LA NATURALEZA Y EL PROPÓSITO DEL DEVACHAN por Joseph Fussell




Joseph H. Fussell fue el secretario personal de William Judge, y sobre el Devachan él escribió lo siguiente:


« Muy pocos de nosotros cumplimos en la vida todo lo que deseamos. Nos proponemos hacer mucho que sea noble, tenemos grandes aspiraciones y esperanzas. Pensamos mucho en ello. Diseñamos proyectos y construimos castillos en el aire. Y esto, por supuesto, afecta nuestras vidas y acciones en cierta medida, y en algunos casos, les afecta en gran medida.

Pero en la mayoría de los casos hay un gran obstáculo para su realización: o las condiciones de vida son desfavorables, o nuestros deberes para con otros que dependen de nosotros requieren de todas nuestras energías. Y por lo tanto, para muchos sus aspiraciones quedan en un simple sueño.

¿Sin embargo, esto hace que la construcción de nuestro castillo, nuestras esperanzas y aspiraciones sean inútiles?


No podemos responder a esta pregunta a menos que sepamos algo de la verdadera naturaleza del hombre y de los planos de ser en los que él actúa. Y será en eta ocasión suficiente para ese propósito considerar al ser humano como un ser triple, o verlo bajo tres aspectos:

1)   el humano real, el alma, su naturaleza esencial, el experimentador y el actor;
2)   la mente o la naturaleza intermedia del humano;
3)   el cuerpo físico, o sea su naturaleza externa, incluidas dentro de éste a las pasiones y los deseos.


Podemos considerar a (2) y (3) como planos de manifestación del (1), o como vestiduras en las que el alma se encuentra recubierta, o como instrumentos que utiliza el alma para ganar experiencia.

Y si pensamos seriamente en el asunto, no es difícil entender que el cuerpo físico con las pasiones y los deseos no constituye al hombre real, ya que sabemos que es posible entrenar, controlar y usar tanto al cuerpo físico como a su contraparte emocional. Y esto implica que alguien está detrás del cuerpo y que éste es su instrumento.

Pero es más difícil darse cuenta de que la mente también es un instrumento, y que no es ella quien controla al cuerpo, sino el alma que se encuentra detrás de la mente y la utiliza y puede entrenarla para un control cada vez mayor.

La mente es por lo tanto un instrumento mediante el cual el humano puede controlar su naturaleza externa más densa. Y también podemos entender que el cuerpo físico es una vestimenta, vehículo o envoltura para el alma o el humano real, pero es más difícil entender que la mente (usando el término en un sentido general) también es una otra vestimenta.

Y es a través de estas vestiduras (la mental y la física) que el alma adquiere experiencia en los planos inferiores de la existencia.

Usamos la vestimenta física en todas nuestras relaciones con la naturaleza externa y en las acciones ordinarias de la vida cotidiana; por lo que en términos generales podemos decir que la vestimenta física es la que se usa durante la vida en el plano físico. Y muchas personas, sin detenerse a pensar en el asunto, imaginan que toda la vida, es decir, entre el nacimiento y la muerte, se la pasan existiendo únicamente en el plano físico.

¿Pero realmente es así?

Podríamos preguntarles a esas personas si alguna vez utilizaron sus mentes hasta tal punto que olvidaron, por ejemplo, que ya era la hora de ir a comer, o que no escucharon a alguien hablarles. O también podríamos preguntarles si alguna vez soñaron, o dónde ellos estaban cuando se encontraba profundamente dormidos y ni siquiera soñando.

Si consideramos el asunto, queda claro que una gran parte de la vida no se pasa en el plano físico, obviamente el cuerpo físico si, pero nuestra consciencia en esos momentos se encuentra en otro lugar, y el alma usa esa otra vestimenta o instrumento, a parte del cuerpo físico, para ganar experiencia en ese otro plano de existencia.

Este otro plano es el plano mental, el plano del pensamiento, la imaginación, la voluntad, la aspiración y las ideas. Y la vestimenta que usa el alma en ese otro plano podríamos llamarla vestimenta mental.


Ahora hagamos la siguiente pregunta:

¿Qué es lo que hace que la vida sea alegre y feliz o trágica y miserable?

