PERSONAS QUE VIERON FÍSICAMENTE AL MAESTRO KUTHUMI


 
 
La mayoría de las personas que afirmaron haber visto al maestro Kuthumi, lo hicieron a través de la materialización que hizo ese maestro de su cuerpo sutil, pero también hay personas que lo vieron físicamente, y en este capítulo se las voy a recopilar.
 

 
ENCUENTROS EN EL NORTE DE LA INDIA
 
 
TESTIMONIO DE BHAVANI SHANKAR
 


Bhavani Shankar Ganesh Mullapoorkar fue uno de los primeros hindús que se unió a la Sociedad Teosófica cuando esta se instaló en la India, y también fue discípulo del maestro Kuthumi y él afirmó que vio a su maestro en varias ocasiones y no solamente a través de su doble sino también físicamente:
 
« Durante mis viajes al norte de la India recibí comunicaciones de mi Maestro de manera directa e independiente de cualquier otra persona y he visto a los Mahatmas en su "doble".
. . .
Y no solamente he visto al Maestro [Morya] de Madame Blavatsky en su doble, sino también a mi Gurú Deva el Venerado "K.H.", y también he visto a este último en su cuerpo físico y lo he conocido personalmente.
 
Todas las experiencias anteriores que obtuve en el Norte de la India (y esto independientemente de Madame Blavatsky o el Coronel Olcott quienes no sabían nada de mis movimientos) son suficientes para mostrar al público imparcial y educado que estos fenómenos ocultos son genuinos. Y no me importa si la declaración de estos hechos llevará a la convicción a aquellos que en lugar de ser indagadores de la verdad, están dispuestos a reprimirlo y perseguir a los que se lo dan al mundo. »
 
(Esta declaración fue publicada en el Informe del resultado de la investigación sobre los cargos en contra Madame Blavatsky presentados por los misioneros de la Iglesia escocesa de Madrás, y examinados por un comité designado para ese propósito por el Consejo General de la Sociedad Teosófica en Madrás, India, 1885, p.75-80)
 
 
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A continuación les transcribo el testimonio de tres miembros de la Sociedad Teosófica: Olcott, Brown y Damodar, que tuvieron la oportunidad de ser visitados personalmente por el maestro Kuthumi a las afueras de la ciudad de Lahore y también en Jammu.



TESTIMONIO DE HENRY OLCOTT



El coronel Olcott era en ese entonces el presidente de la Sociedad Teosófica, y en marzo de 1883 comenzó una larga serie de giras por el norte de la India para difundir la enseñanza teosófica y curar a muchos enfermos (ya que era un gran sanador mesmérico, cuya capacidad se incrementó enormemente cuando en su viaje del 15 de julio de 1882, recibió un mechón de cabello del Chohan Serapis).
 
Recorrió miles de millas por ferrocarril, barco de vapor, lanchas, en palanquín, a caballo y sobre elefantes, viajando a veces de noche y otras de día. Y en su diario cuenta que:

« La noche del 19 de noviembre de 1883, me encontraba durmiendo en mi tienda de campaña, cuando, al sentir una mano sobre mi cuerpo, volví precipitadamente de regreso a la consciencia externa.
 
Estando situado el campamento en una planicie abierta y fuera del alcance de la protección de la policía de Lahore, mi primer instinto original fue de protegerme a mí mismo de un posible asesino fanático religioso [recuerden a Gandhi], así que agarré los brazos del intruso y le pregunté en indostaní: ¿Quién era y qué quería?
 
Todo ocurrió en un instante, mientras mantenía con fuerza al hombre sintiéndome en peligro de ser atacado en cualquier momento y tener que defender mi vida. Pero al siguiente momento una voz dulce y amable dijo:

-        ¿Qué no me conoces? ¿No me recuerdas?

Era la voz del maestro Kuthumi. Al instante me sentí avergonzado y solté sus brazos. Junté las palmas de mis manos en saludo reverente [Namaste] y quería saltar fuera de la cama para mostrarle mi respeto, pero su mano y su voz me detuvieron.
 
Después de intercambiar unas cuantas palabras, él puso mi mano izquierda en la suya, juntando los dedos de su mano derecha en la palma de su mano izquierda, y permaneciendo en silencio junto a mi catre desde donde yo podía ver su rostro divinamente benigno por la luz de la lámpara que ardía sobre una caja de embalaje detrás de él.

Luego sentí una substancia suave que se formaba en mi mano y al siguiente minuto el Maestro puso su benévola mano sobre mi frente, pronunciando una bendición y dejando la mitad de la tienda de campaña que yo ocupaba, para visitar a Sr. Brown que dormía en la otra mitad detrás de un lienzo que dividía la tienda en dos cuartos.
 
