Serge
Raynaud de la Ferriere en su libro “Los Propósitos Psicológicos Tomo VII - La Rosa
y la Cruz” comentó lo siguiente sobre el conde de Saint-Germain:
« La historia del Conde
de San Germán es ciertamente una de las más fabulosas. Era un carácter
enigmático acerca del cual se dijo muchísimo, y nada pudo probarse
verdaderamente.
Para
unos habría nacido en Lentmenitz, en Bohemia, al final del siglo XVII, y sería
el hijo del Príncipe Rakoczy de Transilvania; para otros, sería el hijo de la
reina María Palatina de Neuburg (viuda del rey de España Carlos II) y de un
banquero judeo-portugués.
Muchos
lo calificaron de “impostor” a causa de una identificación considerada como
seria, porque provino del gran ministro de Luis XV, el Duque de Choiseul mismo.
Este había dicho que San Germán había sido solo un bromista genial de
Estrasburgo, con el nombre de Wolf.
Debemos
añadir inmediatamente que el duque era un enemigo del Conde por razones
políticas, porque, en fin, existe aún actualmente en París un grabado debajo
del retrato adornado con escudos con la inscripción siguiente:
“Señor Conde de San Germán, Teniente General
de los Ejércitos del Rey, Comendador de la Orden Real y Militar de San Luis,
Secretario de Estado en el Departamento de Guerra.”
Es
posible que ese extraño carácter haya utilizado un seudónimo, pues generalmente
se supone que, durante su infancia, se le habla colocado bajo la protección del
último de los Médicis (Gian Gastone) y que, creciendo, supo que sus dos
hermanos (hijos de la princesa Hesse Rheinfield de Rotheburg) habían sido
llamados “San Carlos” y “San Elizabeto” y resolvió pues llamarse “San Germán”.
Entre
los años 1710 y 1822 (aunque algunos dicen que murió en 1784 en el país de
Hesse), se presentó bajo los nombres de: Caballero Scoening (en Pisa); Conde
Bellamare de Aymar (en Venecia); Caballero Weldon (en Milán y en Leipzig);
Conde Soltikoff (Génova); Príncipe Rakoczy (en Dresden); y otros títulos aún,
como Marqués de Montferrat, Barón Tzarogy y en fin, Conde de San Germán en
París, Londres, La Haya, y San Petersburgo.
Vivió
en París desde 1750 hasta 1760 y puesto que el Rey le recibía en el palacio y
nunca ocultó este hecho, se le atribuía la edad de 500 años!
Se
decía que poseía el secreto de la Juventud Eterna, el cual provenía de
Cleopatra, porque ella misma lo había transmitido al Conde cuando había sido
iniciado en los Colegios de Egipto. Se le atribuye especialmente el
conocimiento del “elixir” de “larga vida” y de la “piedra filosofal”; su obra
de alquimista es cierta, gracias a las pruebas tangibles de las trasmutaciones
de los metales que efectuó.
Las
medallas llamadas de “Leopold Hoffman” están en posesión de los peritos, que
sólo pudieron comprobar la verdadera trasmutación en oro, y se encontraron
ejemplares de ellas durante las rebuscas alquímicas de Carlos de Hesse en la
Escuela de los Misterios de Lousinlund.
Como
músico dejó maravillosas composiciones; como poeta y sabio dejó escritos
esotéricos muy profundos.
De
1737 a 1742 permaneció con Pedro el Grande de Rusia, después en la Corte del
Shah de Persia, y por último, en Londres en 1745.
Estuvo
en la India en 1756 e hizo también otros viajes, cuyos motivos siempre quedaron
desconocidos.
Mme.
d’Adhemar asegura que lo encontró en París en 1789 (5 años después de su
muerte, presumida por algunos que declararon que había muerto en el Schlesvig
en 1780).
Testigos
sinceros han jurado que le vieron cerca del patíbulo, cuando María Antonieta
fue guillotinada.
Además
de Mme. Annie Besant, que escribía en “The
Theosofist” que había hablado con el Conde en 1896, Mme. Blavatsky sostuvo
que le había encontrado numerosas veces, y en fin, el escritor Maurice Magre
certificaba en 1930 que San Germán vivía aún y seguía la obra de los Grandes
Iniciados.
Es
necesario decir que los orígenes, así como la vida entera de ese carácter, es
una mezcla de leyendas y de hechos más o menos verdaderos. Sin embargo, el
Conde de San Germán es para las escuelas esotéricas y las Sociedades
Iniciáticas: un Guía de la Humanidad, un “Enviado”, un Iniciado de Gran Clase,
un verdadero Maestro... y es cierto que los “Maestros” pueden prolongar su
existencia en un mismo cuerpo, o aún reencarnar inmediatamente cambiando de
envoltura material con el propósito de cumplir con una misión ya en obra. »
OBSERVACIONES
A
Serge Raynaud de la Ferriere le faltó investigar más profundamente al conde
de Saint Germain.
Y
quiero remarcar que es falso que Blavatsky sostuvo que ella se había encontrado
numerosas veces con el conde de Saint Germain.
Esa
historia de que el conde de Saint Germain es inmortal es un cuento que les
detallo en este otro capítulo (ver link).
Existen
pruebas históricas que muestran que el conde de Saint Germain murió a finales
del siglo XVIII.
Y
Blavatsky precisó que el conde de Saint Germain solo fue un discípulo de los Maestros,
mientras que fue el embustero Charles Leadbeater quien inventó que el conde de
Saint Germain se había convertido en el siglo XX en un Maestro.
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