EL LIBRO “TEOSOFISMO” DE RENÉ GUÉNON EXAMINADO POR GEORGES MÉAUTIS

 
El siguiente texto es un análisis que efectuó el teósofo y profesor emérito Georges Méautis mostrando lo pésimo que es el libro escrito por René Guénon “El teosofismo, historia de una pseudo-religión”.
 
 
Cualquier movimiento religioso se puede estudiar de dos formas diferentes: (1) contemplándolo desde el punto de vista filosófico, examinando sus doctrinas y teorías, viendo qué hay de original en ellas y cómo estas satisfacen las necesidades religiosas de una época o un pueblo; y también (2) puede analizarse sólo a partir de la visión histórica recopilando y clasificando documentos relacionados con sus orígenes o su progreso, y criticando la validez o autoridad de los testigos.
 
Y la condición esencial para todo estudio de este tipo no necesariamente es la simpatía, porque eso no se puede hacer a pedido, pero si al menos tener imparcialidad.
 
Un trabajo que no es imparcial no tiene garantía de objetividad académica, ya que si es demasiado favorable al movimiento que pretende estudiar, se convierte más en una alabanza que en un análisis histórico. Y si es hostil, solo se vuelve en un panfleto polémico e indigno de una atención seria.
 
 
Guénon es intencionalmente despectivo
 
Bajo el título “El teosofismo, historia de una pseudo-religión”, René Guénon ha publicado un volumen con más de trescientas páginas que pretende informar al público sobre la historia de la Sociedad Teosófica. Pero de ese libro diremos de inmediato que contiene abundante documentación que no es fiable, y mucho más que en cualquiera de los artículos o libros contra el movimiento teosófico que han sido difundidos durante los últimos años.
 
Y es muy lamentable que ese libro esté inspirado únicamente en documentos hostiles a la Teosofía. El señor Guénon los cita sin dudar un momento sobre su veracidad, mientras pasa sistemáticamente en silencio todo lo que podría mostrar la falsedad de esos testigos incluso en la luz menos favorable.
 
Algunas muestras servirán para evidenciarlo, pero para no agotar la paciencia del lector, he elegido exclusivamente las primeras cien páginas del texto, aunque con facilidad podría haber multiplicado los ejemplos.
 
Si hay un libro importante para la historia sobre los inicios de la Sociedad Teosófica, éste debe ser “Incidentes en la vida de Madame Blavatsky” escrito por el periodista Alfred Sinnett. Y el gran valor de esta obra es que reproduce en gran medida las memorias de Madame Jelihowsky, quien fue la hermana de Blavatsky, y ella brinda una gran cantidad de detalles e información que serían difíciles de encontrar en otros lugares.
 
Guénon debió conocer la existencia de este libro ya que lo cita, pero sólo una vez (p.87) (1) por un asunto de un detalle. En cambio en veinte páginas se refiere más de diez veces al folleto que escribió el novelista ruso Solovyov titulado “Una moderna sacerdotisa de Isis, y que es el panfleto de un hombre que abusó deshonrosamente de la confianza que Madame Blavatsky había depositado en él (2).
 
 
 
Guénon difama al coronel Olcott
 
En otra parte (p.18) con la intención de desacreditar al coronel Henry Olcott (quien es el presidente y fundador de la Sociedad Teosófica), Guénon afirma que ese grado militar se obtiene fácilmente en los Estados Unidos, pero omite cuidadosamente mencionar que tras la Guerra Civil Olcott recibió el encargo de denunciar y perseguir a todos los culpables por malversación de fondos mientras se abastecía a los ejércitos (3).
 
Tal comisión sólo podría haber sido otorgada a un hombre cuyo honor, honestidad y responsabilidad estaban más allá de toda sospecha. Y la forma en que Olcott fue admirado y apreciado por las altas autoridades estadounidenses se muestra en la carta que le envió el Subsecretario del Tesoro estadounidense, citada por Charles Leadbeater en su libro “Ocultismo en la Naturaleza” (v.II, p.411) y que no puedo resistirme a citar aquí:
 
« Quiero deciros que jamás me he encontrado con un caballero al que se le hayan confiado deberes tan importantes y que haya mostrado la mayor capacidad, rapidez y confiabilidad de la que usted habéis exhibido en todo momento. Más que todo, deseo dar testimonio de toda vuestra rectitud e integridad de carácter, que estoy seguro han distinguido toda vuestra carrera y nunca han sido atacadas según tengo conocimiento. Que hayáis salido así sin manchar vuestro nombre, cuando consideramos la corrupción, la audacia y el poder de los muchos villanos en alta posición a quienes habéis perseguido y castigado, es un tributo del que bien podéis estar orgulloso, y que incluso no ha logrado ningún otro hombre que ocupó un puesto similar y ha realizado servicios análogos en este país» (4)
 
Podemos agregar que cuando el coronel Olcott fue a la India, él tuvo el excepcional favor de recibir una carta personal de recomendación del presidente estadounidense a los ministros y a cónsules coterráneos.
 
 
Y este es el hombre a quien desdeñosamente Guénon califica de embustero diciendo de él:
 
-      "uno se pregunta si ese individuo trata de embaucar a los demás, o si él mismo juega el papel de engañar".
 
Y Guénon añade:
 
-      "su buena fe está ciertamente sujeta a cautela". (p.19)
 
Pero los datos que les acabo de mencionar muestran que Guénon está calumniando al coronel Olcott.
 
