Esta
es una carta que Blavatsky le escribió al editor de la revista espiritista “Religio-Philosophical Journal” respondiendo a las críticas
que los espiritistas le habían hecho sobre las explicaciones que ella dio acerca
de los “espíritus”, y esta carta se publicó en esa revista en la edición del 26 de enero de 1878,
con el título:
Los
puntos de vista cabalísticos sobre los “espíritus” tal como son divulgados por
la Sociedad Teosófica
(Nota:
en la actualidad la palabra “elementales” hace referencia principalmente a los
espíritus de la naturaleza, pero en el pasado se utilizaba para designar de
manera general a los diferentes tipos de seres sutiles que hay en el mundo
astral: los espíritus de la naturaleza, pero también los espíritus de los
fallecidos, los elementarios, etc. Por lo tanto cuando lean la palabra “elementales”
en el texto, tomen conciencia de esto para que no se vayan a desconcertar. En
cuanto a los elementarios, les explico lo que son en este otro capitulo link.)
Estimado
señor:
Debo
pedirle que de nuevo me conceda un poco de espacio en su revista para dilucidar
una cuestión trascendente acerca de
los “elementales” y los “elementarios”.
Es
una lástima que nuestros idiomas
europeos no contengan una nomenclatura capaz de expresar los varios grados y condiciones de los seres sutiles. Sin embargo, no se me puede culpar por la penuria lingüística mencionada, ni tampoco porque
algunas personas elijan no querer entender lo que quiero decir o no logren comprenderlo.
No
puedo repetir suficientemente que en este asunto no pretendo ser original para nada. Mis enseñanzas son
sólo la sustancia de lo que una plétora de cabalistas han dicho en el pasado y hoy me propongo probarlo con su gentil permiso.
Se
me acusa:
1)
De “hacer acrobacias” y saltar de una idea a otra. Pero la acusada no se reconoce culpable
de eso.
2)
Se me acusa también de acuñar no sólo palabras, sino también filosofías
extrayéndolas de las reconditeces de mí conciencia.
Pero en eso también yo soy inocente.
3)
Y también se me acusa de haber afirmado que “en las manifestaciones conocidas
como los fenómenos
del espiritismo, se ven
involucrados no solamente los espíritus de los humanos que han pasado por la experiencia terrenal en un cuerpo humano,
sino también por otras entidades”. Pero esto que afirmo es cierto y por lo tanto me considero nuevamente inocente.
4)
Y por último se me acusa de haber avanzado en “mis teorías intrépidas y sin
aval, más allá de lo que el celebre cabalista Eliphas Levi mismo dijo”.
¿Pero
es esto cierto?
Si
fuera tan lejos como él (véase su libro “La
Ciencia de los Espíritus”) negaría que una
sola manifestación llamada espiritista no es más que una alucinación producida
por elementales desalmados que Levi llama “elementarios” (véase su libro “El Ritual de
la Alta Magia”).
Se
me pregunta:
¿Qué prueba hay de la
existencia de los elementales?
A
lo cual contesto:
¿Qué prueba
hay de los “diakkas”, los “espíritus guías”,
las “bandas de espíritus” y los
“espíritus controles” de los que tanto hablan los espiritistas?
Y
a pesar de que no hay pruebas fehacientes, estos términos son sin embargo muy vigentes
entre los espiritistas.
En
cuanto a los elementales, el testimonio unánime
de observadores innumerables y experimentadores competentes dejan constancia de ellos.
Pero si los espiritistas no pueden o no quieren ir a los países (en el Oriente)
donde se encuentran estas personas y
donde las pruebas mencionadas son accesibles, entonces no tienen ningún derecho
a tildar de mentirosos a quienes han
visto a los Adeptos y dichas pruebas.
Mis
testigos son hombres vivos que enseñan
y ejemplifican la Filosofía antigua; en cambio los testigos de los espiritistas
son esos mismos “espíritus guías” y “espíritus
controles”, quienes hasta la fecha y en el mejor de los casos, son hipotéticos
y los mismos espiritistas han constatado repetidamente que las afirmaciones de esas entidades seguido son falsas y contradictorias.
