Blavatsky falleció el
8 de mayo de 1891 y desde entonces los teósofos hacen una conmemoración en esa
fecha leyendo pasajes de la Bhagavad-Gita, y dando discursos o escribiendo
artículos relacionados con Blavatsky para homenajearla. Y para la conmemoración
de 1917, el teósofo español Mario Roso de Luna escribió el siguiente artículo títulado "HPB, la Rebelde":
Siempre
me ha parecido que el teósofo que no es librepensador y rebelde, como lo fue
siempre la Maestra H.P. Blavatsky, sólo es un teósofo a medias, cuando no un
hipócrita más de los que a través de la Historia han ido dando al traste o
volviendo exactamente del revés las divinas enseñanzas de los grandes
Iniciados: Melchisedec, Rama, Krishna, Hermes, Orfeo, Buddha, Apolonio, Jesús,
Mahoma y tantos otros.
Creo
por ello que la mejor manera de celebrar la fiesta del Loto Blanco tras una
lectura de la Bhagavad-Gita (que es también lucha y rebeldía) es recordar cómo
la Maestra vivió siempre en eterna rebeldía contra las religiones oficiales
pasadas o futuras y contra la ciencia infatuada y positivista, o sea de ese
segundo “clero” cientifista que es más peligroso que ningún otro, puesto que con
sus conocimientos ha desencadenado la horrible catástrofe que llora el planeta
y ha suscitado con sus falsos perfeccionamientos la más antihumana guerra que
en el mundo ha habido [la Primera Guerra Mundial].
Y
como no pretendo que se me crea bajo mi palabra, haré este artículo con sólo
textos de la Maestra, empezando por las primeras palabras de su obra Isis sin Velo, que en su prefacio
titulado “Ante el Velo” señala:
«
Según se nos dice, hace 19 siglos que la divina luz del cristianismo disipó las
tinieblas del paganismo y dos siglos y medio que la resplandeciente lámpara de
la ciencia moderna empezó a brillar entre la oscura ignorancia de los tiempos.
Se
afirma que en estas épocas respectivas se ha realizado el verdadero progreso
moral e intelectual de la raza. Que los antiguos filósofos eran lo bastante
sabios para su tiempo; pero eran poco instruidos si los comparamos con nuestros
modernos hombres de ciencia.
La
moral del paganismo era suficiente para las necesidades de la inculta
antigüedad, pero ya no lo fue desde que la luminosa "Estrella de
Belén" mostró el camino para la perfección moral, y allanó el de la
salvación.
En
la antigüedad el embrutecimiento era regla; la virtud y el espiritualismo,
excepción. Ahora, el más empedernido puede conocer la voluntad de Dios en su
palabra revelada, y todos los hombres desean ser buenos y mejoran
constantemente.
Tal
es la proposición, ¿pero qué nos dicen los hechos?
Por
una parte, un clero que se ha vuelto materialista, dogmático y con demasiada
frecuencia corrompido; un ejército de sectas y tres grandes religiones en
guerra; discordia en lugar de unión; dogmas sin pruebas; predicadores
efectistas; sed de placeres y de riquezas en feligreses sojapados e hipócritas,
por las exigencias de la respetabilidad.
Esta
es la regla del día, mientras que la sinceridad y la verdadera piedad son la
excepción.
Por
otra parte, hipótesis científicas edificadas sobre arena; desacuerdo completo
en todas las cuestiones; rencorosas querellas y envidias; impulso general hacia
el materialismo; lucha a muerte entre la ciencia y la teología por la infalibilidad.
Un
conflicto de épocas...
Y
entre estos dos titanes en lucha, ciencia y teología, hay una muchedumbre
extraviada que pierde rápidamente la fe en la inmortalidad del hombre y en la
Divinidad, y que aceleradamente desciende al nivel de la existencia animal.
¡Tal
es el cuadro de la actualidad, iluminado por la meridiana luz de esta Era
cristiana y científica! (1) »
Por
eso también en el prefacio de Isis sin
Velo, decía la Maestra, aterrada por la enormidad de la empresa de rebeldía
que se echaba sobre sus hombros:
«
Acaban ya los tiempos en que el dogma dominaba al hombre... no será extraño que
los sectarios arremetan contra nosotros. Los cristianos verán que ponemos en tela
de juicio la pureza de su fe. Los científicos advertirán que medimos sus
presunciones con el mismo rasero que las de la Iglesia romana, y que en ciertos
asuntos preferimos a los sabios y filósofos del mundo antiguo.
