Juliano
durante muchos años fue miembro de Nueva Acrópolis, y él perteneció al cuerpo
de seguridad donde tuvo un cargo de mando, y a continuación les transcribo su
testimonio:
En
los seis meses finales del 2010 escribí en la soledad de mi estudio, un libro titulado
“El Gran Engaño” enfocado en la
historia, la doctrina y los daños que causa la secta militante Nueva Acrópolis.
Los
sonidos del tecleo cruzaban el otoño trayendo de vuelta, las imágenes del
pasado: paisajes, escenas y experiencias. El
Gran Engaño fue una cita con mis recuerdos y con lo sabido en el tiempo de
la libertad. Aquello fue un alud de reflexiones e investigaciones. Deseaba
compartir mis vivencias, mis descubrimientos.
Al
sumar páginas recordaba que al irme de Acrópolis reflexioné largamente por qué
me hice parte y cómo fui defraudado. Pero más todavía: escuchar, al paso del
tiempo, los relatos sobre el agravio a los integrantes que permanecieron y a
los que llegaron después, incluso a algunos que nacieron en la secta, me
confirmó la utilidad social de lo que hacía.
Hilaba
capítulos habiendo constatado las huellas emocionales, los matrimonios
destrozados, las expectativas de vida frustradas, las maternidades arruinadas, la
pérdida de los afectos, los daños morales, el dolor y, sobre todo, el fantasma
que los rondaba el de ser responsables de lo sucedido, no la organización y sus
líderes. Me afectó más lo que supe de los otros, que lo que me ocurrió.
Entonces busqué abrir un faro de advertencia sobre las manipulaciones que hace
Nueva Acrópolis y ofrecer esperanza de que si es posible salir y sanar por
medio del acto fundamental de saber.
El
libro fue para dar voz a quienes viven esas experiencias a nivel global y
hallarles un poco de justicia, no fue solo para mí.
Verificando
archivos, pensaba en las denuncias, reportajes, relatorías de comparecencias en
Europa. Sin restarles mérito, me parecía que yo podía aportar una hilación más
a lo profundo, por lo que me propuse articular una descripción a diferentes
niveles, para alertar sobre las verdaderas intenciones y prácticas del grupo
fundado por Livraga Rizzi.
Mucho
sucedió, pero nadie esperaba que El Gran
Engaño fuera profético. Lo descrito en sus páginas se corroboró por
experiencias de los integrantes de la secta. Como anticipó el libro, Nueva
Acrópolis México sufrió una desbandada que casi la destruyó. Igualmente se
comprobó que el culto al poder que tiene la secta es grave, incluso para ellos
mismos, porque posibilitó que sus dirigentes Lidia Pérez López y Esmeralda
Osuna Lafarga se apoderaran de la secta en el país y le cambiaran el nombre,
para crear una facción llamada Inspira.
¿He dicho profecía?
No.
Fue un pronóstico, basado en la lógica del mundo descrito y su actuación.
No
estoy aquí para destruir una secta. Las sectas se destruyen solas.
Hoy,
al cumplirse 50 años del golpe de Estado en Chile, recordé la admiración de
Livraga por el dictador Pinochet. En la coyuntura de los dramas libertarios
consideré que podía brindar este testimonio de hechos relacionados con el
libro, pero más todavía, para hablar del presente y del futuro, contigo libre
de la secta.
Durante
la primera distribución de El Gran Engaño,
Nueva Acrópolis tuvo una reacción de violencia que implicó, en última
instancia, la amenaza implícita de matar. No contaré los detalles al ser
delicado e implicar seguridad de los afectados, pero tengo autorización para
brindar datos que te permitirán saber lo que pocos o nadie supieron por
entonces.
Por
mi parte, no fueron esos hechos por los que dejé de hacerme ver. Mi primera
idea fue hacer circular el libro gratuitamente y nada más. Después me pregunté
si habría ex integrantes que lo leyeran y desearan ampliar las denuncias. No
obstante, las redes sociales con sus alcances e interacción estaban menos
desarrolladas que ahora, por ende, no tuve mensajes, ni de México, ni de
ninguna parte y, como te comentaré, no hallé utilidad en realizar acercamientos.
Así que finalicé, porque había cumplido mi objetivo.
¿Por qué
entré en Nueva Acrópolis?
Sé
que algunos de quienes me leen pueden estar interesados en saber si mi
testimonio los afecta, porque son responsables de abusos económicos y sexuales.
Sin embargo, mi enfoque no está en ellos. Y no se me puede acusar de nada de
eso, porque nunca lo cometí. Mi responsabilidad fue distinta. Es la de un tipo
de integrante que busca un compromiso existencial. Mi responsabilidad fue
hablar de falsedades como si fueran verdades. Que las creyera ciertas y fuera
la tónica de algunos, nunca me ha hecho sentir mejor.
Había
un matiz. Desde el principio reconocí, además de la filosofía, el contenido de
esoterismo de Blavatsky y de nazifascismo, que reitero, como lo dije en el
libro, que también me atrajo. Pensamiento característico de ciertos jóvenes que
se rebelan ante los sistemas tradicionales y que consideran que la democracia
puede ser una forma de dictadura, de 20 años creía que el nazismo era una vía
válida para contribuir a un mundo mejor y que falló porque lo traicionaron.
Lo
identifiqué desde las primeras clases y lo vi ante mis ojos cuando entré a
Fuerzas Vivas. Su ambiente de religiosidad pagana satisfacía en mí una
necesidad de mística, aunque antes había hecho cosas así. La estética, pero
sobre todo la tónica y los conceptos de los totalitarismos, fue algo que capté
de inmediato. Por eso entiendo que lo captó Westland New Post, grupo filonazi
que tomó clases en Acrópolis y de lo cual te contaré más adelante.
Llevaba
algunos pensamientos que no chocaron con lo que percibía de Acrópolis, sino al
contrario. Yo creía que una causa noble no podía avanzar solo con personas
amables, sino que se necesitaba un ejército para impulsarla. Yo me decía que un
problema era que los buenos rezan, mientras los malos los acuchillan. Se
necesitaban buenos y con cuchillo.
Esta
perspectiva no era únicamente mía, usando otras palabras era el talante de
Fuerzas Vivas, tal vez no de Brigadas Femeninas en ese estilo de fanatismo,
donde excepto algunas, las demás vivían lo que consideraban el compromiso,
formas que aprendías de publicaciones y que inferías de la misma existencia de
los círculos internos, aunque la mayoría no veía su trasfondo y muchos podían
haber estado igualmente atendiendo, mal, un bar.
Cuando
tuve la crisis, que fue definitoria, llevaba rato entendiendo que esa forma de
actuar era inmoral y lo peligroso de alentarla cuando se le añade un componente
esotérico o seudo-filosófico.
Cuando
llegó la hora de escribir El Gran Engaño,
supe que debía hacer esas confesiones para que contribuyeran a hacer entender
el contexto. Ahora profundicé para lo mismo. Para llegar a la luz, debes
mostrar algunas sombras.
¿Por qué
me fui de Nueva Acrópolis?
Yo
salí de Nueva Acrópolis porque en última instancia tuve una crisis moral.
Llevaba años convencido de que mis acciones eran (como se nos decía) en
beneficio de la humanidad, por medio de lo que Acrópolis denomina el servicio y
otras sectas la seva. Sin embargo, cuando presencié los abusos que ocurrían
tanto hacia otros integrantes como hacia mí, la consciencia empezó a despertar
de manera gradual. Pasé de justificar la realidad, a negarla y finalmente a
aceptar su veracidad.
Empezó
como una sensación física de desagrado ante la idea de presentarme en la sede y
luego fue una voz interior, insistente, que comenzó a cuestionar la naturaleza
de Nueva Acrópolis. La información captada aquí y allá se acumula en tu
inconsciente y emerge como lo que Acrópolis llama “la crisis”. Están
conscientes de su existencia y la definen como un episodio de debilidad
generado por el egoísmo y la pérdida de captación del integrante, con respecto
al esfuerzo que implica el servicio a la humanidad, y lo intentan sofocar
inyectando sentimientos de culpabilidad, vergüenza y dando castigos morales al
integrante, ya que saben que la crisis es en realidad un despertar de la
consciencia.
Es
importante señalar que la crisis en una secta no es un evento único. En plural,
considero a las crisis como resultado de acumulaciones en la experiencia del
abuso. En singular, una crisis puede ser definitoria. Todos hemos podido
observar que una crisis conduce a irse de Acrópolis o a hundirse más en ella.
Las crisis son en realidad producto de lo que la ciencia llama disonancia
cognitiva. Las crisis son una disonancia que presiona tu consciencia.
Por
lo general, la crisis se debe a un evento desencadenante. Te dicen algo, miras,
vives algo, que libera el efecto de las experiencias negativas acumuladas. En
mi caso, el evento desencadenante fue un reclamo que un joven guardia de
seguridad me hizo, en parte doloroso y en parte sereno. Me mostró el
sufrimiento que le causaban mis decisiones como su mando, las dudas que
experimentaba por la presión a la que lo sometía, que era, por cierto, menor a
la que yo me sometía y en la que me encontraba.
El
chico estaba en crisis. Por ende, pude haberlo silenciado, imponerle guardias
de castigo, exhibirlo en público, como se hace, pero a medida que lo escuchaba,
sus palabras me fueron causando una profunda impresión. Algo dentro de mí me
forzó a prestarle atención. Con sus palabras me fueron apareciendo sucesos cuya
interpretación pasó de ser la sabida, que eran compromisos de discipulado, de
superación del ego, de sacrificio necesario por un deber, a captarlos como de
naturaleza falsa y violenta.
