Este es el séptimo capítulo del
libro “La Doctrina Secreta de los
Rosacruces”.
En la Doctrina Secreta de los
Rosacruces encontramos el siguiente sexto aforismo:
“Así como
la vida es la esencia del espíritu, la conciencia es la esencia de la vida. El
Espíritu es Uno, pero se manifiesta en muchas formas de vida. La vida es una,
sin embargo, se manifiesta en muchas formas de conciencia. Si bien las formas
de la Conciencia manifestada son innumerables, sin embargo, los sabios saben
que la Conciencia se manifiesta en Siete Planos: y estos Planos de Conciencia
son conocidos por los sabios como (1) El Plano de los Elementos; (2) El plano
de los Minerales; (3) El Plano de las Plantas; (4) El Plano de los Animales;
(5) El Plano de los Humanos; (6) El Plano de los Semidioses; (7) El Plano de
los Dioses.”
En este Sexto Aforismo de la
Creación, se dirige al Rosacruz a que aplique su atención al concepto de
Conciencia de la Vida que se manifiesta en sus siete planos. Este concepto está
representado por los Rosacruces mediante el símbolo de una cadena enlazada de
siete círculos, cada uno de los cuales penetra en el que está a cada lado.
Figura 10. Símbolo de los siete planos de conciencia
(Sospecho que esta no es una figura rosacruz
ya que no la he visto antes en la verdadera enseñanza rosacruz.)
El sexto aforismo afirma sabiamente
que "la vida es la esencia del Espíritu". No importa qué más pueda
ser o no el Espíritu, no se puede negar que el Espíritu debe poseer el atributo
de la Vida para poder ser Espíritu.
(Es al revés: "el
Espíritu es la esencia de la vida", debido a que el Espíritu es la esencia
de la existencia que hay en el Universo, pero cuando el Espíritu se proyecta
hacia la manifestación hay una dinamización de su esencia y esto es
lo que se convierte en energía. Y la energía pránica es la que genera la vida.
Por lo tanto "el Espíritu es
la esencia de la vida" y no "la vida es la esencia del Espíritu"
como lo pretende William Atkinson.)
Asimismo, el aforismo dice: "La
conciencia es la esencia de la vida", lo cual también es evidente por sí
mismo; porque no importa qué más pueda ser o no la Vida, no se puede negar que
la Vida debe poseer el atributo de la Vida.
Un escritor moderno ha dicho bien
que "la mente es la vivencia de la vida", y por supuesto la mente no
es nada sino un término empleado para indicar "estados de
conciencia". Incluso la persona promedio testifica implícitamente el hecho
de la presencia necesaria de la Conciencia en la Vida mediante sus distinciones
entre las diversas formas de seres vivos. Cuanto mayor es la manifestación de
la Conciencia en un ser vivo, mayor es el grado de "Vida" que se le
atribuye, e inversamente.
La prueba de actividad consciente
entre formas minerales conduce a la vez a la idea de que "entonces los
minerales deben estar vivos". La conciencia, en su esencia, se manifiesta
como "el atributo de recibir impresiones de estímulos externos y el poder
de responder a ellos"; y el estudiante reconocerá de inmediato este
atributo como la prueba fundamental de la sustancia viva.
Así como los Rosacruces sostienen
como doctrina fundamental la enseñanza de que "Todo está Vivo" (véase
el capítulo anterior), también sostienen como igualmente fundamental la
enseñanza de que "Todo es Consciente". Pero aquí es donde el
conocimiento a medias puede caer en una trampa y atribuir a los Rosacruces creencias
bastante ajenas a ellos, porque en las enseñanzas rosacruces (y también en la
psicología moderna más avanzada) el término "conciencia" no se
restringe a aquellas fases de conciencia más familiares para nosotros, sino,
más bien, a todas las formas de "conciencia", ya sean superiores o
inferior a la "conciencia" de nuestra vida cotidiana.
El término "conciencia" es
uno de los más difíciles de definir adecuadamente; y esto es muy natural, pues
la Conciencia sólo puede definirse y describirse en términos de sus propias
experiencias: no hay otro término análogo a ella que sirva para indicárselo a
alguien que no haya experimentado la conciencia. La palabra que probablemente
expresa mejor la idea general es el término "conciencia".
Las enseñanzas Rosacruces sostienen
que la Conciencia se manifiesta en Siete Planos, cada uno de los cuales está
interconectado y se funde con el que está a cada lado de él (ver figura que
ilustra el símbolo). Pero cada plano se compone de siete sub-planos, y cada sub-plano
se compone en siete planos menores, y así sucesivamente hasta que la multiplicación
se hace siete veces.
Y a continuación se nombra cada uno
de los siete planos de conciencia en la siguiente sinopsis de la enseñanza, en
donde se van a dar las principales características de cada plano.
1. El plano de los
elementos
En este plano de conciencia se
manifiestan las acciones y reacciones entre los elementos sutiles de los que se
componen todas las formas materiales. Aquí se produce el juego entre los
átomos, los electrones, los iones, los corpúsculos y las partículas de
sustancia aún más tenues de las que la ciencia todavía no tiene conocimiento.
(Aquí William Atkinson
confunde lo sutil con lo inmensamente pequeño, y la conciencia de los elementos
con el comportamiento de los átomos.)
Y yendo aún más atrás, se puede
decir que en este plano se produce el juego de fases de la sustancia tanto más
tenues y sutiles que los electrones como estos últimos son más tenues que los
átomos. Poco se puede decir acerca de estas formas y fases de la materia
prácticamente desconocidas, aunque las enseñanzas ocultas están bastante llenas
de ellas.
(Esto es incorrecto ya
que la enseñanza esotérica ha hablado poco acerca de la física cuántica.)
En citas anteriores de Haeckel y
otros científicos, hemos visto que la ciencia avanzada reconoce la presencia de
"algo parecido a la conciencia" en los átomos de la materia, y
"atribuye sus movimientos a "gustos y aversiones", "amores
y odios", "que surgen de la percepción de ciertas cualidades en los
demás, y la respuesta a las mismas: esto significa por supuesto que los átomos
poseen y manifiestan "sentimiento" y "voluntad" en una forma,
fase y grado elementales.
Hay resultados que surgen de estas
manifestaciones de conciencia por parte de los átomos, sin embargo, que no
suelen ser notados por los escritores del tema, ni en las filas de los
ocultistas ni en los de la ciencia. Consideremos ahora estos brevemente.
La ciencia nos informa que todas las
formas de energía o fuerza física, que se manifiestan como luz, calor,
electricidad, magnetismo, etc., surgen de las vibraciones de las partículas de
la que se compone la materia. Estas vibraciones son por supuesto causadas por
el movimiento de las partículas; y estos movimientos son causados por la
manifestación de atracción o repulsión entre las partículas.
Continuando, vemos que la
manifestación de atracción y repulsión entre las partículas de materia surge de
los "gustos y disgustos", los "amores y odios" de los átomos
y partículas, y que estos a su vez no son más que manifestaciones de elementos elementales de conciencia. Entonces
vemos, aquí, que incluso la manifestación de la energía y la fuerza físicas no
es más que el acompañamiento y el resultado de la presencia y actividad de la
conciencia elemental.
