En
el siguiente artículo Blavatsky comenta las investigaciones que el Dr. N.C.
Paul efectuó sobre las increíbles hazañas que lograban los yoguis de la India
en el siglo XIX, y que publicó en 1859 en un libro titulado “Tratado sobre la Filosofía del Yoga”.
COMENTARIOS
A UN TRATADO SOBRE LA FILOSOFÍA DEL YOGA
Cuando
en América y en Europa mencionamos la resistencia física casi milagrosa de
ciertos ascetas de la India (basándonos en el testimonio de testigos
presenciales), nuestras declaraciones fueron invariablemente recibidas por el
público en general con incredulidad, y a veces con burlas desdeñosas por parte de
médicos y científicos.
Algunos
de los artículos más humorísticos jamás impresos en los periódicos de Nueva
York fueron escritos a nuestras expensas sobre este tema.
Cuando
mencionamos que habíamos conocido personalmente, no solamente a faquires y
sannyasis profesionales, sino también a jainistas quienes bajo la inspiración
del fanatismo se abstenían de respirar hasta caer en un trance muerto, y
también otros que ayunaban durante más de cuarenta días, y aun así sobrevivían;
nuestra evidencia fue considerada poco mejor que la de un lunático desesperado.
Naturalmente,
y por lo tanto, tales respuestas nos puso muy cautelosos, y al final llegamos a
hablar con gran cautela sobre este tema, excepto con amigos de confianza.
Pero
sabiendo de los avances gigantescos que está haciendo la ciencia, pensamos que
no pasaría mucho tiempo antes de que apareciera algún experimento científico
que probaría la posibilidad de tales fenómenos y arrancaría a la ciencia
escéptica la confesión de su ignorancia previa. Y parece que ese día ha
llegado.
Un telegrama de Reuters desde Nueva York, fechado el 7 de agosto de 1880, informó al mundo del siguiente acontecimiento:
El
Dr. Tanner, que anunció su incredulidad ante las teorías médicas sobre el hambre,
afirmó que él podría vivir cuarenta días sin comida. Comenzó con ese
experimento el 28 de junio, y lo completó hoy pero está demacrado y exhausto.
De
inmediato se nos ocurrió la idea de que por fin había llegado el momento de dar
a conocer al mundo ciertos hechos que antes del valiente experimento del Dr.
Tanner, habrían sido clasificados con toda seguridad por los ignorantes como
ficciones junto con otros hechos que han aparecido hasta ahora en nuestra
revista The Theosophist, los cuales
aunque respaldados por evidencia confiable, los escépticos los calificaron de inventos.
Estos
hechos se analizan en un pequeño folleto que fue publicado en Benarés hace
treinta años por un médico anglo-indio, pero que debido a que su tema era tan
desagradable para los incrédulos, no logró atraer la atención de los hombres de
ciencia en ese momento.
Es
gracias a la amable bondad del venerable Pandit Lakshmi Narain Vyasa, de
Allahabad, que podemos reproducir para instrucción y gratificación de nuestros
lectores, a partir de la copia que él posee, esta excelente monografía del Dr.
Paul sobre la Filosofía del Yoga.
Aunque
se escribió hace tanto tiempo, no contiene ninguna de las especulaciones
científicas más recientes, pero este trabajo tiene un valor distintivo como
intento honesto de explicar desde el punto de vista de un médico, los motivos
de las etapas de la disciplina del Yogi, que como hemos demostrado, han sido hasta
ahora consideradas por los hombres de ciencia como imposibles.
Pero
como no podemos decir que en todos los casos el autor haya logrado hacerse
entender claramente a sí mismo o a sus hechos, nos aventuramos a acompañar el
texto con comentarios. Y esto con el doble objetivo de silenciar de inmediato
la acusación maliciosa de que nuestra Sociedad Teosófica no es mejor que una
escuela de "magia", palabra que se usa para significar supersticiones
ridículas y creencias en lo sobrenaturalismo, y también para evitar que
nuestros lectores reciban impresiones erróneas en general.
Nos
alegra decir que los dieciocho meses que hemos pasado en la india, y los doce
meses de existencia de nuestra revista The
Theosophist no han sido en vano en términos de experiencia. Porque durante
ese período hemos aprendido al menos una característica muy importante
relacionada con el estado actual de la sociedad hindú. Encontramos que esta se
compone de dos grupos distintos:
1) Uno es el de los
libres pensadores que todo lo niegan, escépticos y totalmente materialistas, ya
sea del partido Bradlaugh o de la "escuela moderna de pensamiento".
2) Y el otro grupo es
ortodoxo, fanático, lleno de las supersticiones irracionales de las escuelas
brahmánicas, y que cree en cualquier cosa si sólo coincide con uno u otro de
los Puranas.
Tanto
el nec plus ultra de la exageración
como dice el refrán: “cada uno más católico que el Papa”, ya sea este último
representado por Bradlaugh o la Casta Todopoderosa, el más inflexible de los
dioses. Las pocas y honrosas excepciones sirven sólo para hacer cumplir la
regla general.
La Sociedad Teosófica, diga lo que diga cualquier periódico enemigo, yo sabía por qué era necesaria en la India y llegó justo a tiempo para situarse entre los opuestos antes mencionados.
Nuestra
revista, su órgano, ha seguido desde el principio la clara política de prestar
un oído amistoso a ambas partes y esperar el momento oportuno para expresar
plenamente su opinión. Y al hacerlo ha desconcertado a muchos, ofendido a unos
pocos (sin embargo, no sin malicia ni culpa nuestra), pero ha brindado
instrucción, esperamos a aquellos que han tenido el ingenio de comprender sus
textos.
Y
ahora que hemos llegado al final del año, pretendemos comenzar nuestra serie de
explicaciones previstas reimprimiendo el tratado del Dr. Paul, de mes en mes,
con un comentario sobre el texto como se indicó anteriormente. Y al mismo
tiempo se invita a las críticas de todas las personas, aprendidas en el Yoga,
ya sea según los puntos de vista del Dr. Paul o los nuestros.
