Victor Endersby fue un teósofo y editor de la revista "Theosophical Notes", y sobre este
libro él escribió lo siguiente (y en morado añadí mis comentarios):
Este libro de Alice Bailey fue
publicado por primera vez en 1948 y se ha reimprimido tres veces más hasta
ahora (la última de ellas en 1962). Podríamos escribir numerosos comentarios detallando
los errores que hay en cada una de sus 190 páginas, pero por falta de espacio tendremos
que contentarnos con unas pocas muestras.
En
general, el antropomorfismo burdo se hace cada vez más evidente y la manera
como se han desenvuelto los libros de Alice Bailey desde los años 20 tiende
progresivamente hacia una especie de pseudo-cristianismo materialista que
incluso está superando a las propias iglesias.
Tengan en cuenta las pretenciosas
declaraciones de conocimiento personal e íntimo que pretende tener el Tibetano con
el Cristo en la Tabla de contenido:
Capítulo I
La Doctrina del Venidero ...................
5
Capitulo II
La ocasión única de Cristo ..............
15
Capítulo III
La Reaparición de Cristo .................
36
Capítulo IV
La Obra de Cristo
.............................. 61
Capitulo V
Las enseñanzas de Cristo .............
102
Capítulo VI
La nueva religión mundial ..............
137
Capítulo VII
Preparación para el Cristo .............
160
Y en la página 5 escribió:
« Cuando
los hombres sienten que han agotado todos sus recursos y llegado al final de
todas sus posibilidades innatas, y que los problemas y las condiciones a los
que se enfrentan están más allá de su solución o manejo, ellos son propensos a
buscar un intermediario divino, un Mediador o Salvador a quien rogará por su
causa ante Dios y producirá un rescate.
Esta doctrina de mediadores, Mesías,
Cristos y Avatares se puede encontrar extendiéndose como un hilo dorado a
través de todas las creencias y escrituras del mundo, y al relacionar dichos
textos con alguna fuente central de emanación, se encuentran en gran abundancia
por todas partes. Incluso el alma humana es considerada como un intermediario
entre el hombre y Dios; incontables millones creen en Cristo para actuar como
mediador divino entre la humanidad y la divinidad.
Todo el sistema de revelación
espiritual se basa (y siempre lo ha hecho) en esta doctrina de
interdependencia, vinculación consciente, planificada y dispuesta, y en la
transmisión energética de un aspecto de la manifestación divina a otro, desde
Dios en el “lugar secreto del Altísimo” al ser humano más humilde que vive,
lucha y sufre en la Tierra. En todas partes se encuentra esta transmisión:
“Vengo para que tengan vida”, dice
Cristo, y las Escrituras del mundo están llenas de la intervención de algún Ser
que se origina en una fuente superior a la estrictamente humana. Siempre se
encuentra el mecanismo apropiado a través del cual la divinidad puede alcanzar
a la especie humana y comunicarse con ella, y es con esta interacción y estos
Instrumentos de energía divina que tiene que ver la doctrina de los Avatares o
de los “Venideros” divinos. »
Pero esto
que dice es una “Gran Herejía" como se sostiene por toda verdadera
filosofía esotérica, y la típica distorsión que hacen las iglesias en donde
buscan ser los intermediarios entre lo divino y el ser humano, la gran
externalidad al pequeño interior, ¡del Creador a la Criatura!
La misma
vieja separación, la misma pérdida de Unidad en toda la vida y el espíritu del
Universo, la misma dependencia desvalida en una bendición desde las alturas
para ser administrada como siempre por una junta de "Servidores",
intermediarios e intérpretes.
Y el “Tibetano” que en realidad es
Alice Bailey, continúa diciendo:
« Un
Avatar es alguien que posee una capacidad peculiar (además de una tarea auto-iniciada
y un destino preestablecido) para transmitir energía o poder divino. Esto
necesariamente es un misterio profundo y se demostró de manera peculiar y en
relación con la energía cósmica por medio del Cristo que por primera vez en la
historia planetaria, hasta donde sabemos, transfirió la energía divina del amor
directamente a nuestro planeta y a la humanidad en el sentido más concreto.
