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¿POR QUÉ A LOS MAESTROS NO LES GUSTA REALIZAR “MILAGROS”?



Los humanos siendo muy ávidos de sensacionalismos, de todos los tiempos los Maestros han tenido que efectuar milagros y fenómenos para atraer la atención de la gente a su enseñanza, sin embargo son reticentes a realizarlos. El Mahatma Kuthumi en una carta a Sinnett explica las razones:

« Estimado Hermano y Amigo,

Precisamente porque la prueba del periódico de Londres [que tú propones] les cerraría la boca a los escépticos – es inconcebible. De cualquier manera que lo veas, el mundo se encuentra todavía en su primera etapa de emancipación, si no es que de desarrollo, y por lo tanto, no está aun preparado [para abordar los aspectos ocultos de la naturaleza].

Es muy cierto que nosotros [los Adeptos] trabajamos utilizando los medios y las leyes naturales, no sobrenaturales [aunque todavía desconocidas por la ciencia moderna]. Pero, dado que por un lado la Ciencia (en su estado actual) sería incapaz de explicar las maravillas que se produjeran, y por el otro lado las masas ignorantes todavía considerarían el fenómeno bajo el aspecto de milagro. Ello produciría un desequilibrio para todos aquellos que fueran testigos de ese fenómeno y las consecuencias serían deplorables. Créeme, eso sería así.

[Los psicólogos saben muy bien que si una persona es confrontada de forma irremisible a algo que rebasa su entendimiento, su cognición es profundamente perturbada, pudiendo en los casos más extremos llegar a perder la razón (se vuelve loca). Es por eso que la Jerarquía que guía el desarrollo de la humanidad va muy progresivamente introduciéndola en esos aspectos ocultos de la Naturaleza y del Universo.]
. . .
¡Insensatos son aquellos que, especulando sólo acerca del presente, cierran sus ojos intencionalmente al pasado, habiéndose ya hecho naturalmente ciegos al futuro!  Yo sería incapaz de incluirte entre estos últimos, por lo tanto trataré de explicarme. Si consintiéramos en acceder a tus deseos [de efectuar fenómenos públicamente]. ¿Sabes realmente cuáles serían las consecuencias que vendrían detrás del éxito?

La sombra inexorable que sigue a todas las innovaciones humanas avanza, pero pocos son los que alguna vez están conscientes de su aproximación y peligros.  ¿Qué podrían esperar entonces aquellos que ofrecieran al mundo una innovación que, debido a la ignorancia humana, si fuese creída, sería atribuida seguramente a esas entidades tenebrosas en las que todavía creen y a aún temen las dos terceras partes de la humanidad?

Dices que la mitad de Londres se convertiría si les pudieras entregar, en el mismo día de su publicación, un ejemplar del Pioneer [periódico en el que trabajaba Sinnett]. Permíteme decirte que si la gente llegara a creer que el fenómeno era real, te matarían en menos tiempo del que tardarías en darle la vuelta a Hyde Park; si no lo creyeran, lo menos que podría pasarte sería la pérdida de tu reputación y buen nombre, por haber propagado tales ideas.

El éxito de una tentativa como la que propones, debe estar planeado y basado en el perfecto conocimiento de las personas que te rodean. Depende por completo de las condiciones sociales y morales de la gente y de su disposición hacia las cuestiones que pueden agitar la mente humana por ser las más profundas y misteriosas – es decir, los poderes divinos en el ser humano y las posibilidades contenidas en la naturaleza.

¿Cuántos habrá entre aquellos que te rodean, incluso entre tus mejores amigos, que se interesen más que superficialmente, por estos problemas abstrusos?

Podría contarlos con los dedos de tu mano derecha. Tu raza [europea] se vanagloria de haber liberado en su siglo al espíritu del conocimiento, de la sabiduría y del libre pensamiento, de haberlo liberado de la estrecha vasija del dogmatismo y de la intolerancia en donde por tanto tiempo estuvo aprisionado. Dice que el prejuicio de la ignorancia y el fanatismo religioso, embotellados como el malvado Genio de antaño y encerrados herméticamente por los Salomones [sabios] de la ciencia, descansan en el fondo del océano y nunca más podrán escaparse de nuevo a la superficie, para reinar sobre el mundo como lo hicieron en el pasado. En resumen, que la mente humana se encuentra completamente libre y está dispuesta a aceptar cualquier verdad demostrada.

