En su libro “El Teosofismo” René Guénon escribió lo siguiente sobre el coronel
Olcott (quien fue el primer presidente de la Sociedad Teosófica):
« Henry Steele Olcott nació en Orange, New Jersey, en el
año 1832, procedente de una familia de honorables cultivadores. En sus primeras
actividades fue ingeniero agrónomo; después, durante la Guerra de Secesión,
prestó servicios en la policía militar, donde alcanzó el título de Coronel,
grado de fácil obtención en los Estados Unidos en aquellos tiempos. Concluida
la guerra, se dedicó al periodismo, distribuyendo sus tiempos de ocio entre las
Logias Masónicas y las Sociedades Espiritistas.
. . .
Hay buen número de afirmaciones a
las que se hace difícil considerar seriamente, planteándose la interrogante de
si Olcott procuraba engañar a los demás o si él mismo era el engañado. Por
nuestra parte no pensamos que haya sido siempre tan ingenuo como ha querido
parecerlo y como lo creyeron los investigadores de la Sociedad de
Investigaciones Psíquicas de Londres, en el año 1884, ni tampoco que haya sido
tan completamente sugestionado por Mme. Blavatsky como lo fueron otros, por
ejemplo: Judge y Sinnett. Además, él mismo declaró que no era “ni un novicio
entusiasta ni un crédulo simplón", y definió su papel como consistente en:
"rebuznar, para llamar la atención de la gente"; por lo tanto su
buena fe queda bien sujeta a caución. »
(Capítulo 2)
El primer apellido de Henry Olcott
se escribe Steel, no Steele (lo cual me muestra que Guénon no investigó con minuciosidad)
y vemos que René Guénon fue muy despectivo con el coronel Olcott a quien
catalogó de ser un mentiroso y un embustero. Y es por eso que el profesor
Georges Méautis, cuando hizo un análisis del libro de Guénon, él escribió:
« Con la intención de desacreditar al coronel Henry Olcott,
Guénon afirma que el grado militar se obtiene fácilmente en los Estados Unidos
(p.18), pero omite cuidadosamente
mencionar que tras la Guerra Civil, Olcott recibió el encargo de denunciar y
perseguir a todos los culpables por malversación de fondos mientras se
abastecía a los ejércitos.
Tal
comisión sólo podría haber sido otorgada a un hombre cuyo honor, honestidad y
responsabilidad estaban más allá de toda sospecha.
Y la forma en que Olcott fue admirado y apreciado por las altas autoridades
estadounidenses se muestra en la carta que le envió el Subsecretario del Tesoro
estadounidense, citada por Charles Leadbeater en su libro “Ocultismo en la Naturaleza” (v.II, p.411) y que no puedo resistirme
a citar aquí:
« Quiero deciros que jamás me he encontrado con un
caballero al que se le hayan confiado deberes tan importantes y que haya
mostrado la mayor capacidad, rapidez y confiabilidad de la que usted habéis
exhibido en todo momento. Más que todo, deseo dar testimonio de toda vuestra
rectitud e integridad de carácter, que estoy seguro han distinguido toda
vuestra carrera y nunca han sido atacadas según tengo conocimiento. Que hayáis
salido así sin manchar vuestro nombre, cuando consideramos la corrupción, la
audacia y el poder de los muchos villanos en alta posición a quienes habéis
perseguido y castigado, es un tributo del que bien podéis estar orgulloso, y que incluso no ha logrado ningún otro hombre
que ocupó un puesto similar y ha realizado servicios análogos en este país. »
Podemos agregar que cuando el coronel Olcott fue a la India, él
tuvo el excepcional favor de recibir una carta personal de recomendación del
presidente estadounidense a los ministros y a cónsules coterráneos.
Y este es el hombre a quien
desdeñosamente Guénon califica de embustero diciendo de él:
-
"uno
se pregunta si ese individuo trata de embaucar a los demás o si él mismo juega
el papel de ser engañado".