Este Tratado se relaciona principalmente con las prácticas del Hatha Yoga, no del Raja Yoga, aunque el autor ha dedicado a cada una un capítulo distinto. Notaremos la gran diferencia entre ambos más adelante. Y a continuación analizaremos el texto del Dr. Paul, el cual está entre corchetes { }:
{En
la parte introductoria de esta serie de artículos, el autor, Dr. Paul, explica
que mediante la práctica de ciertas posturas y la sujeción del cuerpo a ciertos
procesos, el extático hindú adquiere el poder de abstenerse de comer y respirar
durante largos períodos de tiempo; el objetivo final siendo alcanzar un estado
de trance auto-inducido durante el cual el extático experimenta visiones clarividentes
y un estado de dicha.
La
práctica exitosa de esta forma de Yoga depende de la expiración y retención del
ácido carbónico dentro del cuerpo. Así, mediante la observancia de todos los
medios para regular la salida de ácido carbónico, el extático logra su
propósito.
Según
el Dr. Paul, este flujo de salida puede regularse en cada función normal del
organismo humano y en cada entorno. Dice, entre otras cosas: “El uso del licor
alcohólico provoca una disminución considerable en la cantidad de ácido
carbónico liberado. Los Aghoras, una secta de faquires hindúes, consumen una
gran cantidad de licor alcohólico en el transcurso de las veinticuatro horas.”}
Pero
los Aghoras, o Aghora Panthas, difícilmente pueden compararse justamente con, o
siquiera decirse, que siguen algún sistema de Yoga, ni siquiera el Hatha Yoga. Ellos
son famosos por sus hábitos sucios; comían carroña de diversos tipos, ¡y en la
antigüedad incluso se les acusaba de devorar carne humana!
Estos
individuos ciertamente hacían de los licores espirituosos su bebida habitual, y
a diferencia de los verdaderos yoguis, ellos exigían limosnas y utilizaban su doctrina
como un mero pretexto para ganar dinero. Reducidos a unos cuantos miserables y
repugnantes, finalmente fueron reprimidos y ahora han desaparecido.
{Uno
de los medios más rentables para reducir la salida de ácido carbónico es la
abstención de alimentos en la mayor medida posible que sea compatible con el
mantenimiento de la vida. La abstinencia de alimentos disminuye el número de
respiraciones, disminuyendo así el desperdicio de carbono. Se nos dice que: “La
supresión de la caducidad. . . es la práctica diaria de los mendicantes que
aspiran a la hibernación humana o Yoga.”}
Es
cierto que la hibernación humana pertenece al sistema del Yoga y puede
denominarse uno de sus muchos resultados, pero no puede llamarse “Yoga”.
{La
prolongación del intervalo entre la espiración y la inspiración es otro medio
importante para regular la salida del ácido carbónico. “La cantidad absoluta de
ácido carbónico que se desprende de los pulmones en un tiempo dado es menor en
la espiración retardada que en la espiración normal”.}
Así,
encontramos en esta parte del Tratado del Dr. Paul una plena reivindicación de
los hábitos de los ascetas hindúes, y más aún, de los de los santos cristianos
de cada época, desde el primer siglo hasta nuestros días, como demostraremos.
Y
de ahí que la risa de los ignorantes, los escépticos y los materialistas, ante
lo que les parece la más absurda de las prácticas, se vuelva contra los
bromistas. Porque ahora vemos que si un asceta prefiere una cueva subterránea
al aire libre, hace (aparentemente) el voto de silencio y meditación, se niega
a tocar dinero o cualquier cosa metálica, y finalmente pasa sus días en lo que
parece la más ridícula ocupación de concentrar todos sus pensamientos en la
punta de su nariz; lo hace, no por representar una comedia sin objetivo ni por
mera superstición irracional, sino como una disciplina física, basada en principios
estrictamente científicos.
La
mayoría de los miles de faquires, gosâîns, bairâgîs y otros de la orden
mendicante, que abarrotan las aldeas y ferias religiosas de la India en nuestra
época actual, pueden ser, y sin lugar a dudas lo son, vagabundos inútiles y
ociosos, payasos modernos que imitan a los grandes estudiantes de la Eras
filosóficas del pasado. Y hay pocas dudas de que aunque imitan las posturas y
copian servilmente las costumbres tradicionales de sus hermanos más nobles, ellos
no entienden por qué lo hacen más que el escéptico que se ríe de ellos.
Pero,
si miramos más de cerca el origen de su escuela y estudiamos el Yoga-Vidya de
los Sûtras de Patanjali, seremos más capaces de comprender, y por tanto de
apreciar mejor sus prácticas aparentemente ridículas.
Si
los antiguos no estaban tan bien versados en los detalles de la fisiología
como lo están nuestros médicos contemporáneos, tal vez se pueda demostrar que por
otra parte los antiguos explorado esta ciencia en otra dirección por otros
métodos mucho más profundos; o sea que se familiarizaron mejor que nosotros con
sus leyes ocultas. Por ejemplo no se puede negar que los antiguos de todos los
países conocían íntimamente lo que hoy se llama "hipnotismo" o
autohipnotización, es decir la producción de un trance voluntario.
Y
una de las muchas pruebas se encuentra en el hecho de que el mismo método, aquí
descrito, es conocido como tradición y practicado por los monjes cristianos en
el Monte Athos hasta el día de hoy. Éstos, para inducir “visiones divinas”,
concentran sus pensamientos y fijan la vista en el ombligo durante horas
seguidas. Varios viajeros rusos dan testimonio de tal ocupación en los
conventos griegos, y escritores de otras nacionalidades que han visitado esta
célebre ermita confirmarán nuestra afirmación.
Habiendo dejado claro este primer punto y reivindicado a los yoguis hindúes en nombre y bajo la autoridad de la ciencia moderna, dejaremos ahora la consideración adicional sobre el tema para el próximo número [el cual se publicó en The Theosophist de octubre de 1880, p.4-6].
{Al
abstenerse de comida, agua y aire, excepto en cantidades bien definidas y
restringidas, el yogui adquiere el poder de hibernación.}
Los
periódicos americanos dicen que el Dr. Tanner de Nueva York, que se ha
propuesto demostrar "que es posible prescindir de cualquier alimento,
manteniendo el cuerpo con agua y aire sólo durante cuarenta días y cuarenta
noches", ha sido sugerido a través de una referencia a la duración de la
tentación de Cristo en el desierto.
Pero
este número especial de “cuarenta días” es más antiguo que el cristianismo y
fue practicado por más de un asceta precristiano, basándose en una patología
antigua que conocía el límite de la resistencia del hombre y había calculado
bien las potencias de los órganos vitales.
Más
allá, ningún hombre puede ir, a menos que esté en completo estado de
hibernación. Y por lo tanto se prescribe el límite extremo del ayuno jaimista como
“cuarenta días”; y esperamos proporcionar una prueba irrefutable en algún
número futuro de que hay aquí, en Bombay, hombres que practican y llevan a cabo
este ayuno de cuarenta días con éxito. Conocemos personalmente a dos de esos
fanáticos.
Un
mes antes, nuestra declaración no sólo habría sido cuestionada sino
rotundamente negada debido a que los médicos ortodoxos estadounidenses han
mantenido firmemente lo contrario de la teoría del Dr. Tanner.
{El
número normal de movimientos respiratorios difiere en los distintos animales y
en el hombre, y según la escala de las diferencias, también lo es la longevidad
de los animales. Cuanto mayor es el número de movimientos respiratorios por
minuto, más corta es la duración de la vida. La tortuga tiene la menor
respiración, siendo su frecuencia normal de tres respiraciones por minuto. Vive
hasta una edad avanzada; se registra un caso de una tortuga que vivió 110 años.}
Creemos
que este período está subestimado. En Colombo, Ceilán, nos mostraron en un
jardín una gigantesca tortuga terrestre de unos cinco pies de largo y tres y
medio de ancho, que si tenemos que creer a los habitantes, ha vivido en ese
lugar y ha conocido a los holandeses en sus días de prosperidad. Pero esto
todavía no nos ha sido demostrado científicamente.
{La
tortuga es famosa por su larga abstinencia. Puede abstenerse de comer y
respirar durante gran parte del año, siendo su período habitual de hibernación
de cinco meses durante los cuales no respira ni come, y es insensible a las
heridas graves.}
Cuando
el Dr. Tanner ayunó durante más de doce días, los médicos hicieron algunos
experimentos interesantes para determinar si su sensibilidad estaba disminuida
o no.
Dice
el periódico The New York Tribune del 8 de julio:
“Se empleó el estesiómetro, un instrumento
que consta de dos puntas afiladas dispuestas en ángulo recto con respecto a una
escala graduada sobre la cual se pueden mover hacia adelante y hacia atrás.
Esto se aplicó a los pies, piernas, manos y brazos del Dr. Tanner.
Casi invariablemente era capaz de decir si se
habían aplicado uno o dos puntos, incluso cuando estaban muy juntos. Distinguía
distancias tan pequeñas como tres octavos de pulgada, y la opinión de los
médicos fue que su sensibilidad no había disminuido.”
Si
los médicos hubieran continuado con estos experimentos, probablemente se habrían
dado cuenta de que gradualmente el Dr. Tanner se volvió bastante insensible al
dolor físico.
{La
abstinencia de alimentos induce la pérdida de calor animal, lo que a su vez
produce sueño y favorece la hibernación. “El ayuno es una práctica común entre
los hindúes. . . más especialmente en Benarés, el foco de la superstición
hindú.”}
La
simple justicia nos obliga a recordarle al lector que los ayunos rígidos no
pertenecen simplemente a la "superstición hindú". Los católicos romanos
tienen tantas, y más de una comunidad de monjes, especialmente en Oriente, que
en su incesante esfuerzo por “dominar la carne”, añaden a tales ayunos la auto-tortura
en forma de vestiduras y flagelaciones constantes.
En
la India, los cristianos nativos y los conversos católicos romanos son
obligados, como penitencia después de la confesión, a azotarse en presencia de
sus sacerdotes hasta que “la sangre corra a torrentes”, según la expresión de
un testigo ocular que vio la escena hace poco tiempo.
{El
Yogui, cuando está a punto de asumir la condición de trance, busca una cueva o
retiro subterráneo donde no haya ventilación ni intrusión de luz o sonido, y
donde exista la mayor posibilidad de reposo y retención del calor corporal.
Prepara su lecho con pasto kua, algodón y lana de oveja.}
La
conocida peculiaridad de la serpiente de vivir meses sin comida y despojarse de
su piel; y eso habiendo sugerido su extrema longevidad a los antiguos
naturalistas y filósofos la idea de que los hábitos secretos e instintivos de
los ofidios podrían probarse en el sistema humano, se pusieron a observar y
descubrieron que invariablemente antes de retirarse a su agujero para la
estación fría, la serpiente se enrollaba en el jugo de cierta planta y lo hacía
aplastando las hojas.
Esta
planta, cuyo nombre es un secreto entre los Râja-Yoguis, provoca sin ninguna
preparación o entrenamiento elaborado para la ocasión, como en el caso de los
Hatha-Yoguis, un coma muerto durante el cual todas las funciones vitales se
paralizan y los procesos de la vida se suspenden.
Los
yoguis han aprendido a regular la duración de este trance. Y mientras dure este
estado, no se produce desgaste de los órganos, y por lo tanto no pueden
"desgastarse" como lo hacen lentamente incluso durante el proceso
natural.
El
sueño del cuerpo (cada hora de tal estado producida generalmente en la noche y
para sustituir las horas de descanso) es una hora ganada durante toda la vida
humana. Así, a veces se sabe que los Râja-Yoguis vivieron el doble e incluso el
triple de años de una vida humana promedio, y ocasionalmente que conservaron
una apariencia juvenil durante un período de tiempo inusual y a pesar que se sabía
que eran ancianos en años.
Ésta
es al menos la explicación yoguista del aparente fenómeno. Para alguien que ha
visto tales casos y se ha asegurado de que ese estado de coma muerto era un
hecho irrefutable, y que al mismo tiempo no cree en absoluto en la posibilidad
de la magia, ya sea divina o infernal, a menos que pueda explicarse la
existencia de esos maravillosos fenómenos basados en los principios de la
ciencia exacta y demostrado que se debe a fuerzas naturales, no puede negarse a
escuchar tal explicación.
Puede
que sea poco plausible y las probabilidades en contra de la teoría avanzada
parecen grandes. Sin embargo no es algo completamente imposible; y esto hasta
que tengamos una mejor razón para rechazarlo que nuestra simple ignorancia de
la existencia de tal planta, debe considerarse suficiente.
Lo
seguido en que la ciencia exacta se descarría por su dogmatismo se demuestra
una vez más con la siguiente derrota de los médicos ortodoxos “normales”, como
lo señaló el New York Tribune y en el mismo caso el Dr. Tanner.
Otro
relato, emitido el 7 de julio, dice:
“El Dr. Tanner afirma que la crisis ya pasó.
Esta mañana no experimentó ningún deseo intenso de comer. Si ninguno se hace
sentir, la prueba de ahora en adelante recaerá enteramente en la capacidad de
los órganos vitales para mantener sus funciones sin alimentos.
Un médico expresa la opinión de que el Dr.
Tanner repentinamente delirará después del duodécimo o decimotercer día.
Después de ese evento, puede morir en cualquier momento a causa de bloqueo de su
mandíbula o convulsiones de los músculos. Podría ser resucitado si su condición
se descubriera a tiempo, pero las posibilidades serían contrarias debido a su
condición excesivamente debilitada.
El principal cambio hoy en su estado es el
descenso de la temperatura, siendo 98,25 grados Fahrenheit a las 6 de la tarde.
Si baja cinco grados más el resultado será fatal. Pero el Dr. Tanner sigue
decidido y esperanzado.”
Y
sin embargo, el telegrama de Nueva York publicado en nuestro último informó que
a pesar del escepticismo de los médicos ortodoxos, el Dr. Tanner ha estado sin
comer durante cuarenta días y ha sobrevivido,
{La
hibernación humana es el sueño prolongado, el reposo de los órganos de los
sentidos y del movimiento. Hay casos registrados de personas que duermen
durante meses, incluso años.}
Nosotros
mismos hemos conocido a una señora rusa, Madame Kashereninoff, cuya hermana,
entonces soltera, de unos 27 años, dormía regularmente durante seis semanas
seguidas.
Después
de ese período se despertaba débil pero no muy agotada y pedía un poco de
leche, que era su comida habitual. Al cabo de quince días, a veces de tres
semanas, ella empezaba a dar signos inequívocos de somnolencia, y al cabo de un
mes volvía a caer en trance.
Así
duró siete años, siendo considerada por el pueblo como una gran santa. Fue en
1841. No podemos decir qué fue de ella después de eso.
{“Por
Yoga entiendo el acto de suspender la circulación y la respiración. El yoga se
divide principalmente en Râja-Yoga y Hatha-Yoga.”}
Aquí
el autor cae en un error inequívoco debido a que él pone en el mismo saco a los
Raja-Yoguis y a los Hatha-Yoguis, pero eso es falso porque los primeros no
tienen nada que ver con el entrenamiento físico de los Hatha ni con ninguna
otra de las innumerables sectas que ahora han adoptado el nombre y los emblemas
de los Yoguis.
Wilson
en sus Ensayos sobre la religión de
los hindúes cae en la misma confusión y sabe muy poco (si es que sabe algo) de
los verdaderos Raja-Yoguis que no tienen más que ver con Shiva ni con Vishnu o
cualquier otra deidad.
Solo
los más eruditos entre los dandis de Sankara del norte de la India,
especialmente aquellos que están establecidos en Rajputana, podrían si
quisieran dar algunas nociones correctas sobre los Raja-Yoguis; porque estos
hombres que han adoptado los principios filosóficos del Vedanta de Sankara,
están profundamente versados en las doctrinas de los Tantras, calificadas de
diabólicas por aquellos que no las entienden o rechazan sus principios con
algún objetivo preconcebido.
Si
al hablar de los dandis, hemos utilizado anteriormente la frase que comienza
con la conjunción "si", es porque conocemos con qué cuidado se
revelan los secretos de los verdaderos yoguis e incluso su existencia misma —
ya que son negados dentro de esta fraternidad.
Hace
relativamente poco tiempo que han puesto a flote la excusa habitual adoptada
por ellos, en apoyo de la cual recurren a sus autoridades más fuertes, que
afirman que el estado yogui es inalcanzable en la actual era de Kali.
-
“A
partir de la inestabilidad de los sentidos, la prevalencia del pecado en Kali y
la brevedad de la vida, ¿cómo se puede obtener la exaltación mediante el Yoga?”
pregunta Kaśikhanda.
Pero
esta declaración puede ser refutada en dos palabras y con sus propias armas: la
duración del actual Kali-Yuga es de 432’000 años de los cuales 4’979 [en 1880] ya
han expirado. Es al comienzo mismo de Kali-Yuga cuando nacieron Krishna y
Arjuna. Es desde la octava encarnación de Vishnu que el país tuvo todos sus
yoguis históricos, porque en cuanto a los prehistóricos, o reivindicados como
tales, no nos encontramos autorizados a obligarlos a publicarlos.
¿Debemos
entonces entender que ninguno de estos numerosos santos, filósofos y ascetas
desde Krishna hasta el difunto Vishnu Brahmachari Bawa de Bombay había
alcanzado jamás la “exaltación por el Yoga”?
Repetir
esta afirmación es sencillamente suicida en beneficio de sus propios intereses.
No
es que entre los Hatha-Yoguis –hombres que en ocasiones habían alcanzado, a
través de un sistema físico y bien organizado de entrenamiento, los poderes más
elevados como “hacedores de maravillas”– nunca haya habido un hombre digno de
ser considerado como un verdadero Yogui.
Lo
que decimos es simplemente esto: el Raja-Yogui sólo entrena sus poderes
mentales e intelectuales, dejando solo el físico y haciendo poco ejercicio de
los fenómenos de carácter simplemente físico. Y por consiguiente es lo más raro
en el mundo encontrar un verdadero Raja-Yogui que se jacte de serlo o esté
dispuesto a exhibir tales poderes, aunque los adquiere tan bien como el que
practica Hatha Yoga, pero a través de otro sistema mucho más intelectual.
Por
lo general, niegan estos poderes rotundamente, por razones demasiado bien
fundamentadas. Estos últimos ni siquiera necesitan pertenecer a ninguna orden
aparente de ascetas, y a menudo se les conoce más como individuos discretos que
como miembros de una fraternidad religiosa, y tampoco necesitan ser
necesariamente hindúes.
Kabir,
que era uno de ellos, ataca a la mayoría de las sectas de mendigos que en
ocasiones se convierten en guerreros cuando no simplemente en bandoleros, y los
dibuja con mano magistral:
“Nunca vi un yogui así, ¡oh hermano! el cual,
olvidando su doctrina, vaga en negligencia. Sigue profesamente la fe de
MAHADEVA y se autodenomina un maestro eminente; el escenario de su abstracción
es la feria o mercado. MAYA [LA ILUSIÓN] es la amante del falso santo. ¿Cuándo
demolió DATTATREYA una vivienda? ¿Cuándo reunió SUKHADEVA una hueste armada?
¿Cuándo NARADA montó una mecha? ¿Cuándo VYASADEVA tocó una trompeta? Nunca.”
Por lo tanto, siempre que el Dr. Paul habla de Raja-Yoga, simplemente debe entenderse que se sigue refiriendo al Hatha.
{Cuando
un yogui, mediante la práctica, puede mantenerse en ciertas posturas y vivir
con cantidades restringidas de alimento, procede a la soledad, invocando el
estado de hibernación mediante la suspensión de los movimientos respiratorios y
la pronunciación de mantras.}
Todo
lo anterior son, como dijimos antes, prácticas de Hatha Yoga, y conducen a la
producción de fenómenos físicos, proporcionando muy raramente destellos de
clarividencia real, a menos que sea una especie de estado febril de éxtasis
artificial.
Y
si los publicamos, es simplemente por el gran valor que damos a esta
información como capaz de brindar un vislumbre de la verdad a los escépticos,
mostrándoles que incluso en el caso de los Hatha Yoguis la causa de la
producción de los fenómenos también ya que todos los resultados obtenidos
pueden explicarse científicamente: y que, por lo tanto no hay necesidad de
rechazar los fenómenos a priori y sin investigación ni de atribuirlos a poderes
que no sean naturales aunque ocultos, y que se encuentran más o menos latente
en cada hombre y mujer.
{El
Yogui, por medios artificiales, confina el aire inspirado dentro de su sistema,
y mediante esta práctica supuestamente es capaz de vencer a la muerte. “Se
convierte en un alma pura y puede penetrar los secretos del pasado, del
presente y del futuro. Sin eso nunca podrá ser absorbido en Dios.”}
Como
el estudio de la Filosofía del Yoga pertenecen a las religiones budista,
lamaica y otras que se supone que son ateas, es decir que rechazan la creencia
en una deidad personal, y como un vedante de ninguna manera usaría tal
expresión, nosotros debemos entender el término "absorción en Dios"
en el sentido de unión con el Alma Universal, o Parama-Purusha, el Espíritu
Primordial o Único.
{Mulabandha
es un proceso mediante cuya práctica un anciano se convierte en un joven. Se
logra mediante esa postura.}
Esta
postura difícilmente tendrá el efecto deseado a menos que se comprenda bien su
filosofía y se practique desde la juventud. La apariencia de la vejez, cuando
la piel se ha arrugado y los tejidos se han relajado, puede restaurarse pero
temporalmente y con la ayuda de Maya [o sea que sería solo una ilusión].
El
Mulabandha es simplemente un proceso para quedarse dormido (ganando así las
horas regulares de sueño).
{Mediante
la práctica de ciertas posturas, junto con modos particulares de respiración,
el yogui puede superar la coriza, la cefalea, los gusanos en los senos
frontales y otras enfermedades.}
Y
si alguien se siente inclinado a burlarse del novedoso remedio empleado por los
yoguis para curar la “coriza”, los “gusanos” y otras enfermedades (que no es
más que una determinada forma de inhalación), se le invita a prestar atención
al hecho de que los ascetas yoguistas parecen haber sólo anticipado los descubrimientos
de la ciencia moderna.
Uno
de los últimos aparece en el último número del New York Medical Record de septiembre de 1880, bajo el título “Un
nuevo y curioso plan para amortiguar el dolor”. Los experimentos fueron
realizados por el Dr. Bonwill, un conocido médico de Filadelfia, en 1872, y
desde entonces se han aplicado con éxito como anestésico. Lo citamos del
Dubuque Daily Telegraph.
{El
método consiste en hacer que el paciente respire rápidamente (100 respiraciones
por minuto) durante de dos a cinco minutos, al final de los cuales se produce
una “ausencia total o parcial de dolor durante medio minuto o más”. Se
realizaron varias operaciones menores con este método y se afirma que puede
sustituir a los anestésicos comunes.}
Ya
está bien demostrado que unas 100 respiraciones por minuto que terminan en
espiraciones rápidas pueden aliviar con éxito el dolor, entonces ¿por qué un
modo variado de inhalar oxígeno no debería producir otros resultados aún más
extraordinarios, todavía desconocidos para la ciencia pero a la espera de ser descubiertos?
{“Cómo
el faquir Puñjabi, al suspender el aliento, vivió cuarenta días sin comer ni
beber, es una cuestión que ha desconcertado a muchos eruditos de Europa.”}
Pero
el exitoso experimento del Dr. Tanner de ayunar durante cuarenta días, que
acaba de completarse, verifica el fenómeno Puñjabi, que de otro modo los
científicos no creerían en absoluto.
{“He
tratado de las diversas ramas del Raja-Yoga mediante las cuales un yogui
analiza los diversos principios corporales, intelectuales, morales, sensuales y
religiosos de los que está compuesto el hombre. . . . Ahora daré una
descripción sucinta del Hatha Yoga”.}
Este
sistema desarrollado a través de largos períodos de práctica hasta que llegó a
producir los resultados antes descritos, no se practicó sólo en la India en los
días de la antigüedad. Los más grandes filósofos de todos los países buscaron
adquirir estos poderes, y ciertamente detrás de las “ridículas” posturas
externas de los yoguis de hoy, se esconde la profunda sabiduría de las épocas
arcaicas.
Sabiduría
antigua que incluía, entre otras cosas, un conocimiento perfecto de lo que
ahora se llama fisiología y psicología.
Amonio
Saccas, Porfirio, Proclo y otros lo practicaron en Egipto.
Grecia
y Roma no retrocedieron en absoluto, ni siquiera en su época de gloria filosófica,
para seguir su ejemplo.
Pitágoras
habla de la música celestial de las esferas que se escucha en las horas de
éxtasis.
Zenón
encuentra a un hombre sabio que habiendo conquistado todas las pasiones, siente
felicidad y emoción, pero en medio de la tortura.
Platón
aboga por el hombre de meditación y compara sus poderes con los de la divinidad.
Y
vemos a los propios ascetas cristianos, a través de una mera vida de
contemplación y auto-tortura, adquirir poderes de levitación y otros, que
aunque se atribuyen a la intervención milagrosa de un Dios personal, son sin
embargo reales y el resultado de cambios fisiológicos en el cuerpo humano.
-
“El
Yogui”, dice Patanjali, “oirá sonidos celestiales, las canciones y
conversaciones de coros celestiales. Tendrá la percepción de su tacto en su
paso por el aire.”
Lo
que traducido a un lenguaje más sobrio significa que el asceta puede ver con el
ojo espiritual en la Luz Astral, oír con el oído interno sonidos subjetivos
inaudibles para otros, y vivir y sentir, por así decirlo, en el Universo
Invisible.
Y
Patanjali añade:
-
“El
Yogui es capaz de entrar en un cuerpo vivo o muerto por el camino de los
sentidos, y actuar en ese cuerpo como si fuera el suyo propio.”
El
“sendero de los sentidos” (nuestros sentidos físicos se supone que se originan
en el cuerpo astral, la contraparte sutil del hombre, o el jiv-atma, que muere
con el cuerpo) aquí se refiere a los sentidos en su sentido espiritual: la
volición del principio superior en el hombre.
El
verdadero Raja-Yogui es un estoico; y Kapila, que se ocupa únicamente de este
último, rechazando por completo la pretensión de los Hatha-Yoguis de conversar
durante el Samadhi con el Infinito Iśwar, describe su estado con las siguientes
palabras:
-
“Para
un yogui, en cuya mente todas las cosas se identifican como espíritu, ¿qué es
el enamoramiento? ¿Qué es el duelo? Él ve todas las cosas como una; está
desprovisto de afectos; ni se alegra del bien ni se ofende con el mal. Un
hombre sabio ve tantas cosas falsas en lo que se llama verdadero, tanta miseria
en lo que se llama felicidad, que se aleja con disgusto.
. . .
Aquel que en el cuerpo ha obtenido la
liberación (de la tiranía de los sentidos) no pertenece a ninguna casta, ni a
ninguna secta, ni a ningún orden, no atiende a ningún deber, no se adhiere a
ningún shastra, a ninguna fórmula, a ninguna obra de mérito; está más allá del
alcance del habla; permanece alejado de todas las preocupaciones seculares; ha
renunciado al amor y al conocimiento de los objetos sensibles; no adula a
nadie, no honra a nadie, no es adorado, no adora a nadie; Ya sea que practique
y siga las costumbres de sus semejantes o no, éste es su carácter.”
Y
este personaje sería egoísta y repugnantemente misántropo, si fuera aquello por
lo que se esforzaría el VERDADERO ADEPTO. Pero no debe entenderse literalmente,
y tendremos algo más que decir sobre el tema en el siguiente artículo que
concluirá el Ensayo sobre la Filosofía
del Yoga del Dr. Paul.
{“El Hatha-Yogi, como el Râja-Yogi. . . vive en una gumpha o celda subterránea y evita la sociedad de los hombres”. Practica seis procesos. Una es la de “tragar una venda de lino humedecida con agua, que medía tres pulgadas de ancho y quince codos de largo. Este es un proceso bastante difícil.”}
Y
es una suerte que el proceso sea tan difícil, ya que no conocemos nada ni la
mitad de repugnante. Ningún verdadero Raja-Yogui se dignará jamás a
practicarlo. Además, como todo médico puede comprobar fácilmente, el proceso,
si se repite, se vuelve muy peligroso para el experimentador.
Los
siguientes “procesos” son aún más espantosos e igualmente inútiles para fines
psicológicos.
{Un
Hatha Yogi también practica los mudras o posturas inamovibles.}
Es
innecesario recordar a los lectores constantes de esta revista, nuestros
comentarios sobre la diferencia vital entre los Raja-Yoguis y los Hatha-Yoguis.
Pero puede ser de alguna utilidad para el lector general que desconoce lo que ya
se ha escrito, pasar a la página 31 de este volumen (noviembre de 1880) y verlo
por sí mismo.
Muchos
son los que en nuestros días han adoptado el nombre de los yoguis, con tan poca
idea del verdadero "yogismo" como la que tiene un chino pobre de las
ceremonias y la etiqueta del Salón de la Reina.
{Un
caso auténtico de hibernación humana es el del faquir Punjabi que al llegar a
Lahore se comprometió a enterrarse durante cualquier tiempo, sin comida ni
bebida. Fue sepultado y sometido a la más estricta vigilancia durante cuarenta
días y cuarenta noches. Luego fue desenterrado por el Mahârâja. El cuerpo
estaba caliente y la restauración se logró rápidamente.}
Mientras
estábamos en Lahore, tuvimos esta misma historia de un testigo ocular, un
caballero nativo que era secretario de Sir Claude Wade en el momento del
suceso. Su interesante narrativa se encontrará en la página 94 de este volumen
(febrero de 1881).
{Un
faquir de Hatha-Yoga es famoso por detener el crecimiento del cabello durante
la hibernación.}
En
referencia a la detención del crecimiento del cabello, algunos adeptos de la
ciencia secreta, generalmente conocida en la India con el nombre de Yoga,
afirman saber algo más que esto.
Demuestran
su capacidad de suspender por completo las funciones de la vida cada noche
durante las horas destinadas al sueño. La vida entonces queda, por así decirlo,
en total suspenso. El desgaste tanto de lo interior como de lo exterior al
estar así detenido artificialmente el organismo.
Y
no habiendo así posibilidad de desperdicio, estos hombres acumulan tanta
energía vital para usar en su estado de vigilia como la que habrían perdido
durante el sueño, estado durante el cual, si es natural, aunque el proceso de
energía y expansión de fuerza disminuye, todavía ocurre mecánicamente en el
cuerpo humano.
En
el estado inducido descrito, como en el de un desmayo profundo, el cerebro no
sueña más que si estuviera muerto. Un siglo, si pasara, no parecería más largo
que un segundo, porque quien se somete a él pierde toda percepción del tiempo.
Tampoco
crecen los pelos ni las uñas en tales circunstancias, aunque sí lo hacen
durante cierto tiempo en un cuerpo realmente muerto, lo que muestra que los
átomos y tejidos del cuerpo físico se mantienen en condiciones muy diferentes
de las del estado en que se encuentran en el estado que llamamos muerte.
Para
usar una paradoja fisiológica, la vida en un organismo animal que acaba de morir
es incluso más intensamente activa que en uno vivo, lo que como vemos, no es válido
en el caso que nos ocupa. Y aunque el escéptico promedio puede considerar esta
afirmación como una pura tontería, aquellos que han experimentado esto en sí
mismos saben que es un hecho indudable.
Ciertos
faquires de Nepal aceptaron una vez probar el experimento. Uno de ellos, antes
de intentar la hibernación, se sometió a todas las ceremonias de preparación
descritas anteriormente por el Dr. Paul y tomó todas las precauciones
necesarias; mientras que el otro, simplemente se arrojó, mediante un proceso
conocido por él y por otros, a ese estado temporal de completa parálisis, que
no impone límites de tiempo y puede durar tanto meses como horas, y que se
conoce en ciertas monasterios del Tíbet.
El
resultado fue que mientras el cabello, la barba y las uñas del primero habían
crecido al cabo de seis semanas, aunque de manera débil pero perceptible, las
células del segundo habían permanecido tan cerradas e inactivas como si se
hubiera transformado durante ese lapso de tiempo en una estatua de mármol.
Al
no haber visto personalmente a ninguno de los dos hombres ni el experimento,
sólo podemos dar fe de manera general de la posibilidad de ese fenómeno, no de
los detalles de este caso peculiar, aunque quienes nos contaron esa historia
parecen ser sinceros.
Sólo
esperamos que aparte de los escépticos y materialistas que seguramente se
burlarán de esta historia, también podamos encontrar personas que consideren que
detrás de la historia cristiana de la resurrección del medio decaído Lázaro y
otros milagros similares, puede haber tal vez algo de cierto. Y que por
consiguiente también puede haber algo de cierto detrás de las historias
orientales.
{Se
dice que el yogui que practica el Unumani Mudra es capaz de recuperar el alma,
despertarla y disfrutar de la felicidad celestial.}
Esto
se parece más al verdadero Raja-Yoga y es el verdadero yoga científico.
{“Un
yogui adquiere un aumento de gravedad específica (garima) al tragar grandes
bocanadas de aire y comprimiéndolas dentro de su sistema.”}
Esto
es lo que hace tres años, al describir el fenómeno en Isis Develada, llamábamos “interpolarización”. (Ver Vol. I, págs.
xxiii y xxiv; párrafos sobre la AETROBACIA.)
{“Un
Yogui, en estado de auto-trance, adquiere el poder de predecir eventos
futuros,* de comprender lenguajes desconocidos (a), de curar diversas
enfermedades (b), de adivinar los pensamientos no expresados de otros (c), de
escuchar sonidos distantes, ver objetos distantes, oler olores fragantes
místicos. . . y de entender el lenguaje de las bestias y de los pájaros (d).”}
*
En la eternidad no hay pasado ni futuro; por lo tanto, para el Alma (o Ego
Interior) que trasciende, los tres tiempos se fusionan en uno. (H.P.B.)
a.
A medida que una persona sordomuda aprende a comprender el significado exacto
de lo que se dice simplemente por el movimiento de los labios y la cara del
hablante y sin comprender fonéticamente ningún idioma, puede desarrollar otros
sentidos adicionales tanto en el alma como en la mente física de un mudo. Pues
bien, un sexto sentido se desarrolla como resultado de la práctica, lo que le
suple la falta de los otros dos.
b.
El aura o “fluido” magnético y mesmérico puede generarse e intensificarse en
cada hombre hasta un grado casi milagroso, a menos que sea por naturaleza
completamente pasivo. Y hemos sabido que existe tal facultad en individuos que
estaban lejos de ser adeptos o yoguis, y nunca habían oído hablar de estos
últimos.
c. Puede
desarrollarse fácilmente mediante voluntad intensa, perseverancia y práctica,
especialmente en personas que nacen con poderes analíticos naturales,
percepciones intuitivas y cierta aptitud para la observación y la penetración.
Estos pueden, con tal de conservar perfecta la facultad de adivinar los
pensamientos de las personas hasta un grado que parece casi sobrenatural. Por
ejemplo algunos detectives muy especializados pero bastante incultos de Londres
y París lo desarrollan en sí mismos hasta alcanzar una perfección casi
impecable.
También
puede ser ayudado por el estudio y la práctica de matemáticas. Entonces, si tal
es el caso de individuos simples, por qué no hombres que se han dedicado a ello
toda una vida, ayudados por el estudio de la experiencia acumulada de muchas
generaciones de místicos y bajo la tutela de verdaderos adeptos, ¿no podrían
también lograrlo?
d.
El Alma bipartita no es una fantasía y algún día podrá explicarse en lenguaje
científico, cuando las facultades psico-fisiológicas del hombre sean mejor
estudiadas, cuando se descubra la posibilidad de muchos fenómenos que hasta ahora
han permanecido dudosos.
Ya
no estamos sacrificados por la vanidad y la rutina. Nuestros sentidos físicos
no tienen nada que ver con las facultades espirituales o psicológicas. Estos
últimos comienzan su acción donde los primeros se detienen, debido a ese muro
chino alrededor del Imperio del Alma, llamado: MATERÍA.
{“Por
Prakâmya se entiende el poder de cambiar la piel vieja y mantener una
apariencia juvenil durante un período de tiempo inusual. Algunos escritores lo
definen como la propiedad de entrar en el sistema de otro (e).”}
e.
Quizás los Hobilgans y los Shaberons del Tíbet podrían tener algo que decirnos
si así lo quisieran. El gran secreto que envuelve el misterio de las
reencarnaciones de sus grandes Dalai-Lamas, de sus Hobilgans Supremos y de
otros que, además de los primeros, se supone que pocos días después de que sus
Almas Iluminadas se hayan despojado de sus vestiduras mortales, se reencarnarán
en joven y siempre anterior a los cuerpos tan débiles de los niños, todavía
nunca se ha dicho.
Estos niños que invariablemente están a punto de morir
cuando se les designa para que sus cuerpos se conviertan en los
tabernáculos de las almas de los Budas fallecidos se recuperan inmediatamente
después de la ceremonia, y salvo accidente, viven muchos años, exhibiendo rasgo
tras rasgo las mismas peculiaridades de temperamento, características y
predilecciones que las del hombre muerto. Pero no puedo revelar nada más de
esto por el momento.
{“Se
dice que Pitágoras, que visitó la India, domó por medio de la influencia de su
voluntad o de su palabra, a un oso furioso, e impidió que un buey comiera
frijoles y detuvo a un águila en su vuelo (f).”}
f.
Estas son hazañas mesméricas y sólo los científicos (in)exactos niegan el
mesmerismo en nuestros días. Este tema se aborda en gran medida en Isis Develada; y ese poder que se le
atribuye a Pitágoras se explica en el volumen I, páginas 283 y siguientes.
{“Cuando
las pasiones son refrenadas de sus deseos, la mente se tranquiliza y el alma se
despierta. El Yogui se llena de Brahma (el Alma Suprema) (g). . . . Un Yogui
que adquiere este poder puede devolver la vida a los muertos (h).”}
g.
En cuyo caso significa que el Alma, al liberarse del yugo del cuerpo mediante
ciertas prácticas, disciplina y pureza de vida, durante la vida de este último,
adquiere poderes idénticos a los de su esencia suprema, el Alma universal.
Ha
dominado a su custodio material; los apetitos y pasiones terrestres groseros de
estos últimos, de ser sus amos despóticos, se han convertido en sus esclavos, y
por lo tanto el Alma se ha vuelto libre de ahora en adelante para ejercer sus
poderes trascendentales sin trabas por ningún grillete.
h.
La vida una vez extinta nunca podrá recuperarse. Pero otra vida y otra Alma
pueden a veces reanimar el marco abandonado si creemos en hombres eruditos de
quienes nunca se supo que dijeran una mentira.
Dondequiera que haya aparecido la palabra "Alma" en el curso de los comentarios anteriores, el lector debe tener en cuenta que no la usamos en el sentido de un principio inmortal en el hombre, sino en el del grupo de cualidades personales que no son más que un cúmulo de partículas materiales cuyo plazo de supervivencia es limitado, siendo esta supervivencia de la personalidad física o material por un período más largo o más corto, proporcionalmente a la grosería o refinamiento del individuo.
~ * ~
Varios corresponsales han preguntado si los Siddhis [poderes] del Yoga sólo pueden adquirirse mediante el rudo entrenamiento del Hatha-Yoga; y el Journal of Science (de Londres), suponiendo que no pueden, se lanzaron en las violentas expresiones que se citaron recientemente en estas páginas.
Pero
el hecho es que hay otro proceso, inobjetable y racional, cuyos detalles no pueden
ser dados al investigador ocioso, y que ni siquiera deben ser abordados al
final de un comentario como el presente. Se podrá volver a abordar el tema en
un momento más favorable.
(The Theosophist, septiembre
de 1880, p.312-315)
OBSERVACIONES
El
hatha yoga del que habla Blavatsky no es el yoga que se practica actualmente en
todo el mundo. El hatha yoga contemporáneo y sus similares son una versión
suavizada que se enfocan en el bienestar físico.
Mientras que el hatha yoga del
que habla Blavatsky y que se practicaba en la India en los siglos pasados estaba
enfocado en alcanzar esos estados de trance y también en despertar las
facultades paranormales.
En
cambio el raja yoga del que habla Blavatsky no utiliza posturas ni está
enfocado en los métodos inferiores del hatha yoga, sino que es una disciplina que
busca desarrollar a la persona a través de sus facultades mentales y superiores.
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