El Doctor Wilhelm Hübbe-Schleiden fue un reputado académico alemán y
sobre este asunto él escribió lo siguiente:
« Antes
de conocer personalmente a Madame Blavatsky, yo había recibido una carta de uno
de los Maestros cuando me encontraba viajando en tren con el Coronel Olcott y sobre
la cual ya se ha escrito mucho, tanto en los informes de la S.P.R. como en
otros lugares. Y las partes principales de esa carta también ya se han impreso varias
veces, por lo que considero que no se necesita volver ha detallar ese suceso aquí.
Solo
diré con respecto al informe que hizo la S.P.R. que no me importa en lo más
mínimo si esa carta fue escrita en el Tíbet o en Londres, si fue escrita
directamente por el maestro o a través de la propia Blavatsky, si fue escrita de
forma automática o incluso inspirada conscientemente.
Cualquiera
que sepa algo de asuntos espirituales nunca juzgará el valor de tal carta solo
por la forma en que fue transmitidita, sino también por su contenido. Y de la
misma manera yo no estimo el valor de Blavatsky por los fenómenos que ella
produjo (y vi muchos de ellos) sino por sus enseñanzas, y considero que estas son
de la mayor importancia.
Referente
a mi encuentros con ella, tuve cuatro o cinco períodos de diferente duración en
donde en varias ocasiones la puse visitar
- La primera vez fue en agosto de 1884 cuando la conocí durante algunos días.
- Luego de septiembre a diciembre de ese mismo año, cuando ella se quedó con los Gebhards (quienes eran una familia adinerada) en la ciudad de Elberfeld.
- Después de eso, permanecí con ella en Wurzburgo aproximadamente una semana o diez días en octubre de 1885.
- Y la vi por última vez, una tarde y una noche, a principios de enero de 1886.
Por
lo tanto tuve muchas oportunidades de aprender mucho de ella y tanto más que
ella siempre fue muy amable conmigo y rara vez se cansaba de mis muchas
preguntas.
Y
también vi casi todos los fenómenos que ella hizo en la residencia de los
Gebhards, la mayoría de los cuales se han contado en diversos escritos. Uno de
ellos sin embargo creo que es poco conocido.
El
pintor Schmiechen había hecho copias duplicadas de esos dos retratos que hizo de
los Maestros y que luego fueron enviados a Adyar. Estos duplicados fueron entregados
a Madame Mary Gebhard y las copias eran tan parecidas a los originales que a
menudo se disputaba cuáles eran cuáles. Solo Blavatsky, el Coronel Olcott y
Schmiechen cual era copia y cual era el original, y para detener esas discusiones,
una noche, Blavatsky dijo:
-
"¡Sólo esperen, ahora dejen esas pinturas en paz!"
Y
pocos segundos después ella dijo:
-
"Ahora si denles la vuelta."
Así
lo hicimos, y encontramos en la parte posterior de cada retrato las conocidas
firmas correspondientes de los Maestros, una en azul y la otra en rojo.
Pero
se alargaría mucho en este escrito si hablara de todos los fenómenos que presencié.
Solo agregaré que la oí producir los "golpes" y las "campanas
astrales", aún en el otoño de 1885 en Wurzburgo.
Una
vez ella se sintió demasiado débil para hacerlo sola por lo que ella necesitó
la ayuda de una de las damas presentes como su "médium" para suministrar
la fuerza astral. Y creo que fue la Sra. Schmiechen quien la sirvió
voluntariamente. Entonces oímos los golpes, tantos como deseábamos y donde
quisiéramos: en la mesa, en el espejo, en el armario, etc.
Y
varias veces noté que ella podía leer los pensamientos de las otras personas, aunque
no sé si ella podría hacerlo todo el tiempo, y me inclino a pensar que eso
dependería del poder de esa mente que ella tenía que leer, o quizás de su
espiritualidad.
Ahora bien, acerca de su obra magna La Doctrina
Secreta, cuando
visité a Madame Blavatsky en octubre de 1885, ella acababa de comenzar a
escribirla, y cuando la volví a visitar en enero de 1886, ella ya había
terminado una docena de capítulos.
Mientras
yo conversaba principalmente con Babaji (quien era su ayudante y en ese entonces
vivía con ella), Madame Blavatsky se pasaba casi todo el día ocupada en su
manuscrito, desde la madrugada hasta la tarde e incluso hasta la noche, a menos
que ella tuviera invitados. Y a pesar de estar muy ocupada, aún así ella se
daba el tiempo para seguir escribiendo artículos para la revista The Theosophist.
Y
algo que me impresionó mucho es que ella casi no tenía libros, ni media docena,
y tuve que conseguirle una Biblia en inglés, ya sea para citar un texto
correctamente o para controlar la exactitud de una cita.
Por
lo que en muchos aspectos su trabajo ella lo llevó a cabo de manera muy similar
a como el Coronel Olcott lo describió en su biografía Las Viejas Hojas de un Diario en donde él menciona que Blavatsky
para elabora su anterior libro "Isis
Desvelada", ella parecía tomar muchos apuntes de libros invisibles. Y
yo también la vi escribir frases como si las estuviera copiando de un libro que
se encontrara en frente de ella, aunque cuando me asomaba no veía nada. »
(Reminiscencias de H.P. Blavatsky
y la Doctrina Secreta, por la Condesa Constance
Wachtmeister, apéndice 6, p.110-113)
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