(Esto es incorrecto ya
que los movimientos y reacciones de las partículas no se deben por su
conciencia, sino por las fuerzas electromagnéticas y otras fuerzas que
interactúan sobre ellas.)
En este plano de conciencia se
operan muchas de esas formas de "magia" conocidas por todos los
ocultistas. ¡El ocultista mueve la materia no ejerciendo una fuerza física
sobre ella por medio de su mente y voluntad, sino, en cambio actuando sobre la
conciencia de los átomos materiales por el poder de su propia conciencia! Este
no es lugar, por supuesto, para entrar en detalles sobre esta fase del
ocultismo, pero se ha pensado bien en indicar aquí la fuente y la naturaleza
del poder que subyace a los fenómenos ocultos de este tipo, y el "por qué"
de su manifestación.
(Esto también es
incorrecto ya que el ocultista influye a nivel sutil, y cuando es alguien
poderoso esa influencia termina manifestándose también en el plano físico.)
El plano de conciencia elemental,
como todos los grandes planos de conciencia, contiene siete sub-planos, y cada
uno de estos sub-planos contiene siete sub-planos menores, y así sucesivamente
hasta que la multiplicación se ha hecho siete veces.
El sub-plano que acabamos de
considerar brevemente es solo uno de los siete, y los seis restantes son
igualmente importantes. En estos sub-planos no mencionados hay manifestaciones
completamente desconocidas para la ciencia moderna y para la persona
desinformada, pero de los cuales los maestros ocultistas han hecho un estudio
cuidadoso y completo.
(Esto es falso, y la
prueba es que yo no he visto estudios en el ocultismo de “los sub-planos y los
sub-sub-planos del plano de los
elementos”. En cambio lo que si he visto son estudios sobre los
diferentes tipos de elementales. Pero eso es diferente ya que ahí no se está
estudiando a los átomos y las partículas sino a los seres sutiles que se ocupan
de los elementos que componen a la naturaleza.)
2. El plano de los
minerales
En este plano de conciencia se
manifiestan las acciones y reacciones de las moléculas que componen los
minerales y también de las masas de materia mineral.
(A eso se le llama
química y no es un plano de conciencia.)
Así como los átomos de materia
manifiestan atracción y repulsión, que surgen del "agrado y desagrado"
de la conciencia, las moléculas de materia manifiestan un similar "agrado
y desagrado", lo que resulta en la atracción y repulsión entre moléculas y
masas de materia. Las moléculas o partículas de las que se compone una pieza de
acero, por ejemplo, se mantienen unidas por el poder de atracción de la
"cohesión", y no porque estén "unidas" por cualquier medio
mecánico empleado por la naturaleza. De la misma forma, la gravitación
manifiesta su fuerza de atracción.
(Cierto pero esas
fuerzas no están conscientes y no corresponden a la conciencia de los
minerales.)
Además, en algunos de los planos
menores superiores de este plano de los minerales, se manifiesta la
cristalización de las partículas minerales según un principio definido de
diseño incrustado en la conciencia de sus partículas. El cristal está
construido sobre un plano definido, tan verdaderamente como lo es la bellota o
el roble, y en todos estos casos el patrón no es más que una "idea"
en la conciencia de las partículas combinadas.
(Estos procesos no son
llevados a cabo por la conciencia de los minerales. Para darles una analogía es
como cuando ustedes comen. Ustedes no ponen vuestra conciencia en vuestro
estomago para que este digiera los alimentos, sino que es vuestro cuerpo quien
lleva a cabo ese trabajo, mientras que ustedes pueden estar inconscientes
durmiendo. Y de hecho eso es lo que pasa con la conciencia de los minerales,
esta se encuentra profundamente dormida.)
El Constructor Universal trabaja a
través de la conciencia de las partículas minerales tan verdadera y
maravillosamente como a través de las partículas de la humanidad que llamamos
hombres individuales. El estudio de los cristales y su formación abrirá un
nuevo mundo de pensamiento para la persona promedio y le dará un vistazo al
taller del Constructor Universal en el que verá cosas hasta ahora insospechadas
e inimaginables.
La opinión común es que los
cristales se forman por causas mecánicas, como la presión externa, etc., pero
el estudiante cuidadoso de la ciencia, así como el ocultista, sabe que la
formación de un cristal es un crecimiento,
y es el resultado de ideas psíquicas almacenadas en las partículas, como es el
crecimiento de sustancias vegetales o cuerpos animales. El estudiante de
cristalografía pronto se convence de la presencia de Vida y Conciencia en el
mundo de los cristales.
(Esto es incorrecto,
la formación de los cristales si se debe por causas puramente físicas.)
En la contemplación del Plano de la Conciencia
Mineral, el estudiante debe recordar que hay formas de minerales mucho más
burdas que las visibles para nosotros en esta tierra; y también que hay formas
y fases de la vida mineral mucho más finas y más elevadas que aquellas con las
que estamos familiarizados aquí. Las enseñanzas ocultas contienen información
muy interesante sobre formas y manifestaciones minerales desconocidas.
Puede mencionarse aquí que los
antiguos alquimistas (y algunos de los verdaderos alquimistas modernos) han
encontrado en el hecho de la conciencia mineral el eslabón perdido de su
ciencia. El ocultista que tenga una comprensión completa de la conciencia de un
metal o mineral podrá realizar transformaciones sobre y a través de este que
serían imposibles por medio de métodos químicos o mecánicos de tratamiento de
metales. Y aquí nuevamente, se da una pista de pasada sobre un tema de tremenda
importancia.
3. El plano de las
plantas
En este plano de conciencia se
manifiestan las acciones y reacciones de las células protoplásmicas de las que
están compuestas las plantas. Y en este plano, como en todos los demás planos
de conciencia, se encuentran sub-planos altos y bajos y subdivisiones.
En el polo inferior de este plano
encontramos la vida vegetal que apenas se distingue de las formas superiores de
la vida mineral; de hecho, como hemos visto anteriormente, es casi imposible
trazar una línea fija que separe las dos grandes divisiones entre las plantas y
los minerales, porque todos los planos se funden entre sí y están vinculados
entre sí en los polos inferior y superior de su actividad.
Hemos mencionado las diatomeas o
"cristales vivientes" que son las mejores autoridades para considerar
como el "eslabón perdido" entre esos dos grandes reinos de la Vida y
la Conciencia, pero que en realidad son plantas más que minerales. Las
diatomeas pertenecen a un orden de plantas sin flores. Están cubiertas por una
cubierta silícea que les da un aspecto cristalino. Presentan la apariencia de
partículas cristalinas fragmentarias, generalmente delimitadas por líneas
rectas, planas, rígidas y quebradizas, generalmente anidadas en un limo en el
que se unen en diversas formas y combinaciones, y de las que a menudo se
vuelven a separar. Se multiplican y se reproducen por división y conjugación.
En 1886, el profesor Van Schrom, de
Nápoles, Italia, estaba experimentando con los bacilos del cólera asiático y
los examinaba con su microscopio de alta potencia. Se sintió atraído por la
formación de pirámides dobles de bacilos en forma y apariencia general de
verdaderos cristales. Estos "cristales vivientes" manifestaron
crecimiento y movimiento, y parecían estar vivos y conscientes.
