NUEVA ACRÓPOLIS ATACÓ A JULIANO POR EL LIBRO QUE ESCRIBIÓ

 

 
Juliano durante muchos años fue miembro de Nueva Acrópolis, y él perteneció al Cuerpo de Seguridad de esa institución donde tuvo un cargo de mando, pero se separó de esa escuela cuando se dio cuenta que se trataba de una secta.
 
Sin embargo también quiso alertar a la gente y es por eso que a finales del 2010 él publicó de forma anónima y digitalmente un libro titulado “El Gran Engaño” en donde detalló la historia, la doctrina, la estructura y los daños que causa esa organización.
 
Los dirigentes de Nueva Acrópolis entonces comenzaron a atacar a todo aquel que sospecharon que pudiera ser Juliano.
 
Y él en un artículo posterior relató lo siguiente:
 
 
« Durante la primera distribución del libro “El Gran Engaño”, Nueva Acrópolis tuvo una reacción de violencia que implicó, en última instancia, la amenaza implícita de matar. No contaré los detalles al ser delicado e implicar seguridad de los afectados, pero tengo autorización para brindar datos que permitirán saber lo que pocos o nadie supieron por ese entonces.
 
 
 
La reacción de Nueva Acrópolis
 
Después de difundir el libro ocurrió lo que sabía y me había mentalizado: o sea las amenazas, porque quien se lanzaba por esos tiempos a algo así, entendía que llegarían las intimidaciones, sin contar con demasiado apoyo contra las mismas. Imagínate cómo era antes de existir las redes sociales. Por eso generalmente se recurre al anonimato.
 
Ya la secta usaba abogados, aunque era menos hipócrita y lanzaba advertencias a través de sus dirigentes, así como amenazas con intermediarios, lo que tampoco es mucha transparencia. Yo había calculado que se irían contra mí como uno de sus sospechosos, pero no quisieron buscarme, casi me siento ofendido, fueron contra otros y eso le dio un matiz distinto.
 
No relataré ciertos detalles porque conviene a la seguridad del asunto. Puede decirse que Nueva Acrópolis en los casos de la disidencia que se empieza a mover, además de desatar una cacería interna para saber si tienen infiltrados, porque en efecto las dirigencias no confían ni en los suyos, también convoca a los mandos y arman un listado de sospechosos con base en su comportamiento cuando fueron integrantes y en los términos en que se fueron.
 
La reacción inmediata es la del escopetazo. Le tiran a todo a ver quién se mueve. Además, guardan tus datos de localización. Cuando tus antes compañeros te buscan para saludarte luego de irte de Nueva Acrópolis, lo que hacen con eso es verificar que tienen tu información actualizada.
 
El café al que te invitan es para saber lo que haces y piensas. Te hablan muy bien y al regreso dan un informe. Creen que vale traicionar tu amistad, por tratarse del Ideal.
 
Es posible que un disidente todavía sienta afinidad con algunos integrantes, pero es crucial comprender que ya no son tus amigos. El choque emocional llega cuando te das cuenta de que te han convertido en un enemigo que perjudica al Ideal. Se vuelven en tu contra de una manera que considerabas impensable.
 
Los solías llamar “tus hermanos” y no creías que fueran capaces de hacerte daño, esperabas que pudieran entenderte, en especial después de lo que compartiste con ellos.
 
Además de lo asociado con la idea del Discípulo, les prestaste dinero, les hiciste favores, conocieron a tu familia y pasaron años contigo. Sin embargo, al descubrir que te dan la espalda porque expresaste una queja o decidiste irte, te das cuenta de que la conexión era una ficción. Y el rechazo viene desde algo tan esencial como casarse con alguien que no es de Nueva Acrópolis.
 
No hay una respuesta madura por parte de ellos, lo que te hace comprender que no puedes confiar en nadie. Se vuelve evidente que no respetan ningún vínculo anterior. Aun en los sitios donde se vive una Nueva Acrópolis más leve, la violencia aparece de diversas maneras.
 
Mientras yo esperaba, y cuando se puso más difícil, sabía que dentro la estaban pasando mal. Si te buscan intranquilizar, es porque ellos lo están más.
 
 
 
 
Comunicaciones
 
Me enteré por e-mail de presiones y amenazas, veladas o no, a algunos ex-integrantes, ya que en el blog tenía una dirección de correo. Había respondido a integrantes mexicanos que deseaban mantenerse al margen, pero que estaban de acuerdo con el libro o tenían diferencias.
 
