DIFERENCIA ENTRE UN INICIADO Y UN ADEPTO

 
 
 
Aunque en el lenguaje cotidiano estas dos palabras se utilizan como si fueran sinónimos, Blavatsky explicó que en un sentido esotérico tienen grandes diferencias:
 
“Los iniciados seguramente vendrán en compañía de los dioses."
  (Sócrates)
 
[Mencionado por Platón en el Fedón, 69 C.]
 
En el primer número de la revista francesa Revue Théosophique, al comienzo de la hermosa conferencia impartida por nuestro hermano y colega, el académico-secretario-corresponsal de ST Hermès, el señor Papus, leemos en una nota:
 
« Designamos por el término Iniciado a cualquier investigador que posea los datos elementales de la Ciencia Oculta, y debemos tener cuidado de no confundir este término con el de Adepto, que indica el grado más alto de elevación al que puede llegar el Iniciado. Tenemos muchos Iniciados en Europa, pero no creo que haya un Adepto como los hay en el Oriente. »
(Nota 2, p.23)
 
 
Siendo yo ajena al genio de la lengua francesa, y sin siquiera tener a mano un diccionario de etimología, me es imposible decir si esta doble definición está autorizada en francés, salvo en la terminología de los masones.
 
Pero en inglés, y según el significado sancionado por el uso entre teósofos y ocultistas de la India, estos dos términos tienen un significado absolutamente diferente del que les da el autor; y con esto quiero decir que la definición dada por el Sr. Papus a la palabra Adepto es la que se aplica a la palabra Iniciado, y viceversa.
 
Y nunca hubiese pensado en señalar este error a los ojos de los teósofos, si no fuera porque en mi opinión amenaza con arrojar en la mente de los suscriptores de nuestra revista una fuerte confusión lamentable para el futuro, ya que emplear estos dos calificativos como yo lo hago en un sentido muy opuesto al que les atribuyen los masones y el señor Papus, sin duda daría lugar a malentendidos que deben evitarse a toda costa.
 
Por lo tanto primero pongamos orden en los términos que nosotros mismos utilizamos, si queremos que nuestros lectores nos comprendan. Y para ello detengámonos en una definición fija e invariable de los términos que usamos en teosofía; porque de lo contrario, en lugar de orden y claridad, solo traeríamos más confusión al caos de ideas que ya hay en el mundo de los profanos.
 
Sin conocer las razones que decidieron a nuestro erudito colega usar los términos antes mencionados de la forma como él lo hizo, me contento con detallarlo con respecto a los "Hijos de la Viuda" (los masones) quienes los usan en un sentido contrario de su significado verdadero.
 
 
 
Adepto
 
Todo el mundo sabe que la palabra Adepto proviene del latín adeptus, y este término se deriva de dos palabras: ad que significa "de" y apisci que significa "continuar" (sánscrito, âp).
 
Por lo tanto, un adepto es una persona versada en un arte o en cualquier ciencia, habiéndolo adquirido de una forma u otra. Y de ello se deduce que esta calificación puede aplicarse tanto a un experto en astronomía como a un experto en el arte de hacer comida, como un zapatero o un perfumista. Todos ellos son adeptos en un sentido amplio de la palabra.
 
 
 
Iniciado
 
En cambio es diferente para el término Iniciado ya que todo Iniciado debe ser un experto en lo oculto; y debe llegar a serlo antes de poder ser iniciado en los Grandes Misterios. Pero no todos los adeptos son siempre iniciados.
 
Y es cierto que los Iluminados usaban el término Adeptus al hablar de sí mismos, pero lo hacían en un sentido general, como por ejemplo en el séptimo grado de la orden del Rito de Zinnendorf. Así los términos Adoptatus y Adeptus Coronatus se usaron en el séptimo grado del rito sueco; y Adeptus Exemptus en el séptimo grado de los Rosacruces, aunque esta fue una innovación de la Edad Media.
 
Pero ningún verdadero Iniciado de los Grandes Misterios (ni siquiera de los Pequeños Misterios) es llamado en las obras clásicas Adeptus, sino Initiatus, en latín, y Epopt en griego.
 
Estos mismos Illuminati solo trataron como iniciados a aquellos de sus hermanos que estaban más instruidos en los misterios de su organización. Mientras que sólo los menos instruidos tenían como nombre: Mystes y Adeptos, ya que hasta ahora sólo habían sido admitidos en los grados inferiores.
 