Violencia
en todos los ámbitos que por años había ignorado, pero a la que estaba
adaptado, sintiéndola normal en nuestra comunidad, e hizo emerger en mi
memoria, momentos, emociones que yo había estado ensamblando.
Lo
oía, pero también me oía. Y una muy buena parte de eso era yo diciéndome que
estaba abusando moralmente de los demás, y para empezar de ese muchacho. Mi voz
me repetía con un tintineo incesante e inflexible que lo que ese guardia me
decía era, causándome un sentimiento de sereno horror, que era la cruel y
lacerante verdad.
Nunca
supe qué le llevó a decirme eso, es decir, qué le llevó a decirlo a mí. Pudo ir
con hachados, con el Jefe de Fuerzas Vivas o con el mismo Mando Nacional.
Aunque yo era su canal jerárquico, justo por ser la fuente de su incomodidad
pudo haberme evitado. Amén que le hubieran gritado, castigado y de paso a mí
por no contenerlo, amén de su ingenuidad por creer que protestar servía de algo,
quiero pensar que me lo dijo, además de por rebeldía, porque creyó que yo lo
podía escuchar y por eso, aunque de su vida personal no sabía nada, y luego que
dejé de verlo nada he sabido, lo considero amigo y le dedico este testimonio.
En
ese momento le respondí de manera evasiva, lo envié de vuelta a sus deberes y
me retiré a un salón vacío, preso de una serie de emociones que me cruzaban sin
poderlas contener y de pensamientos en desorden. Me sentí tocado en lo que
consideraba mi identidad más profunda. Me sentí enfrentado a la terrible
verdad, sin capacidad de huir de esa sensación, atravesado por un grito de
reclamo, de acusación que venía de mi mente, de que, en lugar de ser un guía,
me había convertido en un instrumento de sufrimiento y engaño para aquellos que
confiaban en mí.
Yo
era un apasionado defensor de la militancia, de la devoción a un Maestro y de
la colaboración en una causa noble que buscaba vivir y apuntalar no con
palabras, sino con mis actos. Sin embargo, en un instante, me di cuenta de que
en mi deseo de ayudar, me había vuelto, sin darme cuenta, parte de un sistema
que abusaba de la confianza de las personas y manipulaba sus vidas de una
manera que contradecía mis propios principios morales. Además, estaba tomando
consciencia de los horrores históricos del nazifascismo que, junto con el
sentido heroico, era parte de la médula de lo que considerábamos nuestra
mística.
Fue
una tormenta silenciosa que me presionó las sienes con el inflexible índice de
la vergüenza. Y lo que me pasó, lleno de esa vergüenza que me dolía como una
puñalada, martillándome, fue que en ese salón vacío donde yo había dado clase
de filosofía moral, de simbolismo y alcanzado los vuelos de comentar que no
veríamos el Mundo Nuevo, pero que ese mundo de belleza lo merecían las almas
del mañana, me senté donde los integrantes, y me cubrí el rostro, y ardua y
silenciosamente, me puse a llorar con lágrimas ardientes.
Me
habían espetado en la cara que había perdido de vista lo que realmente
significa ser una persona compasiva y justa. Y aun ahora que lo recuerdo,
vuelvo a sentir esa vergüenza, y me siento agradecido por ella.
Sus
palabras fueron el momento desencadenante de una crisis que me llevó a salir de
Acrópolis, también como suele ser, no de inmediato. Es difícil renunciar a los
afectos. Es difícil renunciar a lo que has tomado como una pauta sagrada en tu
existencia.
La
última vez que estuve en Acrópolis me paré frente al fuego del llamado templo
de Seguridad. Frente a la llama que de continuo ardía, recordé cuando me uní a
Acrópolis. Yo buscaba una causa. Sentí que la encontré en Nueva Acrópolis, como
la ofrecía. Recordé cuando me hice elemento de Fuerzas Vivas. La sensación de
acción cuando antes de la ceremonia del juramento, me indicaron que me colocara
la corbata negra en el espacio del tercer botón de la camisa del mismo color,
con la banda roja al brazo. “Posición de ataque”, me explicaron, y me supe
dispuesto a todo.
Y
lo que había de base, la idea de que los actos y sacrificios eran
trascendentes en beneficio de la humanidad era no más que un gigantesco y
patético engaño, porque la forma que adoptaba era lo opuesto a eso y era
inmoral.
Lo
que más me dolía era la traición de Acrópolis hacia el creer, pero lo estaba
procesando. Recuerdo que de pie frente a la veladora, mi expresión era serena,
y sentí mi mirada concentrada y en ella otra llama, ésta, la de un primer
atisbo, una certeza todavía vaga, de que la historia no iba a terminar así.
Cesé
los recuerdos, aprecié mi buena voluntad y, escuchando los sonidos del trabajo
sin fin, inútil para el mundo, de los que estaban afuera, pensé que puede haber
sueños celestes y despertares terrestres. Después salí y no me despedí de
nadie, ni pregunté por nadie en el futuro.
De
los que conocí, sólo de uno tengo especial recuerdo, un hombre de ideales que
merecían una mejor causa, de los que tienen silencios llenos de emociones y de
paisajes donde los héroes crean mundos. Los que pueden existir exactamente
donde no se encuentre Nueva Acrópolis. Años después supe que se había marchado
y fui muy feliz por él, aunque nunca se lo diga.
Consejos a
quienes se salen de una secta
Por
lo que he vivido, además de lo que he presenciado, en este testimonio añado
elementos que pueden serte útiles.
En
algún punto del camino, aun si te mueve el impulso de ayudar a que se conozca
el problema, la secta ha de desaparecer de tu vida y debes dedicarte a tus
proyectos. Construyendo tu vida deslizas fuera de ella las formas de
pensamiento y acción que la secta te impuso. Eres más tú que nunca, una vez que
te liberas.
Ten
presente que la secta siempre querrá demeritarte diciendo que estás “enojado,
resentido”. Claro que estás enojado. Los sujetos te estafaron. Pero ellos
intentan revertir el foco de la responsabilidad para ocultarse,
adjudicándotelo. O te culpan del problema que ellos causaron. Que un grupo
cometa un error y acuse a los demás de haberlo cometido, es un recurso tomado
de los criterios de Goebbels.
Cuando
estás saliendo de la influencia de la secta, te invito a evitar ciertos errores
al gestionar la situación.
1.
No analizar la experiencia y pretender que puedes seguir sin más. Uno de los
errores más significativos es no reflexionar sobre lo que propició que fueras
captado por una secta. Esto puede llevar a mantener los patrones de pensamiento
que te colocaron en riesgo. Eso podría resultar en que vayas “saltando de secta
en secta”. Por lo que es vital analizar críticamente tu experiencia y asumir
tus responsabilidades. Sugiero evitar el “me enseñaron lo que no se debe hacer
y se los agradezco”.
2.
Comportarte con idénticas relaciones de poder que cuando estabas dentro. Al
salir de la secta, es natural buscar apoyo entre quienes han dejado la
organización, porque una primera sensación es que estás totalmente solo. Sin
embargo si intentas mantener las mismas dinámicas de influencia que tenías en
la secta, estás perpetuando el control y la sumisión, sobre todo si vienes de
una secta paramilitar como Nueva Acrópolis. Busca tener relaciones de igualdad
y respeto mutuos.
3.
No crear tu propia dinámica y proyectos. Una vez fuera de la secta, es
importante no extender la mentalidad o ritmo de vida que tenías. Debes
esforzarte por construir tu propia vida, crear tus propios proyectos y valores.
El libro
que escribí
El
origen del libro es un blog donde denuncié el fraude académico del entonces
Mando Nacional, Lidia Pérez López, que sin tener los estudios se dice Doctora
en psicología summa cum laude, ante medios de comunicación y sociedad, porque
esa es su personalidad, pero también porque Nueva Acrópolis enseña a falsear en
la práctica para conseguir sus propósitos.
Al
ser Pérez López la máxima autoridad de la secta, y su comportamiento ser
habitual en los mandos de Nueva Acrópolis, consideré que la denuncia daba un
panorama de sus jerarquías, pero también de cómo los adeptos no se enteran de
la verdad o si lo saben, lo justifican.
Para
que no se piense que personas con problemas son las timadas por sectas, queda
claro que todos pueden ser embaucados, cuando al día de hoy, ninguna autoridad
o grupo de profesionales toman cartas en el asunto, aun cuando fueron
alertados.
Realicé
la investigación en sitios académicos oficiales, incluso Harvard y la Sorbona,
donde Pérez López afirmaba haber dado conferencias, y di pruebas de su
usurpación de profesión. Después un buen muchacho de Nueva Acrópolis, hallé su
foto, me envió la dirección de un sitio, decía su mensaje, contra “mis
difamaciones” hacia su Mando Nacional. Visité la web con curiosidad, pero
obvio, nada había. Si fue un truco para hackearme, me metieron un virus.
También
recibí invitación de Esmeralda Osuna, entonces dirigente de Nueva Acrópolis,
para conversar, ella dijo, pero para mí era una pérdida de tiempo porque hablar
con una dogmática es igual que hablar al aire.
En
el tiempo previo al blog, dos Brigadas Femeninas denunciaron por iniciativa
propia y buena voluntad, con Delia Steinberg, los abusos del Mando Nacional de
México, Lidia Pérez.