También estos Avatares o Mensajeros
divinos siempre están vinculados con el concepto de algún Orden o Jerarquía
metafísica o subjetiva de Vidas espirituales que están preocupadas por el
desarrollo del bienestar humano. Todo lo que sabemos realmente es que a lo
largo de los siglos, grandes y divinos Representantes de Dios personifican el
propósito celestial y afectan al mundo entero de tal manera que Sus nombres y
Su influencia se conocen y sienten miles de años después de que ya no caminan
entre nosotros.
Una y otra vez ellos han venido para
dejar un mundo transformado y alguna nueva religión mundial; y también sabemos
que la profecía y la fe siempre han ofrecido a la humanidad la promesa de Su
venida nuevamente entre nosotros en una hora de necesidad. Estas declaraciones
son factuales, históricamente probadas, y más allá de eso, sabemos
relativamente pocos detalles. »
Y esto es
más de lo mismo, hasta parece propaganda cristiana — y como era de esperarse de
un religioso occidental , Jesús el Cristo indudablemente es el único que, sólo
en el curso de la historia planetaria ha transmitido la energía divina de amor
a nuestro planeta. Éste es un Dios personal con un representante particular y
una misión única (desde y hacia Él).
Ningún sacerdote
católico u otro podría ir más lejos y aclararlo; incluso tenemos aquí la expiación
vicaria en forma de algo místico que sólo puede ser transmitido por seres
únicos. Ningún reconocimiento del karma o
de la enseñanza inherente a toda ley de que todos los poderes son potenciales
en el mismo ser humano y deben ser desarrollados por él, sin otra ayuda externa
que no sea la enseñanza y el ejemplo.
¿Me podría alguien decir dónde está el Buda en esto?
Y más adelante añade:
« Todos
los avatares o salvadores del mundo, sin embargo expresan dos incentivos
básicos: La necesidad de Dios para contactar a la humanidad y tener relación
con sus hijos, y la necesidad humana de contacto, ayuda y comprensión divinos y
sujetos a esos incentivos.
Y por lo tanto todos los verdaderos
Avatares son intermediarios divinos, y ellos pueden actuar de esta manera
porque se han separado completamente de todas las limitaciones, de todo sentido
de individualidad y separatividad, y según los estándares humanos ordinarios ya
no son el centro dramático de sus vidas, como la mayoría de nosotros.
Cuando han alcanzado esa etapa de
descentralización espiritual, Ellos mismos pueden convertirse en eventos en la
vida de nuestro planeta; cada ojo puede mirar hacia ellos y todos los
individuos pueden verse afectados. »
¡Ahora resulta la necesidad de
“Dios” para “contactar” a la humanidad!
Y nótese
después la sutil soldadura de lo verdadero con lo falso, ya que se describe lo
que es un verdadero Avatar de manera más o menos correctamente —aparte del
pronombre en mayúscula que ninguno de ellos reclamó— así el proponente
infiltrado de la Escuela Arcana puede aducir que "enseña lo mismo"
que la Teosofía y esta manipulación es evidente en todo.
Luego, más adelante en ese libro, los
"relativamente pocos pormenores" ahondan con gran detalle y un
aparente conocimiento íntimo en los trabajos más secretos del alma de
“Cristo".
En la página 10, Bailey iguala a
Buda con Cristo, puesto que allí ella escribió:
« Los
Avatares más fácilmente reconocidos son el Buda en Oriente y el Cristo en
Occidente. Sus mensajes son familiares para todos, y los frutos de Sus vidas y
palabras han condicionado el pensamiento y las civilizaciones de ambos bloques.
Debido a que son Avatares humano-divinos.
Ellos representan lo que la
humanidad puede entender fácilmente puesto que son de la misma naturaleza que
nosotros, “carne de nuestra carne y espíritu de nuestro espíritu”, los
conocemos y confiamos en ellos y significan más para nosotros que otras eventualidades
divinas. Incontables millones confían en Ellos, los conocen y aman. »
Pero en la página 11 no pudo
resistirse y afirma que el Cristo es superior:
« El
Cristo, ese gran Mensajero divino-humano, debido a su estupendo logro en la
línea de comprensión, transmitió a la humanidad un aspecto y una potencia de la
naturaleza de Dios mismo, el Principio de amor Divino.