¡Ay!, pero ¿es esto realmente así, mi respetado amigo?

El conocimiento experimental [la ciencia] no data solamente de 1662, fecha en que el “Colegio Invisible” de Bacon, Robert Boyle y el Obispo de Rochester fue transformaron por decreto real en una Sociedad para el fomento de la ciencia experimental [antes tenían que investigar en secreto para no ser acusados por la iglesia de heréticos].

Muchísimas edades antes de que la Sociedad Real llegase a ser una realidad según el plan del “Esquema Profético”, un anhelo innato por el conocimiento, un amor apasionado por la naturaleza y por su estudio, llevó a los hombres en cada generación a investigar y sondear sus secretos cada vez más profundamente de lo que lo habían hecho sus antecesores.

Roma ante Romulum fuit. “Roma ya existía antes de Rómulo” (quien fue uno de sus fundadores) es un axioma que se nos enseñó en tus escuelas inglesas. Las investigaciones abstractas de los problemas más intrincados no nacieron espontáneamente en el cerebro de Arquímedes como un tema espontaneo que no había sido tratado hasta entonces, sino más bien como un reflejo de investigaciones anteriores realizadas en la misma dirección por hombres alejados de su época por un período tan largo o mucho más, del que te separa del gran siracusano. (ver las civilizaciones también “reencarnan”)
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¿Cómo puede esperar la Ciencia explicar semejantes fenómenos sin el conocimiento a fondo del Akasha [la substancia primordial del universo] de sus combinaciones y sus propiedades?

No dudamos de que los científicos estén abiertos y puedan ser persuadidos; sin embargo, primero se les deben demostrar los hechos, y para ello deben hacerlos de su propiedad, o sea que puedan ellos mismos investigarlos, antes de que los encuentres dispuestos a aceptarlos como hechos.

[El problema es que los Maestros precisan que para poder investigar esos aspectos ocultos de la naturaleza se necesita haber desarrollado los sentidos ocultos que por el momento se encuentran atrofiados en los humanos. Es como pedirle al hombre primitivo que estudiara científicamente la naturaleza cuando todavía era incapaz de hablar. Por ello la adquisición del conocimiento oculto va en acorde con el desarrollo de la humanidad.]
. . .
En cuanto a la naturaleza humana en general, ella es la misma ahora como lo fue hace un millón de años: Prejuicios basados en el egoísmo y una renuencia general a abandonar un orden establecido de las cosas, en favor de nuevos modos de vida y de pensamiento. Ahora bien el estudio oculto requiere todo esto y mucho más.
. . .
¿Cuáles serían entonces los resultados de fenómenos tan asombrosos, suponiendo que consintiéramos a que se produjeran?

Aun suponiendo que tuviésemos éxito en convencerlos. El peligro aumentaría en proporción al éxito conseguido. Pronto no quedaría otra alternativa más que seguir adelante, siempre en aumento, o caer en esta incesante lucha contra el prejuicio y la ignorancia, muertos por tus propias armas. La gente exigiría una prueba tras otra y se les tendría que proporcionar, y estarían esperando que cada fenómeno siguiente fuese más maravilloso que el anterior.

A tu constante remarcación de que no se puede esperar de que uno crea, a menos que lo haya visto con sus propios ojos, te respondo:

¿Bastaría toda la vida de un hombre para satisfacer la curiosidad de todos los escépticos?

Puede que resulte fácil aumentar la cantidad de creyentes hasta llegar a centenares y miles. Pero, ¿qué hay de los cientos de millones que no habrán podido ser testigos oculares?

Los ignorantes incapaces de comprender la labor de los iniciados podrían algún día descargar su ira contra ellos. En cuanto a las clases “elevadas y educadas”, seguirían dudando y negando como siempre.

Al igual que muchos otros, nos censuras por nuestro gran silencio. Pero éste se debe porque nosotros conocemos bastante de la naturaleza humana que nos lo ha enseñado la experiencia de muchos siglos (sí, incluso de milenios). Y, sabemos que mientras le quede a la ciencia algo por aprender, y mientras subsista una sombra de dogmatismo en el corazón de las multitudes, los prejuicios del mundo deberán ser vencidos paso a paso, y no de golpe.

[Incluso los propios científicos pueden caer en el prejuicio y la intolerancia]. Y así como la remota antigüedad tuvo más de un Sócrates, el opaco Futuro dará nacimiento a más de un mártir.