 
 
Guénon manipula la información
 
Otro ejemplo, quizás aún más característico de la forma en que Guénon usa los documentos, se encuentra en la página 80. Ahí queriendo demostrar el poder seductivo de Madame Blavatsky, cita un pasaje de “Las viejas hojas de un diario” del coronel Olcott:
 
« Nadie fascinaba mejor que ella cuando quería, y especialmente cuando deseaba atraer personas a su obra pública. Luego ella misma se hacía cuidadosa en tono y modales, dando al individuo (5) la sensación de que lo consideraba su mejor amigo, sino el único ... No podría decir que ella fuera leal ... Creo que para ella no éramos más que peones en una partida de ajedrez, porque no tenía una amistad sincera. »
 
Guénon no cita la página de donde tomó este pasaje, lo que no simplifica la búsqueda en los tres volúmenes que actualmente componen esta obra con más de 400 folios. Pero después de una larga búsqueda lo he encontrado y considero que vale la pena reproducirlo a pesar de su extensión:
 
« H.P.B. hizo innumerables amigos, pero a menudo los volvió a perder y los vio convertirse en enemigos personales. Nadie podía ser más fascinante que ella cuando quería, y en especial cuando deseaba atraer personas a su obra pública. Luego ella misma se hacía cuidadosa en tono y modales, haciendo que el individuo sintiera que lo consideraba su mejor amigo, si no el único. Incluso escribía en el mismo tono y creo que yo podría nombrar a varias mujeres que conservan sus cartas, diciendo que ellas serían sus sucesoras en la Sociedad Teosófica, y el doble de hombres de quienes ella declara que son sus “únicos amigos reales y chelas aceptados”.
 
Tengo varios de esos papeles y solía pensar que eran un tesoro hasta que, luego de comparar notas con terceros, descubrí que habían sido escritos de manera similar y vi que todos sus elogios no tenían valor. Con personas comunes como yo y sus otros asociados íntimos, no debería decir que ella fuera leal o incondicional; para ella, creo, éramos nada más que peones en un juego de ajedrez, por quienes no tenía una afección profunda. Me repitió los secretos que le habían confiado personas de ambos sexos, incluso las más comprometedoras, y estoy convencido que ella trató los míos de la misma manera, tal como son.
 
Pero en cambio ella era leal hasta el último grado, a su tía, a sus otros parientes y a los Maestros, por cuyo trabajo ella habría sacrificado no sólo una, sino veinte vidas, y habría visto con calma a toda la raza humana consumida por el fuego si fuera necesario» (6)
 
Como se puede ver, con sólo citar oraciones o partes de ellas, Guénon desnaturalizó completamente el significado del pasaje tal como se encuentra en el volumen del coronel Olcott (7).
 
 
 
La mala intención de Guénon
 
Por lo que hemos visto, ya podemos decir cuál es el método que está utilizando Guénon, y este consiste en mencionar solamente documentos que puedan despertar en la mente del lector el concepto que él quiere dar de la Sociedad Teosófica.
 
¿Y cuál es este concepto?
 
Que sus dirigentes son unos ladrones que no se detienen ante ningún fraude o engaño, y que son los juguetes de misteriosos seres desconocidos, y que los teósofos mismos son víctimas de sugestión o son extraordinariamente crédulos.
 
No hay nada nuevo en tal teoría, esta se remonta directamente a los enciclopedistas, que también intentaron explicar los fenómenos religiosos mediante el "engaño sacerdotal". No creo que sea necesario señalar las deficiencias de tal explicación. Los descubrimientos del siglo XIX han demostrado que el sentimiento religioso es algo más complejo, sutil y también más elevado de lo que Voltaire y Diderot pudieron imaginar.
 
Para hacer más plausible la imagen que Guénon busca dibujar sobre la evolución de la Sociedad Teosófica, él se esfuerza por mostrar que fue mucho más el resultado de la casualidad (o las diversas influencias que influyeron en Madame Blavatsky) que de una voluntad claramente definida.
 
Y cuando aparecen hechos que van en contra de su teoría, Guénon se contenta con no mencionarlos. Así por ejemplo él afirma en la página 43 que Blavatsky no empezó a hablar sobre la existencia de los Mahatmas tibetanos hasta después de llegar a la India. Antes de eso, ella sólo había estado bajo la influencia de “guías espirituales” como aquéllos de los médiums (p.21, 27).
 
Pero esto no es cierto ya que en la famosa respuesta que ella le dio a "Hiraf" y que fue publicada en la revista espiritista Spiritual Scientist en julio de 1875, y por consiguiente antes de que se fundase la Sociedad Teosófica, Blavatsky afirmó la existencia de esos seres y a partir de su conocimiento personal de escuelas ocultistas en la India, Asia Menor y en otras regiones.
 
Y ella sostiene también que la verdadera Cábala "está en posesión, como dije antes, de unos pocos filósofos orientales; y decir dónde están y quiénes son va más allá de lo que se me ha permitido revelar. ... Lo único que puedo señalar es que tal organización existe y que la ubicación de sus Hermandades nunca será revelada a otros países, hasta el día en que la humanidad despierte". (Citado por Henry Olcott, Histoire de la ST , I, p.112; véase también p.64) (8)
 
Además, en una carta publicada en el Spiritual Scientist y que también fue mencionada por Olcott (Histoire ST, I, p.323), el señor J.O. Sullivan, quien visitó a Blavatsky mucho antes que ella se mudara a la India, ella ya habla sobre un adepto del Tíbet (9).
 
El propio Henry se refiere dos veces en su primer volumen a un adepto que según la teoría de Guénon, no debió haber aparecido hasta después de su llegada a la India (p.236 y 361). E incluso el coronel cita un fragmento de una carta recibida el 22 de junio de 1875, que contiene estas palabras:
 
-      "Hermano, no soy un espíritu incorpóreo, sino un hombre vivo, dotado por nuestra Logia de los poderes que os serán otorgados algún día" (10).
 
Por lo tanto se puede ver cuán infundada es la hipótesis de Guénon, quien haría de H.P.B. una médium como cualquiera otra, "controlada" por guías espirituales y sin mencionar a los Mahatmas hasta después de su arribo a la India.
 
