EL CULTO “YO SOY” EXAMINADO POR EL PERIÓDICO LOS ANGELES TIMES


 
El siguiente artículo fue escrito por la periodista Cecilia Rasmussen.
 
Si la Nueva Era tuvo un centro de cultivo, ciertamente este fue el estado de California ya que ningún otro lugar en la faz de la tierra ha engendrado tantos cultos místicos, ufológicos, psicológicos, terapéuticos, de concienciación y alternativos en el siglo XX; y entre todos ellos, uno de los más entretenidos fue el Movimiento YO SOY.
 
Fundado por dos autodenominados “mensajeros sagrados”, este culto presentaba una combinación de relatos de viajes espaciales y métodos para obtener prosperidad que fueron un imán para las legiones de desesperados que abundaron durante la Gran Depresión.
 
Pero desafortunadamente las únicas cosas que prosperaron bajo la influencia del grupo fueron las cuentas bancarias de dos embusteros.
 
 
Guy Ballard (1878-1939) fue un estadounidense nacido en Newton, Kansas, se convirtió en ingeniero de minas y se mudó a Chicago. Allí conoció a Edna Anne Wheeler (1886-1971) una arpista profesional y nativa de Burlington, Iowa.
 
La pareja tenía un gran interés por las doctrinas esotéricas, y de la teosofía ellos tomaron el concepto de la reencarnación y la idea de los “Maestros Ascendidos”, seres alguna vez humanos pero que ahora se encontraban inmensamente iluminados y conforman una Hermandad de sabios que ayuda a la humanidad a evolucionar.
 
Su culto comenzó, como lo han hecho tantos otros impulsos “religiosos”, con una visión en la cima de una montaña.
 
La pareja aficionada a la mediumnidad afirmaron que en 1931 hicieron un viaje al Monte Shasta, ya que desde su niñez Ballard había estado obsesionado con visiones de oro y joyas enterrados y aseguró haber “sentido la energía” de esta gran montaña atrayéndolo.
 
Durante su ascenso, pretendió haberse encontrado con una "figura majestuosa, de apariencia divina con ojos brillantes de luz y amor, y vestida con túnicas y joyas". Ese ser a quien más tarde identificó inexplicablemente como el Conde de Saint-Germain, le dio una palmada en el hombro y le ofreció una taza llena de “esencia electrónica pura”.
 
Después de que Ballard lo bebió, la aparición ofreció una pequeña oblea de "energía concentrada" que Ballard también consumió. Pronto, él y Saint-Germain se vieron rodeados por una “llama blanca que formaba un círculo de unos 50 pies de diámetro” y juntos viajaron por el tiempo y el espacio, visitando ciudades legendarias y descubriendo un alijo de oro y joyas.
 
 
Inspirados por esto, y por el flujo ahora continuo de mensajes de Saint-Germain y varios otros Maestros Ascendidos, los Ballards fueron a Los Angeles – ¿A dónde más? – para formar la Fundación Saint-Germain y su “brazo de la iglesia”, la Actividad YO SOY.
 
Es una religión basada en la identificación de Dios de sí mismo como “YO SOY”, una especie de versión condensada de Reader's Digest sobre la proclamación de la deidad hebrea: “Yo soy quien soy".
 
Bajo el seudónimo de Godfre Ray King, Ballard compartió sus experiencias en su primer libro titulado “Misterios Revelados”, el cual se vendió como pan caliente por la entonces considerable suma de 2.50 dólares la copia.
 
Su extraño credo, extraído de una docena de fuentes, prometía a sus fieles el poder de adquirir riquezas, salud, felicidad e inmortalidad, y los convenció de que se les había otorgado el don de curar. Su teología tenía básicamente dos símbolos, riqueza y energía, y exigía que los miembros se abstuvieran de tabaco, licor y sexo, ya que eso tendía a desviar la "energía divina".
 
A medida que fueron llegando las "ofrendas de amor" (las donaciones), más los cobros por conferencias, discos, joyas, fotografías, dispositivos eléctricos especiales equipados con luces de colores llamadas "llama en acción" y otras chucherías, los Ballard fueron acumulando una gran fortuna.
 
