LAS EXPERIENCIAS QUE TUVO FRANZ HARTMANN EN LA INDIA CON LA SOCIEDAD TEOSÓFICA




Franz Hartmann vivió en la India durante dieciséis meses en la sede central de la Sociedad Teosófica situada en Adyar, Madrás.

Él llegó al cuartel general el 4 de diciembre de 1883, y ahí él presenció muchos de los fenómenos paranormales que ocurrieron en ese lugar. Por ejemplo, Hartmann les escribió a los maestros y él recibió por parte de ellos mínimo una decena de cartas que se materializaron de maneras insólitas. Y también él vio como se materializó una cinta de seda en frente de sus ojos cuando él la necesitaba.

Y también Hartmann vio al maestro Morya junto con dos de sus discípulos, y también él tuvo encuentros con un mago negro.

Y también Hartmann sorprendió a los asiáticos al ser uno de los primeros occidentales que oficialmente se hizo budista.


En febrero de 1884, cuando Blavatsky y Olcott se fueron de gira a Europa, Hartmann fue nombrado presidente de la Junta de Control que quedó a cargo para administrar los asuntos de la Sociedad Teosófica en la India durante la ausencia de sus fundadores.

Y fueron en los siguientes meses y aprovechando que los fundadores se encontraban fuera de la India, que estalló la "conspiración de los Coulumb" y que Blavatsky y Olcott tuvieron que regresar de Europa para lidiar con los ataques que les hicieron los misioneros cristianos de Madrás, quienes veían con recelo como sus proyectos de evangelizar a los indios eran obstaculizados por la Sociedad Teosófica.

Esto dio lugar a los eventos que se sucedieron y que terminaron por hacer que el presidente Olcott y la junta directiva de Adyar expulsaran a Blavatsky de la India.

Y es así como Blavatsky partió el 1 de abril de 1885 de nuevo hacia Europa acompañada por Hartmann junto con un pequeño grupo de otros teósofos, y aunque después Hartmann y Blavatsky vivieron en lugares diferentes, él mantuvo un contacto epistolar con ella y varias veces volvió a visitarla.



Foto de la Convención de Adyar que tuvo lugar en diciembre de 1884, Franz Hartmann aparece debajo del coronel Olcott y al lado de Blavatsky.





Sobre esos acontecimientos que Franz Hartmann presenció en la India, él escribió dos informes:

1)   Reporte de observaciones efectuadas durante una estancia de nueve meses en el cuartel general de la Sociedad Teosófica”, escrito a finales de 1884 mientras Hartmann todavía se encontraba en la India.
y
2)   Algunos fragmentos de la historia secreta de la Sociedad Teosófica”, escrito poco después de regresar a Europa en 1885.

Y también los relató en su novela “La imagen que habla de Urur” escrita en 1889.

Y también se le atribuye a Hartmann el panfleto “Verdad y Ficción: la Sociedad Teosófica y el Armario de milagros de Adyarescrito probablemente después de 1907, pero que un análisis más meticuloso muestra que ese pequeño libro es espurio y que lo más probable es que fue elaborado por algún adversario de la Teosofía (ver link).




No he encontrado todavía esos documentos, pero mientras tanto les pongo un resumen que Franz Hartmann escribió al respecto en su autobiografía:

« Había estado inmerso en el espiritismo durante muchos años, y aunque mi perplejidad estaba en su punto más alto por todo lo que había presenciado, también me desesperaba la posibilidad de saber algo seguro sobre estas manifestaciones, hasta que un número de la revista The Theosophist, que es un diario editado por H.P. Blavatsky y publicado en la India, cayó en mis manos. Contenía un artículo que describía la constitución séptuple del hombre y los siete principios en el universo.

Esto me llegó como una revelación, ya que parecía proporcionar la clave de esos misterios cuya explicación había buscado en vano durante tanto tiempo. Y yo estaba encantado con este descubrimiento, y mi mayor deseo ahora era conocer personalmente a esa señora y aprender más de ella sobre los secretos de la vida y la muerte.

Le escribí, y unas semanas después tuve un sueño vívido. Soñé que veía una carta con la dirección escrita en una letra desconocida para mí y con un sello extraño pegado en el lado equivocado. Fui a la oficina de correos y allí encontré esa carta idéntica en mi casilla con el sello postal en el lado equivocado. Era una carta de Adyar, escrita por el coronel H.S. Olcott, el presidente de la Sociedad Teosófica, quien en nombre de su Maestro me invitaba a ir a la India y colaborar con él. Y algunas palabras amables fueron añadidas por Madame Blavatsky.




