Ernest
Egerton Wood fue un destacado orientalista inglés, teósofo y yogui, y en la conferencia
pronunciada el 12 de agosto de 1931 en Adyar para la celebración del centenario
de Blavatsky, él pronunció el siguiente discurso acerca de la Doctrina Secreta
(y en morado añadí mis comentarios).
I
No es una tarea fácil dar cuenta de
este extraordinario libro escrito por Madame Blavatsky que se titula “La Doctrina Secreta”, afortunadamente
para mí mi propósito es solo de dar una breve descripción para una audiencia
que en su mayoría no está familiarizada con su contenido. Porque aunque nosotros
que estamos reunidos hoy aquí somos en gran parte miembros de la Sociedad
Teosófica, es un hecho que la mayoría ha tenido muy poco conocimiento de este
libro.
Quizás haya dos razones principales
por las que este libro no ha sido tan leído como debería serlo. Una es su gran
extensión que alarma a muchas personas que están ocupadas con varias cosas, ya
que es una característica psicológica interesante de nuestra época actual que a
la gente le gusta llegar al final de las cosas y decirse a sí mismas: "Ya
está hecho". Y es por eso que no están dispuestas a estudiar algo que no busque
terminar, sino donde se pueda sumergirse siempre que el buscado quiera
profundizar más en el conocimiento oculto.
Las personas están perfectamente
dispuestas a leer diez libros de cien páginas cada uno, pero no un libro de mil
páginas.
Hace muchos años, cuando era
bibliotecario de la Logia de Manchester, probé el experimento de dividir cada
volumen de La Doctrina Secreta en tres partes, y luego descubrí que la obra se
hizo mucho más popular que antes, y la mayoría de las partes estaban continuamente
siendo solicitadas.
Esta división se hizo fácilmente en
los dos volúmenes publicados por primera vez, ya que cada uno de ellos ya estaba
compuesto de tres partes, que tratan de: (1) evolución, (2) simbolismo y (3)
diversas discusiones acerca de los globos o mundos en el volumen I y de las
mónadas en el volumen II.
La segunda razón es que el libro no
solo expresa su propio mensaje, sino que también se desvía en cientos, si no es
que miles de veces, para mostrar lo que dicen una gran variedad de eruditos
sanscritos, egiptólogos, etnólogos, arqueólogos y científicos; para así mostrar
que las doctrinas que estos individuos presentan no son nuevas, sino que se
pueden encontrar (si se las busca cuidadosamente) entre las tradiciones antiguas.
Y estos estudios suelen ser algo
técnicos y bastante recónditos desde el punto de vista del lector promedio, e
incluso del lector conocedor.
Esto formaba parte de la humildad del
carácter de Madame Blavatsky, el hecho de que ella tratara de encontrar a todos
los investigadores y también a los oponentes en su propio terreno, y en lugar
de decir:
- “Te he traído algo
muy apreciado, pero solo lo puedes aceptar o dejar”.
Ella en cambio se tomaba un sinfín
de esfuerzos para facilitar a quien quisiera leerla, que tuviera un acercamiento
hacia la enseñanza que ella daba desde diferentes puntos de vista. Por lo tanto
La Doctrina Secreta presenta una
colección muy heterogénea de tradiciones, mitos y símbolos.
Pero entenderemos mucho mejor La Doctrina Secreta y su propósito si
recordamos que está obra no se encuentra directamente relacionada con esas reliquias
y que no se puede obtener ninguna ventaja oculta al saber mucho sobre ellas.
(Y también existe una
tercera razón por la que los teósofos han estudiado poco ese libro, y es porque
Annie Besant botó a un rincón esta obra para darle predominancia a la pseudo-teosofía
que ella y Leadbeater elaboraron, pero la cual está llena de errores,
falsedades y deformaciones.)
A menudo he pensado que podríamos
intentar hacer una edición más pequeña de La
Doctrina Secreta para la conveniencia de los lectores comunes, y también
una introducción a la obra completa que podría contener solo las propias
palabras de Blavatsky, omitiendo todas las descripciones y excursiones que ella
hace con esos eruditos, que si bien son interesantes, también distrae mucho de
la enseñanza principal.
Estoy seguro de que esto no
reduciría la circulación del libro, sino que por el contrario probablemente la
aumentaría.
