Guy y Edna Ballard provocaron que muchas familias se destruyeran por culpa de las aberraciones que los Ballard les inculcaban a sus seguidores. Y sobre este asunto, Gerald B. Bryan, quien fue un antiguo miembro del culto YO SOY, comentó lo siguiente:
Repudio a los que no son partidarios
Probablemente
 en ningún otro movimiento ha habido jamás un intento tan amplio de 
interferencia en las vidas personales de sus miembros como ha sido en este culto
 al Poderoso YO SOY.
Los
 estudiantes de los Ballard reciben instrucciones de expulsar de sus vidas a
 las personas que no pueden abrazar las enseñanzas del culto YO SOY, y
por consiguiente de tener lo menos posible que ver con ellas. Y el resultado ha sido que las 
relaciones más profundas de muchos años se han encontrado cortadas por 
estudiantes entusiastas y lo suficientemente fanáticos como para obedecer ciegamente a las instrucciones de los Ballard.
El
 esposo, la esposa, la madre o algún otro pariente que vive en una 
fanática familia de este culto, en realidad ha sido retenido en otra 
parte de la casa y se le han negado privilegios anteriores debido a que no 
abraza las doctrinas de los Ballard.
Citamos un ejemplo de esto en la 
siguiente historia.
Un
 automóvil estaba estacionado afuera de un templo YO SOY en cierta 
ciudad. El hombre que estaba dentro tenía la cabeza inclinada sobre el 
volante.
Otro hombre estaba esperando afuera de ese mismo lugar de reunión “YO SOY”, y caminaba de un lado a otro.
Al
 pasar junto al coche aparcado, este último hombre notó que el hombre 
con la cabeza inclinada sobre el volante estaba sollozando. Al 
constatar esto se acercó a él y le dijo:
   -  "Veo que te tienen a ti también".
El
 hombre al volante se levantó confundido y se secó rápidamente las 
lágrimas. Entonces viendo la comprensión en el rostro del otro hombre, le respondió:
   -  “Sí,
 hoy me han concedido un privilegio inusual. Comí en la mesa con mi 
esposa y mis hijos por primera vez en semanas. Mientras que el resto de los días me han tenido en otra 
parte de la casa”.
Miró dolorosamente al otro hombre que pareció entenderlo y añadió:
   -  “Espero
 que también se te concedan otros privilegios, o al menos que se mantengan 
estos mismos, pero nunca se sabe cuál será la próxima demanda. Estoy 
esperando para llevar a mi familia a casa”.
Esta
 intolerancia hacia las creencias y métodos de vida de otras personas es
 un resultado directo de las enseñanzas de los Ballard, particularmente 
entre los llamados “estudiantes cien por ciento” que siguen las 
instrucciones de los Ballard en todos los sentidos.
Prohibición sexual
Esta secta enseña la abolición total del
 sexo, y aunque antiguamente enseñaban que el sexo podía usarse para 
traer niños al mundo, hoy enseña de manera muy diferente.
Como hemos 
visto en la declaración de la Diosa de la Pureza se predica una 
filosofía de suicidio racial. Sin matrimonio y sin hijos. En su lugar, 
haz la “Ascensión”. Dejad la tierra a los imbéciles. ¡Qué maravillosa 
oportunidad para los dictadores!
A pesar de la supuesta “pureza” de este culto, en él juega un erotismo disfrazado pero fácilmente discernible.
Guy
 Ballard, una y otra vez en la plataforma pública, se refirió a su 
llamada “Ley Sexual” y pareció deleitarse al imaginar las terribles 
consecuencias que resultarían de cualquier violación de la misma. En una
 de sus primeras clases en Los Ángeles (19 de agosto de 1935), él dijo:
 -  “El
 impulso sexual sólo debía utilizarse para la procreación. Cuando se 
utiliza para el llamado placer, la humanidad pierde el dominio de su 
forma física. . . Cuando se desperdicia, el cuerpo se vuelve decrépito e
 indefenso. . . Tu aura se carga con las entidades más viciosas que 
puedas imaginar”.
Desde
 entonces, con fanática perseverancia, los Ballard se han referido 
constantemente al tema del sexo. Inyectan el tipo más fuerte de 
pensamiento de miedo en las mentes de sus alumnos en caso de que se 
produzca alguna violación de su instrucción. Una y otra vez sus 
“Maestros Ascendidos” se presentan para mantener este tema ardiendo ante
 las mentes de sus audiencias.
  -  “Buscar estas clases”, dice su Gran Director Divino, “para obtener 
conocimiento y compañía para el deseo sexual es la cosa más infame que 
jamás haya existido en esta tierra. . . . Hay quienes lo han estado 
haciendo. . . ¡Si no lo detienes, te elegiré! . . Se les ha dicho 
repetidamente que a menos que cesen su deseo sexual, no podrán obtener 
su Libertad y Ascensión. . . No se sorprendan si libero el Fuego, la 
Llama de la Vida para quemar estos deseos en ustedes esta noche. 
(aplausos)” (págs. 18-19, abril de 1940, V.)
Esta
 enseñanza del tabú sexual se ha impartido indiscriminadamente en 
público durante más de cinco años entre personas de todos los ámbitos de
 la vida. Los Ballard afirman que se tiene que aplicar a todos independientemente de sus 
circunstancias, condiciones, creencias, obligaciones, espiritualidad o 
cualquier otra cosa. Es la inalterable e inexorable “Ley del Sexo” y 
reaccionará sobre todos los que la desobedezcan, produciendo 
degeneración tanto de la mente como del cuerpo.