¿Es la posesión de cosas externas, riqueza, posición, fama, o no depende más bien de nuestra actitud mental?


Esta pregunta no requiere una discusión detallada y podemos responder de inmediato que es la actitud mental que da el color y cambia toda la vida. Y la razón de esto se debe porque el hombre es esencialmente un ser pensante que en la etapa actual de su evolución, ha alcanzado el punto donde su esfera de acción más importante y peculiar es la mente.

El humano se ha elevado por encima de la etapa animal de la evolución, en la que él se encontraba contento simplemente por el uso de los sentidos, y con simples elementos externos. Pero al convertirse en un ser humano, él se convirtió en un pensador y en un soñador y ya no se encontró satisfecho con la mera existencia que lleva un animal, sino que comenzó a cuestionarse a sí mismo y a la naturaleza, buscando conocer el enigma de la vida.


Si todavía fuéramos simples animales, pero ya tuviéramos un control total sobre nuestra naturaleza animal, entonces utilizaríamos las funciones animales de nuestro cuerpo físico de acuerdo con la naturaleza. Por ejemplo, comeríamos solamente cuando tuviéramos hambre, y no comeríamos por antojo o para compensar un traumatismo, sino que solamente comeríamos para satisfacer el hambre y estaríamos satisfechos con el tipo de comida más simple que encontráramos.

Pero ya no somos animales, y la gran mayoría de nosotros aún no hemos conquistado nuestra naturaleza animal. Por lo que las dos naturalezas que hay en nosotros, la física y la mental, se mezclan, y no comemos y bebemos solo para satisfacer nuestras necesidades, sino que también disfrutamos estética y gustativamente de nuestra comida y bebida, es decir, la mente entra en los aspectos más simple y más externo de las cosas de la vida.

Y no digo que todo esto esté mal, pero es parte de la disciplina de la vida alcanzar la proporción correcta con respecto a estas dos naturalezas.





El Mundo Sutil

Ninguna acción se origina en el plano físico, la semilla de toda acción se origina en el plano mental. La acción en el plano físico es simplemente un efecto de alguna causa en el plano mental. Pero sabemos que los pensamientos no surten efecto inmediatamente en el plano físico, y de hecho, la energía del pensamiento puede permanecer almacenada durante años o durante toda la vida, y nunca resultará en una acción en el plano físico durante la vida presente.

Debido a esto y a la ignorancia de la verdadera relación que existe entre el pensamiento y el acto, la mayoría de las personas han llegado a considerar que, después de todo, el plano de acción es el plano físico, y que el otro es una mera ilusión.

Ellos dicen que solo existe en el pensamiento, en la mente, lo que hace que el pensamiento y la mente sean una ilusión. Y por lo tanto también, consideran la vida de vigilia como la única vida real.

Cuando se van a dormir y tal vez sueñan, saben que al despertar han vivido durante toda la noche porque siguen vivos y recuerdan su vida de ayer. Pero para ellos dormir no es una vida real, porque no hacen nada cuando están dormidos, y los sueños que tienen consideran que son solo ilusiones, las cuales desaparecen en el aire tan pronto como ellos despiertan.

Sin embargo, esto no es una prueba de que realmente no vivimos y ganamos experiencia durante el sueño, simplemente es una prueba de que esas personas no son capaces de coordinar los dos estados de conciencia, el de vigilia y el de sueño. Eso es todo, y eso no prueba nada más.

Aquí no es posible considerar todas las pruebas y argumentos que demuestran que durante el sueño el alma sigue activa, nada más que en otro plano de conciencia y en un mundo completamente diferente de éste que conocemos que es el mundo físico.

El mundo a donde el alma va mientras que su cuerpo duerme, no es un mundo de ilusiones, sino que también es un mundo verdadero en donde también ella experiencia y se desarrolla.

Nuestra vida oscila entre esos dos polos:

a)   un periodo de actividad física con un mínimo de actividad mental inconsciente, y
b)   un periodo de un máximo de actividad mental, abstracción mental, con un mínimo de actividad física.

Normalmente, durante el sueño, la actividad física también es mínima, pero ¿podemos decir que la actividad mental también sea mínima?

En cierto sentido, sí, pero solamente en el sentido de actividad de las facultades meramente intelectuales y de razonamiento para los cuales el cerebro es un instrumento.

