Blavatsky tenía la capacidad
de proyectar su doble astral y materializarlo ante las personas, y en este
capítulo les voy a ir recopilando por orden cronológico los testimonios que voy
encontrando de las personas que vieron aparecerse y desaparecer a Blavatsky frente a sus ojos:
APARICIÓN
EN 1875 EN NUEVA YORK
Esta es la primera aparición y desaparición
que conocemos de Blavatsky, y el testigo fue el coronel Olcott quien comentó lo
siguiente:
« Yo
tuve un encuentro con el cuerpo astral de Blavatsky en una calle de Nueva York
mientras que su cuerpo físico se hallaba en Filadelfia. »
(Las Hojas de un Viejo
Diario I, capítulo 24)
APARICIÓN
EN 1884 EN UN BARCO
Laura
Carter Holloway fue una teósofa estadunidense que fue a Inglaterra cuando
Blavatsky estuvo ahí en junio de 1884, y ella narró lo siguiente:
« Me despedí de Blavatsky en Londres [para iniciar mi viaje
de regreso a Nueva York].
Y una vez a bordo del barco a vapor,
al atardecer me retiré a mi camarote, y más tarde mientras leía en silencio, la
habitación se llenó de una luz incandescente que incluso me inundó.
Entonces dos Maestros aparecieron en
medio de esa luz y conversaron conmigo. Fue la visión más trascendente que
jamás haya visto, y mientras estos seres iluminados estaban conmigo, me
instruyeron sobre mi futuro.
Y también uno de los gloriosos seres
que vi en esa noche en el mar y que nunca olvidé, fue Madame Blavatsky, y
entonces y allí mi visión se fortaleció, y se me instruyó cuidadosamente con
respecto a mi gran regalo que es el poder de pasar fácilmente del plano físico
al plano astral, y las tareas que tenía que realizar en ese plano, mientras
viviera en el cuerpo físico y cumpliera con mi deber de acuerdo con mi
capacidad. »
(Carta escrita por la
Sra. Holloway el 11 de septiembre de 1923)
APARICIÓN
A FINALES DE 1884 EN PARIS
La hermana de Blavatsky, la Sra.
Vera Petrovna Zhelikhovsky, relata que Blavatsky se le apareció de manera
fenoménica al novelista ruso Vsevolod Solovyoff:
« He aquí algunas líneas de otra carta suya [de Solovyoff] escrita el 22 de diciembre de 1884, cuando mi hermana se
encontraba desde hace dos meses en la India y el señor Solovioff se encontraba
en París:
“Terminé mi cena, fui a buscar un cigarro en
mi habitación. Subo, abro la puerta, enciendo una vela. ¿Y qué veo? Veo a tu
hermana, Helena Blavatsky, en su vestido negro de la mañana. Ella me saludó, me
sonrió y dijo: ¡Aquí estoy! Y desapareció ¿Qué significa todo esto por fin?”
Como suceso, esto no tenía nada de
particular. Simplemente mi hermana deseaba devolverle (en cuerpo astral) las
frecuentes visitas que el señor Solovioff le había hecho a ella (en cuerpo
físico) en París, en Elberfeld y en Wurzburgo. »
(Un esbozo biográfico)
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