Además, se me enviaron insultos por parte de “Caballeros” sin bandera y de “Damas” que no lo son tanto.
 
En enero, me planteé la pregunta sobre si habría ex-integrantes interesados en denunciar, y la respuesta que obtenía era un silencio que me resultaba comprensible. Una vez que te adentras en Nueva Acrópolis, te das cuenta que no es una escuela de filosofía.
 
Como a la semana recibí mensajes de ex-Fuerzas Vivas. Su tono era medido, equilibrado. Me comentaban que habían leído el libro, que concordaban y les sorprendía descubrir el sesgo de nazismo, que les había parecido lejano, porque no tenían idea de lo que hacían en ese sentido.
 
Uno de los mensajes, y tuve confirmación de que todos los recibidos en esa fase fueron verídicos, provenía de una ex-Brigada, quien me compartió que había recibido una llamada telefónica, que respondió estableciendo que no se dejaría intimidar.
 
Por la bocina, una voz sin acento, no identificable como de Nueva Acrópolis México, supongo que, de Seguridad Internacional por el factor de la falta de acento, que era un recurso para camuflar la nacionalidad, se le dijo que “Juliano debía retirar el libro o habría represalias” contra él y contra quien recibió la llamada y que “Juliano debía ofrecer disculpas a Nueva Acrópolis y a la Maestra Lidia Pérez López”.
 
Ahí me enteré de la historia de las Brigadas Femeninas que denunciaron al interior de la secta.
 
Recibí otros mensajes de ex-Fuerzas vivas, que no comento porque solo tuve autorización de pocos, si se daba el caso.
 
Así también a la semana y media de distribución del libro, la visita presencial de un valiente guerrero del Cuerpo de Seguridad que se hizo acompañar por su papá, a una de las mujeres que escribieron al Mando Mundial Delia Steinberg.
 
El individuo fue mensajero de la secta, no limitándose a entregar el recado, sino involucrándose activamente, al mostrar tener facultades de representación de Nueva Acrópolis. La intimidación se manifestó a través de la advertencia de que Nueva Acrópolis recurriría a abogados internacionales para demandar a la mujer, por el libro de Juliano.
 
El sujeto le dijo: “tú no escribiste el libro, pero la carta que enviaste es el nombre visible que tienen, el pool de abogados irá por ti”. No obstante, también ofrecieron la posibilidad de que la persona amenazada contara con el respaldo de uno de los líderes más comprometidos de México, para tratar de “resolver la equivocación” de la ex-Brigada. Nótese cómo se siguen portando como si fueran amos.
 
El individuo agregó que la única forma de detener el conflicto era que Juliano retirara su libro, por lo cual entendí que esa visita no podía llevarse a cabo sin saber del ultimátum telefónico, y la visita era también una intimidación. A pesar de que ella no fuera autora, ni colaboradora de El Gran Engaño, fue atacada, siendo probable que la secta estaba yéndose contra quien fuera y yo lo estaba sabiendo apenas. A esta mujer se le haría responsable de las acciones de Juliano.
 
Y lo más grave, es que el amenazador era el esposo de esa mujer.
 
Nueva Acrópolis es un mundo de violencia encubierta. Es natural para ellos. Están corrompidos por la herencia de Livraga. La fachada de la filosofía y el amor se vendrá abajo tarde o temprano.
 
Es posible que yo no haya sabido quiénes hablaron en esa llamada amenazante, pero hasta el día de hoy, sé quiénes fueron los responsables. Son de base cuatro personas, y debido a su posición en ese momento, eran los principales autores. El que enviaran esbirros no oculta su participación.
 
Nueva Acrópolis y sus mandos, imposible que no lo supiera Steinberg Guzmán, los enviaron en primera línea, poniéndolos en peligro, sin importarles las posibles consecuencias. No los disculpo, ellos decidieron participar. Y es ingenuo pensar que se pueden lanzar amenazas de la índole en que lo hizo Nueva Acrópolis, sin provocar una reacción.
 
Personalmente no deseaba esa confrontación, ya que había personas en Nueva Acrópolis a las que apreciaba, otras que no me agradaban, pero que no les deseaba mal, y otras que no tenían relación con el conflicto. Sabía que por ese camino esto terminaría de la peor manera y que Nueva Acrópolis quedaría impune, habiendo enviado a sus seguidores a enfrentar las consecuencias por ellos.
 
