José Fuster Lago fue un antiguo miembro de Nueva
Acrópolis y junto con su padre tuvo la valentía de ser el primer ex-adepto en
denunciar en España ante las autoridades los abusos que hace esa organización.
El periodista Ismael López en un artículo publicado en la
revista El Temps del 6 de enero de 1986 sobre el señor Fuster escribió
lo siguiente:
« Ahora un ex-adepto
ha denunciado a Nueva Acrópolis:
“José Fuster Lago, hago constar que he sido presionado, extorsionado y
amenazado, tanto yo como mi familia, por gente afiliada a la organización Nueva
Acrópolis, para que vuelva a incorporarme. ... Denuncio esto por si nos pasa
algo, tanto a mí como a mí familia.”
Así comienza la carta denuncia de José Fuster Lago, de 27
años, casado, trabajador de banca, quien entró en contacto con Nueva Acrópolis en
Córdoba, durante el servicio militar, y que después de siete años de
dedicación, decidió abandonarla definitivamente. Aún con riesgo de muerte. Es
la primera vez que en Cataluña se presenta una acusación firmada contra esa
organización. Su padre, José Fuster Ramon, trabajador portuario, había recogido
sus declaraciones, ejerciendo la denuncia.
“A continuación, denuncio las actividades a las que se dedican y de las que
he sido testigo: proselitismo de ideología ultraderechista pro-nazi, encubierta
en una falsa imagen de asociación cultural o escuela de filosofía, con el único
fin de preparar a todos los individuos, incluso en materia militar para que en
un supuesto día D, purguen pasar a la acción para acabar con todo lo que ellos
consideran que atenta contra los valores tradicionales y fundamentales de la sociedad.”
Las palabras de José Fuster seguramente aciertan de pleno
porque por primera vez alguien desde una experiencia irrepetible, desvela unos
hechos que hasta estos momentos sólo habían sido sospechas, rumores,
comentarios al oído.
. . .
¿Pero cuáles son a juicio del ex-adepto Fuster Lago los futuros soldados de
Nueva Acrópolis?
Él mismo nos lo contesta:
“Personas confiadas en la sabiduría de la gente, fantasiosas de utopías,
insatisfechos de la sociedad actual y creyentes del misterio y el ocultismo son
los idóneos para toda la programación y el lavado de cerebro que a través de sus
cursos Nueva Acrópolis se los impondrá.”
Porque Nueva Acrópolis aparentemente se presenta con un
sugestivo programa filosófico: el universo del antiguo occidente, el sistema
teocrático de los egipcios, la justicia y el orden de Roma, el honor y la
cristiandad de los caballeros medievales, el darwinismo, los mayas, la sociedad
cátara, etc.
Peo todo eso es el anzuelo perfecto para la caza y la
captura de los futuros adoctrinados acropolitanos. »
Y el periodista
Carlos Novo en un artículo publicado en el periódico La Vanguardia del 6 de noviembre de 1985 dio más detalles sobre este
asunto:
« Nueva
Acrópolis ha sido denunciada por José Fuster, el padre de un antiguo miembro de
esa asociación, y entre las acusaciones que se vierten hacia esa organización destacan
las agresiones físicas, extorsiones económicas, amenazas de muerte y uso de
armas de fuego, todas ellas han sido firmemente desmentidas por Nueva Acrópolis.
La
policía barcelonesa está investigando el caso y tiene en su poder varios
informes en el sentido antes apuntado. Sin embargo la investigación sobre las actividades
de la asociación parece marchar a ritmo ralentizado.
Fuentes
de la comisaría de Audiencia, donde se presentó la denuncia, minimizaron el
alcance del asunto afirmando que: “se trata de un caso normal de amenazas entre
particulares, algo muy usual”.
Pero
otras fuentes policiales y expertos en sectas consultados afirman que esta es
la primera vez en Cataluña que existe una denuncia firmada contra esta secta pro-nazi,
considerada una de las más peligrosas.
Para
estas fuentes, Nueva Acrópolis bajo su fachada de escuela de estudios
filosóficos y esotéricos, esconde una ideología fuertemente ultraderechista.
Sus emblemas, su ideario, su férrea jerarquía, sus uniformes, sus actividades
paramilitares, que incluyen prácticas de tiro y largas marchas, sugieren el carácter
pro-nazi de este grupo implantado en 34 países, de ellos la mitad en Europa y la
otra mitad en Sudamérica.