Los
sabios postizos nos atacarán furiosamente desde juego, y los clericales y pseudo
librepensadores verán que no admitimos sus conclusiones, sino que queremos el
completo reconocimiento de la Verdad. Y también tendremos enfrente a los
literatos y autoridades que ocultan sus creencias íntimas por respeto a
vulgares preocupaciones. Así como a los mercenarios y parásitos de la prensa,
que prostituyen su poderosa eficacia y deshonran tan noble profesión. . . Pero
nosotros dirigimos la vista al porvenir... Trabajamos para el alboreante porvenir.
Y
al considerar la acerba oposición que ha de darnos en rostro, creemos que el
mejor mote para nuestro escudo al entrar en el palenque, es la frase del gladiador
romano:
¡Ave César; morituri
te salutant!
Cuales
deben de ser las creencias del teósofo, cuyo único dogma debe ser el de la Fraternidad
Universal de la Humanidad, sin distinción de sexo, raza, credo, casta y color,
están de mano maestra expresadas en estas palabras de La Doctrina Secreta:
«
El teósofo no cree en milagros divinos ni diabólicos... Para él no hay santos
ni brujos ni profetas ni augures sino tan sólo Adeptos u hombres capaces de
realizar hechos de carácter fenoménico, a quienes juzga por sus palabras y
acciones... El estudiante de ocultismo no ha de profesar determinada religión,
si bien tiene el deber de respetar toda opinión y creencia para llegar a ser
Adepto de la Buena Ley. No debe supeditarse a los prejuicios y opiniones de
nadie y ha de formar sus propias convicciones de conformidad con las reglas de
evidencia que le proporcione la ciencia a que se dedica...sin atender a
encomios de fanáticos soñadores ni a dogmatismos teológicos... Jesús predicó
una doctrina secreta, y secreta en
aquel tiempo, significaba: “Misterios de Iniciación” que han sido repudiados o
alterados por la Iglesia. »
(DS III, p. 97 y 137) (2)
»
La
eterna rebeldía de Blavatsky en demanda de la Suprema Meta espiritual está expresada
en estas palabras, de dicho libro:
«
Hay una Ley Eterna en la Naturaleza que tiende siempre a ajustar los opuestos y
a producir una armonía final. Y merced a esta Ley de desarrollo espiritual, que
se sobrepondrá a la física y a la puramente espiritual, la humanidad se verá
libre de sus falsos dioses y se encontrará finalmente redimida por sí misma. »
No
otra cosa dijo Beethoven, el incomprendido teósofo (3), cuando al llevarle cierta partitura en la
que el autor había puesto: «fin, con ayuda de Dios», tachó esta frase el
maestro, substituyéndola con esta otra, que parece escrita para todos: «¡Oh,
hombre, ayúdate a ti mismo!» donoso complemento al Nosce te ipsum de Delfos.
Y
no otra cosa dijo Wagner en todas sus maravillosas obras de rebeldía, desde la
de Tanhauser, el discípulo de Venus, cuya vara florece a pesar de la maldición
papal, hasta la divina rebeldía de Sigfrido en el Anillo del Nibelungo, como
tampoco dijo otra cosa Esquilo en su sublime trilogía de Prometeo.
El origen
de los misterios iniciáticos y las religiones
El
origen de las religiones y de los sacerdocios está resumido en estos otros
conceptos:
«
Se nos dice que en un principio no hubo Misterios Iniciáticos. El conocimiento
(Vidya) era propiedad común y predominó universalmente durante la Edad de Oro o
Satya-yuga. Como dice el comentario: “Los hombres aún no habían producido el
mal en aquellos días de felicidad y de pureza, porque su naturaleza más bien
era divina que humana”.
