LIBRE ALBEDRÍO VERSUS DETERMINISMO (Reflexión de Alsibar)

  

(Este artículo fue escrito por Alsibar quien ha estudiado mucho a los guías espirituales, y el texto original en portugués lo pueden leer en este link.)



El debate entre la teoría del libre albedrío que afirma que los humanos son libres de decidir todo lo que hacen, y la teoría del determinismo que asegura que el libre albedrío es solo una ilusión y que en realidad todo ya está predeterminado, es uno de los temas más complejos y difíciles de abordar.

Decir que no existe el libre albedrío equivaldría a afirmar que todos somos juguetes de poderes superiores, como muñecos, lo que implicaría eludir la responsabilidad de nuestras acciones.

Pero por otro lado, afirmar que existe un libre albedrío incondicional y absoluto negaría, asimismo las fuerzas reguladoras del equilibrio universal, allanando el camino al caos.

Entonces,

¿Cómo debemos entender esta cuestión?


Jesús dijo una vez: «Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados». Esto apunta a la idea de que existe una fuerza suprema que controla y coordina todo, desde el macrocosmos hasta el microcosmos.

Y de hecho no es difícil ver que en todo el universo existe un principio inteligente que parece coordinar y mantener todas las cosas mediante leyes matemáticas perfectas y exactas.

El sabio Ramana Maharshi dijo una vez: «Lo que no está destinado a suceder, no sucederá, por mucho que lo intentes. Y lo que está destinado a suceder, sucederá   por mucho que intentes evitarlo».

En la tradición hindú, esta ley se llama karma. Entonces, si todo, de alguna manera, ya está programado para suceder o no, ¿dónde encaja el libre albedrío?

Como lo mencioné, no existe un libre albedrío total y absoluto. Lo que existe es un margen de libertad, por ejemplo, cuando necesitamos tomar ciertas decisiones. Aunque creemos elegir libremente, nuestra voluntad está condicionada por una cadena de causas y efectos.

Es a través de estas decisiones que la vida nos pone a prueba, independientemente de si impulsan o no el proceso evolutivo. Es como alguien que recorre un camino que de repente se bifurca, y tiene que elegir cuál tomar. No siempre elegimos la opción correcta, pero incluso la incorrecta nos servirá de lección importante en el futuro.

Por el contrario, cuando elegimos la correcta, nuestra vida cobra un nuevo impulso hacia el despertar. Y por lo tanto, cuando no realizamos una acción que en el fondo sabemos que es la correcta, por miedo o cobardía, por ejemplo, es como si traicionáramos a  nuestra alma, y más adelante veremos lo insensatos que fuimos.

En resumen, nuestras decisiones están predeterminadas por fuerzas kármicas que nosotros mismos desencadenamos.

Usaré mi propio ejemplo para ilustrar este punto: tras ocho años de matrimonio, en un matrimonio agotador y sin sentido, me di cuenta de que todo lo que experimentaba era resultado de mis propios deseos inmaduros. Yo mismo había desencadenado esas fuerzas que se volvieron contra mí en forma de dolor, angustia e infelicidad.

Ante situaciones como esta, cada uno reacciona de forma diferente: algunos se asientan, otros se desesperen, se enfermen, cometan estupideces, etc. Pero yo recurrí a un poder superior que sabía que existía y que era el único que podía liberarme de esa esclavitud. Así que le pedí a Dios con todo el fervor y la sinceridad de mi corazón que me liberara de esa dolorosa situación, y así sucedió.

Al día siguiente me sentí lo suficientemente fuerte como para dejar ese matrimonio infeliz. En otras palabras, el karma no es una ley irreducible. Hay fuerzas más poderosas que el karma que el hombre debe aprender a «controlar». En realidad, nadie controla nada, pero se aprende a usar una fuerza mayor para anular la acción de una ley menor.

El karma no predetermina las acciones; simplemente las condiciona. Si todo estuviera determinado de antemano, no habría posibilidad de salvación; todos estarían condenados para siempre. Después de todo, en una cadena fija de causas y efectos, no hay posibilidad de liberación.