Cuando tuve tiempo para poner atención en mí mismo, me encontré sosteniendo en mi mano izquierda un papel doblado envuelto en un paño de seda. Naturalmente mi primer impulso fue ir a la lámpara, abrirlo y leerlo. »
(Hojas de un Viejo Diario III, p.43)



Presento el texto de esa carta, cuyo original se encuentra en los Archivos de Adyar.

« Desde el comienzo de tu término probatorio en América, has tenido mucho que hacer conmigo, aunque tu imperfecto desarrollo te haya hecho confundirme frecuentemente con Artya, y repetidamente hayas imaginado que era el trabajo de tu propia mente cuando en realidad era la mía que trataba de influenciar y hablar con la tuya.

Desde luego y de acuerdo a tus propios cánones de evidencia, hasta ahora no has sido un testigo completamente calificado, dado que (de acuerdo a tu conocimiento) nunca nos hemos encontrado previamente de manera física. Pero te informo que finalmente lo eres, y uno de los objetivos que tenía en mira al hacer mi viaje desde el Ashram hasta Lahore era el de darte esta última prueba substancial.
 
Ahora, tú no solamente me has visto y conversado conmigo sino que también me has tocado, y mi mano ha apretado la tuya y al K. de hecho también.

Tu acción escéptica, llegando frecuentemente al conservatismo extremo (quizás el único rasgo que nadie, sin prestar atención, habría sospechado de ti) ha impedido seria y constantemente tu desenvolvimiento interior.
 
Esta actitud te ha hecho desconfiado – a veces cruelmente también – de Upâsikâ [Blavatsky], de Borg, de Djwal Khul, incluso de Damodar y D. Nath, a los cuales amas como hijos. Este encuentro de nosotros debe cambiar radicalmente ese estado de tu mente. Si no lo hiciese así, tanto peor para tu futuro: la verdad nunca viene como un bandido, a través de ventanas con rejas y puertas con láminas de hierro.

Vengo a ti no solamente de manera espontánea y por mi propio deseo, sino también por órdenes del Mahâ Chohan, para cuya percepción interior, el futuro yace como un libro abierto. En Nueva York pediste de M. una prueba objetiva de que la visita que te hacía no era una mâyâ [una ilusión] y él te la dio. Sin que me la pidas te doy la presente prueba, y aunque yosalga de tu vista, esta nota será para ti el recordatorio de nuestras entrevistas.

Ahora voy con el joven Sr. Brown para probar su intuición. Mañana en la noche cuando el campamento esté tranquilo y lo peor de las emanaciones de tu audiencia se haya ido, te visitaré de nuevo para una conversación más larga, ya que debes de ser prevenido en contra de ciertas cosas en el futuro.

No temas ni dudes, como temiste y dudaste en la cena, la última noche: el primer mes del año próximo de tu era, habrá apenas asomado cuando dos más de los “enemigos” habrán muerto. Permanece siempre vigilante, fervoroso y juicioso, ya que recuerda que la utilidad de la Sociedad Teosófica depende en gran medida de tus esfuerzos y que nuestras bendiciones siguen a sus sufrientes Fundadores y a todos los que ayudan en su trabajo.
K.H. »


Olcott relata que la noche siguiente él, Brown y Damodar estaban discretamente esperando en la tienda de campaña, cuando a las 10 p.m. se apareció un hindú de estatura alta (era Djwal Khul, el principal discípulo de Kuthumi) informándoles que el Maestro se presentaría pronto. Cuando apareció el Maestro, lo saludaron respetuosamente a la manera hindú (Namaste). Tuvo una conversación por separado con él, con Damodar, y luego se retiró.






TESTIMONIO DE WILLIAM TOURNAY BROWN



William Brown fue un esmerado buscador, entró a la Logia de Londres pero quería involucrarse más y decidió embarcarse el 25 de agosto de 1883 para la India para ayudar a sus Fundadores. Allí fue calurosamente recibido por Blavatsky y Olcott quien le explicó en una carta las oportunidades y peligros de su decisión.
 
Por el 10 de octubre se unió a la comitiva que acompañaba al coronel Olcott en la gira por la India que estaba efectuando. Y su experiencia con ese encuentro la narró en un panfleto titulado Mi Vida [My Life] del cual presento un extracto:

« El día 19 de noviembre de 1883, en Lahore vi a un hombre que me dio la impresión de ser el Maestro Kuthumi, y en la madrugada del día 20 me desperté por la presencia de alguien en mi tienda de campaña.
 
Una voz me habló y cuando abrí los ojos, encontré una carta en un pañuelo de seda dentro de mi mano. Estoy consciente de que la carta y el pañuelo no fueron colocados en mi mano como se hace de la manera habitual, sino que crecieron “a partir de la nada”. Sentí una corriente de magnetismo y de repente se materializaron.

Como me doy cuenta que mi visitante ya se había ido, me levanto para leer la carta y examinar el pañuelo. El pañuelo es blanco de la más fina seda, con las iníciales K.H. marcadas en azul. La carta también está en azul con letras bien delineadas a mano. Su contenido es el siguiente:

“Lo que Damodar te dijo en Pune [ciudad al este de la India] es cierto. Nosotros nos acercamos progresivamente más y más a una persona a medida que ella misma se va preparando para lo mismo. Tú primero nos viste en visiones, luego en formas astrales, aunque muy frecuentemente sin reconocerlas, luego en cuerpo a una corta distancia de ti. Y ahora me ves en mi propio cuerpo físico (es decir, me hubieses visto si hubieras volteado la cabeza) pero aun así me percibiste tan cerca de ti para permitirte dar a tus compatriotas la seguridad de que por conocimiento personal estás tan seguro de nuestra existencia como lo estás de la tuya propia.

Sin embargo y sin importar lo que ocurra, recuerda que serás vigilado y recompensado en proporción a tu fervor y trabajo por la causa de la Humanidad que se han impuesto sobre ellos mismos los Fundadores de la Sociedad Teosófica. Dejo el pañuelo como testimonio de esta visita. Y Damodar es lo suficiente competente para hablarte acerca del Asociado de Rawal Pindi.
K.H.” »




Es muy raro que un maestro transhimaláyico se muestre de esa manera, así es que no es de extrañar que a la mañana siguiente hayan avisado de ese acontecimiento y éste haya aparecido en una nota en el siguiente número de la revista de la Sociedad Teosófica:

« Ya no es necesaria la evidencia secundaria. El 20 de noviembre a las 10 a.m. recibimos dos telegramas fechados en Lahore. Uno del coronel Olcott quien nos notifica que fue visitado en persona por el Mahatma K.H. la noche precedente. Y el otro del Sr. William T. Brown, M.S.T. de la Logia de Londres, el cual dice lo siguiente: “¡Visitado temprano esta mañana por Mahatma K.H. quien me dejó un pañuelo de seda como memorial!” »
(Theosophist de diciembre de 1883, p.6)




Posteriormente, el joven Brown comentó otro encuentro que tuvo con el maestro Kuthumi poco tiempo después:

« Al irnos de Lahore, la siguiente ciudad que visitamos fue Jammu, en donde se encuentra la residencia de invierno de Su Alteza el Maharajá de Cachemira. Ahí tuve otra oportunidad de ver a Mahatma Kuthumi en persona.
 
Una tarde estaba caminando y me dirigí al final de un recinto privado, y allí encontré al Maestro esperando mi llegada. Lo saludé esta vez a la manera europea, y me acerqué, sombrero en mano, a unos pocos metros del lugar en el que el Maestro se encontraba de pie.
 
Después de un minuto más o menos, él se retiró y constaté que el sonido de sus pasos sobre la grava era notablemente audible. »
(Some Experiences in India. London Lodge of the Theosophical Society, 1884, p.15-17)



Es chistoso lo que comenta Blavatsky al respecto:

« No puedo comprender por qué Brown haya sido tan favorecido. ¡Qué rayos habrá hecho él tan sagrado y tan bueno!  Todo lo que sé es que esta parece ser la segunda visita que K.H. le hace personalmente. »
(Cartas de H.P. Blavatsky a A.P. Sinett, p.105)







TESTIMONIO DE DÂMODAR MAVALANKAR



Sobre este evento Damodar narró lo siguiente:

« Mientras me encontraba en mi recorrido con el coronel Olcott, ocurrieron varios fenómenos en su presencia, al igual que en su ausencia, como fueron las respuestas inmediatas que recibí en la escritura de mi Maestro y con su firma, a preguntas planteadas por varios de nuestros Asociados.
 
Estos acontecimientos tuvieron lugar antes de que llegáramos a Lahore, en donde esperábamos encontrar en su cuerpo a mi Maestro. Allí él me visitó en su cuerpo físico, por tres noches consecutivas, por cerca de tres horas cada vez, mientras que yo conservaba plenamente mi conciencia y en un caso, incluso, fui a encontrarlo fuera de la casa.

Por lo que conozco, no existe caso alguno en los anales del espiritismo, de un médium que haya permanecido perfectamente consciente y que previa cita, haya ido al encuentro de su espíritu visitante fuera de la casa, que haya vuelto a entrar a la casa con él, le haya ofrecido un asiento y luego que haya mantenido una larga conversación con el “espíritu desencarnado”, en una forma tal que le hubiese dado la impresión de que estaba en contacto personal con una entidad encarnada.
 