  • La ciencia supuestamente ya “emancipada” le dio la espalda despectivamente a las ideas de Copérnico, que renovaba las teorías de Aristarco de Samos quien afirmaba que “la Tierra se mueve en circularmente alrededor de su propio centro”, años antes de que la iglesia tratara de sacrificar a Galileo en nombre de la Biblia. 
  • Robert Recordé, el matemático más talentoso de la Corte de Eduardo VI, fue dejado morir de hambre en prisión por sus colegas que se burlaron de su libro Castillo del Conocimiento, declarando que sus descubrimientos eran “vanas fantasías”. 
  • William Gilbert de Colchester, médico de la reina Isabel, murió envenenado, solo porque este auténtico fundador de la ciencia experimental en Inglaterra, había tenido la osadía de anticiparse a Galileo. … 
  • La enorme erudición de los Paracelsos, de los Agrippas y de los Dees, siempre se puso en duda. 
  • Fue la ciencia la que destruyó la gran obra “De Magnete” y “La Virgen Blanca Celestial” (que tratan del Akasha) 
  • Y fue el ilustre Lord Bacon de Verulam, llamado por sus colegas científicos “Canciller de Inglaterra y de la Naturaleza” quien después de ganarse el nombre de Padre de la Filosofía Inductiva, se permitió de despreciar a hombres tales como los arriba, llamándolos “Alquimistas de la filosofía de fantasía”

Pensaras que todo esto es historia pasada, sin embargo, las crónicas de nuestra época no difieren, en esencia, de sus predecesoras. Simplemente hay que recordar las recientes persecuciones de médiums en Inglaterra, la quema de supuestas brujas y hechiceros en América del Sur, en Rusia y en las fronteras de España – para convencernos de que la única salvación de los genuinos versados en las ciencias ocultas, se encuentra en el escepticismo del público, debido a que los charlatanes y los prestidigitadores son el escudo natural que protege a los Adeptos.

Y por el otro lado, la seguridad pública está únicamente garantizada en que nosotros mantengamos en secreto las terribles armas que, de otra forma podrían ser usadas en contra de los humanos, y las cuales, como ya se te ha dicho, se hicieron mortíferas en manos de los malvados y los egoístas.

[La ciencia no aceptará las explicaciones esotéricas de los "milagros" hasta que se pueda apropiar de ese conocimiento. El segundo problema es que el conocimiento aporta poder, y éste es ambicionado por la gente sin ética para dominar y someter a los demás. Así, cuando se descubrió la energía nuclear, los gobiernos se apresuraron en desarrollar armas de destrucción masiva. ¿Imagínense lo destructivas que serían las nuevas armas desarrolladas con el conocimiento oculto?] »
(Carta Mahatma 1, p1-4)


La primera vez que leí la carta pensé que el Mahatma exageraba y que estando en el alba del XXI siglo, la época de las supersticiones y de la cacería de brujas ya había pasado. Pero pensándolo bien, todavía hay mucha ignorancia entre las masas. Si tuviera ya desarrollado en mí, los poderes ocultos, no me arriesgaría a realizar fenómenos en alguno de esos tantos pueblos que existen en el mundo donde todavía hay tantas creencias tan cerradas. Primero se postrarían ante mí pidiéndome toda clase de favores pensando que soy un “ser divino” y como no se los podría cumplir, acabarían linchándome concluyendo que en realidad era un “ser maligno”.

También a pesar de los increíbles avances tecnológicos que se han efectuado desde que la carta se escribió (por el 15 de octubre de 1880), la ciencia todavía es incapaz de explicar cómo se producen los fenómenos, y es porque se utilizan fuerzas y aspectos de la naturalezas que todavía se desconocen y se seguirán desconociendo hasta que los humanos despierten su sensibilidad oculta o si prefieren su percepción trans-sensorial. Pero hacer eso sin que antes tengan un gran control de sus emociones y de sus pensamientos sería abrir por completo las puertas que protegen a la humanidad de las malas influencias del bajo astral lo que sería sumamente nefasto. Como ven la progresión tiene que ir muy paulatinamente, mano a mano con el desarrollo espiritual de los humanos.

Valorar a un Maestro en función de los fenómenos que produce no es una buena opción. Quien es escéptico, lo seguirá siendo, ya que siempre quedará la duda de si se usó algún truco. Igual con el creyente, y si no me creen, pregúnteles a los cristianos fervientes si ¿dejarían de creer en Jesús en caso que se demostrara que no hizo los milagros que se le asignan?