Y
si mis críticos insisten en que desde el comienzo de la discusión de este tema,
jamás se había descrito un alma
desencarnada como un “elementario”, bastará leer el número de la revista londinense Spiritualist, publicado el 18 de febrero de 1876, hace casi dos
años, en la cual un corresponsal que había
estudiado ciertamente las
Ciencias Ocultas, dice:
«
¿Acaso no es probable que algunos de los espíritus elementarios de tipo maligno
sean estos espíritus que se han desencarnado sólo recientemente y están al borde de una disolución eterna, continuando su
existencia temporánea vampirizando a los que aun se encuentran vivos en la
Tierra? »
Notad
dos cosas: se reconoce que los elementarios humanos existen, aparte de los otros
elementales, como son: los gnomos, las sílfides, las ondinas y las salamandras, los cuales son seres puramente elementales. Y además el aniquilamiento
del alma es considerado algo factible.
Paracelso,
en su “Filosofía Sagaz” dice:
«
La corriente de la Luz Astral, con sus habitantes particulares, gnomos, sílfides,
etc., se transforma en la luz humana en el momento
de la concepción, convirtiéndose en la primera
vestidura del alma, su parte más burda. La cual combinada con los
fluidos más sutiles forma el fantasma
sideral (astral o etéreo)
del hombre interno. »
Eliphas
Levi, en su “Ritual de la Alta Magia”,
en el capítulo sobre el “Conjuro de las cuatro
clases de elementarios” escribe:
«
La Luz Astral rebosa de almas básicas
que descarga en la incesante
generación de seres.
… Al nacimiento de un niño,
influencian sus cuatro temples: el elemento tierra de los gnomos predomina en las personas melancólicas; el
elemento fuego de las salamandras predomina en las personas optimistas; el
elemento agua de las ondinas predomina en los
flemáticos; y el elemento aire de las sílfides predomina en los frívolos
y biliosos.
.
. .
Estos
son los espíritus que englobamos bajo el término de elementos ocultos.
… Sí, sí, estos espíritus
de los elementos existen. Algunos vagan en sus esferas, otros tratan de encarnarse, otros más se han encarnado
y viven en la tierra. Estos son seres humanos viciosos e imperfectos. »
(Observación
de Cid: esto último que escribió Levi siento que confunde porque no son los
espíritus de la naturaleza los que “han encarnado y viven en la tierra”, sino
los elementarios más densos, que son las personas que fueron tan malvadas que
no tienen nada para poder ascender al cielo y descansar en el Devachan antes de
volver a reencarnar, y es por eso que esos individuos desalmados después de
morir vuelven rápidamente a renacer en la Tierra.)
Los
elementales viciosos o los elementarios viciosos se sienten atraídos hacia padres viciosos;
vagan en su atmósfera, y por lo tanto se les proporciona la oportunidad, mediante los
vicios de los padres, para perpetuar en el niño que esos padres engendran, la
maldad atávica.
Los “elementales” desprovistos de intelecto se
ven atraídos inconscientemente y siguiendo el orden de la naturaleza, como partes constitutivas del cuerpo astral, ellos
determinan el temperamento. No pueden resistirse; así como los animálculos no pueden evitar
entrar en nuestros cuerpos en el agua que bebemos.
Los ocultistas orientales conocen cientos de
diferentes tipos de elementales, mientras que en Occidente solo se conocen unos
pocos, y Eliphas
Levi habla de un tercer tipo de elementales (a parte de los dos que ya les he
mencionado) describiéndolos de la siguiente manera:
«
No son ni las almas de los condenados, ni las almas de los culpables; los
espíritus elementarios de los que hablo son como niños, curiosos e inofensivos, y atormentan a las personas
proporcionalmente a la atención que ellas les
prodigan. »
Levi
considera a estos últimos como los únicos agentes que actúan en todos los
fenómenos físicos insignificantes e inútiles de las sesiones espiritistas. Y estos fenómenos se producirán a menos que estos elementales mencionados no sean dominados “por
voluntades más poderosas que las suyas”.
Dicha
voluntad puede ser la de un Adepto
vivo, pero como no hay ninguno de ellos en las sesiones espiritistas, estos
agentes receptivos están a disposición de todo elementario humano fuerte, vicioso y vinculado a la tierra que haya
sido atraído a la sesión espiritista por la invocación del médium.