Pero
al multiplicarse rápidamente el género humano, se multiplicaron también las
idiosincrasias de cuerpo y de mente y el espíritu encarnado comenzó a manifestarse
en debilidad. En las mentes menos cultivadas y sanas arraigaron exageraciones
naturalistas y sus consiguientes supersticiones. De los deseos y pasiones hasta
entonces desconocidos nació el egoísmo, por lo que a menudo abusaron los
hombres de su poder y sabiduría, hasta que por último fue preciso limitar el
número de los conocedores. Y así empezó la Iniciación.
Cada
país se impuso un especial sistema religioso acomodado a su capacidad intelectual
y a sus necesidades espirituales; pero como los sabios prescindían del culto a
simples formas, restringieron a muy pocos el verdadero conocimiento. La
necesidad de encubrir la verdad para resguardarla de posibles profanaciones se
dejó sentir más y más en cada generación; y así el velo, tenue al principio,
fue haciéndose cada vez más denso a medida que cobraba mayores bríos el egoísmo
personal, hasta que por fin se convirtió en Misterio.
Se
establecieron así los Misterios en todos los pueblos y países, y se procuró al
mismo tiempo evitar toda contienda y error, permitiendo que en las mentes de
las masas profanas arraigasen creencias religiosas exotéricas inofensivas,
adaptadas en un principio a las inteligencias vulgares, como un rosado cuento
de niños, sin temor de que la fe popular perjudicase a las filosóficas y
abstrusas verdades enseñadas en los santuarios iniciáticos.
Porque
no deben caer bajo el dominio del vulgo las observaciones lógicas y científicas
de los fenómenos naturales que conducen al hombre al conocimiento de las
eternas verdades que le consienten acercarse al dintel de la observación libre
de prejuicios y ver con los ojos espirituales antes que con los del cuerpo.
.
. .
Con
el rodar de los tiempos, en la quinta raza, la aria, algunos sacerdotes poco
escrupulosos se prevalieron de las sencillas creencias de las gentes y acabaron
por elevar dichas Potestades a la categoría de Dioses, aislándolos
completamente de la única y universal Causa de causas.
.
. .
En
aquellos días primitivos no constituían los brahmanes o sacerdotes una casta
aparte, sino que cualquier hombre podía ser brahmán por méritos propios y en
virtud de la iniciación. Sin embargo, poco a poco fue prevaleciendo el
despotismo, y la dignidad de brahmán pasó de padres a hijos como herencia. Los
derechos de sangre (nepotismo) suplantaron al verdadero mérito, y de esta
manera se instituyó la poderosa casta de los brahmanes.
.
. .
Voltaire
caracterizó en pocas palabras los beneficios de los Misterios, al decir que “entre
el caos de las supersticiones populares existía una institución que siempre
evitó la caída del hombre en absoluta brutalidad: y es fue la de los
Misterios".
Verdaderamente,
como Ragón dice de la Masonería: "Su templo tiene por duración el tiempo
eterno y por espacio el universo entero... — Dividamos para dominar (habían
dicho aquellos astutos perversos), — ¡Unámonos para resistir! (dijeron los
primeros masones)".
Pero
estas últimas frases, más que los masones mismos, las pronunciaron los primeros
Iniciados, a quienes los masones consideraron siempre como sus primitivos y
directos maestros... «Los Hijos de la Voluntad y del Yoga» se unieron para
resistir las terribles y siempre crecientes iniquidades de los magos negros de
la raza atlante, y esto determinó la fundación de escuelas todavía más
esotéricas, de templos de instrucción y de Misterios impenetrables hasta solo después
de haber sufrido tremendas pruebas.
Dice
Ragón al tratar de la Iniciación masónica: "Estaban en lo cierto los
sacerdotes egipcios al decir: todo para
el pueblo, nada por el pueblo, ya que en un país ignorante, la verdad ha de
revelarse únicamente entre personas fieles."
En
nuestros días vemos seguir el falso y peligroso sistema de “todo para el
pueblo, y nada para el pueblo”. Sin embargo el verdadero apotegma político debería
de ser: “Todo para el pueblo y con el pueblo”. Pero para realizar esta reforma,
las masas han de pasar por una transformación dual:
1.
Divorciarse de todo elemento supersticioso y de falsa piedad;
2.
