LOS PRIMEROS CONTACTOS QUE EL CORONEL OLCOTT TUVO CON LOS MAESTROS



Sobre los primeros contactos que el coronel Henry Olcott tuvo con los Maestros transhimaláyicos, en su libro "Las Hojas de un Viejo Diario I" él escribió lo siguiente [y entre corchetes añadí explicaciones mías]:


« Poco a poco, H.P.B. [Blavatsky] me dio a conocer la existencia de los Adeptos orientales y sus poderes, y me dio la prueba de los suyos con una multitud de fenómenos.

Primeramente, como ya lo he dicho, los atribuía al espíritu John King, y fue gracias a su pretendida complacencia que yo entré en correspondencia personal con los Maestros.

He guardado muchas de sus cartas, sobre las que yo mismo anoté la fecha de su recepción.

Durante años, casi hasta mi partida de Nueva York para la India, fui discípulo de la sección africana [ubicada en Egipto] de la Fraternidad Oculta, pero más tarde fui transferido a la sección inda, a cargo de otro grupo de Maestros; esto fue cuando un maravilloso cambio psico-fisiológico tuvo lugar en H.P.B., del que no tengo el derecho de hablar y que nadie hasta ahora ha sospechado, ni aun entre aquellos que se figuran haber poseído más su intimidad y confianza.

Porque aquí puede decirse que solo ha habido una alianza o Fraternidad altruista [de los Maestros] en el mundo entero, pero está dividida en secciones, según las necesidades de la raza humana en sus diferentes grados de evolución.


El centro radiante de esta fuerza bienhechora se desplaza según los tiempos. Invisible, insospechada como las vivificantes corrientes del Akasha [la substancia primordial] pero igualmente indispensable al bienestar espiritual de la Humanidad, su energía combinada y divina se mantiene de edad en edad y refresca en la Tierra al pobre peregrino que se esfuerza hacia la Realidad Divina.

El escéptico niega la existencia de esos Adeptos porque no los ha visto, no ha hablado con ellos, y porque la historia no ha registrado su intervención oficial en los acontecimientos nacionales.

Pero millares de místicos, iluminados y filántropos de todas las épocas, a quienes la pureza de su alma ha elevado de las brumas físicas hacia la claridad de la conciencia espiritual, los han conocido, y en diversas ocasiones ellos han entrado en relaciones directas con las personas que se dedican o tratan de dedicarse al servicio de la fraternidad humana.

Algunos de ellos, a veces muy humildes y en apariencia indignos como nosotros los dirigentes del movimiento de la Sociedad Teosófica, han sido favorecidos con su simpatía y han recibido sus instrucciones


Unos discípulos, como H.P. B. y Damodar, han tenido sus primeras visiones desde su juventud; mientras que otros los han encontrado bajo extraños aspectos en sitios imprevistos.

Yo les he sido presentado por H.P.B. por un intermediario que mis precedentes experiencias espiritistas me los hacían más comprensible, un pretendido espíritu manifestándose por un médium.

El espíritu de John King me hizo conocer cuatro Maestros:
 
-        Un copto [o sea un egipcio cristiano].
-        Un representante de la escuela neoplatónica de Alejandría.
-        Otro muy elevado, como un Maestro de Maestros que era veneciano [seguramente se refiere al Chohan Serapis].
-        Y un filósofo inglés desaparecido del mundo, pero aún no fallecido...

El primero fue mi primer Gurú [maestro espiritual] hombre de una rigurosa disciplina y de un viril esplendor de carácter.


Pasando el tiempo, supe por ellos mismos que H.P.B. era su fiel servidora, aunque su particular temperamento y su idiosincrasia, la hacían demasiado antipática a algunos para permitirles trabajar con ella.

Esto parecerá menos raro si se recuerda que cada individuo, Adepto o laico, evoluciona según un determinado rayo del Logos y se halla en simpatía con las almas que dependen de ese rayo, y tal vez en antagonismo en el plano físico con entidades procedentes de otro rayo.

Y he ahí probablemente la última ratio de lo que se llama antipatía o simpatía magnética, áurica o psíquica.

Sea cual fuere la razón, había Maestros que no podían trabajar con H.P.B. Mientras que varios en cambio la utilizaban, y entre ellos hay algunos cuyos nombres nunca han sido pronunciados, pero con los cuales yo tuve mucho que hacer en los comienzos del movimiento de la Sociedad Teosófica. »
(Capítulo 1)









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