Y según muchos escritores antiguos y modernos, estas son solamente las facultades inferiores de la mente. Mientras que las facultades superiores son muy difíciles de describir, pero se puede obtener alguna idea al considerar el estado de abstracción mental pura, a veces llamado "estado subconsciente". Y en ese estado, la mente deja de razonar, pero pasa a lo que se llama la contemplación, es un estado que trasciende el conocimiento.


Desde el punto de vista de la vida cotidiana, tal estado parece ser de inactividad porque el cerebro no está activo, pero en realidad es un estado de mayor actividad, solo que de vibraciones más finas, demasiado finas para que el cerebro en su estado normal las pueda captar en toda su intensidad.

Durante el estado de sueño, el cerebro se encuentra activo hasta cierto punto, pero generalmente no está bajo control del alma, porque el alma en ese momento se ha soltado parcialmente del cuerpo.

La mayoría de los sueños no se deben a la acción directa del cerebro, sino que son el resultado de reflejos, generalmente muy imperfectos, desde el plano de pensamiento más alto y verdadero.

Y en un sueño profundo y sin sueños, el alma se afloja aún más de su organismo físico y puede dejarlo por un tiempo, aunque todavía se encuentra conectada magnéticamente con él, y por lo tanto, hasta cierto punto, sigue estando influenciada por el plano físico.





Después de Morir

Ahora vayamos un paso más allá. Después de la muerte, el alma deja por completo el cuerpo físico y el plano físico, y después de atravesar por varios planos intermedios, llega al Devachan.

Es imposible describir el estado de conciencia que se tiene en ese plano; para comprenderlo, ustedes deben sentirlo y experimentarlo. Pero si tratamos de comprender las relaciones que existen entre esos estados que experimentamos durante el sueño, podemos inferir en cierta medida cómo es el estado devachanico.

Y así podremos hacerlo más comprensible para nosotros, y de esta manera lograr un mayor entendimiento sobre las diversas declaraciones que han efectuado varios instructores teosóficos al respecto, y de esta manera aceptar esas declaraciones, no solo por autoridad, sino también por su razonabilidad.


Uno de los primeros puntos a tener en cuenta es que el alma en Devachan se encuentra completamente fuera de la influencia de la vida terrestre y del plano físico. El alma ya no tiene una vestimenta física o un cerebro físico que pueda usar como instrumento. Se encuentra únicamente vestida con su vestimenta mental, y por lo tanto, su plano de conciencia será un paso más allá de todos los que hemos considerado hasta ahora.

En la actividad mental ordinaria e intensa, así como en el sueño, y en el sueño sin sueños, el alma todavía está conectada en cierta medida con el cuerpo físico, y por consiguiente es sometida en mayor o menor medida a las influencias del plano físico. Pero en el Devachan, el alma pasa más allá de todo eso, y debido a que ella se encuentra liberada de ese plano inferior, el alma se vuelve más abierta a las influencias de los planos superiores.

Devachan es un plano mental, y la vestimenta del alma cuando ésta se encuentra en ese plano es una vestimenta mental. Por lo tanto, para comprender más claramente la naturaleza del Devachan, debemos estudiar a nuestra propia mente y las leyes del pensamiento.





La Mente

Hemos llamado a la mente, un instrumento del alma, y como cualquier instrumento puede estar bien o mal utilizado, puede estar bajo el control completo de su propietario, o ser inmanejable. Es muy importante darse cuenta de que el alma, o el hombre real, se encuentra por encima de la mente y que tiene ese poder para controlar su cuerpo.

La mente ha sido comparada acertadamente con un velero y el alma con el navegador. Un buen marinero guiará su embarcación por donde quiera, pero uno que no sepa cómo manejar el timón y las velas estará a la merced de cada marea y de cada viento, y a la deriva porque no puede seguir un rumbo seguro.

Casi todas las personas reflexivas se dan cuenta hasta cierto punto de que la mente es un instrumento; pero pocos se dan cuenta de que puede ser completamente revisada. Aquellos cuyo principal objeto es la gratificación de los sentidos llegan a identificarse con el cuerpo físico y aquellos cuya vida se centra en las cosas de la mente a menudo se identifican en mayor o menor grado con la mente.