Además, al que yo vi en Lahore era el mismo que yo había visto en forma astral en el Cuartel General de la S.T. y también, el mismo que yo había visto en visiones y en meditación, en su casa a miles de kilómetros de allí, casa a donde yo llegué en mi Ego astral gracias a su ayuda y protección directa.

En esos casos, con mis poderes psíquicos todavía escasamente desarrollados, siempre lo había visto como una forma borrosa, aunque sus facciones estaban perfectamente definidas y su recuerdo estaba profundamente grabado en el ojo y memoria de mi alma. Mientras que ahora en Lahore, en Jammu [al sur del Valle de Cachemira] y en otras partes, la impresión fue totalmente diferente.
 
En los primeros casos, cuando hacía el Pranâma [la salutación hindú] mis manos pasaban a través de su forma, mientras que en las últimas ocasiones, ellas encontraron ropajes, carne y hueso. Aquí yo vi a un hombre vivo ante mí, al original de los cuadros en posesión de la señora Blavatsky y del Sr. Sinnett, aunque mucho más imponente en su apariencia general y presencia.

No me detendré en el hecho de que el Maestro fue también visto corporalmente tanto por el coronel Olcott, como por el Sr. Brown separadamente dos noches en Lahore, ya que ellos lo pueden hacer mejor que yo, cada quien por sí mismo, si así lo desean.

Nuevamente en Jammu, a donde nos dirigimos después de Lahore, el Sr. Brown lo vio en la tarde del tercer día de nuestra llegada allí, y también del Maestro recibió una carta en su conocida caligrafía, a lo cual cabría añadir las visitas que me hizo casi cada día.
 
Y casi todo el mundo en Jammu sabe lo que ocurrió la mañana siguiente, cuando tuve la buena fortuna de haber sido enviado y de habérseme permitido visitar un sagrado Ashram, en donde permanecí por unos pocos días en la bendita compañía de varios de los Maestros trans-Himaláyicos y de sus discípulos. Allí, no solo me encontré a mi querido Maestro, al Maestro del coronel Olcott [el Mahatma Morya], sino a varios otros de la Fraternidad, incluyendo a uno de los más elevados.

Por desgracia, la naturaleza extremadamente personal de mi visita a ese lugar tres veces bendito, me impide decir más acerca de ello. Basta decir que el lugar que me fue permitido visitar está en los Himalayas y no es una imaginaria “Tierra de Veraneo” y que lo que vi en mi propio cuerpo físico, fue a mi Maestro idéntico a la forma que había visto en los primeros días de mi chelado. »
(Five years of Theosophy, p.455)



Damodar visita el Ashram de su Maestro

Varios documentos atestiguan de ese hecho.

Olcott narra en su diario que cuando llegaron a la ciudad de Jammu, él y su comitiva se hospedaron en una pequeña casa en el palacio del Mahârâja de Cachemira.
 
Durante el segundo día de su estancia, Damodar desapareció sin avisarle. Preocupado, le telegrafió a Blavatsky quien al parecer se comunicó con K.H., ya que le envió a Olcott un telegrama desde Adyar diciéndole que Damodar volvería y que sólo había ido a un retiro con su Maestro.
 
En menos de tres días Damodar volvió como un hombre cambiado, aparentemente más robusto, vigoroso, fuerte, osado y energético en sus modales: apenas podía uno imaginar que era la misma persona. (p.54)

Esto lo confirma Blavatsky:

« Anteayer recibí un telegrama desde Jammu de Olcott. “El Maestro se llevó a Damodar”. Pensé que ¡desapareció! Y me preocupé, ya que es extraño, porque apenas lleva cuatro años de ser chela [discípulo]. Anexo te envío el telegrama de Olcott y de Brown. »
(Cartas de H.P. Blavatsky a A.P. Sinnett, p.72)




 

OBSERVACIÓN
 
Es interesante constatar que estos teósofos vieron físicamente al maestro Kuthumi cuando ellos se encontraron en el norte de la India, porque resulta que los maestros Kuthumi y Morya tienen sus principales hogares justamente en el norte de la India, y más precisamente en la región de Cachemira. Por lo que tiene sentido que al maestro Kuthumi se le facilitara ir a visitar físicamente a estas personas cuando se encontraban cerca de su demora.
 
Pero también hubo personas que vieron físicamente al maestro Kuthumi en otras partes.
 