La luz, la aspiración y el
reconocimiento de Dios Trascendente había sido la expresión vacilante de la
actitud humana hacia Dios, antes del advenimiento del Buda, el Avatar de la
Iluminación. Entonces el Buda vino y demostró en Su propia vida el hecho del
Dios inmanente —así como también del trascendente— en el Universo y dentro de
la humanidad. El carácter individual de la Deidad y el Ser en el corazón humano
particular se convirtió en un factor en la conciencia humana. Era una verdad
relativamente nueva para nosotros.
Sin embargo, hasta que Cristo llegó
y vivió una existencia de amor y servicio y dio a las gentes el nuevo mandato de
amarse unos a otros, hubo muy poco énfasis en Dios como Amor en cualquiera de
las Escrituras del mundo. Pero después de venir como Avatar del amor, a Dios se
le conoció como el amor supremo, el amor como objetivo de la creación,
principio básico de la relación y como acción en todas las manifestaciones
hacia un Plan motivado por dicho sentimiento. Y esta cualidad divina fue
revelada y enfatizada por Cristo, y por lo tanto Él alteró toda vida, meta y
valores humanos. »
Vemos cual es la metodología de
Bailey en donde por un lado ella apacigua la reverencia que tienen los teósofos
hacia Buda, mientras que por el otro lado también apela al prejuicio cristiano a favor de Cristo como el Único,
convirtiendo así a Buda en un Avatar menor, una especie de precursor que enseña
una doctrina parcial.
No sabemos
de una mayor exhibición de desdén combinado por las enseñanzas de los Mahatmas
y la funesta ignorancia de lo que realmente enseñó Siddharta Gautama y cuál fue
su efecto sobre la humanidad.
Y es comprensible que los cristianos
que están cuidadosamente engatusados por sus iglesias contra la verdad
histórica sobre las religiones sean ignorantes acerca del budismo y su fundador,
pero ni siquiera se necesita que la Teosofía cuente la verdadera historia. Palabra por palabra, las enseñanzas éticas
budistas son las mismas que las de Cristo, restando cualquier intervención del
incrédulo insertada incluso en el Testamento y expresado de manera más amplia y
filosófica quinientos años antes.
Luego están los innumerables
detalles legendarios de Buda referidos en el budismo Mahayana, correcta aunque
poéticamente expresados en “La Luz de Asia”, ¡incluso en el nacimiento de la
Virgen! ¡Seguramente el origen del
cristianismo como un compuesto de budismo, mitraísmo, platonismo y algunas
otras doctrinas es bastante evidente incluso para los eruditos seculares, sin
hablar de los agentes acreditados de los Mahatmas!
En cuanto a estos, la retribución
viene en la página 15 en donde Bailey escribió:
« El
mundo al que Él vendrá es un lugar nuevo, si es que aún no es un entorno mejor;
las nuevas ideas ocupan la mente de las personas y los nuevos problemas esperan
una solución. Veamos esta singularidad y obtengamos algún conocimiento de la
situación en la que Cristo se dejará caer. Seamos realistas en nuestro enfoque
de este tema y evitemos un pensamiento místico y vago.
Si es verdad que Él planea
reaparecer, si es un hecho que traerá a Sus discípulos con Él (los Maestros de
Sabiduría) y si esta venida es inminente, ¿cuáles son algunos de los factores
que Ellos deben tomar en consideración? »
Aquí lo
tenemos: ¡Los Mahatmas son discípulos de Cristo! ¡Qué odiosa boda de sistemas
totalmente opuestos!
(Hay que remarcar que cuando Alice Bailey habla del Cristo, ella no se
está refiriendo a la Conciencia Divina, sino a un personaje ficticio que inventó
Charles Leadbeater y que según él, es el jefe de los maestros de sabiduría, vive
en los Himalayas y su función es de ser “El Instructor del Mundo”.)
¿Y cuándo va a reaparecer el
Cristo?