La realidad sin embargo es diferente: las causas y los efectos pueden transformarse mediante la intervención de fuerzas superiores al karma. De hecho, cuando una persona conecta con su luz interior —ya sea mediante la oración, la meditación, la comprensión, la acción, etc.— actúa sobre las raíces profundas del karma y su vida comienza a cambiar.

Pero si la persona no busca maneras de cambiar, el karma no cambiará, y por consiguiente tampoco lo harán los efectos, dejándola atrapada en una cadena de fenómenos recurrentes y repetitivos.

En definitiva necesitamos tener la idea del libre albedrío porque sin él, no maduraríamos como seres humanos. Es a través del sentido del libre albedrío que desarrollamos valores como la razón, la prudencia, la responsabilidad, el discernimiento, la compasión, etc.

Además, a mayor libertad, mayor responsabilidad. Aprender a equilibrar ambas es uno de los mayores desafíos en la ascensión humana hacia el despertar. Estas virtudes requieren libertad para desarrollarse. De lo contrario, carecerán de los cimientos que les dan vitalidad y significado.

En otras palabras, las personas necesitan creerse libres para poder hacer un uso correcto y responsable de esta libertad, y así evolucionar espiritualmente. Pero nada es completamente libre ni aleatorio.

Poca gente lo sabe pero Krishnamurti tenía un fuerte sentido de protección que le aseguraba que nada, ningún daño, pudiera tocarlo. De hecho a lo largo de su vida se conocen al menos tres intentos de matarlo pero sin éxito. En resumen, en el fondo, se sentía protegido por poderes superiores que aseguraban el éxito de su misión.

Pero Jesús por el contrario ya presentía lo que le aguardaba y que por mucho que lo intentara no escaparía del destino que le aguardaba. Además intentaron varias veces capturarlo antes de "su hora", pero fuerzas desconocidas lo protegieron de la violenta ira de sus verdugos.   Sin embargo, cuando llegó su hora, cualquier esfuerzo sería en vano.

El libre albedrío, por lo tanto, está ligado a otras fuerzas como el karma, el dharma, etc. En resumen, tienes libre albedrío pero es limitado y está regido por leyes que escapan a nuestra comprensión.

En otras palabras, el libre albedrío incondicional es meramente una ilusión. Sin esta ilusión, los seres humanos no darían rienda suelta a sus impulsos extintos y primitivos porque no se sentirían libres para hacerlo. Con la ilusión de la libertad, creen erróneamente que pueden hacer lo que quieran, con quien quieran, y que no tendrá consecuencias.

Sin embargo, solo hacen lo que se les permite hacer. Lo que no se les permite hacer, no lo hacen. Pero el individuo mismo no percibe esta interacción y por lo tanto sufre. Y hasta que no se den cuenta de que su vida y sus acciones están siendo gobernadas por las fuerzas internas ocultas y desconocidas del inconsciente (karma), no encontrarán la paz ni la verdadera libertad.

Pero al comprender que uno mismo es su propia prisión, uno comienza a liberarse del karma negativo, del condicionamiento del pasado, del nacimiento, la genética, las experiencias y las consecuencias de otras encarnaciones (si las hay) que crean las llamadas "vassanas" o   tendencias innatas.

Y así, al iniciar el proceso de liberación de estas fuerzas limitantes, uno  se conecta con los poderes de la luz dentro de sí mismo. De esta manera, uno se libera de las fuerzas opresoras del karma y se conecta con un Poder Superior, al que Jesús llamó el Padre y al que Krishnamurti llamó la Inteligencia Suprema. Y es en este profundo cambio de paradigma que uno finalmente se libera de sus torturadores internos. 

Un hombre libre es aquel que se ha liberado de las garras de su ego. A partir de entonces, habrá armonía y equilibrio totales en su vida, y una sensación de libertad indescriptible.






OBSERVACIÓN

Los grandes maestros explican que el destino es una mezcla de libre albedrío y de determinismo.






VIDEO

Y Alsibar también publicó el siguiente video en portugués donde discute sobre este asunto:


 
 
 







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