A partir de estos experimentos,
llegó a la conclusión de que todas las bacterias producen cristales vivos, y
sus continuos experimentos parecieron verificar su afirmación. Estos
cristales-bacterias están compuestos de materia albuminosa homogénea, que al
principio es incolora y sin estructura, y que en una determinada etapa de su
vida parecen perder sus cualidades vitales y convertirse, a todos los efectos,
en cristales "muertos".
Estos cristales vivientes parecen
estar impulsados por alguna fuerza inherente similar a la acción vital para
asumir una figura geométrica. Y aunque poseen estas indicaciones de vida
vegetal elemental, también exhiben las cualidades características de los
cristales, a saber: refracción, inclusión, absorción y polarización.
E investigaciones posteriores han
revelado la presencia de cristales vivos similares en las secreciones de los organismos
vivos.
Que la Vida está presente en la vida
vegetal, casi nadie está dispuesto a cuestionarlo, aunque parece haber un deseo
de negar la Conciencia y la actividad inteligente en el caso por parte del
científico ortodoxo. Pero los trabajadores más avanzados en las filas de la
ciencia moderna no dudan en afirmar positivamente la presencia de actividad
inteligente consciente en la vida vegetal y apoyan vigorosamente su afirmación
con argumentos lógicos respaldados por hechos incontrovertibles recogidos en sus
experimentos de laboratorio.
Estos científicos sostienen que la
presencia de los fenómenos de nutrición, reproducción y de cambio físico y químico
por adaptación es una prueba positiva de la presencia de la inteligencia vital
dentro del organismo en el que se manifiestan las primeras.
El profesor Bieser dice:
« Después
de todo, la adaptación es la
mejor evidencia de la presencia de la inteligencia o vida en formas o unidades
de materia. La adaptación, también llamada “adaptación fisiológica”, pero mejor llamada “adaptación psicológica” es la única arma de qué
organismos vivos luchan contra las destructivas fuerzas de las condiciones de la
naturaleza.
En todas sus formas, la adaptación
es la cooperación más o menos exitosa de los organismos vivos con las leyes de
la naturaleza; no es el desprecio de las leyes naturales. Al tomar la
adaptación como nuestro criterio por el cual se determina la presencia de la
inteligencia, no encontramos ninguna dificultad para resolver la cuestión de la
presencia de la vida.
La maquinaria automática más
perfecta no tiene vida, porque no puede adaptarse en lo más mínimo a las
cambiantes condiciones ambientales y así salvarse de la aniquilación cuando
surge la necesidad mediante la realización de simples actos inteligentes. »
(De hecho, los reinos
inferiores: vegetal y animal, tampoco tienen la inteligencia para adaptarse a
los cambios ambientales, y estas modificaciones son llevadas a cabo en gran
medida por seres inteligentes sutiles que se ocupan de esos reinos y que los
darwinistas fundamentalistas denominan “azar”.)
Al considerar la cuestión de la
presencia de la conciencia en el reino de la vida vegetal, los escritores
dividen las manifestaciones de la inteligencia en tres clases, a saber: trofosis o actos relacionados con la
nutrición; neurosis o actos
pertenecientes al sistema nervioso; y psicosis,
o actos relacionados con los procesos de pensamiento.
La manifestación de trofosis, o
actos relacionados con la nutrición, es evidente incluso en el caso de las
formas más bajas de vida vegetal. Incluso la célula vegetal más humilde se
nutre y reemplaza los productos de desecho de su sistema por material fresco
que ingresa en su sistema. Estas actividades requieren de un sistema nervioso
muy simple, a menudo prácticamente ningún sistema nervioso.
Pero, sin embargo, en cada acto de
nutrición se manifiesta no solo la presencia de la Vida, sino también la
actividad consciente en cierto grado. Incluso las formas más bajas de plantas
son capaces de distinguir perfectamente entre partículas de materia nutritiva y
no nutritiva. La mayoría de las plantas no poseen sistema nervioso, al menos
ninguno descubierto todavía por la ciencia, pero, sin embargo, manifiestan
trofosas características correspondiendo
en grado con sus necesidades, pero rara vez excediendo esas necesidades.
Otras plantas, sin embargo, tienen
un sistema nervioso comparativamente altamente desarrollado, o algo que le
corresponde y manifiesta actos pertenecientes al sistema nervioso, de un grado
comparativamente alto. Esto es cierto para las "plantas sensibles" y
algunas otras plantas de alto desarrollo en esta dirección. Por ejemplo,
algunas de las orquídeas y algunas otras plantas manifiestan neurosis que
indican claramente la presencia de conciencia y un grado de actividad
inteligente.
Aún más arriba en la escala
encontramos ciertas especies de plantas que manifiestan verdaderas Psicosis, o actos pertenecientes a procesos de
pensamiento, aunque estos últimos son de un orden comparativamente bajo
en comparación con los manifestados por las formas superiores de la vida
animal. Aunque con esta clase de manifestación, el estudiante promedio no está
tan bien informado, y por lo tanto se ha pensado bien en dirigir su atención en
las páginas siguientes a estos fascinantes fenómenos de la vida vegetal.
Creemos que una consideración
cuidadosa de los hechos que ahora se van a presentar al estudiante le traerá
una clara comprensión de la presencia de actividad consciente real en el reino
de las plantas, y le hará aceptar la declaración de esa autoridad eminente, Profesor
Bieser, quien ha dicho:
« Si
bien creemos que la inteligencia del hombre, los animales y las plantas es
esencialmente la misma en especie, sabemos que difiere enormemente en grado y
forma. Incluso entre los hombres este grado de inteligencia varía, pero esto se
debe porque algunos individuos por naturaleza ven un poco más claramente sus
necesidades que otros, y por consiguiente viven en circunstancias más favorables
¡Eso es todo! »
Dr. J.E. Taylor, una autoridad en el
tema de la psicología vegetal dice:
« Quizás
una razón por la que a las plantas generalmente se les niega la conciencia y la
inteligencia es porque en la estructura, incluso de las especies más
desarrolladas, no encontramos una pista nerviosa especializada a lo largo de la
cual puedan viajar las sensaciones, o donde puedan registrarse como es el caso
de los ganglios y cerebros de los animales superiores. Pero debe recordarse que
ninguna de las criaturas del sub-reino de los protozoos (la más baja de las
grandes divisiones del reino animal) posee estructuras nerviosas, mientras que
muchos de los siguientes, más altamente organizados
En el sub-reino animal, los coelenterata
no tienen rastro, y el resto solo tiene un desarrollo muy débil. Sin embargo no
negamos a estos animales humildes organizados una conciencia difusa o incluso
la posibilidad de que sus estructuras estén tan modificadas que puedan
beneficiarse de la experiencia adquirida, y así desarrollar esa experiencia
acumulada de su tipo que llamamos “instinto”. »
Darwin, hablando de la maravillosa
sensibilidad de la punta de la raíz de las plantas, dice:
« No
es exagerado decir que la punta de la radícula así dotada, y que tiene el poder
de dirigir los movimientos de las partes adyacentes, actúa como el cerebro de uno de los animales inferiores; el
cerebro está sentado dentro del extremo anterior del cuerpo, recibe impresiones
de los órganos de los sentidos y dirige los movimientos generales. »
El profesor Cope dice:
« Podemos
entender cómo mediante el parasitismo u otros medios de ganarse la vida sin
esfuerzo, la adopción de movimientos nuevos y hábiles se volvería innecesaria,
y la conciencia misma rara vez se despertaría. El reposo continuo sería seguido
por la subconsciencia, y más tarde por inconsciencia. Tal parece ser la historia
de todo el reino vegetal. »
El Dr. J.C. Arthur, en su
interesante trabajo titulado "La sagacidad y moralidad de las
plantas" dice:
« He
tratado de mostrar que todos los organismos, incluso los más simples, ya sean
vegetales o animales, desde la naturaleza misma de la vida y la lucha por su
mantenimiento, debe estar dotado de un sentimiento consciente, siendo el placer
y el dolor su expresión más simple.
Me han dicho en Java, mientras uno
camina a través de una maraña de plantas sensibles, caerán a su manera despectiva
por yardas a cada lado, como si de repente cobrara vida, solo para ser
transformado nuevamente en palos sin vida por algún poder invisible.
. . .
La base física de la vida, el
protoplasma, es la misma para las plantas que para los animales. La primera
forma diferenciada o modificada de esto es el curioso animálculo llamado Ameba.
Mientras observamos sus movimientos no podemos dejar de atribuirle una vaga
conciencia de la vida que lleva. Pero la estructura ameboide es común incluso
en las clases más bajas de plantas, y los movimientos ameboides se pueden ver también
en sus tejidos.
Y también se es testigo de los
hábitos y movimientos inteligentes de las zoosporas de algas marinas y muchas
otras algas, y la locomoción de los anterozoos de musgos, helechos, etc. No
hace muchos años estos seres se clasificaban como animales, y nadie dudaba de
estos llamados los animales se comportaron consciente e inteligentemente.
. . .
Nada puede ser más marcado que los
gustos y disgustos de las plantas. Los seres humanos difícilmente pueden
expresar los mismos sentimientos de manera más decidida. Quizás haya incluso
una "relación de compañerismo" entre las plantas, lo que inclina a
las especies a preferir crecer en compañía.
Las huestes de plantas comunes
realizan acciones que, si fueran realizadas por humanos, serían inmediatamente
traídas a la categoría de lo correcto y lo incorrecto. Difícilmente hay una virtud o un vicio que no tenga su contraparte en las
acciones del reino vegetal. En cuanto a la conducta a este aspecto, hay
una pequeña diferencia entre los animales inferiores y las plantas. »
Una de las manifestaciones más
elementales de conciencia y acción consciente en la vida vegetal es lo que se
ha llamado "el sentido de la gravedad", o el sentido por el cual la
planta reconoce la dirección de crecimiento "hacia arriba y hacia
abajo". La semilla que germina siempre envía sus raíces hacia abajo sin
importar cómo se coloque la semilla en el suelo. No puede sostenerse que esto
sea el resultado meramente de la acción de la gravitación, ya que los brotes se
mueven hacia arriba y se alejan del centro de gravedad con la misma verdad que
las raíces se mueven hacia abajo y hacia él.
Los experimentos han demostrado que
este "sentido de dirección" es un sentido tan verdadero como el de
cualquiera de los sentidos especiales de las formas de vida de los animales
inferiores. Se ha intentado el experimento de darle la vuelta a una semilla que
brota, y el resultado es que en un día o dos se volverá a encontrar que las
raíces giran hacia abajo y los brotes hacia arriba.
Un botánico francés, llamado
Duhamel, una vez colocó unos frijoles en un cilindro lleno de tierra húmeda.
Después de que comenzaron a brotar, giró el cilindro un poco hacia un lado. Al
día siguiente lo giró un poco más en la misma dirección. Cada día lo giraba un
poco más hasta que finalmente había descrito varios círculos completos. Luego
sacó la planta, y sacudiendo la tierra adherida, encontró que las raíces y los
brotes describían círculos: se mostraban dos espirales perfectamente formadas,
una de las raíces diminutas y la otra de los brotes diminutos.
Las raíces en su constante esfuerzo
por moverse hacia abajo habían formado una espiral perfecta, mientras que los
brotes en su esfuerzo constante por elevarse hacia arriba habían descrito otra
espiral perfecta. Cada uno, raíz y brote, tiene su propio "sentido de
dirección" al que responde fiel e invariablemente.
Del mismo modo, y por similar causa,
los zarcillos de las plantas trepadoras se moverán fielmente hacia el soporte
cercano, y si se desenredan volverán durante la noche siguiente al soporte
anterior, si es posible. Las imágenes en movimiento, cuidadosamente preparadas
y tomadas durante un período prolongado, muestran que los movimientos de estos
zarcillos se asemejan a los movimientos de las extremidades de un animal, como
los palpadores y agarradores del pulpo, por ejemplo.
Las raíces de las plantas no sólo
tienen el "sentido de dirección" general que hace que crezcan hacia
abajo a pesar de todos los intentos de prevenirlas, sino que también tienen el
"sentido de humedad", lo que hace que busquen la dirección del agua.
Muchas plantas también giran sus hojas y flores hacia la luz, sin importar la
frecuencia con la que se vuelvan en la dirección opuesta. Las papas en sótanos
oscuros a menudo envían sus brotes a veinte o treinta pies en la dirección de
la luz que se ve a través de una pequeña grieta en la pared.
Asimismo, las plantas poseen el
"sentido del gusto" en un grado muy alto en algunos casos. Y por
medio de este sentido son capaces de detectar diferencias en las sustancias y
elegir aquellas que son propicias para su nutrición. Son capaces de distinguir
entre suelos ricos y pobres, y también entre diferentes productos químicos de
diferentes valores nutritivos. Siempre mueven sus raíces en la dirección del
mejor suministro de alimentos y también hacia la humedad.
Y no solo las raíces de las plantas
se mueven en el dirección del agua, sino que también se han citado casos en los
que las hojas de las plantas se doblan durante la noche y se sumergen en un
recipiente con agua a varias pulgadas de distancia.
Las plantas que comen insectos reconocen
la diferencia entre la sustancia animal viva y los trozos de materia inorgánica
o sustancia vegetal, desechando las dos últimas.
Se han hecho experimentos colocando
un poco de queso al alcance de tales plantas, cuando aunque el queso por supuesto
no les es familiar, pero aún así parecen reconocer su naturaleza nitrogenada y
lo devorarán tan fácilmente como lo harían con un trozo de carne o el cuerpo de
un insecto.
Sin duda, muchos estudiantes están
familiarizados con el ejemplo de las "plantas sensibles" que exhiben
un marcado grado de sensibilidad al tacto. Muchas plantas que comen insectos
manifiestan un grado igualmente alto de sensibilidad, aunque por supuesto en
una dirección diferente.
Por ejemplo, las hojas de la trampa
para moscas de Venus se pliegan unas sobre otras y capturan así al
desafortunado insecto que ha sido tentado en la trampa por el jugo dulce que
aparece en la hoja como un delicado cebo. El plegado de las hojas sigue a la
alarma que dan los tres sensibles pelos o cerdas que actúan como palpadores que
detectan la presencia de los insectos. En cambio los trozos de tierra o gotas
de lluvia son reconocidos como "no comestibles" por estos palpadores,
y ningún cierre de hojas resulta de su presencia en las hojas.
