El siguiente artículo fue traducido del alemán al inglés y
publicado en la revista The Word,
donde el traductor A.H. Heinemann escribió lo siguiente:
El Dr. Franz Hartmann es conocido actualmente
como uno de los miembros más antiguos de la Sociedad Teosófica, él fue un buen
amigo de Madame Blavatsky y sigue teniéndola en muy alta estima. Él nunca se
cansa de hablar en términos elogiosos del maravilloso trabajo que ella efectuó al
popularizar algunos de los grandes principios fundamentales de la Sabiduría
Antigua, la cual también es conocida como la "Religión de la Sabiduría"
y que ha sido enseñada por los sabios del Oriente, así como por Jesús, Buda y
otros reformadores religiosos del mundo.
El siguiente esbozo de la vida y los
hechos de Blavatsky fue escrito por él en alemán y publicado en la revista
mensual "Theosophischer Wegweiser"
de la cual lo he traducido. Contiene algunos detalles muy interesantes de la
biografía de Blavatsky y comentarios originales sobre su trabajo que mostrarán
al lector atento, que aún con toda su admiración por la gran maestra de la
Sociedad Teosófica, el Dr. Hartmann no es de ninguna manera ciego a sus
defectos. Pero como verdadero teósofo, él está completamente preparado para
distinguir ampliamente entre la personalidad del trabajador y el gran trabajo
realizado por ella.
Entonces mientras el biógrafo
cautiva la curiosidad del lector al contar algunas aventuras sorprendentes de
la vida de Blavatsky, al mismo tiempo le da al lector información considerable
sobre el trabajo que ella realizó y obtiene su asentimiento a la opinión de que
cualquier discusión sobre la personalidad de HPB es bastante irrelevante. Y esta
visión imparcial hace que su boceto sea más valioso.
~ * ~
LA VIDA DE MADAME BLAVATSKY
Relatada por
Franz Hartmann
Una de las figuras más memorables
del siglo XIX ha sido Helena Petrovna Blavatsky, ella era rusa de nacimiento y
dotada de las fuerzas psíquicas más notables, con gran fuerza de voluntad y una
inteligencia superior.
Ella tiene derecho a ser reconocida
entre los más grandes reformadores de la vida mental de los tiempos modernos, porque
a pesar de lo que puedan decir sus numerosos enemigos y detractores acerca de
su personalidad, no hay nadie que haya podido negar honestamente que las
doctrinas promulgadas por ella enseñaron a miles de personas a ver con más
claridad la vida y sacarlos del pantano del materialismo para permitirles ir hacia
la brillante luz del conocimiento y liberarse no sólo de la preocupación de la
duda, sino incluso de la absoluta desesperación.
Ella fue una verdadera defensora de
la sabiduría y la libertad. Sus escritos, más que cualquier otra publicación de
los tiempos modernos, han tendido a poner fin a la superstición, tanto científica
como religiosa. Sus escritos hicieron más que cualquier otra cosa para iniciar
esa concepción superior del Universo que en la actualidad se mueve y se
extiende por todo el mundo. La verdad promulgada por ella es eterna y será cada
vez más apreciada aunque el nombre de Blavatsky pueda hundirse en el olvido.
Ahora bien, hay que tener en cuenta
que lo que ella enseñó no fue una invención propia y tampoco era esencialmente
nuevo; fue simplemente la Sabiduría Antigua que está contenida en todos los
sistemas religiosos, pero escondida bajo símbolos y alegorías. Ella sin embargo
levantó el velo de estos secretos y mostró a la luz del día el núcleo
espiritual previamente oculto dentro de la dura cáscara.
Ella nunca fingió haber descubierto
estas verdades por su propia cuenta, sino que afirmó haber sido guiada e
instruida por ciertos Adeptos, es decir por humanos de una evolución mental
superior. Y los nombres de estos Adeptos no tienen importancia para el público
en general ya que ellos no exigen una creencia ciega en su autoridad y
prefieren seguir siendo desconocidos.
Si consideramos el carácter sublime
y exaltado del nuevo aspecto del mundo promulgado por los Adeptos a través de H.P.
Blavatsky, una discusión de los atributos personales de este instrumento que
ella fue de los maestros de la sabiduría, nos parece tan insignificante como si
nos propusiéramos describir el pincel mediante el cual Rafael pintó a su
Madonna.
Sin embargo Blavatsky no fue una
herramienta ciega de los Adeptos; ella no era una médium espiritista en el
sentido común de esa palabra; ella estaba consciente de lo que escribía y fue
instruida por los Maestros y reprodujo los pensamientos que le fueron
comunicados por ellos en una forma adecuada.