Bailey escribió:
« No
nos corresponde a nosotros saber la fecha u hora de su reaparición. Su venida
depende de la apelación (a menudo sin voz) de todos quienes se hallan en una
intención masiva; y también depende del mejor establecimiento de las relaciones
humanas correctas y la realización de cierto trabajo en este momento por parte
de Miembros mayores del Reino de Dios, la Iglesia Invisible, la Jerarquía
espiritual de nuestro planeta; y también está sujeto a la firmeza en los
discípulos mundiales de Cristo en este momento y sus colaboradores-iniciados,
todos ellos trabajando en muchos grupos religiosos, políticos y económicos.
Y a lo anterior hay que sumar lo que
a los cristianos les gusta denominar “la inescrutable Voluntad de Dios”, ese
propósito no reconocido del Señor del mundo, el Anciano de los Días (como se le
llama en el Antiguo Testamento) que conoce Su propia mente, irradia la más alta
calidad de amor y enfoca Su Voluntad en su propio Lugar Altísimo en el centro
donde se conoce la Voluntad de Dios. »
No dar una fecha exacta fue muy
sabio por parte de Bailey; quizás advertido por algún estudio sobre el triste
destino de los "Avatares" previamente profetizados y cuya fecha se
determinó demasiado cerca y sin reflexión, incluido el de Krishnamurti, quien
decidió en el último momento que no deseaba ser el nuevo Jesús.
Bailey
respalda su anterior cita de 1980, lo cual deja el campo abierto. El
"Avatar" puede aparecer en cualquier momento como si existiera algún
personaje adecuado capaz de interpretar la parte de forma plausible y los
Servidores (y el "Servido") puedan vincularse indefinidamente de
otras maneras, pero dudamos que continúe existiendo
durante los millones de años necesarios para la verdadera aparición de Maitreya
como lo señala la teosofía y el budismo.
(Al inicio Leadbeater
solo hablaba de la pronta aparición de Maitreya, pero para atraer la atención del
público occidental, rápidamente le cambió el nombre por “El Señor
Cristo-Maitreya”, y Bailey repite lo mismo que dijo Leadbeater, pero solo lo
denomina Cristo.)
Incluso podría sobrecargarse la fe
en el "tibetano" de Bailey, obviamente fervorosa. De todos modos, en
caso de retraso indebido, ella tiene un chivo expiatorio preparado; de hecho
son dos, uno detrás del otro.
La razón
por la cual Cristo no ha reaparecido ahora es el fracaso de las iglesias para
cumplir con sus obligaciones, pero este momento ya ha llegado (se deduce en la
siguiente oración del comentario citado anteriormente que aún no sabemos la
fecha ni la hora).
Pero ahora
que lo pienso, en realidad hay tres chivos expiatorios y los otros dos son el
público que no ha aportado el suficiente dinero para asegurar la venida de Cristo,
y el "elegido" que puede no aprovechar la oportunidad de unirse a los
"Servidores", o que habiéndose unido, puede dejar de ser lo suficientemente
empeñoso y solvente económicamente para recaudar fondos y propagar la fe.
Parece haber una incomprensión
bastante infantil de las reacciones públicas entre estas personas; la combinación de una "Segunda
Venida" con todo este énfasis en el dinero. Por ejemplo: en una
publicación, Bailey pidió por lo menos 30’000 dólares para asegurar el
"Gran Evento", lo que necesariamente da la impresión de un fraude manifiesto
al ciudadano promedio.
Pero estas
mismas personas, aunque sin duda como la mayoría de los otros grupos de
recaudación monetaria que involucran a uno o dos coimeros, parecen ser
fanáticos honestos de línea dura. Y
allí probablemente se encuentra el peligro público más grave: fascistas, nazis y
demás fanáticos, todos ellos muestran los riesgos explosivos que residen en
cualquier grupo pseudo-místico y hambriento de poder imbuido de este tipo de
fervor emocional.
En la página 16 encontramos un poco
de celos profesionales debido a que allí Bailey escribió:
« Incluso
si no existe un reconocimiento general de Su estado espiritual y Su mensaje,
necesariamente debe haber un interés universal, ya que hoy en día incluso
muchos Cristos y Mensajeros falsos disfrutan de esta curiosidad universal y no
pueden ocultarse. Esto crea una condición única en la cual trabajar, y una que
el Hijo de Dios rescatador y energizador nunca antes ha tenido que
enfrentar. »
Aunque esta cita es casi ilimitada
en una refutación, también puede ser muy aburrida cuando la repetición también
es ilimitada, por lo que repasaremos algunos otros puntos de manera breve, pues
la anatomía general debe ser lo suficientemente clara.