Todos los testimonios que he citado son fácilmente accesibles y un verdadero historiador responsable no podría haberlos pasado por alto, mientras que Guénon no hace la menor alusión a ellos.
 
 
 
La primera estancia de Blavatsky en el Oriente
 
Aún más característico de su método es la cuestión de los diversos viajes de Madame Blavatsky antes de llegar a los Estados Unidos en 1873, y Guénon es extremadamente firme en esa declaración ya que para él, Blavatsky nunca estuvo en la India antes de 1878 y su iniciación en el Tíbet es “pura fábula” (p.27).
 
Nuestro interpelador incluso cree tener prueba de ello y cita en la página 32 una carta del coronel Olcott que contiene estas palabras:
 
-      "Esta dama (se trata de cierta Madame Thompson) le ofrece dinero y todo a Blavatsky si sólo va a la India y le da una oportunidad para estudiar y comprobarlo por sí misma" (11).
 
Pero cualquiera, y sin la necesidad de ser experto en los métodos de la crítica histórica, puede ver que el coronel Olcott está reproduciendo la idea que tenía la señora Thompson, y no de Blavatsky. Sin embargo esto no le impide a René Guénon añadir:
 
-      "Por lo tanto Madame Blavatsky nunca estuvo en la India antes de 1878; y esta vez tenemos la prueba formal de ello".
 
Lo que en cambio Guénon omite es la mención que hizo el coronel Olcott de la carta de una mujer quien le certificó que ya en 1873 ella había oído a Blavatky asegurarle que vivió en el Tíbet (ver Historia ST, I, p.113).
 
Y esta es una prueba más que demuestra que el señor Guénon solo toma la documentación que le conviene para su propósito de desacreditar a Blavatsky. Y el siguiente pasaje que se encuentra en el mismo volumen del coronel Olcott (p.255) revela aún más fuertemente la poca confianza que merecen las afirmaciones del señor Guénon:
 
« Por ejemplo, cuán fácil hubiera sido para ella haber dicho al Sr. Sinnett que cuando intentó ingresar a Tíbet en 1854 a través de Bután o Nepal, ella fue rechazada por el capitán Murray (ahora mayor-general) y quien era el comandante militar de esa parte fronteriza, y permaneció en su casa en compañía de su esposa un mes entero. Sin embargo ella nunca lo señaló y ninguno de sus amigos se enteró de la circunstancia, hasta que Edge y yo recibimos la historia del general de división Murray en persona, el 3 de marzo pasado, en el tren entre Nalhati y Calcuta, y yo la había impreso. » (12)
 
Aquí hay una evidencia formal que Blavatsky estuvo en la India antes de 1975 y ni Edge ni Murray lo han negado jamás. Pero era de esperarse que Guénon no utilizara esos testimonios ya que estos iban en contra de las difamaciones que él quiere hacerle creer a la gente.
 
 
 
El informe Hodgson
 
Me temo que sobrecargaría la paciencia del lector si enumerara todos los casos en que Guénon omitió mencionar documentos importantes porque estos iban en contra de sus malévolas intenciones. Pero para que quede bien ilustrado el asunto, menciono un ejemplo más.
 
Él afirma en la página 46 que la investigación de Hodgson, el emisario de la Sociedad para las Investigaciones Psíquicas, “establece ampliamente” que las cartas de los Maestros fueron falsificadas por Blavatsky con la ayuda de Damodar como cómplice.
 
Pero Guénon no señala ni una sola vez la pequeña obra de Annie Besant titulada “H.P.Blavatsky y los Maestros de Sabiduría” que es la refutación más esclarecedora y convincente que hay actualmente contra ese informe. Y tampoco cita el reporte sobre una indagatoria que se hizo referente a los cargos que se hicieron contra Madame Blavatsky (13) y tampoco cita el compendio de observaciones efectuadas por el Doctor Franz Hartmann (14) y tampoco considera todos los otros testimonios que demuestran que el señor Hodgson fue muy mal intencionado y escribió su reporte obviando todas las pruebas que estaban a favor de Madame Blavatsky.
 
Y Guénon además habla en la página 63 de las acusaciones que los Coulomb le hicieron a Blavatsky asegurando que “su autenticidad es imposible negar". Pero en cambio no señala que el estadista inglés Allan Hume, quien para ese momento se había distanciado de Blavatsky, pero motivado por un admirable sentimiento de justicia escribió a otro estadista de Calcuta con el propósito de confirmar que Madame Blavatsky no pudo haber compuesto esas misivas (y su mensaje fue reproducido por la Sra. Besant en su libro H.P.B. y los Maestros de Sabiduría, p.80).
 
Y Guénon también aduce en la página 64 la opinión por expertos ingleses de que las Cartas Mahatma fueron realizadas por Damodar y Blavatsky. Pero guarda silencio sobre otro grafólogo muy renombrado quien declaró bajo juramento que la caligrafía de Blavatsky no tenía nada en común con la de los Maestros (y esta declaración fue reproducida por el Sr. Sinnett en su libro La Vida de Madame Blavatsky, p.199).
 
 
 
La obra Isis Develada
 
Y Guénon también espeta, basándose en un tal Cowes (15), que los manuscritos del Barón de Palm le sirvieron a Blavatsky para escribir Isis Develada. Pero Guénon omite señalar que el director del mismo periódico que publicó la acusación de Cowes, posteriormente expresó su pesar por haberla difundido y declaró que era insubsistente (ver Histoire ST, p.161).
 
En cuanto al hecho en sí, aquí presento una carta que creo resolverá la cuestión de una vez por todas:
 
« Consulado de la República de Argentina
    Augsburgo, 16 de mayo de 1877.
    Expediente N° 1130.
 
Para William Quan Judge,
Abogado y Consejero en Derecho,
71 Broadway, Nueva York.
 