Y
Guénon añade:
-
"su
buena fe está ciertamente sujeta a cautela". (p.19)
Pero los datos que les acabo de
mencionar muestran que Guénon está calumniando al coronel Olcott. »
(Teosofía y Teosofismo)
Guénon
sensiblemente enfadado por esa respuesta, en la segunda edición de su libro que
se publicó en 1925, añadió la siguiente nota suplementaria:
« En cuanto al papel de Olcott durante y después de la
Guerra Civil, se nos reclamó por "omitir cuidadosamente de indicar que se
le encargó de denunciar y enjuiciar a todos los culpables de corrupción en los
mercados de los ejércitos", lo que era "una misión que sólo podía ser
concedida a un hombre cuyo honor y probidad estaban por encima de toda
sospecha".
Pero esta omisión, en realidad, fue
bastante involuntaria de nuestra parte, y de hecho, la "probidad" de
Olcott no estaba en juego; pero, si los teósofos encuentran
"honorable" la función de denunciar, lamentamos no poder estar de
acuerdo con ellos en ese punto. »
(Nota adicional B)
OBSERVACIONES
Yo
no sé si en los Estados Unidos sea fácil obtener el grado de coronel o no, pero
lo que si sé es que el coronel Olcott obtuvo ese grado por sus grandes méritos,
y para demostrárselos a continuación les transcribo lo que dice su biografía al
respecto:
« Al
estallar la Guerra de
Secesión, la pasión por la libertad llevó a Olcott a enlistarse en
el Ejército Norteño en 1961 en donde él estuvo durante toda la campaña de
Carolina del Norte bajo las órdenes del General Burnside, y posteriormente fue
incapacitado y enviado a Nueva York por haber contraído disentería.
Pero
tan pronto como se recobró, se preparó para ir al frente, sin embargo el
Gobierno notando su gran habilidad y valor, lo escogió para dirigir una
investigación en relación a fraudes, corrupción y sobornos en la oficina de
Reclutamiento y Pagaduría de Nueva York.
Fue
nombrado Comisionado especial del Departamento de Guerra, y por todo medio se
trató de detener su resuelta investigación, pero ni el ofrecimiento de
sobornos, ni las amenazas pudieron detener al joven oficial en la conducción de
una campaña más peligrosa que un combate.
Por
cuatro años luchó en contra de la oposición y la calumnia, logrando aprehender
a todos los criminales, y enviando al peor de todos ellos a Sing Sing por diez
años.
El
Gobierno expresó su reconocimiento por escrito diciendo a cerca de él, que
actuar con convencimiento era más importante para el Gobierno que ganar grandes
batallas, y recompensó a Olcott promoviéndolo al rango de Coronel.
Pronto,
el Departamento de Marina pidió los servicios de Olcott, para erradicar abusos
en los Astilleros de la Marina, y con un celo resuelto y sin miramientos limpió
el Departamento y reformó el sistema de contabilidad. Y el grado de
reconocimiento que recibió por parte del Gobierno por su trabajo, puede verse
en una carta que el Coronel Olcott recibió por parte del Subsecretario del Tesoro. »
(www.fundacionblavatsky.net/textos/portal/alumnos/henrysteel.html)
El
coronel Olcott tenía grandes defectos, pero también tenía grandes cualidades y
las más destacables fueron su valentía, honradez y honestidad, al grado que
estas fueron reconocidas por el gobierno de los Estados Unidos, y es por eso
que le encomendaron la misión de erradicar la corrupción que flagelaba al
ejército.
Y
como lo señaló el Subsecretario del Tesoro, el hecho
de que Olcott haya logrado llevar a cabo esa misión sin manchar su nombre y de
forma victoriosa es un logro que ningún
otro hombre que había ocupado ese puesto había logrado antes.
Lo cual
demuestra que la integridad de Olcott y su tenacidad eran sobresalientes. Por consiguiente
para nada fue un hombre felón y mentiroso como lo pretendió René Guenón, sino
todo lo contrario.
Pero
Guénon en vez de aceptar que él se había equivocado y que había incorrectamente
injuriado al coronel Olcott, él prefirió responder de manera petulante diciendo
que "si a los teosofistas les
parece honorable la función de denunciar, a mí no”.
Lo cual considero que es una
respuesta aniñada porque Olcott no estuvo persiguiendo y denunciado a gente
inocente sino a criminales peligrosos.
~ * ~
Y este es un
ejemplo más que demuestra que René Guénon solo quería desacreditar a los
fundadores de la Sociedad Teosófica, y cuando las pruebas le mostraban lo
contrario, él se enfurruñaba.
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