 
 
 
 
 
 
 
ENCUENTROS EN EL SUR DE LA INDIA
 
 
TESTIMONIO DE MOHINI 
 

 
Mohini Mohun Chatterji fue un discípulo en probación del maestro Kuthumi y él afirmó que:
 
« Para un brahmán como yo, es repugnante tener que hablar de la relación sagradamente confidencial que existe entre un maestro espiritual y su alumno, pero en este caso el deber me obliga a informar que yo tengo un conocimiento personal y absoluto sobre la existencia del Mahatma que ha mantenido una correspondencia con el Sr. Sinnett, y que es conocido en el mundo occidental como "Kuthumi".
 
Previamente yo ya tenía conocimiento de ese Maestro antes de conocer incluso a Madame Blavatsky, y personalmente y físicamente lo conocí en Madrás cuando él pasó por la Sede Central de la Sociedad Teosófica, antes de viajar a China el año pasado (1883)»
(Interrogatorio que la S.P.R. le hizo a Mohini en junio de 1884)
 
 
Esto tiene sentido porque el maestro Kuthumi explicó que los maestros transhimaláyicos se van acercando progresivamente cada vez más hacia sus discípulos, y es por eso que en la carta que Kuthumi le escribió a William Brown, el maestro le dijo:
 
« Lo que Damodar te contó en la ciudad de Pune es cierto. Nosotros [los Maestros] nos vamos acercamos paulatinamente más y más a una persona a medida que ella misma se va preparando para lo mismo.
 
Tú primero me viste en visiones, luego en formas astrales, aunque muy frecuentemente sin reconocerlas, luego en cuerpo a una corta distancia de ti.
 
Y ahora me ves en mi propio cuerpo físico (es decir, me hubieses visto si hubieras volteado tu cabeza) pero aun así me percibiste tan cerca de ti como para permitirte dar a tus compatriotas la seguridad de que por conocimiento personal estás tan seguro de nuestra existencia como lo estás de la tuya propia. Sin embargo y sin importar lo que ocurra, recuerda que serás vigilado y recompensado en proporción a tu fervor y trabajo por la causa de la Humanidad»
(CW 6, p.29-30)
 
Desafortunadamente Mohini y Brown fracasaron durante su etapa probatoria.
 
 
 
 
 

 
 
TESTIMONIO DE KESHAVA PILLAI
 
Keshava Pillai fue Secretario de la Sociedad Teosófica en la ciudad de Nellore (ubicada al sureste de la India), él se volvió un discípulo en aprobación del maestro Kuthumi, y en un artículo que él escribió, él señaló que dos veces se encontró físicamente con el maestro Kuthumi. Y sobre esos dos eventos el Sr. Pillai escribió lo siguiente:
 
« En 1876, cuando fui a Madrás debido a ciertas graves calamidades familiares. Un día mientras conducía a Madrás desde Sydapett en una jutka, estaba cavilando sobre el hecho de que todas las responsabilidades de una familia muy numerosa habían recaído sobre mí.
 
El Jutkawallah detuvo el carruaje cerca de Tenampett, al borde de la carretera, y fue a comprar algo al bazar cercano.
 
En ese estado de ánimo estaba yo sentado en el carruaje, cuando sentí una mano sobre mis hombros desde atrás. La sensación que se produjo en mi mente y cuerpo fue algo celestial, tan placentera y al mismo tiempo tan solemne, que no pude pronunciar una palabra. Y estando en ese estado, lo vi desde la ventanilla del carruaje; y él colocando su bendita mano sobre mi cabeza, me dijo en sencillo indostaní del norte con una mezcla de sánscrito:
 
-        "Hijo mío, no te entristezcas, tendrás mejores días, y mientras tanto, tendrás mis bendiciones."
 
Con estas palabras se alejó. Yo me recuperé de mi estado de ánimo abstracto, lo vi entrar en el complejo "Parveta Mandapam" contiguo a la carretera, y luego se perdió de vista.
 
El Jutkawallah regresó y condujo el carruaje hacia la Ciudad Negra. Mientras el carruaje se acercaba al Estatuto de Neil, pasó por mi mente la idea de que la persona que apareció ante mí, vestida de blanco, como un punjabi, podría ser el Sabio o Mahatma, y entonces bajé del carruaje y corrí de regreso a Tenampett, entré en el recinto y lo busqué, pero en vano; y nadie podía darme ninguna información sobre él.
 
Como tenía que abandonar Madrás esa misma noche, no pude seguir buscando, pero él no era otro que mi más venerado Guru Deva, quien ahora es conocido como Mahatma Kut Humi en el mundo teosófico. A algunos de mis amigos de Nellore les he contado este hecho»
(The Indian Mirror de Calcuta del 3 y 7 de marzo de 1885, p.2)
 
 
 
 
 
 
 
 
ENCUENTROS EN EL TÍBET
 
TESTIMONIO DE KESHAVA PILLAI
 
Posteriormente Keshava Pillai decidió viajar a la zona himaláyica para conocer personalmente al maestro Kuthumi.
 
