EL MOTIVO POR EL QUE BLAVATSKY NO SE DEFENDIÓ DE LOS MISIONEROS Y LOS COULOMB


Sobre este asunto, en el artículo que el coronel Olcott escribió en homenaje póstumo hacia Blavatsky, él explicó la razón:
 
 
« Mucho se ha hablado del hecho de que ella no acudió a la corte para reivindicar sus facultades ocultas contra los palpables libelos de los Misioneros y sus aliados (los Coulomb). Pero de esto ella no tiene la culpa sino todo lo contrario ya que si no hubiera sido por mis vehementes protestas, ella habría arrastrado a sus adversarios a los tribunales de Madrás tan pronto como ella regresó de Londres, vía El Cairo, en 1884.
 
Un amigo le había ofrecido 10’000 rupias para cubrir los gastos, faltaban apenas quince días para la Convención Anual de nuestra Sociedad que se efectuaría el 27 de diciembre de 1884, y yo le insistí en que esperara hasta que un Comité Judicial Especial de la Convención la aconsejara sobre cómo proceder. Éramos —le dije— propiedad de la Sociedad Teosófica y obligados a hundir nuestras preferencias privadas y nosotros mismos por el bien público. Pero ella era tan terca que tuve que amenazarla con renunciar a mi puesto oficial para que ella entrara en razón.
 
La Convención se reunió y el caso fue remitido a un Comité compuesto por jueces hindúes y otros caballeros legales de alto nivel oficial y privado. Ellos informaron unánimemente en contra de que HPB acudiera a los tribunales por una razón: porque no había más que la sombra de la posibilidad de obtener justicia de un jurado anglo-indio prejuicioso y en cualquier caso relacionado con cuestiones de la ciencia religiosa oriental (Yoga) o la existencia de (a los servidores de procesos) Mahatmas inaccesibles
 
Y por el otro lado porque ni un veredicto favorable ni desfavorable cambiaría las opiniones de aquellos que sabían y no sabían, respectivamente, la verdad sobre los poderes psíquicos (Siddhis) y su posesión de ellos; mientras que finalmente los sentimientos más sagrados de los hindúes y los budistas seguramente se verían ultrajados por las bromas obscenas del consejo al interrogar a los testigos sobre cuestiones de conocimiento o creencias personales.
 
La Convención adoptó por unanimidad las opiniones del Comité y HPB se vio obligada a ceder ante la mayoría y animarse a asumir las consecuencias. El escandaloso caso Salem Riot que entonces estaba fresco en la memoria pública, dio gran peso a la decisión del Comité en este caso.
 
Y aunque contenida, HPB no estaba convencida, y de no haber sido por la constante oposición de sus mejores amigos, ella habría acudido a los tribunales en varias ocasiones posteriores de la controversia, cuando los insultos personales más groseros se usaron como cebo para atraerla hacia la trampa que sus enemigos le habían tendido y cuyo rencor más amargo había sido contra ella personalmente.
 
Ella estaba irritada como una leona enjaulada, y así agravaba sus dolencias físicas que eran: una forma de la enfermedad de Bright, una afección del corazón y una tendencia a la apoplejía. El clima indio la debilitaba y la preocupación la estaba matando tan rápido que su doctora me dio por fin el siguiente certificado:
 
"Por la presente certifico que Madame Blavatsky no está apta para la agitación y la preocupaciones constantes a las que se encuentra expuesta en Madrás. El estado de su corazón hace que la tranquilidad perfecta y un clima adecuado sean esenciales. Por lo tanto le recomiendo que vaya de inmediato a Europa y permanezca en un clima templado, en algún lugar tranquilo.
 
(Firmado) Mary Scharlieb, MB y B. Sc., Londres.  31.3.85 "
 
La Dra. Scharlieb me advirtió en privado que HPB podía caer muerta en cualquier momento en uno de sus paroxismos de excitación, así es que no perdí tiempo después de eso en enviarla lejos a Italia de la manera más discreta posible. El esposo de la Dra. Scharlieb supervisó su embarque y proporcionó la camilla en la cual fue transportada, y haciendo arreglos con el capitán del vapor francés para izarla a bordo desde el pequeño bote, en una silla inválida colgada por eslingas.
 
Esta fue lo que inadecuadamente llamaron “la huida fingida” de Madrás para escapar de ser citada como testigo en un caso, entonces pendiente, de cuya calumnia el reverendo Sr. Patterson de la Misión Escocesa se hizo responsable en forma impresa. Y desde ese día nuestra querida amiga nunca más volvió a la India en su cuerpo»
(The Theosophist, julio de 1891, p.573-580)
 
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIÓN
 
Vemos que fue Henry Olcott y el comité de Adyar quienes le prohibieron a Blavatsky poder defenderse de las falsas acusaciones de fraudulenta que le hicieron los Coulomb con el apoyo de los Misioneros de Madrás, alegando que eso no serviría para nada; pero lo que no dice el coronel Olcott es que Blavatsky luego quiso regresar a la India y él no quiso (y el comité de Adyar tampoco).
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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