En base a vuestra carta del 7 de abril, deduzco que el barón Josef Heinrich Ludwig von Palm murió en Nueva York durante el mes de mayo de 1876.
 
El abajo firmante, cónsul Max Obermayer (el último que representó a los Estados Unidos en Augsburgo de 1866 a 1873) casualmente está en condiciones y muy dispuesto a brindaos la información que usted desea sobre ese individuo de una manera completamente exhaustiva.
 
El Barón von Palm fue en su juventud oficial del ejército bávaro, pero debido a sus muchas transacciones turbias y deudas se vio obligado a dejar la milicia. Luego se trasladó a otras partes de Alemania, pero no pudo quedarse mucho tiempo en ningún lugar a causa de su gran frivolidad, libertinaje y amor por el buen vivir, lo que lo llevaba constantemente a incurrir en nuevas deudas e involucrarse en convenios imprecisos; incluso fue condenado por los tribunales y recluido en prisión.
 
Después que le resultó imposible permanecer por más tiempo en Alemania, se fue a Suiza para emprender un nuevo curso de estafa, y de hecho logró mediante falsas promesas y tergiversaciones, persuadir al propietario del castillo de Wartensee para que le vendiera esa propiedad que inmediatamente él ocupó. Sin embargo su estancia allí fue corta pues no sólo no pudo reunir el dinero de la compra, sino que ni siquiera pudo pagar los impuestos, y en consecuencia la propiedad se vendió por cuenta de los acreedores y Palm huyó a los Estados Unidos.
 
Aquí no se sabe si se mantuvo o no en el país mediante fraudes. De las propiedades que posee en Europa ninguna vale un centavo; todo lo que se puede encontrar entre sus efectos a ese propósito es sólo estafa. Y la única propiedad sobre la cual él tenía algún derecho antes de irse a Norteamérica, fue una parte de la herencia de Knebelisher en Trieste, y cuando el barón partió, él ya se había tomado muchas molestias para tratar obtener el pago inmediato de esa cantidad, pero en vano.
 
Hacia fines del año 1869 Palm se dirigió hacia el firmante en su entonces calidad de Cónsul de los Estados Unidos, con la solicitud de arreglar el pago de su participación en la propiedad de Knebelisher antes mencionada. Esta petición fue atendida en el acto y como se desprende de la copia adjunta de su recibo, la suma de 1’068 táleros y 4/6 (lo equivalente a 3’247.53 dólares) fue puesta a disposición de Palm mediante una carta consular del 21 de enero de 1870, y él se sirvió de ésta última mediante la casa bancaria de Greenbaum Bros. & Co., como se desprende de su mensaje al Consulado con fecha 14 de febrero de 1870.
 
Sólo puedo repetir que Palm no poseía en Europa ni un sólo dólar en dinero, ni una sola hectárea de terreno, y que todo lo que se pueda encontrar entre sus papeles que diga lo contrario se basa únicamente en una documentación fraudulenta.
 
Los únicos parientes conocidos de Palm son las dos baronesas Van T___ domiciliadas en Augsburgo, ambas familias son muy respetables en todos los sentidos, y a quienes Palm en el último año de su residencia en Europa causó mucho escándalo y molestia.
 
Lo anterior da todo lo que se debe saber respecto al fallecido barón de la manera más exhaustiva, y probablemente incluso más de lo que pudierais esperar.
 
(Firmado) Max Obermayer,
Cónsul República Argentina. » (16)
 
 
Se puede ver cuán "probable" es que este oficial alemán, destituido del ejército, abrumado por deudas y descrito como un estafador, a pesar de sus irregularidades pudiera haber compuesto una obra tan original y poderosa como lo es Isis Develada (17).
 
Y es lamentable que un escritor tan recto y sincero como Maeterlinck haya repetido esta aseveración en su libro “El Gran Secreto”, aunque probablemente lo hizo repitiendo lo que había escrito Papus y sin tomarse la molestia de verificarlo. Y como de costumbre, Guénon no menciona la declaración oficial que les transcribí arriba y que es importante y de fácil acceso ya que se encuentra en el Diario del coronel Olcott (Histoire, p.162).
 
 
 
Una manipulación sistemática de la información
 
Como se puede ver en los ejemplos anteriores y elegidos sólo de las primeras cien páginas de la obra por Guénon, su libro nunca podría pasar como "una historia imparcial y completa" del movimiento teosófico. Y es extraño que un autor que haya tenido el privilegio de tener a su disposición esos pequeños trabajos espiritistas que hoy son casi imposibles de encontrar, nos asegure que su único motivo para tomar la pluma es que “no hay derechos más altos que la verdad” (p.307) (18) y al mismo tiempo haya omitido citar estos documentos relevantes y asequibles porque podrían dar una "impresión favorable" de la Teosofía.
 
Hay muchos otros datos que podrían mostrar cómo la documentación de Guénon, que él quiere hacer parecer tan "segura" y "precisa", es solamente un trampantojo. Hemos visto como escoge entre los hechos de que dispone aquéllos que le sirven para respaldar la idea que él se formó a priori sobre la génesis de la Sociedad Teosófica, e ignora sistemáticamente todo lo que no se ajusta a su punto de vista.
 
De este modo, para él, John King (que participó en los inicios de la Sociedad Teosófica) es un hombre vivo que junto a Henry de Morgan supuestamente "designó a Madame Blavatsky y preparó su encuentro con Olcott" (p.20).
 