Viaje a la India

Por supuesto, después de tal invitación, no tenía ganas de permanecer más tiempo en los Estados Unidos de América o continuar con la práctica de la medicina, y en el mes de septiembre de 1883, salí de Colorado y partí para California con el propósito de navegar hacia la India.  Me detuve un momento en Salt Lake City para estudiar la vida de los mormones, y continué mi camino a San Francisco.


Ahora bien, mi experiencia me ha enseñado que si una persona desea dar un paso adelante en el camino hacia el progreso en la espiritualidad, siempre surgirán obstáculos internos y externos grandes e imprevistos para dificultar el camino.

Y así también me sucedió en esa ocasión, porque mientras me quedaba en San Francisco me enamoré desesperadamente de una joven hispanoamericana. Ella era muy hermosa y la criatura más encantadora que hubiera hecho tentar incluso a un ángel del cielo, y aún más para confundir el buen sentido de un pobre pecador como yo.

Ella me pareció el ideal de una mujer tal como lo había ideado en mis sueños.   "Conchita" se llamaba. Y la sensualidad y el encanto por un lado, y la vieja Dama Blavatsky y la espiritualidad por el otro, fue para mí una lucha difícil de decidir. Pero al final el deseo de conocimiento ganó la victoria sobre el deseo del amor. Por lo que me aparté del objeto de mi pasión, y el 11 de octubre de 1883, salí de California a bordo del SS Coptic, con destino hacia Hong Kong.


Mis aventuras y experiencias en el viaje y durante mi estadía en la India han sido descritas, hasta cierto punto, en mi novela “La imagen que habla de Urur”, una historia humorística que apareció primero en la revista inglesa de Madame Blavatsky “Lucifer” y que luego se publicó como un libro. Este libro sin embargo ahora está agotado. Y fue escrito con el propósito de mostrar que "de lo sublime a lo ridículo solo hay un paso".

El 4 de diciembre de 1883, llegué a Madrás, y de ahí fui a Adyar donde Madame Blavatsky me dio la bienvenida a "mi futuro hogar", tal como ella lo expresó. La sede de la Sociedad Teosófica, donde ella vivía, estaba muy bien ubicada, cerca del río Adyar y a poca distancia del mar. Consistía en un bungalow con algunas dependencias y estaba rodeada por un gran parque que contenía palmeras, mangos y otros árboles. La parte inferior de la casa de dos pisos era para uso de los miembros de la Sociedad Teosófica, y un cuarto en el segundo piso lo ocupaba Madame Blavatsky.


Además de mí y Blavatsky, había también presentes en la sede, el coronel Olcott quien era el presidente de la Sociedad Teosófica, un escocés de aspecto muy serio llamado W.T. Brown, algunos discípulos hindúes (Damodar Mavalankar, Bavadjee, Ananda, etc.) quienes se decía que estaban en posesión de facultades psíquicas extraordinarias, y por último pero no menos importante, un francés y su esposa, Monsieur y Madame Coulomb, quienes eran los trabajadores domésticos del lugar.

Más tarde llegaron otros visitantes: el Sr. St. George Lane Fox, William Judge, el Sr. Leadbeater, la Sra. Cooper-Oakley y otros.

También recibimos visitas frecuentes del Sr. Subba Row quien era un gran ocultista y amigo de Madame Blavatsky; pero como no estoy escribiendo una historia de la Sociedad Teosófica de aquellos tiempos, y como el Coronel Olcott ha considerado prudente no referirme en sus Hojas del Diario a ese período de mi actividad en Adyar, no entraré en detalles, sino que simplemente mencionaré las personas señaladas anteriormente como testigos de ciertos eventos importantes que tuvieron lugar en ese momento.




Los fenómenos paranormales

Este fue el tiempo de las "cartas ocultas" que habían sido escritas o enviadas por los Maestros de los Himalayas. Y nosotros vimos como tales cartas se formaban repentinamente en el aire, o se encontraban inesperadamente sobre la mesa o en cajones cerrados, y contenían órdenes e instrucciones para la gestión de los asuntos de la Sociedad Teosófica.

Yo, al igual que otros, recibí numerosas cartas de ese tipo, algunas escritas en tinta roja, otras en azul y otras en verde. Por lo general, aparecían cuando se necesitaba algun consejo, y los siguientes extractos pueden servir como ejemplo. La carta adjunta se encontró en mi escritorio el 5 de febrero de 1884, mientras el Coronel Olcott y Madame Blavatsky estaban a punto de viajar hacia Europa:


« ¡Amigo!