Otras plantas son muy sensibles a
los grados de la luz y cierran sus hojas a determinadas horas, variando el
tiempo según la especie de la planta. Anteriormente se sostenía que esta
sensibilidad a la luz era simplemente una respuesta química a la presencia de
luz, pero experimentos recientes han demostrado que tales plantas, cuando se colocan
en una habitación oscura continúan con este cierre durante varios días, en un
grado gradualmente decreciente lo que indica la presencia de un "hábito"
dentro de su conciencia, y cuyo "hábito" indica la presencia de la
"mente" incluso con más fuerza que el cierre mismo.
En el caso de las semillas, se
manifiesta la presencia de conciencia y operaciones mentales. No solo en el
proceso de germinación, sino también en otros procesos, la semilla muestra
signos de vida y mente. Ciertas semillas son transportadas a su futura morada
por medio de arroyos a lo largo de los cuales se abren camino hacia un suelo
agradable por medio de diminutos filamentos salientes que mueven como patas y
así se impulsan a la orilla.
Un botánico ha dicho con respecto a
cierta especie de estas "semillas nadadoras":
« Sus
movimientos son tan curiosamente realistas que es casi imposible creer que
estos pequeños objetos que avanzan tan bien en el agua son en realidad semillas
y no insectos. »
Ciertas plantas se alimentan de
otras plantas, entrelazando bandas alrededor de otra planta o árbol, y cuyas
bandas se abren camino a través de la cubierta exterior de la corteza, y por lo
tanto actúan como retoños a través de los cuales la planta parásita se nutre de
la planta más grande. Esta última sucumbiendo con el tiempo y siendo
literalmente asesinada por comida por la planta que se aferra.
En América del Sur hay variedades de
estas trepadoras que se subirán a la copa de un árbol alto de esta manera, y
después de matar a su soporte, agitarán largos zarcillos en la brisa hasta que
se sujeten a otro árbol que a su vez lo hayan agotado de su vitalidad y
nutrición. Y así sucesivamente hasta que el parásito está rodeado por un gran círculo
de víctimas arruinadas.
Otros parásitos se contentan con
perforar el tronco de un árbol y luego absorber suficiente savia de este último
para permitirles vivir sin otro trabajo por su cuenta. Y en algunas especies se
sabe que el hábito del parasitismo se adquirió durante la historia de la
planta, al igual que algunos animales (y seres humanos) han adquirido hábitos
similares.
Otras plantas se alimentan de
animales y están equipadas con facultades mentales que les permiten capturar
eficazmente a sus presas. Tenemos ilustraciones típicas de la adaptación de los
medios con este fin en el caso de las plantas que comen insectos antes
mencionadas, pero hay ciertas formas de vida vegetal que atrapan y devoran a
muchos animales grandes, y cuyas especies se encuentran principalmente en los
países tropicales.
Dunstan, el naturalista, informó
haber encontrado en las orillas del lago de Nicaragua una planta
particularmente feroz de esta clase que los nativos llaman la soga del diablo.
Esta planta arbustiva está provista de largos zarcillos o palpadores en forma
de látigo, flexibles, fuertes, negros, pulidos y sin hojas, que segregan un
fluido viscoso. Estos zarcillos son empleados por la planta para enredar a los
pequeños animales que pasan bajo su arbusto, y luego drenar su sangre y
absorber su carne.
El naturalista que pasaba un día por
las orillas de este lago se despertó con los aullidos de su perrito. Y entonces
avanzando a través de la maleza encontró al pequeño animal enredado en varios
de estos zarcillos negros, viscosos y en forma de banda que le cortaban la
carne al rozar y frotar, al grado que el punto de sangrado se había alcanzado
en varios lugares. Y Dunstan descubrió que estas bandas eran los zarcillos o ramas
de esta planta particularmente carnívora, que describió como virtualmente
"un pulpo terrestre".
Los nativos de los trópicos tienen
extrañas leyendas de plantas devoradoras de hombres o árboles de este tipo,
pero hasta ahora la ciencia no ha descubierto un espécimen real de este tipo,
aunque se admite que el mismo no está más allá de los límites de lo imposible.
Otras plantas tienen raíces que
capturan y matan a pequeños animales excavadores como los topos, y luego
absorben lentamente el alimento de su sangre y carne. El reino vegetal tiene
sus matones y estranguladores, así como sus vampiros, según las mejores
autoridades.
El profesor Bieser dice:
« Otra
planta que muestra irritabilidad cuando se toca y que posee la facultad de
encontrar y elevar agua por medio de un tallo o tubo largo, delgado y plano, es
una variedad de orquídea descubierta por Suverkrop, de Filadelfia, hace varios
años.
Esta planta crece sobre los troncos
de los árboles que se ciernen sobre lugares pantanosos a lo largo de la ribera
del Río de la Plata y arroyos del barrio. Y cuando esta orquídea tiene falta de
agua, el tallo delgado se desenrolla gradualmente hasta sumergirse en el agua. Entonces
el tallo se enrolla lentamente para descargar en la parte de la planta de donde
las raíces brotan el agua que ha succionado hacia su espacio hueco o tubo
dentro de su interior.
A veces, cuando el agua está ausente
directamente debajo de esta planta, el tallo se mueve primero en esa dirección
y luego en otra, en su búsqueda de agua, y finalmente encontrando el agua,
realiza el proceso descrito anteriormente.
Si se toca esta planta mientras se
extiende el tallo, actúa de manera muy similar a las plantas sensibles
(mimosa), y el tallo se enrolla en una espiral más rápidamente que cuando está
levantando el agua. »
Los experimentos de ese mago de la
vida vegetal, Luther Burbank, nos dan muchas ilustraciones de la manera en que
la "mente" de la planta responderá al ambiente cambiado, y aprovechará
las mejores condiciones del mismo en la dirección de adaptarse a él.
Nadie puede estudiar las obras de
los botánicos modernos, ni trabajar mucho entre plantas, sin descubrir por sí
mismo muchos hechos que sirvan para probar que no sólo hay Vida entre las
plantas, sino también mente suficiente para servir a los propósitos y
necesidades de la existencia de la planta.
Algunos científicos han pensado que
es posible que al cambiar el medio ambiente de la planta lo suficientemente en
la dirección de provocar posibilidades latentes de acción mental, es probable
que se desarrollen plantas que se acerquen en su actividad mental a la de las
formas inferiores de los animales, si no es que supere esta última.
4. El plano de los
animales
Aquí una vez más descubrimos que no
existe una línea divisoria fija entre los planos de conciencia contiguos,
porque así como la conciencia mineral está íntimamente mezclada con la
conciencia vegetal (como hemos visto), de igual manera la conciencia vegetal
está íntimamente mezclada con la conciencia animal.
De hecho, en las formas humildes de
la vida animal es casi imposible, a veces, afirmar positivamente si la forma
particular bajo consideración es una planta o un animal. Las formas que la
ciencia antes consideraba "animales" ahora se colocan en la categoría
de "vida vegetal"; y otras formas que la ciencia alguna vez consideró
que pertenecían al reino vegetal ahora se colocan en la categoría de vida
animal.