¿Entonces, qué hacer?

En lo personal, me quedo con las palabras del Mahatma:

“Te toca a ti decidir qué es lo que deseas: la filosofía más elevada [y el encuentro con lo divino] o simples exhibiciones de poderes ocultos.”
(CM6, p24)

Ver también:

EL HOGAR DE LOS MAHATMAS



 Aunque les parezca sorprendente, los Mahatmas también tienen sus propias residencias (cuando se dice que los maestros transhimaláyicos son humanos como nosotros, sólo que más adelantados en el sendero de la evolución, es porque realmente así es).
 
 
 
CASAS EN CACHEMIRA
 
El coronel Olcott, uno de los fundadores y presidente de la Sociedad Teosófica, en una carta al Sr. Hume (fechada el 30 de septiembre de 1881) escribió:

« También he personalmente conocido [al Maestro Kuthumi] desde 1875 [cuando se fundó la Sociedad Teosófica]. Él es muy distinto, es una persona muy cordial y amable [mientras que el Maestro Morya es muy impetuoso], aún así ellos son amigos del alma. Ellos viven cerca el uno del otro con un pequeño templo budista a mitad de camino entre sus casas.

En Nueva York, tuve. . .un croquis dibujado en una seda china del paisaje cercano a la residencia del [Maestro Kuthumi] y de mi Maestro [Morya] con un vistazo de la casa de éste último y de una parte del pequeño templo. »
(Hints on Esoteric Theosophy, No.1, 1882, 2nd Edición, p76-86)


Ya anteriormente en una carta a Damodar (fechada el 4 de Octubre de 1880) lo había mencionado:

« Parando durante el camino de regreso en el templo tibetano (que dicho sea de paso, verás la misma imagen en un dibujo pintado sobre seda que se encuentra en mi oficina en mi dormitorio, y que ella [Blavatsky] hizo aparecer como por arte de magia para mí, un día en Nueva York. »
(“One Day with Mme Blavatsky”, The Times of India (Bombay), 19 Oct 1880.)

Blavatsky en una carta a la Sra. Hollis Billings (fechada el 2 de Octubre de 1881) dio más detalles:

« Actualmente Morya vive generalmente en la residencia de Kuthumi, que tiene su casa en dirección a la cordillera del Karakórum, más allá de la región de Ladak, que se encuentra en el Pequeño Tíbet y pertenece ahora la Cachemira. Se trata de una gran construcción de madera al estilo de las pagodas chinas, entre un lago y una montaña hermosa. »
(The Theosophical Forum, Point Loma, California, Mayo 1936, p343-346)

Tal vez lo haría porque extrañaba a su amigo, ya que durante ese periodo el cuerpo del Mahatma Kuthumi estaba tendido frío y tieso en un edificio de piedra aislado, sin ventanas ni puertas, en un lugar secreto del Himalaya, mientras que su espíritu se encontraba muy libre. (Lo detallo en iniciación del Mahatma Kuthumi)

Justamente el maestro Kuthumi en una carta confirma la ubicación:

« El otro día, cuando al bajar por los desfiladeros de Kuenlun, ustedes lo llaman Karakórum, vi caer una avalancha. Había ido personalmente a ver a nuestro jefe para presentarle la importante oferta del señor Hume, y cruzaba hacia Ladakh, en mi camino a casa. »
(Carta Mahatma 4, p12, por noviembre de 1880)

Podemos deducir que las residencias de los Mahatmas se encontraban en el Valle de Shaksgam, actualmente ocupado por la China y que forma parte de una de las regiones considerada por muchos viajeros como entre las más hermosas del mundo por la belleza de sus paisajes, pero desafortunadamente en disputa entre la India, Pakistan y China.


Damodar en una carta personal a William Judge le relata la visita que hizo por medio de su doble astral a las casas de los Mahatmas (fechada el 28 de Junio de 1881)

« Sentí una sensación muy agradable como si estuviera flotando fuera de mi cuerpo. No puedo decir cuánto tiempo pasó entre ese momento y ahora que te lo estoy relatando. Pero vi que estaba en un lugar peculiar. Era el extremo superior de la región de Cachemira al pie de los Himalayas. Vi que era llevado a un lugar donde sólo había dos casas, una enfrente de la otra y ningún otro signo de la habitación.