Hay sin duda un buen número de
personas a las que les gustaría conocer algunos detalles sobre esta notable
persona, y como yo la conocí íntimamente y seguí comunicándome con ella durante
muchos años, añadiré aquí algunas observaciones a los informes ya publicados (1) para arrojar algo de luz sobre algunos conceptos erróneos.
En 1831 en Rusia, había una anciana que
habitaba en la ciudad de Yekaterinoslaw. Ella vivía muy retirada y rara vez se
la veía. Su círculo de conocidos era muy limitado, sin embargo era conocida por
ser muy caritativa. Corrían rumores de que se dedicaba a estudios de ocultismo,
lo que hizo que algunos la consideraran una maga y otros la rechazaran como
bruja.
Una de sus pocas amigas íntimas era
la esposa del coronel ruso Peter Hahn, y esta amiga posteriormente se convirtió
en la madre de H.P. Blavatsky.
La anciana un día predijo a sus
conocidos que ella moriría en una fecha determinada, y agregó que se
reencarnaría de inmediato. Y efectivamente ella murió el día que había nombrado
y sin ninguna indisposición anterior a su muerte, a la misma hora nació Helena
Hahn, que vivió para convertirse en Helena P. Blavatsky.
Así podemos suponer que el alma de
esta misteriosa mujer se reencarnó en H.P. Blavatsky, y esta suposición se hace
más probable debido a que cuando la pequeña Helena había aprendido a hablar, le
repetía a su madre ciertas cosas que la anciana le había dicho
confidencialmente a su amiga antes de morir. Además que la pequeña Helena tenía
la costumbre de ir al sepulcro de la anciana y permanecer allí horas, aunque
nadie le había hablado nunca de la existencia de ese sepulcro.
Un volumen de buen tamaño podría
estar lleno de historias sobre el poder clarividente de Helena y los fenómenos
ocultos que ocurrieron en su presencia, pero no vale la pena mencionar estas
cosas en un momento en que cualquiera que esté familiarizado con el espiritismo
lo sabe todo acerca de tales hechos.
Sin embargo es importante saber que
Helena a menudo tenía visiones de personas vivas que se le aparecían en sus
cuerpos astrales, y entre los cuales se afirma que estuvieron dos Adeptos que
se decía que vivían en el Tíbet.
A estos Adeptos ella los conoció a
una edad más avanzada en el plano físico, es decir cuando ella estuvo en el
Tíbet y las Indias Orientales, y ellos fueron sus instructores y le enseñaron
día a día hasta el final de su vida en la tierra; e hicieron esto incluso
cuando su lugar de residencia se encontraba ubicado a una distancia de miles de
millas de distancia de donde ella vivía.
Sin duda esta afirmación sonará muy
extraña para quienes todavía son bastante ignorantes de esas fuerzas psíquicas
que aún no se han desarrollado en todos nosotros, pero el hecho es que un conocimiento
práctico de la llamada telepatía que permite a una persona transferir su
pensamiento hacia otra persona a una distancia considerable es bien conocido
hoy en día, y también sabemos que una mayor o menor cantidad de millas entre
dos personas es un problema de poca importancia cuando se trata de transferir el
pensamiento como sucede mecánicamente en la telegrafía inalámbrica.
Recordando que la fuerza y la
materia son esencialmente la misma cosa, y mirando los fenómenos de la
transferencia del pensamientos bajo esta luz, el hecho de que un humano pueda
ser capaz de transferir sus pensamientos hacia otro humano con quien está
mentalmente conectado por simpatía mutua, o incluso para que pueda aparecer al otro
en persona, ya no parece nada sobrenatural y se vuelve algo enteramente dentro
del rango de la ley natural.
Y es así como la mente de Helena
estaba en conexión con las mentes de sus maestros.
Se nos dice que el alma que habitaba
dentro del cuerpo de Helena había vivido en una de sus encarnaciones
precedentes en el cuerpo de un discípulo (chela) de estos Adeptos en el Tíbet,
y que esta alma se había encarnado en Helena para poder asumir la
responsabilidad de llevar el conocimiento de la antigua sabiduría del Oriente a
las naciones de Occidente.
El organismo de Helena estaba
especialmente adaptado para ese propósito, aunque no por una particular
santidad o perfección ética de su parte, sino más bien por su desarrollo
psíquico y fisiológico, o por los logros adquiridos durante su encarnación
anterior; y además en virtud de sus notables facultades intelectuales y
constitución física. Todo lo cual le permitió vivir en el plano físico y en el
mundo suprasensible, por así decirlo, al mismo tiempo.
