Sobre este tema, en su libro “Principios ocultos de salud y curación”,
Max Heindel escribió lo siguiente:
« Se sabe que
todas las cosas, incluyendo nuestros alimentos, irradian continuamente pequeñas
partículas que son un índice de aquello de donde emanan, expresando inclusive
su calidad. De esta manera, cuando llevamos el alimento a la boca, una cantidad
de esas partículas invisibles penetran en la nariz, y al excitar el tracto
olfativo nos indican si el alimento que vamos a tomar es adecuado o no, siendo
el olfato el que nos induce a desechar los alimentos que tienen mal olor, etc.
Pero, además, fuera de esas partículas que nos
hacen el alimento atrayente o repulsivo por su acción sobre el tracto
olfatorio, hay también otras que penetran en el hueso esfenoides y actúan sobre
el Cuerpo Pituitario, provocando la alquimia de Urano, merced a la cual se
forma una secreción que es inyectada en la sangre.
Esto favorece la asimilación por intermedio del
éter químico, afectando así el crecimiento y bienestar normales del cuerpo
humano durante la vida. Sin embargo algunas veces esta influencia uránica del
Cuerpo Pituitario es excéntrica y causa crecimientos anormales y extraños, que
producen los fenómenos o rarezas que a veces nos es dado observar en la
Naturaleza. »
(Capítulo 1)
OBSERVACIÓN
Desafortunadamente esto que dijo Max Heindel es falso
porque en realidad el
éter químico no existe debido a las razones que les explico
en este otro capítulo.
(Link)
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