LOS MALEFICIOS QUE GUY BALLARD LE ENVIÓ AL PRESIDENTE ROOSEVELT


 
Por Gerald B. Bryan
 
Es muy evidente por lo que ha sucedido antes que Guy Ballard (quien pretendía haber sido George Washington en una vida anterior) y su esposa tienen ciertas ambiciones incontenibles de ocupar la Casa Blanca y traer un "Nuevo Gobierno" a los Estados Unidos.
 
Sus métodos para instalarse allí sin duda no contarán con la aprobación de los actuales ocupantes de la Casa Blanca, ni tampoco con la aprobación de los estadounidenses realmente patriotas que creen en un gobierno representativo y no en una forma de hechicería.
 
A continuación se describe el plan de dictadura más fantástico sobre las vidas y libertades de otros jamás registrado en la historia de los Estados Unidos.
 
Durante cinco años, los "Decretos de muerte" generados por Guy Ballard se han lanzado día y noche en un esfuerzo por "destruir", "disolver" y "aniquilar" a cualquiera que interfiera de alguna manera con sus planes de introducir un tipo extraño de gobierno en América — un gobierno de los "Maestros Ascendidos" y sus "Amigos".
 
Los altos funcionarios del actual gobierno que podrían obstaculizar su camino hacia el poder, han sido especialmente señalados como sus víctimas en una extraña especie de brujería. Y como prueba de esto, citamos ahora uno de sus "Dictados del Personal" oficiales.
 
Estos dictados son muy privados y secretos, se advierte a los miembros del personal que nunca los revelen a un alma viviente y que los "mantengan bajo llave". El que se va a citar está en forma de mimeógrafo, fechado el 17 de agosto de 1938, y se titula: "Charla de Saint Germain con el Personal – Yosemite".
 
Y en ese documento se adjunta lo siguiente:
 
"Esto no ha sido editado y es para uso exclusivo del personal. Guárdelo cuidadosamente y bajo ninguna condición permita que nadie vea o incluso sepa que hubo dictados en Yosemite."
 
Este dictado en particular es en gran parte en forma de preguntas y respuestas:
 
Pregunta: "¿No podemos considerar a los individuos destructivos lo mismo que consideramos a las entidades desencarnadas en cuanto al libre albedrío?
 
Respuesta: "Sí, queridos míos, no tengan ningún escrúpulo de conciencia. Cuando un individuo se ha vuelto totalmente destructivo, sería mil veces mejor hacer la llamada y sacarlo del cuerpo.
. . .
Creo que sería muy prudente no dejar nunca que se sepa que tienen dictados aquí, o incluso referirse a sus dictados privados bajo ninguna circunstancia porque así no existe el deseo de apoderarse de ellos.
 
Y tengan mucho cuidado —todos ustedes— al referirse abiertamente a Roosevelt o a la Sra. Roosevelt por su nombre.
 
Asegúrense de no hacerlo porque si estas fuerzas siniestras logran controlar lo suficiente a personas en el gobierno, podrían levantar cargos para interferir con este trabajo desde el punto de vista del gobierno".
 
Pregunta: "Debemos tener cuidado con lo que decimos en las habitaciones porque alguien podría poner un instrumento para conseguir las conversaciones.
 
Respusta: "Ahora, por favor, todos los miembros del staff, tomen esa actitud firme, positiva y decidida de que nadie puede poner un instrumento en las habitaciones donde se encuentra".
 
 
¿Por qué los Ballard habrían tenido tanto cuidado de advertir a los miembros de su personal de que no se refirieran abiertamente a los nombres del presidente y su esposa?
 
¿Por qué tanto miedo a que se instale un dictáfono en sus habitaciones?
 
¿Por qué todo este secreto en la supuesta instrucción del "Maestro Ascendido"?
 
 
Les recordamos, como se muestra en el capítulo anterior, que estas personas durante muchos años han tenido planes para apoderarse de la Casa Blanca y quieren traer un "Nuevo Gobierno" a los Estados Unidos. Ellos no quieren ninguna investigación gubernamental de su culto. ¡Y menos que nada quieren un dictáfono en sus habitaciones de hotel para grabar una reunión como la que hicieron sobre el presidente de los Estados Unidos!
 
Esto me recuerda las anécdotas de alguna jungla aborigen donde los brujos realizan ritos y encantamientos para provocar la muerte de sus enemigos. Pero ahora registramos algo parecido aquí, es una actividad secreta de este culto que ha tenido lugar muchas veces en el apartamento de su hotel. No es una ficción extraña, ni sucedió en la África más oscura o en alguna otra tierra aborigen donde las prácticas del vudú todavía están de moda, pero sino que sucedido aquí mismo en la América civilizada, en Nueva York, Los Ángeles, Washington y en otras ciudades.
 
Por la noche, después de las reuniones de clase, los Ballard y su personal muchas veces se congregaban en un cónclave secreto en el apartamento del hotel de la Sra. Ballard.
 
Formaban un círculo alrededor de la habitación, y en la medida de lo posible, alternaban un hombre y una mujer. En el centro del círculo había un soporte o una mesa sobre la que se había colocado un cáliz o una copa dorada que contenía algunas baratijas y monedas de oro extrañas; seguramente con algún propósito mágico. Y sobre este cáliz se colocaba una lista de nombres. Era una "lista negra": ¡los nombres de las personas que querían que fueran destruidos!
 
Luego, todavía de pie en el círculo alrededor de la urna mágica con su lista de personas para ser dañadas, levantaban sus manos y las empujaban rítmicamente hacia adelante y hacia atrás como si empujaran algo lejos de sí mismos. Se suponía que esto representaba el poder destructor o cortante de la "Espada de la Llama Azul del Arcángel Miguel".
 
E invocando a sus diversos "dioses" y "diosas", emitían su decreto:
 
-      "¡Apriete en la cruz de la Llama Azul a todos los que se oponen a esta Luz!"
 
Luego, empujando nuevamente sus manos hacia adelante y hacia atrás con gestos apropiados hacia la "lista de muerte", llamaban en voz alta los nombres de Franklin Delano Roosevelt y Eleanor Roosevelt, y emitirían el decreto para:
 
-      "¡Blast! ¡Blast! ¡Blast! ¡Sus carcasas desde la cara de la tierra para siempre!"
 
~ * ~
 
Muchos pensarán que esto que les acabo de decir lo estoy inventando pero esto ha sido posteriormente confirmado por antiguos miembros del personal de Ballard quienes lo atestiguaron bajo declaración juramentada.
 
 
 
(Dictadura Psíquica en América, capítulo 34)
 
 
 
 
Observación de Cid
 
Los Ballard no solamente mandaron decretos destructivos hacia el presidente Roosevelt y su esposa, sino que también lo hacían con todas las personas que les desagradaban: gente que los criticaban, individuos que se alejaban de su organización, etc; y esto Gerald Bryan lo detalló en el capítulo 31 de su libro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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