luz y conversaron conmigo. Fue la visión más trascendente que
jamás haya visto, y mientras estos seres iluminados estaban conmigo, me
instruyeron sobre mi futuro.
Y también uno de los gloriosos seres
que vi en esa noche en el mar y que nunca olvidé, fue Madame Blavatsky, y
entonces y allí mi visión se fortaleció, y se me instruyó cuidadosamente con
respecto a mi gran regalo que es el poder de pasar fácilmente del plano físico
al plano astral, y las tareas que tenía que realizar en ese plano, mientras
viviera en el cuerpo físico y cumpliera con mi deber de acuerdo con mi
capacidad. »
(Carta escrita por la
Sra. Holloway el 11 de septiembre de 1923)
APARICIÓN
A FINALES DE 1884 EN PARIS
La hermana de Blavatsky, la Sra.
Vera Petrovna Zhelikhovsky, relata que Blavatsky se le apareció de manera
fenoménica al novelista ruso Vsevolod Solovyoff:
« He aquí algunas líneas de otra carta suya [de Solovyoff] escrita el 22 de diciembre de 1884, cuando mi hermana se
encontraba desde hace dos meses en la India y el señor Solovioff se encontraba
en París:
“Terminé mi cena, fui a buscar un cigarro en
mi habitación. Subo, abro la puerta, enciendo una vela. ¿Y qué veo? Veo a tu
hermana, Helena Blavatsky, en su vestido negro de la mañana. Ella me saludó, me
sonrió y dijo: ¡Aquí estoy! Y desapareció ¿Qué significa todo esto por fin?”
Como suceso, esto no tenía nada de
particular. Simplemente mi hermana deseaba devolverle (en cuerpo astral) las
frecuentes visitas que el señor Solovioff le había hecho a ella (en cuerpo
físico) en París, en Elberfeld y en Wurzburgo. »
(Un esbozo biográfico)
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