De uno de esas casas salió la persona que me había escrito la carta Hindi anteriormente referida y que ha sido posteriormente correspondiente conmigo. Puedo mencionarte su nombre ya que ha permitido que éste se publique en el libro del señor Sinnett llamado “El Mundo Oculto” que justamente acaba de salir. El Sr. Sinnett ha dedicado el libro a esta persona “Kuthumi”. Era su casa. Del otro lado es la casa de su Hermano.

K. me ordenó que lo siguiera. Después de recorrer una corta distancia de cerca de media milla, llegamos a un pasaje subterráneo natural que se encuentra bajo los Himalayas. El camino es muy peligroso. Hay un curso superior del río Indo que fluye por debajo con toda su furia. Sólo una persona puede caminar sobre él al mismo tiempo y un paso en falso sella el destino del viajero. Además de este rio hay varios valles que se cruzan. Después de caminar una distancia considerable a través de este pasaje subterráneo que entramos en una llanura abierta en L ----- k. [¿Ladakh?] »

En 1884, C. Ramiah relató en la revista de la Sociedad Teosófica, una serie de visiones y experiencias fuera de su cuerpo relacionadas con el Mahatma Kuthumi, aquí pongo una parte:

« Al final del pasado mes de agosto [de 1884], yo estaba en oración como de costumbre, cuando surgió un rayo dorado de luz y apareció el Mahatma [K.H.] en toda su gloria. [Me señaló que lo acompañara y lo seguí de cerca] … Después de atravesar muchas montañas y valles peligrosos, llegué a una amplia meseta y a cierta distancia percibí un grupo de finos árboles bajo cuya sombra había un casa muy limpia haciendo frente al este. Fui allá, y en su entrada vi Mahatma Kuthumi sentado solo, y mi mente me dijo que era su propia casa. Le mencioné esta curiosa visión al señor Damodar K. Mavalankar y él me dijo que yo debía tratar de ver lo más que pudiera, y esto me motivó a volverlo a hacer.

(Esta es una descripción correcta, en sí, de la casa del Mahatma)

Tres o cuatro días después de esta entrevista, la misma visión se me apareció, y frente a la casa del Mahatma K.H. apareció otro grupo de árboles rodeando otra casa, había una distancia aproximada de una milla o dos entre las dos casas, y también había allí un pequeño templo con su cúpula a medio camino de las dos. Esta otra casa sentí por intuición que pertenecía al otro Mahatma.

(Esta descripción corresponde a la casa del otro Mahatma [Morya]) »
(The Theosophist, Octubre 1884, p138-139. Entre paréntesis son las notas del editor que en ese entonces era Subba Row)

Charles Webster Leadbeater al principio del capítulo II de su libro Los Maestros y el Sendero (1925) da una descripción de la pintura conocida como “un Barranco en el Tíbet” (A Ravine in Tibet).


Según él, para entonces Djwal Khul (discípulo del Mahatma Kuthumi) ya se había vuelto un Maestro y a petición de Blavatsky, le precipitó ese cuadro como recuerdo de su estancia con los Mahatmas. Posteriormente da una larga narración describiendo la escena, de la cual les pongo una pequeña parte:

« A la izquierda de la pintura, se ve al Maestro Morya a caballo cerca de la puerta de su casa. La morada del Maestro Kuthumi no aparece en la imagen, estando más arriba en el valle alrededor de la curva a la derecha. Madame Blavatsky le rogó al Maestro Djwal Khul que apareciera en la escena. Él en un principio se negó, aunque al final aceptó aparecer como una pequeña figura parada en el agua y agarrando un palo, pero ¡con la espalda al espectador! »

Esto último es una cursilería que no corresponde con el carácter de Djwal Khul como aparece en las Cartas Mahatma. Lo que me hace confirmar mi sospecha que esta narración la inventó Leadbeater basándose en los textos anteriores para hacer aparecerla verosímil. Algo que por cierto acostumbraba seguido hacer (ver obras escondidas de Leadbeater).

Ahora que ya tenemos más o menos la dirección,


¿CONVIENE IR A BUSCAR A LOS MAHATMAS?

Disculpe honorable Lama, ¿de casualidad no ha visto dos casas, una enfrente de la otra con un pequeño templo en medio, cerca de un lago y una montaña...?