Sin embargo, leemos en la Historia de la ST del coronel Olcott (p.20):
 
-      "Entonces pensé que era un John King real. ... Pero ahora estoy convencido de que 'John King' era un elemental farsante, manipulado por ella como una marioneta y lo utilizó como una ayuda para mi formación." (19)
 
En cuanto a Morgan, el coronel Olcott agrega al hablar de John King:
 
-      "Más tarde [ese espíritu] dijo que era el alma vagabunda de Sir Henry Morgan, el famoso bucanero." (20)
 
Y en otro pasaje de su Diario (ver Histoire, p.431-432) el coronel Olcott muestra claramente lo que eran John King y Henry Morgan, pero Guénon prefiere verlos como "misteriosos desconocidos". Y Guénon prefiere concluir que John King es el "demonio detrás de la Sociedad Teosófica", además de ser la causa de los fenómenos espiritistas (21).
 
 
Existe la misma extraña confusión en su página 46 cuando Guénon sostiene lo siguiente respecto de los Maestros teosóficos:
 
-      "La misma palabra 'Mahatma' nunca ha tenido el significado en sánscrito que Madame Blavatsky le atribuye, pues lo que ese término realmente denota es un principio metafísico y no se le puede aplicar a seres humanos".
 
Y sin embargo, la Revue de Paris (1 de abril de 1922) dedicó un artículo al "Mahatma Gandhi" donde leemos entre otras cosas en la página 642 que:
 
-      "[Gandhi] es el Mahatma, el gran inspirado del que se cree detenta poderes extraordinarios y comanda las fuerzas de la naturaleza".
 
Vemos por lo tanto que contrario a lo que afirma Guénon, en la India esta palabra puede ser perfectamente apropiada para una persona y no se refiere sólo a un principio metafísico.
 
Así, cuando es posible verificar los documentos que utiliza Guénon, constatamos el poco valor real que estos tienen a pesar de su aparente certeza. ¡Y cuántos pasajes podríamos citar en donde él se contenta con arrojar una afirmación o acusación sin ningún hecho o referencia que lo respalde, haciendo imposible comprobarlas! (22)
 
En verdad, si Guénon se tomó la molestia de recolectar él mismo sus materiales, debemos admitir que su elección no fue ni sensata ni imparcial. Si como dice en su corolario, gracias a “circunstancias un tanto excepcionales” tuvo a su disposición los documentos que alguna colectividad había recogido pacientemente, no podemos decir que él se puso a la altura o haya cumplido las esperanzas depositadas en él.
 
(Observación de Cid: de hecho René Guenon si cumplió el objetivo ya que la colectividad que le dio esos documentos era un grupo de católicos que querían desprestigiar a la Sociedad Teosófica y es por eso que ellos patrocinaron a Guénon y lo ayudaron para que escribiera ese libro y luego se lo publicaron.)
 
 
 
El libro de Dzyan
 
Pero estas omisiones y asertos sin fundamento, por graves que sean, no son nada con este otro pasaje que considero demuestra el nivel de poca confianza que merece su libro “Teosofismo”. En el capítulo donde estudia las fuentes de Blavatsky, Guénon dice (p.95):
 
« Agregaremos una palabra que concierne en particular al origen de los textos tibetanos —supuestamente muy secretos— que Madame Blavatsky ha citado en sus obras, en concreto las famosas Estrofas de Dzyan incorporadas a La Doctrina Secreta.
 
Dichos libros contienen varios pasajes que están manifiestamente “interpolados” o incluso se inventaron desde cero, y otros que al menos fueron “arreglados” para ajustarse a las nociones teosóficas.
 
En cuanto a sus porciones originales, simplemente estas se tomaron prestadas de una traducción de fragmentos del Kandjur y Tandjur, publicada en 1836 en el vigésimo volumen de Calcutta Asiatic Researches por Alexandre Csoma de Körös. » (23)
 
Nadie podría pasar por alto la gravedad de esta acusación, y si Madame Blavatsky realmente se contentó con tomar esas Estrofas de Dzyan (de las cuales siempre sostuvo que eran una obra esotérica de la mayor antigüedad) desde un volumen publicado en 1836, uno podría encontrar extraño que ella nunca indicara de dónde sacó esos datos.
 
Las investigaciones asiáticas de Calcuta son una serie muy rara que muy pocas bibliotecas europeas poseen, pero afortunadamente las encontramos en el Museo Guimet (Documento n°7060). Además que actualmente es bastante fácil de verificar si lo que afirma Guénon es cierto dado que la traducción francesa de la obra de Csoma ha sido publicada en el volumen II de los Anales del Museo Guimet por Léon Feer (1881, páginas 131-573), y así los lectores que deseen tomarse la molestia de comprobarlo podrán estar seguros de que la afirmación de Guénon es total y materialmente falsa, ya que el trabajo de Csoma consiste casi exclusivamente en el análisis, no en las traducciones, y ninguna de éstas últimas concuerda con el texto de las Estrofas de Dzyan o La Voz del Silencio.
 
 
 
Más falsedades que dijo Guénon
 
Ésta no es la única mentira flagrante que podríamos contrarrestar. Otro ejemplo lo tenemos en la página 20, nota 1, donde Guénon afirma que "no pudo tener ninguna confirmación sobre el segundo matrimonio de Madame Blavatsky”, cuando el relato de esta unión ocupa todo un capítulo del Diario del coronel Olcott (I, p.58), y éste afirma que los papeles pertinentes están en su poder.
 
Y siguiendo con este fárrago, vimos anteriormente que Guénon aceptó sin corroborar la afirmación de que Isis Develada había sido escrita con la ayuda de los manuscritos del barón de Palm, y mostramos cuán improbable era esa hipótesis dado el carácter y la vida de ese sujeto.
 
Pero a pesar de ello, Guénon asegura que dicho aristócrata legó su colección de libros a la Sociedad Teosófica (p.93) y también escribió en la página 86: “Sinnett afirmaba que no dejó nada, aparte de su biblioteca”, pero si consultamos el libro que escribió el Sr. Sinnett (La Vida Mme Blavatsky, p.121) encontramos que no se trataba de una biblioteca sino solo de unos pocos libros (24).
 
 
 
 
Conclusión
 
No es nuestro objetivo refutar todo el trabajo del señor Guénon porque eso sería darle una importancia y un valor que no se merece. Simplemente hemos querido mostrar esto al lector para mostrarle que puede ser mal influenciado a emitir un juicio desfavorable hacia el Movimiento Teosófico si solo lee el libro de René Guénon, y por lo tanto le recomendamos que complemente su conocimiento recurriendo a otras obras como “La Historia de la Sociedad Teosófica” del coronel Olcott, “La Vida de Madame Blavatsky” de Alfred Sinnett, “Hacia el Templo y la Sabiduría Antigua” de Annie Besant, “La Luz en el Sendero” de Mabel Collins.
 
Y también deseamos exponer que el libro de Guénon es incompleto e intencionalmente despectivo, por lo que este no merece el nombre de “historia” ya que se encuentra desprovisto de los métodos objetivos y eruditos que una verdadera narración histórica requiere, así como de la crítica segura y clara que uno tiene derecho a esperar de una obra semejante.
 
Además, si el Movimiento Teosófico fuera lo que Guénon dice ser, no habría inscrito a más de 40’000 miembros provenientes de todas las partes del mundo, ni habría dado a tantas almas la fuerza y la luz que no podrían encontrar en otra parte, y tampoco les habría dado una respuesta más clara a los problemas del destino humano.
 
Guénon ha hecho por nuestro Movimiento lo que un historiador malicioso podría haber realizado por la Iglesia Católica si únicamente hubiera contado las crueldades de la Inquisición, estudiado la Masacre de San Bartolomé en el más mínimo detalle e ignorando por completo la magnífica oleada de fe religiosa que motivó la construcción de las catedrales, provocó las Cruzadas y envió misioneros a evangelizar el mundo.
 
(Nota de Cid: yo no estoy de acuerdo con esta comparación, porque mientras que la Sociedad Teosófica original buscaba liberar a las personas del dogmatismo, en cambio la Iglesia Católica por el contrario busca meter a las personas dentro de su dogmatismo. Y las Cruzadas fueron tan horrendas como la Inquisición.)
 
 
Apenas puedo resumir en pocas líneas lo esencial de las teorías teosóficas y prefiero que el lector consulte las obras mencionadas anteriormente. Basta decir que el objeto fundamental de la Sociedad Teosófica es "formar un núcleo de hermandad humana, sin distinción de sexo, raza, rango o credo". Y ese es el ideal de comprensión, de amplia tolerancia y de simpatía por todo lo que vive, y lo que constituye la base de la Teosofía.
 
La Teosofía enseña que cada credo religioso es una expresión de la vida divina, más o menos perfecta según la raza y el punto evolutivo alcanzado. Y el objetivo principal de la Teosofía es comprender la majestuosidad y belleza de todo lo que vive, percibiendo lo divino en todo.
 
Evidentemente tal concepto no puede esperar simpatía de quienes pretenden poseer una revelación plenaria, total y definitiva de la "verdad divina", y que con desprecio (o en ocasiones amargura) reprochen sus "errores" a quienes no piensen igual que ellos.
 
La concepción de quienes buscan comprender lo mejor de todas las razas, que creen que lo común en ellas con todas sus manifestaciones religiosas y artísticas está llamado a formar una armonía (como aquélla de las esferas que escucharon los pitagóricos), y que la historia de la especie humana —como la de cada alma humana en el curso de sus reencarnaciones— es el relato del espíritu que evoluciona en la materia; todo esto se opone al ideario de un Dios omnisciente y trascendente que crea al hombre para una prueba que en su conocimiento total, sabe que su criatura va a fracasar y hará responsable a todo el conglomerado humano por esa única falta.
 
 
¿Es necesario agregar que la tesis teosófica se fortalece por el progreso diario de las ciencias históricas a través del cual aprendemos a conocer y valorar mejor las civilizaciones del pasado?
 
Las doctrinas de reencarnación y karma satisfacen mucho mejor la necesidad de justicia que se encuentra en la base de cada corazón, y mucho más que si las comparamos con la hipótesis de que a una breve vida humana le siguen un cielo o un infierno perpetuos. Una eternidad de castigos o recompensas evitaría cualquier evolución adicional, haciendo que todo estuviera condicionado al último momento del individuo y pondría el alma del vándalo y la élite en pie de igualdad. “Sed perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
 
¿Cómo entender ese dicho maravilloso si solamente una existencia fuera todo lo que se nos concediera?
 
La creencia en la evolución del individuo y de la raza, que es lo que sostiene la Teosofía, impone ciertos deberes al ser humano. Debe “girar la rueda”, como ha dicho un gran Instructor, poniendo todas sus fuerzas en el crecimiento del género humano y favorecer todos los intentos que busquen traer más hermandad y solidaridad entre las diferentes clases y etnias.
 
Es por eso que uno encuentra teósofos en tantos movimientos para promover justicia y elevar e instruir a las clases bajas. Guénon encuentra ridículos estos empeños y los estigmatiza a modo de "moralismo". Y le respondo que si éste último consiste verdaderamente en desear una elevación del nivel intelectual y ético humano, y hacer consciente a cada persona de su solidaridad y deberes hacia los demás —porque todos tienen en ellos una chispa de vida divina—, entonces sí, los teósofos son “moralistas".
 
¿Pero quién se atrevería a reprochárselos? ¿Se critica a quienes luchan contra el alcoholismo? ¿No es ésa una de las peores maldiciones que afligen al mundo? ¿Se recrimina a los que trabajan para la Liga de las Naciones? ¿No es la falta de comprensión entre razas la causa constante de guerras? ¿Acaso no se puede esperar que el ideal teosófico de entendimiento y colaboración se convierta en el de todos los individuos?
 
