Blavatsky en una carta que le escribió al periodista Alfred Sinnett, le informó que la condesa Wachtmeister era clarividente y que ella había visto la proyección astral sutil que había hecho el maestro Morya:
« 6 de enero de 1886. Würzburg.
Mi querido señor Sinnett
Me siento inspirada para comunicarle lo siguiente: Primero, permítanme decirle que la querida condesa se fue a Múnich como un rayo para tratar de salvar a Hubbe de su debilidad y a la Sociedad Teosófica de desmoronarse. Ella estuvo toda la noche en trance, entrando y saliendo de su cuerpo. Vio al Maestro y lo sintió toda la noche. Ella es una gran clarividente. »
(Carta Mahatma 140, p.478)
Blavatsky en otra carta que le escribió al Sr. N.D. Khandalavala, fechada del 12 de julio de 1888, ella le mencionó que la condesa Wachtmeister en su juventud había visto en varias ocasiones al maestro Morya de manera astral y una vez de manera física:
« Constance Wachtmeister se unió a la Sociedad Teosófica porque reconoció en el retrato de mi Maestro a su Maestro vivo, quien la salvó en varias ocasiones, a quien vio en cuerpo físico hace años cuando ella estaba en Inglaterra, a quien vio en cuerpo astral varias veces, y quien le escribió desde el principio con la misma letra que usa para nuestra Sociedad Teosófica. Cuando se convenció de esto, se unió a la Sociedad Teosófica por consejo suyo; y ahora, desde hace más de tres años, vive conmigo y me cuida. »
(Esa carta se publicó en el libro "Los Hermanos de Madame Blavatsky" de Mary K. Neff, por la Theosophical Publishing House, Adyar, Madrás, India, 1932, p.82)
Posteriormente la condesa en un artículo afirmó haber visto en varias ocasiones la presencia astral del maestro Morya ya que ella aseveró:
« Un día vi a Annie Besant envuelta en una nube de luz, del color del Maestro. Él estaba de pie a su lado, con la mano sobre su cabeza. Salí de la habitación, fui rápidamente a ver a HPB y, al encontrarla sola le conté lo que había presenciado y le pregunté si eso era una señal de que el Maestro había elegido a Annie Besant como su sucesora.
Y debo añadir que desde entonces, aquí en la India, he tenido repetidas pruebas de su comunicación directa con el Maestro.. »
HPB respondió afirmativamente y se alegraba de que lo hubiera visto.
Una noche, acompañé a Annie Besant a un pequeño salón en Londres, donde daba una conferencia a unos obreros, cuando de repente el Maestro estaba a su lado y ella habló con una elocuencia que nunca antes le había oído; fluía de ella como un torrente de fuerza espiritual.
Y debo añadir que desde entonces, aquí en la India, he tenido repetidas pruebas de su comunicación directa con el Maestro.. »
(“Theosophy in Australasia” del 5 de julio de 1895, p.5-8)
La condesa en las cartas que le escribió al señor Alfred Sinnett le reveló que en varias ocasiones ella percibió fenoménicamente en Europa a varios de los discípulos (chelas) de los Maestros transhimaláyicos que se encontraban físicamente en el Tíbet.
Djwal Khul
« Wurzburgo, Alemania
13 de diciembre de 1885
Estimado señor Sinnett,
Ayer por la tarde se oyó de repente un fuerte golpe y Djwal Khul se encontraba con nosotros. Él manifestó su intención de escribir a través de mi mano. Lo vi cerca de mí confusamente, sentí su influencia, escuché las pocas palabras que me dijo y escribí lo siguiente:
"Que Mohini se salve a toda costa. Escríbale esto a Sinnett: se está tramando una conspiración para derrocar a la Sociedad Teosófica y deshonrar a Mohini. No se demore, actúe con prontitud, forme su Comité rápidamente, reúna todas las pruebas posibles e investigue todo lo que pueda sobre los antecedentes de la Srta. L."
Djwal Khul me dijo que usted tiene una tarea muy difícil por delante. ... »
(Carta 121)
El chela relacionado con el asunto Kiddle
« Wurzburgo, Alemania
11 de enero de 1886
... Añadiré un incidente más a mi historia que sé que le interesará, pero le pido que lo mantenga en secreto: mientras escribía, me encontré con el segundo chela que nos visitó en Elberfeld, y debe saber que era el chela que tuvo que ver con el asunto Kiddle.
Yo estaba a punto de escribir su nombre cuando pensé que posiblemente le resultaría desagradable volver a ser mencionado públicamente, por lo que omití su nombre, y al hacerlo oí claramente las palabras "gracias" a mis espaldas, y al mirar, volví a ver al chela.
No lo había visto desde aquellos días en Elberfeld. No lo mencione pues me daría pena volver a meterlo en problemas, pero estoy segura de que este incidente le interesará a usted. »
(Carta 128)
Otro chela
En su libro “Reminiscencias acerca de H.P. Blavatsky y La Doctrina Secreta” la condesa relató otra interacción fenoménica que ella tuvo con otro discípulo:
« Blavatsky estaba acostumbrada a leer sus periódicos rusos por la noche, y raramente extinguía su lámpara antes de media noche. Había un biombo entre mi lecho y su lámpara, pero los fuertes rayos reflejados por el techo y las paredes perturbaban a menudo mi reposo.
Una noche, esa lámpara estaba encendida después de que el reloj había marcado la una de la mañana. No podía dormir y como oí la respiración regular de H.P.B. que dormía, me levanté y caminé suavemente hasta la lámpara y la apagué.
En el dormitorio había siempre una tenue luz que provenía de una veladora que se dejaba encendida en el estudio, manteniéndose abiertas las puertas entre esa habitación y nuestro dormitorio.
Yo había apagado la lámpara y me había vuelto hacia mi lecho cuando se encendió de nuevo y la habitación se iluminó con luz brillante. Pensé para mí misma: “qué extraña lámpara, posiblemente no funciona bien”.
De manera que fui de nuevo y bajé de nuevo la mecha, y esta vez vigilé hasta que el último vestigio de luz había desaparecido, y aún así mantuve apretado el resorte con los dedos. Entonces lo solté y quedé de pie un momento, observando, cuando para mi sorpresa la llama reapareció y la lámpara volvió a brillar como antes.
Tal cosa me dejó considerablemente perpleja y determiné quedarme allí frente a la lámpara toda la noche, si fuera necesario, para mantenerla apagada hasta que descubriera el motivo y el por qué de ese extraño comportamiento.
Por tercera vez apreté el resorte y lo bajé hasta que la lámpara estuvo apagada por completo, y lo volví a soltar observando atentamente para ver lo que ocurría.
Y por tercera vez la lámpara se encendió, pero esta vez vi una mano morena moviendo lenta y suavemente el resorte de la lámpara.
Familiarizada como yo estaba con la acción de las fuerzas y entidades astrales en el plano físico, no tuve dificultad en llegar a la conclusión de que era la mano de un chela y suponiendo que había alguna razón para que la lámpara permaneciera encendida, retorné a mi lecho. »
(Capítulo 7)
~ * ~
Pero a pesar de su clarividencia la condesa no supo distinguir entre la verdad y la mentira, y se dejó embaucar por Annie Besant y el coronel Olcott quienes llevaron a cabo un complot contra William Judge para expulsarlo de la Sociedad Teosófica porque él era el único que seguía promoviendo la Teosofía Original. Y esto les muestra que tener vuestra clarividencia despierta no les va a garantizar percibir lo que es correcto, y que el discernimiento es un mejor aliado para ello.
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