Es bien sabido que Madame Blavatsky
había preparado La Doctrina Secreta
en el continente europeo antes de irse a vivir a Londres por invitación de
algunos de sus amigos teosóficos, y que mientras ella estaba en Londres (y en
parte porque esos amigos señalaron varias posibles críticas) ella amplió el
contenido; tanto que de los dos volúmenes que se publicaron al principio
tuvieron que dejar algunas secciones de su primer borrador, aunque
posteriormente estas se incluyeron en una colección de sus escritos que se
publicó como un tercer volumen.
(El detalle es que ese
primer borrador —el cual se le conoce como el manuscrito de Wurzburg— no estaba
destinado a ser publicado y fue Annie Besant quien publicó ese tercer volumen de
manera espuria.)
Requiere un poco de reflexión para distinguir
las relaciones que solicita la escritora con el lector de La Doctrina Secreta. La autora deja perfectamente claro que ella no
es una especuladora con respecto a estas doctrinas, sino una difusora de
enseñanzas muy antiguas sobre las que tiene convicciones concluyentes. Y
precisa que solo a revelado una pequeña parte, y para ello cita a Montaigne,
con las palabras:
- “Aquí sólo he hecho
un ramillete de flores descartadas y no he traído nada más que el hilo que las
ata”.
Y también añade que estas flores han
sido tan descuidadas en los últimos siglos que para la mayoría de las personas les
parecerá algo muy nuevo, pero su recompensa será una comprensión de las leyes
de la vida, de la naturaleza y del hombre, que si se estudian adecuadamente,
liberarán a las personas de las concepciones materialistas que han
distorsionado casi todas las ramas del pensamiento moderno: religiosa,
filosófica, científica e incluso social.
Ella no pretende tener un perfecto
conocimiento personal de los hechos detrás de las doctrinas que enuncia, pero
afirma que ella ha sido instruida por otros (Iniciados o Maestros) que tienen
ese conocimiento. Una Hermandad de Adeptos que han verificado los hechos por ellos
mismos.
Al respecto Blavatsky dice:
- “He mantenido un contacto
constante con ellos, y de vez en cuando he anunciado estas verdades en el
mundo, pero lastimosamente solo para que una y otra vez las personas las malinterpreten,
y por lo tanto estén distorsionadas y cubiertas de errores.”
Pero ella precisa que estas verdades
aparecen en todo sistema de pensamiento y filosofía digno de ese nombre.
Ella no reclama ninguna autoridad
para sus declaraciones sobre la base de una tutela superior, pero sostiene que
estas verdades fácilmente resultarían aceptables para todos los humanos, si
pudieran ser persuadidos de examinarlas a la luz tranquila de la razón, dejando
de lado el apego hacia los privilegios y también los miedos que acompañan a las
tradiciones dogmatizadas y obstruyen el libre funcionamiento de la mente en
todas las partes del mundo.
Ahora bien, no es dejando de lado
estas tradiciones como tales, sino admitiendo la razón aplicada a dichas
tradiciones que estas enseñanzas pueden encontrar aceptación, porque hay muchas
enseñanzas y símbolos provenientes de la antigüedad que contienen una gran
verdad.
Y es por eso que la señora Blavatsky
escribe en el Proemio:
« Una vez que el lector haya adquirido una clara comprensión
de las concepciones básicas de La
Doctrina Secreta y se haya dado cuenta de la luz que arrojan sobre cada
problema de la vida, entonces no necesitará más justificación ante sus ojos,
porque la verdad que hay en estas enseñanzas será tan evidente como lo es el
sol en el cielo. »
Y supongo que aquí se está
refiriendo sólo a la razonabilidad de las enseñanzas, no al desarrollo y uso de
cualquier facultad anormal.
Una cosa que ciertamente si puedo
mencionar en el campo de la ciencia (sin entrar en detalles) es que casi todo
lo que ella tenía que decir sobre la física, la biología y la etnología es
mucho más aceptable para la persona que conoce la ciencia moderna, que para su
prototipo de hace cuarenta años.