Ciertamente poner fin a las conflagraciones no acabará con el esfuerzo y la pelea contra el mal. Pero el objetivo de la Sociedad Teosófica no es un bienestar estático ni una especie de paraíso terrenal, porque el teósofo sabe que en todos los dominios se abren nuevos horizontes ante sí, a medida que uno se eleva. “Entrarás en la luz, pero nunca tocarás la llama”, dice Luz en el Sendero, uno de los libros más hermosos jamás entregados a la humanidad (25).
 
La Teosofía ha traído nueva vida a muchos seres, y en ella la persona de acción encuentra motivos para actuar con más nobleza; el intelectual halla un sistema que concilia sus necesidades religiosas con las rigurosas exigencias del método científico; el religioso ve ante sí un ideal de abnegación y amor que lo eleva por encima de él mismo y le enseña a lograr una vida superior. Esto es lo que la Teosofía ha aportado a un cierto número de almas, y ojalá que estas pocas líneas enseñen a los que saben poco de ella —o piensan mal de ella— a juzgarla con más equidad.
 
Paul Bertrand
 
 
 
 
 
Notas
 
1. En el manuscrito original se dan las referencias a fuentes y números de página para facilitar la comparación con las ediciones francesas utilizadas por Méautis. Asimismo, se conservan sus títulos: por ejemplo, Histoire Authentique de la Société Théosophique por Old Diary Leaves de Olcott. Sin embargo, las citas que se originan en inglés se otorgan en sus versiones originales. Y los añadidos y las notas del investigador Joscelyn Godwin quien tradujo el texto al inglés se indican como "tr".
 
2. Guénon respondió así en la última edición de su libro: “Se nos ha reprochado por hacer un amplio uso de lo que se llama 'el folleto de Solovyov, Una sacerdotisa moderna de Isis, la obra de un hombre que abusó deshonrosamente de la confianza que Madame Blavatsky tenía depositada en él'. Respondemos que Solovyov fue al menos un filósofo de cierto valor, quizás el único que Rusia ha tenido, y que personas que lo conocieron bien nos aseguraron que su probidad intelectual estaba por encima de toda sospecha. En ocasiones se le criticó la misma tendencia eslava hacia un cierto misticismo, pero desde el punto de vista teosófico uno no tendría respaldo para hacer ese reproche" (Théosophisme, p.319-20).
 
Guénon confundió erróneamente a Vsevolod Sergueyevich Solovyov (también transcrito Solovyoff, Soloviof, Solovieff, etc., 1849-1903), novelista, poeta y autor de A Modern Priestess of Isis (traducción de Walter Leaf, Londres: Longmans, Green & Co., 1895) con su hermano más famoso, el filósofo Vladimir Sergueyevich Solovyov (1853-1900), quien escribió una reseña favorable de La Clave de la Teosofía por Blavatsky para el Russkoye Obozreniye ("Revista Rusa"), vol. IV, agosto de 1890. Véanse las anotaciones de Boris de Zirkoff en Blavatsky Collected Writings (Wheaton: Theosophical Publishing House, 1966-1991), vol. VI, p.446; vol. VII, p.334n. (tr).
 
3. En una nota a la segunda edición de Théosophisme, Guénon reconoce esta negligencia, pero agrega que “si los teósofos encuentran 'honorable' la función de denunciante, lamentamos no tener la misma opinión sobre este punto” (Théosophisme, p.312; tr)
 
4. C.W. Leadbeater, Theosophical Talks at Adyar, segunda serie (Chicago: Rajput Press, 1911), p.386-87 (tr).
 
5. La referencia en la versión francesa de Guénon es personne, que es sustantivo femenino, por lo que obliga al siguiente pronombre a ser también femenino. Sin embargo, el autor traduce “persona” (person) como quelqu'un, que lleva el pronombre masculino como en el original inglés. Al transcribir este extracto me he mantenido lo más fiel posible a la versión del texto inglés por Guénon, cuyo original aparece a continuación (tr).
 
6. H.S. Olcott, Old Diary Leaves, primera serie (Adyar: Theosophical Publishing House, 1941), p.462-63 (tr).
 
7. Guénon respondió en la edición aumentada de su libro: “[El texto de Bertrand] contiene 'rectificaciones' del tipo más torpe, especialmente en lo que respecta al pasaje de Old Diary Leaves que hemos citado aquí. La afirmación es que 'desnaturalizamos por completo' el sentido de este pasaje, que se restaura de la siguiente manera, a partir de la traducción francesa en tres volúmenes publicados bajo el título Histoire Authentique de la Société Théosophique [sigue el pasaje relevante con pequeñas diferencias tanto de versiones francesas de Guénon como de Méautis-tr.] ¡Este texto más completo contiene frases que son aún más complicadas para Madame Blavatsky que las que reproducimos de una traducción parcial aparecida en el Lotus Bleu!" (Théosophisme, p.321-22, tr).
 
8. Como se explica en la nota 1, las alusiones entre paréntesis son del autor. La fuente de esta cita es Blavatsky Collected Writings, vol. 1 (Wheaton: Theosophical Publishing House, 1977), p.112 (tr).
 
9. "Creo (aunque no estoy del todo seguro) que su idea [de Blavatsky] y la de Olcott es que estos fenómenos son producidos de alguna manera por un gran hermano y 'adepto' en Tíbet" (Old Diary Leaves, primera serie, p.337, cita que figura como nota a pie de página en el original, tr).
 
10. Old Diary Leaves, primera serie, p.237 (tr).
 
11. Paréntesis insertados por el autor en su reproducción de la cita ya adaptada de Guénon. Fuente del mensaje: Carta n° 8 en W. Stanton Moses, "The Early Story of the Theosophical Society", Light, 9 de julio de 1892, p.330-32; 23 de julio de 1892, p.354-57 (tr).
 