« Después de aproximadamente cuatro meses, y tan pronto como mis asuntos privados me lo permitieron, partí hacia Madrás, habiendo dicho claramente a dos o tres de mis amigos y hermanos que iba a ver los pies benditos de mi más venerado Gurú – al otro lado del Himalaya.
 
Salí de Madrás la tarde del 11 de septiembre de 1882 en el tren y llegué a la sede de la Sociedad Teosófica en Bombay el 13 de septiembre.
 
El 15 de septiembre, Madame Blavatsky y yo partimos hacia el Norte. El señor y la señora Coulomb, Damodar K. Mavalankar, el señor Tukaram Tatya y otro teósofo (todos en tres carruajes) nos acompañaron hasta la estación de tren.
 
En nuestro camino, el día 16, más allá del cruce de Bhosawal entre las estaciones de Chandani y Khandwa, encontré que los puentes sobre un pequeño afluente del Tapti habían sido arrastrados por el desbordamiento de este último río; y el camino por unas dos millas más o menos sufrió por ello.
 
Luego tuvimos que bajar y cruzar el río en barca. Algunas maletas de Madame Blavatsky que contenían su ropa y otros artículos necesarios fueron olvidadas por error en el barco, y todos subimos al tren al otro lado del río, sin notar que esas maletas habían quedado atrás. Creo que después de pasar la estación de Khandwa, Madame descubrió que faltaban esas maletas y bajó con su sirviente, Babula, y demás.
 
El tren partió hacia el Norte, dejando atrás a Madame Blavatsky, y yo viajaba en un vagón de tercera clase. Así que tuve que encontrarme con ella nuevamente en Allahabad el 18 de septiembre (yo me quedé allí la noche del 17).
 
En mi camino de Khandwa a Allahabad, entre el 16 y el 17, tuve que viajar solo. El día 17 cuando me encontraba unas pocas estaciones al sur de Allahabad, con sólo dos o tres pasajeros en el compartimento, tuve la suerte de ver caer sobre mí una carta desde lo alto del vagón. Madame Blavatsky en ese momento debía haber estado en algún lugar entre Sahagpore y Jabbalpore, a unas 250 millas de distancia de mí. Esta carta estaba escrita en la caligrafía familiar de mi Mahatma, haciendo referencia a una carta que había enviado a Bombay, que desapareció de la estatua del Señor Buda.
 
Cuando me encontré con Madame Blavatsky el día 18 en Allahabad, ambos, junto con Babula, partimos hacia el Norte y llegamos a Chandernagore la mañana del 19 en el tren.
 
Allí dejé a Madame Blavatsky y a su sirviente cerca de la estación de tren, crucé el Hughly en un barco hasta el otro lado, caminé unas 5 millas hasta la estación de Nalhati y luego tomé el tren hacia Siliguri, adonde llegué el día 20 temprano en la mañana, y tomé el tren hacia Darjiling, lugar al que llegué alrededor de la tarde y me encontré con Babaji Dharbagirinath esa misma noche, justo cuando me encontraba en el mayor aprieto para encontrar mi camino hacia el Norte.
 
Estuvimos los dos juntos hasta el 28. Viajamos juntos, tanto a caballo como a pie, por Bután, Sikkim, etc. Visitamos varios "Gumpas" (templos). Tuve que cruzar y volver a cruzar el río Ranjit más de dos veces, tanto por el puente giratorio como por el ferry.
 
En el curso de estos viajes, cerca de Pari o Parchong en la frontera norte de Sikkim, tuve la buena fortuna y la felicidad de ver los pies benditos de los más venerados Maestros Kut Humi y Morya en sus cuerpos físicos.
 
Los personajes muy idénticos cuyos cuerpos astrales había visto en mis sueños desde 1869, y en 1876 en Madrás, y el 14 de septiembre de 1882 en el cuartel general de Bombay.
 
Además, también he visto algunos chelas avanzados, y entre ellos, el bendito Jwalkool [Djwal Khul] que ahora es un Mahatma»
(The Indian Mirror de Calcuta del 3 y 7 de marzo de 1885, p.2)
 
 
 
 
 

 
 
 
TESTIMONIO DE SRIMAN
 
Sriman Swamy fue un sannyasin, o sea un brahmán que renunció a su vida social para volverse un peregrino en busca de la iluminación.

Y Damodar Mavalankar fue un alumno del maestro Kuthumi, quien en ese entonces trabajaba en el cuartel general de la Sociedad Teosófica en la India, pero que partió de Adyar el 23 de febrero de 1885 para viajar hacia el Tíbet con el propósito de reunirse con su maestro y ya volverse un discípulo plenamente aceptado.