Y si bien puedo sentir la tentación
de enfatizar este punto, también debo recordar que no queremos basar ninguna
creencia en sus declaraciones aún no probadas, pero que muchas de sus declaraciones
si se ha descubierto desde entonces que son correctas, como por ejemplo: su
afirmación de que el Sol brilla pero no porque se quema, y esta aseveración por
parte de Blavatsky fue muy rechazada por parte de los científicos ortodoxos de
su época debido a que ellos estaban convencidos que el Sol se estaba calcinando
y por lo tanto ellos estimaban una vida muy corta para el sistema solar a causa
de la contracción del sol (debido a su combustión) o al menos a la disipación
de su calor.
(Más precisamente La Doctrina Secreta afirma que el Sol no
es un globo que está en combustión [I, 541], lo cual era la teoría más aceptada
por los científicos del siglo XIX, pero que posteriormente fue descartada en el
siglo XX cuando se descubrió que en realidad son las reacciones termonucleares las
que provocan la radiación solar.)
Sin embargo tal llamamiento a los
lectores para que consideren la posibilidad de que las declaraciones de
Blavatsky aún no probadas también puedan ser ciertas, se opondría a los deseos
de la escritora misma, cuya intención era de apelar a la razón en relación con
los hechos conocidos por la experiencia, para así poder obtener una consideración
más aceptable hacia las doctrinas que ella difundía. Sin embargo Madame
Blavatsky también precisó que ella no era perfecta y es por eso que ella misma
escribió en el libro que seguramente este contendría “más de un error”.
Las
estrofas de Dzyan
Después de darles estas
observaciones preliminares, puedo ahora mencionar algunas de las enseñanzas que
contiene La Doctrina Secreta.
Una fuente notable de esas
enseñanzas se describe como un libro antiguo, del cual, se dice que solo existe
una copia y esta se encuentra bajo la custodia de los Adeptos. Ese libro
contiene un registro de la formación de nuestro sistema solar y del progreso de
la humanidad desde el principio.
De ese libro, la señora Blavatsky
tomó siete estrofas como la base de su primer volumen, y estas son estrofas que
tienen que ver principalmente con la formación de la Creación, o lo que a veces
ella llama “la doctrina de los globos”.
Y en su segundo volumen, ella tomó
doce estrofas como base para describir la evolución de las formas vivientes, y
que consagran a lo que ella ha aludido como “la doctrina de las mónadas”.
Estas dos doctrinas cubren el
estudio de la forma y la vida, pero se precisa que estas sólo son una manifestación
de un principio que está más allá de toda descripción, porque el Todo invisible
nunca puede describirse en términos de una parte visible de ese todo.
Estas estrofas que la señora
Blavatsky llama “Las estrofas de Dzyan”
no resultan muy atractivas para el lector moderno. A primera vista su estilo
muestra un parecido con algunos de los escritos Vaidic y Pauranic. Tienen una
forma bastante arcaica y en su traducción, la señora Blavatsky explica que a
menudo le ha parecido necesario dar una oración o una frase en lugar de una sola
palabra como aparece en el texto original.
Pero cuando pasamos de las estrofas
a los comentarios de la señora Blavatsky sobre estas estrofas (comentarios que
forman la mayor parte por volumen) nos encontramos en el ámbito del lenguaje y
la expresión perfectamente modernos, de la explicación y la discusión
perfectamente actualizadas, sin mostrar debilidades literarias ni intentos de
dramatismo.
Creo que no conozco a ningún
escritor que pueda hacer afirmaciones más claras y sencillas sobre las verdades
metafísicas que Madame Blavatsky en esas páginas. De modo que el lector que prefiera
seguir mi consejo, puede casi ignorar las estrofas y solo enfocarse a los
comentarios de Madame Blavatsky.
La historia comienza con una
referencia al estado de las cosas antes de que se formara el universo o el
sistema solar. Blavatsky habla entonces del Padre Eterno dormido en
"túnicas siempre invisibles" que son la raíz mística de toda la
materia.
Después de unas pocas páginas sobre
el tema del espacio y el tiempo, en las que ella estira la mente del lector
mediante el concepto de la "duración" como el contenedor atemporal de
todas las cantidades de tiempo limitadas, ella llega a la idea más importante
de que la Mente Universal tiene que aparecer antes de que pueda haber
manifestación
Y ella hace el punto significativo
de que al principio ni siquiera existía la Mente Universal, hasta que las
huestes colectivas de seres espirituales estuvieron listas para contenerla.
Esto está en la primera estrofa, pero más adelante describe al Logos como
"una unidad compuesta de espíritus vivientes manifestados". (I, 626)
Así encontramos que la mente está
detrás de la materia, y que la mente universal es la colectividad de los seres divinos,
cada uno de los cuales le es importante.
Para detallar este asunto
brevemente, el origen de las formas es la vida, y no simplemente una vida, sino
igualmente vidas, porque no tenemos derecho a traer aquí nuestras concepciones
matemáticas basadas en medidas limitadas por las cuales concebimos a muchas
como relativas a una, e incluso de uno como relativo a muchos en conexión con
formas que tienen limitación o medida en el espacio.
Si vamos a buscar la causa de todas
las cosas más atrás que la mente misma, debe ser en algo más inclusivo que todo
lo que la mente contiene, y por lo tanto alguna unidad que sea más (no menos)
que la multiplicidad o su negación.
Madame Blavatsky pasa rápidamente
este tema. Nunca cansa al lector con prolijidad. Y aunque por supuesto no puedo
dar ni el más mínimo bosquejo del escenario que ella trata de ilustra (ya que
se encuentra más allá de la comprensión humana) pero es posible señalar ciertos
puntos de pensamiento, y por consiguiente mostrar cuál es la modificación
general en el pensamiento moderno que resultaría si La Doctrina Secreta fuera ampliamente aceptada.
En primer lugar estaría claro que
todas las formas surgieron de la Mente cósmica y no de la materia. Ella
escribe:
« Todo
movimiento, acto, gesto externo, ya sea voluntario o mecánico, orgánico o
mental, es producido y precedido por un sentimiento interno de emoción,
voluntad o volición y pensamiento o mente. »
(DS I, p.295)
Aquí sin duda tenemos una pista de
la intensa aversión de la Sra. Blavatsky por la frecuente alusión, especialmente
por parte de los espiritistas, a las formas sutiles de los difuntos como
"espíritus", y la causa de su ruptura con los espiritualistas, debido
a que ella no pudo convencerlos para que aceptaran que las entidades con las
que se comunican sólo son formas muy externas e imperfectas, y no el espíritu
de las personas que ya han fallecido.
Y esta perspectiva también explica
su arraigada antipatía por el materialismo en todas sus formas, tanto
religiosas como científicas.
II
Conceptos
insólitos para Occidente
Hay tres enseñanzas de La Doctrina Secreta que eran muy novedosas
para el viejo y nuevo continente (Europa y América) en el momento de escribirlas.
1) La
involución
Esta doctrina explica que la vida se
expresa o se muestra inicialmente en formas cada vez más inferiores a medida
que se asocia cada vez más con la materia, de modo que su manifestación no es
realmente expresión de la conciencia, sino la falta de ella.
Este es un principio psicológico muy
fácil de comprender. Si, por ejemplo una persona está leyendo un libro, se está
manifestando menos de sí misma que si estuviera corriendo por la ciudad con una
bandera roja. O si una abeja desciende al corazón de una flor, no se muestra
tanto como si estuviera volando por el campo.
Pero psicológicamente se pueden
obtener beneficios con tales limitaciones deliberadas. De hecho, todo el
proceso de cada vida y de cada acción muestra la misma serie mental: primero
concentración o limitación a algo comparativamente pequeño, es decir, la involución.
Luego la experiencia de esa pequeña cosa. Y en tercer lugar, el fruto de la
experiencia que deja la vida más fuerte de alguna manera por haberla pasado.
A esto se le puede llamar simplemente
"descenso a la materia", y el principio psicológico se pierde de
vista de inmediato. Pero difícilmente podemos hablar de un mero descenso a la
materia si la señora Blavatsky tiene razón en la siguiente afirmación:
« La
materia, después de todo, no es más que la secuencia de nuestros propios
estados de conciencia, y el espíritu es una idea de la intuición psíquica. »
(DS I, p.592)
Entonces, la teoría de la involución
propone el proceso de concentración o limitación, seguido por el proceso de la experiencia,
seguido de nuevo por la liberación de la limitación, lo cual va acompañado por
un aumento de poder.
Podemos inferir que todos los
procesos materiales son directa o indirectamente el resultado de este proceso
psicológico, y por lo tanto todos los mundos y todas las formas son de carácter
temporal.
Todos los procesos cíclicos de
globos y razas y hombres, que la señora Blavatsky describe extensamente en
ambos volúmenes, tienen su nacimiento, su vida y su decadencia, en un proceso
de la Mente Divina que es fundamental.
El mismo proceso aparece en la mente
de cada hombre, en cada una de sus acciones completas y en el progreso cíclico
de cada vida humana.
Y en todas partes de su obra la
señora Blavatsky también habla de la ley de la analogía.
- "La Ley de la
Analogía", dice, "es la primera clave del problema mundial".
Esto no es un mero paralelismo o
duplicación, ni una simetría externa casual, sino el afloramiento perpetuo de
la causa que está en la raíz, así como todas las hojas de un árbol son del
mismo tipo. El axioma “Como es arriba, es abajo” que la señora Blavatsky cita
con tanta frecuencia, aparece por la misma razón; porque el "abajo"
sigue siendo el "arriba", aunque es el "arriba" muy
encubierto.
Para HPB, por lo tanto, todo el
universo, aunque tiene instinto de inteligencia, representa sólo esa involución
de la vida que es la primera etapa en la historia de todas las formas.
2) El
Devachan
Una segunda doctrina con la que Madame
Blavatsky estuvo estrechamente asociada fue también una gran novedad para el
mundo moderno occidental, y se trata de su concepción del “paraíso” o swarga, para la que ella utilizó la
palabra tibetana devachan que
significa literalmente “el lugar de la felicidad” y que no debe confundirse con
la palabra sánscrita deva.
(Pienso que aquí Ernest Wood se equivocó porque
devachan está compuesto por las palabras deva
y chan, y por lo tanto significa “el
lugar de los devas” o sea “la morada de los seres luminosos o divinos”.)
Blavatsky declaró que ese es el
mundo celeste del que disfrutan casi todas las personas durante algún tiempo y
en algún grado después de su muerte, y que es un estado de felicidad no diluida
según la capacidad de la persona interesada, es una etapa subjetiva, pero al
mismo tiempo objetiva.
Y esto no es una contradicción de
términos, sino que simplemente significa que es un estado en el que la mente
produce su entorno de acuerdo con sus propios materiales subjetivos, es decir
de acuerdo con sus propios pensamientos y sentimientos, y en donde ya no se
encuentra obstaculizada por el grado de rigidez de las limitaciones del tiempo,
del espacio y de las demás personas que encontramos tanto en el mundo físico.
En ese estado de ser, o en ese
“plano”, el humano fallecido habiendo dejado de ser atraído por los aspectos
negativos de la vida, tiene a su alrededor las cosas, las actividades y las
personas que más ama. Y se señala que este es un estado incluso más real que el
estado físico.
3) La
ilusión de la existencia
En tercer lugar, se precisa que incluso
el mundo físico es producido por el mismo proceso mental, solo que su creación
procede más paulatinamente, teniendo que utilizar la instrumentalidad de la
materia y la agencia de la ley kármica. Pero es el mismo proceso que sucede en
el devachan en donde cada humano va haciendo su propio mundo, solo que en el
plano físico es un proceso mucho más lento y hay mucha más actividad colectiva.
Por lo tanto, parece claro que para
HPB los mundos materiales estaban muy seriamente incompletos, y que los mundos
de la mente (y lo que está más allá de la mente) son más profusos y completos,
y contienen todo lo que hay en el mundo y mucho más. Y pienso que es por eso
que ella puso tanto énfasis en la metafísica.
En una parte de su obra (Vol. I, pág.
192) ella escribió que había habido mucha perplejidad acerca de la doctrina de
las mónadas y la doctrina de los globos, porque estás no habían sido
suficientemente examinadas desde su aspecto metafísico, y comentó que era
lamentable que fueran tan pocos los que se inclinaban a manejar estas doctrinas
también de manera metafísica.
Y en referencia a esto, ella cita a
uno de sus Maestros, quien dijo a este respecto:
- “¿Por
qué esta predicación de nuestras doctrinas, todo este trabajo cuesta arriba y
nadar en adversum flumen?"