Me pareces que eres el único que es completamente racional entre los Pelengs [Occidentales] que ahora se encuentran en la sede. Por lo tanto, y con miras a una variedad de emergencias inesperadas que preveo en el futuro, debo pedirte que muestres tu devoción por la causa de la verdad al aceptar el timón del movimiento teosófico.

Si sé algo, es que te encuentras completamente libre de esos prejuicios y predilecciones que generalmente hay en el camino de una búsqueda tranquila y desapasionada del objetivo principal de la Sociedad, y también consideras la plena igualdad entre los humanos como hermanos, y una total despreocupación por las fantasías que se inventan en las religiones ya sean exotéricas o esotéricas.

Por lo tanto, si consientes amablemente en ocuparte de los intereses teosóficos durante la ausencia de Henry Olcott y Upasika (Blavatsky), haré que él te escriba una carta oficial para que te atribuya más poder oficial que los demás para darte una autoridad más firme que la que tendrías de otro modo con un simple título informal compartido por tantos otros. . . . Y con tu nueva autoridad te pido que hagas lo mejor en el interés por la verdad, la justicia y la caridad. . . .— M. C. »


Esta carta no fue recibida bajo condiciones de prueba, pero como se indicó anteriormente, fue encontrada en mi escritorio, y Madame Coulomb pudo haberla dejado allí subrepticiamente; pero si tenía alguna duda con respecto a la posibilidad de la "precipitación" de tales cartas desde el plano astral o de la formación de objetos físicos por medio de los poderes mágicos, el siguiente incidente sirvió para destruir mis dudas.

H.P. Blavatsky comenzó su viaje a Europa y la acompañé a Bombay. Fui con ella a bordo del barco de vapor y luego regresé a mi habitación. Y antes de dejar Adyar, ella me había entregado un regalo por parte del Mahatma, que era una especie de amuleto en forma de moneda con inscripciones en letras tibetanas.

Mientras estaba solo en mi habitación en Bombay, pensé en comprar una cadena de oro o algo con lo que ponerme ese amuleto alrededor del cuello. Y en ese momento, pensé que una cinta de seda respondería mejor para ese propósito. Y mientras meditaba sobre eso, algo revoloteó en el aire y cayó al suelo ante mis pies. Era una cinta de seda color rosa de exactamente la longitud requerida, con los extremos retorcidos y lista para usarse. Y esa cinta no fue un espejismo y no desapareció después, ya que la usé durante muchos meses.


Puedo, quizás mencionar aquí algunos fenómenos ocultos presenciados en mi estancia en la India. En una ocasión, dos yoguis vinieron y recitaron algunos mantras. Su canto parecía hacer vibrar la parte espiritual de la atmósfera, y la sala pronto se llenó de entidades de un tipo curioso, flotando en el aire como peces nadando en el agua. En mi opinión, sus formas eran indistintas, pero lo suficientemente definidas para verlas cambiar y asumir diferentes formas de animales, pero no como las que se encuentran en la historia natural de nuestro globo.

En otra ocasión, un faquir tomó dos trompetas y poniéndolas cada una a un lado de su cuello, nos dio un concierto. No hace falta decir que el faquir no tenía agujeros en el cuello; y yo sospecho que debe haber sido por medio de un "aliento espiritual" a partir del cual se originó el sonido.


Nuevamente en otra ocasión, fui invitado con el Sr. St. George Lane Fox y el Sr. Ezekiel a la casa del juez Khandalavala, un Parsee en Poona, para ver la actuación de un faquir.  El cuarto era grande y en medio había un incensario para quemar incienso, frente al cual el faquir tomó asiento. Antes de que comenzaran las ceremonias, el juez le preguntó al faquir si le permitiría traer a sus damas a la sala para ver la exposición.

Pero el faquir se negó diciendo que la presencia de mujeres dificultaría la producción de los fenómenos. Sin embargo, el juez, tal vez suponiendo que eso era un mero prejuicio por parte del faquir, solo obedeció en parte al mandato, ya que colocó a las damas en una habitación contigua, en una ventana desde la que podían ver todo lo que estaba sucediendo sin que ellas pudieran ser vista por el faquir, a quien le dieron la espalda de esa manera.

El faquir comenzó sus encantamientos. Parecía estar inusualmente excitado y transpiraba intensamente. Finalmente tomó un cuchillo y se sacó la lengua con los dedos de la boca, se cortó una gran parte de ella. Esta porción la sostuvo sobre las brasas, para mantenerla caliente, mientras que nosotros examinábamos cuidadosamente el muñón restante de su lengua.

