Alice Bailey en su autobiografía explicó que ella y su marido
Foster Bailey se alejaron de la Sociedad Teosófica debido a que esa
organización de ser inicialmente muy democrática, desafortunadamente posteriormente
bajo el mando de Annie Besant (quien se volvió su nueva presidenta
internacional) esa organización se volvió muy dictatorial:
En el trascurso
del año 1919 Foster Bailey y yo estuvimos cada vez más activos en la obra
teosófica. Hacia fines de 1919, Foster fue elegido
Secretario Nacional de la Sociedad Teosófica, y yo fui designada editora de la
revista “The Messenger”, de esa
sección, y presidenta del comité que dirigía en Croton a[que era la sede
central estadounidense de la Sociedad Teosófica de Adyar].
Todos los
aspectos del trabajo y los distintos reglamentos y principios que regían la
administración quedaron a nuestra disposición.
El Secretario
General, A.P. Warrington era íntimo amigo nuestro y todos los trabajadores más
antiguos también lo eran, por lo cual parecía reinar la más completa armonía y
verdadero espíritu de colaboración.
Pero poco a
poco, sin embargo, empezamos a descubrir cuán superficial era esa armonía.
Lentamente nos introdujimos en un período muy difícil y deprimente.
Dedicábamos nuestro
afecto y lealtad personal a nuestros amigos y miembros de la comisión
ejecutiva; pero nuestro sentido de justicia y nuestra adhesión a los
reglamentos eran constantemente traicionados.
La verdad de
las cosas es que, en la administración de la Sociedad Teosófica en los Estados
Unidos, y en mayor grado en Adyar (que es la sede internacional) eran entonces
reaccionarios y anticuados en cuanto a un nuevo acercamiento hacia la vida y
hacia la verdad; la libertad de interpretación y la impersonalidad constituían
las características que debían regir los principios y métodos, pero no sucedía
así.
La Sociedad
Teosófica se había fundado para establecer la fraternidad universal, pero
estaba degenerando en un grupo sectario que se preocupaba más en fundar y sostener
logias y aumentar el número de miembros, que en difundir entre el público las
verdades de la Sabiduría Eterna.
La norma de no
admitir a nadie en la sección esotérica, para recibir enseñanza espiritual, a
no ser que fuera miembro de la Sociedad Teosófica durante dos años prueba lo
antes dicho.
¿Por qué no
debía darse enseñanza espiritual a una persona, hasta no haber demostrado
durante dos años su lealtad a la organización?
¿Por qué debía
exigirse a los miembros romper sus vínculos con otros grupos y organizaciones y
prometer lealtad a lo que se denominaba el “Guía Externo” de la sección
exotérica [probablemente se refiera a Krishnamurti] cuando la única expresión
de lealtad debería ser dedicación y servicio al semejante, a la Jerarquía espiritual
y ante todo a la propia alma?
Ninguna persona
tiene el derecho de exigir hacia ella lealtad espiritual [como si lo exigía
Annie Beant]. Lo único que se le puede exigir al ser humano es ante todo
lealtad hacia su propia divinidad interna, el alma, y más tarde al Maestro,
bajo cuya guía puede servir más eficazmente a sus semejantes.
Recuerdo que en
una de las primeras reuniones de la sección esotérica a la que asistí, la
señorita Poutz, secretaria entonces de esa sección, hizo la asombrosa
declaración de que nadie en el mundo podía ser discípulo de los Maestros de
Sabiduría, a no ser que la señora Besant se lo notificara.
No podía
entender por qué los Maestros, que se suponen poseen conciencia universal,
habrían de buscar sus discípulos únicamente en las filas de la Sociedad Teosófica.
Yo sabía que eso no podía ser, y también que los Maestros no podían tener una
conciencia tan limitada
Posteriormente
conocí a muchos discípulos de los Maestros que jamás habían estado en contacto
con la Sociedad Teosófica ni oído hablar de ella. Justamente cuando creí haber
hallado un centro de luz y comprensión espirituales, descubrí que me había
metido en una secta.
Entonces Foster
y yo nos dimos cuenta que la sección esotérica ejercía un dominio absoluto
sobre la Sociedad Teosófica. Los miembros eran buenos únicamente si aceptaban
la autoridad de la sección esotérica [controlada por Annie Besant] y estaban de
acuerdo con todos los dictámenes del “Guía Externo”, y si eran leales a las
personas recomendadas por los dirigentes de la sección esotérica de cada país.
Algunos de los
dictámenes eran ridículos. Muchos de los recomendados eran mediocres, hasta la
enésima potencia. Otros, considerados iniciados, no eran particularmente
inteligentes ni amorosos, porque el amor y la inteligencia en su máxima medida
es la característica del iniciado.