Y
concluyendo ese punto, ella escribió:
- “Fuera de la
metafísica, no es posible ninguna filosofía oculta, ningún esoterismo. Es como
intentar explicar las aspiraciones y afectos, el amor y el odio, los trabajos
más sagrados del alma y la mente de un hombre vivo, mediante una descripción
anatómica del tórax y el cerebro de su cadáver".
Me parece muy claro que la señora
Blavatsky estaba ansiosa de que el mundo considerara todo esto desde un punto
de vista más trascendental, y que con el término “metafísica” ella no se
refería solamente a grados más finos de materia, sino a aquello que por su propia
naturaleza no es material pero vive en todas partes.
Nuestro ser y nuestro tesoro están
realmente ahí, mientras que las formas son simplemente juguetes temporales.
Esta era la doctrina de maya o
ilusión que profesó HPB.
Resumen
de su enseñanza
Para concluir, puedo dar una narración
condensada de los propios resúmenes que hizo Madame Blavatsky de las primeras
siete estrofas, una de las cuales aparece en el proemio (I, 48) y la otra al final
de su exposición (I, 293).
·
Las
estrofas 1 y 2 hablan del estado de las cosas antes de la manifestación.
·
La
estrofa 3 nos lleva al despertar del universo y al surgimiento de las mónadas o
centros de actividad vital.
·
La
estrofa 4 habla de la aparición de las siete divisiones o grupos de mónadas que
encarnan lo que llamamos “Las Leyes de la Naturaleza” e informan toda
manifestación por su morada.
·
La
estrofa 5 describe la formación de la materia cósmica y su condensación en
mundos.
·
La
estrofa 6 continúa con la formación de un mundo como el nuestro.
·
Y
la estrofa 7 trae esa historia a la aparición del hombre.
La Doctrina Secreta se declara así
como la Sabiduría acumulada de las Edades, compilada por generaciones de
videntes cuya mirada fulgurante vio el alma de las cosas donde el observador
ordinario sólo podía ver el trabajo externo de la forma.
Su enseñanza central, y alrededor de
la cual todo lo demás gravita, es un principio omnipresente, homogéneo, divino,
impersonal, que es la causa de todo. Y de esta, el universo es una
manifestación periódica que se le ha llamado maya, o irrealidad (como un sueño) debido a la evanescencia de sus
formas.
El universo se trabaja y se guía
desde adentro hacia afuera, y todo en él es consciente. No hay materia muerta
ni ley ciega o inconsciente, pero los Dhyani-Chohans que encarnan la ley, que
ya no tienen cuerpos de materia y que no dicen "Yo soy yo mismo y nadie
más", no son ángeles administradores ni protectores.
El hombre no puede propiciarlos,
pero al comer el fruto del conocimiento puede llegar a darse cuenta de la no
separación de uno mismo y así alcanzar su plano de existencia.
Todos estos seres incorpóreos: o han
sido humanos o son elementales que serán hombres en el futuro, y toda la
naturaleza muestra una marcha progresiva hacia una vida superior. Los seres y
los universos no son sino el reflejo de las realidades detrás de las trampas de
la gran ilusión.
El segundo volumen de La Doctrina Secreta trata sobre la
evolución del hombre. En ese volumen se presenta una descripción del carácter
general de las principales razas-raíces de la humanidad que han poblado la
tierra.
Las afirmaciones de Madame Blavatsky
sobre este tema son muy sorprendentes, pero bastante razonables cuando
recordamos que todas las formas son sólo la expresión de la mente. Así, ella describe
la primera y la segunda razas-raíces de nuestro globo como bastante etéreas y
sin forma, y la tercera como atravesando un proceso de considerable
densificación y produciendo así un antepasado gigantesco, aunque muy torpe.
Cada raza-raíz se compone de siete
subdivisiones y finalmente surgió la cuarta raza-raíz, llamada atlante porque
su centro principal fue un continente que ahora se encuentra hundido bajo el Océano
Atlántico.
Gradualmente los humanos de la
tercera raza-raíz fueron desapareciendo hasta que finalmente no quedó ninguno,
aunque algunos efectos de su mezcla con la cuarta raza-raíz se pueden ver en
las tribus primitivas. Su color era negro, mientras que el de la cuarta raza-raíz
era rojo-amarillo.