Y desafortunadamente el control total de la mente es imposible siempre que haya alguna identificación del alma con ella.


Tomamos las cosas físicas con nuestras manos, es decir, las agarramos físicamente. Pero también tomamos las cosas con nuestra mente y también las agarramos (hablando metafísicamente) por medio de la comprensión. Algunos de los filósofos antiguos sostenían que la mente toma la forma de aquello en lo que se concentra y que se modifica de ese modo, es decir, se adapta hasta cierto punto, según la intensidad del pensamiento, a la idea subyacente del objeto de su atención.

Si, por lo tanto, la mente es la vestimenta sutil del alma, su forma corresponderá principalmente al carácter general de los pensamientos que la ocupan, y será continuamente modificada de ese modo.

Y el cuerpo físico también, pero debido a que la substancia que lo compone es mucho más densa, la vestimenta física externa reaccionará mucho más lentamente, pero también terminará por representar y corresponde al carácter o pensamientos internos de su dueño..


Se puede hacer que la mente tome conciencia de una cosa, con intención y deliberadamente, o un pensamiento o una idea pueden entrar y ocupar la mente de manera sutil y casi inadvertida y establecerse firmemente antes de que seamos conscientes de su presencia.

Todo pensamiento es una semilla, y una vez que ha entrado en la mente comenzará a crecer o permanecerá inactivo hasta que las condiciones favorables permitan su crecimiento y maduración. Y si se permite que entre un mal pensamiento, éste permanecerá como una semilla latente, a menos que sea inmediatamente expulsado por el pensamiento opuesto. Pero si no se expulsa, entonces permanecerá hasta que posteriormente pueda ser despertado a la actividad por otro pensamiento de naturaleza similar.

Por lo tanto, los buenos pensamientos pueden permanecer inconscientemente en la mente como semillas listos para dar su fuerza adicional a los nuevos buenos pensamientos. Cualquier pensamiento al que se le haya permitido entrar se presentará en algún momento, ya sea para rechazo o para obtener más fuerza.


Ahora bien, nuestras acciones no surgen de nuestros pensamientos ocasionales sino de nuestro carácter. Y podemos definir el carácter como la masa de pensamientos que usualmente son nutrimos en nuestro interior, la inclinación involuntaria e inconsciente de la mente que se muestra durante toda la vida. Se dice que cuando un hombre es él mismo, cuando no está bajo ninguna restricción, entonces su carácter innato es más evidente.

En cierta medida el carácter se expresa externamente en forma física, pero si se pudiera ver la forma interna, la vestidura mental, entonces encontraríamos que ahí el carácter se representa con exactitud en todos sus detalles. La vestimenta mental es la contrapartida exacta, en forma del personaje, y la construcción y el cambio de esta vestimenta van en correspondencia con la nueva construcción y el cambio de carácter.

Pero el carácter no se cambia por un pensamiento pasajero, solo se puede cambiar por medio del pensamiento persistente y por el esfuerzo constante de expresar el pensamiento en acción.

Así como es difícil que el niño ordinario aprenda a tocar un instrumento musical o dibujar, cada movimiento requiere un esfuerzo consciente de la voluntad; pero después de una larga práctica, al no tener que prestar más atención a los movimientos individuales, la mano y el ojo entrenados, inmediatamente responden a la mente y la voluntad.

Y lo mismo ocurre con los modos de pensamiento y con la práctica de la ética. Podemos darnos cuenta, ya sea intelectual o intuitivamente, de que debemos cultivar un cierto hábito de pensamiento o seguir una determinada línea de conducta, y sin embargo, al principio puede ser casi imposible para nosotros llevarlo a cabo.

Sin embargo, es una cuestión de experiencia general que al persistir en un determinado curso de pensamiento o acción, las dificultades disminuyen gradualmente hasta que ya no se necesita de un esfuerzo persistente y consciente, sino que se forma un hábito, que se convierte en una "segunda naturaleza".





La realización de nuestros anhelos en el Devachan

¿Pero qué sucede con la gran masa de pensamientos que en la vida de cualquier hombre generalmente mostrarán una tendencia hacia alguna dirección en particular, pero que nunca son seguidos o cultivados de manera persistente y consciente?

