G.
Soobiah Chetty fue un miembro de la Sociedad Teosófica de Adyar y este texto es
parte de una ponencia que se pronunció el 12 de agosto de 1931 en
Adyar para la celebración del centenario del nacimiento de Blavatsky.
«
Amigos, les relataré algunos cuantos
incidentes que tuve con Madame Blavatsky de los que me acuerdo. A menudo HPB tuvo
un trato duro conmigo, pero lo soporté sabiendo lo que era.
1) Durante 1883 o 1884 yo solía
venir aquí a Adyar todos los días desde mi casa en Mylapore, pasar la noche y
salir temprano por la mañana.
Una noche cuando vine, ella estaba
sentada aquí. Ella tomó mi nuevo chaddar y a la mañana siguiente no me lo
devolvió. Al día siguiente lo había convertido en una blusa y se la puso.
¡Estaba muy contento y le agradecí el privilegio de usar mi ropa! Esa noche
habló con Bawaji, Damodar y conmigo sobre los Dugpas y Gelugpas tibetanos. Dos
días después me crucé con ella y ella se detuvo y me llamó. Yo llevaba un
turbante rojo. Ella tomó el turbante, lo arrojó y dijo:
- "Soobiah, espero que no
vuelvas a ponerte un turbante rojo".
2) Una mañana que estaba a punto de
irme, ella me dijo:
- "No te vayas, tengo un trabajo para ti”.
Me dio un montón de papeles para
copiar, doce hojas de papel, copié lo que se requería y se lo di. Ella lo miró,
pero de inmediato lo arrugó y lo tiró a la papelera, estaba furiosa. Entonces fui
a casa y a la oficina, pero no pude hacer mucho pensando en ese incidente.
A la una en punto me di cuenta de
que había escrito en ambas caras del papel. Así que me apresuré a copiar todo
de nuevo, escribiendo en un solo lado, y luego se lo di.
Ella
esta vez si lo aceptó y me dijo:
- "Supongo que
después de esto, Soobiah, no copiarás en ambos lados en caso de un asunto para
la prensa. Esta es una muy buena lección para ti y te hará sentir tu deber".
3) El tercer incidente fue este: yo
era el más joven de todos sus ayudantes de oficina y mis amigos me pidieron que
le hiciera una pregunta importante. Ese día ella estaba muy amable, por lo que
fue un buen momento para hacerle esa pregunta.
- "Señora",
le dije, "usted predica el control del temperamento, pero de vez en cuando
usted tiene arrebatos".
A
lo que ella me contestó:
- "Soobiah, esa es
mi pérdida y tu ganancia. Si no tuviera ese temperamento, ya debería haberme
convertido en un Adepto".
4) Ella fue a Ootacamund un verano y
envió a buscarme. Fui y me quedé siete u ocho semanas con ella allí, viviendo
en la misma casa. Un día vino a verla un caballero europeo y se lo anuncié.
Ella dijo:
- "No quiero verlo".
Como era un hombre de alto cargo, la
convencí de que lo viera. El hombre hizo preguntas impertinentes y ella lo
trató de manera similar. Cuando se fue, ella me dijo:
- "Será mejor que no me traigas más gente así. Solo vino a
examinarme y ridiculizarme. No me presente más a esas personas".
5) Otro día me dio cartas para
enviar.
- "¿Te queda algo de
dinero?" Ella preguntó.
- “Sí, 14 o 15 rupias”, le
contesté.
Ella me respondió:
- "No te queda nada. Debes haber gastado algo de tu propio
dinero. Te ves delgado; tu padre pensará que no te estoy cuidando como es
debido".
6) Una vez, cuando estaba en su
habitación por la noche, apareció el Maestro. Vi Su brazo materializarse cuando
le dio un papel.
7) Y otro incidente fue en relación
con mi casa en Mylapore. Una mañana cuando me estaba levantando, me llegó un
mensaje en donde me solicitaban que fuera a mi casa.
Ella dijo:
- "Tu padre te quiere, será
mejor que corras".
Descubrí que la madre de mi padre
había muerto apenas una hora antes. Dos días después Madame Blavatsky me
preguntó los detalles de la muerte. Ella pensó que su fallecimiento se había
debido por algo desfavorable que había en esa casa, por lo que ella sugirió que
mi padre y la familia abandonaran la casa donde vivíamos, pero mi padre no
quiso hacerlo.
Quince días después, volvió a
pedirle que abandonara la casa durante siete semanas o siete meses. No me acuerdo
bien del plazo. Mi padre una vez más se rehusó y el resultado fue que hubo
cuatro muertes en ocho meses en la familia. Finalmente mi padre accedió a alejarse,
y justo antes de salir de la casa, HPB dijo:
- "Esto es más
apropiado para ser una Iglesia Católica Romana que una residencia".
La casa tuvo que estar cerrada
durante unos años. Mi padre quería venderla a cualquier precio. Un día vino un
hombre y ofreció 10’000 rupias. Ni siquiera sabía a quién se lo había vendido.
Fue para un convento católico romano.
Un año o dos después fui a la casa para
verlo. La Dama Superior me mostró el lugar y me llevó al salón donde HPB había
dicho eso. ¡Y era una Capilla Católica Romana! Pero ella había fallecido un año
antes, así que no pude escribirle para contarle lo sucedido. »
(Theosophist, octubre
de 1931, p. 47-49)
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