LOS BALLARD SE VUELVEN PARANOICOS


 
Por Gerald B. Bryan
 
Ahora contaremos los acontecimientos que llevaron a la inauguración de un nuevo sistema de asistencia para las clases de los Ballard.
 
Durante cinco años los "Mensajeros acreditados de Saint Germain" habían predicado abiertamente sus doctrinas políticas y religiosas al pueblo estadounidense. Pero de repente, después de un agitado curso de diez días que tuvo lugar en Cleveland en octubre de 1939, todo esto cambió y a partir de ese momento comenzó su nuevo sistema de celebrar todas las reuniones de manera cerradas en donde solo aquellos que firmarían juramentos de lealtad hacia los "Maestros Ascendidos" y sus tres únicos Mensajeros Acreditados (Guy, Edna y su hijo Donald) serían admitidos.
 
Y una de las razones de este cambio de reuniones abiertas a reuniones cerradas se debió por el hecho de que sus reuniones se estaban volviendo demasiado fanáticas para que el público en general las pudiera tolerar. El decreto furioso y la condena de los "espías" y otros "enemigos" desde la plataforma, la falta de tolerancia y la devoción exagerada provocaban que el recién llegado y poco hechizado sintiera que estas personas estaban completamente adoctrinadas.
 
Quizás los nuevos notarían el lenguaje agramatical usado por "Seres Perfectos de la Séptima Octava de Luz", o incluso podrían observar a Guy Ballard sacando su reloj para ver cuánto tiempo un "Maestro" o "Diosa" omnisciente tenía para hacer su dictado; todo lo cual daría lugar a la idea de que solo el propio Guy Ballard dictaba sus propios mensajes.
 
Estos individuos “viciosos del público no regenerado” tenían que ser tratados de alguna manera, y por lo general los vigilantes (llamados los “Minute Men”) los expulsaban del auditorio, pero como veremos a continuación algunos de estos "soldados de asalto" de los Ballards se tomaban su trabajo demasiado en serio.
 
Ocasionalmente también alguna mujer solicitaría que el nuevo visitante se quitara el sombrero, un pequeño requisito que era absolutamente necesario para permitir que el gran Saint Germain enviara "Rayos de Luz" a su cerebro, y ya sea que le diera permiso al gran “Maestro” para hacer esto o no, esa mujer y todos los demás habían sido reclutados para el servicio completo del “Rayo de Luz” durante toda la reunión.
 
Y los objetores a este rígido requisito de quitarse el sombrero serían sin ceremonias, y si fuera necesario, expulsados a la fuerza; y los más molestos de ellos expresarían una protesta audible por el pasillo mientras eran expulsados.
 
Una dama que le sucedió esta experiencia en Detroit, me lo describió de la siguiente manera:
 
-      “Fui a escucharlos ayer y simplemente me negué a quitarme el sombrero o aplaudirlos porque no sabía nada de sus doctrinas. Y solo por eso me sacaron. Si ese 'Tubo de Luz' de Saint Germain no pudo penetrar tan siquiera un poco de tela, entonces el 'Dios' que adoran debe de ser muy débil.”
 
 
Tales acontecimientos por supuesto obraron en contra de la armonía de los cursos y como veremos, a veces provocó acciones legales que los vigilantes de este culto no pudieron manejar con su mortífero "Rayo Azul".
 
Los disturbios ocasionales de este tipo ya eran bastante graves, pero cuando los Mensajeros Acreditados llegaron a Cleveland en octubre de 1939, para su habitual reunión de diez días, parecía como si todas las "fuerzas siniestras" del universo se hubieran puesto en contra de sus "poderes de luz."
 
Parte del problema que siguió se debió a que los vigilantes en la puerta fueron sorprendidos un poco con la guardia baja, ya que permitieron que un periodista llamado Westbrook Pegler, que poseía una pluma particularmente mordaz, entrara en esa reunión.
 
Además, parece que ni "Saint Germain" ni K-17 el gran jefe del "Servicio Secreto Interno" sabían que este columnista de renombre nacional estaba en la audiencia, o de lo contrario seguramente habrían enviado su destructivo "Rayo Azul” hacia él, ¡y ese habría sido el final del asunto!
 
Quizás estaban siendo demasiado concentrados en dirigir su "Rayo Azul" al enemigo en el exterior y descuidaron así la amenaza más cercana en su propia puerta. De todos modos allí estaba el periodista, una especie de toro literario en una tienda de loza de “Maestros Ascendidos”.
 
Y mientras el mordaz Pegler estaba sentado en esa reunión, muy pronto se frotó los ojos y dudaba de sus oídos debido a que lo que estaba escuchando le parecía tremendamente absurdo: Guy Ballard decía a su audiencia que submarinos extranjeros estaban siendo destruidos por las fuerzas de la Flama Azul, bombarderos japoneses derrotados por los Maestros Ascendidos, William Shakespeare agitando su lanza, etc., etc.
 