Naturalmente,
 opiniones tan extremas sobre el impulso biológico dominante del sexo, 
enunciadas a personas que en su vida marital habían desarrollado ciertos
 hábitos al respecto, tuvieron amplias repercusiones.
Esta
 enseñanza sexual por sí sola ha resultado en un número extraordinario 
de divorcios, separaciones y desacuerdos entre personas casadas, muchas 
de las cuales, hasta el momento en que el ballardismo entró en sus 
hogares, sin duda habían estado viviendo una vida sexual normal y 
sensata.
Pero con
 la repentina introducción de una religión fanática en el ambiente 
hogareño, con su rígido tabú sobre la expresión sexual en cualquier 
forma, se produjo una situación que con frecuencia se volvió intolerable
 para el cónyuge que no abrazaba el fanatismo religioso del otro 
cónyuge. 
El
 resultado fue la separación o el divorcio en muchos hogares que 
anteriormente habían sido felices y contentos antes de la llegada del 
ballardismo y su enseñanza sexual extrema. Las instrucciones de los 
Ballard eran divorciarse de la pareja que deseara tener relaciones 
matrimoniales o abandonar el movimiento.
Refiriéndose
 a la infelicidad que ha llegado a los estudiantes YO SOY como resultado
 de esta enseñanza de abstinencia sexual, el Gran Director Divino los anima a continuar
 con el programa, a pesar de que separa a las parejas.
Él dice:
La abstinencia sexual se exige incluso para miembros de la familia que no pertenecen al culto YO SOY, y para demostrarlo a continuación citamos la siguiente carta escrita por un antiguo líder de clase con fecha del 29 de junio de 1939:
“En
 julio pasado, durante la clase del Santuario, tuve una entrevista 
privada con la Sra. Ballard, en cuyo momento ella me dijo (aunque bien podría 
usar los términos de exigido y ordenado ya que esa era su manera) que 
pidiera la separación de mi propia madre, a quien ella sabía que amo 
con todo mi corazón, así como nos enseñaron a pedir la separación de 
nuestras pequeñas mascotas.
¿Por qué? -- pregunté
Porque mi madre no creía en ellos ni en sus enseñanzas, aunque mi madre nunca se opuso a mí ni a ellos de ninguna manera.
La Señora Ballard me dijo que llevaba una gran carga y que mi madre era una 'actividad vampírica' que chupaba mi energía.
La Señora. Ballard me lanzó esta pregunta: '¿Tu madre no toma muchos refrescos?'
'Sí.' respondí.
Y luego la Señora Ballard añadió: '¿No come mucho?'
Respondí: 'Tiene buen apetito'.
Y luego la Señora Ballard añadió:'Y 
ella se queda sentada sin hacer nada bueno para ella ni para nadie más y
 puede mantenerse con vida durante todos esos años aprovechando tu energía y 
viviendo de ella. ¡Por eso pide su liberación ya que tienes trabajo que hacer!'
Luego la Señora Ballard me dijo que volviera a casa y 'detuviéramos todas las 
relaciones sexuales'.
Le comenté: 'Mi hija, que está muy felizmente casada con un
 buen hombre y tienen dos hermosos hijos, quieren dos hijos más'.
'No', respondió la Señora Ballard, 'la Ascensión está demasiado cerca para eso ahora'.
Le
 pregunté: '¿Qué pasa si su marido no está de acuerdo?'
'Dígale que tome
 a un niño de cada mano y salga y cierre la puerta', fue su respuesta.
Los
 propios Ballard, al menos en este sentido están a la 
altura de sus propias enseñanzas. Hace años, la Sra. Ballard expulsó de 
su vida a su propia madre anciana y a su única hermana porque no 
aceptaban el culto al Poderoso YO SOY ni creían que los libros de Guy Ballard y 
sus viajes a la India eran ciertos, sabiendo que él estuvo aquí en los 
Estados Unidos todo el tiempo.
El fanatismo 
Pero
 el sexo no fue lo único que rompió a estos hogares. La propia filosofía 
general, con su devoción a los "Maestros", sus inhibiciones y 
prohibiciones fanáticas, causó y sigue causando hoy muchas condiciones 
intolerables en el ambiente familiar, separando a las parejas de toda la
 vida y alejando a los hijos y parientes.
Los
 decretos que deben pronunciarse durante todo el día y media noche dejan
 poco tiempo para dedicarlo a los deberes y obligaciones familiares. Se descuida a los niños y se ignora al marido
 o a la esposa en este experimento más nuevo y emocionante de adorar a 
“Maestros” y “Diosas” invisibles.
Un
 cónyuge que antes del advenimiento del ballardismo era todo lo que el 
otro podía esperar razonablemente, casi de la noche a la mañana se 
volvió negligente con las cosas que habían producido felicidad en el 
pasado en un esfuerzo fanático por seguir este camino más nuevo y 
simplificado hacia la felicidad.
Todo
 esto, y mucho más de lo que tenemos espacio para registrar, es el 
resultado de esta enseñanza, en una tierra que los Ballard supuestamente
 vinieron a “salvar”.
Además,
 gran parte de la supuesta “pureza” y “moralidad” de este culto es 
puritana y ridícula.
(Esto se encuentra en los capítulo 25 y 26 del libro Dictadura Psíquica en América,)
 OBSERVACIÓN
La falta de consideración que Guy y Edna Ballard mostraron hacia sus seguidores, imponiéndoles sus caprichos sin importarles las consecuencias nefastas que estos tendrían, me muestra que esa pareja se había deshumanizado y se encontraba completamente perdida en sus delirios.

 
 
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