A su debido tiempo, apareció la
quinta raza-raíz o indoeuropea, la cual ahora ha reemplazado a la cuarta en su punto
de influencia, aunque todavía no en número. A su debido tiempo vendrán la sexta
y séptima razas-raíces hasta que el ciclo del actual grupo de mónadas haya
seguido su curso en la tierra.
Una peculiaridad del hombre es que él
es el gran creador de formas artificiales. Por lo tanto en cualquier ciclo dado
de involución, evolución y liberación, él llega más tarde que el mineral, el
vegetal y el animal, porque tiene que usar sus formas como material para
construir su propia forma.
Esta producción de formas
artificiales es el signo de un ser que ha llegado al punto en que puede
utilizar la materia para sus propios fines. Y actualmente está comenzando a
salir de su involución.
Comprender las formas y sus
relaciones es sin duda la señal de que nos elevamos por encima de ellas, y este
es quizás el mayor propósito de La
Doctrina Secreta: enseñar a los humanos a darse cuenta de que son
superiores a su creación. Por lo tanto, tienen finalmente ante sí la vieja meta
de la liberación a través del entendimiento, o como se dice cuando se le llama
nirvana, a través del soplo de la llama del apego a la limitación de la forma.
Soy muy consciente de que no he
podido dar ni el más mínimo esbozo de la historia de los globos y la historia
de las mónadas que ocupan la parte principal de La Doctrina Secreta, pero espero haber podido indicar algunos de
los principios fundamentales y los procesos psíquicos que actúan dentro de esas
dos líneas de desarrollo.
Nota
final
Para concluir, debo decir algunas palabras
sobre la relación de La Doctrina Secreta
con Blavatsky. Se han discutido tan constantemente de manera junta que es
difícil separar por completo el libro de su autora. Han sido objeto de mucha
literatura reciente, gran parte de ella producida por personas no interesadas
en el movimiento teosófico.
Se ha demostrado que cuando Blavatsky
escribía, para lograr un mayor efecto en la mente de sus lectores, ella
exageraba, como por ejemplo sucede en sus relatos: “Las cuevas y selvas del Indostán”
y “La gente de las montañas azules”, donde
permitió que la riqueza de su imaginación diera al follaje algo más que un
color tropical de su material literario. Incluso el coronel Olcott, su amigo y
colaborador, comentó con severidad la exuberante fantasía de su relato “Las cuevas y selvas del Indostán”.
Entonces la gente pregunta si no
puede haber algo del mismo talento dramático en La Doctrina Secreta, en su alusión al libro antiguo y al lenguaje
perdido de sus estrofas, e incluso de las personalidades de sus asistentes
invisibles.
(En lo personal
considero que no porque en La Doctrina Secreta ella fue supervisada ayudada y asistida
por los maestros Kuthumi y Morya, además que se han encontrado rastros de ese
libro antiguo.)
Yo sugeriría una respuesta final a
todas estas preguntas, y es que el lector debe recurrir al consejo que dio la
propia Madame Blavatsky, y que consiste en estudiar las doctrinas y considerar
su posibilidad, razonabilidad y coherencia. Lo que tenemos que evitar es el
rechazo sistemático y la crítica personal, que confunden el tema y fácilmente
despiertan prejuicios, odio, orgullo y miedo, que nublan la visión e impiden el
discernimiento.
Pero debo decir esto también: que
era engañoso acusar a Madame Blavatsky de hacer una falsificación deliberada al
escribir sus historias de aventuras en la India.
Ella sostuvo que todos los
incidentes allí mencionados habían ocurrido en un momento u en otro, aunque se
había permitido algo de la licencia de una novelista al unirlos en una sola
narración; por conveniencia, y con el fin de empaquetar el máximo de
información en el mínimo de espacio literario.
La evidencia de sus asociados
también es muy notable en cuanto a la ocurrencia de fenómenos raros en su
presencia. Aún así debemos basar el caso de La
Doctrina Secreta estrictamente en sus méritos, y juzgarla con conocimiento
y sin prejuicios.
Sólo un método así puede ganar la
atención y el respeto de quienes se respetan a sí mismos y puede ayudar a
difundir en el mundo ese conocimiento que su autora y sus maestros querían
promover.
(Theosophist, octubre
de 1931, p.60-66 y noviembre de 1931, p.168-175)
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