Por lo que antes de irse, Pegler tuvo que comprar un fajo de libros para confirmar en forma impresa lo que él había escuchado tan desconcertadamente desde su asiento. De modo que armado con los folletos que le aseguraban que su cordura no se había perdido, y que lo que había escuchado si había sido pronunciado y no lo había imaginado, él se sentó y escribió el primero de dos artículos sobre este extraño culto, comenzando así:
 
“Parece imposible que en toda la historia de la raza humana haya producido una reprimenda más humillante a sus afirmaciones de la razón y la dignidad que cierta congregación de unos mil estadounidenses que se han estado reuniendo tardes y noches últimamente en Cleveland para participar en un culto religioso conocido como el Gran YO SOY."
 
Y continuó diciendo en este primer artículo entre otras denuncias mordaces que "ese culto era la parodia más repugnante en todo el historial de excentricidad religiosa que ha habido en los Estados Unidos". (United Feature Syndicate, 24 de octubre de 1939).
 
Este y su otro artículo sobre el Movimiento YO SOY apareciendo en varios periódicos de una cadena sindicada y trajeron mucha publicidad desfavorable hacia los “Mensajeros Acreditados” y su extraño culto.
 
Y en esa clase de Cleveland también les sucedieron otras cosas adversas a los Ballard:
 
Mientras estaba en la reunión de Cleveland un aficionado sincero intentó fotografiar a los Mensajeros Acreditados a través de un agujero que había en su sombrero, pero como las cámaras no estaban permitidas el pobre no se salió con la suya y uno de los soldados de asalto uniformados de blanco lo espió en el acto y no solo arrancó la película de su cámara, sino que también se arrodilló sobre su nuez de Adán, le ensangrentó la nariz y eliminó pequeñas porciones de epidermis de varias partes de su rostro (Cleveland Press del 25 de octubre).
 
El resultado fue una demanda contra los Mensajeros Acreditados por 5’000 dólares, y poco después hubo otra demanda por también 5’000 dólares hecha por una mujer que se negó a obedecer el mandato de Saint Germain sobre la remoción del sombrero.
 
Al respecto citamos un artículo del Cleveland Press del 25 de octubre de 1939:
 
“La Sra. _____ afirma que fue expulsada a la fuerza del auditorio el viernes pasado sufriendo lesiones en la columna cuando se negó a quitarse el sombrero por respeto al Gran YO SOY, por lo que los acomodadores vestidos de blanco, o los Minute Men como se les conoce, la arrojaron a la acera.”
 
 
Y a partir de estas costosas experiencias en Cleveland, los Ballards se trasladaron a la costa este temporalmente. Su "Rayo Azul" con el que supuestamente habían destruido fácilmente a tres submarinos enemigos para salvar justo a tiempo el Canal de Panamá no había podido con adversarios mucho más pequeños. Y bajo tales circunstancias las reuniones abiertas programadas en Filadelfia y Washington fueron canceladas inmediatamente por orden de "Saint Germain", y en esas ciudades comenzó el nuevo sistema de clases cerradas.
 
Solo los estudiantes fieles y obedientes se reunieron en esas clases, y los guardias de la puerta se volvieron más vigilantes en sus esfuerzos por mantener alejados a los curiosos y a los periodistas.
 
En la tarde del 12 de noviembre de 1939, en Washington, la "Diosa de la Luz" se adelantó para hacer algunas observaciones pertinentes sobre los acontecimientos recientes, y es así que supuestamente ella dijo:
 
-      “Estos amados Mensajeros que nunca han hecho daño a una mosca, han sido atacados por criaturas tan depravadas como las que escriben esos artículos tendenciosos. Esos individuos están lidiando con un Poder de Luz con el que no pueden hacer frente". (p.10, febrero de 1940, V.)
 
Y ella les solicitó a los miembros del culto:
 
-      “No habléis de estas clases con gente externa porque hay espías en todas partes, y es por eso que en el futuro ya no habrá ningún aviso externo de cuándo o dónde se llevarán a cabo las clases. Si espías y personas acuden a ustedes en busca de información, díganles que no es de su incumbencia". (p.17-18)
 
Esa misma noche, "Saint Germain", más amenazador en sus comentarios que la Diosa, dijo a los líderes de la clase:
 
-      "Deben tomar una postura más activa, soltar una fuerza en esos lugares y echar a la gente que se entromete. No hay ninguna ley en esta tierra que permita a nadie entrar a nuestra casa y husmear". (p.21, febrero de 1940, V.)
 
-       "Esperen, queridos, hasta que estas clases hayan estado cerradas por seis meses o un año, y si no ven un revuelo en el mundo exterior, entonces perderé mi suposición". (p.22)
 
-      "Es nuestra intención y ha sido desde el principio que cuando lo hacemos comenzamos a aparecer tangiblemente ante ustedes para convertirse en una Ley para el cuerpo estudiantil, y cuando lo hagamos, les aseguro que no habrá Peglers ni Millers" (p.31)
 
Y luego, enviando un telegrama de 400 palabras a un líder de clase de Los Ángeles, despidiéndolo en el acto por desobediencia, este "Maestro Ascendido" ahora completamente excitado dijo:
 
-      "En el futuro todas las clases y grupos estarán cerrados al mundo exterior. ... Entonces la manada de lobos aulladores en el exterior podrá aullar al contenido de sus corazones pero sin afectarnos".
 
(Observación de Cid: cualquier persona con un poco de discernimiento se da inmediatamente cuenta que los supuestos mensajes de los maestros ascendidos transmitidos a través de Guy y Edna Ballard, en realidad fueron inventados por esos dos embusteros.)
 
 
Habiendo inaugurado con las debidas amenazas sus clases "cerradas" en Washington y Filadelfia, los Ballards regresaron en el otoño de 1939 a su gran Meca en Los Ángeles.
 
En todas las clases anteriores de "Santuario", la gente de Los Ángeles siempre había sido invitada con cariño, aunque en su invitación especificaban que:
 
"Siempre nos reservamos el derecho de rechazar la entrada o hacer que se retire a alguien de la audiencia a nuestra discreción".
 
Pero en esta nueva clase cerrada solo aquellos del "público bendito" que firmarían un juramento de lealtad hacia los Ballards y sus "Maestros Ascendidos" podrían entrar.
 
Además, evidentemente temerosos de más demandas legales y muy conscientes del fracaso de su "Rayo Azul" para manejar estos asuntos, en esta primera clase cerrada del Santuario d Los Angeles hicieron que el público acordara no responsabilizar a los Ballards de nada de lo que pudiera suceder en las clases.
 
 
Así es como los Ballard cambiaron de dar clases abiertas a dar clases cerradas y una nueva administración sobre las vidas y libertades de sus seguidores.
 
Ya no se permitió tomar notas de ningún tipo y no se debía dar información externa sobre este culto secreto que hoy usa algunos de los métodos de la Gestapo alemana. Se hizo la declaración de que si algo se filtraba, ¡Dios ayude a aquel que lo había permitido!
 
Y como era de esperarse, estas clases secretas hicieron que los miembros crédulos del mismo “público bendito” estuvieran aún más ansiosos por participar de las "bendiciones" que se distribuirían con mayor abundancia que antes, puesto que ahora los "espías y herejes" iban a mantenerse fuera.
 
 
Sin embrago hubo un apuro justo antes del comienzo de la clase del Santuario que tuvo lugar el 22 de diciembre para cumplir con los requisitos de admisión ahora exigidos por el "Maestro Ascendido" y ser el orgulloso poseedor de una tarjeta de admisión que le diera derecho al afortunado estudiante a la entrada sin obstáculos a estas secretas reuniones.
 
Y en esta clase Edna Ballard, que ya muchas veces antes había demostrado su capacidad para superar las crisis que surgían, estaba destinada a elevarse hacia nuevas alturas y poderes en su dictadura sobre sus seguidores.
 
Seis meses antes, en esta ciudad, cuando había surgido una crisis menor y algunos miembros del personal habían sido despedidos por desobediencia, ella se había presentado como clara autócrata ante su grupo de “Hijas de la Luz”, y según un informe estenográfico, ella les dijo:
 
-      "Ninguna de ustedes se atreva jamás a intentar separar a un miembro del personal de nosotros de nuevo. . . Impulsaré cada pizca de crueldad de regreso a sus cuerpos y ustedes saben que tengo el poder para hacerlo. Y si dudan de mi capacidad miren a los que acaban de ser despedidos: ahora viven en la miseria y en la extrema necesidad, y lo mismo le pasará a cualquier otro que se cruce entre nosotros y nuestro trabajo”.
 
Edna Ballard mostró ser toda una tirana, que con amenazas mantiene a su pueblo en un miedo abyecto, pero pronto ella tendría que confrontar una verdadera crisis porque durante esta clase del Santuario iba a ocurrir un evento que pondría a prueba todo el ingenio de esta mujer que en pocos años había pasado de ser arpista mediocre y vendedora de libros en Chicago, a la posición de dictadora psíquica sobre las vidas de miles de sus seguidores en todo el mundo y especialmente en los Estados Unidos.
 
Y en el capítulo 35 se describirá lo que fue este evento y sus efectos.
 
 
 
(Dictadura psíquica en América, capítulo 32)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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