¿Qué sucede en el caso de un humano que se desplaza más o menos por la vida, al menos en lo que respecta a su relación con su naturaleza superior?

¿Y lo que también sucede en el caso de una persona con un intenso amor, por ejemplo, por el arte, o un intenso deseo por ayudar a la humanidad, o de seguir algún ideal, pero que no puede cumplir sus deseos?


A pesar de que sus anhelos no se hayan cumplido, ciertamente las intenciones que puso esa persona no se desperdiciarán, puesto que la mente del hombre que va a la deriva es como un campo en el que todo tipo de semillas, buenas y malas, son arrastradas por el viento, y aunque las semillas no han crecido, si han sido cultivadas.

En el Bhagavad-Gita aparece este pasaje:

-      "Quien, como consecuencia de la ideación constante sobre cualquier forma en particular, piensa mucho en ello, cuando abandona su forma mortal, eso que tanto deseó lo verá."

Esto nos da la nota clave de todo el asunto, porque un humano en el momento de la muerte revisa la totalidad de su vida pasada y esa "forma en particular" sobre la que él estuvo mucho "pensando" es la forma dominante de su vida pasada, es la tendencia y puntería, quizás inconsciente, de todos sus pensamientos y actos. Y cada humano se ve obligado a pensar, en el momento de la muerte, lo que pensó durante la vida, no tiene otra opción y no puede hacerlo de otra manera.


Según esta filosofía, entonces, la vida terrestre crea la nota clave de la vida que va a tener el humano después de la muerte, es decir, su vida devachanica. Y el estado devachanico es esencialmente el lugar para la asimilación de todos esos pensamientos y aspiraciones que el humano cultivó durante su vida en la Tierra y que se relacionan de alguna manera con la naturaleza superior, y es para mejorar su carácter.

Esos pensamientos que habían sido nuestros en la vida terrestre y que pueden haber quedado poco más que semillas latentes, o que por otro lado, hemos tendido con cuidado pero nunca pudimos llevar a la perfección completa; todo esto arraigará y crecerá en el estado devachanico.

Es posible que no echen raíces profundas o crezcan exuberantemente, ya que esto depende de la intensidad del pensamiento y del esfuerzo ejercido en su dirección en el momento de la muerte. Pero cada semilla de pensamiento que se relaciona con el alma florecerá allí, porque el plano devachanico es el plano del pensamiento.

Y aunque solo será un sueño, pero recuerden que tales sueños son experiencias reales para quien las experimentan, no son simples imágenes o visiones ociosas, y allí el alma está vestida solo con la vestimenta mental, la vestimenta del pensamiento, y no se encuentra más obstaculizada y confinada por la vestimenta física. El alma se encuentra completamente liberada por ese lapso de tiempo del plano terrestre.

En la vida terrestre creamos los hilos de pensamiento y aspiraciones que se desarrollarán en el Devachan, y éstos se encuentran entretejidos en la vestimenta interior del alma. En la vida terrestre preparamos los ladrillos y el mortero, y en el Devachan estos se colocan en su lugar y se usan para construir el edificio del pensamiento que el alma vivirá durante su permanencia en el cielo.



Uno de los propósitos de la vida terrestre es expresar la naturaleza interna en el acto externo; esto no podemos evitar hacerlo, es la ley de nuestro ser, y como se dice en el Bhagavad-Gita:

-      "Todas las criaturas actúan de acuerdo con su naturaleza; ¿qué efecto tendrá entonces la restricción?"

El propósito del Devachan es construir esta naturaleza interna. Consideremos nuevamente los casos mencionados anteriormente; la persona que siempre se esfuerza por expresarse en el arte o en la música, o por alcanzar su ideal en la dirección que sea, pero que aparentemente falla porque su naturaleza externa y su entorno no son adecuados para la realización de sus ideales.

Pues bien, en el Devachan, cuando el humano se libera por completo de las limitaciones de la vida física, el pensamiento tiene la vía libre para expresarse en esas direcciones que tanto anhelaba.

Entonces se dice que el humano en el Devachan logra todo lo que desea. Y esto debe de ser así. El hombre simplemente se eleva al plano de su ideal y tiene un anticipo de lo que en parte logrará algún día en la vida terrestre. Y digo que lo logrará, tal vez en un inicio solo en parte, pero finalmente también lo logrará en su total perfección; porque él construye este ideal en su carácter y naturaleza, y actuará de acuerdo con su naturaleza, y si aceptamos la doctrina de la perfectibilidad del ser humano, entonces todos los poderes deben ser finalmente suyos.


Lo que ahora puede impedir el ejercicio pleno de esos poderes en su perfección es el otro lado de su naturaleza, su naturaleza inferior que guerrea siempre contra su naturaleza superior, y según la cual el hombre también está obligado a actuar hasta por fin obtenga el autocontrol, y entonces su naturaleza superior domine por completo a su naturaleza inferior.

En la próxima vida terrenal, aquel que quiso entregarse a la música o al arte, pero que no pudo hacerlo, aún así regresará con esas cualidades cultivadas. Y de igual manera el filántropo que no pudo llevar a cabo sus planes para el bien de sus semejantes, aunque dedicó todas sus energías para ese trabajo, volverá a las condiciones en que sus energías se encontrarán en pleno juego.

Y esto se debe porque en el Devachan, los pensamientos, los deseos y los esfuerzos de la vida pasada se han entretejido en su carácter y se han convertido en parte de su propia naturaleza, de modo que el artista, el músico o el filántropo no pueden evitar expresar esta naturaleza en un acto externo.

Pero luego viene una prueba, la prueba que todos los que tienen genio, todos los que tienen grandes poderes, deben cumplir.

¿Usarán estas nuevas facultades desarrolladas para sí mismos o para los demás, la ambición encontrará la entrada en sus corazones, o cada uno de ellos podrá decir: "Cuando el Maestro lea mi corazón, lo encontrará completamente limpio"?


Y el hombre que va a la deriva y que no tiene un propósito definido en la vida, que a veces tiene buenos pensamientos y una alta resolución, pero no persiste en ellos; su Devachan corresponderá a su vida. Sus buenos pensamientos y resolución florecerán y darán fruto y moldearán y transformarán su vestimenta interior, pero solo en la medida en que la energía del pensamiento y el esfuerzo por expresarlos en el acto durante la vida sea intensa.

Aún así, su carácter será modificado y fortalecido hasta ese punto, de modo que en la vida siguiente tendrá una mayor capacidad para darles expresión externa.

Y esta asimilación y transformación del pensamiento, en opinión del autor de este artículo, es el gran propósito del Devachan. Por lo que para la gran mayoría de las personas, Devachan es necesario, y si la visión anterior es correcta, no es un estado de egoísmo como lo han sostenido algunos, como tampoco es una forma de egoísmo para nosotros digerir nuestro alimento para que nos dé fuerzas, para así continuar con nuestro trabajo, es simplemente una necesidad de la naturaleza.

En la Tierra digerimos los alimentos, y en el Devachan digerimos las experiencias que obtuvimos en la reencarnación

Y los puntos que aún tenemos que considerar en relación con este tema, son la llamada ilusión del Devachan, y la posibilidad de superar la necesidad del Devachan o acortar su período.





La ilusión en el Devachan

En general, se sostiene que Devachan es principalmente un estado de ilusión y de imaginación y que el alma simplemente está rodeada de imágenes de su propia creación.

Se dice por ejemplo, que en Devachan no estamos realmente con nuestros amigos o aquellos a quienes queremos, sino que solo los imaginamos. Pero para que tengamos un mejor entendimiento, consideremos lo que constituye la cercanía y el reconocimiento.

Existe por un lado la cercanía y el reconocimiento que se deben a la percepción de los sentidos físicos, y por el otro lado también existe la cercanía y el reconocimiento que se deben a la percepción de los sentidos internos.

Usualmente decimos que estamos cerca de otro cuando podemos ver, escuchar y tocar a ese otro. Pero nuestros sentidos físicos solo nos revelan a la persona física y externa, y un poco de reflexión mostrará que se necesita algo más para constituir una real cercanía y reconocimiento en cualquier sentido verdadero.

Tomemos el caso de alguien que se ha vuelto loco, o simplemente que se ha quedado dormido, o que está completamente absorto en sus pensamientos. Podemos ver, escuchar y tocar a esa persona, pero debido a la ausencia de la respuesta de esa alma, no estamos en un contacto verdadero con ella.