A
cambio, una de ellas recibió amenazas de abogados, todavía más al relacionarlas
posteriormente al libro.
Mientras
que la invitación que se le hizo a la otra de ellas, también por parte de Osuna
Lafarga, fue en un marco donde sin tener pruebas la señaló de participar con
Juliano y la conversación era, cito la frase que usó la dirigente: “para ayudarla
a salir de su equivocación”.
Estas
Fuerzas Vivas reafirmaron su decisión y salieron de Nueva Acrópolis.
Sin
saber aquello, bajé el blog que hice porque, aunque llegó a su destino, estaba
redactado con un estilo sarcástico poco propicio para el análisis de terceros,
ya que, aunque su usurpación de grado es comprobable, yo decía cosas como “doctora
summa cum fraude”, lo cual me divertía, pero no era ese mi interés, sino aportar
información para reflexiones.
Se
necesitaba más. Fue un paso en el desarrollo de mi concepto, porque pensé en
denunciar a Nueva Acrópolis en sí.
Me
puse en contacto con autoridades judiciales y policiales, para obtener
información sobre el respaldo a quienes denuncian actividades relacionadas con
sectas. La experiencia se caracterizó por ser un proceso en el que me remitieron
de una instancia a otra.
Uno
de los agentes prácticamente me sometió a un interrogatorio, en busca de
contradicciones, lo que me hizo sentir como si fuera el sospechoso, hasta que
le colgué. Otro, con sonrisa cínica, me preguntó sobre mis posibles
motivaciones de beneficio económico. Otra autoridad expresó su temor hacia las
sectas, mientras que otro me aconsejó no involucrarme, argumentando que su
experiencia indicaba que podría haber riesgo de violencia, sin posibilidad de
apoyo para mí.
Finalmente,
en mi última interacción, decidí presentar una declaración por escrito con mi
nombre, aunque me explicaron que un conflicto de palabra contra palabra no
conduciría a ningún resultado positivo.
Lo
único grato durante este proceso fue la atención amable de una agente policiaca
y otro, también atento y propositivo, que me dijo que si realizaba la demanda,
ante cualquier problema podría telefonearles de emergencia, siendo un grupo
conocido como los 300.
Comprobé
la falta de instrumentos para actuar en estas situaciones. Decidí no buscar
esos apoyos. Me acerqué a algunos expertos para buscar asociación, pero no tuve
eco. O no sabían o no podían o no querían. El más destacado fue Pepe Rodríguez,
quien me dio una respuesta atropellada, soez, de nerviosismo, cuando le dije
que estuve en Nueva Acrópolis. Las razones de su actitud me son desconocidas,
pero me dejaron una enseñanza. Decidí no recurrir a expertos.
Posteriormente
descubrí que las ONGs sí apuntalan, Red de Apoyo Inc., RedUNE, RIES. Pero por
entonces, la única persona que podía narrar lo que sabía era yo mismo, no siendo
el que fui, sino el que era ahora.
Los
hechos, como se fueron sucediendo, me mostraron la necesidad de no limitarme a
México, sino ampliar el radio de acción de lo que yo podía contar. Y que visto
el panorama, lo mejor para cubrir lo que tomaba forma en mi concepto, era
elaborar un libro.
Así,
llegué a esas horas de tecleo fructífero. El nombre de Juliano vino a mi mente,
porque él había vivido en una creencia de la que después se alejó. Es el mayor
disidente de la Historia.
En
los contenidos, tuve que hacer rastreos a veces detallados, porque en Internet
desde hacía tiempo estaba siendo borrada información que conectaba a Nueva
Acrópolis con metas negativas. Desaparición de enlaces y eliminación de sitios
web. O por el medio de intimaciones abogaciles de “cese y desista” o por
hackeos u otros.
Abordé
la historia de Livraga a partir del hilo que siempre tuve: presentarse como
parte de una Academia Azteca de Arte que, siendo mexicano, hallas inexistente y
que en esos días me fue risible. No lo vi mal pues había asimilado lo que
enseña Acrópolis, “el fin justifica los medios… cuando se trata del Ideal”.
No
obstante, la sorprendente mentira de la Academia Azteca me hizo ruido y a la
hora de trabajar el libro me puse a investigar más, hasta que organicé la información
que comparto.
El
libro El Gran Engaño traza una
conexión directa entre Nueva Acrópolis y los principios primordiales de su
fundador, adentrándose en la controvertida cuestión del filonazismo en la
secta.
El
libro argumenta que el filonazismo, aunque no siempre sea evidente, no puede
ser ignorado y en algunos casos se manifiesta de manera explícita. Esto resalta
la importancia de reconocer que incluso en Europa, muchos miembros en Nueva Acrópolis
desconocen de qué se trata cuando cantan Cara al sol, el himno de la Falange
española, o la referencia a “camisas negras”, los fascistas de Mussolini y
“camisas pardas”, los nazis de Hitler.
Ambos
nombres son usados por las Fuerzas Vivas, pero no causan efecto en los adeptos
debido al adoctrinamiento, o sencillamente por la falta de información sobre la
ideología y códigos asociados al nazismo y el fascismo, más allá de sus
nombres.
Para
una persona conocedora, escuchar “camisas pardas” le alertaría de inmediato.
Por ello, fue importante para el libro colocar los emblemas de cuyas asociaciones
de concepto me di cuenta por aquel entonces, así como invitar a reflexionar que
tantas coincidencias son significativas, no azarosas y trazan su identidad
real. Entender que la actual disminución de las manifestaciones no significa,
por sí, que la era de Livraga fue solo una absurda mixtura de radicalismos e
incienso. El creador y su creación no se pueden separar.
Claro,
ni Nueva Acrópolis, ni nadie, es nazi, porque el nazismo murió en 1945. Tampoco
son neonazis porque no hacen reivindicaciones nacionales asociadas a esas
ideas. Es un filonazismo, un nazifascismo esotérico, seudofilosófico, sesgo que
no le evita sus orígenes ni intenciones. No se trata de plantear la existencia
de un ogro hitlerista, sino que esas doctrinas tienden hilos subterráneos que
determinan el comportamiento del grupo y justifican las ideas que introyectan
sus seguidores.
Las
fiestas de final de año del 2010 se celebraban cuando cerraba el libro con dos
test para buscar mayor objetividad en la orientación al lector, basado en elementos
claves de la experiencia.
El
episodio de Eva y Elías, personajes ficticios, es verídico porque reúne los
elementos de trayectorias en Nueva Acrópolis por dentro del esquema piramidal.
Conservé el tema del Mando Nacional Lidia Pérez porque aunque era un asunto
local, lo consideré botón de muestra de la manera de conducirse de muchos
mandos medios y altos de Nueva Acrópolis a nivel internacional.
También
me pareció importante porque generalmente los integrantes de un país no se
enteran de los abusos que se cometen en otro, y esto les brindaría una ventana
de comprobación. Así, por ejemplo, puede ayudar a comprender que no es realista
la idea de que Nueva Acrópolis es buena en esencia, pero que solo donde vives
se echó a perder o se arruina por un dirigente o fracasa en sitios donde no se
es capaz de mantener. Nueva Acrópolis es lo que Livraga proyectó y reglamentó.
Jonestown
aparece porque el FBI tiene, en línea, la grabación de las horas dramáticas en
que la secta en Guyana se inmola y encontré en los diálogos, en el tratar de
dialogar con el abusador, en las evasivas de Jim Jones, en las refutaciones de
los más fanatizados, el sistema de Nueva Acrópolis, es decir, las falacias
sobre la carencia de vida personal ante la supuesta misión del grupo, la
coerción en nombre de los compromisos adquiridos y la sumisión de facto a un
líder. En los anexos, rescato material de meses previos que fueron, sin yo
saberlo, el camino al libro.
Al
finalizar el trabajo del libro, rozando ya el nuevo año de 2011, me decía que
habría opiniones encontradas, lo que suele suceder con un trabajo de estas
características, pero lo importante era motivar el análisis valiente y
personal. Yo quiero alertar, no me interesa que me den la razón.
Decidí
que se titularía El Gran Engaño porque en una cafetería, una tarde navideña
después de tomar dimensión de lo experimentado, llegó la frase: Nueva
Acrópolis, El Gran Engaño. La portada representa que la secta es la Caverna de
Platón, pero que la verdad te coloca de cara al exterior.
Una
vez que distribuí el libro y además lo puse un blog, sabía que el envío a Nueva
Acrópolis México llevaría a la prohibición de leerlo. Por poco que conozcas de
las sectas sabrás que es de esperarse. La cadena se hizo presente y los
dirigentes avisaban a sus integrantes de secretaría borrar el correo, sin verlo.
Pese a eso, estaba seguro que tarde que temprano, asomarían.
Eran
otros tiempos de las redes sociales. Mientras esto sucedía, hubo reseñas y
subidas del libro en RedUNE, Red de Apoyo Inc. y RIES, que aprovecho para
agradecer porque fue por su iniciativa, ya que no me puse en contacto con esas
ONGs por las experiencias previas con otras instancias, incluyéndolas en mi
concepto sobre terceros, erróneamente, pero también al saber que una cuarta
institución se había negado a dar difusión a los pedidos de apoyo de unos de
los amenazados por Nueva Acrópolis con motivo del libro, en una respuesta que
leí y que me pareció casi un insulto a la inteligencia.