Aunque se vea tentador, no se los recomiendo. Primero porque no sabemos si todavía siguen viviendo ahí (aunque yo sospecho que sí). Segundo porque los Mahatmas están frecuentemente viajando. Y tercero porque estos lugares se encuentran protegidos por servidores elementales para que no sean descubiertos por el profano. Estos elementales generan imágenes ilusorias de rocas sólidas o de suelo sólido ininterrumpido, o por abismos inaccesibles o cualquier otro obstáculo que hace que se regrese la persona equivocada pero cuya ilusión se disuelve cuando el que debe encontrarlos llega en el momento adecuado. (ver lugares secretos de los Adeptos)


(Nota: La imagen al principio es ilustrativa y corresponde al templo Kinkaku. Lo preciso porque no vaya a ser que piensen que realmente le tomé una foto a la residencia de Kuthumi...
...es broma.)


 
 
 
 
 
 
 
CASAS EN CEILÁN
 
Los maestros Kuthumi y Morya también tenían casas en la isla de Ceilán, no sé si esas casas eran una segunda residencia, o si primero ellos vivieron ahí y luego se fueron a vivir a Cachemira. La investigadora Marina Cesar Sisson escribió lo siguiente sobre este asunto:
 
Este interés de Blavatsky por Ceilán, y la propia referencia del Maestro Morya señalada arriba, diciéndole que “ella haría bien si se preparase para lo peor y para establecerse en Ceilán” puede ser mejor comprendida cuando tomamos en cuenta la revelación que Madame Blavatsky hace a su tía respecto de su Maestro:

« Él es un maestro buddhista, pero no de la iglesia dogmática, en cambio si perteneciendo a Shivabhavika, o así llamados Ateus de Nepal (?!!). Él vive en Ceilán pero lo que él esta haciendo allá, yo no lo sé. Yo no puedo, ni se permite contarle todo querida tía, pero el final fue que dejé Nueva York y como un resultado de eso quedé por siete semanas en el desierto, en una floresta en Shangai, donde yo lo veía todos los días; primero en presencia de un estudioso hindú del Budismo y más tarde sola, y yo estaba casi muriendo de miedo cada vez. Este hindú no estaba en su doble sutil, pero si en su cuerpo normal. Y él fue el primero en organizar la Sociedad Teosófica»
(Blavatsky Speaks I, p.222)


Y esta afirmación de Blavatsky es corroborada por Maji, aquella yoguina que, como citamos en el Informativo HPB n°2, Madame Blavatsky, Olcott y Damodar habían encontrado en Benares, en 1879.

Maji, que tenía poderes psíquicos, decía que:

« Su Maestro de ella era el mismo que el de Madame Blavatsky, y que él había nacido en Punjab, pero generalmente vivía en la parte del sur de la India y especialmente en Ceilán. Él tiene cerca de 300 años y tiene un compañero más o menos de la misma edad, no obstante ambos no aparentan mas de cuarenta. Y en pocos siglos él entrará en el cuerpo de un “Kshatriya” (la casta de guerreros) y hará algunas grandes obras por la India»
(Eek, p.38)


Y Damodar cuenta en una carta para William Judge, que en una ocasión el maestro Kuthumi (simbolizado por ‘?’) lo llevó a un cierto lugar en Ceilán, y por las descripciones que dio, queda claro que esto ocurrió en 1880, durante el viaje con Blavatsky y Olcott.

Damodar dice que una noche, cuando él se preparaba para dormir, el maestro Kuthumi apareció en sus aposentos y lo condujo a un lugar que parecía una pequeña isla:

« En el tope de la construcción había una luz triangular, y visto desde lejos una persona en la orilla del mar pensaría que es un lugar aislado que estaba todo cubierto por arbustos verdes. Pero eso apenas era la entrada y nadie lo puede encontrar, a no ser que el ocupante desee que la persona halle el camino.

Después de llegar a la isla, tuvimos que dar una vuelta por unos cinco minutos, antes de llegar al frente de un verdadero predio. Y allí, en un pequeño jardín en el frente, encontramos uno de los Hermanos sentado. Yo lo había visto antes en la sala del Consejo, y es a él que este lugar pertenece. Kuthumi se sentó al lado y yo quedé de pie en frente de ellos.

Estuvimos allí cerca de media hora. Me mostraron una parte del local. ¡Qué agradable es! Y dentro de este local hay una especie de pequeño cuarto donde el cuerpo quedaba reposando cuando el Espíritu anda viajando. ¡Qué sitio tan encantador y fascinante! ¡Qué agradable perfume de rosas y de varios tipos de flores!