Y como después ya no se supo nada más de Damodar, la gente comenzó a murmurar que Damodar había fallecido. Y es por eso que un amigo suyo que había escuchado que Sriman Swamy había visitado recientemente el Tíbet, le escribió para preguntarle si sabía algo o visto algo concerniente a Damodar.

Y el 7 de agosto de 1889, Sriman Swamy le escribió una carta a ese joven en donde le contestó lo siguiente:


« Estimado hermano,

En respuesta a tus preguntas, puedo asegurar que yo certifico bajo mi palabra como Sannyasin que he visitado dos veces el Tíbet desde el año 1879, y que yo personalmente he convivido con varios Mahatmas, entre los cuales se encuentran los dos conocidos como Mahatma "M" y Mahatma "KH"; y que pasé algún tiempo en su compañía; y que ellos me dijeron que ellos y otros Maestros estaban interesados en el trabajo de la Sociedad Teosófica.

Y el Mahatma "M" me dijo también que él había sido el guardián (oculto) de Madame Blavatsky desde su infancia.

Y certifico además que en marzo de 1887 yo personalmente vi al Sr. Damodar K. Mavalankar en Lhasa, en donde él se encontraba en un estado de convalecencia. Y él me dijo, en presencia de Mahatma "KH", que él había estado a punto de morir el año anterior, pero que ahora ya se encontraba mejor»
(Esta carta fue publicada en la revista Lucifer de septiembre de 1889, p.68)



Y Richard Harte, quien en ese momento era el editor de la revista The Theosophist, también comentó que:

« Desde entonces yo he tenido dos conversaciones con Sriman Swamy, en el curso de las cuales él me corroboró lo que había dicho en su carta, y dejó en mi mente la impresión de ser un hombre capaz y sincero»
(Idem)



Y el hecho de que Damodar estuvo muy débil y a punto de morir, eso lo afirmó también el propio maestro Kuthumi en una carta que él le escribió al coronel Olcott, y la cual solo se hizo pública mucho después, y en donde el maestro mencionó lo siguiente:

« El pobre muchacho ha tenido una fuerte caída antes de que pudiese estar en la presencia de los Maestros y tuvo que sufrir las pruebas más severas por las que jamás haya tenido que pasar un neófito, para purgar las muchas acciones cuestionables en las que tomó parte debido a un celo excesivo.

El sufrimiento mental y físico fueron tan grandes para su débil constitución, que lo han dejado completamente postrado pero afortunadamente se recobrará con el tiempo. »
(Cartas de los Maestros de la Sabiduría, primera serie, c. 29, p.75-76)




Y en una carta que posteriormente Blavatsky le escribió al Sr. Navroji D. Khandalavala, ella dio más explicaciones sobre este asunto:


« Londres, 21 de noviembre de 1889.

Mi querido Sr. Khandalavala,

Le he prestado la mayor atención a su carta del 25 de octubre, aunque no hay nada en ella que no supiera antes; y ahora le responderé con toda seriedad.

Se cree que Damodar está muerto y que la carta de Sriman Swamy que publiqué en mi revista se puede considerar como el deseo [mío] y del coronel Olcott por historias extrañas y nuestra ansiedad por publicarlas sin verificarlas completamente en primera instancia.

Pero déjeme informarle que Damodar no está muerto, y Olcott lo sabe tan bien como yo, ya que recibí una carta de él hace no más de 3 meses.

Y sobre Sriman Swamy, la gente puede pensar lo que quiera, pero él pasó con éxito el interrogatorio que le hizo el Sr. Subba Row, y quien declaro ante varios testigos (el juez Srinivas Row, Olcott y otros) que Sriman Swamy efectivamente era un verdadero “chela de la segunda clase”.

Sin ayuda de nadie, Sriman Swamy identificó los dos retratos de los Maestros Kuthumi y Morya, precisando cuál era cuál, y dio datos que no se pueden obtener de los libros.

El Sr. Richard Harte pensaba publicar la carta de Sriman Swamy en la revista The Theosophist, pero desistió para no echarse encima a los hindúes incrédulos que hay en Adyar. Pero en cambio él me envió un duplicado de lo que debía aparecer en su revista, y es lo que imprimí en la mía.

Sin embargo en la carta de Sriman Swamy hay dos datos incorrectos:

1)   "Damodar nunca estuvo en Lhassa, ni Sriman Swamy tampoco, pero como no se le permitió decir dónde él vio a Damodar, es por eso que él puso esa ciudad"; y

2)   "Mi Maestro nunca le dijo lo que él dice de mí, pero en cambio él lo escuchó de un chela".