Sé
que El Gran Engaño se ha leído y me
pidieron una traducción al inglés, para la que no tuve presupuesto y lo
lamento. Más allá, no he tenido conocimiento exacto del apoyo que la obra haya
brindado, excepto que, por el libro, Nueva Acrópolis perdió negocios en
Centroamérica. Fue estar en una isla desierta y lanzar una voz al océano. Por
mi parte, mi mejor deseo siempre es que le sirva a alguien. Una vida lo vale.
La
distribución del libro
Una
vez que tuve la obra, localicé las webs de la secta en México, además de
recuperar correos de ex-integrantes con los que no hablaba desde hacía mucho
tiempo y una tarde hice envíos masivos. Tengo la agradable sospecha de que hubo
reenvíos. Había que informar.
Lo
que presenté puede generar dudas, como si el estandarte de Livraga en la forma
que se describe, existe en la realidad. Lo vi en imagen impresa, a color, de al
menos 120x80 cm y no solo yo lo vi. Y si se vio en México, por supuesto se vio
en Europa, porque allá lo hicieron, específicamente en España, de donde
provenía todo material doctrinario.
Las
acusaciones del filonazismo de Nueva Acrópolis no fueron invención de los
medios, ni errores de apreciación. Se originaron en revelaciones que al sumarse
generaron un consenso de preocupación social y política, a partir de denuncias
de ex-integrantes que no se conocían entre sí y que acudieron a sus
autoridades, en una corriente que llegó principalmente de Bélgica, España y
Francia, hasta la Comisión Europea.
Hoy,
cuando vuelven las consignas fascistas y en las calles de Europa se hacen
marchas de antorchas de origen nazi, vuelve tu mirada, recordarás que también
se realizan en Nueva Acrópolis.
Hoy,
cuando abundan las escenografías de estética nazi donde estandartes se muestran
a media luz y más que antes se ven brazos en alto, hoy, cuando en América se
reviven insignias y conceptos de intolerancia, se va a necesitar mayor
conocimiento del pasado para que no termines como un esclavo, porque una día
asististe a un café filosófico o a una escuela para padres y docentes.
Las
sectas están llenas de abogados y de psicólogos. No es el Hitler por debajo de
la alfombra, es el concepto, la mística y el método, es el someter a las
personas en nombre de grandes ideales, de la paz, del propósito e incluso del
amor y la felicidad.
No
se inventó en América. Seguimos los usos, costumbres, Bastiones, Almenas,
boletines de Fuerzas Vivas y manuales que llegaron de Europa y ningún
integrante de sus países, ni Livraga, cuando vinieron dijeron que habíamos
distorsionado algo.
Cuando
repartíamos volantes de propaganda, a veces sin darnos cuenta los dábamos a
extranjeros. Más de una vez, se les ofreció a españoles que ponían cara de
desagrado y decían “ah, no, de esto sabemos en España”.
Ellos
conocían algo que vivíamos, pero que prácticamente nadie del grupo sabía
identificar. Y no se nos comunicó, ni se preguntó a esas personas, aunque
estuvimos frente a frente. Existía un desfase en la información. Y esto también
ocurre entre ex-integrantes. Los desfases de experiencias y percepciones se
acentuarán y a eso le apuesta Nueva Acrópolis.
El
año 1945 está cerca de su centenario, ¿a qué mexicano de 18 años, a qué
salvadoreño de 20, a qué argentino de 30, le parece importante para su vida
presente, la existencia alguna de vez de esos totalitarismos?
Aun
a muchos europeos jóvenes les parecen lejanos y ellos sienten que es imposible
su presencia en Nueva Acrópolis. Pero si no los conocen, y Europa tiene un
problema con los regresos de la derecha radical, un día estarán viviéndolos sin
saberlo, mientras plantan árboles o cuidan animales.
¿Crees que los que
van a la organización Inspira de Lidia Pérez, que es una escisión de Nueva Acrópolis,
saben que el grupo viene de una secta?
¿Crees que abandonaron
las prácticas sectarias?
Los
nuevos dirían que es imposible que Lidia Pérez y Esmeralda Osuna lancen
amenazas de represalias, porque nunca las han visto hacerlo.
¿Cómo piensas que se
mantiene el trajín de quienes están ahí?
No
dejan de hablar de amor, pero con probabilidad tienen un círculo interno
copiado de Fuerzas Vivas, así como Inspira es una copia del GEA que
desvinculaba a Nueva Acrópolis de la imagen nazifascista y en su lugar el voluntariado
social se apuntalaba.
Amor
y más amor, inspirado por sus dirigentes que vinieron de Nueva Acrópolis, que
humillaron y manipularon a personas a niveles increíbles, Pérez López que cuando
se ponía furiosa en las reuniones de mandos por trabajos no realizados,
estrellaba platos contra las paredes, lanzando gritos de ira que se oían por
toda la sede.
Hoy,
cuando Inspira cumple su decimo aniversario, dirán que es imposible que Lidia
Pérez saludara a gente uniformada, alzando el brazo derecho y gritando ¡Ave,
victoria o muerte!
La reacción
de Nueva Acrópolis
Ocurrió
lo que sabía y me había mentalizado, las amenazas, porque quien se lanzaba por
esos tiempos a algo así, entendía que llegarían las intimidaciones, sin contar
con demasiado apoyo contra las mismas. Imagínate cómo era antes de existir las
redes sociales. Por eso generalmente se recurre al anonimato.
Ya
la secta usaba abogados, aunque era menos hipócrita y lanzaba advertencias a
través de sus dirigentes, así como amenazas con intermediarios, lo que tampoco
es mucha transparencia. Yo había calculado que se irían contra mí como uno de
sus sospechosos, pero no quisieron buscarme, casi me siento ofendido, fueron
contra otros y eso le dio un matiz distinto.
No
relataré ciertos detalles porque conviene a la seguridad del asunto. Puede
decirse que Nueva Acrópolis en los casos de la disidencia que se empieza a
mover, además de desatar una cacería interna para saber si tienen infiltrados,
porque en efecto, las dirigencias no confían ni en los suyos, también convoca a
los mandos y arman un listado de sospechosos con base en su comportamiento
cuando fueron integrantes y en los términos en que se fueron.
La
reacción inmediata es la del escopetazo. Le tiran a todo a ver quién se mueve.
Además, guardan tus datos de localización. Cuando tus antes compañeros te
buscan para saludarte luego de irte de Nueva Acrópolis, lo que hacen con eso es
verificar que tienen tu información actualizada.
El
café al que te invitan es para saber lo que haces y piensas. Te hablan muy bien
y al regreso dan un informe. Creen que vale traicionar tu amistad, por tratarse
del Ideal.
Es
posible que un disidente todavía sienta afinidad con algunos integrantes, pero
es crucial comprender que ya no son tus amigos. El choque emocional llega
cuando te das cuenta de que te han convertido en un enemigo que perjudica al
Ideal. Se vuelven en tu contra de una manera que considerabas impensable.
Los
solías llamar “tus hermanos” y no creías que fueran capaces de hacerte daño,
esperabas que pudieran entenderte, en especial después de lo que compartiste
con ellos.
Además
de lo asociado con la idea del Discípulo, les prestaste dinero, les hiciste
favores, conocieron a tu familia y pasaron años contigo. Sin embargo, al
descubrir que te dan la espalda porque expresaste una queja o decidiste irte,
te das cuenta de que la conexión era una ficción. Y el rechazo viene desde algo
tan esencial como casarse con alguien que no es de Nueva Acrópolis.
No
hay una respuesta madura por parte de ellos, lo que te hace comprender que no
puedes confiar en nadie. Se vuelve evidente que no respetan ningún vínculo
anterior. Aun en los sitios donde se vive una Nueva Acrópolis más leve, la
violencia aparece de diversas maneras.
Mientras
yo esperaba, y cuando se puso más difícil, sabía que dentro la estaban pasando
mal. Si te buscan intranquilizar, es porque ellos lo están más.
Comunicaciones
Me
enteré por e-mail de presiones y amenazas, veladas o no, a algunos ex-integrantes,
ya que en el blog tenía una dirección de correo. Había respondido a integrantes
mexicanos que deseaban mantenerse al margen, pero que estaban de acuerdo con el
libro o tenían diferencias.
Además,
se me enviaron insultos por parte de “Caballeros” sin bandera y de “Damas” que
no lo son tanto.
En
enero, me planteé la pregunta sobre si habría ex-integrantes interesados en
denunciar, y la respuesta que obtenía era un silencio que me resultaba
comprensible. Una vez que te adentras en Nueva Acrópolis, te das cuenta que no
es una escuela de filosofía.
Como
a la semana recibí mensajes de ex-Fuerzas Vivas. Su tono era medido, equilibrado.
Me comentaban que habían leído el libro, que concordaban y les sorprendía
descubrir el sesgo de nazismo, que les había parecido lejano, porque no tenían
idea de lo que hacían en ese sentido.
Uno
de los mensajes, y tuve confirmación de que todos los recibidos en esa fase
fueron verídicos, provenía de una ex-Brigada, quien me compartió que había
recibido una llamada telefónica, que respondió estableciendo que no se dejaría
intimidar.
Por
la bocina, una voz sin acento, no identificable como de Nueva Acrópolis México,
supongo que, de Seguridad Internacional por el factor de la falta de acento,
que era un recurso para camuflar la nacionalidad, se le dijo que “Juliano debía
retirar el libro o habría represalias” contra él y contra quien recibió la
llamada y que “Juliano debía ofrecer disculpas a Nueva Acrópolis y a la Maestra
Lidia Pérez López”.
