Este
texto es parte de una ponencia que se pronunció el 12 de agosto de 1931 en Adyar
para la celebración del centenario del nacimiento de Blavatsky, y en morado añadí
mis comentarios.
«
Supongo que la forma en que se mira
al maestro a través del cual nos llegó la luz, la persona que nos condujo a los
pies del Maestro, es algo diferente a la manera en que se piensa de cualquier
otra persona. Es una relación única. Y probablemente todos sentimos algo de eso
cuando pensamos o hablamos de nuestra gran Fundadora, Madame Blavatsky.
En mi propio caso, las primeras
noticias de la Teosofía me llegaron (en esta encarnación) a través del libro
del señor Sinnett “El Mundo Oculto”,
pero por supuesto, todos sabíamos que fue a través de Madame Blavatsky que se
dio la información, que se abrió el canal.
Ya no quedamos muchos de nosotros
que la conocimos personalmente, un hecho bastante extraño porque después de
todo hace solo cuarenta años que ella dejó a un lado su cuerpo físico. Y sin
embargo, aquí en su propia sede en este momento supongo que no hay más de cinco
o seis que la recuerdan claramente. Y aquellos que la conocieron hablarán a
continuación.
¿Qué vamos a
decir de ella?
Ella era una persona
maravillosamente multifacética. Ciertamente eso es cierto de ella, como se dijo
poéticamente de Cleopatra: "La edad no puede marchitarla ni la costumbre
envejece su infinita variedad". Pero todos nos unimos, no solo en
sentimientos de gratitud y profunda devoción, sino también —los que la
conocimos— en un cariño personal muy fuerte, peculiarmente intenso. De hecho, ella
era una persona maravillosa en muchos sentidos.
(Aquí Leadbeater está
siendo muy hipócrita, porque frente los teósofos él aparentaba admirar y querer
mucho a Blavatsky, pero en privado el decía que Blavatsky estaba demente, ver link.)
Como lo escucharon del artículo del
Sr. Keightley, sus métodos con sus alumnos eran extraños. La instrucción que ella
nos dio fue claramente extenuante, pero a pesar de eso la amamos profundamente.
Fue casi curioso, porque debo admitir que algunas de las cosas que ella solía
decirnos venían con dureza y difícilmente las habríamos aceptado de cualquier
otra persona.
Si alguna otra dama se hubiera
dirigido hacia nosotros de la forma como Blavatsky lo hizo, hubiéramos levantado
el sombrero cortésmente y nos hubiéramos alejado para no regresar. Pero en el
fondo de nuestras mentes estaba la certeza de que ella tenía el conocimiento
que anhelábamos obtener y ella era la única persona de quien podíamos
obtenerlo. Por lo tanto soportamos todos sus arrebatos, considerando que
realmente tuvieran la intención de ayudarnos de alguna manera. ¡Y lo estaban!
El método fue arduo, pero sumamente efectivo.
Puedo testificar personalmente que
ella me cambió por completo en unas seis semanas. Y modificar toda la actitud
anterior de un hombre que ha tenido de la vida y hacer que mire todo de manera
permanente de forma muy diferente es una hazaña difícil de realizar.
Somos gente bastante convencional en
Inglaterra, y los más convencionales de todos son probablemente el clero; y yo
era entonces un joven coadjutor, sacerdote de la Iglesia de Inglaterra. Todos
tenemos nuestras peculiaridades; algunos sin duda lo suficientemente buenas,
otros quizás menos agradables.
A veces somos un poco dados a pensar
demasiado en nosotros mismos, y en cualquier caso (puedo hablar en nombre de la
generación joven de mi período) lo único que más detestábamos era que nos hicieran
parecer tontos en público.
Bueno, ella jugó con esa debilidad
sin tregua, hasta que nos llevó a una condición en la que ya no nos importaba
en lo más mínimo que ella nos hiciera quedar en ridículo. No quiero decir que
aprendimos a ocultar nuestros sentimientos, que fingimos que no nos afectaba
mientras sufríamos horriblemente internamente. Naturalmente esa fue una etapa
por la que pasamos, pero rápidamente la superamos y llegamos a una posición en
la que realmente ya no nos importaba.
