Arthur Powell fue un
miembro de la Sociedad Teosófica de Adyar quien escribió una serie de libros
donde recopiló varias de las enseñanzas que dieron Charles Leadbeater y Annie
Besant, y en este capítulo les voy a poner lo que Arthur Powell comentó acerca
de lo que les sucede a los átomos permanentes cuando los humanos van a volver a
reencarnar:
En
su libro “El cuerpo mental” él puso
una explicación resumida:
« Siendo
la vida en Devachán (o mundo celestial) finita, según hemos visto, debe llegar
a un fin. Y esto ocurre una vez que el ego ha asimilado toda la esencia de las
experiencias acumuladas en las vidas física y astral precedentes. Todas las
facultades mentales que se expresaron por medio del cuerpo mental se recogen
entonces en el mental superior, o sea en el cuerpo causal.
Junto
con éstas la unidad mental, que desempeña una función similar a la de los
átomos permanentes físico y astral se retira también al cuerpo causal y
permanece en el mismo en condición latente, hasta que es llamada a renovada
actividad al llegar la hora del renacimiento.
La
unidad mental, junto con los átomos permanentes astral y físico, quedan
envueltos en la vida búdica y quedan depositados, como partícula nuclear
radiante, en el cuerpo causal, siendo lo único que queda al ego de sus cuerpos
de los mundos inferiores. »
(Capitulo 30)
Y
en su libro “El cuerpo causal” Arthur
Powell puso una explicación más detallada:
« Para
volver de esta digresión sobre los átomos permanentes, al momento en que la
vida en los sub-planos mentales superiores llega a su término, observamos que
Trishna (es decir el deseo de más experiencias) se afirma nuevamente y el ego
dirige la atención hacia el exterior, atravesando el umbral de Devachan a lo
que se ha denominado el plano de la reencarnación, trayendo consigo los
resultados, grandes o pequeños, de su obra en el Devachan.
Con
la atención vuelta hacia el exterior, como ya hemos dicho, el ego envía un
estremecimiento de vida que activa la unidad mental. La corriente en las
espirillas de esta unidad y a su vez en los demás átomos permanentes que
durante el período de reposo ha sido pequeña y lenta, aumenta ahora y la unidad
mental así estimulada, empieza a vibrar con fuerza. Esto está representado en
el siguiente diagrama al lado derecho por una reaparición de los rayos
alrededor de la unidad mental.
Construcción del
nuevo cuerpo mental
La
tela de vida entonces comienza a desplegarse de nuevo, y la vibrante unidad
mental, actuando como magneto, atrae a sí materia mental, con poderes
vibratorios semejantes a los propios o que concuerdan con ellos.
Los
devas del Segundo Reino Elemental poseen este material dentro del alcance de la
unidad mental, y en las primeras etapas de la evolución, también moldean la
materia en una nube amorfa alrededor de la unidad permanente, pero a medida que
procede la evolución, el ego mismo ejerce una persistente y acrecentada
influencia sobre la forma del material. Esta nube de materia —que por cierto no
es un vehículo propiamente dicho— está indicada en el diagrama con un contorno
de puntos.
Cuando
el cuerpo mental está formado en parte, el estremecimiento de la vida del ego
vitaliza el átomo permanente.
Construcción del
nuevo cuerpo astral
Se
efectúa un proceso análogo al anterior, una nube de materia astral es atraída
alrededor del átomo astral permanente.
Si se le deja al niñito librado a sí
mismo, la acción automática del átomo permanente astral tenderá a producir un
cuerpo astral para él exactamente similar al que tuvo en la vida anterior. Sin
embargo no existe ninguna razón porque se ha de usar todos estos materiales, y
si se trata al niño en forma inteligente guiándole razonablemente, se le
estimulará a desarrollar hasta la plenitud
todos los gérmenes que trajo de su vida anterior, mientras que se dejará
a los gérmenes del mal que queden en estado latente.