Por un corto tiempo, el círculo interno encontró un hogar en un gran tabernáculo laberíntico desde cuya parte superior una luz de neón resplandeciente destellaba "Poderoso YO SOY" y en donde bellezas rollizas vestidas con trajes de noche con ramilletes de orquídeas y gardenias, daban paso a los fieles.
 
El culto se extendió por toda la nación, inscribiendo conversos a través de cartas que decían que se acercaba el fin del mundo y que los fieles deberían retirar sus fondos de los bancos y las pólizas de seguro de vida y entregar ese dinero a sus amados líderes.
 
El alto costo de la iluminación espiritual dejó a muchos profundamente endeudados con sus familiares, amigos y bancos.
 
 
En 1939, la secta sufrió un duro revés cuando Guy Ballard “descartó el cuerpo que lo unía al universo físico y partió hacia su siguiente fase de exploración espiritual”. En otras palabras falleció, nada más que sus seguidores más asiduos no aceptaron ese hecho e insistieron que su líder se había convertido en un Maestro Ascendido.
 
Un año después, el movimiento YO SOY, en gran medida pero no del todo, se disolvió cuando su gurú Edna, su hijo Donald y otras ocho personas del "círculo íntimo" fueron acusados de 18 cargos de fraude por cobrar alrededor de 3 millones de dólares a sus seguidores.
 
Sin desanimarse, cientos de fieles llenaron las calles frente al palacio de justicia durante sus juicios.
 
La defensa dijo que la seguridad de la nación dependía del poder e influencia divinos de Guy Ballard, ya que antes de su muerte (argumentaron los abogados) una fuerza invisible llamada K-17 había acudido en ayuda de Ballard y hundió milagrosamente una flotilla de submarinos japoneses no detectados que estaban listos para atacar a los Estados Unidos.
 
Los fiscales se negaron a presentar testigos de refutación.
 
Antiguos discípulos decepcionados se presentaron con relatos desgarradores. Por ejemplo un senador ciego comentó que dio dinero a esa organización porque le prometieron que iban a restaurar su vista, pero eso no sucedió. Y una anciana indigente de 75 años aseveró que le prometieron que se ocuparían de ella por el resto de su vida y le garantizaron protección en "el otro mundo" después de que ella entregó miles de dólares en joyas y dinero en efectivo.
 
-      "No estamos más obligados a devolver el dinero o pagar sus facturas que cualquier ministro", dijo Edna Ballard enojada; y añadió: “Sé cómo convertir su maldad. Si ella hubiera traído tanto amor y bendición al mundo como yo, no estaría en esa situación".
 
 
Algo inusual para la época, el juicio se llevó a cabo con escrupuloso cuidado por los derechos de la Primera Enmienda de los acusados. El juez federal de distrito Leon R. Yankwich incluso cambió su túnica negra que normalmente usaba por un traje de color claro por deferencia a los procesados.
 
-      “Mucha gente aquí cree honestamente que los colores claros y brillantes tienen un efecto favorable en el bienestar de su alma”, dijo, y añadió “yo no soy de los que se burla de las creencias religiosas de los demás. Siento que si la situación lo ameritara, también podría funcionar en traje de baño".
 
 
Dos juicios después, Edna Ballard y su hijo fueron condenados por fraude, y después de una apelación, la Corte Suprema de los Estados Unidos confirmó la condena, pero más tarde en una nueva audiencia revocó esa decisión alegando que las mujeres habían sido excluidas del jurado.
 
Regocijándose y dejando atrás su escandaloso pasado, la madre y el hijo, junto con 300 fieles, empacaron y huyeron a Santa Fe, Nuevo México, a finales de la década de 1940.
 
En 1957 Donald se alejó de ese culto y en 1971 Edna murió. ¡Ups, perdón!…, quiero decir que también ascendió y se convirtió en la Maestra Ascendida Lady Lotus.
 
Y a pesar que sus gurús se han ido, la Actividad YO SOY continúa, tiene muchas ramas y sus doctrinas han sido ampliamente imitadas por otras sectas. Sin embargo con el paso de los años el número de sus miembros ha sustancialmente disminuido y hoy solo queda un pequeño remanente de ese culto a la sombra del monte Shasta, al cual consideran que es su propia montaña sagrada.
 
 
 
(Fuente: www.latimes.com/archives/la-xpm-1998-jan-25-me-11997-story.html)
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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