Y por mí, nunca me ha importado
desde entonces; la cura fue permanente. Se necesita mucha fuerza para hacer que
un hombre se transforme completamente de esa manera.
Sobre todas las cosas, ella nos hizo
ver que la existencia es una Maya
[ilusión] y que por lo tanto importaba muy poco lo que nos sucediera en el
plano físico. Era karma pasado y era inútil preocuparse por eso en absoluto.
Ese es el verdadero punto de vista, pero al hombre medio le toma algún tiempo comprenderlo.
Lo acepta intelectualmente, pero hacer que en realidad no le importe en lo más
mínimo es difícil; pero eso fue algo que ella hizo por nosotros, y yo siempre
he estado agradecido por ello, aunque no puedo fingir que disfruté el proceso
en ese momento.
¿Quieren
recuerdos de ella?
Hace poco escribí un pequeño libro
titulado “Cómo la Teosofía vino a mí”
y en ese documento dediqué un capítulo a Madame Blavatsky.
Más de lo que puedo decirles ahora
se dice allí. Además, como ese libro fue la historia de mi conexión con la
Teosofía en esos primeros días, Madame Blavatsky impregna todo el volumen. Así
que encontrarán muchas anécdotas que ilustran sus métodos y su carácter en ese
librito.
Ella fue un personaje fuerte, muy
inusual, pero maravilloso, magnífico: en muchos sentidos, creo que inaccesible.
El tremendo poder que irradiaba era, por supuesto, el poder de los Maestros, o
de su Maestro especialmente. Recuerden que ella era una de esas personas del
Primer Rayo y el poder es su especialidad. Lo derraman siempre: fuerza, coraje,
determinación.
A veces era propensa a sentirse
bastante molesta cuando le hacían un ataque a su Sociedad, pero sin embargo,
nunca se desesperaba por ello. Siempre quiso repudiar cualquier acusación que
se le hiciera respondiendo de manera inmediata y completa. A menudo pensamos
que era inútil, pero resmas de papel estaban cubiertas con sus diatribas. Y en
ocasiones no se publicaron todos, porque muchos de estos ataques eran
absolutamente insignificantes y lo mejor era recibirlos con un desprecio
silencioso.
Pero esa no era la idea de Madame
Blavatsky. No es que ella quisiera devolver el golpe, lastimar a la persona,
pero quería arreglar las cosas. Tenía un gran sentido de la justicia. Ella
sintió que no se hizo justicia a la enseñanza teosófica, lo cual era
perfectamente cierto. Ella se presentó ante el mundo con la filosofía más
maravillosa que existe, y muchas personas simplemente la ridiculizaron y la
dejaron de lado, porque era una época muy materialista. Fue ella quien puso en
movimiento las fuerzas que nos rescataron de eso, lo que realmente cambió la
actitud mental de Europa y América sobre estos temas.
El trabajo de la Sociedad Teosófica,
su Sociedad, nunca ha recibido el crédito de la mayoría de la gente por la
mitad del resultado que ha logrado. Fue posteriormente ayudada, como sabemos,
por la organización que una vez la atacó amargamente, la Sociedad para la
Investigaciones Psíquicas. Y también fue ayudada por los pocos investigadores
realmente científicos que se interesaron por los fenómenos espiritistas. Pero
fue Madame Blavatsky la primera, y sólo ella, quien dio al mundo occidental un
sistema definido que resolvió sus problemas y explicó sus dificultades.
La actitud de este mundo ha cambiado
por completo durante mi propia vida, y eso se debe a Madame Blavatsky, quien
nos reveló la Sabiduría Antigua de todas las edades, la Doctrina Secreta. A
veces, naturalmente, estaba un poco impaciente a causa de nuestra torpeza,
porque todo el asunto era tan nuevo para nosotros; pero maravillosos fueron los
resultados obtenidos.