Al hacer esto, dichos gérmenes se
atrofiarán gradualmente y se desprenderán del niño; el ego desarrollará dentro
de sí las virtudes opuestas, y entonces se encontrará libre durante todas sus
vidas futuras de las malas cualidades que indicaban estos gérmenes del mal.
Vemos
pues que en su descenso a la encarnación, el ego no recibe cuerpos mentales y
astrales ya construidos, sino material del cual se construirán dichos cuerpos
durante el curso de la vida subsiguiente. Además la materia recibida es capaz
de proveerle de cuerpos mentales y astrales de exactamente el mismo tipo que
los que poseyó al término de sus últimas vidas mental y astral respectivamente.
Construcción del
nuevo cuerpo etérico
El
método por cuyo medio el ego obtiene un nuevo cuerpo etérico dentro del cual se
construye el nuevo cuerpo físico como en un molde, ha sido ampliamente
descripto en el libro "El Doble
Etérico" (p.87-88) y por eso no hay necesidad de repetirlo aquí.
Podemos
añadir sin embargo que durante la vida humana prenatal, se forma la
prolongación del Sutratma, consistiendo de un hilo único, que luego forma una
red, una tela reluciente de inconcebible delicadeza y hermosura, con mallas
minúsculas que recuerdan el capullo del gusano de seda.
Dentro
de las mallas de esta tela se insertan una al lado de otra las partículas más
groseras de los cuerpos. De manera que si se contemplaran éstas con visión
búdica, desaparecerían y en su lugar se percibiría esta tela de vida, como se
la llama, que sostiene y vivifica todos los cuerpos.
Construcción del
nuevo cuerpo físico
Durante
la vida prenatal, el hilo se extiende fuera del átomo permanente físico
ramificándose en todas direcciones, continuando su crecimiento hasta que el
cuerpo físico alcanza su madurez. Durante la vida física el prana o vitalidad
fluye por las ramificaciones y las mallas.
Parece
que es generalmente la presencia del átomo permanente la que determina la
fertilización del óvulo, del cual nace el nuevo cuerpo. No obstante cuando un
niño nace muerto, generalmente falta el ego (se supone por consiguiente que no
ha habido átomo permanente) y por lo tanto tampoco ningún elemento etérico
(véase El Cuerpo Etérico p.87).
A medida que el ego desciende hacia
una nueva encarnación, tiene que cargarse con su pasado, gran parte del cual ha
sido almacenado como tendencias vibratorias en sus átomos permanentes. Estos
gérmenes o simientes son conocidos por los budistas bajo el nombre de skandhas,
palabra conveniente para la cual no existe todavía término equivalente en
nuestro idioma.
(Nota de Cid: las skandas y los
átomos permanentes no son lo mismo, ver link.)
Estas simientes consisten de
cualidades materiales, sensaciones, ideas abstractas, tendencias y poderes
mentales, el aroma puro de todos estos ha sido incorporado en el cuerpo causal,
y el resto almacenado, como ya se ha dicho, en los átomos permanentes y en la
unidad mental.
La hora y el lugar del nacimiento
físico lo determina el "temperamento", a veces denominado
"color" o "nota clave" de la persona, esto a su vez es
determinado hasta cierto punto por el átomo permanente.
Durante el período embriónico,
mientras se construye el cuerpo físico con la sustancia de la madre, el ego
vela sobre esta última pero poco puede hacer en la formación misma del cuerpo. El embrión está
inconsciente de su futuro, sólo está vagamente consciente de la corriente de
vida materna, de sus temores, pensamientos y deseos. Nada de lo que procede del
ego puede afectarle salvo una débil influencia que procede del átomo permanente
físico. »
(Capitulo 23)
OBSERVACIÓN
Desafortunadamente
esto que dijo Arthur Powell es falso porque los átomos permanentes no existen
ya que fueron una mentira inventada por Charles Leadbeater.
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