12. Old Diary Leaves, primera serie, p.265 (tr).
 
13. Publicado por la Sociedad Teosófica en Madrás, 1885 (tr).
 
14. Franz Hartmann, Report of Observations Made During a Nine Months' Stay at the Headquarters of the Theosophical Society at Adyar (Madras), India (The Scottish Press y Graves Cookson and Co., 1884, tr).
 
15. Es decir, el doctor Elliott Coues. Véase Old Diary Leaves, primera serie, p.162 (tr).
 
16. Old Diary Leaves, primera serie, p.163-65 (tr).
 
17. En la edición aumentada de Théosophisme Guénon escribe: “Paul Bertrand declara que 'es improbable que este oficial alemán (...) pudiera haber escrito una obra tan original y poderosa como Isis Develada, a pesar de todas sus irregularidades'. Nunca dijimos nada por el estilo; al contrario, siempre sostuvimos que esta obra bien pudo haber sido escrita por Madame Blavatsky con la colaboración de Olcott y sin duda otros y se trataba simplemente de las fuentes que utilizó para compilarla. ¿Nuestro contradictor nos ha malinterpretado tan mal o debemos sospechar de su buena fe?" (Théosophisme, p.324).
 
18. Haciéndose eco del lema teosófico "no existe religión más elevada que la verdad" (tr).
 
19. Old Diary Leaves, primera serie, p.11 (tr).
 
20. Old Diary Leaves, primera serie, p.10-11 (tr).
 
21. Théosophisme, p.280: "No creemos que los teósofos, ni ocultistas o espiritistas estén a la altura de triunfar completamente en tal empresa” (preparando la venida del Anticristo), "pero ¿acaso no hay algo igualmente terrible tras todos estos movimientos de lo que sus propios líderes no saben, y a su vez éstos no son más que sus simples instrumentos?". En la página 129, tras hablar de los peligros del mediumnismo y la obsesión por determinadas entidades, contra lo que advierte Sinnett a sus lectores, Guénon añade: "Para el autor y ante todo, estos 'seres que flotan en la atmósfera' son 'cascarones astrales', pero en realidad podrían constituir otra cosa muy distinta: es necesario saber lo suficiente sobre la verdadera naturaleza de los 'poderes del aire'".
 
22. Por ejemplo, es sugestivo señalar que la idea de reemplazar el término théosophe por théosophiste para designar a los miembros de la Sociedad Teosófica –concepto que Guénon desarrolla al comienzo de su libro– ya se encontraba en un artículo del comandante Courmes en el Lotus Bleu, 1894-1895, p.335, bajo el título "Théosophe et Théosophiste". Curiosamente, ambos plantean argumentos similares como el uso del vocablo "theosophist" en inglés. Guénon no cita este artículo, que es muy posible que no conociera, pero es aún más atrevido ver a un feroz oponente de la Teosofía adoptando las nociones de los mismos teósofos.
 
23. Théosophisme, p.97 (tr).
 
24. Esto es correcto; véase A.P.Sinnett, Incidents in the Life of Madame Blavatsky (Londres: Theosophical Publishing Society, 1913), p.156. Sin embargo, Guénon también cita la carta de Elliott Coues al periódico New York Sun (20 de julio de 1890) como su "fuente" para la famosa biblioteca del barón de Palm, y en la edición aumentada agrega: "parece ser que las propiedades mencionadas en su testamento eran inexistentes, pero digan lo que digan los teósofos, eso no impidió que Madame Blavatsky pudiera utilizar los contenidos de su biblioteca como afirmó el doctor Coues, que es lo único que importa aquí" (Théosophisme, p.324, tr).
 
25. Mabel Collins, Light on the Path (sin lugar de publicación ni fecha), The Yogi Publication Society, primera edición 1885, p.8 (tr).
 
 
(Este texto se publicó inicialmente en un folleto titulado “Teosofía y teosofismo: respuesta a la crítica contra la teosofía hecha por René Guénon”, Paris, Publications Théosophiques, 1922, y fue firmado Paul Bertrand que era el seudónimo literario que utilizaba Georges Méautis.)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. Cid con respecto a las cruzadas y a la inquisición:

    Las Cruzadas fueron un método de defensa de Europa contra las invasiones musulmanas que se apropiaron de jerusalem y demás puntos de importancia religiosa(también geo-política) pero esto era lo de menos. Era una guerra, no una imposición o algo por el estilo, aunque no dudo que fue feroz, pero nadie dice que los comunistas sovieticos o los aliados hayan expandido su ideología por el globo contra alemania, simplemente fue un conflicto armado.

    Inquisición: este es el punto más escabroso. Según varios autores y académicos, la Inquisión por ejemplo puso en la hoguera(al menos en España durante el siglo 16/17) a 400 brujas, pero después se prohibió esta practica, ya que las autoridades inquisitoriales no consideraban a la brujería una acusación basada en hechos sino fantasías. Lo que si perseguía ferozmente eran a los conversos o cristianos nuevos(ex-musulmanes, ex-judíos y ex-paganos), y no negare que sentían miedo, sin embargo la policia inquisitorial era muy poco efectiva y los libros prohibidos del index eran leídos y conseguidos con mucha facilidad(vamos, como la piratería de hoy en día).
    Si comparamos esa cantidad con las quemas de brujas protestantes o la francia de Robespierre, no es ni una quinta parte de muertos, ni eran "mujeres inocentes"(la mayoria de las veces eran criminales, peredastas u otro tipo de indeseable)

    Con esto no digo que la iglesia este libre de culpas(ni soy católico, planeo convertirme al budismo), pero como parte de una familia de esta religión y después de investigar en varios foros, páginas, libros y documentos, me parecia bueno señalarlo.
    PD: mirate el canal de "Brigada Antifraude", unos videos sobre una respuesta a un usuario llamado "Putomikel" ahí da más datos interesantes sobre esta y otras cuestiones.

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