Este
tipo de elementario puede usar a estos elementales en combinación con las emanaciones astrales del círculo
de participantes y del médium,
como substancia con la cual él produce los fantasmas que se materializan en las sesiones espiritistas.
Eliphas
Levi admite muy poco la posibilidad de que la verdadera persona fallecida
vuelva a una forma objetiva y por eso
dice:
«
Los buenos que han muerto retornan en nuestros sueños;
el estado mediúmnico es una extensión del sueño, es sonambulismo en
toda su variedad y arrobamientos. Así que explora el fenómeno del sueño
y entenderás los fenómenos de los espíritus.
.
. .
Según
uno de los grandes dogmas de la Cábala, el alma debe hacerse etérea para poder
ascender al cielo, e inversamente debe revestirse de la materia para poder descender
a la tierra. Por lo tanto sólo una manera para un espíritu recién fallecido de poder manifestarse objetivamente en la Tierra, es
de volver a su cuerpo y resucitar.
La
nigromancia o la evocación de
espíritus materializados es horrible. Constituye un crimen contra la
naturaleza. En nuestras obras
anteriores hemos admitido la posibilidad del vampirismo y hemos tratado de explicarla. Y es innegable que los
fenómenos espiritistas que están aconteciendo en América y en Europa pertenecen a esta temible
enfermedad.
Y
aunque es cierto que los médiums no comen la carne de los cadáveres (como el Sargento Bertrand) en cambio si inspiran a
través de todo su organismo nervioso las emanaciones
fosfóricas de los cuerpos en putrefacción o la luz espectral.
Los
médiums no son vampiros energéticos, pero los
médiums si los invocan y es por esa razón por la que casi todos los médiums se encuentran físicamente depauperados
y enfermos. »
(La Ciencia de los
Espíritus, p.258, v.o.)
Henry
Kunrath fue un cabalista muy erudito y la más grande autoridad entre los
Ocultistas medievales. En su obra “El Anfiteatro de la Sapiencia Eterna”,
una de las claves contiene una ilustración esculpida
de las cuatro grandes clases de espíritus elementarios, según se presentan
durante una evocación de magia
ceremonial ante los ojos del mago, cuando (después de haber pasado el umbral) levanta el “Velo de Isis”.
Y
al describir estos espíritus elementarios, Kunrath confirma lo que dice Eliphas Levi. Nos informa que son
hombres desencarnados y viciosos que se han separado de su naturaleza divina, convirtiéndose en elementarios. Se les designa
con este término porque
son atraídos por la atmósfera terrenal y circundados por los elementos
del planeta.
En
este caso, Kunrath usa el término “elementario” para las almas humanas
condenadas, mientras Levi lo usa como
hemos visto, para designar otra clase de la misma gran familia de gnomos, sílfides, ondinas, etc., entidades
sub-humanas.
Frente
a mí tengo un manuscrito que originalmente estaba destinado a ser publicado, pero
finalmente no se imprimió por varios
motivos. El autor firma con el seudónimo de “Zeus” y es un Cabalista desde hace
más de 25 años.
Este
Ocultista experto, un celoso devoto de Kunrath, explicando las doctrinas de
este último, dice que los Cabalistas dividen
los espíritus de los elementos
en cuatro clases que corresponden a
los cuatro temperamentos humanos.
Se
me acusa, como ofensa monstruosa, que afirmo que algunos hombres pierden sus
almas y son aniquilados. Sin embargo la autoridad homóloga, “Zeus”, es
igualmente culpable puesto que él dice:
«
Los Cabalistas enseñaban que el espíritu del ser humano descendía del gran Océano del espíritu, y por lo tanto es en sí mismo
puro y divino. Sin embargo su alma o cápsula a través de la caída (alegórica) de Adán, se contaminó con el mundo de la oscuridad o de Satán (el
mal), del cual debe purificarse
antes de que pueda ascender de nuevo hacia la felicidad celestial.
Lo mismo ocurre con el espíritu humano. Mientras
su rayo esté encerrado en su envoltura o alma, tiene una existencia individual.