 
Detallemos ahora el término "iniciar":
 
Digamos primero que hay una gran diferencia entre el verbo y el sustantivo de esta palabra. Un maestro introduce a su alumno en los primeros elementos de cualquier disciplina, una disciplina en la que este alumno puede convertirse en un adepto, es decir ser versado en su especialidad. Pero por otro lado, un seguidor de lo oculto es instruido ante todo en misterios místicos; después de lo cual, si tiene la suerte de no sucumbir durante las terribles pruebas iniciáticas, se convierte en un Iniciado.
 
Los mejores traductores de los clásicos traducen invariablemente la palabra griega Epopt con esta frase: "Iniciado en los Grandes Misterios"; pues este término es sinónimo de Hierofante, que significa "el que explica los misterios sagrados".
 
Initiatus entre los romanos era el equivalente del término Mystagôgos y ambos estaban absolutamente reservados para quien, en el Templo, iniciaba los misterios más elevados. Luego representó en sentido figurado al Creador universal, y nadie se atrevía a pronunciar esta palabra delante de un profano.
 
El lugar del "Initiatus" se posicionaba hacia el Oriente, donde estaba sentado con un globo de oro colgando de su cuello.
 
 
 
 
Las distorsiones hechas por los masones
 
Y los masones han tratado de imitar al Hierofante Iniciado en la persona de sus “Venerables” y Grandes Maestros de las Logias.
 
¿Pero el hábito hace al monje?
 
No, y es de lamentar que no se hayan limitado a esta única profanación.
 
El sustantivo francés (y también inglés) "iniciación" deriva de la palabra latina initium que significa comienzo, y los masones con más respeto por la letra muerta que mata, que por el espíritu que vivifica, aplicaron el término "iniciar" a todos sus candidatos y neófitos en todos los grados de la masonería, tanto el más alto como el más bajo.
 
Sin embargo, ellos sabían mejor que nadie que el término Initiatus pertenecía al quinto y más alto grado de la orden templaria; y que el título de Iniciado en los misterios era el grado 21 del capítulo metropolitano en Francia; así como la del Iniciado en los misterios profundos tal como indica el grado 62 del mismo capítulo.
 
Y a pesar de saber esto, ellos aplicaron incorrectamente este título sagrado y santificado por su antigüedad, a sus simples principiantes.
 
Pero yo os pregunto:
 
A pesar de esta y otras modificaciones que efectuaron los masones y que harían que un ocultista del Oriente las considerara como un verdadero sacrilegio, ¿es esta una razón para que los teósofos acepten su nueva terminología alterada?
 
La respuesta es no
 
 
Y nosotros discípulos de los maestros del Oriente, no tenemos nada que ver con la masonería moderna y occidental, ya que los verdaderos secretos de la masonería simbólica se han perdido, como muy bien lo demuestra el masón Jean-Marie Ragon.
 
La piedra angular, la piedra central del arco construido por las primeras dinastías reales de los Iniciados (mucho más antigua de lo que la gente se imagina) ha sido sacudida desde la abolición de los últimos misterios.
 
Esta piedra (o sea el conocimiento esotérico sobre el cual se fundó la antigua masonería) fue traída una vez más de los santuarios del Lejano Oriente, pero el acto de destrucción, o más bien dicho de estrangulamiento y asfixia iniciada por los Césares, fue finalmente completado en Europa por los Padres de la Iglesia, haciendo que la piedra sagrada original se resquebrajada y finalmente se hiciera añicos en mil pedazos.
 
 
¿A quién culpar de este crimen?
 
¿Será a los masones, especialmente los templarios que fueron perseguidos, asesinados y despojados violentamente de sus anales y estatutos?
 
¿O será a la Iglesia que habiéndose apropiado de los dogmas y rituales de la masonería antigua, quiso hacer pasar sus ritos plagiados como la única verdad y resolvió sofocar a la masonería?
 
 
Sea cual sea la respuesta, el resultado es que los masones ya no tienen toda la verdad, sin importar que echemos la culpa a Roma o al insecto Shermah del famoso templo de Salomón que la masonería moderna reclama como base y origen de su organización.
 
(Observación: Blavatsky explicó que según una tradición judía, las piedras que se usaron para construir el templo de Salomón, que en realidad es un símbolo alegórico aunque posteriormente fue tomado literalmente y se construyó un templo real, no fueron cortadas ni pulidas a mano por el hombre, sino por un gusano llamado Samis, creado por Dios para este propósito.
 
Y estas piedras fueron transportadas milagrosamente al lugar donde se iba a erigir el templo y luego cementadas por los ángeles que levantaron el templo de Salomón. Y los masones introdujeron al gusano Sami en su legendaria historia y lo llamaron "el insecto Shermah".)
 
 
Durante miles de años, el árbol genealógico de la ciencia sagrada que los pueblos tenían en común fue el mismo, ya que el templo de esta ciencia es UNO y está construido sobre la roca inquebrantable de las verdades arcaicas.
 
Pero los masones de los dos últimos siglos han preferido romper con él, (al igual que lo hicieron sus antecesores antiguos) y esta vez aplicando la práctica a la alegoría rompieron el cubo que se dividió en doce partes. Remplazando así la verdadera piedra por la falsa, y todo lo que hicieron con la primera, su piedra angular, ciertamente no fue según el espíritu que vivifica, sino según la letra muerta que mata.
 
Y esta vez la deformación del conocimiento genuino se hizo a sabiendas ya que los constructores tenían que saber el total de memoria, para ver las trece líneas o cinco áreas (esto se explica abajo en la nota 1).
 
¿Era de nuevo el gusano Samis (alias "el insecto Shermah") cuyas huellas en la piedra rechazada ya habían engañado a los "constructores del templo", que roían las mismas líneas?
 
 
¡Pero no importa!
 
 
Nosotros fieles discípulos de los maestros del Oriente, preferimos a todas estas piedras una piedra (o sea un conocimiento esotérico) que nada tiene que ver con todas las demás deformaciones que han hecho los masones.
 
Nos ceñiremos al eben Shetiyyah (que tiene otro nombre en sánscrito) que es el cubo perfecto que aunque contiene el delta o triángulo, reemplaza el nombre del Tetragrámaton de los cabalistas, con el símbolo del nombre incomunicable.
 
Y con mucho gusto les dejamos su “insecto” a los masones, aunque esperamos para ellos que la simbología moderna que avanza a pasos muy rápidos no descubra la identidad del gusano Shermah-Samis con Hiram Abif, lo que sería bastante vergonzoso para los masones.
 
Sin embargo, y tras reflexión, el hallazgo no dejaría de tener su lado útil y no carecería de un gran encanto, ya que la idea de un gusano que estaría a la cabeza de la genealogía masónica y que sería el arquitecto del primer templo de los masones (debido a que los masones dicen que su primer templo fue el Templo de Salomón) también haría de este gusano el "padre original" de los masones, y no haría de ellos que ser más apreciados por los darwinistas. (Aquí Blavatsky está siendo sátira)
 
Y esto los acercaría a la ciencia moderna que solo busca pruebas que puedan fortalecer la teoría de la evolución heckeliana.
 
¿Y entonces qué les importaría, después de todo, una vez que perdieran el secreto de su verdadero origen?
 
 
Que nadie se oponga a esta afirmación que es un hecho bien establecido. Y me permito recordarles a los caballeros masones que lean esto, que con respecto a la masonería esotérica, casi todos los secretos han desaparecido desde Elias Ashmole y sus sucesores inmediatos. Y si buscan contradecirnos, les diremos, como Job: "Es tu boca la que te condena, no soy yo, y tus propios labios testifican contra ti" (xv, 6).
 
Nuestros mayores secretos fueron enseñados una vez en logias masónicas de todo el mundo. Pero sus grandes instructores y maestros perecieron uno tras otro; y todo lo que quedó inscrito en sus manuscritos secretos (como por ejemplo el de Nicolás Stone (2), destruido en 1720 por hermanos escrupulosos) fue incendiado y aniquilado entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII en Inglaterra y también en el continente europeo.
 
¿Por qué esta destrucción?
 
 
Algunos hermanos en Inglaterra susurran entre sí que esta destrucción fue el resultado de un pacto vergonzoso entre ciertos masones y la Iglesia.
 
Un gran cabalista anciano acaba de morir hace poco, y cuyo abuelo, un famoso masón, era un amigo íntimo del Conde de Saint-Germain, y cuando este último fue enviado a Inglaterra en 1760 por Luis XV para negociar la paz entre los dos países. El Conde de Saint-Germain dejó en manos de este masón ciertos documentos sobre la historia de la masonería, que contienen las claves de más de un misterio incomprendido.
 
Lo hizo con la condición de que estos documentos se convirtieran en la herencia secreta de todos aquellos de sus descendientes que serían masones. Pero estos documentos solo beneficiaron a unos pocos miembros de esa familia y ya no beneficiará a nadie más en Europa, porque antes de la muerte del padre masón, los preciosos documentos fueron confiados a un oriental hindú, cuya misión fue entregarlos a cierta persona que vendría a recogerlos a Amritsar (la ciudad de la inmortalidad).
 
Y también se dice en secreto que el famoso fundador de la Logia de los Trinosophers, J.M. Ragon, también fue iniciado en Bélgica en muchos secretos por un Oriental, y hay quienes aseguran que supo en su juventud de Saint-Germain, y esto quizás explicaría por qué el autor del “Tuileur général de la Franc-maçonnerie” o Manual del Iniciado, afirmó que Elijah Ashmole fue el verdadero fundador de la masonería moderna.
 