No había una gota de sangre, pero la lengua ciertamente estaba cortada. Después del examen, el faquir reemplazó la pieza cortada y todo estaba tan sano como antes, pero se negó a continuar con otros fenómenos, diciendo que había una cierta influencia que abstraía su poder de tal manera que ya no se atrevía a intentar otros fenómenos.

Ahora me parece que esta circunstancia es aún más satisfactoria para probar la autenticidad de esos fenómenos que el examen de la boca del faquir, ya que todos sabemos que las mujeres son atractivas para los hombres, y por lo que señalo el faquir, lo que ellas atraen de ellos parecen ser los elementos necesarios para la producción de sus artes mágicas.


De otros fenómenos que ocurrieron en ese viaje, solo mencionaré que mientras viajaba en el ferrocarril con Madame Blavatsky, ella me pidió que le mostrara un manuscrito que yo había escrito esa mañana y que estaba guardado en mi maletín. Lo saqué y se lo entregué. Ella lo miró sin mover las manos, pero cuando me lo devolvió, vi que se le habían agregado algunas observaciones en tinta negra de alguna manera misteriosa.




Complot contra la Sociedad Teosófica

Ahora, regresando a los eventos que sucedieron en Adyar. Después de acompañar a madame Blavatsky a su barco. Regresé a Adyar en compañía del Sr. Lane Fox, y ahora las nubes oscuras comenzaron a congregarse sobre la Sociedad Teosófica.

Poco después y esto por medio el fax, Madame Blavatsky se había peleado con los Coulomb y los había despedido. Estos se pusieron del lado del clero y atacaron a Madame Blavatsky acusándola de producir sus fenómenos con trucos, y como la persona acusada en ese momento se encontraba en Europa, el deber de defenderla a ella y a la Sociedad Teosófica cayó sobre mí.

Lo cual fue más difícil de lo que me esperaba ya que las trampas recién hechas y los recovecos ocultos, evidentemente construidos por el señor Coulomb con el propósito de desprestigiarla, se encontraron realmente, aunque lo recién de estas construcciones mostraba que nunca se habían utilizado

Y para culminar el clímax, el Sr. Richard Hodgson fue enviado a Adyar en ese momento por la "Sociedad para la Investigación Psíquica" con el propósito de investigar estos fenómenos y descubrir si realmente existían los Mahatmas.

Ese hombre era en ese momento un gran escéptico e incrédulo, aunque algunos años después se convirtió en un líder de los espiritistas en América y en un defensor de su fe; pero en ese momento no creía en nada, excepto lo que le dijo la señora Coulomb, quien acusó a Madame Blavatsky de engaño, y la señora Coulomb afirmó que ella misma había participado en esos engaños.

Durante todo ese tiempo llegaron "cartas ocultas" que cayeron del techo o se encontraron en cajones y escritorios cerrados, y en una de estas cartas con fecha del 27 de abril de 1884, y ante cualquier sospecha sobre la autenticidad del fenómeno, se me escribió lo siguiente:

« Durante algún tiempo la mujer (Coulomb) ha abierto una comunicación con los enemigos de la causa. Por lo tanto, ella insinúa la existencia de trampas y trucos.   Además, cuando sea necesario, se encontrarán trampas construidas por ellos, ya que han estado elaborándolas durante algún tiempo. Ellos (los Coulombs) tienen plena entrada y control de las instalaciones. El señor es inteligente y astuto, un hábil artesano, un buen mecánico y carpintero, y también es bueno con las paredes. . . .— M. C. »


Ahora bien, no tiene sentido que Madame Blavatsky hubiera redactado esta carta ya que en ese momento ella se encontraba ausente. Y tampoco tiene sentido que si ella  hubiera tenido algo que ver con la fabricación de esas trampas, nos hubiera dado esa pista, y tengo más la convicción de que esas trampas fueron hechas por los Coulombs con el propósito de ser utilizadas para acusar a Blavatsky después del regreso del coronel Olcott.

Al recibir la carta anterior, se realizó una búsqueda y se encontraron las trampas, y por lo tanto, se produjo la "gran exposición" que causó un escándalo y dio a conocer la existencia de la Sociedad Teosófica y las enseñanzas teosóficas en todo el mundo, y la consecuencia fue que miles adquirieron y leyeron los libros de Madame Blavatsky y se familiarizaron con sus puntos de vista, mientras que de lo contrario podrían haber permanecido en la ignorancia de estas cosas toda su vida.