El ocultista reconoce que estas
formas disputadas habitan en la región en la que los dos planos respectivos se
mezclan y se entremezclan como se ha dicho antes en estas páginas.
La conciencia en la vida animal
varía desde los primeros destellos débiles en las criaturas unicelulares en el
limo del lecho marino hasta el amanecer pleno en las formas más elevadas de
vida animal como el caballo, el perro, el elefante, etc. Y en todos los casos,
sin embargo, se encontrará que cada criatura está dotada de un suficiente grado
de inteligencia para atender sus necesidades y requerimientos para adecuarse a
su entorno. Y a medida que el entorno aumenta en complejidad, la forma de vida
animal ha adaptado su conciencia para satisfacer los requisitos o ha perecido
en el curso de la evolución.
Tanto la ciencia como las enseñanzas
ocultas nos informan que la vida animal tuvo su origen en el limo de los fondos
marinos primigenios y tomó la forma de criaturas "unicelulares". La
forma más conocida de animal unicelular es la mónera que se compone de una sola
célula y es como una pequeña gota de pegamento. Pertenece a la clase más baja
de vida animal, conocida como protozoos.
La mónera vive en el agua y es una
gota diminuta de sustancia protoplásmica sin forma, incolora, viscosa y
pegajosa. No tiene órganos de ningún tipo, y todas sus partes son similares,
carece de órganos o partes separados con los que realizar los oficios de la
criatura viviente que se encuentran en las formas superiores de vida. Y sin
embargo esta criatura sin órganos lleva a cabo procesos similares a los que se
conocen, respectivamente, como nutrición, reproducción, sensación y acción de
la voluntad.
Cada parte de la mónera es capaz de
absorber alimentos y oxígeno: todo su cuerpo es estómago, es pulmón y es
organismo reproductor. Envuelve a su presa encerrando a esta última como una
gota de pegamento encierra un mosquito diminuto, y luego absorbe los nutrientes
a través de cada porción de su superficie que entra en contacto con el
alimento.
Se mueve prolongando una porción de
sí mismo hacia afuera, como una pequeña cola o un dedo, esto constituye el
"pie falso" por el cual se propulsa, empuja o tira hacia adelante o
hacia atrás, o hacia los lados. Cuando está listo, tira del "pie
falso" a su sustancia general y es el mismo que antes. No hay distinción
de sexo, sino que se reproduce simplemente haciéndose más grande y luego
dividiéndose en dos, y el proceso se acaba quedando dos móneras donde solo
había una mónera en el momento anterior.
Como pueden ver, es un ser muy
simple, y sin embargo esta simple criatura recibe impresiones del exterior y
responde a ellas. Busca su alimento y escapa de sus enemigos. Tiene toda la
mente que necesita.
A continuación, en la escala
ascendente de la vida animal, encontramos la ameba. Esta criatura también es un
animal unicelular. Progresa por una proyección continua de "pies
falsos" y un posterior arrastre de los mismos, lo que le da la apariencia
de una cosa de muchos dedos o de muchos pies.
Esta criatura tiene el comienzo de
"partes" y "órganos". En primer lugar tiene un
"núcleo" en su centro, y también una cavidad que se expande y contrae
dentro de sí misma, que utiliza para contener, digerir y distribuir su
alimento: un estómago rudimentario, por así decirlo. Y también tiene algo así
como una "piel" en su superficie, y no se le puede dar la vuelta
"al revés" como su hermano la mónera sin perturbar su vida.
Detengámonos aquí por un momento,
antes de pasar a la consideración de las formas superiores de la vida animal.
El propósito de la pausa es llamar su atención sobre el parecido de la mónera y
la ameba con las células que componen al cuerpo humano. Las células ordinarias
del animal superior y de la humanidad se parecen mucho a la mónera en muchos
aspectos, mientras que los glóbulos blancos de la sangre de los animales y los
hombres tienen un parecido sorprendente con las amebas en lo que respecta a su
tamaño, estructura general y movimientos — de hecho, la ciencia los clasifica
como "ameboides".
Las células de las que se componen
los cuerpos de los animales y los hombres son criaturas vivientes realmente
independientes, cada una de las cuales posee suficiente "mente" para
permitirle realizar su trabajo vital y sus oficios necesarios. Mediante la
operación de lo que los ocultistas conocen como la "mente grupal"
mediante la cual varias células independientes coordinan sus actividades, estas
células realizan el trabajo coordinado del organismo.
Cada una de estas mentes celulares
manifiesta una perfecta adaptación para su trabajo particular. El trabajo de
esas células, al extraer de la sangre la cantidad exacta de alimento que
necesita, es sólo una evidencia menor de la presencia de tal mente en ellas. El
proceso de digestión, asimilación, etc., es otro ejemplo de la inteligencia de
las células y los grupos celulares.
En la curación de heridas, en la que
las células se apresuran a los puntos en los que se necesitan sus servicios,
tenemos un ejemplo sorprendente de la inteligencia selectiva de las células.
Las células del cuerpo están constantemente trabajando, desempeñando los
multitudinarios oficios del organismo, trabajando por separado, en pequeños grupos
y en grandes grupos, según la naturaleza del trabajo a realizar.
Algunas de las células del cuerpo
son trabajadoras activas fabricando las secreciones y los fluidos necesarios en
el variado trabajo del sistema. Otras pertenecen a "las reservas" y
se mantienen bajo "órdenes de espera" a la espera de la llamada al
servicio en caso de accidente u otra emergencia. Algunas permanecen estacionarias
hasta que se ponen en movimiento para cumplir con algún requisito, otras se
mueven constantemente, algunas realizan viajes regulares y otras realizan viajes
cíclicos.
Algunas de las células en movimiento
realizan el trabajo de transportistas, algunas se mueven de un lugar a otro
haciendo trabajos ocasionales, otras realizan trabajos de carroñero y un gran
número de ellas se emplea en la fuerza policial del cuerpo, o bien constituyen
el ejército celular.
Las células portadoras (los glóbulos
rojos de la sangre) viajan por las arterias y venas, transportando una carga de
oxígeno en el viaje arterial de ida y devolviendo una carga de retorno de los
productos de desecho del sistema para quemarlos en los pulmones. Otras células
se abren paso a través de las paredes de las arterias y venas, y a través de
los tejidos del cuerpo, en trabajos de reparación. Las células policiales y las
células soldado en la sangre protegen al sistema de los ataques de gérmenes,
bacterias y otros visitantes o invasores dañinos.
Una de las células protectoras que
entra en contacto con un intruso de este tipo la enredará y luego procederá a
devorarla; y si la tarea es demasiado pesada para una célula, solicitará la
ayuda de otras, y la fuerza combinada agarrará al intruso e intentará
expulsarlo del sistema.
El trabajo de las células en la
reparación de una herida proporciona una de las ilustraciones más sorprendentes
de la presencia de inteligencia en las células. Cuando se lesiona una parte del
cuerpo, se descubre que los tejidos, los vasos linfáticos y sanguíneos, las
glándulas, los músculos, los nervios, y a veces incluso el hueso, se cortan.