Siempre había
rivalidades y pretensiones entre los miembros más avanzados, y por lo tanto una
lucha constante entre personalidades, lucha que no se limitaba a batallas
orales, sino que se expresaba también en artículos aparecidos en revistas.
Nunca olvidaré el espanto que me causó lo que me dijo alguien en Los Ángeles:
- “Si quiere saber lo que no es la
fraternidad, vaya a vivir a Crotona.”
Esa persona
ignoraba que yo vivía allí.
La situación
era muy seria, y tan grande la separación en la sección que defendía la
fraternidad, la impersonalidad, la sencillez y la dedicación al servicio de la
humanidad, que Foster cablegrafió a la señora Besant comunicándole que si la
sección esotérica seguía dominando a la Sociedad Teosófica, dicha sección sería
atacada muy seriamente a corto plazo.
Fue entonces
que la señora Besant envió a B.P. Wadia a los Estados Unidos para investigar y
averiguar qué pasaba; en consecuencia se hicieron reuniones oficiales, actuando
como árbitro Wadia. Foster, el doctor Shepherd, yo y muchos otros,
representábamos al sector democrático.
Mientras que
por el otro lado el señor Wárrigton, la señorita Poutz y sus adherentes
representaban la parte autoritaria y dominante de la sección esotérica.
Nunca en mi
vida había estado mezclada en las querellas de una organización, siendo un
período no muy grato. Apreciaba a algunas de las personas del sector opuesto,
lo cual me perturbaba excesivamente.
Con el tiempo
la dificultad se extendió a toda la sección y los miembros iban renunciando.
Mientras tanto trabajábamos intensamente en nuestras oficinas de la Sociedad
Teosófica; las niñas estaban bien, Foster y yo teníamos proyectado casarnos en
cuanto las cosas estuvieran más o menos estabilizadas.
Nuestra renta
se había reducido seriamente. Los salarios de Crotona ascendían a diez dólares
semanales. Después del divorcio Walter Evans no me remitía dinero. Foster no
poseía nada en esa época. Había abandonado su trabajo de abogado durante la
guerra, aunque intentaba retomarlo.
La situación de
la Sociedad Teosófica era cada vez más difícil; se estaban haciendo
preparativos para la convención de 1920, cuando la situación hizo crisis.
Respecto a mi
experiencia interna, debo decir que la Sociedad Teosófica me había
desilusionado, lo mismo que el cristianismo ortodoxo, aunque la situación no
era tan aguda, porque grandes y fundamentales verdades básicas habían llegado a
tener significado para mí, pues Foster y yo teníamos planeado casarnos y ya no
me encontraba sola.
Durante todo ese
tiempo las cosas iban empeorando en Crotona. Wadia acababa de llegar (como
representante de la señora Besant) y promovía dificultades; nosotros
colaboramos plenamente con él a fin de devolver a la Sociedad Teosófica su
impulso original de fraternidad universal.
Colaboramos
porque en esa época Wadia parecía que sensata y sinceramente se interesaba en
realidad por la Sociedad Teosófica.
Sin embargo la
brecha producida allí se ensanchaba progresivamente y la línea de demarcación
se hacía cada vez más evidente entre quienes mantenían un punto de vista
democrático y los que apoyaban la autoridad y el control absoluto de la
Sociedad Teosófica por la sección esotérica.
El postulado
original de la Sociedad Teosófica se fundaba en la autonomía de las logias
dentro de las diversas secciones nacionales, pero en la época en que Foster
Bailey y yo comenzamos a trabajar, la situación había cambiado profundamente.
Las personas
que se hacían cargo de cualquier logia eran miembros de la sección esotérica, y
por su intermedio la señora Besant y los dirigentes de Adyar, controlaban todas
las secciones y logias. Y si alguien no aceptaba los dictámenes de los miembros
de la sección esotérica de cada logia, entonces caía en desgracia, resultando
casi imposible trabajar en ella.
Las revistas de
las distintas secciones, así como la revista internacional “The Theosophist”, sólo se ocupaban de
querellas personales. Se publicaban artículos para atacar o defender a
determinado individuo.
Además que la
Sociedad Teosófica estaba siendo invadida por una fuerte oleada de psiquismo,
debido a las manifestaciones sobre psiquismo de
Charles Leadbeater y al extraordinario control que él ejercía sobre la
señora Besant.
Y por si eso
fuera poco, el corolario del escándalo, conectado con Leadbeater, daba mucho de
qué hablar.
Finalmente las
declaraciones de la señora Besant sobre Krishnamurti causaron la total escisión
de la Sociedad Teosófica.