Además, en los casos usuales, inferimos a partir de las manifestaciones externas, cuál puede ser la naturaleza interna, pero desafortunadamente ésta a menudo se oculta con demasiada frecuencia en lugar de brillar a través de ella.

Vivimos por lo tanto en el plano exterior y confiamos tanto en nuestras percepciones sensoriales, que las percepciones internas se han vuelto mudas, y nos convencemos de creer que lo que vemos, oímos y tocamos es la persona real. Aunque sabemos interiormente que no se puede conocer verdaderamente a la persona de esta manera, pero aún así dejamos que nuestras vidas sean gobernadas en gran medida de acuerdo con las apariencias externas, en lugar de hacer que éstas se ajusten a las verdades internas.

Y esta leve consideración nos obliga a considerar la naturaleza ilusoria de la vida física y sensual, y se necesita del fuerte choque que provoca la muerte para alejarnos de esta ilusión y haceros más conscientes a la vida superior. Sin embargo, en lugar de trascender, nos aferramos a la ilusión terrenal como si se tratara de la vida real.

Por lo tanto si nos aferramos a la idea de que la vida física es la única verdadera, entonces es inevitable que Devachan aparezca como un estado de ilusión, pero una vez que comenzamos a darnos cuenta de la vida interior, nos damos cuanta que es al revés, ya que todo amor y amistad verdaderos tienen sus raíces en los planos internos y pertenecen (en la medida en que son verdaderos) al alma y a la naturaleza interna.

Y por lo tanto es posible que existan lazos más fuertes de amor y amistad en el plano del alma, sin manifestarse en esta o en ninguna otra vida terrestre.


En definitiva, todos estamos unidos por los mismos lazos que tienen su base en la unidad y divinidad esenciales del hombre. Pero no logramos todavía por el momento la plena realización de estos lazos, aunque en última instancia si son alcanzable, aunque en la actualidad solo nos damos cuenta en parte y con demasiada frecuencia solo como teoría o como suposición filosófica.

Por el momento todo lo que somos capaces (siempre y cuando no nos elevemos por encima de esta esfera de limitaciones) es experimentar en algún grado pequeño, una u otra de las variadas manifestaciones de la unidad esencial. Pero no podemos ver la luz blanca pura y solo captamos un tenue destello de uno u otro de los rayos prismáticos en los que se divide en este plano de ilusión.

Y tanto la vestimenta mental como la vestimenta física, actúan como los prismas que separan los rayos de colores uno del otro, y de acuerdo con la naturaleza de los prismas, los rayos se transmitirán de manera más o menos fiel, y en algunos casos tal vez no se transmitan del todo.

Es evidente por lo tanto, que si confiamos en los sentidos físicos para el descubrimiento de la verdad, nos exponemos al error y al engaño.

En la vida terrestre usamos los prismas físicos y mentales, aunque rara vez los usamos de la mejor manera posible, y estos son los instrumentos a través de los cuales brilla la luz de nuestras propias almas, y a través de los cuales también percibimos la luz que brilla a través de las vestiduras mentales y físicas de los demás.

En cambio en el Devachan usamos solo la vestimenta mental, y debido a que el prisma se libera de toda conexión con la vestimenta física, ésta transmite con mayor facilidad y fidelidad los rayos de luz que tienen su fuente en el alma. Aunque todavía puede haber barreras para el paso de la luz debido al desarrollo personal y al Karma, pero si se eliminan las barreras de la vida que son meramente personal.


Ahora bien, tengan en cuenta que no necesariamente experimentamos en Devachan lo que la personalidad desea, sino solo en la medida en que los deseos de la personalidad están en conformidad con los del alma, ya que en el Devachan tocamos más el plano del alma, y todas las cosas que pertenecen solo a la vida personal quedan atrás.

Y si muchas de esas barreras que nos impiden conocer nuestras verdaderas relaciones con los demás están eliminadas en el Devachan, no podemos llamarlo una ilusión.

En la tierra intercambiamos con aquellos a quienes amamos las vibraciones de la vista, el oído y el tacto y también del pensamiento, pero es solo éste último el que hace posible el verdadero reconocimiento y cercanía. Mientras que los otros contactos son solamente vibraciones sensoriales, las cuales además fácilmente nos engañan.