Ahí
me enteré de la historia de las Brigadas Femeninas que denunciaron al interior
de la secta.
Recibí
otros mensajes de ex-Fuerzas vivas, que no comento porque solo tuve autorización
de pocos, si se daba el caso.
Así
también a la semana y media de distribución del libro, la visita presencial de
un valiente guerrero del Cuerpo de Seguridad que se hizo acompañar por su papá,
a una de las mujeres que escribieron al Mando Mundial Delia Steinberg.
El
individuo fue mensajero de la secta, no limitándose a entregar el recado, sino
involucrándose activamente, al mostrar tener facultades de representación de
Nueva Acrópolis. La intimidación se manifestó a través de la advertencia de que
Nueva Acrópolis recurriría a abogados internacionales para demandar a la mujer,
por el libro de Juliano.
El
sujeto le dijo: “tú no escribiste el libro, pero la carta que enviaste es el
nombre visible que tienen, el pool de abogados irá por ti”. No obstante, también
ofrecieron la posibilidad de que la persona amenazada contara con el respaldo
de uno de los líderes más comprometidos de México, para tratar de “resolver la
equivocación” de la ex-Brigada. Nótese cómo se siguen portando como si fueran
amos.
El
individuo agregó que la única forma de detener el conflicto era que Juliano
retirara su libro, por lo cual entendí que esa visita no podía llevarse a cabo
sin saber del ultimátum telefónico, y la visita era también una intimidación. A
pesar de que ella no fuera autora, ni colaboradora de El Gran Engaño, fue atacada, siendo probable que la secta estaba
yéndose contra quien fuera y yo lo estaba sabiendo apenas. A esta mujer se le
haría responsable de las acciones de Juliano.
Y
lo más grave, es que el amenazador era el esposo de esa mujer.
Nueva
Acrópolis es un mundo de violencia encubierta. Es natural para ellos. Están
corrompidos por la herencia de Livraga. La fachada de la filosofía y el amor se
vendrá abajo tarde o temprano.
Es
posible que yo no haya sabido quiénes hablaron en esa llamada amenazante, pero
hasta el día de hoy, sé quiénes fueron los responsables. Son de base cuatro
personas, y debido a su posición en ese momento, eran los principales autores.
El que enviaran esbirros no oculta su participación.
Nueva
Acrópolis y sus mandos, imposible que no lo supiera Steinberg Guzmán, los
enviaron en primera línea, poniéndolos en peligro, sin importarles las posibles
consecuencias. No los disculpo, ellos decidieron participar. Y es ingenuo
pensar que se pueden lanzar amenazas de la índole en que lo hizo Nueva Acrópolis,
sin provocar una reacción.
Personalmente
no deseaba esa confrontación, ya que había personas en Nueva Acrópolis a las
que apreciaba, otras que no me agradaban, pero que no les deseaba mal, y otras
que no tenían relación con el conflicto. Sabía que por ese camino esto
terminaría de la peor manera y que Nueva Acrópolis quedaría impune, habiendo
enviado a sus seguidores a enfrentar las consecuencias por ellos.
Sin
embargo, hubo otras respuestas. Descubrí, a las dos semanas, en Youtube porque
no tuve mail previo, que uno de los afectados realizó una rueda de prensa para
denunciar las amenazas, y de paso dar a conocer el rostro sectario de Nueva Acrópolis.
Me
escribió después y también autorizó a comentarlo si se requería, el que lo
habían acusado de ser Juliano por mensaje de texto, y le dieron pruebas de que
lo habían fotografiado en la fiesta pública de un colectivo artístico, cuya
asistencia había anunciado por Facebook.
La
falta de conexión entre los involucrados por la secta fue un factor
característico en esta situación. Pasados unos días conocí los intentos de Nueva
Acrópolis por hackear los perfiles de Facebook de estas personas, así como un
robo de cuenta de correo.
Además,
y esto fue bastante después, supe que uno de los amenazados llamó a Lidia Pérez
para responsabilizarla de las amenazas y advertirle que si continuaban hacia la
ex-Brigada y contra él, tomaría acciones legales y policiales.
Las amenazas
de muerte
Yo
había estado considerando la situación. Eran los últimos días hacia la tercera
semana. En ese nivel de confrontación, la respuesta no se puede medir
fácilmente. Había anticipado la posibilidad de enfrentar insultos, acoso e
incluso las intimidaciones propias del escopetazo, incluso, que me
identificaran y se presentaran de modo que tuviera que responder, pero
mencionar contra varias personas, “represalias”, conlleva la amenaza extrema
contra la vida.
Se
me puede argumentar que no lo expresaron de esa manera, pero eso es
irrelevante. Agregar “ofrecer disculpas a la Maestra Lidia Pérez”, indica que
ella estaba detrás del ultimátum y entiendo que obviamente su segunda, Osuna
Lafarga, de quien deduzco debió verlo como “la defensa de su Maestra”.
Frente
a amenazas graves, el receptor debe interpretarlas en su peor sentido. No
deberíamos dar el beneficio de la duda a una secta que emite amenazas.
La
única sorpresa para mí fue que, aunque sabía que es capaz de agredir sin
distinción, no creí que Nueva Acrópolis llegaría al extremo de amenazar a
mujeres, además con la participación del esposo de una de ellas, en un intento
desesperado por detener la circulación del libro.
Casi
enseguida me informaron que una noche, una camioneta con dos individuos vigiló
la casa de una ex-Brigada que vivía sola. Yo no podía exponer a nadie a ese
riesgo ni asumir esa responsabilidad.
Hice
otras consideraciones. Dada la situación, más pronto que tarde yo habría de
entrar en defensa, sintiéndome responsable de los riesgos no asociados conmigo,
con el resultado de que se haría un escalamiento y esos, sabes dónde empiezan,
pero no dónde acaban.
No
solo es delicado ser blanco de amenazas, sino que también es arriesgado
lanzarlas. No importa si no las repiten, cualquier desarrollo revelaría sus
identidades. En ese punto tomé medidas para que si ejercían represalias contra
quien fuere, aun si yo no tuviera modo de denunciarlo en persona porque me lo
impidieran, muchos integrantes de Nueva Acrópolis enfrentaran consecuencias
penales.
Estas
medidas se han ajustado a medida que los eventos se han desarrollado, por
ejemplo, que, debido al tiempo transcurrido, piensen que yo creo que se les
olvidó. Siguen vigentes hoy en día.
El
comportamiento de los que lanzaron los ultimátum es resultado del aprendizaje
de la derecha radical, que influye en las Fuerzas Vivas, aunque no lo sepan.
Para esas ideologías toda respuesta a una oposición ha de ser silenciada con
violencia.
Típicas
marionetas de los sistemas autoritarios son los Fuerzas Vivas. El fanatismo
bajo la máscara de idealismo les inyecta impresión de invulnerabilidad. Además,
creen contar con el respaldo de la estructura internacional de Nueva Acrópolis,
ingenuamente, ya que en situación grave, serían abandonados y lo presentarían
como iniciativa de integrantes aislados, fingiendo desconocimiento en la
dirección de Nueva Acrópolis.
¿Por qué asumieron
que Juliano no respondería al mismo nivel?
¿Fue debido al
autoritarismo que caracteriza su entorno y que los hace pensar que los ex-integrantes
son similares a los adeptos, a quienes manipulan y amedrentan?
¿Cómo saben que
Juliano no estaría dispuesto a recurrir a la violencia?
Pensé
que si esos ultimátum eran al azar o querían obligarme a revelar suponiendo que
me enteraría, yo no lo haría en sus términos. Incluso, con mis propios
prejuicios adquiridos en Seguridad, podría haber ido a la sede o filiales ya no
en solitario o contactado directamente a los portadores de las amenazas, para
desafiarlos a un encuentro sin intermediarios.
Por
eso reflexioné: esto podría salirse de control y causar daño a alguien en ambos
lados. No era lo que buscaba. Además, comprendí que ello pondría en mayor
riesgo a quienes me habían escrito. Por eso, en el blog, compartí la historia
de las amenazas que he mencionado se me permitió compartir, y bajé el libro.
Las
amenazas cesaron a las tres semanas, entiendo que por bajar el libro, pero
también porque Nueva Acrópolis recibió advertencias de acciones por vía legal y
policial.
Y
sucedió algo que ni yo anticipé. Con su ataque, la secta dio promoción a la
obra. A los dos días de bajado, lectores desconocidos por mí subieron El Gran Engaño de nuevo a varios sitios
web y de ahí se multiplicó la difusión, sin que Nueva Acrópolis hiciera nada,
causándome la satisfacción de que había tenido eco.
Por
la intermediación de una ONG enterada del caso por la circulación del libro, la
Red de Apoyo Inc., la situación reverberó en medios periodísticos nacionales
ese año y condujeron a que Nueva Acrópolis México fuera investigada por
iniciativa de la revista Vice, quien
la infiltró durante tres meses en 2014 y obtuvo el testimonio de un ex-integrante
del Cuerpo de Seguridad: https://www.vice.com/es/article/4w9d89/el-hombre-que-escapo-de-nueva-acropolis-308-v7n1,
Así como la entrevista a otro ex-integrante por el reportero Ozaeta: https://www.ivoox.com/nueva-acropolis-secta-disfrazada-organizacion-cultural-audios-mp3_rf_4772082_1.html.