Desearía que me fuese permitido volver a visitar aquel lugar nuevamente si yo fuese a Ceilán en otra ocasión»
(Eek, p.56)


Y como tenemos la referencia de Madame Blavatsky que el Maestro Morya vivía en Ceilán, es probable que esa isla sea su morada que Damodar visitó. Y Damodar cita en otra carta para Judge, que él también había sido llevado a otros inmuebles en Ceilán, y uno de ellos era una casa privada de Kuthumi:

« En mi última carta yo le omití mencionar los otros dos lugares a los cuales fui, llevado antes de este último que le mencione en mi carta anterior. Pero como no estoy autorizado a describirlos, me abstendré de hacerlo por el momento, hasta que me sea permitido. Apenas diré que uno de ellos está cerca de Colombo, y es una casa privada de KH, y el otro próximo a Kandy, es una biblioteca»
(Eek, p.57)


Colombo es la capital de Ceilán y queda a la orilla del mar, y la ciudad de Kandy se sitúa en la parte montañosa, no muy distante del Pico de Adán, en cuyo sopié quedaba el monasterio de Sumangala.

Y siendo Ceilán un sitio donde el Maestro Morya y el Maestro Kuthumi poseían residencias, y siendo una tierra donde la “posibilidad del ser humano de adquirir los exaltados poderes psíquicos del adeptado, y el hecho de que ellos pueden ser adquiridos frecuentemente” era un conocimiento muy difundido, y donde una “comunidad de 500 de estos Rahats o Adeptos, habían anteriormente residido”.

Entonces comenzamos a entender mejor porque Madame Blavatsky fue para allá en el inicio de sus viajes, o su interés por esa región, o el proyecto de que la sede de la Sociedad Teosófica se instalara allí, y también porque esa isla merece ser llamada Tierra de Arhats.


(Este artículo fue publicado originalmente en el Informativo HPB n°6, de enero del 2000)


 
 
 
 
CASA EN BOMBAY
 
Los maestros transhimaláyicos también disponían de una casa a las afueras de Bombay para poder hospedarse ahí cuando se requiriera. Y sobre esta residencia el coronel Olcott escribió lo siguiente:
 
« Hubo una serie de extraños acontecimientos de los cuales mi amigo Mulji Thackersey fue testigo. Por ejemplo, el 29 de marzo de 1879, Blavatsky le pidió a Mulji que consiguiera una calesa, y cuando esta llegó, ella se subió al vehículo junto con él. Ella se rehusó a contestar sus preguntas respecto a donde iban y simplemente le dijo que le ordenara al conductor en su idioma dar vuelta a la derecha o a la izquierda o ir derecho hacia adelante, según ella le dijese.

Al regresar por la tarde Mulji nos contó lo que ocurrió. Ella había dirigido el curso por numerosas calles serpenteantes y caminos vecinales, llegando a un suburbio de Bombay, a ocho o diez millas de distancia, en un bosque de coníferas. Creo que el lugar se llamaba Parel, aunque puedo estar equivocado. En todo caso, Mulji conocía el lugar, ya que en ese suburbio habían cremado el cadáver de su madre.

En el bosque los caminos y senderos se cruzaban entre sí de manera confusa, pero Blavatsky nunca vaciló respecto a la dirección a seguir pidiéndole al conductor dar vueltas aquí y allá hasta que llegaron a orillas del mar.

Y finalmente para sorpresa de Mulji, ellos se encontraron frente al portón de una mansión privada con un magnífico jardín de rosas en el frente y hermosas construcciones con espaciosas verandas orientales en el fondo.

Blavatsky se bajó y le dijo a Mulji que la esperara ahí y que de ninguna manera se le ocurriera atreverse a ir a la casa, así que Mulji se quedó esperándola lleno de perplejidad; ya que él, que era una habitante de Bombay de toda la vida, jamás había sabido nada de semejante propiedad.

Se acercó a uno de los varios jardineros que estaban arreglando y cuidando a los rosales, pero el hombre no le dijo nada respecto al nombre del dueño de la casa, ni cuánto tiempo había vivido ahí, o cuando se había construido esa casa: algo de lo más inusual entre hindúes ya que a ellos les encanta conversar.