Pero destruye esta cápsula (el hombre astral
que luego se convierte en elementario), y cuya destrucción puede ocurrir por
las consecuencias del pecado, en los comportamientos más depravados y vicios, y
el espíritu regresa a su morada original: la individualización del hombre ha
cesado.
Esto milita con la idea de progresión que los
espiritistas tienen generalmente en cuenta. Pero
si entendieran la ley de la armonía, verían su error.
Sólo mediante esta ley puede sostenerse la
vida individual, y cuanto más
nos desviamos de la armonía, más difícil es recuperarla. »
Volvamos a Levi. En su obra “Alta Magia” (Vol. I., pag. 319,
v.o.), él observa:
«
Cuando morimos, nuestra luz interna (el alma) asciende, conforme a la atracción
de su estrella (espíritu); sin
embargo debe en primer lugar liberarse de las espiras de la serpiente (el mal terrenal, el pecado), es decir de la Luz
Astral no purificada que la circunda y la cautiva a menos que mediante la fuerza de Voluntad se
libere y se eleve.
Esta
inmersión del alma viva en la luz muerta
(las emanaciones de todo lo que es malo, lo cual contamina la atmósfera
magnética terrenal, así como los efluvios de un pantano hacen mefítico
el aire) es una tortura terrible; el alma se congela y se quema allí al mismo tiempo. »
Los
cabalistas representan a Adán como el Árbol de la Vida, cuyo tronco es la
Humanidad; las varias razas son las
ramas y las hojas son los seres humanos individuales. Cada hoja tiene su vida individual y es alimentada por la savia del
árbol; sin embargo puede sólo vivir a través de la rama, y la
rama misma extrae su vida a través del tronco-
Y
esto concuerda con la Cábala que dice:
«
Los malos son las hojas muertas y la corteza seca del árbol. Caen, mueren, se
corrompen y se transforman en abono,
que vuelve al árbol por medio
de la raíz. »
Mi
amiga, la señorita Emily Kislingbury de Londres, quien es la secretaria de la
Asociación Nacional Británica de los
Espiritistas, la cual todos sus conocidos honran, confían en ella y la quieren
mucho, me envió una comunicación obtenida
en abril de 1877 a través de un espíritu por medio de una joven señorita,
una de las más puras y fehacientes de su género.
Y los siguientes extractos
son particularmente a
propósito en lo referente al tema en discusión:
«
Amiga, tienes razón. Mantén nuestro Espiritismo puro y elevado, ya que hay
quienes quieren degradar su uso, y esto
se debe porque desconocen el poder del Espiritismo.
Es
cierto desde un punto de vista que el espíritu puede vencer a la carne; sin
embargo hay quienes valoran más a la vida carnal que a la vida espiritual y por
ello caminan en terrenos peligrosos.
La carne puede eclipsar
al espíritu al punto que le retira toda espiritualidad y el ser humano
se convierte en una bestia inteligente pero sin ningún poder redentor.
Estos son los que la iglesia denomina
“los reprobados”, los eternamente perdidos
Sin
embargo estos individuos no sufren eternamente en infiernos como nos lo quiso hacer
creer la iglesia, sino que simplemente terminan por desintegrarse y ya no son;
su luz se apaga y no tienen ningún ser consciente. Alguien preguntó: ¿acaso no es
esto el aniquilamiento? Y la respuesta es que si corresponde al verdadero aniquilamiento,
ya que pierden sus entidades individuales y vuelven al gran caudal del espíritu,
el espíritu inconsciente. »
Al final se me pregunta:
“¿Quiénes son los
Videntes entrenados?”
A
lo cual yo contesto: son los seres que han sido entrenados desde la infancia en
las pagodas para que usen su vista espiritual; esos cuyo testimonio acumulado no
ha variado por millares de años en lo referente a los hechos fundamentales de
la Filosofía oriental; y el testimonio de cada generación confirma el de la
anterior.
¿Deberíamos
confiar más en ellos que en las comunicaciones de los espiritistas, cuando cada
uno de los cuales contradice al otro de manera tan radical como las varias sectas
religiosas dispuestas a degollarse mutuamente?