Educarse hasta el punto de evitar el peligro de ser esclavos, de ningún hombre
ni idea. »
(DS III, p.224)
La necesidad
de avanzar y unirse en la actualidad
No
en vano era una iniciada la principesca fundadora de nuestra Sociedad
Teosófica, tanto que las palabras transcriptas de «¡Unámonos para resistir!»
puestas por ella en labios de los primeros Iniciados Magos Blancos, también fueron
sus últimas palabras al dejar la grosera envoltura de su cuerpo físico, en el
día en que la conmemoramos, pero del año 1891:
-
"¡Manteneos siempre unidos, para que
esta mi última encarnación no resulte estéril para el mundo! " dijo a sus
discípulos antes de morir.
Palabras
de pavorosa responsabilidad para todo teósofo que, derivando hacia
mojigaterías, nuevas o viejas religiones, regímenes autocráticos, falsos
prejuicios, excomuniones más o menos embozadas bajo la hipócrita máscara de
tachar a los demás de personalistas, y demás abusos de índole idéntica a los
por las religiones cometidos, trate de romper esa unidad indispensable entre
los teósofos, y de apartarse de los verdaderos rebeldes, o sea de los
predilectos hijos de Blavatsky; de los rebeldes welsungos o lobeznos, hijos
predilectos también del divino Wotam en El
Anillo del Nibelungo...
Porque
nosotros, los teósofos ocultistas no podemos comulgar ya con las religiones,
debiendo sí respetar la religión de los demás, pero no respetarla ya en nosotros
mismos bajo capa positiva alguna, de hinduismo, sintoísmo, budismo o cristianismo,
etc. Pues nuestro único dogma es el de la Fraternidad y nuestro único Maestro Supremo,
es nuestro Divino Ego, cuya voz es la Conciencia emancipada y libre, ya que
Blavatsky ha dicho: (4)
«
Si se prescinde de las enseñanzas secretas, queda la religión reducida a un
fraude. Sin embargo, las masas necesitan de un freno moral porque el hombre
está siempre ansioso de más y no puede vivir sin un ideal cualquiera que le
sirva de faro y de consuelo.
Al
mismo tiempo, ningún hombre vulgar, aun en esta época de cultura general, puede
satisfacerse con verdades demasiado metafísicas y sutiles de difícil comprensión,
de lo que proviene el peligro de suplantar con el absurdo y cerrado ateísmo la
fe en Dios y en sus santos. Ningún verdadero filántropo, y por consiguiente,
ningún ocultista, supondrá ni por un momento que la humanidad pueda subsistir
sin religión, y aun en nuestros días, las religiones de Europa, limitadas a la
santificación de los domingos, vale más carecer de ellas.
Pero
si, como dijo Bunyan, “la religión es la mejor armadura del hombre”, no es
menos cierto que es “la peor capa”, y contra esta capa de hipocresía luchan
ocultistas y teósofos.
Si
no apartamos esta capa tejida por la fantasía humana y arrojada sobre la
Divinidad por la artera mano de sacerdotes ávidos de dominación y poderío, no
le bastará al hombre el verdadero ideal de la Divinidad, el único Dios viviente
en la naturaleza.
La
primera hora de este siglo anuncia el destronamiento del Dios de cada país y la
proclamación de la Única y Universal Divinidad: el Dios de la inmutable Ley, no
el de la piedad; el Dios de la justicia distributiva, no el de la misericordia,
que es sencillamente un incentivo para cometer el mal y reincidir en él.
Cuando
el primer sacerdote inventó la primera oración de súplica egoísta, se perpetró
el más nefando crimen de lesa humanidad. »
(DS III, p.48)
Disertación
sobre Satán
Además,
si para el teósofo, como para el Maha Rajá de Benarés «no hay religión superior
a la verdad» (satyat nasti paro dharma)
es nuestra obligación primera cantar un himno a Satán, a manera de aquellos
grandes rebeldes que se llamaron Leopardi y Carducci, puesto que en la Doctrina
Secreta se nos dice:
«
El sistema cristiano no es el único que ha degradado estos dioses en demonios,
(los Suras o Dioses en Asuras o No-Dioses). El zoroastrismo y aun el brahmanismo
se han aprovechado de ello para imponerse a la mente del pueblo.