Según
informes aparecidos en diversos periódicos y revistas nacionales, los miembros
de seguridad de la secta se entrenarían militarmente en el castillo de Riba de
Santiuste, cerca de Sigüenza, que es un castillo reconstruido piedra a piedra
con el trabajo de miembros de ese grupo.
Una
denuncia con larga historia
La
denuncia con Nueva Acrópolis tiene una larga génesis. Se inició hace meses,
cuando José Fuster Lago, de 27 años, casado, trabajador de banca, quien lleva
siete años como miembro de Nueva Acrópolis, y que estaba preparado para
desempeñar una función de dirigente de esa organización, pidió darse de baja de
esa asociación.
José
Fuster Lago había ingresado en el grupo mientras se encontraba haciendo el
servicio militar en Córdoba.
Después
de múltiples presiones por parte de los responsables de Nueva Acrópolis para
que no dejara la asociación, el 1 de octubre de 1985 el padre de José Fuster
Lago, José Fuster Ramón, trabajador portuario, se presentó junto con un amigo en
la calle Bruc 33 y tuvo una fuerte discusión con los dirigentes de Nueva
Acrópolis a los que increpó con dureza porque no dejaban en paz a su hijo.
A
las pocas horas de ese evento, Nueva Acrópolis reaccionó poniendo una denuncia
contra José Fuster Ramón por coacción y amenazas. La denuncia firmada por
Javier Sauna Vilchez, responsable del grupo en Barcelona, se tramitó en la
comisaría de Audiencia.
El
denunciado al enterarse de la acusación que Nueva Acrópolis le había hecho,
presentó a su vez una denuncia contra esa organización a la que acusó de
extorsión, amenazas y coacción.
Entre
los documentos firmados por José Fuster Lago destaca una carta en la que
explica las actividades abusivas de las que ha sido testigo, y añade: “por si
algo me ocurriera a mí o a mi familia”.
Su
carta dice:
“Al inicio de marcharme (de la secta) y ante
la instancia de las llamados telefónicas de sus dirigentes, les di dinero para
que me dejaran tranquilo, pero más tarde me negué por completo a seguir
colaborando con ellos.
Un día me esperaron en la calle y me
obligaron a que los acompañara con mi coche. Me amenazaron con que si no volvía
a Nueva Acrópolis entonces me podría ocurrir alguna desgracia personal.
Como no les podía dar más dinero, me dijeron
que entonces les diera algo que les pudiera ser de utilidad. Me propusieron que
fuéramos a mi casa temprano (mis padres estaban de vacaciones) y que fingiéramos
que nos preparábamos para ir a la playa para no levantar sospechas entre los
vecinos. Así se llevaron algo de dinero, el tocadiscos, el proyector de cine y
un sello de oro.
Otra tarde, después de varias negativas a
darles más dinero, me esperaron a la salida de mi casa, llevándome cuatro de
ellos detrás del laberinto de Horta para intentar convencerme por última vez,
pero como no lo consiguieron entonces me agredieron para demostrarme de lo que
en cualquier momento me podría volver a pasar.”
La
carta también revela todo tipo de presiones psicológicas.
En
otra ocasión, según explica el firmante, miembros de Nueva Acrópolis
consiguieron localizarle y le sugirieron que reflexionase sobre si después de
dejar la escuela había sido “feliz” o había vivido tranquilo.
Le
dijeron que la única solución que tenía para recuperar la felicidad era volver
con ellos de una forma definitiva, y dejar de lado todo aquello que le ataba a esa
otra forma de vida “vegetal” que según ellos debía atormentarle.
José
Fuster Lago manifiesta que otra de las amenazas consistió en acosarle con
llamadas telefónicas en las que se le aseguraba que si no accedía a sus peticiones,
entonces le alcanzaría su “venganza” encaminada a su descredito y a eliminarle,
pues disponían de secretos de magia negra que le mortificarían.
Y
también conseguirían que perdiese el empleo y que ganase el desprecio de su
familia y amigos, con lo que se volvería un desequilibrado mental que acabaría suicidándose
o falleciendo de muerte accidental, “ya que si yo no les pertenecía entonces no
podría pertenecer a nadie más”, explicó el agredido.
En
la denuncia presentada en la comisaría por su padre, José Fuster Ramón cuenta
que “el objetivo final de Nueva Acrópolis es preparar a todos los individuos
para acabar con lo que ellos consideran que atenta a los valores tradicionales
y fundamentales de la sociedad”.
Y
su hijo lo corrobora: “cada día tengo más miedo de encontrármelos, ellos han
provocado mi desastre personal y familiar, y en realidad es lo que buscan” — él exclamó. »
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