Sin embargo, hubo otras respuestas. Descubrí, a las dos semanas, en Youtube porque no tuve mail previo, que uno de los afectados realizó una rueda de prensa para denunciar las amenazas, y de paso dar a conocer el rostro sectario de Nueva Acrópolis.
 
Me escribió después y también autorizó a comentarlo si se requería, el que lo habían acusado de ser Juliano por mensaje de texto, y le dieron pruebas de que lo habían fotografiado en la fiesta pública de un colectivo artístico, cuya asistencia había anunciado por Facebook.
 
La falta de conexión entre los involucrados por la secta fue un factor característico en esta situación. Pasados unos días conocí los intentos de Nueva Acrópolis por hackear los perfiles de Facebook de estas personas, así como un robo de cuenta de correo.
 
Además, y esto fue bastante después, supe que uno de los amenazados llamó a Lidia Pérez para responsabilizarla de las amenazas y advertirle que si continuaban hacia la ex-Brigada y contra él, tomaría acciones legales y policiales.
 
 
 
 
 
Las amenazas de muerte
 
Yo había estado considerando la situación. Eran los últimos días hacia la tercera semana. En ese nivel de confrontación, la respuesta no se puede medir fácilmente. Había anticipado la posibilidad de enfrentar insultos, acoso e incluso las intimidaciones propias del escopetazo, incluso, que me identificaran y se presentaran de modo que tuviera que responder, pero mencionar contra varias personas, “represalias”, conlleva la amenaza extrema contra la vida.
 
Se me puede argumentar que no lo expresaron de esa manera, pero eso es irrelevante. Agregar “ofrecer disculpas a la Maestra Lidia Pérez”, indica que ella estaba detrás del ultimátum y entiendo que obviamente su segunda, Osuna Lafarga, de quien deduzco debió verlo como “la defensa de su Maestra”.
 
Frente a amenazas graves, el receptor debe interpretarlas en su peor sentido. No deberíamos dar el beneficio de la duda a una secta que emite amenazas.
 
La única sorpresa para mí fue que, aunque sabía que es capaz de agredir sin distinción, no creí que Nueva Acrópolis llegaría al extremo de amenazar a mujeres, además con la participación del esposo de una de ellas, en un intento desesperado por detener la circulación del libro.
 
Casi enseguida me informaron que una noche, una camioneta con dos individuos vigiló la casa de una ex-Brigada que vivía sola. Yo no podía exponer a nadie a ese riesgo ni asumir esa responsabilidad.
 
Hice otras consideraciones. Dada la situación, más pronto que tarde yo habría de entrar en defensa, sintiéndome responsable de los riesgos no asociados conmigo, con el resultado de que se haría un escalamiento y esos, sabes dónde empiezan, pero no dónde acaban.
 
No solo es delicado ser blanco de amenazas, sino que también es arriesgado lanzarlas. No importa si no las repiten, cualquier desarrollo revelaría sus identidades. En ese punto tomé medidas para que si ejercían represalias contra quien fuere, aun si yo no tuviera modo de denunciarlo en persona porque me lo impidieran, muchos integrantes de Nueva Acrópolis enfrentaran consecuencias penales.
 
Estas medidas se han ajustado a medida que los eventos se han desarrollado, por ejemplo, que, debido al tiempo transcurrido, piensen que yo creo que se les olvidó. Siguen vigentes hoy en día.
 
El comportamiento de los que lanzaron los ultimátum es resultado del aprendizaje de la derecha radical, que influye en las Fuerzas Vivas, aunque no lo sepan. Para esas ideologías toda respuesta a una oposición ha de ser silenciada con violencia.
 
Típicas marionetas de los sistemas autoritarios son los Fuerzas Vivas. El fanatismo bajo la máscara de idealismo les inyecta impresión de invulnerabilidad. Además, creen contar con el respaldo de la estructura internacional de Nueva Acrópolis, ingenuamente, ya que en situación grave, serían abandonados y lo presentarían como iniciativa de integrantes aislados, fingiendo desconocimiento en la dirección de Nueva Acrópolis.
 
¿Por qué asumieron que Juliano no respondería al mismo nivel?
 
¿Fue debido al autoritarismo que caracteriza su entorno y que los hace pensar que los ex-integrantes son similares a los adeptos, a quienes manipulan y amedrentan?
 