Hace no muchos días la conocí en su
nueva manifestación y le hablé de la conmemoración de este centenario de su
natalicio, pero me temo que ella no lo aprecia tanto como nosotros. Ella
aprecia el afecto y las buenas intenciones, pero es un poco despectiva por
“todo este alboroto”, como ella lo llama.
- “Te dije que
festejaras el día en que dejé el cuerpo físico”, me remarcó.
- “Bueno”, le contesté,
“debes dejarnos ser un poco humanos y celebrar también tu llegada al plano
físico”.
Entonces
me atreví a preguntarle si asistiría.
- "No, todavía
no".
(Aquí Leadbeater
continúa con la falsedad que él inventó de que él estaba en contacto con
Blavatsky —la cual según él— justo después de fallecer en 1891 había trasferido
su conciencia al cuerpo de un muchacho indio.)
Ella debe seguir su propio camino en
eso. Seguramente se ganó el derecho en esta nueva reencarnación a una vida de
reposo esta vez, porque la última encarnación que tuvo fue muy terrible debido
a que tubo un gran sufrimiento a causa que ella era más sensible que casi
cualquier otra persona, y a pesar de ello tenía que vivir en el mundo y
soportar la peor parte de muchos de los ataques más brutales y maliciosos.
De ella se dijeron cosas
absolutamente imposibles para su carácter, por ejemplo los ingleses la acusaron
de ser una espía rusa. Pero nadie en el mundo estaba menos capacitado para
actuar como espía ya que ella era excesivamente sincera y no podía retener nada
durante más de diez minutos y nunca dudó en expresar sus sentimientos con la
mayor franqueza.
En cuanto a sus puntos de vista, la
he escuchado decirle a una audiencia india que si Rusia reemplazara a
Inglaterra en la India, las cosas serían mucho peores incluso de lo que están
ahora.
- “Soy rusa”, dijo, “y
sé de qué estoy hablando; por eso les advierto que saldrían del sartén ardiente
para entrar directamente en el fuego".
Ustedes que nacieron en la India no
pueden darse cuenta de lo que la Teosofía significó para nosotros en Europa, y cual
fue para nosotros el valor del conocimiento que ella nos aportó. Parecía que se
nos explicaba toda la vida, como si una gran luz hubiera resplandecido en la
oscuridad, y nuestro entusiasmo era igualmente grande.
Ella dedicó su vida y gastó sus
fuerzas en dar ese conocimiento; de modo que está bien que los teósofos de todo
el mundo se reúnan para celebrar este centenario e intercambien estos amables
saludos y buenos deseos.
Todos ustedes escucharon el artículo
del Sr. Bertram Keightley. Me gustaría dar testimonio de la atmósfera que nos
rodeaba en esos días, aunque naturalmente él vio mucho más que yo, puesto que
él residía en la misma casa que nuestra gran Fundadora.
El Sr. Keightley cuenta de la
primera vez que vio a Madame Blavatsky (y fue en esa misma ocasión que también
tuve el honor de conocerla por primera vez) estaba sentado cerca de la puerta
porque llegó tarde y ella estalló sobre nosotros de la manera que él describe.
Cuando su artículo salga impreso, espero que todos lo lean y traten de
comprender la curiosa posición que hay en Europa al principio de las cosas: por
un lado las pequeñas dificultades con las que tuvimos que luchar, y por el otro
la tremenda ayuda y el poder que había detrás de Madame Blavatsky todo ese
tiempo.
Incluso si a veces ella abusó de
nosotros, la amamos y continuaremos haciéndolo a través de los siglos, porque
ese profundo afecto se encuentra entre los egos y no las personalidades. Ojalá
pudiera transmitirles una idea de todo lo que ella era para nosotros, pero no
se pueden expresar estas cosas con palabras. Hicimos todo lo que pudimos para
seguirla, y continuaremos siguiéndola, digan lo que digan otras personas. Somos
bastante indiferentes a todos los ataques escandalosos y malévolos contra ella,
ya que nosotros la conocimos y todavía la conocemos.