¿Deberíamos
confiar más en ellos que en los médiums, cuando hasta los mejores de los cuales
desconocen su verdadera naturaleza y no están sujetos a la dirección ni a la templanza
sabia de un Adepto en la Ciencia Psicológica?
Mi respuesta es que
sí
No
es posible obtener una idea completa de la Naturaleza si no aplicamos la Ley de
Armonía y Analogía, tanto en el mundo espiritual como en el físico. “Como es arriba,
es abajo”, es el antiguo axioma hermético. Y si los espiritistas lo aplicaran
al tema de sus búsquedas, se percatarían de la necesidad filosófica de la existencia,
ya sea en el mundo del Espíritu, como en el de la Materia, de una ley de
sobrevivencia del más apto.
Respetuosamente,
H. P. Blavatsky.
OBSERVACIONES
Percibo que los
cabalistas tienen porciones de los conocimientos que dieron los maestros
transhimaláyicos sobre lo que sucede después de fallecer. Pero sus
explicaciones son algo confusas debido a que cada cabalista lo interpreta a su
manera. Y prefiero las explicaciones que dieron los instructores teosóficos porque estas son mucho
más profundas y completas.
Hola Cid, me gustaría hacerte una pregunta respecto a la Cabalá en relación a su origen y esencia. Al margen de que con el tiempo se haya perdido información de los más elevados iniciados de la Cábala, cuando una gran parte de los cabalistas dicen que la Cabalá no se puede separar de la Torá, ya que es el nivel más elevado, místico o secreto de la Torá, mi pregunta es si por ejemplo Blavatsky estaría de acuerdo en eso. ¿La Cabalá puede entenderse como un núcleo de espiritualidad que es anterior incluso al judaismo y que por tanto se puede estudiar al margen del judaismo como un núcleo universal de espiritualidad como lo puede ser la Teosofía? ¿O habría que estudiarla dentro de la Torá como nivel más universal de la Torá, ya que al ser el núcleo de espiritualidad que ha sido recibida en el "envase" del judaismo hay que estudiarla como parte de la Torá, igual que el sufismo puede estar en el envase del islam,etc,etc? ¿O podrían ser las dos cosas que se pudiera estudiar como independiente del judaismo pero también como nivel secreto y más delevado del judaismo? ¿Qué diría HPB?
ResponderBorrarNo sabría decirte.
BorrarEn la Doctrina Secreta viene a decir Blavatsky que donde la Torá tiene su contenido revelador es en el nivel esotérico, y la Cábala refleja ese nivel, ahí es universal y lo puede estudiar cualquier persona incluso viniendo de otras religiones. Aunque por otro lado Blavatsky decía que era la única Cabalista en occidente. Me gusta la Cábala porque el Árbol de la Vida es una herramienta de conocimiento y de transformación muy completa, pero el estudio de la Doctrina Secreta y su enseñanza tiene un nivel muy alto de revelación que fascina mucho. Según tu bagaje de estudio cuál sería tu opinión respecto a si puede llevarse los dos estudios en conjunto o mejor centrarte en uno para tu progreso (mencionando a autores serios de la Cábala y a autores también serios con la Teosofía). Gracias
ResponderBorrarYo te recomiendo utilizar la teosofía original como base porque te ayuda a comprender mucho mejor las otras enseñanzas ocultistas incluyendo la cábala, y en este link puedes ver los artículos que he publicado en la sección que dice “Kabbalah”:
Borrarhttps://esoterismo-guia.blogspot.com/p/indice-tematico-abc.html
Muchas gracias Cid. Sí es cierto, me ayuda a comprender el ocultismo y de ahí que pueda comprender la Cábala. Y creo que la Teosofía te abre mucha la mente al ver la raíz del conocimiento como algo universal, además de ayudarme a comprender otras enseñanzas como la Cábala.
ResponderBorrarComo sugerencia te digo el nombre de un cabalista que dicen que es muy recomendable por si tienes tiempo para investigarlo y poner algo de él. Se llama Ione Szalay, y aunque sus libros son difíciles de encontrar te paso un enlace de una página de web de un grupo de Cábala de Mari Carmen Blasco que fue discípula suya. https://grupoemet.es/ione-szalay/sobre-ione-szalay/
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