La alarma la hace sonar el sistema
nervioso y las células reparadoras se apresuran al lugar en gran número. La
sangre que fluye lava la suciedad y las sustancias extrañas, o al menos se
esfuerza por hacerlo. Luego la sangre se coagula y forma una costra para proteger
la herida. Para entonces millones de glóbulos han llegado a la escena y el
trabajo de reparación comienza de inmediato. Las células muestran la actividad
e inteligencia más maravillosas en este trabajo.
Las células de los tejidos, nervios,
vasos sanguíneos, etc., a cada lado de la herida comienzan a reproducirse muy
rápidamente y gradualmente forman un puente sobre el espacio entre los dos
lados de la herida, uniendo cada lado. En este trabajo de puente muestran
inteligencia, propósito y sistema. Las células de los vasos sanguíneos se
conectan con el mismo tipo de células en el lado opuesto de la herida, formando
nuevos tubos a través de los cuales puede fluir la sangre.
Las células de los tejidos conectivos
hacen lo mismo, al igual que las células de cada uno de los otros tipos de
sustancias corporales. Luego, una vez que se completa el "trabajo
interno", las nuevas células de la epidermis forman una nueva piel sobre
la herida curada.
Lo anterior le da sólo un vistazo
pasajero del maravilloso trabajo inteligente de las células al realizar sus
funciones en el cuerpo. Lo que no se ha dicho es igualmente maravilloso. A
todos los efectos, las células del cuerpo son como las abejas individuales de
la colmena, es decir, criaturas vivientes inteligentes e independientes que
trabajan juntas por el bien común.
La digresión anterior se hizo con el
fin de familiarizarlos con la maravillosa inteligencia que es posible
manifestar por las contrapartes de las mónera y las amebas, esas formas
humildes de vida unicelular que hemos estado considerando en las páginas
anteriores. La comprensión de los hechos arriba relacionados le hará entender a
cada estudiante la plena percepción y apreciación de la verdad de la declaración
hecha anteriormente, es decir que cada
criatura viviente, de mayor a menor, está dotada de un grado de conciencia e
inteligencia proporcional a sus requisitos en su vida-trabajo y actividades.
Algunas de las amebas, las
diatomeas, por ejemplo, segregan materia sólida del agua y se construyen a sí
mismas casitas o conchas para protegerse de sus enemigos. Estas conchas tienen
pequeñas aberturas a través de las cuales la criatura puede proyectar sus
"pies falsos" con el propósito de moverse y para asegurar la comida.
Y los esqueletos de estas diminutas criaturas forman los depósitos de tiza que
se encuentran en muchas partes del mundo.
Los siguientes en la escala son los
Infusorios, que se distinguen por tener diminutos filamentos vibrantes, o
apéndices en forma de hilo, que emplean para moverse y agarrar su comida. Estos
filamentos son permanentes y son el comienzo de la manifestación de miembros
permanentes en el mundo animal. Estas criaturas elementales también han
desarrollado aberturas bucales rudimentarias, y también una garganta corta que
es una garganta, una tráquea y un conducto alimentario rudimentarios.
Luego vienen las esponjas, criaturas
viscosas que emplean un esqueleto blando y esponjoso (este último es lo que
comúnmente llamamos "esponjas"). Esta criatura también emplea
filamentos en forma de látigo con los que recolectar su comida.
Luego vienen los pólipos que se
sujetan a objetos flotantes, boca abajo, con tentáculos que sirven para
apoderarse de su comida. Las medusas que pertenecen a esta familia también
tienen músculos rudimentarios cuya contracción permite a la criatura
"nadar". También poseen un sistema nervioso rudimentario y ojos y
oídos rudimentarios.
Le siguen en la escala ascendente las
estrellas de mar, el erizo de mar y sus especies, algunas de las cuales poseen
un sistema nervioso bien definido, un verdadero estómago y ojos.
Luego vienen las anulosas, o
criaturas articuladas, que comprenden las diversas familias de gusanos,
cangrejos, arañas, hormigas, etc. Esta gran familia de criaturas comprende casi
cuatro quintas partes de las formas de vida conocidas del reino animal. Sus
cuerpos están bien formados y tienen sistemas nerviosos, ojos y otros órganos
de los sentidos bastante bien desarrollados, y en algunas de las formas
superiores un sistema circulatorio que distribuye un fluido similar a la
sangre, que distribuye la sangre y el oxígeno a todas las partes del cuerpo de
la criatura.
Los más altos en la escala de esta
gran familia son los insectos con sus muchas variedades y cuyas características
no necesitan describirse aquí, ya que todos están familiarizados con ellos. Las
maravillas de la vida de las arañas, de las hormigas y de las abejas han sido
descritas por grandes naturalistas y el estudiante no necesitará ninguna
garantía adicional de la presencia de inteligencia dentro del ser de estas
diminutas criaturas y sus relaciones en el mundo de los insectos.
Darwin dijo una vez que "el
cerebro de la hormiga, aunque no es mucho más grande que la punta de un
alfiler, es uno de los átomos de materia más maravillosos del mundo, quizás más
que el cerebro del hombre".
Luego vienen los moluscos, cuyo
grupo incluye la ostra, la almeja, el caracol, etc. Algunas de las formas
superiores de esta familia muestran signos de una vértebra rudimentaria, y
pueden considerarse como posiblemente el "eslabón de conexión" entre
los invertebrados y los vertebrados.
Le siguen en la escala ascendente
los vertebrados, llamados así por la presencia en ellos de una vértebra o
columna vertebral, o "columna vertebral", y un esqueleto interno en contraste con el esqueleto
externo de las formas de vida inferiores. En el extremo más bajo de la escala
de los vertebrados se encuentra la gran familia de los peces, con especies
altas y bajas.
Luego vienen los reptiles con sus
especies de serpientes, lagartos, tortugas, cocodrilos, etc. Existen muchos
"vínculos de conexión" entre la familia de los peces y la de los
reptiles; y también muchos entre la familia de los reptiles y la familia de las
aves que es el siguiente paso más alto en la escala. Y entre las aves,
particularmente en la familia de los cuervos, encontramos ejemplos de un alto
grado de inteligencia.
A continuación, por encima de las
aves, vienen los mamíferos, que están conectados con la familia de las aves por
varios "vínculos de conexión" extraños, por ejemplo: el pato-pico
australiano, cuya extraña criatura pone huevos, y luego cuando sus huevos nacen,
los nutre con leche de su pecho.
En la gran familia de los mamíferos,
se encuentran las siguientes subfamilias de animales, a saber: los monotremas, o criaturas mitad pájaro,
mitad mamífero; los marsupiales,
o animales en bolsa que dan leche, que llevan a sus crías imperfectamente
desarrolladas en una bolsa extendida hasta la madurez, como la zarigüeya y el
canguro; los placentarios, o
criaturas que tienen la placenta o apéndice a través del cual se nutre la cría
en el útero antes del nacimiento. Esa es la línea real a través de la cual
procedían las formas superiores de los mamíferos.