En cambio en el Devachan, estas vibraciones sensoriales no existen, pero as percepciones más altas tienen un alcance más grande y un rango más amplio, y por consiguiente entramos en un reino de reconocimiento y de conocimiento mucho más verdadero.

No hay nada realmente perdido al dejar atrás las percepciones de los sentidos físicos, ya que el alma tiene sus propios poderes de visión que trascienden con mucho cualquier cosa que pueda experimentarse en el plano físico. Y cualquiera que sea el verdadero amor y reconocimiento que haya existido en la Tierra, ya sea entre amigos, pareja, padres o hijos, ese amor y reconocimiento se multiplicará por cien en el Devachan.


Nuestras concepciones de Devachan y de esta vida serían mucho más claras si pudiéramos verlas como relacionadas con la conciencia y no con el lugar, el tiempo y la materia.

Podemos, si lo deseamos, elevarnos al plano devachanico mientras estamos en la Tierra e incluso podemos elevarnos por encima de la necesidad de un Devachan entre las encarnaciones.





La duración en el Devachan

En la medida en que asimilamos las experiencias de nuestras vidas y ponemos en práctica nuestros ideales, en esa medida acortamos el período devachanico. Y en el caso de la mayoría de los humanos, su estadía en el Devachan es de muy larga duración, debido en gran medida porque no ponen en práctica sus ideales ni viven de acuerdo con sus convicciones internas. Entonces todas esas energías que generan en la Tierra pero no las concretizan, se realizarán en el Devachan prolongando su estadía

Soñamos mucho, pero no somos capaces de ponerlo en práctica. Y sin duda, las condiciones externas tienen mucho que ver con esto, pero la voluntad es un factor mucho más importante. Y el hecho es que no usamos nuestra voluntad y no tenemos el coraje de vivir de acuerdo con la luz de nuestra naturaleza interior.

Sabemos que estamos atados por la convencionalidad, pero carecemos de la voluntad y el coraje para liberarnos de ella. Sin embargo, la voluntad es nuestro mejor instrumento si lo supiéramos usar.

Pero el mero deseo de escapar de Devachan no es suficiente para hacernos reencarnar de inmediato. El estado devachanico es una necesidad, ya que la asimilación de las experiencias y la construcción del carácter son esenciales para el progreso, y también es necesaria la vida en el plano del alma.

No podemos escapar de estos si queremos progresar a lo largo de la línea de la evolución, pero la naturaleza nos da una opción y un poder en el asunto. No es una opción escapar de Devachan, pero en cambio si podemos tener parte de nuestro Devachan mientras estamos en la Tierra. Y es solo con respecto a aquellos que conocen este poder pero se niegan a ejercerlo al no vivir una vida espiritual y al no hacer su Devachan aquí que podemos hablar de los Devachanes después de la vida terrenal como egoístas.

Pero para el hombre común, Devachan no es un estado egoísta sino necesario. Sin embargo, tenemos poca necesidad de preocuparnos por acortar el período o escapar de Devachan si actuamos de acuerdo a los más altos principios que hay en nosotros mismos. Nuestra parte es cumplir con nuestro deber ahora, vivir la vida lo más elevadamente posible. La naturaleza y la ley se encargan del resto, y siempre brindarán a cada uno la mayor oportunidad posible y colocarán a cada uno en las condiciones más favorables para el progreso. »

(Revista The Path, agosto, septiembre, octubre de 1895)









3 comentarios:

  1. Gran artículo, Cid, gracias por el trabajo. Es muy interesante lo que dice del desarrollo en devachan, no lo concebía de esta forma. Saludos.

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  2. Señor Cid le quiero pedir un favor podría usted decirme de donde saco un articulo o mejor dicho una frase que publicó en un Post llamado los Jesuitas controlan el Vaticano. Exactamente algo que se llama "prueba del iniciado solar" podría ser tan gentil de pasarme de donde salió eso. Le estaría cordialmemte agradecido.

    Mis más sinceros saludos.
    H.

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    1. No sabría decirte porque ese artículo fue escrito por los miembros de la Logia Unida de Teósofos de Inglaterra:

      https://blavatskytheosophy.com/theosophy-the-jesuits-the-roman-catholic-church/

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