Se nos dice que si bien las iglesias
serán una agencia importante, Cristo también usará cualquier otro canal que
pueda ser útil. Y aquí tenemos otra
cita que no debe perderse, la señal de peligro de naturaleza teocrática más
notoria que hemos visto:
« Hoy
la gente común está despertando a la importancia y la responsabilidad del
gobierno, y por lo tanto la Jerarquía se da cuenta de que antes de que pueda
surgir el ciclo democrático verdadero (tal como esencialmente existe y se
demostrará al final) es imperativamente necesario la educación de las masas en
la habilidad política cooperativa, la estabilización económica mediante el
intercambio de derechos y la interacción política y limpia.
El largo divorcio entre religión y
política debe terminarse, y ahora esto puede ocurrir gracias al alto nivel de
inteligencia en el conglomerado humano, y también el hecho de que la ciencia ha
permitido que todos los individuos estén tan cerca que lo que sucede en un área
remota de la superficie terrestre se vuelve de interés general en unos pocos minutos.
Esto hace que sea excepcionalmente posible para Él trabajar en el futuro. »
Esto es
regresar al oscurantismo del pasado, porque es justamente la separación entre
religión y política lo que permitió la gran liberación del alma humana de la
tiranía religiosa. Y añorando su antiguo poder, la jerarquía católica se
esfuerza continuamente para terminar con ese divorcio.
En cuanto a lo que sucede en
cualquier caso donde este divorcio se cancela o no existe, echemos un vistazo a
América Latina, España y Vietnam del Sur, donde un sacerdote budista creyó
necesario quemarse hasta morir para llamar la atención mundial a la opresión de
ocho millones de budistas por parte de dos millones de católicos.
Nadie sabe en qué raza o religión
aparecerá el Cristo. Gracias al cielo al menos por esa confesión de ignorancia.
Pero un factor que distinguirá a la
Venida es que en todas partes las personas ahora están habituadas a la idea de
los Maestros de Sabiduría, etc. y para
esto Bailey da crédito a "los ocultistas y esotéricos" y también a
los espiritistas, todos los cuales trabajan juntos bajo la misma dirección y
con sus fuerzas estrechamente sincronizadas (de nuevo esa eficiencia
empresarial "jerárquica").
Ni una
palabra de Teosofía o Madame Blavatsky, que consumió los ataques del prejuicio
en su propia hoguera a medida que, como Bailey, podía mostrarlas con impunidad.
Posteriormente Bailey dice en su
libro que aunque no sabemos cuándo aparecerá ni cómo será, "las
condiciones únicas que enfrentó Cristo durante los años de guerra lo obligaron
a decidir acelerar su venida" porque al parecer él se enfrentó a una
decisión que no pudo evitar, lo cual es muy interesante. Nada sobre las guerras de este siglo, ni
siquiera la energía atómica, fueron sorpresa para los verdaderos estudiantes de
La Doctrina Secreta de Madame
Blavatsky; entonces ella debe haber sido un aspecto inesperado por el propio
Cristo.
Maravilla de maravillas: nos encontramos con que fue en el año 1945
cuando Cristo tomó la dolorosa decisión de volver otra vez, y en ese momento
otorgó al mundo la oración más antigua conocida, de la que hasta ahora no se
permitió su uso excepto por los seres más exaltados y sobre la cual Alice Bailey
dice que eventualmente puede convertirse en la oración mundial.
¿Y adivinen qué?
Es ese verso ramplón inefable con el
cual se termina el anuncio de la "Buena Voluntad Mundial".
Y a partir
de ahí ella gasta muchas páginas sobre el supuesto gran poder que tiene esa
oración afirmando que después de 18 meses (o sea 1947) cientos de miles de
personas la recitaban todos los días y varias veces por jornada; que se utiliza
en 18 idiomas diferentes; que se está empleando en las selvas de África y que se
ve en los escritorios de grandes ejecutivos, y que no hay ningún país o isla en
el mundo donde esta plegaria no sea conocida.