Cabe
pensar que fue porque el libro los animó a ser más explícitos, pero mi deseo es
que fueron reacciones personales de rebeldía ante la prepotencia de esa secta.
También investigó a Nueva Acrópolis el muy importante semanario político Proceso, como parte de su artículo Las
sectas en México: Fe y fanatismo, especial número 47, del 2014.
El reducto
más profundo
Esos
días extraños de verdades y silencios de hace 12 años me dieron el sabor de un
hecho clave: mantener el mensaje. Fue así porque era una época difícil para
México en materia de seguridad pública.
Por
otra parte, en lo que se limita estrictamente a mi persona y vida, era propicio
considerar que la secta podía terminar por tener mi identidad con certeza y
ejercer las represalias en su sentido más extremo, aún más porque no me
retracté y no ofrecí disculpas a Nueva Acrópolis, ni a su Mando Nacional en
México, Lidia Pérez López, como lo habían exigido.
No
me retracté y no lo hago ahora. No lo hice porque aunque no es agradable que te
amenacen, estaba en mi cálculo que ocurriría y me sentía moralmente preparado.
Desde el año pasado lo había decidido.
En
el momento del tropel de esas semanas, haciendo la salvedad de lo que ya conté
sobre terceros, a los que decidí mantener a salvo desde lo que me atañía, me
quedé con que no iba a dar la espalda a lo que viví y vivieron otros, donde se
encuentren y aunque nunca los conozca.
Llegado
el momento complicado que esperas, es un poco difícil, pero jamás, pero nunca
ofrecería disculpas a quienes han dañado de innumerables formas a otros seres
humanos, pues el hecho irrefutable es que Nueva Acrópolis es una secta, es
decir, un elemento de perversión social que rompe tejidos familiares y
comunitarios, que extraen, usan y dañan, por lo que algunas vidas no se
recuperan, en nombre de la filosofía, la espiritualidad y el voluntariado.
Después
del libro
Decidí
hacer aportaciones. No conocía temas de Acrópolis en otros países e inicié una
investigación para acercar al público a ellas. De ese modo:
Traduje
el artículo, que no se conocía en español: “La Aristocracia fascista de Nueva
Acrópolis” de Harry Westerlink, de la publicación holandesa Glebaderte Archief.
Esta traducción ha sido republicada en varias web desde entonces, https://studylib.es/doc/9029094/la-aristocracia-fascista-de-nueva-acrópolis.
Ese
mismo año escribí “La Secta Destructiva Nueva Acrópolis” con el nombre de
Lancelot, ya que ese personaje mítico-literario fue leal a la idea de la
justicia. El libro es de información operativa, no de análisis, primero lo
publicó RedUNE y las demás han sido lectores https://docplayer.es/31398388-La-secta-destructiva-nueva-acropolis.html.
En
2013 participé en el hilo de Foro Comunista, “Secta filonazi Nueva Acrópolis”, https://comunistas.superforo.net/t17950p75-secta-filonazi-nueva-acropolis,
en donde en la página 4 entró Yiannis Garantzotis, quien reveló que fue
dirigente en Tesalónica y que escribió un libro, el cual considero que debería
ser traducido del griego. Por cierto, Garantzotis señaló que Pinochet usaba un tipo
de capa en su uniforme que dijo también era usada por las Fuerzas Vivas.
En
el blog de Garantzotis, encontré las fotografías de Livraga realizando mudras
al juramentar a Giorgios Planas, así como las imágenes de los encapuchados en
la cripta, entre otras, que compartí ampliamente luego de traducir sus notas
del griego.
En
ese hilo de Foro Comunista, sorprendí a algunos al compartir información de
WikiLeaks sobre Nueva Acrópolis, la cual divulgué a ONGs.
Sucede
que la policía belga investigó a Nueva Acrópolis por permitir que un grupo
filonazi llamado Westland New Post utilizara sus instalaciones para reunirse,
alternándose unos en la mañana y otros por la tarde. Westland New Post se
disolvió tras el asesinato de su líder y su implicación en un homicidio durante
su entrenamiento.
Se
destacó que un elemento de Westland New Post declaró que para ser admitidos
debían tomar un curso de seis meses en Nueva Acrópolis. Considero que
refiriéndose al Probacionismo. Además, mencionó que dos pertenecientes a
Westland enseñaban artes marciales en Nueva Acrópolis, a la que describió como
una “escuela de filosofía de extrema derecha”.
El
mismo declarante informó que en Nueva Acrópolis había personas uniformadas y un
servicio de seguridad, como se detalla en el informe policial en WikiLeaks,
página 578, en https://file.wikileaks.org/file/paul-latinus.pdf.
Ya
no citando el reporte, se sabe que filonazis como el conocido “88” de España,
han tomado el Probacionismo o Curso Introductorio de la secta, razón que los
hizo conocerse, lo que resalta la naturaleza de adoctrinamiento de ese llamado
curso y el filonazismo, que los interesados saben identificar.
La
falta de conocimiento sobre la conexión entre Nueva Acrópolis y Westland New
Post, tanto interna como externamente, subraya la opacidad que rodea a la
mayoría de sus integrantes. A pesar de señales de intolerancia en su
comportamiento y diálogos, muchos no son capaces de reconocerlas.
La unión
necesaria
Viendo
la evolución, me doy cuenta que existe algo así como una “vieja escuela” de la
secta, de la cual, enfoques de los disidentes se confrontan con el pensamiento
hegemónico presente, pero es natural.
En
Nueva Acrópolis México, como sin duda en otras partes, hubo una diferencia
grande entre los integrantes de la primera época y los de las inmediatamente
siguientes, hasta en la forma de hablar.
Siendo
así, sin duda que 66 años de una secta crean generaciones y lo mismo para sus
disidentes. Pero la información, de acuerdo con los escenarios cambiantes a los
que se adapta Nueva Acrópolis como estipuló Livraga, debe mantenerse,
intercambiarse y analizarse o al final se perpetúa lo que se desconoce que
existe, es decir, si no se mantiene la información sobre Nueva Acrópolis y las
facciones que de ella han derivado, seguirán afectando, porque las nuevas
generaciones no sabrán lo que son, se acercarán ingenuamente como tantos otros
desde hace más de medio siglo.
Somos
parte de la Historia, nuestras acciones al respecto de lo vivido en Nueva Acrópolis
afectarán o beneficiarán a las siguientes generaciones, ¿las dejaremos a su
suerte?
Como
ex-integrante vinculado a esa “vieja escuela”, término que utilizo no para
asociarme con ella, sino para contextualizar la época en la que muchos vivieron
estos acontecimientos, “vieja escuela” que ubico antes de la RIM del 2000 en
Atenas, donde empezó la reducción de las expresiones nazifascistas, es decir,
una vez que Livraga hubo fallecido, considero que podría elaborar un ensayo
desde la historia de las ideas. Este ensayo podría explorar la transformación
hacia una ideología con tintes nazis en Nueva Acrópolis, así como su proceso de
aparente distanciamiento, mientras se mantiene una doctrina totalitaria.
Como
he dicho, buscando información de denuncias en el aniversario del sacrificio
del presidente Allende, encontré el blog donde lees este testimonio y te invito
a que leas todos, son de personas valientes, causándome gran admiración la
convocatoria que se alcanza hoy. Es una labor que merece mayor proyección,
porque no se trata de “destruir” a una secta, la secta no es importante, sino
las personas que pueden ser dañadas.
Por
mi parte considero que los debates son interminables y no me involucro, porque
el estudio de las sectas es de gran envergadura, y si es en lo personal
requiere conocimiento, introspección y valor para reconocer lo que pasó
desapercibido.
De
primera instancia, se necesita valor para aceptar que tu visión fue la misma
que la del grupo. Segundo, se necesita una depuración racional, después memoria
y finalmente atar cabos, entonces dejas de discutir superficialmente, sobre
todo de discutir con integrantes, porque lo hacen desde la base de falacias y
de consignas, pretenden adoctrinarte y de ahí viene el choque. Hay capas al
interior. Se puede estar y no ver nada. Aún más, se puede elegir no ver nada.
El “yo no
vi eso”
Así
mismo me interesa testimoniar lo siguiente. He escuchado en ocasiones la
respuesta a algo grave que se vivió, que se formula como “yo no vi eso”, y
considero importantísimo comentarte sobre ello.
Cada
vez que dices, por lo que sea que otro cuente, “yo no vi eso”, estás diciendo
que no lo viviste o que te sorprende, de acuerdo, pero piensa que si reaccionas
así, en automático, para desautorizar la veracidad de un testimonio, es
probable que, aunque no lo creas, sigas viendo el mundo desde la perspectiva de
la secta, si continúas utilizando las mismas palabras, si eres el mismo dentro
que fuera, si cuando convives con amigos ex-integrantes quieres comportarte
como si todavía fueras dirigente o si tu forma de emitir juicios es
intolerante.
Si
es así, pregúntate si no estás reviviendo el cuadro, sin observar lo que en
realidad pasaba a tu alrededor, las actitudes, los indicios de la naturaleza de
Nueva Acrópolis. Si es así, siempre dirás “yo no vi eso”.
Cuando
dudas o dictaminas que no es cierto con “yo no vi eso” o escuchas con talante
de fiscal, invalidas el testimonio de quienes te están diciendo lo que vieron y
vivieron, los haces culpables de malinterpretar o de mentir, y lo haces tomando
tu conocimiento parcial como una totalidad, solo por una ausencia del ejercicio
de escuchar y considerar, contribuyendo a que la memoria colectiva se pierda.
