EL AMULETO QUE EL MAESTRO KUTHUMI LE REGALÓ A FRANZ HARTMANN

Sobre este regalo, Franz Hartmann explicó lo siguiente:

« Si tenía alguna duda con respecto a la posibilidad de la materialización de las cartas desde el plano astral o de la formación de objetos físicos por medio de los poderes mágicos, el siguiente incidente sirvió para destruir mis dudas.

H.P. Blavatsky iba a viajar a Europa y yo la acompañé a Bombay donde iba a tomar el barco. Fui con ella a bordo del barco de vapor y luego regresé a mi habitación en Bombay.

Antes de dejar Adyar, ella me había entregado un regalo por parte del Mahatma, que era una especie de amuleto en forma de moneda con inscripciones en letras tibetanas.

Mientras estaba solo en mi habitación, pensé en comprar una cadena de oro o algo con lo que ponerme ese amuleto alrededor del cuello. Y en ese momento, pensé que una cinta de seda respondería mejor para ese propósito.

Y mientras meditaba sobre eso, algo revoloteó en el aire y cayó al suelo ante mis pies. Era una cinta de seda color rosa de exactamente la longitud requerida, con los extremos retorcidos y lista para usarse. Y esa cinta no fue un espejismo y no desapareció después, ya que la usé durante muchos meses. »

(The Occult Review, enero de 1908, p.7-35)

Y posteriormente en una carta, Franz Hartmann dio más detalles sobre ese amuleto:

« Otro fenómeno paranormal ocurrió cuando yo me encontraba solo. En la mañana del 20 de febrero recibí una curiosa medalla tibetana de nuestro Maestro por medio de Madame Blavatsky quien me la dio. Y luego la acompañé a bordo del barco de vapor en el que ella navegaría hacia Europa.

A mi regreso entré en una tienda de joyería nativa y compré un medallón para guardar ahí la medalla, pero no pude encontrar una cadena lo suficiente larga para mi propósito. Luego volví a mi habitación y estuve dando pasos mientras analizaba qué podía hacer con respecto a la cadena, y finalmente llegué a la conclusión de que compraría una cinta de seda rosa.

¿Pero dónde la conseguiría?

Ya que yo no sabía dónde comprar esa cinta en Bombay.

Y así estaba reflexionando cuando mis pasos me trajeron de nuevo frente a la ventana que estaba abierta, y allí, justo en frente a mí, en el suelo yacía exactamente una cinta de seda nueva y exactamente como yo la quería. »

(Suplemento de la revista Theosophist de abril de 1884, p.65)

Ahora bien, el maestro Kuthumi no le regaló ese amuleto a Franz Harmann por pura simpatía, sino porque Harmann había sido designado presidente de la Junta de Control que iba a ocuparse de la Sociedad Teosófica en la India, mientras que Blavatsky y el coronel Olcott estuvieran de gira por Europa.

Y el maestro Kuthumi le regaló ese amuleto a Hartmann para protegerlo porque él sabía que las fuerzas oscuras iban a tratar de pervertirlo, como el propio Harmann lo indicó en sus recuerdos, ya que ahí él escribió:

« Puedo verdaderamente decir que una noche vi a un mago negro en mi cuarto. Él estaba allí en su cuerpo astral, de pie flotando en medio del aire a aproximadamente 70 cm del suelo y estaba haciendo pases magnéticos sobre mí, un tipo de pases que nunca había visto antes y que en vez de parecer que comunicaran alguna influencia hacia mí, parecían más bien estar sacando algo de mí.

El mago no era de ninguna manera repulsivo, sino que más bien parecía una especie de persona agradable, vestido con una larga túnica colorida.

Y mientras que yo estudiaba sus facciones, vi también tres formas vestidas de blanco que aparecían en mi cuarto, una de las cuales reconocí como la forma astral de un discípulo de los Maestros, y escuché una voz que me dijo que me levantara y que tomara un amuleto que estaba sobre la mesa, y que había recibido del Maestro.

Eso hice y el mago negro se fue, pero en ocasiones subsecuentes lo sentí de nuevo; aparecía de repente y sin provocación, y me tentaba para que dijera e hiciera cosas que iban en contra de mi mejor juicio. »

(Extracto del informe de las observaciones realizadas por Franz Hartmann durante su estancia de nueve meses en la sede de la Sociedad Teosófica en Adyar, Madras, India. Impreso en la prensa escocesa por Graves, Cookson, and Co., 1884, p.23)