Aún así imprimí la carta con esos errores, por dos razones: en primer lugar, porque consideré que no tenía el derecho de cambiar una palabra; y en segundo lugar, porque quería ver cuáles serían las reacciones en la India sobre esta revelación»
 
(Estos son solos algunos extractos de la carta de Blavatsky, la cual ulteriormente se publicó en la revista The Theosophist en el número de agosto de 1932, p.618-619 y 623-625)


 
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Todos estos datos me hacen considerar que muy probablemente las aseveraciones que hizo Sriman Swamy sean ciertas y que efectivamente durante su peregrinación en el Tíbet él se encontró con los maestros Kuthumi y Morya y también con Damodar.





 
 
 


EL TESTIMONIO DE UN BRAHMACHARI

En la revista The Theosophist de diciembre de 1883 aparecieron dos artículos mencionando a un brahmachari (quien es un joven monje que estudia las escrituras sagradas para volverse un sacerdote hinduista) el cual narró un suceso impresionante que vivió en un viaje que había hecho al Tíbet:

« En su viaje de regreso de peregrinación del monte Kailash él se encontró con un grupo de Sadhus [ascetas que renuncian a la sociedad para buscar la iluminación]. Ellos estaban descansando en una pequeña tienda que habían armado para alojarse.
 
Él se dirigió a ellos para suplicar algo de comida ya que no había tomado alimento durante los últimos dos o tres días, excepto algunas hojas de árboles y pasto.

Vio a un viejo Sadhu leyendo los Vedas y pensó que él sería su jefe. Al preguntar el nombre de este Sadhu, algunos le dijeron que su nombre era Kuthumpa y otros Kauthumi.
 
Él esperó hasta que este caballero hubiese terminado de leer y después de intercambiar los saludos acostumbrados, el Sadhu ordenó a sus chelas [discípulos] que le dieran algo de comer al brahmachari.
 
Un chela trajo un trozo de boñiga que colocó frente a su gurú, el cual con un soplido lo encendió.

El brahmachari se quedó ahí por una o dos horas y durante ese intervalo vio a una o dos personas que sufrían de alguna enfermedad acudir allí para solicitar sanación. El jefe les dio algo de arroz después de exhalar sobre él y habiéndolo comido, se fueron curados. » 
(p.98)



El testimonio de ese brahmachari es muy interesante, ya que se trataba de un joven vedántico quien por cierto jamás había escuchado de la Teosofía o de los Hermanos Himâlayicos, y por lo tanto es un testigo totalmente neutro. Pero es más interesante la respuesta que escribió Blavatsky en una nota al final del artículo:

« Este testimonio muestra que existen en el Tíbet hombres conocidos por el nombre de Kuthumpa que en tibetano significa “los hombres de Khutum” [ya que la costumbre en el Tíbet era de nombrar a los discípulos de acuerdo al nombre de su gurú].
 
Y por lo tanto deben de haber sido chelas del Mahatma Kuthumi. Y conste que nosotros no inventamos el nombre. Sin embargo, muy probablemente la persona que vio el brahmachari era Tendub Ughien, el Lama que le sigue al Mahatma, y es el jefe y guía de los discípulos cuando el Maestro está de viaje.
 
Él es un hombre de edad avanzada y un gran “ratón de biblioteca”…  mientras que el Mahatma Kuthumi no se ve “viejo” cualquiera que sea su edad. » 
(p.99)

 
 
 
 
 
 
 
MAPA
 
Les pongo un mapa que les permita situar mejor las ciudades que se mencionan arriba.
 
·       La ciudad de Lahore está al noroeste.
·       La ciudad de Lammu está un poco más al norte de Lahore.
·       La ciudad de Madrás está al sur del lado derecho.
 












2 comentarios:

  1. cid... un maestro de un amigo mio "adepto o dicipulo" no se muy bien que es le dijo que me dijiera que buscara el

    libro "antigua magia luz" o "los origenes de la magia luz" o "antigua magia blanca" o algo asi xq no se acuerda el

    nombre ni el autor pero se dijo que me serviria mucho y aun no lo encuentro u.u , es triste pero pensaba que era

    ese libro de chopra, supongo que me ilusione -.- aunque es raro porque buscaba mucho ese lirbo con la ilusion

    chopra (imagen llave titulo luz) y guala pero nunca lo abri ni lo lei de echo ahora lo borre :V si sabes cual es

    te lo agradeceria xcierto muy buena la de no leerse tales libros me sacastes mas sonrizas o.O supongo que es para

    reirse a carcajadas xD pero soy mas serio que cualquier cosa :v

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    1. Tal vez sea “Ayúdese con la Magia Blanca” de Al G. Manning, pero no te podría opinar al respecto porque todavía no he leído ese libro.

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