Desde Adyar se
impartían órdenes que pretendían provenir de uno de los Maestros para el Guía
externo, y decían que todo miembro de la Sociedad Teosófica debía interesarse
por cada uno de los tres sistemas de trabajo (la orden francmasónica, la orden
de servicio y el movimiento educativo). Y si uno no lo hacía entonces era
considerado desleal y un mal teósofo que no obedecía las demandas de los
Maestros.
Los libros que
Leadbeater publicaba en Adyar contenían implicaciones síquicas imposibles de
verificar y poseían una fuerte dosis de psiquismo astral. Una de sus obras más
importantes: “El Hombre, ¿de Dónde y Cómo
Vino, y a Dónde Va?” para mí muestra la deshonestidad fundamental de lo que
él escribió.
En ese libro
Leadbeater describe el futuro y el venidero trabajo de la Jerarquía, y lo
curioso y llamativo es que la mayoría de las personas destinadas a desempeñar
altos cargos en la Jerarquía y en la próxima civilización eran todos amigos
personales de Leadbeater.
Conocí a
algunos de ellos personas dignas, amables, mediocres, pero ninguna era
intelectualmente un gigante y la mayoría eran nulidades. He viajado mucho, he
encontrado tanta gente más eficaz para el servicio mundial, con mayor
inteligencia para servir al Cristo y reales exponentes de la fraternidad, que
me di cuenta de la futilidad e inutilidad de este tipo de literatura.
Por estas
causas los miembros abandonaban a la Sociedad Teosófica disgustados y perplejos.
Muchas veces he pensado cuál habría sido el futuro de la Sociedad Teosófica si
hubieran tenido la entereza suficiente de quedarse, negándose a ser expulsados
y luchando por mantener la base espiritual del movimiento.
Pero no lo
hicieron, y un gran número de personas dignas se retiraron, sintiéndose
frustradas, impedidas e incapaces de trabajar.
Personalmente
nunca renuncié y sólo dejé de abonar mis cuotas anuales estos últimos años.
Escribo esto detalladamente porque tal situación hizo necesarios los cambios
que sobrevinieron, y debido a ello fue adquiriendo forma nuestro trabajo para
los veinte años siguientes.
Los discípulos
de los Maestros residen en todas partes del mundo, y trabajan en muy diversos
aspectos, a fin de llevar a la humanidad hacia la luz y materializar el reino
de Dios sobre la tierra. La actitud de la Sociedad Teosófica al considerarse el
único canal y rehusar el reconocimiento de otros grupos y organizaciones, como
partes integrantes e igualmente importantes del Movimiento Teosófico mundial
(no de la Sociedad Teosófica), es la verdadera causante y responsable de su
pérdida de prestigio.
Parece ser un
poco tarde para corregir sus métodos, salir del aislamiento y la separatividad,
y formar parte de un Gran Movimiento Teosófico que está difundiéndose
actualmente por el mundo.
Este movimiento
no sólo se expresa por medio de los diversos grupos ocultistas y esotéricos que
existen, sino también mediante los sindicatos laborales, los planes que se han
hecho para lograr la unidad mundial y la rehabilitación de posguerra, la nueva
visión del sector político y el reconocimiento de las necesidades de la
humanidad en todas partes. Es realmente desalentador, para quienes hemos amado
los principios y verdades sostenidos originalmente por la teosofía, comprobar
la degeneración del hermoso impulso inicial.
No cabe la
menor duda de que el movimiento iniciado por Helena Petrovna Blavatsky fue
parte integrante de un plan jerárquico. Siempre han existido sociedades
teosóficas a través de las edades (el nombre de ese movimiento no es nuevo)
pero HPB le dio una luz y publicidad que proporcionó una nueva nota e hizo
surgir a la superficie un grupo, olvidado y secreto, haciendo posible que el
público de todas partes respondiera a esta tan antigua enseñanza.
En 1920 esta
situación llegó a su culminación. La brecha entre la autoritaria sección
esotérica y las mentes democráticas de la Sociedad Teosófica, se había ampliado
constantemente. El señor Wárrington y los dirigentes y asistentes de la sección
esotérica, en Norteamérica, representaban un grupo; mientras que el otro grupo
era dirigido por Foster Bailey y B.P.Wadia.
Esta situación
prevalecía cuando se realizó la famosa convención de 1920, en Chicago. Yo nunca
había asistido a una convención, y decir que me desilusionó, me desagradó y me
resultó chocante, sería expresarlo con suavidad.