Hasta
en el exotericismo caldeo los seres que rehúsan crear son también denunciados
como Espíritus de Tinieblas. Los Suras que obtienen su independencia
intelectual, los supuestos ángeles rebeldes, luchan con los Suras que carecen
de ella y que parece como si pasaran sus vidas en inútiles cultos basados en la
fe ciega.
.
. .
La
razón del por qué rehusaron estos “Dioses” crear hombres no es, como declaran
los textos exotéricos, por su orgullo, sino por los motivos expresados... Los
supuestos “Rebeldes” eran sencillamente aquellos que, obligados por la ley
kármica a beber hasta la última gota de hiel, tuvieron que encarnar de nuevo —la
caída— convirtiéndose así en entidades pensantes responsables a los hombres. »
(DS II, p.85-86)
Luego,
hablando de estos “Rebeldes”, Kabires, Fuegos Sagrados o Satanes, dice:
«
Las diversas ramas de la raza aria, la asiática y la europea, la india y la
griega, hicieron lo posible por ocultar la verdadera naturaleza, ya que no la
importancia, de dichos “Rebeldes” o Kumaras, cuatro de los cuales son los alter egos de Sanat, Sananda, Sanaka y
Sanatina, o séase de los divinos Satanes tan envilecidos por las pecadoras
religiones exotéricas. »
(DS II, p.97)
Hablando
después de los Edenes religiosos, dice:
«
Los cristianos sostienen que el Jardín del Edén es el santo Paraíso profanado
por el pecado de Adán y Eva. Pero el ocultista, al negar la interpretación de
la letra muerta, demuestra todo lo contrario. »
(DS II, p.186)
«
La Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, no es sino una serie de anales
históricos de la gran lucha entre la Magia Blanca y la Magia Negra; entre los
Adeptos del Sendero de la Derecha o Profetas
y los de la Izquierda o Levitas) el
clero de las masas brutales. »
(DS II, p.195)
«
En el exotericismo religioso indo, los Asuras son también denunciados como enemigos
de los dioses, que se oponen al culto y a los sacrificios de los Devas. En la
Teología cristiana se mencionan como “Espíritus caídos”, diversos héroes
paganos, La “serpiente tortuosa” de los primitivos judíos tuvo siempre un
significado completamente distinto, astronómico en un sentido, antes de que la
Iglesia romana lo desnaturalizase. »
(DS II, p.211)
«
El Logos es Sabiduría y también Lucifer o Satán... el rayo de luz y de razón; que
caía del cielo como un rayo. (Lucas, X, 18)
En
los corazones y mentes de los convertidos a la antigua Religión de la
Sabiduría, presentada entonces bajo una nueva forma por el sabio Adepto
galileo, fue desfigurada hasta el punto de no ser reconocible, como lo fue
también su propia personalidad, arreglada para amoldarla al más cruel y
pernicioso de los dogmas teológicos.
.
. .
Y
cuando Jesús observa en el pasaje citado que «ha visto a Satán caer del cielo
como un rayo», es una simple declaración de sus poderes clarividentes y una
referencia a la encarnación del Rayo Divino —Ángeles o Satanes— que cayeron en
la generación. »
(DS II, p.212-213, nota)
«
El verdadero punto de vista exotérico acerca de “Satán” y la opinión que sobre
este asunto tenía toda la filosofía antigua se halla admirablemente presentada
en un apéndice titulado: “El Secreto de Satán” de la segunda edición del
Perfect Way de la Dra. A. Kinsford (p.214). En él se dice:
«En
el séptimo día (o creación) se produjo de la presencia de Dios un Ángel
poderoso lleno de ardimiento y Dios le dio el dominio de la esfera extrema. La
Eternidad produjo el Tiempo; el Ilimitado dio nacimiento al Límite; el Ser
descendió a la generación. Entre los Dioses no hay ninguno que se asemeje a
aquel en cuyas manos están depositados el reino) el poder y la gloria de los
mundos...
