Alice
Gordon fue una teósofa inglesa que conoció a Blavatsky cuando ella vivía en la
India, y sobre este asunto ella escribió lo siguiente:
« La filosofía oriental ha ocupado ahora,
muy acertadamente, el lugar principal en su relación con la Sociedad Teosófica,
y su nombre [de Blavatsky] pasará a la posteridad más como exponente de estas
doctrinas que como hacedora de maravillas; pero en el momento en que escribo
[finales del siglo XIX], fueron los fenómenos asociados con su nombre los que
nos atrajeron hacia ella. Pero debe reconocerse que ella siempre desaprobó este
anhelo de maravillas y habló de tales fenómenos como "trucos
psicológicos".
Sin embargo,
nuestro deseo, y quizás un poco de interés que ella misma tenía en probar sus
poderes, la indujo a mostrarnos algunos de estos "trucos
psicológicos", incluso asegurándonos que no tenían ningún valor real en
comparación con la enseñanza que yacía detrás de ellos.
El libro del
Sr. Sinnett, El Mundo Oculto, da un
relato tan completo de nuestras primeras experiencias que no me propongo entrar
en detalles, pero siento que se debe sólo por respeto a su memoria añadir
frente al abuso que se ha derramado sobre ella tanto en vida como después de su
muerte, que nunca vi nada ni oí nada que me llevara por un momento a dudar de
la realidad de los fenómenos que ocurrieron en su presencia.
Y también puedo
decir con perfecta franqueza, que aunque ella era la mujer más intelectual que
he conocido, considero que ella estaba constituida de tal manera que en su caso
era imposible el engaño sistemático. Ella no tenía ni la astucia ni el
autocontrol necesarios para tramar y ocultar, y vivía tan abiertamente entre
sus amigos que las muchas falsedades sobre ella son absurdas para aquellos que
han vivido en la misma casa con ella. »
(HPB:
en memoria de Helena Petrovna Blavatsky, p.67-68)
Entre los fenómenos que presenció
Alice Gordon están los siguientes:
Blavatsky
podía teletransportar
pequeños
objetos
Alicia Gordon atestiguó que Blavatsky podía hacer
teletransportar cigarrillos a través del espacio, y ella envió su testimonio al
periódico Pioneer, el cual publicó su
carta:
« Señor editor,
El relato hecho sobre el
descubrimiento del broche, propiedad de Madame Hume, ha dado origen al envío de
varias cartas y ha provocado diversas cuestiones a las cuales tengo la
intención de contestar pronto, pero por ahora creo hacer un acto de justicia
dando nuevos detalles sobre los poderes ocultos que posee Madame Blavatsky.
Fijándome en esto, debo olvidarme
del ridículo en que voy a ser acusada y que es un arma contra la cual los que
se ocupan de estas cuestiones, ya estamos acorazados.
El jueves último, a las diez y media
aproximadamente, yo me encontraba sentada en el aposento de Madame Blavatsky
conversando con ella, y de manera casual le pregunté si podría enviarme algo
por medios ocultos cuando yo volviera a mi casa.
Ella me contestó que no y me explicó
que para establecer una corriente magnética en un sitio señalado, había entre
otras condiciones, que conocer el sitio y haber estado allí, y cuanto más
recientemente, mejor.
Pero entonces me comentó que en
aquella misma mañana ella había ido a la casa de una persona, cuyo nombre le
vino a la memoria* y después de reflexionar un instante, dijo que ella podría
enviar a ese lugar un cigarrillo, y yo podría ir inmediatamente para comprobar
el hecho. Algo que por supuesto accedí.
Debo mencionar aquí que ya la había
visto hacer ese tipo de cosas una vez antes; y la razón que ella da para enviar
cigarrillos es que el papel y el tabaco siempre los lleva consigo, por lo que
estos se encuentran altamente impregnados de su magnetismo, y por lo tanto son
más susceptibles a su poder, lo que ella enfáticamente declara no es sobrenatural,
sino simplemente la manifestación de leyes desconocidas todavía por nosotros.
Entonces ella sacó un papel de fumar
y lentamente arrancó una esquina lo más en zigzag posible, nunca quité los ojos
de sus manos. Luego ella me dio esa esquina que de inmediato puse en un sobre,
y el cual ya no se separó de mí.
Luego hizo un cigarrillo con el
resto del papel y me dijo que probaría un experimento que tal vez no tendría
éxito, pero en caso de fracaso, eso no tendría ninguna consecuencia sobre mí.
Entonces puso el cigarrillo en el
fuego y lo vi arder, y me dirigí de inmediato a la casa señalada, apenas capaz
de creer que debería encontrar en el lugar indicado por ella la contraparte del
papel de cigarrillo que yo tenía. Pero, efectivamente allí estaba, y en
presencia del caballero y de su esposa, abrí el cigarrillo y encontré que el
pedazo del papel que yo tenía encajaba exactamente con el papel de ese
cigarrillo.
Sería inútil tratar de explicar
cualquier teoría relacionada con estos fenómenos, y no sería razonable esperar
que alguien crea en ellos, a menos que su propia experiencia haya demostrado la
posibilidad de tales maravillas.
Todo lo que uno pregunta o espera es
que algunos de los miembros más inteligentes de la comunidad puedan ser conducidos
a examinar la gran cantidad de evidencia ahora acumulada de los fenómenos que
tienen lugar en toda Europa y América.
Es una lástima ver a la mayoría de
la gente vivir en una completa ignorancia de estos hechos, cuando están al
alcance de cualquier investigador que desee examinar su realidad. »
(* Nota: esta
casa donde se encontró el cigarrillo es del Sr. O'Meara y él está dispuesto a
declarar que lo que digo aquí es cierto.)
(Posteriormente este testimonio se publicó en el libro “El Mundo
Oculto”, p.87-92, 2ed)
Observaciones
Para los que piensan que hubo truco,
yo les pregunto: ¿cómo le hizo Blavatsky para llevar el cigarrillo hasta esa
casa que ella había visitado en la mañana, puesto que Blavatsky ya no se movió
y fue Alicia Gordon quien se desplazó a esa casa?
Y supongamos que Blavatsky hubiera
dejado un cigarrillo cuando ella visitó esa casa en la mañana, pero entonces la
hoja de papel de ese cigarrillo ya no coincidiría con la hoja que Blavatsky
rompió enfrente de la señora Gordon.
Y supongamos que Blavatsky hubiera
tenido un cómplice. Pues bien, veo muy difícil que ese individuo haya podido ir
corriendo hasta esa casa y meterse para depositar el cigarrillo sin haber sido
descubierto por el Sr. O'Meara, y además con el riesgo de que lo encarcelaran por invadir una
propiedad ajena.
Por otra parte,
en el espiritismo existen muchos testimonios similares donde se ha presenciado
la teletransportación de pequeños objetos, e incluso no tan pequeños como por
ejemplo: el esoterista Franz Hartmann afirmó en su autobiografía que en una
sesión espiritista en la que él participó, algas marinas frescas fueron traídas desde el
lejano océano.
Las materializaciones que produjo
Blavatsky
Alice Gordón fue uno de los testigos que presenció como
Blavatsky (con la ayuda de los Maestros) materializó varios objetos el 3 de
octubre de 1880, y todo esto se los detallo en los siguientes capítulos:
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