(Aquí Leadbeater sigue
siendo muy hipócrita porque él aparenta haber sido un discípulo de Blavatsky y
conocerla muy bien, cuando en realidad él nunca fue su alumno y solo convivió
muy poco con ella. Y a continuación abajo él vuelve con la mentira de que Blavatsky ya había
reencarnado.)
No es cierto decir que ella no se
interesa por los asuntos de su Sociedad, aunque repudia cualquier
responsabilidad por lo que le sucedió en su vida anterior. De hecho, en una
ocasión, hace catorce años, se dignó enviar un mensaje a una de nuestras Logias
el Día del Loto Blanco.
(Si leen esa nota y
han estudiado la teosofía original, se darán inmediatamente cuenta que en
realidad la elaboró el propio Leadbeater.)
A veces le decimos (porque ahora ella
tiene un cuerpo masculino):
- “Cuéntanos esto o
charla; hay puntos aquí en La Doctrina
Secreta que son bastante difíciles de reconciliar ".
A
lo que él responde:
- “No tengo nada que
ver con eso ahora; que pertenece a mi vida pasada, y no voy a retomarla".
Hermanos estudien su Doctrina Secreta que aunque es una
lectura muy difícil, pero sigue siendo la base y el comienzo de todo este gran
movimiento, y esta celebración del centenario en todo el mundo es una pequeña
parte de los resultados obtenidos.
(Ese consejo el propio
Leadbeater no lo siguió, ya que en la Doctrina
Secreta se especifica que Maitreya solo vendrá a la tierra al final de la
cuarta ronda, y no en pocos años como lo aseguraba Leadbeater.)
Ella fue valiente, contundente,
concentrada; estas eran características prominentes y permanentes, y su
devoción por su Maestro era algo muy maravilloso. Ella no era lo que se
llamaría una persona reverencial, de ninguna manera.
Tenía un gran odio por la hipocresía,
y por lo tanto mucho de lo que veía entre las personas religiosas en general la
molestaba. Contra todas sus manifiestas inconsistencias habló con vigor y
decisión. No siempre fue cortés en la elección de sus palabras, y a veces fue
demasiado discriminante en sus denuncias. Así que en general no se la podía
considerar como una persona de disposición reverencial.
Pero cuando hablaba de su Maestro,
su propia voz cambiaba y caía de inmediato en una actitud de la más profunda
reverencia. Recuerdo una ocasión en la que estaba en medio de una violenta
diatriba, y ocurrió un fenómeno muy sorprendente que ella tomó por la naturaleza
de una comunicación con su Maestro. En un momento todo su aspecto y actitud
cambiaron por completo. Ella se puso en marcha de inmediato.
- "¿Qué es? Estoy
lista," respondió a la presencia invisible.
¡Maravillosa concentración en un
solo punto! Ojalá todos pudiéramos tener la mitad de esa cualidad que ella
tenía, porque eso haría florecer el trabajo de nuestra querida Sociedad Teosófica
de una manera que apenas podemos imaginar ahora.
Así que sigámosla tan lejos como
podamos, humildemente y a distancia, por supuesto, porque ella estaba mucho más
evolucionada que nosotros hasta ahora. No solo la recordemos con gratitud, sino
que obedezcamos las instrucciones que nos dio y vivamos la vida teosófica. Y
haciendo eso erigiremos un verdadero monumento a su memoria de la manera como
ella más hubiera deseado. »
(Theosophist, octubre
de 1931, p.41-47)
OBSERVACIÓN
Este es un
ejemplo más del profundo cinismo de Charles Leadbeater quien adulaba a
Blavatsky en público e inventaba las mentiras de que ella ya había reencarnado
y que él estaba en contacto con ella, para así poder seguir manipulando a los
miembros de la Sociedad Teosófica de Adyar.
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