Se había
reunido un grupo de hombres y mujeres provenientes de todos los lugares de los
Estados Unidos, que presumiblemente se ocupaban de impartir enseñanza y
difundir la fraternidad. Pero el odio y el rencor, la animadversión personal,
las maniobras políticas, resultaban tan afrentosas y chocantes, que hice la
promesa de no asistir jamás en mi vida a otra Convención Teosófica.
Después del
señor Warrington, éramos las autoridades más altas de la comisión directiva de
la Sociedad Teosófica, pero constituíamos una minoría. Desde el primer momento
de la convención se evidenció que la sección esotérica ejercía el control, y
como los que representaban la fraternidad y la democracia eran numéricamente
inferiores, fueron por lo tanto derrotados.
Entre las
autoridades había teósofos muy descontentos, pues eran controlados por la
sección esotérica y reconocían que sus dirigentes empleaban métodos abusivos.
Muchos hicieron todo lo posible por demostrarnos un espíritu amistoso. Algunos,
al término de la Convención, se convencieron de la rectitud de nuestra posición
y nos lo comunicaron. Otros, que asistieron a la Convención sin prevenciones,
pusieron todo su interés en nuestro sector y dieron su apoyo.
Sin embargo
fuimos vencidos a pesar de todo, y la sección esotérica se mostró agresivamente
triunfante. No nos quedó otro remedio que volver a Crotona, y la situación era
tal que eventualmente Wárrington tuvo que renunciar como presidente de la
Sociedad Teosófica en Norteamérica, pero retuvo su cargo en la sección
esotérica.
Fue remplazado
por el señor Rogers, que demostraba una oposición mucho más personal que el
señor Wárrington, que se daba cuenta de nuestra sinceridad, y aparte de las
diferencias de la organización, existía un fuerte afecto entre él, Foster y yo.
Pero el señor
Rogers era de menor envergadura y nos expulsó de los cargos que ocupábamos, en
cuanto entró en el poder, y así terminó nuestra época en Crotona y finalizó
nuestro esfuerzo por servir lealmente a la Sociedad Teosófica.
(Extractos
del capítulo 4)
CONCLUSIÓN
En resumen
Alice Bailey y su segundo marido, Foster Bailey, se alejaron de la Sociedad
Teosófica de Adyar debido a que ellos no estuvieron de acuerdo con la manera
tan autoritaria y dogmática que Annie Besant y sus secuaces de la sección
esotérica dirigían a esa organización.
Francamente empatizo con Alice Bailey en este texto. A veces me pregunto si realmente fue una charlatana consciente de lo que hacía o no. Aquí Bailey experimento lo que tú , yo y muchos experimentamos cuando empezamos el camino. Respecto a mí actualmente me hallo en una situación problemática. Veo que Sinnett; bessant, entre otros exponentes no murieron en paz frente a sus esfuerzos de buscar la Verdad y ellos estuvieron mucho más cerca a Blavatsky y los maestros que algunos de nosotros. Si ellos se confundieron en el camino y en el caso de Sinnett este término intentando sanar a su esposa a punto de fallecer de la muerte con métodos que no funcionaron; y peor aún fue manipulado hasta su muerte por entidades embusteras. Y Bessant falleció en la locura y engañada toda su vida por las mentiras de Leadbeater. A veces siento que no sé si realmente este camino vale la pena. ¿Será que Bailey se dio cuenta que ningún esfuerzo valía la pena y decidió entonces crear su propia religión de modo que eso le diera un sostén al sinsentido de todo lo que había vivido y principalmente recuperarse después de la desilusión vivida en la sociedad teosófica? Bueno no me importan todas estas contradicciones, sólo queda seguir el camino. No me agrada tampoco el camino cristiano o catolico, pero en youtube no me paran de salir entrevistas de muchas personas que han estado metidas en el esoterismo por años, y describen algo denominado “Sanación Infinita”; que es que uno se puede pasar años intentando sanar sus traumas mediante técnicas esotericas y pasan 50 años y todavía siguen intentando sanar hasta que se cansan. Usted señor Cid, ¿ha notado una mejoría verdadera en su vida? Si puede decirme alguna mejora en su salud mental, espiritual entre otras sería un gran ánimo. Me parece que el camino esoterico es el correcto debido a que intenta cambiar al ser humano sin condenarlo por sus pasiones, y también siempre lo esta la posibilidad de dudar de lo enseñado. Pero con los ejemplos que veo, a veces puede ser muy desilusionante
ResponderBorrarHay mucho charlatanismo tanto en el esoterismo como en la religión, y por eso ves a tantas personas quejándose, pero hay que aprender a lidiar con eso.
BorrarYo sufría por un vacio que siento en mi interior pero gracias al esoterismo ya no me lastima. Y también las explicaciones que da el esoterismo me han ayudado a darle un sentido a la existencia.