¿Sabes qué es lo
peor?
Que
colaboras con el objetivo de la secta de que se olvide y que, con ese olvido,
se borre su responsabilidad.
En
alguna ocasión hablé con alguien de los primeros tiempos en que se formó Nueva Acrópolis,
y he de decirte que su encono hacia la Teosófica y su noción de cumplir una
misión, más su autoritarismo, eran mucho mayores que las del tiempo donde
estuve. Fue hablar con alguien marcado por los aires del Ariel.
¿Sabes qué es?
Por
ahora te digo que el modo de expresión del individuo, sus convicciones, duras,
cerradas, su tono de desafío, pese a todo lo que yo sabía me resultó un poco
incomprensible, y entiendo que lo que comento, aunque no tenga esas
características, suene irreal a algunos, pero no te engañes. Los alcances de
este asunto plantean un debate social muy importante sobre la naturaleza de la
verdad y la mentira en las organizaciones.
Las
ideas del fundador no quedan atrás, son la naturaleza misma de un grupo,
imborrables porque son la base fundacional de su pensamiento y acciones,
todavía más en una secta militante como Nueva Acrópolis.
La
separación de Lidia Pérez
Describo
lo siguiente porque es el desenlace que se configuró en El Gran Engaño. El suceso es un laboratorio de las relaciones de
poder y de sometimiento que ocurren en Nueva Acrópolis, en cualquier punto de
la geografía, aunque adopten formas diferentes.
Las
celebraciones en Nueva Acrópolis México por el retiro del libro les dio un
sabor a victoria y la satisfacción de “haber defendido a su Maestra Lidia” …
gusto que les duró poco más de un año.
Si
yo quisiera actuar como esotérico, diría que fui profético. En la página 132
del libro digo que “el karma cíclico de las desbandadas de Nueva Acrópolis está
por cumplirse otra vez”. Cuánto no quisiera yo decir que consulté los Archivos
Akáshicos, pero esos pertenecen al portal dimensional del opio del esoterismo,
porque se trató en realidad de la observación sociológica de las dinámicas
grupales.
Las
premisas del libro marcaban que por las relaciones de poder y de ambición, se
provocaría tarde o temprano que la gente se fuera en masa. Sobre todo, las
premisas apuntaban a que Lidia Pérez acabaría teniendo un problema con la
secta.
Si
alguien cree que lo sucedido en México no fue del conocimiento de Europa, está
errado. Si cree que solo ocurre en América porque considera que los procesos
son distintos, con menor progresión y avance, está profundamente errado. México
y sus mandos son un botón de muestra del mundo. Ya ha sucedido en otros países,
porque estimular el culto al poder hace las veces de catalizador de las
ambiciones personales.
En
los altos niveles de Nueva Acrópolis internacional no recibían con agrado a
Lidia Pérez, pero la mantuvieron porque ocupaba un sitio alto en la pirámide
jerárquica y Livraga les enseñó que eso era intocable. Esa creencia permitió
que una usurpadora les robara su estructura.
Se
sabía que Lidia Pérez aspiraba a ser Mando Mundial de Nueva Acrópolis y cuando
se enteró que no lo sería, probablemente tuvo una crisis por envidia a Beatriz
Diez Canseco. En el libro se narra cómo Lidia Pérez de manera paulatina colocó
en posiciones de decisión a quienes le eran fieles.
Conforme
avanzaba el proceso, creó una nueva estructura suya desde la base del
ascendiente, aunque hoy esa estructura (llamada Inspira) tenga una directora
que también fue Hachada en Nueva Acrópolis.
Le
bastó dar el siguiente paso: apenas dos años después de la aparición de El Gran Engaño, Lidia Pérez en compañía
de Esmeralda Osuna se comunicó con Delia Steinberg para decirle que México se
separaba de Nueva Acrópolis.
Machetazo
a caballo de espadas. Ese cisma fue tal cual el del joven Livraga para
justificar la separación de la Sociedad Teosófica o apropiación de una
estructura local, que no se dio porque lo expulsaron. La diferencia es que Nueva
Acrópolis no pudo expulsar a Lidia Pérez, porque ella dio el primer paso.
Es
la ruptura, cisma o “independencia”, acto al que todas las sectas que se
escinden recurren para hacer aparecer como ética, la usurpación que viene.
Lidia
Pérez dijo a los integrantes en una siguiente reunión especial, que Nueva Acrópolis
había perdido su camino y que “ya no eran felices en Nueva Acrópolis”, que ella
iba a seguir manteniendo el Ideal, sin guardias de Fuerzas Vivas, sin la
filosofía, sino quedándose con lo “bonito”, “el gozo”, “la felicidad”, tan
demeritados con anterioridad, invitándolos a seguirla.
El
panorama se matizó cuando en cada sede, uno a uno se llevó a cada miembro
frente a un hosco jurado en el que le hacían declarar quedarse en Nueva
Acrópolis o irse a su nueva agrupación. Ahí estaba la primera muestra de su
nueva libertad y felicidad.
Como
Pérez López había colocado mandos fieles a ella y no a la secta, acomodado la
estructura a sus intereses y aumentado la presión coercitiva sobre los
integrantes para que la obedecieran, el 90% de éstos abandonó Nueva Acrópolis.
Acto
seguido ordenó retirar los rótulos de los locales y colocar los nuevos, ya
preparados, con el nombre de Inspira. Ese grupo es un GEA, sin la fachada de la
filosofía. En efecto, el nuevo grupo no es un ente aparte. Inspira es una
facción de Nueva Acrópolis.
En
México, la realidad es que Nueva Acrópolis apenas sobrevivió, porque de la
noche a la mañana su lugar fue ocupado por Inspira, la cual se quedó con los
locales, la biblioteca y probablemente se quedó con los estandartes de Fuerzas
Vivas.
Con
esto, las premisas planteadas por El Gran
Engaño se cumplieron, a saber:
1.
Nueva Acrópolis es una secta que utiliza el adoctrinamiento, la intimidación,
el chantaje emocional y la explotación económica para controlar a sus adeptos y
hacerlos obedecer ciegamente a sus líderes o a los que identifica como tales,
inculcándoles una doctrina que los aleja de la realidad y los convierte en sus
esclavos.
2.
Perfil común en los mandos de Nueva Acrópolis, Lidia Pérez López es una
mitómana compulsiva, que inventa su currículum, sus logros, sus experiencias y
sus conocimientos, que engaña a los medios de comunicación, instituciones
académicas, público y sobre todo a sus seguidores, y que carece de escrúpulos
para conseguir sus metas económicas.
El
libro no solo documentó lo que ocurre en México, sino que es posible transpolar
su información, por ejemplo, la historia de Eva y Elías, a cualquier país del
globo, y por otra parte corrobora las denuncias que se han hecho, principalmente
en Europa.
Este
otro punto es revelador de Nueva Acrópolis en su conjunto. Lidia Pérez López
justificó su separación de Nueva Acrópolis argumentando que ya no cumplía su
propósito y que sus integrantes ya no encontraban la felicidad en ella.
Esta
afirmación resulta impactante dado que durante años, pero todavía un mes antes
de fraccionarse, Pérez López había defendido a Nueva Acrópolis presentándola
como una institución humanista y filosófica que brindaba formación integral y
una visión trascendente de la vida. Ella había refutado las acusaciones de
Juliano.
Entonces,
¿cómo es posible que Lidia Pérez López haya experimentado un cambio de opinión
tan radical con respecto a Nueva Acrópolis? ¿Cómo es posible que le diera la
razón a Juliano sobre que Nueva Acrópolis era un grupo perjudicial?
Y
aún más intrigante, ¿cómo es posible que el 90% de los integrantes la hayan
seguido sin cuestionar?
Más:
los Fuerzas Vivas que permanecieron en Nueva Acrópolis, ¿cómo no tuvieron la
gallardía de la que alardeaban, para defender “el puesto que tenían allí”?
En
un programa de radio apareció gente de Inspira, desprestigiando a Nueva
Acrópolis. Había algo disonante, chocante en esos testimonios orquestados o
confesiones tardías. Algo vergonzoso. No me malinterpretes pensando que
defiendo a la secta. Me refiero a que quienes sostuvieron hasta la fatiga
extrema a Nueva Acrópolis, hasta la quiebra financiera, ahora la denigraban.
Ahora era un fraude. Solo porque ella se los dijo. Su Ideal era lo máximo y lo
abandonaron en minutos.
La
enseñanza tan repetida de guardar el compromiso hacia el Ideal y no hacia la
persona, convenientemente la hicieron a un lado. La falta de coherencia fue la
señal de que estaban resquebrajados por dentro.
Por
otro lado, los que optaron por permanecer en Nueva Acrópolis no son mejores, no
se les puede reconocer ni la virtud de la lealtad, porque no defendieron lo que
era suyo. Tampoco tienen la virtud del filósofo, a saber, la de hacerse las
preguntas correctas.
No
mostraron una pizca de autocrítica en relación con lo que los llevó a esa
situación. Ni así fueron capaces de cuestionar su obediencia, ni de evaluar sus
acciones y menos de rectificar sus actitudes. Obedeciendo las órdenes de Nueva
Acrópolis de ver lo externo como un peligro, se negaron a escuchar otras
opiniones, a aceptar evidencias. Fueron incapaces de cuestionar a su lideresa.
Se conformaron con su ignorancia y se resignaron a su desgracia.