Sin embargo nadie sabía mejor que Ragon el alcance de la pérdida de los secretos masónicos, como él mismo lo expresó:
 
-      "Está en la esencia y en la naturaleza del masón buscar la luz en donde crea que puede encontrarla", anuncia la circular del Gran Oriente de Francia. “Pero mientras tanto”, añade, “le damos al masón el glorioso título de hijo de la luz y lo dejamos envuelto en tinieblas”. (3)
 
Entonces, si así como lo sospechamos, el señor Papus a tomado la definición de los Iniciados y de los Adeptos a partir de lo que dicen los masones, él está equivocado.
 
La teosofía no inventó nada, no dijo nada nuevo, sólo repite fielmente las lecciones de la más alta antigüedad. La terminología introducida hace quince años en la Sociedad Teosófica es la verdadera, porque en cada caso sus términos son una traducción fiel de sus equivalentes sánscritos, casi tan antiguos como la última raza humana.
 
Y esta terminología no podría cambiarse en este momento, sin correr el riesgo de introducir en las enseñanzas teosóficas un caos tan deplorable como peligroso para su claridad.
 
Recordemos especialmente estas muy verdaderas palabras de Ragon:
 
« La Iniciación tuvo a la India como cuna. Precedió a la civilización de Asia y Grecia, y al pulir las mentes y las costumbres de los pueblos, sirvió de base para todas las leyes civiles, políticas y religiosas.
 
La palabra iniciado es lo mismo que dvija, el Brâhme "nacido dos veces". Es decir que se consideraba que la iniciación era el nacimiento hacia una nueva vida, o como dice Apuleyo, es “la resurrección a una nueva vida, novam vitam inibat. (4) »
 
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Pero aparte de esto, la conferencia del señor Papus sobre el sello de la Sociedad Teosófica es admirable, y la erudición que muestra en ella es muy notable. Los miembros de nuestra Fraternidad le deben nuestro más sincero agradecimiento por sus explicaciones tan claras e interesantes.
 
 
H.P. Blavatsky.
Londres, marzo de 1889.
 
 
 
 
 
NOTAS
 
1. Este total está formado por un triángulo isósceles biselado (tres líneas), siendo el borde del cubo la base; dos cuadrados biselados en diagonal, cada uno con una línea perpendicular al centro (seis líneas); dos líneas rectas en ángulo recto; y un cuadrado biselado diagonalmente (dos líneas); total 13 líneas o 5 superficies del cubo. (Blavatsky)
 
2. Esto es lo que la Encyclopaedia of Freemasonry de Mackey (1929), vol. II, p.970, dice al respecto:
 
« Este manuscrito ya no existe, habiendo sido uno de los que fue destruido en 1720, por unos hermanos demasiado escrupulosos. El hermano Preston (edición de 1792, p.167) lo describe como “un antiguo manuscrito que fue destruido junto con muchos otros en 1720, se dice que estaba en posesión de Nicholas Stone, un curioso escultor de Inigo Jones''. Preston da sin embargo un extracto del mismo en el que se detalla el cariño que tenía Saint Alban por los masones, los salarios que les daba y la Carta que obtuvo del Rey para celebrar una Asamblea General.
 
Anderson (Constituciones, 1738, p.99) quien llama a Stone el Guardián de Iñigo Jones, insinúa que él escribió el manuscrito y lo da como autoridad para una declaración de que en 1607 Jones tenía las Comunicaciones Trimestrales. El extracto hecho por Preston y la breve referencia de Anderson es todo lo que queda de este manuscrito. » (Boris de Zircoff)
 
3. Libro “Curso de filosofía”, p.59-60. (Blavatsky)
 
4. Aunque estas palabras no pueden ubicarse en el texto latino de las Metamorfosis de Apuleyo, lo más probable es que lo que se quiere decir sea el pasaje del Libro Xl, xvi (ed. De Helm), que dice en partes: “qui vitae praecedentis innocentia mérito fideque. . . ut renatus quodam modo statim. . . ” y que al español significa “ aquel que ganó por razón de la inocencia (irreprensibilidad) de su vida anterior una especie de resurrección, etc. ” (Boris de Zircoff)
 
 
(Esta carta se publicó por primera vez en la revista francesa La Revue Théosophique, París, Vol. I, No. 2, 21 de abril de 1889, p.1-8, con el título "Signal de danger". Y luego en los Blavatsky Collected Writings XI, p.170-185)