¿QUIÉN TIENE MIEDO DE UG KRISHNAMURTI?

 

 
(Upaluri Gopari Krishnamurti es un filósofo todavía más radical que Jiddu Krishnamurti, y en este artículo su autor describe un poco la vida, personalidad y enseñanzas de este iconoclasta indio.)
 
 
 
Hablar de U.G. Krishnamurti (Upaluri Gopari Krishnamurti) no es fácil. Es un filósofo radical y controvertido que provoca reacciones extremas respecto a su enseñanza. He aquí una pequeña muestra de sus mensajes que son auténticos dispositivos explosivos que detonan conceptos establecidos:
 
    -   "Hacer el amor es una guerra.”
    -   “Causa y efecto es el lema de las mentes confusas.”
    -   “El yoga y las dietas saludables destruyen el cuerpo.”
    -   “El cuerpo es inmortal, no el espíritu.”
    -   “Dentro de ti no hay nada más que miedo.”
    -   “La comunicación es imposible entre los seres humanos.”
    -   “Buda era un excéntrico.”
 
 
¿Qué significa todo esto?
 
En mi opinión es pura iconoclasia. Destruye todos los íconos y trastoca todos los conceptos afirmando sus antítesis, impactando a los lectores.
 
Muchos huirán ante el loco, el anticristo, el nihilista. Sin embargo tales afirmaciones tienen el poder de revelarnos cuán apegados estamos a nuestro mundo interior, construido sobre el miedo y la esperanza, y formado por palabras, imágenes, conceptos, creencias y descripciones que tienen sentido para nosotros, y de alguna manera nos brindan seguridad y comodidad psicológica.
 
Aquellos que desean la religión como un camino pavimentado hacia lo Divino se negarán incluso a reconocer sus mensajes, y al hacerlo ciertamente estarán afirmando y defendiendo a sí mismos, es decir aquellas opiniones, creencias e ideologías con las que se identifican.
 
Veamos otro extracto de las declaraciones de UG:
 
-        "Todas las palabras que utilizamos son 'sobre', 'con respecto a', 'acerca de'... no tienen realidad. Son abstracciones mentales, actúan en el plano virtual."
 
De hecho, todo lo que sabemos viene de fuera de nosotros. Cuando nacemos, somos como una pizarra en blanco en términos de conocimientos, creencias, etc. (pero no en términos de tendencias o propensiones, que son innatas).
 
¿Qué pasa entonces?
 
En primer lugar, nuestros padres nos enseñan los nombres y descripciones de las cosas. Luego las escuelas, las universidades, las iglesias, la cultura dominante, etc., forman nuestro ego mental, nuestra personalidad (que como sabemos, viene del griego: PERSONA, que significa Máscara).
 
Cabe señalar que la sociedad, sus valores y leyes, los sistemas políticos y religiosos, producen un gran conjunto de información y valores que paulatinamente se incorporan a los niños, recreando en su mente una copia del mundo que les rodea.
 
En esta masa de información se incluyen innumerables contenidos psicológicos, de carácter tribal, político, moral o religioso, que definen, condicionan y limitan la conciencia humana. Y dentro de estos límites, ya sean estrechos o amplios, surge y se desarrolla la noción de que cada uno de nosotros es un sujeto personal, permanente, único y separado (al que llamamos ego), que tiende a aferrarse a estos valores y defenderlos tenazmente, rechazando cualquier cosmovisión que pueda amenazar sus contenidos fundamentales.
 
Que el lector vea por sí mismo, al leer algunas de las despiadadas declaraciones de UG, si siente que alguna opinión o valor es cuestionado, si no se "encierra" instintivamente en sí mismo, rechazando tales mensajes:
 
-        “El servicio humanitario es un cultivo total del ego.”
-        “Ir a la iglesia o ir al bar a tomar una copa son lo mismo.”
-        “Dios, el Amor, la Felicidad, el inconsciente, la muerte, la reencarnación y el alma son productos de nuestra rica imaginación.”
-        “Freud es el fraude del siglo XX, mientras que Jiddu Krishnamurti es su mayor impostura.”
 
Nótese que UG derriba todas las imágenes y conceptos sin perdonar nada ni a nadie, atacando incluso imágenes consideradas intocables o sagradas como Buda, Jesús, Freud e incluso Jiddu Krishnamurti, el famoso sabio indio del siglo XX, con quien UG tiene mucho más en común que sólo un nombre (en los nombres propios indios, el apellido va primero y el nombre al final).
 