En
lugar de reconocer que habían sido engañados y despojados, afirmaron
públicamente “recuperamos nuestra casa”, como si se tratara de una victoria.
Como si fuera su mérito. Y después que les quitaron su patrimonio como grupo,
su identidad, su cohesión, una vez en la calle, los filósofos que jamás
comprendieron nada, solo pudieron decir “recuperamos nuestra casa”.
Reflexión
En
todo esto hay un elemento que me hace dar un poco vueltas la cabeza. No estoy
diciendo que sea correcto. Sucede que a veces no puedes dejar de rememorar. Al
menos tres de los del Cuerpo de Seguridad en la época del libro hubiéramos
armado un San Quintín por la cuestión del despojo. Peor si es verdad que les
quitaron los estandartes de Fuerzas Vivas.
De
haber ocurrido en la época del libro, yo mismo habría ordenado atrincherarse.
Habría vociferado en esa reunión que el título de Maestra no valía nada.
Quienes vivieron la usurpación, no tuvieron el valor para defender lo que tanto
decían enorgullecerles. En su lenguaje, se dejaron robar los dioses.
Y
cuando recuerdo el episodio de la violencia que invocó Nueva Acrópolis por El Gran Engaño, confirmando con ello la
verdad del libro, más el quiebre de su estructura en México y la creación de la
facción Inspira, entiendo que ayer, hoy y mañana, todo se resume en manejos de
carácter mafioso.
En
Nueva Acrópolis no hay honor, no hay respeto, no hay filosofía, no hay
humanidad, no hay amor del que tanto hablan. Al final se quitan las caretas y
sin máscaras revelan que únicamente se trata de su patética ansiedad por el caballero
don dinero.
Los
humanos no cuentan. Sus intereses están en los negocios y en los negocios a
veces se gana y a veces se pierde. Aquí no hay buen ladrón. Se fueron a Inspira
los pudieron amenazar a una mujer y a otros que nada tenían que ver, luego de
protegerse en ser numéricamente más, para luego cambiar y traicionar.
No
sorprende, porque hay una razón. Eso pasa porque el llamado Ideal es una
ficción, porque Nueva Acrópolis incapacita para reaccionar. Está el fenómeno
por un lado del cinismo en quien usurpa, por el otro, del adoctrinamiento en
los que se van o se quedan, porque cada uno actuó por estar adoctrinado,
independientemente de la dirección que tomara.
El
adoctrinamiento o proceso de control de pensamientos, emociones y
comportamientos, trabajado a lo largo del tiempo, hace que, por la lógica de
Nueva Acrópolis, sus seguidores obedezcan a quien tenga el bastón. Por tanto,
cuando Pérez López los amedrentaba de criticar a Nueva Acrópolis, todos
callaban con temor. Pero cuando afirmó que ya no eran felices, los demás
simplemente repitieron sus palabras como discurso orquestado o confesión tardía,
sin reflexionar sobre sus experiencias o quizá era la oportunidad de su
libertad ficticia, porque en el extremo del pensamiento sometido, ahora el amo
era amoroso.
Tú
no eres un águila acropolitana, ni un Hombre Nuevo. Tú para Nueva Acrópolis no
significas nada. Nueva Acrópolis no ha de significar nada para ti. Si te
invitan, no entres.
Conclusión
Doce
años después de haber compartido El Gran
Engaño, constato que la alerta sobre las sectas debe seguirse haciendo. Las
sectas perviven, pero todavía más, están quienes generación tras generación dan
su testimonio y sucederá que no muy tarde, la consciencia será lo
suficientemente amplia para que no sea fácil ser captado.
La
historia de Nueva Acrópolis sirve de ejemplo impactante de cómo las sectas
pueden manipular y perjudicar, incluso a ellas mismas, porque carecen de
valores. También ejemplifica cómo la ausencia de reflexión puede obstaculizar
la capacidad de reconocer problemas. Por lo tanto, es fundamental estar alerta
ante los signos de una secta. No renuncies al don que la vida nos dio y por el
que somos seres humanos: el pensamiento crítico y la solidaridad.
Haz
tu vida, vive tus proyectos, no les debes nada, la consciencia de lo que no se
debe hacer es tuya, no te la dieron ellos. Hay un camino para ti, para el que
no necesitas Maestros que te dicten lo que debes pensar, porque lo que quieren
pensar por ti, desean ordenarte que hacer. No los necesitas. Tú eres el creador
de tus horas.
¿Existe un Gran
Engaño?
Sí, pero hay algo
mejor. Es la hora de la Gran Verdad.
(Fuente:
https://www.redune.org.es/news/el-gran-engano-12-anos-despues-mi-testimonio-sobre-nueva-acropolis/)
AUDIO
En
el siguiente video Daniela, una ex fuerza viva de Nueva Acrópolis, leyó a voz
alta el artículo que escribió Juliano.
COMENTARIOS
El
relato de Juliano también se publicó en el blog titulado Nueva Acrópolis Secta link.
Y
al final aparecen los siguientes comentarios:
Moderador:
Juliano, agradecemos enormemente tu testimonio. Como bien comentas, Nueva
Acrópolis ha ido ocultando paulatinamente sus raíces filonazis, enmascarando su
ideología con numerosas interpretaciones, ocultando textos y eliminando ciertos
símbolos o parafernalia que pudiera ser demasiado obvia.
Sin
embargo, tal como relatan los testimonios de este blog (los cuales pertenecen a
ex-miembros más recientes en tiempo), los símbolos principales y los uniformes
siguen siendo los mismos. Y las técnicas de manipulación, así como los abusos
de poder, son exactamente iguales. Que valiente también por tu parte atreverte
a contar los remordimientos que sufriste al ser consciente de lo que estabas
infringiendo en otros.
Es
de agradecer que alguien que ha estado en los círculos más internos y en la
época anterior al año 2000 pueda clarificar todo esto, porque como ya hemos
dicho en otras ocasiones: las sectas van cambiando y camuflándose con el tiempo
a medida que van recibiendo críticas y denuncias. Al menos en su parte más
formal.
Gracias
por querer participar en este blog y por tomarte el tiempo de compartir todo esto.
Un
saludo afectuoso.
Giordano:
Creo que para muchos de nosotros, ex fuerzas vivas, tu libro fue el primer vistazo
a la realidad fuera de Nueva Acrópolis. Así que te debemos bastante ese
esfuerzo de poner en palabras todos esos difíciles procesos internos que además
fueron sin duda traumáticos por necesitar a fuerza un rompimiento con los que
entonces eran tus valores y mundo interior.
Me
gustaría conocer más que ha pasado, aparte de todo lo que has descrito aquí, en
tu vida personal y sobre todo, en relación a tus ex compañeros y amigos que
compartieron esas vivencias contigo. Porque una de las cosas más difíciles que
nos ocurre es que dejamos de golpe de relacionarnos con personas a las que
apreciábamos realmente pero muchas de las cuales no son capaces de cuestionarse
todo lo que nosotros mismos no solo queremos sino que necesitamos
cuestionarnos.
He
tenido amigos que prácticamente me han dicho que ya no quieren pensar en su
pasado acropolitano, que lo han "superado", aunque evidentemente aun
están lastimados. Y ante eso a veces no queda mucho más de que hablar.
Juliano:
Gracias por tu mensaje y por el comentario sobre el libro. De lo que planteas,
he buscado y logrado construir una vida independiente de la secta, mi vida,
autónoma. La introspección, es decir, el análisis personal sobre lo vivido, me
fue fundamental para comprender y generar nuevas formas de pensar y de actuar,
y creo que eso es útil para todos.
En
quienes salieron encontré tres actitudes, entrecomillo sus palabras:
1) "hay que olvidar
y seguir adelante"
2) "también hacían
cosas buenas y además les agradezco porque me enseñaron lo que no se debe
hacer" y
3) "la idea de
Acrópolis es buena, pero X o Y la arruinan".
Visto
analíticamente, nada de esto es funcional porque lleva a no haber aprendido en
realidad y a colocarse en postura de caer en otra secta. En lo personal, no
encuentro nada de qué hablar con los ex-compañeros así, porque hay una serie de
derivaciones de estas actitudes que no permiten la comunicación, como si Livraga
o Steinberg no sabían – lo cual es imposible, claro que lo sabían y es parte
del sistema que crearon.
Entonces
entendí que si alguien no es capaz de analizar y entender, estando afuera, no
puede haber diálogo. Dejé algunos afectos dentro de la secta, pero estamos en
mundos diferentes porque ellos siguen siendo víctimas, y uno no. Y cada cual ha
de hacerse consciente por sí mismo. Entonces, como dices, no queda mucho más
que hablar. Por ejemplo, yo no he escrito nada dirigido a quien está dentro de Nueva
Acrópolis, excepto en el caso que esa persona esté empezando a hacer
consciencia.
Queda
el tema que todo esto nos causa un peso emocional. Las pérdidas, el deseo de
recuperar alguna amistad, al menos preguntarte si están bien. No obstante, para
mí, ha sido claridad entender que mientras estén en Nueva Acrópolis, no son mis
amigos. Es el trabajo difícil de aceptar las realidades, las distancias, y
asumirlas como parte de tu proceso de autonomía. Planteas un aspecto
interesante, quizá escriba algo sobre eso. Si hay más en lo que pueda apoyarte,
en este tema o el que sea, cuenta conmigo. Saludos cordiales.
EL LIBRO
Pueden
descargar el libro que escribió Juliano en este otro capítulo:
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