La conexión espiritual establecida
con sus Maestros en una vida terrena anterior continuó en esta vida y su propio
intelecto le permitió reproducir en una forma adecuada todo lo que los Adeptos
le enseñaron. Y de esta manera se produjeron sus escritos, Isis Develada, La Doctrina
Secreta y muchos otros libros y artículos.
Estoy plenamente convencido de que H.P.
Blavatsky era una iniciada, es decir que su conciencia espiritual estaba despierta,
y esa fue la razón por la que pocas personas la entendieron y las otras la llamaron
"la Esfinge del siglo XIX". Hay un sentido profundo en este símil
debido a que la parte superior de la esfinge representa a una mujer, mientras
que la parte inferior es el de una leona, con la adición en algunas culturas de
alas de águila.
Y resulta que Madame Blavatsky no
solo poseía el espíritu y la mente del ser humano elevado, sino que también poseía
las características terrenales de la humanidad menos desarrollada, junto con
una fuerza de voluntad férrea y una gran imaginación. Y con tal constitución ella
no podía ser de otra manera que de un temperamento muy impetuoso, fácilmente
irascible, obstinado y no libre de vanidad.
Esto ella lo demostró a temprana
edad cuando se sintió ofendida por que su institutriz le dijo que era una niña
tan mala que nunca se casaría, y que ni siquiera el viejo y feo general
Blavatsky pensaría en casarse con ella.
Eso era demasiado humillante para la
orgullosa Helena, y es por eso que ella decidió demostrarle a su institutriz
que estaba equivocada. Así que coqueteó con el anciano general, que en ese
momento era gobernador de Caucasia, y después de un breve noviazgo, Helena, de
apenas diecisiete años, se casó con él. Pero por muy breve que haya sido el
noviazgo, el estado real del matrimonio fue aún más breve.
Helena, ahora Madame Blavatsky, se
escapó y comenzó a viajar por el mundo. Primero vestida de grumete y escondida
en la bodega de un vapor, fue de Odessa a Constantinopla donde se reunió con la
condesa K____, una antigua conocida suya con quien viajó por Egipto, Grecia y
otras partes.
En Egipto, HPB conoció a un viejo
copto que se decía que era mago y quien le dio instrucciones en asuntos
ocultos. Sus familiares en Tiflis, en Caucasia, no sabían dónde se hospedaba,
pero ella mantuvo correspondencia con su padre quien pagó sus gastos de viaje.
En 1851 se fue a Canadá y vivió
durante algún tiempo con una tribu india. Desde allí fue a Nueva Orleans donde
fue testigo de las hazañas de brujería vudú realizadas por hombres negros.
Luego se abrió camino a través de Texas, México y las Indias Occidentales. En
1853 llegó a Bombay, India.
Su intento de llegar al Tíbet en
compañía de un inglés y un chela hindú a través del Nepal no tuvo éxito. Así
que fue al sur de la India y de allí a Inglaterra, y luego de nuevo a los Estados
Unidos donde vivió en Nueva York, Chicago y San Francisco.
En 1855 volvió a navegar por Japón y
China hacia las Indias Orientales desembarcando en Calcuta.
En 1856 conoció a tres alemanes que
viajaban en busca de estudios místicos en Lahore, y viajó con ellos y un chamán
tártaro a Cashemire y Leli, en Ladakh, donde fue testigo de las hazañas ocultas
más asombrosas y que posteriormente ella describió en Isis Develadas (ver vol. II., p.599-626). El chamán la llevó a
ciertas regiones visitadas por pocos europeos. Luego dejó la India en 1857,
poco tiempo antes de la rebelión.
En 1858 viajó por Francia y Alemania
hasta Rusia. En 1866 volvió a la India y logró llegar al Tíbet. Y de allí se
fue en 1871 de nuevo a Nueva York. Durante su estancia en el Tíbet, se dice que
vivió con los Adeptos y fue instruida personalmente por ellos. (2)
Al viajar por América, México,
Egipto, India y muchas otras partes de Asia (viajes que aún son poco conocidos)
Blavatsky tenía en vista el objetivo principal de obtener información sobre los
temas ocultos.
En 1875 se fundó la Sociedad
Teosófica en Nueva York donde el coronel Olcott era el presidente, y unos años
más tarde la sede se trasladó a la India; primero a Bombay y luego a Adyar,
cerca de Urur, una aldea en Madrás.
Allí Blavatsky vivió y escribió hasta
1885, cuando partió hacia Italia acompañada del autor de este boceto. Estuvimos
un mes en Torre del Greco, cerca de Nápoles. Y luego ella se mudó a Wuerzburg
en Alemania, luego a Ostende en Bélgica, y finalmente a Londres donde murió el
8 de mayo de 1891.
La adulación ofrecida por sus
devotos a la personalidad de Blavatsky es tan tonta, al igual que las
difamaciones pronunciadas contra ella por ciertos engreídos incapaces de diferenciar
entre la herramienta y el maestro que trabajó a través de ella.
HPB tenía el hábito de expresar su
opinión con franqueza y a veces sus comentarios les llegaban a algunos en sus puntos
dolorosos, y esto solía ofender más seriamente a quienes eran más susceptibles.
Sin embargo sus adversarios más implacables se encontraron entre ciertos
aspirantes al discipulado quienes en su arrogancia se les inflaba el ego con la
vanagloria de convertirse en grandes Adeptos, pero que cuando se tenían que
confrontar con sus defectos, la realidad les derrumbaba sus ilusiones y muy enojados
por la herida ellos se volvían acérrimos enemigos de Blavatsky.
¿Y los
fenómenos que ella produjo?
A esa pregunta yo respondo que si
fueron verdaderos, pero también añado que si el fin de las aspiraciones de Blavatsky
hubiera sido solamente la satisfacción de asombrar al mundo con los fenómenos
ocultos que ella produjo, y si hubiera sido la misión de la Sociedad Teosófica
investigar la autenticidad de tales fenómenos, y si hubiera existido la
intención de hacer dinero exhibiendo al público fenómenos falsos; entonces si
tal hubiera sido la intención de HPB, una investigación profunda sobre la
naturaleza de esos fenómenos producidos por ella podría ser de importancia. Pero
dado que ese no fue el caso, el estudio de esos fenómenos no es importante.
Para Blavatsky los fenómenos no eran
más que un medio para lograr su fin, a saber el de motivar a la humanidad a
abandonar las oscuras cuevas del materialismo y la superstición, y de inducir a
las personas a investigar sus propios sistemas de religión de una manera más
profunda, y sobre todo buscar esa sabiduría superior que no se encuentra ni en
libros, ni en ningún fenómeno cualquiera, ni en ningún otro lugar que no sea
dentro del propio Ser divino del hombre.
Tal era el objetivo que tenía Blavatsky
a la vista. Su intención era llevar al humano a pensar por sí mismo,
independientemente de cualquier creencia en la autoridad; y de esta forma adentrar
a los humanos al templo de Dios dentro de su propio ser interior donde mora el
Espíritu de la Verdad.
Y la doctrina que ella defendía no
eran otra cosa más que la que todos los sabios del mundo han enseñado alguna
vez, incluido Sócrates, y es esta: "¡Hombre conócete a ti mismo!"
Ya que dentro de nuestro propio ser
se encuentra la salvación y quien se encuentra verdaderamente a sí mismo, encuentra
a Dios y la inmortalidad; y quienquiera que enseñe a los hombres a andar por ese
camino correcto que conduce hacia el conocimiento superior, o que los induzca a
buscarlo por sí mismos, es un salvador de la humanidad.
Visto así, H.P. Blavatsky me aparece
como un miembro más de esos salvadores, una benefactora de la raza humana, en
presencia de cuyo gran espíritu todos los defectos y debilidades de su
personalidad se desvanecen en la insignificancia.
La Sociedad Teosófica puede dejar de
existir, habiendo pocas personas lo suficientemente maduras para realizar los
ideales sostenidos como la meta de la Teosofía, y el nombre de Blavatsky puede hundirse en el olvido;
pero las señalizaciones que esparció para allanar el camino hacia la luz de la
Verdad nunca más obstaculizarán el camino del progreso hacia esa luz.
Muchos de los descubrimientos
descritos en la obra de Blavatsky, "La
Doctrina Secreta" han sido corroborados por la ciencia académica después
de su fallecimiento, y muchas de sus profecías se han cumplido. Fue ella quien
amplió el horizonte científico del mundo, fue ella quien elevó la religión a
una plataforma mental superior, y por lo tanto fue ella quien estableció una
conexión entre la ciencia real y el espíritu de la religión verdadera.
¡Que su Manas descanse para siempre
en paz!
Notas
- Véase "Lotusbluethen", 1893, vol. 1
- El autor ha extraído estos eventos en parte de la propia narrativa de HPB y en parte de los informes hechos por la Sra. Jelihovsky, quien fue la hermana de Blavatsky.
(The
Word, noviembre de 1906, p.96-102)
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