Blavatsky había caminado derecho hasta la casa, y ahí fue cordialmente recibida en la puerta por un hindú de elevada estatura, el cual tenía una apariencia distinguida y notable, y estaba vestido completamente de blanco, y después de saludarse ellos entraron.

Posteriormente reaparecieron los dos, el misterioso desconocido se despidió de ella, y le entregó un gran ramo de rosas, que uno de los jardineros le había dado con este propósito, y Blavatsky regresó con su escolta, se subió a la calesa, y le ordenó al conductor llevarlos de regreso a su domicilio en Bombay.

Todo lo que Mulji le pudo sacar de información a Blavatsky fue que el desconocido era un Ocultista con el que ella estaba relacionada y que ese día había tenido que tratar algunos asuntos con él.

Y la cosa más extraña de toda esta historia era que, por lo que sabíamos, no había posibilidad alguna para que Blavatsky hubiese aprendido algo acerca de este suburbio y de la manera de llegar a él, en todo caso desde nuestra reciente llegada a Bombay, ya que ella nunca había dejado el domicilio donde estábamos hospedándonos; sin embargo ella demostró conocer perfectamente el lugar.


Mulji estaba tan asombrado con esa experiencia que fue a contárselo a sus amigos, lo que llevó a uno de ellos, que profesaba conocer perfectamente el suburbio en cuestión, a apostar 100 rupias que no había una casa semejante a la orilla del mar y que Mulji no podría guiarlo a ese lugar.

Y cuando Blavatsky escuchó de esto, ella le aseguró a Mulji que él perdería esa apuesta, pero Mulji declaró que podía volver sobre cada punto del camino por el que se habían ido y aceptó la apuesta.

Yo hice llamar a un carruaje de inmediato y los tres subimos. Y por medio de otro intérprete hindú, le ordené al cochero que siguiera estrictamente las indicaciones que le mencionara Mulji y nos fuimos.

Después de un largo viaje en coche por caminos tortuosos, por fin llegamos al suburbio en cuyas umbrías profundidades se suponía que debía estar la misteriosa casa.

El suelo era arena de mar casi pura, con un mantillo marrón de agujas de pino, o con alguna otra conífera (posiblemente la casuarina).

Pudimos ver una cantidad de caminos que corrían en diferentes direcciones, y le dije a Mulji que debía mantener una vigilancia aguda porque de lo contrario seguramente se perdería. Pero él sin embargo, estaba tan seguro como era posible, a pesar de la advertencia que le había hecho Blavatsky sobre la pérdida segura de sus 100 rupias.

Durante una hora estuvimos recorriendo la zona, tanto hacia un lado como hacia el otro, y deteniéndonos periódicamente para que Mulji bajara del vehículo y mirara a su alrededor.

Finalmente y justo un minuto después de su última declaración de que esta vez él estaba completamente seguro de que íbamos en la dirección correcta hacia esa misteriosa casa que se encontraba junto al mar, un tren pasó cerca de un terraplén y le mostró al pobre Mulji que en realidad nos había guiado:

¡En la dirección opuesta!

Le ofrecimos darle más tiempo, pero él se sintió tan desconcertado que aceptó su fracaso y regresamos a casa.


Posteriormente Blavatsky nos dijo que Mulji podría haber encontrado esa casa mística si no tuviese en sus ojos un embeleso, y que además, esa casa, como otros lugares habitados por Adeptos, siempre están protegidos de la intrusión de extraños por un círculo de ilusión formado a su alrededor, y custodiado y mantenido con potencia por servidores elementales.

Y esta casa en particular estaba bajo el constante cuidado de un agente confiable, y esa residencia se usaba como un lugar ocasional de descanso y reunión para los Maestros y sus discípulos cuando estaban de viaje.

Y ella nos explicó que de la misma manera, todas las antiguas bibliotecas que se encuentran actualmente enterradas, me refiero a esa vasta cantidad de tesoros que deben mantenerse escondidos hasta que el Karma requiera su restauración para que sean usados por los humanos, esos lugares también están protegidos para que no sean descubiertos por el profano, por imágenes ilusorias de rocas sólidas, de suelo sólido ininterrumpido, por abismos inaccesibles, o cualquier otro obstáculo que hace que se regrese la persona equivocada pero cuya Mâya [ilusión] se disuelve cuando el que debe encontrarlos llega en el momento adecuado»
(Viejas Hojas de un Diario II, capítulo 4)