Bailey
dice que ésta oración puede ser para la nueva religión mundial lo que la oración
del Padre Nuestro ha sido para los cristianos y el Salmo 23 para los judíos, y
parece que no hay un día en que el mismo Cristo "no la pronuncie".
¡Qué cantidad tan enorme de
patrañas! Los seguidores de Alice Bailey van a necesitar hacer mucho esfuerzo
para convencer a la gente sobre todo eso. Y más teniendo en cuanta que todo ese
supuesto tremendo logro parece faltar en cualquier registro periodístico que no
sea el de Bailey !!!
Y observen
cuántas contradicciones con la verdadera Teosofía se ha dicho y apenas estamos en
la página 35 de este fárrago.
Sin
embargo la construcción de este libro arroja algo de luz sobre cómo Alice Bailey
logró una "producción literaria" tan grande, ya que se necesita un
mínimo de esfuerzo mental para escribir lo mismo una y otra vez. Cualquiera que pueda leer esto en detalle debe tener una
pasión masoquista por el aburrimiento, o estar motivado por un sentido sombrío
del deber.
La
fascinación repetida con una idea obsesiva es más bien característica de los
estados psíquicos aislados del mundo real, y cada vez que Bailey se repite,
parece sentir que para ella es un tema nuevo.
Por alguna
razón curiosa, a Bailey le va mejor en el simbolismo de la Biblia que en otros
temas, lo cual parece dar credibilidad a la afirmación que hicieron Cleather y Crump
de que alguna influencia eclesiástica oculta se encuentra detrás de esto, ya
que ese tema no parece el nivel habitual de inteligencia en Bailey y sólo hay
un cuerpo probable de eclesiásticos cuyas luces principales sean realmente versadas
en tales asuntos.
(Se refiere a los jesuitas.)
Bailey
cita una leyenda que cuenta que Buda, al contemplar su misión, dejó atrás
ciertas "vestiduras" de naturaleza metafísica para ser utilizadas por
otros. Y sabemos de dónde sacó ese relato. No fue de ningún tibetano, a menos
que usted llame a Madame Blavatsky con ese nombre, porque es de los manuscritos
que Blavatsky dejó en su escritorio y que posteriormente fueron publicados sin
su consentimiento por Besant y Mead en el falsamente titulado "Tercer
Volumen" de La Doctrina Secreta.
Pero hay
un giro típico de Bailey, pues obviamente las "vestiduras" se dejaron
para el uso de "Cristo", cuya reaparición sería así una especie de
compuesto de sí mismo y lo que queda de Buda. Naturalmente, ella no menciona a
Blavatsky en relación con esta leyenda. Lo más cercano a una mención hacia
Blavatsky es en la referencia general a los "ocultistas y esotéricos"
a quienes Bailey acopla con los espiritistas en el mismo nivel, y una
observación de que la existencia de los Mahatmas se dio a conocer al mundo por
primera vez en 1875, aunque Bailey no señala por quién.
Hay bastantes referencias sobre las
dificultades con las que se encontrará Cristo al anunciarse a sí mismo; y la
alhaja en esto es: "Si él predicara y enseñara, atraería principalmente a
aquéllos que piensan al unísono con su mensaje, o los crédulos se
congregarían en torno a Él, como lo hacen con todos los nuevos maestros, sin
importar lo que enseñen" (cursiva nuestra).
El manejo de la reencarnación es lo
más interesante. Comenzando con una presentación general bastante competente,
rinde honor a las enseñanzas teosóficas de la siguiente manera: “En general, ha
sido deplorable la presentación al mundo del pensamiento por el exponente
oculto o teosófico promedio, porque se expuso de forma tan poco
inteligente". En realidad, no podemos discutir demasiado en esto.