Cabe señalar que UG tenía una fuerte relación con Jiddu Krishnamurti, quien también lo respetaba; de hecho UG bebió de las claras aguas de este maravilloso sabio, antes de perderlo todo en su vida, a partir de los 49 años, cuando comenzó un proceso que él llamó "calamidad", llevándolo a separarse de su familia, perder sus posesiones, su prestigio (era un orador muy respetado), y también a vivir mucho tiempo como mendigo en Inglaterra, yendo después a Suiza y al Consulado de la India para pedir la repatriación a su patria, ya que:
 
-        "Allí (en la India) al menos no podrán expulsarme, después de todo nací en ese país. Quién sabe, tal vez pueda sentarme bajo un árbol de baniano y mendigar mi sustento a la gente que pasa por allí."
 
 
Quien rechace sumariamente su mensaje y lo transmita manteniendo intacta su estructura mental, perderá la gran oportunidad de ver reducidas a cenizas sus convicciones, que no son suyas, pues ni las descubrió ni las creó, sino que sólo las aceptó por miedo o por conveniencia.
 
Al derrumbarse este edificio, el Ser, hasta entonces limitado al pequeño ego mental, tendrá la oportunidad de liberarse de toda clase de escombros y podrá entonces, por así decirlo, reconciliarse con el Misterio del que surgió.
 
Normalmente, sin embargo, no sólo consideramos que estas convicciones no son obstáculo para el famoso "religar" con el principio Divino, sino, muy al contrario, consideramos que son exactamente el camino hacia este objetivo.
 
Esto demuestra hasta qué punto somos esclavos de nuestros contenidos mentales; Esto es innegable, aunque rara vez nos damos cuenta de ello. El pensamiento y la palabra son la base de toda creencia; pero la palabra, sea cual sea, siempre es ACERCA DE, sobre, concerniente a algo.
 
Todo lo que tenemos son ideas, pensamientos, palabras que representan algo, y todo va formando poco a poco nuestra interpretación de una determinada Realidad que permanece intacta. Nuestra visión del mundo espiritual está limitada por las creencias que tenemos y, como dijo UG, la palabra se convierte en la máscara de la Realidad que subyace a todos nosotros.
 
Nuestra existencia es compleja, y los seres humanos, ignorantes de esta Realidad más allá de lo mental, más allá de las proyecciones humanas, y completamente inconscientes de que “no saben y no saben que no saben”, y que, además esta Realidad no puede traducirse en creencias, palabras y conceptos, se llenan de leyendas, mitos, ilusiones y fantasías para ayudarles en la incertidumbre y falta de sentido de sus caminos.
 
De esta ignorancia se desprende que sólo somos las ideas y sentimientos que tenemos, ideas que nos son transmitidas a través de la interacción social y la experiencia. Nuestra mente está formada por sus contenidos, que continuamente se manifiestan y chocan entre sí, en conflicto, alternando en “poder”, etc.
 
Es bien conocida la metáfora budista que compara la mente con una casa sin amo: cada vez que un contenido determinado, en forma de pensamiento, se vuelve predominante, actúa como dueño de toda la casa y determina el curso de nuestras acciones, lo que provoca innumerables consecuencias, e incluso puede ser motivo de dolor y arrepentimiento más adelante.
 
Se puede decir entonces que como entidad independiente, “la mente es un mito”, como dice UG: sólo hay contenidos llenos de energía emocional que quieren repetirse, propagarse, manifestarse indefinidamente.
 
Cuando notamos el ruido constante de emociones y pensamientos autónomos, compulsivos y conflictivos, surge naturalmente en el ego el deseo de liberarse de todo ello, aspirando a la paz mental, la paz y la felicidad. Surgen entonces diversas técnicas de concentración, meditación, contemplación, oraciones, rosarios, repetición de mantras, etc., que se convierten en prácticas que apuntan a un objetivo: el silencio de la mente, a través del cual se busca limpiar el vínculo de conexión con el Universo, la Verdad, lo Divino.
 
No nos damos cuenta, sin embargo, de que cualquier actividad donde haya un "sujeto" (el ego) que apunte hacia un objetivo distante (lo Divino, la Paz, la Felicidad, etc.) requerirá el gasto de esfuerzo a lo largo del tiempo, para obtener méritos y mejoras – y esto refuerza al mismo ego que uno desea silenciar o trascender.
 
En otras palabras, mientras haya “alguien” que quiera lograr “algo”, se recreará la relación dual que está en la raíz de la separación entre el hombre y Dios.
 
¿Qué hacer?
 
Nos encontramos entonces en una situación delicada: por una parte, la mente (a menudo comparada con un pequeño mono que salta de rama en rama) nos conduce a preocupaciones, angustias y todo tipo de tormentos, Y por otro lado, vemos que ese mismo monito quiere buscar una solución al ruido y al parloteo, forzándose al silencio, lo que genera un esfuerzo mental inútil y hasta peligroso (aquí es bueno saber que el desgaste energético que hace el ego para permanecer quieto, meditativo, contemplativo, etc., puede provocar daños neurológicos).
 
Resulta que el silencio de la mente no puede provenir de una acción intencional del ego, que es la raíz del parloteo; Al intentar anularse a sí mismo, sólo conseguirá perpetuarse. Pero puede provenir de la comprensión de que la idea del ego también es una construcción mental, carente de realidad. En este caso, todo esfuerzo se vuelve completamente innecesario; No se trata de reconectar el ego con Dios, sino simplemente de darse cuenta de que no hay nada separado de la Totalidad, excepto la idea de separación - y, por lo tanto, el movimiento de búsqueda de una Realidad trascendente termina siendo la perpetuación del buscador.
 
Por eso UG, como el maestro radical que es, enfatiza que la búsqueda es el último obstáculo del buscador y debe cesar. Se refiere al "estado natural", como un lago tranquilo y sin ondas, que es la Felicidad misma - pero cualquier movimiento, incluso hacia la búsqueda de esta dicha, ya introduce dualidad, perturbación y ansiedad.
 
El "estado natural" del que habla es sin duda un estado de silencio, de vacío interior, y es imposible de alcanzar intencionalmente mediante la práctica de técnicas meditativas, terapias, rituales, contemplación, etc., ya que estos procesos están siempre recreando la relación sujeto-objeto, lo que siempre presupone tiempo, esfuerzo y devenir.
 
Por eso UG dice que "el estado natural es acausal: está más allá del hacer, de la causa y el efecto".
 
Así, si el ego, reconociendo su estado de tormento interior, se da cuenta profunda, completa y totalmente de que no puede hacer nada para alcanzar la ansiada unión con lo Divino, entonces puede cesar todo esfuerzo y descansar precisamente en esa dicha.
 
Sin embargo, la mayoría de la humanidad prefiere tener la comodidad de una creencia “oficial”, de una religión organizada en torno a las enseñanzas de los grandes Maestros de la humanidad. Es cierto que, por lo general, no se trata de experiencia personal; Creemos que sabemos algo porque “creemos” en contenidos, creencias y lecciones que escuchamos de otros, siendo estas creencias y prácticas la supuesta forma de deshacernos de nuestro dolor, miedos y dolencias.
 
Personas como ésta necesariamente se retractarán inmediatamente al entrar en contacto con UG, etiquetándola de hermética, radical, seca, autoritaria, etc., lo que sin duda es una interpretación compatible con sus valores y creencias, pero totalmente carente de libertad: estamos de acuerdo con quienes están de acuerdo con nosotros, y estamos en desacuerdo con quienes no están de acuerdo con nosotros; Sin embargo, nunca alcanzamos un estado de conciencia más allá de estar de acuerdo o en desacuerdo.
 
Aquellos que quizás estén en un proceso que podríamos llamar “el despertar de la comprensión” tendrán una visión muy diferente. Al no tener contenidos radicales ni puntos de vista que defender, podrán descubrir en UG una extrema belleza y compasión, que incluso se niega a declararse como tal, prefiriendo que esta percepción surja de forma natural, espontánea.
 
¿No es éste el extremo del amor, que, como el perfume de una flor, no pide ser apreciado, sino que está disponible para todos?
 
 
Para concluir, un pensamiento más de UG Krishnamurti, que en cierto modo resume toda su enseñanza:
 
-        "La llamada realización de uno mismo es el descubrimiento, para uno mismo y por uno mismo, de que no hay nadie a quien descubrir."
 
EFL Costa (Dhyan 1) y JC Cavalcanti
 
 
 
Fuente: http://www.desenredo.com.br/Textos/UG_Artigo.htm
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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