El 17 de diciembre de 1884, el coronel Olcott y Madame Blavatsky regresaron de Europa. Los ataques contra ella continuaron y ella cayó muy enferma. Hacia fines de marzo su condición se volvió tan grave que se llamó a consulta a varios médicos de Madras, y ellos concluyeron que ella ya no podría vivir más que hasta el día siguiente.

Ante eso, el Sr. Cooper-Oakley fue a Madras la misma noche para obtener un permiso para la cremación de su cuerpo, pero a la mañana siguiente Madame Blavatsky se levantó sintiéndose bastante bien, y ella dijo que durante la noche el Maestro la había visitado y le había dado una nueva oportunidad de vida.

Los misioneros siempre deseaban encontrar cargos contra ella, para llevarla a un Tribunal de Justicia, pero al no encontrar ninguna acusación válida, entonces presentaron cargos de calumnia contra un miembro prominente de la Sociedad Teosófica (el General Morgan) con la esperanza de así arrastrar a Madame Blavatsky como testigo ante el Tribunal, y en cuyo caso sin duda ella habría sido multada por desacato, porque debido a su temperamento incontrolable, seguramente ella habría dado una ocasión para eso.




Viaje a Europa

Para evitar un asunto tan desagradable, se consideró prudente enviar a Blavatsky a Europa, y se me pidió que me hiciera cargo de ella. Por lo tanto, tomamos un pasaje a bordo del barco Tibre, y el 1 de abril de 1885, comencé con ella, un viaje hacia Nápoles acompañados por el Sr. Bavadjee y Miss Mary Flynn.

Durante nuestro viaje hubo una continuación de los fenómenos ocultos. Por ejemplo, con frecuencia por las mañanas se encontraban en su mesa montones de hojas con notas que hacían referencias a los escritos de H.P. Blavatsky sobre su obra La Doctrina Secreta que en ese momento ella estaba escribiendo. No puedo decir si ella misma los escribió en un estado de sonambulismo, o si esos papeles se los enviaron por medios ocultos desde el Tíbet.

El 23 de octubre de 1885 llegamos a Nápoles donde un “guía” nos llevó a un hotel.   Madame Blavatsky que no se sentía del todo bien, no quería subir muchas escaleras y pidió una habitación en la planta baja o en el primer piso. Ahí no había cuartos desocupados, pero el gerente dijo que él podía darnos dos habitaciones en el segundo piso por quince francos por día. Hicimos el trato y luego comenzamos a subir las escaleras.

Primero fue el "Parterre", luego vino el "Alto Parterre", luego fue el "Mezzanin", luego el "primer piso" y finalmente fue el "segundo piso", que en realidad resultó en la practica ser un quinto piso. Y cuando a la mañana siguiente fui a pagar la factura, descubrí que había olvidado hacer la estipulación de con "tutto compreso" (todo incluido), ya que nos cobraron no solo los quince francos por las habitaciones, sino también un precio extra por cada pieza de muebles contenidos en las habitaciones, de modo que la factura ascendía a ochenta y cinco francos, sin incluir la comida. Por supuesto, no había nada más que hacer, sino quejarse y pagar.

Inmediatamente salimos de Nápoles y encontramos habitaciones más hospitalarias en el Hotel Vesuvio en la Torre del Greco, donde permanecimos durante un mes. El temperamento de Madame Blavatsky durante ese tiempo no fue del más dulce; ella estaba continuamente irritada por las acusaciones sobre los escándalos que se le habían hecho contra ella, regañaba a los sirvientes y maltrataba a sus amigos o los alababa de acuerdo con su estado de humor cambiante.

El clima era frío, y ver los fuegos del Vesubio brillar a cierta distancia, que en ese momento estaba en erupción, mientras nosotros no teníamos estufas con que calentarnos, era algo provocador.

Después de algunas semanas, Madame Blavatsky se fue a Wurzburg y yo fui a Kempten (Baviera) para visitar a mis familiares y echar un vistazo al lugar donde pasé mi juventud. Busqué en vano a mis amigos y conocidos de antaño, pero solo encontré sus nombres en grandes números inscritos en las lápidas del cementerio.

Posteriormente visité a Madame Blavatsky varias veces en Wurzburg y en Londres, donde ella murió el 8 de mayo de 1891, después de una breve enfermedad y media hora después de que su médico la declarara fuera de peligro.

Ella siguió siendo un enigma para todos hasta el final»

(Este texto se publicó en la revista The Occult Review de enero de 1908, págs. 7-35.)




Y he detallado más acerca de esos eventos que Franz Hartmann vivió en la India en los siguientes artículos:











1 comentario: