En varios documentos he leído que cuando una persona se
encuentra desdoblada astralmente, si se ataca a su cuerpo astral y este se
lastima, entonces esa herida se repercute también en el cuerpo físico, el cual
se va a encontrar igualmente herido como si hubiera sido atacado directamente.
Y aquí les voy a poner esos textos que hablan sobre este
asunto:
OLCOTT
Sobre este tema el coronel Olcott en su libro “Las Hojas de un Viejo Diario I” escribió lo
siguiente:
« Contaré un caso de proyección
de mi doble astral en el que se ve un ejemplo de la ley llamada de repercusión.
El lector que desee formarse una opinión a este respecto, hallará los más amplios
materiales en la literatura mágica y en los libros de hechicería.
La palabra repercusión
quiere indicar aquí la reacción sobre el cuerpo físico, de un golpe o de cualquier
herida producida al doble astral mientras está proyectado y circula en el estado
de entidad separada.
Se llama bilocación a la aparición simultánea de una misma
persona en dos sitios diferentes; en ese caso, una es en realidad el cuerpo físico,
y la otra es el doble astral.
El señor d’Assier lo discute en su libro “La Humanidad Póstuma”, y en mi traducción
inglesa de esa excelente obra he agregado algunas reflexiones de mi cosecha.
Dice a propósito de las heridas que los brujos pueden recibir
cuando desdoblan su cuerpo para ir a atormentar a sus enemigos:
“La hechicera penetraba en la casa de aquel de quien se quería vengar y le hacía
cien maldades. Pero si la víctima era valiente y encontraba un arma a mano,
entonces sucedía con frecuencia que golpeaba al fantasma, y la hechicera despertando
de su trance, encontraba sobre su propio cuerpo las heridas recibidas en esa
lucha fantástica.” (p. 224)
El católico des Mousseaux, que escribió contra la hechicería
y otras “artes negras”, cita tomándolo de los archivos judiciales de Inglaterra,
el caso de Juana Brooke, que perseguía con mucha maldad a un niño llamado
Ricardo Jones.
Durante una de esas apariciones, el niño gritó que veía al
fantasma de la señora Brooke y pretendía que lo tocase con el dedo.
Un testigo del hecho, llamado Wilson, se precipitó hacia el
sitio indicado, dando allí una cuchillada, aunque el fantasma no fuese visible más
que para el niño.
Luego, inmediatamente se presentó en casa de Juana Brooke
con el padre del niño y un agente de policía. La encontraron sentada en su
banco, sosteniendo una de sus manos con la otra. Ella negó que le hubiese pasado
nada a su mano, pero cuando le apartaron la otra mano y vieron que la mano que
ella ocultaba se hallaba cubierta de sangre y tenía una herida en todo semejante
a la que el niño había descrito.
Se conocen muchos otros casos de esta clase que prueban que
todo accidente o herida producida al doble astral proyectado, se reproduce idénticamente
en el mismo sitio del cuerpo físico.
Desde los tiempos más remotos se ha reconocido que el cuerpo
físico y el astral, son en absoluto homólogos. Los orientales creen que el hombre
astral es el producto de su Karma y que él modela su envoltura externa según sus
cualidades innatas y se reproduce exactamente en ella.
Esta idea está sucintamente expresada en estos versos de Spencer,
en “Faerie Queene”:
“Porque del alma aquí abajo nuestro cuerpo toma la forma, Porque el alma es
una forma y se construye un cuerpo.”
El coronel Olcott se lastimó un ojo durante
un desdoblamiento astral
Y volviendo a mi experiencia personal: en nuestro
despacho o salón de la Lamasería, teníamos un reloj suizo de cuco colgado en la
pared al lado de la estufa, y al que yo tenía la costumbre de dar cuerda metódicamente
todas las noches antes de irme a mi habitación.
Una mañana noté al mirarme en el espejo después del baño,
que mi ojo derecho estaba machucado como si hubiese recibido un puñetazo. No me
daba cuenta de lo que podría ser eso, y me sorprendí aún más al constatar que la
contusión no me dolía nada.
En vano me devanaba los sesos buscando una explicación; en
mi cuarto no había ninguna columna ni ángulo agudo, ni nada que hubiera podido lastimarme,
suponiendo que yo hubiese tenido un acceso de sonambulismo (lo que no me sucedía
jamás).
Por otra parte, un golpe bastante violento para ponerme el
ojo en ese estado, me hubiera infaliblemente despertado con un sobresalto, pero
en cambio yo había dormido apaciblemente toda la noche.
Seguí muy intrigado hasta que a la hora de comer vi a H.P.B.
y a una amiga suya que esa noche se había quedado a dormir con ella. La amiga me
dio la clave del enigma diciéndome:
-
“Pero coronel, ¿no se habrá
golpeado usted anoche cuando bajó a dar cuerda al reloj?”
Yo le repliqué:
-
“¿Dar cuerda al reloj? ¿Qué
quiere usted decir? ¿No habían ustedes cerrado la puerta con llave?”
Y ella me contestó:
-
“¡Ya lo creo! La cerré yo
misma. ¿Cómo hizo usted para entrar? Sin embargo yo y la señora Blavatsky le vimos
pasar por delante de la puerta de corredera de nuestra alcoba, y le oímos tirar
de las cadenas de las pesas. Yo le hablé pero usted no me contestó, y no vi más
nada”.
Entonces pensé que si mi doble astral entró en el salón para
dar cuerda al reloj, este no debe de estar parado, y en el camino entre la puerta
y la chimenea, debe existir algún obstáculo contra el cual mi ojo habría chocado.
El examen del lugar demostró:
1. Que el reloj seguía funcionando, por lo que se le debió
de haber dado cuerda a la hora de costumbre.
2. Que cerca de la puerta había una pequeña repisa o estante
para libros, uno de cuyos ángulos salía exactamente a la altura necesaria para estropearme
el ojo si yo me tropezase con él.
Entonces, recordé vagamente haberme dirigido a la puerta,
viniendo del otro ángulo de la sala, con la mano derecha extendida para buscar la
puerta, después sentí un choque que me hizo ver las estrellas (como popularmente
se dice), y después el olvido hasta la mañana.
Me parece curioso, muy curioso, que un golpe que de haber
sido recibido en la cabeza física, no hubiese podido menos que despertarme, haya
podido dejar su marca por repercusión en mi persona física, aunque fue recibido
por mi doble astral proyectado, sin hacer que me despertarse. »
(Capítulo 24)
KORAHON
Sobre este asunto, el conocedor en
magia africana, Miad Hoyora Korahon, relató lo siguiente:
« En agosto del año pasado, me estaba quedando en una ciudad
cercana, y una noche fui a visitar a mi amigo el Dr. R quien me había invitado
a cenar, pero cuando llegué, él estaba ausente, así que lo esperé.
Poco después llegó y se disculpó por
haberme hecho esperar, diciendo que lo habían llamado inesperadamente para ver
a un paciente. Después de la cena, me comentó que tal vez me interesaría
escuchar algunos detalles del caso que él había atendido y que le gustaría
escuchar mi opinión al respecto.
Lo habían llamado para calmar a una
mujer de color (viuda, de unos 35 años) que sufría de un severo shock nervioso,
y que ella explicó diciéndole que la noche anterior estaba despierta en la
cama, cuando de repente se sobresaltó al ver entrar en su dormitorio,
aparentemente a través de la ventana, a un negro cojo de mal carácter que vivía
cerca, llamado J.
El hombre comenzó a avanzar hacia
ella con la evidente intención de abusarla. Sin embargo, ella tomó una jarra de
agua y se la arrojó. Y al parecer, lo golpeó en la cintura, pero la jarra lo
atravesó y se rompió contra la pared, mientras que el hombre desapareció
rápidamente.
La mujer dijo que ese hombre ya la
había amenazado y preocupado antes, pero no hasta ese grado. Y el Dr. R. agregó
que su paciente estaba débil y sufría de algún susto severo, pero que no había
nada en su condición que pudiera causar alucinaciones, y no sabía qué hacer con
esa historia que le había contado.
Yo le di mi opinión tal como él me
lo había solicitado (y que consistió en que ese individuo se había desdoblado)
pero el Dr. R. siendo un hombre muy incrédulo, naturalmente sostuvo que mi
explicación era muy dudosa. En cambio yo si lo veía muy factible y mi única
duda estaba en si la paciente había realmente vivido eso o si lo había
imaginado.
Pero eso se disipó a la mañana
siguiente cuando conocí al Dr. P, quien era un rival profesional de mi amigo.
Le pregunté al Dr. P. dónde había
estado, y él me dijo que había ido a visitar a un cojo llamado J que se había
hecho un fuerte corte en la ingle hace unos dos días “al caer entre unos
vidrios rotos”, según sus palabras.
Pero como lo señaló el propio Dr. P, la
ingle era un lugar inusual para caer, y era curioso que no pudiera encontrar
fragmentos de vidrio en las heridas, ¡las cuales eran profundas! »
(Theosophist, mayo de
1891, p.474-479)
OBSERVACIONES
Este fenómeno se explica fácilmente si se considera que
el cuerpo astral es la matriz del cuerpo físico, o sea que el cuerpo astral es el
que le da y mantiene su forma al cuerpo físico. Y por lo tanto lo que le sucede
al cuerpo astral se repercute en el cuerpo físico.
Y es por eso que si por ejemplo se produce una cortadura
en el cuerpo astral, esa cortadura se va a manifestar también en el cuerpo
físico provocando con ello la herida correspondiente.
Ahora bien, mucho se preguntarán:
¿Cómo es posible que se pueda lastimar al cuerpo astral si este puede atravesar
muros y otros obstáculos sin que eso lo afecte?
1. No lo tengo claro, pero parece que cuando el doble
astral se densifica lo suficiente, se vuelve sensible a los objetos físicos.
Por ejemplo, si el doble astral se encuentra en su estado
normal, entonces aunque le metieras un cuchillo físico, éste cuchillo no lo
lastimaría.
Pero cuando el doble astral se densifica para poder interactuar
con el mundo físico, entonces en ese estado el doble astral (sin importar que en
ese momento se encuentre visible o invisible para el ojo físico) ahí si un
cuchillo podría lastimarlo.
Pero no estoy seguro de esto.
2. Otra posibilidad es que algunos materiales si afecten
al cuerpo astral, por ejemplo un muro de ladrillo no le afecta, pero en cambio
un cuchillo de metal si le afecta.
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