LOS PODERES QUE TENÍA BLAVATSKY ATESTIGUADOS POR LA HERMANA DE OLCOTT


Belle Olcott Mitchell fue la hermana del coronel Olcott y ella conoció a Blavatsky cuando Blavatsky vivió en Nueva York en la Lamasería (1876-1878), y sobre este asunto ella dijo lo siguiente:
 
 
Durante nueve meses ocupé un apartamento en el mismo edificio que Madame Blavatsky —la "lamasería" de la que tanto se ha escrito— y por el contacto diario y la asociación estoy quizás bastante capacitada para expresar mi opinión sobre esta mujer.
 
De las muchas exhibiciones de sus poderes que observé durante mis nueve meses de intimidad con ella, es algo difícil seleccionar los elementos de mayor interés, pero les comentaré brevemente algunos de ellos:
 
 
 
Un collar misterioso
 
Un día ella me mostró un collar de cuentas esféricas perfumadas hechas de arcilla marrón y estampadas con figuras.
 
Al ver que yo las estaba admirando mucho, me preguntó:
 
    -    "Querida, ¿te gustaría también tener unas?"
 
Y al decirle que si, ella me las trajo. Las cuentas estaban ensartadas en una especie de cordel suave, pero como no podía usarlas así, ella luego compró un collar de oro y unido a las cuentas había un trozo de metal que las acompañaba.
 
Cuando me las dio, me ordenó que no permitiera que las pusiera en ningún otro cuello que no fuese el mío, asegurándome que si lo hacía entonces las cuentas se derretirían. Pasaron días y semanas y la advertencia fue olvidada, o si no olvidada, al menos si desatendida. Y en una ocasión a un niño que estaba enfermo se las puse en su cuello para entretenerlo. Esa noche un célebre médium que había venido desde St. Louis, para gratificarme efectuó una sesión espiritista, y para mi asombro, una voz india dijo:
 
-        "Mejor no poner cuentas alrededor del cuello del niño o se derretirán".
 
El médium no sabía nada sobre las cuentas. La señora Blavatsky no sabía que el niño las estaba usando, pero cuando las examiné, descubrí que varias se habían derretido de un lado.
 
 
 
Materializó y replicó un pañuelo
 
Madame Blavatsky usaba a veces un pañuelo peculiar parecido a un crepé pero con rayas de satén alrededor del borde. Y un día un visitante lo admiró y al expresar el deseo de poseer uno similar, ella lo tomó por la esquina y por así decirlo le quitó otro de la cara. Pero antes de entregárselo a su invitado, le pidió que le prometiera que nunca se lo debería dar a nadie. El pañuelo aún existe, no ha sido presentado a nadie, ni ha desaparecido.
 
 
 
Hacía crecer muy rápidamente una planta
 
Trucos de los que los prestidigitadores se enorgullecen como plantar una semilla en una maceta de tierra arenosa y hacer crecer una planta, como por ejemplo un rosal en plena floración, le resultaban tan fáciles hacer a ella como a ellos.
 
 
 
Producía música sin instrumentos
 
Pero en cambio algo que los prestidigitadores no pueden y que ella si podía, era poner su mano en el marco de una puerta, en la parte de atrás de los hombros o en cualquier mesa o silla, y sacar de allí la música más dulce. Y para que nadie pensara que ella tenía un instrumento en la mano, ella se movía de un lugar a otro, y sin importar a donde fuera ella hacía brotar música de los objetos.
 
 
 
Hizo aparecer un animal
 
Madame Blavatsky siempre decía que se requería una preparación previa de la mente y el cuerpo para escudriñar los secretos de los adeptos, y ella advirtió a quienes deseaban investigar a esos misteriosos seres que era mucho mejor abstenerse de hacerlo. Pero un alumno aventurero completamente persuadido de su capacidad para soportar cualquier cosa, se mofó de esa advertencia y le solicitó a Blavatsky de convertirlo a él en una excepción.
 
-        "Muy bien", dijo ella, "sobre tu propia cabeza deja caer la conmoción, si la hay; tira tu pañuelo sobre la mesa y luego vuelve a tomarlo con cuidado".
 
Así lo hizo el hombre, pero cuando tomó el pañuelo había una pequeña serpiente enroscada, lista para saltar. La risa de Blavatsky fue tan alegre como la de un niño cuando relató cómo el aspirante a adepto estaba tan asombrado que cayó de espaldas al suelo, llevando la silla con él.
 
 
 
Joyas
 
Un día dijo que me mostraría algunas cosas bonitas y acercándose a una pequeña cómoda que estaba debajo de una de las ventanas, sacó de ahí muchas piezas de joyería impresionante: había broches, relicarios, brazaletes y anillos que brillaban con todo tipo de piedras preciosas, diamantes, rubíes, zafiros, etc. Los sostuve y examiné, pero al pedir verlos al día siguiente solo encontré cajones vacíos.
 
 
 
Percepción extrasensorial
 
Una familia estaba a punto de mudarse a una ciudad vecina en una casa que se negaron a alquilar hasta que el propietario les aseguró de que se encontraba perfectamente seca. Pero Madame Blavatsky me dijo que si esa familia no tenía mucho cuidado, una enfermedad mortal seguiría a la mudanza debido a que el suelo debajo de la casa estaba muy húmedo.
 
Y efectivamente vino una enfermedad que casi causa la muerte y se descubrió que el suelo debajo del piso inferior estaba tan húmedo que el bastón de un hombre en toda su longitud no podía tocar la tierra dura.
 
 
 
Tenía mucha erudución aunque no había estudiado
 
Alrededor de la habitación había muchos sillones para sus constantes visitantes. Estos visitantes consistían principalmente de profesores, maestros, abogados, comerciantes, clérigos; algunos iban solo por curiosidad, pero muchos de ellos iban en busca de conocimientos, conocimientos que ella sabía impartir si le agradaban.
 
 
 
Citó libros que no había en Nueva York
 
Los logros intelectuales de Madame Blavatsky estaban más allá y por encima de cualquier ser humano común, por ejemplo cuando ella estuvo escribiendo su obra "Isis Develada", ella citaba y registraba material de libros que no estaban disponibles en Nueva York (que es la ciudad donde ella estaba escribiendo esa obra), y también citó de otros libros que ella no poseía, pero que se descubrió posteriormente que si contenían en la página, capítulo y versículo mencionado las palabras que ella había citado.
 
 
~ * ~
 
No habiéndola visto durante los últimos ocho años, ha habido tiempo suficiente para olvidar la impresión que en ese momento me causaron sus poderes mágicos, pero también para poder ofrecer una opinión basada en un juicio sereno, lo que no era posible en ese entonces a causa de las muchas cosas extrañas que vi y escuché.
 
 
(Word, enero de 1905, p.182-187)
 
 
 
 
 
 
NOTA
 
Radha Burnier mencionó otro fenómeno que presenció Isabelle:
 
En una ocasión, cuando la Sra. Mitchell sostenía una banda de oro simple llamada "Anillo rosa", HPB le hizo cerrar los dedos alrededor del anillo, y unos momentos después aparecieron tres pequeños diamantes en él. ("El anillo de sello de HPB", The Theosophist, junio de 2001, p.367-369)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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