¿Cómo saben que Juliano no estaría dispuesto a recurrir a la violencia?
 
Pensé que si esos ultimátums eran al azar o querían obligarme a revelar suponiendo que me enteraría, yo no lo haría en sus términos. Incluso, con mis propios prejuicios adquiridos en el Cuerpo de Seguridad, podría haber ido a la sede o filiales ya no en solitario o contactado directamente a los portadores de las amenazas, para desafiarlos a un encuentro sin intermediarios.
 
Por eso reflexioné: esto podría salirse de control y causar daño a alguien en ambos lados. No era lo que buscaba. Además, comprendí que ello pondría en mayor riesgo a quienes me habían escrito. Por eso, en el blog, compartí la historia de las amenazas que he mencionado se me permitió compartir, y bajé el libro.
 
Las amenazas cesaron a las tres semanas, entiendo que por bajar el libro, pero también porque Nueva Acrópolis recibió advertencias de acciones por vía legal y policial.
 
Y sucedió algo que ni yo anticipé. Con su ataque, la secta dio promoción a la obra. A los dos días de bajado, lectores desconocidos por mí subieron El Gran Engaño de nuevo a varios sitios web y de ahí se multiplicó la difusión, sin que Nueva Acrópolis hiciera nada, causándome la satisfacción de que mi libro si había tenido eco.
 
Por la intermediación de una ONG enterada del caso por la circulación del libro, la Red de Apoyo Inc., la situación reverberó en medios periodísticos nacionales ese año y condujeron a que Nueva Acrópolis México fuera investigada por iniciativa de la revista Vice, quien la infiltró durante tres meses en 2014 y obtuvo el testimonio de un ex-integrante del Cuerpo de Seguridad: https://www.vice.com/es/article/4w9d89/el-hombre-que-escapo-de-nueva-acropolis-308-v7n1,

 
Así como la entrevista a otro ex-integrante por el reportero Ozaeta: https://www.ivoox.com/nueva-acropolis-secta-disfrazada-organizacion-cultural-audios-mp3_rf_4772082_1.html.
 
Cabe pensar que fue porque el libro los animó a ser más explícitos, pero mi deseo es que fueron reacciones personales de rebeldía ante la prepotencia de esa secta. También investigó a Nueva Acrópolis el muy importante semanario político Proceso, como parte de su artículo Las sectas en México: Fe y fanatismo, especial número 47, del 2014.
 
 
 
 
 
El reducto más profundo
 
Esos días extraños de verdades y silencios de hace 12 años me dieron el sabor de un hecho clave: mantener el mensaje. Fue así porque era una época difícil para México en materia de seguridad pública.
 
Por otra parte, en lo que se limita estrictamente a mi persona y vida, era propicio considerar que la secta podía terminar por tener mi identidad con certeza y ejercer las represalias en su sentido más extremo, aún más porque no me retracté y no ofrecí disculpas a Nueva Acrópolis, ni a su Mando Nacional en México, Lidia Pérez López, como lo habían exigido.
 
No me retracté y no lo hago ahora. No lo hice porque aunque no es agradable que te amenacen, estaba en mi cálculo que ocurriría y me sentía moralmente preparado. Desde el año pasado lo había decidido.
 
En el momento del tropel de esas semanas, haciendo la salvedad de lo que ya conté sobre terceros, a los que decidí mantener a salvo desde lo que me atañía, me quedé con que no iba a dar la espalda a lo que viví y vivieron otros, donde se encuentren y aunque nunca los conozca.
 
Llegado el momento complicado que esperas, es un poco difícil, pero jamás, pero nunca ofrecería disculpas a quienes han dañado de innumerables formas a otros seres humanos, pues el hecho irrefutable es que Nueva Acrópolis es una secta, es decir, un elemento de perversión social que rompe tejidos familiares y comunitarios, que extraen, usan y dañan, por lo que algunas vidas no se recuperan, en nombre de la filosofía, la espiritualidad y el voluntariado. »
 
 
 
 
 
 
CONSTATACIÓN
 
Ante el público los dirigentes de Nueva Acrópolis aparentan ser muy humanistas, pero cuando este libro se publicó sacaron su verdadera naturaleza sectaria, y es impresionante el grado de adoctrinamiento que hay en esa organización al punto que un miembro acosó a su esposa solo porque ella fue considerara una sospechosa, así como todos aquellos que habían renunciado recientemente a esa secta también fueron acosados.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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