Pues,
como dice Hermes, Satán es el guardián de la puerta del Templo del Rey y en el
Pórtico de Salomón guarda las Llaves del Santuario para que no penetre en él
profano alguno y sí sólo los ungidos que poseen el arcano de Hermes... Temedle
y no pequéis: pronunciad su nombre temblando..., pues Satán es el magistrado de
la Justicia de Dios (Karma). Él tiene en sus manos la balanza y la espada, pues
a él le están encomendados el Número, el Peso y la Medida... Satán es, en suma,
el ministro de Dios, el Señor de las siete mansiones del Hades y el Ángel de
los mundos manifestados.» »
(DS II, p.214-215)
«
Satán es el Dios de nuestro planeta y el Dios único y esto sin ninguna sombra
ni metáfora de perversidad, pues es uno con el Logos... Por lo tanto, cuando la
Iglesia maldice a Satán, maldice el reflejo cósmico de Dios; anatematiza a Dios
manifestado en la Materia o en lo objetivo; maldice a la Sabiduría por siempre
incomprensible, revelada como Luz y Sombra, Bien y Mal en la Naturaleza, en la
única forma comprensible a la limitada inteligencia del Hombre. »
(DS II, p.216)
«
Todos los cabalistas y simbologistas han demostrado suma repugnancia a confesar
el significado primitivo de la Caída de los Ángeles... Desde que la Iglesia en su
lucha con el maniqueísmo inventó al Demonio, colocando un velo teológico entre
los hombres y Lucifer, la Divina Estrella, o sea el «”Hijo de la Mañana”, creó
la más gigantesca de todas sus paradojas; una Luz negra y tenebrosa. »
(DS II, p.219)
Conclusión
No
continuaremos con las citas, porque habría que copiar todos sus libros, desde
el primero hasta el último, como otros tantos cantos de una rebeldía como la de
Satán, la de Prometeo, la de Fausto, la de Sigfrido y la de tantos y tantos
personajes, ora reales, ora simbólicos, desde que el mundo es mundo.
El
que quiera saber más acerca de la eterna rebeldía de la heroína [Blavatsky] que
en Mentana luchó contra el poder papal al lado de Garibaldi y doquiera contra
las más varias formas de ignorancia, ambición e hipocresía de los hombres, que
pase la vista por la preciosa obra del señor Sinnett “Incidentes de la vida de Madame Blavatsky” o por las inmortales
páginas del “Viejas hojas de un Diario” (5) de su queridísimo compañero
Henry Steel Olcott, en que el bizarro caballero pone de relieve las
características heroicas de aquella mártir de la Verdad tradicional, que pasó
incomprendida para muchos de sus contemporáneos y que nunca será bastante
estudiada y seguida por los que nos preciamos de teósofos o de ocultistas.
~ * ~
OBSERVACIONES
DE CID
Roso
de Luna comenzó muy bien su artículo, pero lo terminó muy mal, porque Satán en
el esoterismo tiene muy diversos significados, ya que puede significar la
rebeldía (que es como Roso de Luna lo quiso utilizar), pero también puede
significar:
-
el mal,
-
la parte pérfida de los humanos,
-
el lado oscuro de la naturaleza,
-
la materia,
-
el logos,
-
la jerarquía que trabaja para construir el
plano físico,
-
la jerarquía que se ocupa de llevar las
chispas divinas hacia el plano físico por medio de la involución,
-
la jerarquía que se ocupa de la destrucción,
-
las deidades paganas que fueron injustamente
demonizadas por la Iglesia Católica,
-
los seres divinos imperfectos,
-
los seres superiores que aceptan descender
para ayudar a la humanidad,
-
los ángeles que al haber parcialmente fallado
su evolución tienen que involucionar temporalmente para ayudar a los humanos,
-
y otros conceptos.
Así
que como ustedes mismos lo pueden constatar, la palabra “Satán” engloba muchos
conceptos a nivel esotérico, y desafortunadamente Roso de Luna hizo un
verdadero revoltijo con la compilación que él editó sobre Satán, porque él agarró
textos de la Doctrina Secreta que están tratando sobre otros temas que no tienen que ver con la rebeldía.
Y
esto me muestra las limitaciones que tenía Mario Roso de Luna en sus conocimientos de
ocultismo, debido a que él simplemente tomó porciones de la Doctrina Secreta
que le gustaron, pero sin comprender verdaderamente su significado, ya que entonces
él no los habría utilizado.