La siguiente es una curiosa mezcla
de un hecho profundo y una falla en comprender su verdadera relación:
« Debe
recordarse que prácticamente todos los grupos y escritos ocultos han puesto
tontamente el énfasis en las encarnaciones pasadas y en su remembranza; ésta es
incapaz de realizar cualquier comprobación razonable, pues cualquiera puede
afirmar lo que quiera; por lo que la enseñanza sobre este tema se ha basado usualmente
en reglas imaginarias que se supone gobiernan la ecuación del tiempo y el
intervalo entre vidas, olvidando que el tiempo es una facultad de la conciencia
cerebral y que, separado del cerebro, el tiempo no existe, y así siempre se ha
puesto el énfasis en una presentación ficticia de las relaciones.
La enseñanza dada hasta ahora sobre
la reencarnación ha hecho más daño que bien. Sólo queda un aspecto de valor: la
existencia de la Ley de Renacimiento que ahora es discutida por muchos y
aceptada por miles. Pero más allá del hecho de que existe tal ley, sabemos poco
y aquéllos que conocen por experiencia la naturaleza objetiva de este retorno
rechazan seriamente los detalles insensatos e improbables, dados como hechos
por los cuerpos teosóficos y ocultos. La ley existe, pero de los detalles de su
funcionamiento todavía no sabemos nada. »
(Supuestamente Djwhal
Khul, uno de los miembros de la Hermandad de los Maestros, está confesando aquí
que ellos saben muy poco sobre la ley de renacimiento, pero si ustedes leen lo
que escribió el maestro Kuthumi al respecto, constatarán que ellos saben mucho,
y el colmo es que Alice Bailey frecuentemente dice cosas contrarias a lo que enseñó
Kuthumi, lo que demuestra que ella no fue su discípula, como tanto ella lo
pretendió, ver link.)
Lo curioso es que el tiempo en
función de la conciencia inferior es uno de los principios fundamentales y
frecuentemente aducidos por los teósofos; definitivamente se suele afirmar que
para el propio sujeto, el tiempo como lo conocemos no existe durante su viaje a
través de los planos sutiles entre las diferentes encarnaciones, y también que
el tiempo en sí como materia cósmica es una ilusión (algo que se ha vuelto un
principio cada vez más aceptado entre los científicos desde Einstein).
Lo que Bailey descarta de manera tan
atroz e irracional es que en nuestro plano de conciencia física, la ilusión del
tiempo es un hecho dominante que debemos enfrentar. Pero cuando una persona
muere la noción de tiempo desaparece para ella.
Es algo parecido a cuando un individuo
se duerme y luego se despierta sin conciencia del tiempo que ha transcurrido,
pero tiene que reconocer la existencia del paso del tiempo en el plano físico
porque sino no va a llegar al trabajo a tiempo y si eso ocurre es probable que
deje de comer. Creemos que esto debería ser una proposición lo suficientemente
práctica para Alice Bailey, quien insiste constantemente en la
"practicidad de la Jerarquía".
Entonces
ella continúa inmediatamente con la observación de que sólo se pueden señalar
algunas cosas con exactitud sobre la reencarnación y estas no garantizan ningún
contrasentido. Estos aspectos resultan ser trece proposiciones que podrían
haber sido extraídas de los “Aforismos" de William Judge o cualquiera de
las pocas docenas de otros libros teosóficos, excepto que el "Reino de
Dios" se emplea para el estado de la liberación final (que es lo que
realmente significa la frase en el simbolismo bíblico).
Y el último capítulo, “Preparación
para el Cristo”, está dedicado en gran parte al dinero y su manipulación, las
finanzas y la economía, cuyos aspectos materiales parecen obsesionar a ese
culto (la fijación es especialmente evidente en “Cambiando los valores esotéricos”
de Bailey).
(Este
texto forma parte del “Estudio de la Escuela Arcana de Alice Bailey” que se
publicó en la revista Theosophical Notes de
septiembre de 1963, p.31-38)
OBSERVACIONES
Aquí Victor Endersby cometió una equivocación, y es que él
considera que Jesús y Cristo son el mismo ser, mientras que para la Teosofía y
para Bailey son entidades diferentes. Pero mientras que para la Teosofía,
Cristo es un Principio Cósmico que se comunicó con los humanos a través de Jesús,
en cambio para Bailey Cristo es el “Instructor del Mundo” que inventó
Leadbeater.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario