LAS EXPERIENCIAS QUE TUVO MORGAN PRYSE CON BLAVATSKY

 
James Morgan Pryse fue uno de los alumnos seleccionados por Blavatsky para formar parte de su grupo interno, y él la estuvo cuidando en Londres durante sus últimos años, y posteriormente él relató algunas de las experiencias que tuvo con Blavatsky.
 
 
« Cuando el editor de la Revista The Canadian Theosophist me pidió, hace varios años, que escribiera mis memorias sobre Blavatsky, me negué a hacerlo explicando que un relato de mis experiencias personales con HPB sería necesariamente una historia de dos mundos. Pero desde entonces otros amigos me han insistido en que escriba los recuerdos que tengo con ella, por lo que finalmente he consentido a hacerlo aunque a regañadientes.
 
Como personalidad, “la anciana”, como la llamábamos cariñosamente, era como una madre para mí; pero si mis reminiscencias se limitaran a esa personalidad tratando sólo con sucesos y hechos en el mundo físico, y contarles esos relatos serían de poco interés y transmitirían una impresión completamente falsa de la verdadera HPB con la que estuve conviviendo.
 
Así que debo contar esta historia de dos mundos por extraño e increíble que pueda parecer a muchos, si no a la mayoría de los teósofos teóricos. Es una verdadera narrativa, pero aquellos que no pueden aceptarla como tal tienen la perfecta libertad para considerarla como un romance o un cuento de hadas, y dejarlo así.
 
Si lo creen o no, no es asunto mío, pero hay algunos teósofos que han pasado más allá de la etapa del estudio teórico y mi historia es especialmente para ellos.
 
Al narrar mis experiencias con HPB, por supuesto es necesario incluirme en la narración aunque preferiría mucho no decir nada sobre mí. Ésa es una de las razones por las que hasta ahora me había negado a escribir mis recuerdos.
 
Durante los años más impresionables de mi niñez viví en una comunidad galesa en Minnesota entre gente que creía en las hadas, veía fantasmas de vez en cuando y tenía otras experiencias psíquicas de las que hablaban libremente. Siendo yo mismo de la misma raza, tuve experiencias similares. Pocos teósofos se dan cuenta de cuán inseparablemente están unidos los mundos psíquico y físico, y cuando yo era un niño, a veces me resultaba difícil distinguir el uno del otro.
 
 
 
Su primer encuentro con Blavatsky
 
En aquellos días, cuando todavía era un niño pequeño, entré por primera vez en contacto mental, vagamente, con HPB. En la biblioteca de mi padre había un viejo “Diccionario de Biografías”, el de Goodrich si no recuerdo mal, el cual proporcionaba breves bocetos biográficos de antiguos personajes dignos e indignos, y los ilustraba con muchos pequeños retratos grabados en madera.
 
Había uno de Paracelso, el gran ocultista suizo, y me fascinó tanto que lo miré largo y tendido. El texto lo definía como charlatán o impostor, pero al leerlo supe que eso no era cierto y que en realidad él era uno de los mejores hombres que jamás había existido. No se trataba simplemente de una impresión psicométrica como la que recibí de algunos de los otros retratos del libro, sino que era una inquietante sensación de familiaridad, una convicción de que yo lo había conocido antes cuando estaba en la tierra y que lo encontraría de nuevo cuando volviera a reencarnar.
 
Años después, mientras trabajaba en un periódico en Nebraska, leí un breve artículo de Nueva York en el que se decía que la señora Blavatsky y el coronel Olcott habían fundado una sociedad para el estudio de la literatura oriental. Y de nuevo vino esa particular sensación de familiaridad, por lo que quise escribirle a esa señora. Blavatsky (cuyo nombre leí entonces por primera vez); pero el artículo no daba ninguna dirección.
 
Más tarde en Filadelfia, conocí a la Sra. Verplanck (más conocida como “Jasper Niemand”) quien estuvo estrechamente asociada con el señor William Judge para hacer The Path una revista intensamente interesante e instructiva. Ella me habló de la Sociedad Teosófica y me puso a estudiar Isis Develada, Buddhismo Esotérico  y otra literatura teosófica que se pudiera obtener en ese momento. Durante años mantuve correspondencia constante con ella y ocasionalmente con el señor Judge, con quien llegué a conocer bien “en el astral” después de instalarme en la ciudad de Los Ángeles, en 1886.
 
En aquellos días muchos teósofos ambicionaban convertirse en "chelas" (discípulos) poniéndose en comunicación con los Maestros que Madame Blavatsky representaba. Pero no teniendo ninguna duda de que los Maestros estaban siendo molestados por tantos solicitantes, me abstuve de cualquier intento de llegar a HPB o a ellos, o de atraer su atención hacia mí.
 
Pero mi mente seguía pensando en Paracelso con la clara impresión de que ya estaba encarnado de nuevo; así que resolví encontrarlo, si era posible, y en mi meditación diaria concentré mi mente en él.
 
Una noche, mientras meditaba así, el rostro de HPB apareció ante mí. La reconocí por su retrato en la obra Isis Develada, aunque su rostro parecía mucho más viejo. Pensando que se trataba de una imagen astral, como yo asumí, que se debía a algún capricho de la fantasía, traté de excluirla; pero en ese momento el rostro mostró una mirada de impaciencia y al instante fui sacado de mi cuerpo e inmediatamente me encontré parado “en el astral” al lado de HPB en Londres.
 
El sol ya estaba saliendo allí, pero ella todavía estaba sentada en su escritorio, y mientras que me hablaba muy amablemente, no pude evitar pensar en lo extraño que era que una anciana corpulenta fuera un Adepto. Traté de sacar ese pensamiento descortés de mi mente, pero ella lo leyó, y como en respuesta a él, su cuerpo físico se volvió translúcido revelando un maravilloso cuerpo interior que parecía estar formado de oro fundido.
 
Entonces, de repente el Maestro Morya apareció ante nosotros en su mayavi-rupa [que es un cuerpo sutil más elevado que el cuerpo astral]. A él le hice una profunda reverencia porque me parecía más un ser divino que un hombre. Y de alguna manera supe quién él era, aunque era la primera vez que lo veía.
 
Me habló con amabilidad y dijo:
 
     -   "Tendré trabajo para ti en seis meses".
 
Él caminó hasta el otro lado de la habitación, hizo con la mano un gesto de despedida y se marchó. Entonces HPB me despidió con las palabras "que Dios te bendiga" e inmediatamente después vi directamente las olas del Atlántico debajo de mí; floté hacia abajo y sumergí mis pies en sus crestas. Luego con una increíble velocidad atravesé el continente hasta que vi las luces de la ciudad de Los Angeles y volví a mi cuerpo, el cual estaba sentado en la silla donde lo había dejado.
 
Por lo tanto al buscar a Paracelso, mientras estaba resuelto a no entrometerse con Blavatsky y sus Maestros, los encontré a todos ellos, porque HPB simplemente era Paracelso y en mi ignorancia de ese hecho había cometido un error tropezando felizmente con un resultado triunfante mucho más allá de lo que yo había esperado.
 
Seis meses después se cumplió la profecía del Maestro Morya. Mi hermano John y yo, al regresar de un viaje a Sudamérica, aterrizamos en la ciudad de Nueva York. Ahí encontramos al Sr. Judge perplejo por un problema difícil: HPB le había ordenado que enviara las Instrucciones esotéricas que ella había escrito a todos los miembros estadounidenses de la Sección Esotérica, pero ella le había enviado solo una copia al señor Judge y él no tenía las facilidades para hacer las muchas copias que se requerían.
 
Le solucionamos ese problema estableciendo la editorial Aryan Press e imprimiendo las Instrucciones en forma de un pequeño libro. Luego, en respuesta a un cable de HPB, yo fui a Londres para hacer el mismo trabajo allá y comencé la HPB Press.
 
Cuando vi a Blavatsky no necesitamos "conocernos". Era como si nos hubiéramos conocido desde siempre. Ella nos invitó al Dr. Keightley y a mí a cenar con ella, y después de la cena jugamos al whist; HPB se llevó el muñeco. Pero estos eventos sin importancia en el mundo exterior no son recuerdos.
 
 
 
Annie Besant
 
Un día, durante el almuerzo, la Sra. Besant se enojó porque le habían entregado algunos artículos de papelería en una puerta lateral en vez de hacerlo por la puerta trasera, así que culpó al Sr. Mead.
 
Yo le expliqué que fui yo quien había encargado ese material de oficina para el Sr. Mead y que por lo tanto yo tenía la culpa de que lo entregaran por la puerta equivocada, pero que no sabía que eso suponía una diferencia.
 
La señora Besant volvió a ser agradable de inmediato y todo volvió a estar sereno, pero esa tarde se me pasó por la cabeza que como sucesora de HPB, la señora Besant era demasiado inmadura para que se le confiara la dirección de la Sociedad Teosófica.
 
Cuando me desperté a la mañana siguiente y me senté preparándome para salir de la cama, vi una página escrita en el aire frente a mí. Reconocí la escritura de HPB y supuse que ella pretendía reprenderme por dudar de la aptitud de la señora Besant para convertirse en su sucesora; así que me negué a leer esa carta.
 
Ante eso, ella envió una poderosa corriente eléctrica por mi columna vertebral para obligarme a leer la escritura. Pero como me negué obstinadamente a leerla, me habló en voz alta y me dijo que yo estaba equivocado en mi estimación de la Sra. Besant, quien era su “alumna personal” y quien haría grandes cosas para la Sociedad Teosófica.
 
Mantuve mi opinión original, pero no dije nada. Inmediatamente después de vestirme fui a la oficina del Sr. Mead, y poco después HPB entró desde una habitación contigua. Después de saludarnos, me dijo:
 
     -   "Bueno, Pryse, ¿has tenido más visiones últimamente?"
 
Mi cuero cabelludo todavía me dolía por la corriente eléctrica que ella había enviado por mi columna vertebral, pero ignoré su referencia encubierta a la pequeña discusión que habíamos tenido esa mañana y le respondí:
 
     -   "Oh, sí, como siempre".
 
 
Visión del futuro
 
Luego me preguntó por qué no había estado en el salón durante varias tardes, pero cuando comencé a explicarle que yo había estado trabajando de noche siguiendo las instrucciones, ella extendió los brazos y miró fijamente hacia el vacío. Su rostro adoptó una expresión de horror y lanzó un grito medio reprimido y gritó:
 
     -   “¡No! ¡No!"
 
Ella estaba teniendo una visión, y como yo me encontraba de pie junto a ella también la vi, no visualmente sino como una serie de vívidas imágenes mentales. Esa visión presagió el destino de la Sociedad Teosófica después de su muerte: el desmembramiento de la organización, los actos deplorables de sus equivocados miembros y la falsedad y la falsificación y la locura de las diversas facciones.
 
Cuando terminó la visión, ella dejó caer los brazos y me miró para ver si yo también la había visto. Mi mirada se encontró con la de ella y ella supo por la expresión de mi rostro que yo también había percibido la desgarradora visión.
 
Sin decir una palabra se volteó y con la cabeza inclinada se tambaleó de regreso hacia su habitación.
 
Supongo que hasta ese entonces no se le había permitido ver el futuro de la Sociedad Teosófica, pero cuando ella trató de imponerme una visión optimista, el futuro real se le reveló ante ella, y de paso a mí.
 
¿Quién le mostró esa visión? No lo sé.
 
 
 
Transferencia de prana
 
Una noche, en la mesa de la cena, el personal del cuartel general se sumió en la tristeza al anunciar que HPB estaba tan enferma que el médico no esperaba que viviera hasta la mañana siguiente. Reflexionando tristemente sobre eso, cuando me retiré a mi habitación decidí probar cierto experimento.
 
En años pasados había hecho cientos de experimentos mesméricos con diferentes sujetos, a veces usando mi prana como fuerza curativa. Y como HPB estaba muriendo por falta de esta fuerza vital, mientras que yo era un joven que tenía mucha, decidí transferir mediante un proceso mesmérico, la mitad de mi prana a HPB. Eso es algo psíquicamente análogo a la transfusión de sangre.
 
Pero tan pronto como comencé a concentrarme para hacer la transferencia, HPB me llamó de manera psíquica pero audiblemente y me dijo:
 
     -   “No lo hagas; es magia negra".
 
Sin inmutarme, le respondí:
 
-      “Muy bien, anciana, con magia negra o no, lo haré de todos modos”; y así lo hice.
 
A la mañana siguiente me sentí muy débil, pero eso no tuvo consecuencias duraderas ya que sólo me tomó unos días renovar mis fuerzas. Y en la mesa del desayuno tuvimos buenas noticias: HPB se estaba recuperando habiendo logrado una notable mejoría repentina que desconcertó al médico.
 
Cuento este incidente solo porque éste llevó a otro muy significativo varios años después.
 
 
 
La reencarnación Blavatsky
 
HPB falleció repentinamente, sentada en una silla, y mientras yo ayudaba a llevar su cuerpo a un salón, tuve la clara impresión de que ella no había “muerto”, sino que había abandonado el cuerpo instantáneamente para un propósito determinado.
 
Ella le había dicho a Claude Wright que ella no quería regresar como un bebé, por lo que los chelas buscaban un cuerpo del que ella pudiera apropiarse en el momento en que el alma lo abandonara, aunque su viejo cuerpo todavía se encontrara orgánicamente en buenas condiciones.
 
Varios años después, sin embargo, la Sra. Besant y el Sr. Judge dieron una declaración de que HPB se había reencarnado.
 
(Nota de Cid: Annie Besant dijo eso porque Charles Leadbeater así se lo hizo creer, pero no he encontrado documentos que muestren que William Judge también haya afirmado eso.)
 
Un día, la Sra. Besant me dijo:
 
-      "James, ya que HPB se ha reencarnado, ¿no sería un buen plan para ti meditar y tratar de encontrarla?"
 
Dije que estaba dispuesto a intentarlo y ella sugirió que debería meditar en las noches de la habitación de HPB, y como la habitación estaba cerrada con llave, ella me dio la llave.
 
La primera noche que medité allí, sentado en el salón, no vi nada más que imágenes irrelevantes en la luz astral, y fue lo mismo la segunda noche. Pero cuando medité la tercera noche, tuve una experiencia inusual de no ver nada en absoluto, aunque me concentré en HPB durante unas dos horas.
 
Convencido de que ella no se había reencarnado, me levanté y comencé a salir de la habitación. El salón en el que me había sentado estaba en el lado de la habitación opuesto a la puerta. Era medianoche y la habitación estaba totalmente a oscuras. Pero cuando había caminado la mitad del camino hacia la puerta, la habitación se iluminó de repente y vi a un joven parado a un metro de mí.
 
Él era de mediana estatura, fuerte constitución y su rostro era atractivo y contundente. Pensé que era un estudiante universitario.
 
Sorprendido por esta repentina aparición, ya que aparentemente era un hombre en carne y hueso, y preguntándome cómo ese joven había entrado silenciosamente en la habitación mientras que la puerta estaba bien cerrada (en ese momento pasé por alto la fenomenal iluminación de la habitación) estaba a punto de hablar con él, pero en ese momento un aura brillante brilló a su alrededor, y una serie de imágenes aparecieron en ella revelando que él era HPB.
 
Se encontraba en su mayavi-rupa, la cual reproducía fielmente su forma externa. Él no dijo una palabra, pero de repente se desvaneció y yo me quedé solo en la oscuridad.
 
Mantuve el asunto en secreto, ya que evidentemente él esperaba que así lo hiciera.
 
En un momento durante la conocida "fila de jueces", que justificaba mi secreto, yo me encontraba completamente agotado por el exceso de trabajo y la tensión de esos días espantosos. Me metía en la cama a altas horas de la noche, dormía como un tronco y me despertaba por la mañana sin estar descansado y seguía completamente agotado. Una noche, mientras me estaba jubilando, pensé:
 
     -   "Una o dos semanas más de esto será mi fin".
 
Me desperté por la mañana sintiéndome medio muerto y sin saber si tenía fuerzas para levantarme. Era pleno día y el sol entraba por las ventanas.
 
Entonces vi al joven que había visto en la habitación de HPB. De pie a los pies de mi cama, él extendió los brazos por encima de mis pies y una poderosa corriente eléctrica, descarga tras descarga, recorrió todo mi cuerpo durante varios minutos. Luego echó los brazos hacia atrás y desapareció.
 
Después de eso salté de la cama con todas mis fuerzas y energías renovadas.
 
Es así como HPB pagó mi carga de prana. Y con la ayuda de la Sra. Lloyd, una buena artista aficionada y bastante clarividente, obtuve un excelente retrato al óleo del HPB reencarnado, pero le di a su rostro el color Rajput para que coincidiera con el de su Gurú, el Maestro Morya.
 
Ese es el retrato que el Sr. Judge dijo que era el de su "Yo Superior" (su imaginario doble hindú). Y con mi permiso, el Sr. Judge hizo que se reprodujera una copia de ese retrato, que él y sus seguidores explotaron como la del "Rajah".
 
En cuanto al ser real, me refiero a HPB re-encarnado, conocido por mí en esta vida como la “Vieja Dama” y hace mucho tiempo como Paracelso, a quien seguí y sigo todavía, por el momento no diré más. Mi historia de dos mundos ha terminado. »
(The Canadian Theosophist, 15 de marzo de 1935, p.1-5)
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIONES
 
Yo soy cauto con lo que relató James Morgan Pryse. Algunas de las experiencias que él dice que tuvo con Blavatsky, aunque suenan fantasiosas, después de haberlas analizado considero que tal vez pudieran ser ciertas, como es su afirmación de que Blavatsky fue Paracelso en su vida pasada; y las razones por las que considero que tal vez eso pueda ser verdadero las he detallado en este otro capítulo (ver link).
 
En cambio soy muy dudoso de que Blavatsky hubiera rápidamente reencarnado como él lo asevera porque en una carta que el maestro Kuthumi le escribió a Annie Besant en 1900 (o sea nueve años después de que Blavatsky ya había fallecido), el maestro le precisó que Blavatsky no podía regresar pronto a la tierra debido a que ella tenía un trabajo importante que efectuar en los planos superiores.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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