Entre los placentarios se encuentran las siguientes subfamilias: Las edentatas o criaturas desdentadas,
como los perezosos, los hormigueros, los armadillos, etc.; las sirenas o vacas
marinas, los manatíes, los dugongos, etc.; los cetáceos o ballenas, delfines, marsopas, etc., que se asemejan a
los peces pero que son verdaderos mamíferos y que dan a luz crías maduras que
se alimentan del pecho; los ungluta
o animales con pezuñas, como el caballo, la vaca, el rinoceronte, el hipopótamo,
el cerdo, el camello, el venado, la oveja, etc.; los hyracoidea o conejos, liebres, etc.; los proboscidea o animales de tronco, como los elefantes; los carnívoros incluidos la foca, el oso,
el perro, el lobo, el león, el tigre, el leopardo, etc.
El lobo y animales similares
pertenecen a la subfamilia de los caninos; mientras el león, tigre y animales
similares pertenecen a la subfamilia de los felinos; los rodentia o roedores, incluyendo la
rata, la ardilla, el ratón, etc.; los insectívoros
o comedores de insectos como el topo, la musaraña, el erizo, etc.; los quirópteros o animales con dedos
alados, incluidas las grandes familias de murciélagos, etc.; los lemuroidea o familia de los lémures, cuyos individuos se asemejan
a un mono en apariencia general, pero además tienen una cola larga y tupida y
un hocico afilado como un zorro; y son como un pequeño zorro con manos y pies
como un mono; los primates o
familia de criaturas como el mono, el babuino, los hombres-simios, los gibones,
los gorilas, los chimpancés, los orangutanes; y finalmente los "eslabones
de conexión" entre os primates y el hombre.
En esta escala ascendente de la vida
animal, el estudiante percibirá innumerables variedades y especies, subespecies
y variaciones entre especies. Y en cada uno se percibirá alguna leve diferencia
en el grado y calidad de la inteligencia manifestada por la criatura.
Incluso entre los individuos de la
misma especie se encuentra una gran variación en tales manifestaciones. Pero a
lo largo de todo esto, se percibe que hay un cierto plano general de conciencia
que puede llamarse "El Plano Animal", a diferencia de "El Plano
Mineral" por un lado, y "El Plano Humano" por otro lado.
(Este capítulo se parece
más una lección de biología que una enseñanza esotérica.)
5. El plano de los humanos
Pasando del plano de la conciencia
animal al plano de la conciencia humana, pronto nos damos cuenta de la
presencia de un nuevo elemento de conciencia. Este elemento se conoce como
"Conciencia de Sí", o la conciencia que permite al hombre decir, a
sabiendas, de sí mismo "Yo soy Yo" para identificarse como el
Pensador, aparte de los pensamientos; el Actor aparte de la acción; el
Sentidor, aparte de los sentimientos; el Decididor, aparte de las actividades
voluntarias; el Sujeto Consciente, aparte de los fenómenos que experimenta.
En las formas primitivas de la vida
humana esta nueva conciencia existe pero como un débil amanecer, sin embrago
está latente allí; y a medida que avanza el ascenso del hombre, esta nueva
conciencia se desenvuelve en formas cada vez más elevadas. Y el nuevo elemento
de la autoconciencia lo veremos ahora.
Cuando pensamos en el hombre,
debemos recordar que los seres humanos primitivos, poco alejados de los simios,
eran tanto hombres como lo es hoy el individuo más elevado de la raza, o como
lo será su descendiente aún más elevado de mañana. Y no debemos olvidar que el plano
de conciencia humana está íntimamente ligado y mezclado con el plano de
conciencia animal, en uno de sus lados.
Las mejores enseñanzas científicas y
ocultas sostienen que el hombre y el mono descendieron de alguna forma
ancestral común en el pasado; y el antepasado común era el tronco del que
brotaba la rama del hombre en un lado y la rama del mono en el otro.
No debe olvidarse que las razas
humanas más bajas que conocemos hoy en día están tan alejadas en grado de
inteligencia de los tipos más elevados de humanidad conocidos como de los más
elevados simios u hombre-simios. De hecho, muchos piensan que la evolución de
los simios más elevados al Kaffir, Hottentot o Digger Indian no es más difícil
de lo que sería la evolución de esos tipos humildes de vida humana hasta los
tipos de Emerson, Shakespeare, Huxley, Darwin, Edison y otros tipos elevados del
hombre culto.
Huxley nos ha mostrado que la
estructura cerebral del hombre en comparación con el chimpancé muestra
diferencias pero leves en comparación con las diferencias entre el chimpancé y
el lémur. Y también nos muestra que en el rasgo importante de los surcos cerebrales
más profundos y las intrincadas circunvoluciones, el abismo entre el hombre más
civilizado y el salvaje más bajo es mucho mayor que entre el salvaje más bajo y
el hombre-mono más alto.
Darwin, en su descripción del tipo
muy bajo de seres humanos que se encuentran entre los salvajes fueguinos, dice:
« Sus
mismos signos y expresiones son menos inteligibles para nosotros que los del
animal domesticado. Son hombres que no poseen el instinto de aquellos animales,
ni parecen jactarse todavía de la razón humana, o al menos de las artes
consecuentes de esa razón. »
El profesor Clodd, en su descripción
del hombre primitivo, dice:
« Sin
duda era más bajo que el más bajo de los salvajes de hoy, un bípedo poderoso y
astuto con agudos órganos de los sentidos, instintos fuertes, emociones
incontroladas e intermitentes, pequeña facultad de asombro y poder de
razonamiento naciente; incapaz de predecir el mañana o de comprender el ayer,
viviendo día a día de los productos salvajes de la naturaleza, vestido de piel
y corteza, o embadurnado con arcilla, y encontrando refugio en árboles y
cuevas; ignorante de las artes más simples salvo para crear lanzas, y tal vez
para producir fuego; fuerte en sus necesidades de vida y vago sentido de la
vida, pero lentamente impulsado por peligros y pasiones comunes a formar lazos
—sueltos y al azar al principio— con los de su especie, el poder de combinación
con ellos depende de sonidos, signos y gestos. »
La consideración de esa fase
característica de la conciencia conocida como la autoconciencia del hombre se
profundizará en el capítulo siguiente, en el que también se abordará la
consideración de los dos planos de conciencia aún más elevados conocidos como
"el plano de los semidioses" y "el plano de los dioses",
respectivamente.
OBSERVACIONES
Que hay grandes diferencias en el
nivel de conciencia de los diferentes seres que habitan la Tierra, eso no es
una enseñanza rosacruz ya que eso todo el mundo lo sabe.
Y desafortunadamente William Atkinson
hace una confusión entre los diferentes reinos de la vida (vegetal, animal,
humano, etc.) con los diferentes planos de existencia (físico, astral, mental,
etc.) ya que a los reinos se les divide en clases, familias, especies, etc. Y a
los planos se los divide en sub-planos, sub-sub-planos, etc.
Y si bien es cierto que a los planos
de existencia también se les denomina planos de conciencia, esto se debe porque
para cambiar de un plano a otro se requiere de un cambio de la conciencia (como
por ejemplo para viajar al plano astral), pero eso no quiere decir que en ese
plano solo exista un tipo de conciencia, ya que por ejemplo en el plano físico
conviven los minerales, las plantas, los animales y los humanos; cada uno de
ellos con sus diferentes niveles de conciencia.
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