Por
ejemplo, el primer texto que puso de la Doctrina Secreta (tomo II, p.85-86) ahí
se habla de los ángeles caídos. Pero claramente Blavatsky puso la palabra “Rebeldes”
entre comillas porque esos ángeles no cayeron en desgracia debido a que se rebelaron
(como erróneamente lo interpretó la Iglesia Católica y también lo hizo Roso de Luna)
sino porque ellos reprobaron en su evolución.
Y
esto el maestro Kuthumi se lo explicó al señor Sinnett de la siguiente manera:
« Hay – y deben de haber – “fracasos” en las razas etéreas de las
muchas clases de Dhyan-Chohanes o Devas (o sea los seres divinos más avanzados que los
humanos) lo mismo que los hay entre los hombres. Pero como estos
fracasos están demasiado adelantados y espiritualizados como para que
forzadamente retrocedan de la divinidad que ya han alcanzado para regresar dentro
del vórtice de una nueva evolución primordial a través de los reinos
inferiores, entonces esto es lo que sucede.
Cuando un nuevo sistema solar va a ser
desarrollado estos Dhyan-Chohanes (ángeles) debido al influjo nacen ahí por
delante de los elementales (los espíritus de la naturaleza) y permanecen como una
fuerza espiritual inactiva o latente dentro del aura del naciente mundo de un
nuevo sistema, hasta que llega la etapa de la evolución humana. Entonces Karma
los habrá alcanzado y tienen que aceptar la amarga copa de la retribución hasta
la última gota.
Después se convierten en una fuerza
activa y se unen con las entidades adelantadas del reino animal puro para
desarrollar, poco a poco, el tipo pleno del género humano. Y con esta unión
ellos pierden la elevada inteligencia y espiritualidad Dévica (angélica),
recuperándolas al final del séptimo anillo de la séptima ronda (o sea al final
de la evolución de esa humanidad). »
(Carta Mahatma 14, p.87)
¡Por lo tanto los ángeles
caídos de los que está hablando Blavatsky no tienen nada que ver con la rebeldía!
Sería
muy largo detallar las malas interpretaciones que hizo Roso de Luna con cada
uno de los textos de la Doctrina Secreta que él tomó. Eso lo estoy haciendo paulatinamente
en el blog, y aquí simplemente se los señalo para que ustedes estén conscientes
de ello y no se desconcierten por esa penúltima sección de su artículo.
En
cuanto a la rebeldía, yo diría que si es conveniente, pero con discernimiento, porque de lo
contrario la rebeldía puede causar más daños que beneficios.
NOTAS
1.
¿Qué habría dicho la Maestra ante la horrible consecuencia bélica de este conflicto?
Lo que nosotros, sus discípulos decimos; es a saber: «que una religión que no
ha sabido evitar esta catástrofe, y una ciencia que la ha hecho más sangrienta
y cruel con sus inventos, están juzgadas por sí mismas».
2.
Las referencias de la Doctrina secreta son de la edición española.
3.
Roso de Luna consideraba que Beethoven tenía un comportamiento teósofo (ver su
libro "Wagner, mitólogo y ocultista" (nota anexa).
4.
Por esto Blavatsky se mantuvo siempre alejada de todas las religiones, pues
como se desprende de todas sus obras y especialmente de “Por las grutas y
selvas del Indostán” (mal tenida hasta aquí por una mera obra de literatura y
de viaje), su única creencia fue la de la antigua Religión de la Sabiduría o de
la Edad de Oro, que fue anterior a nuestros tiempos históricos; Religión Única
de la que son pobres facetas todas las conocidas.
5.
Por esto, sin duda, llevó a mal que Olcott marchase a su viaje a Ceilán (2da
serie de la Historia Autentica de la Sociedad Teosófica) y no obstante
acompañarle luego y felicitarle por su obra... buddhista, buena sin disputa
como buddhista, y mala en el sentido de que la Teosofía no es el Buddhismo de
Gautama el Buddha (Véase DS I, introducción).
Por
esto no llevaría a bien tampoco, si viviese, que llamándonos teósofos y
ocultistas, mostrásemos preferencias ningunas ora por el hinduismo, ora por el mazdeísmo,
ora por el cristianismo, etc.
(Este
artículo se publicó en la revista “El Loto Blanco” de mayo de 1917)
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