Alice
Bailey afirmó que ella viajó astralmente a los Himalayas en donde participó
en dos ceremonias efectuadas por los Maestros de Sabiduría, y sobre estos
acontecimientos en su Autobiografía ella narró lo siguiente:
Otro
hecho que tuvo lugar más o menos al mismo tiempo [por 1895] me convenció de que
existía otro mundo de cosas. Fue algo que en esa época no podía imaginarme pues
no creía posible tal acontecimiento. Por dos veces tuve un sueño en plena
conciencia vigílica. Lo denominé sueño porque en ese entonces no cruzó por mi
mente lo que podría ser.
Ahora
sé que participé en algo ocurrido verdaderamente, pero no llegué a comprender
cuándo tuvo lugar ese doble acontecimiento. En ello reside su valor, pues no
hubo oportunidad para la autosugestión, pensamiento ansioso o imaginación
excesivamente vívida.
Dos
veces (mientras vivía y trabajaba en Gran Bretaña) participé en una ceremonia
extraordinaria, y recién después de casi dos décadas descubrí de qué se
trataba. Supe que la ceremonia en la cual tomé parte tiene lugar todos los años
en el momento de la "Luna llena de mayo". Y es el plenilunio
correspondiente al mes de Vaisaka (Tauro), según su antigua denominación en el
calendario hindú.
Ese
mes tiene una importancia vital para todos los budistas. El primer día es la
fiesta nacional conocida como el Año Hindú. Este extraordinario acontecimiento
se celebra todos los años en un valle de los Himalayas, y no es un
acontecimiento mítico subconsciente sino un evento real en el plano físico.
Yo
me encontraba dentro de mi sueño completamente despierta, cuando de repente me
encontré en este valle, formando parte de una vasta y ordenada muchedumbre, en
su mayor parte oriental, pero también con un gran porcentaje de occidentales.
Sabía
exactamente dónde yo estaba ubicada entre ese gentío, y me di cuenta que era el
lugar que me correspondía e indicaba mi grado espiritual.
El
valle era amplio de forma ovalada, rocoso, bordeado por altas montañas. La gente
aglomerada en el valle miraba al este, hacia un estrecho paso semejante en su
extremo al cuello de una botella.
A
cierta distancia de este paso, en forma de embudo, se alzaba una inmensa roca
elevándose desde el suelo como una gran mesa y sobre ella se veía un cuenco de
cristal lleno de agua de más o menos un metro de diámetro.
A
la cabeza de la muchedumbre y delante de la roca se hallaban tres personajes
formando un triángulo, y con gran sorpresa vi que quien ocupaba el ápice del
triángulo era el Cristo. La multitud expectante parecía estar en continuo
movimiento y mientras se movían, iban formando grandes y familiares símbolos: la
cruz en sus diversas formas, el círculo con el punto en el centro, la estrella
de cinco puntas y varios triángulos entrelazados.
Era
una especie de solemne danza rítmica, muy pausada y decorosa, pero
completamente silenciosa.
De
pronto los tres personajes que se encontraban delante de la roca, extendieron sus
brazos al cielo. La multitud quedó inmóvil.
En
el extremo lejano, desde el cuello de la botella, apareció en el cielo un
personaje flotando sobre el paso, aproximándose lentamente a la roca. En forma
cierta y subjetiva, comprendí que era el Buda. Sentí que lo reconocía, sabiendo
que de ninguna manera empequeñecía a nuestro Cristo.
Tuve
una vislumbre de la unidad del Plan al que el Cristo, el Buda y todos los
Maestros se dedican eternamente. Me di cuenta, por primera vez, aunque en forma
vaga e incierta, de la unidad de toda manifestación y existencia (el mundo
material, el reino espiritual, el discípulo aspirante, el animal que evoluciona
y la belleza de los reinos vegetal y mineral) constituyendo un todo divino y
viviente que progresa para demostrar la gloria del Señor.
Capté
en forma vaga que los seres humanos necesitan del Cristo, del Buda y de todos
los miembros de la Jerarquía planetaria, y que había sucesos y acontecimientos
de mayor importancia para el progreso de la raza que los registrados por la
historia.
Me
quedé anonadada, porque para mí en esa época los herejes seguían siendo herejes
y yo era cristiana. Profundas y fundamentales dudas embargaron mi mente. Y a partir
de entonces mi vida quedó impregnada, como lo sigue estando hoy, por el
conocimiento de que existen los Maestros y ocurren hechos subjetivos en los
planos espirituales internos y en el mundo de significados, que constituyen
parte de la vida misma, y quizás la más importante. Pero desconocía la forma en
que podían ser adaptadas esas cosas, a mi limitada teología y vida diaria.
(Capítulo 1)
OBSERVACIONES
El
Cristo que menciona Alice Bailey es un personaje ficticio inexistente inventado
por Charles Leadbeater para promocionar a Krishnamurti como el siguiente
mesías, así es que la historia de Alice Bailey ya comienza mal.
¿Pudo ella haber
soñado esos eventos y creer que fueron reales?
Pudiera
ser, pero dado el inmenso charlatanismo que tuvo Alice Bailey, lo más probable
es que esta historia sea simplemente otra mentira más que ella inventó para
impresionar a sus seguidores.
Cid' quisiese saber alguna opinión "tuya" sobre esos -pseudo brujos-
ResponderBorrarQue esos tipos logran pagar espacios publicitarios, en ciertas radiodifusoras...
Vamos, sabes bien que ganas Karma positivo al responder cuestiones.
Emmanuel estoy cansado que me trates como si fuera una maquina dispensadora de opiniones y respuestas.
BorrarEntonces,le pido una disculpa, señor...
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